Bombas Atómicas
Las investigaciones sobre energía nuclear, permitieron la construcción del más adelantado dispositivo de destrucción
masiva desarrollado a finales de la guerra: la Bomba Atómica. Se emplearon tres de ellas, la primera utilizada en
Hiroshima fue llamada Little Boy, la segunda que destruyó Nagasaki, fue bautizada Fatman, la tercera se lanzó contra
la Refinería de Petróleo Japonesa en Tsuchizaki, cerca a Akita, el 14 de agosto de 1945.
Desde antes de 1945, se sabía que si los estadounidenses no fabricaban la bomba, lo habrían hecho los alemanes
quienes, se suponía, estaban trabajando en ello desde antes de esa fecha. Las plantas de agua pesada fueron el
preludio de lo que podría haber sido el desarrollo del arma atómica alemana que habrían cambiado el curso de la
guerra.
Little Boy
La bomba Little Boy pesaba 4500 Kgs y medía 71 cm de diámetro por 3 metros de largo. Era del tipo "cañón" en la
cual una pieza de Uranio-235 era disparada contra otra pieza en forma de taza produciendo la reacción en cadena.
Little Boy
Estructura interna de la bomba Little Boy
Proyecto Uranio
El científico alemán Otto Hahn descubrió en 1938 que era posible la fisión nuclear. El hallazgo del físico, corroborado
en Suecia por su colega y amiga la Doctora Lise Meitner y el sobrino de ésta Otto Frisch, fue publicado en la revista
científica "Die Naturwissenschaften" y causó revuelo en todos los círculos científicos del mundo. El 29 de abril de
1939, Otto Hahn daba una conferencia en la ciudad de Washington disertando sobre la reacción en cadena que
desataba la fisión de un átomo. Para ese entonces, los políticos no se percataron de lo que significaba el
descubrimiento del doctor Hahn, pero en Alemania, siendo una autarquía, inmediatamente fue suspendida la
exportación de uranio y fue nombrada una comisión para investigar la utilidad práctica de la teoría del Doctor Hahn.
Dr. Otto Hanh descubridor de la fisión nuclear
Cinco meses después, el Departamento de Producción de Armamento de la Wehrmacht, creó el Proyecto Uranio con el
propósito de investigar las posibilidades de emplear la reacción en cadena de una fisión nuclear, en armas explosivas
con un poder, hasta entonces inimaginable para los militares.
El proyecto fue encargado a los doctores Kurt Diebner y Erich Bagge. Diebner fundó el Instituto de Física Kaiser
Wilhelm y llamó al doctor Otto Hahn y a otros científicos, entre ellos, Werner Heisenberg, Paul Harteck y Carl Friedrich
von Weizsäcker, para que se incorporaran al programa. Los laboratorios de Berlín estarían a cargo de von
Weizsäcker y Wirtz, mientras que Heisenberg dirigiría el instituto en Leipzig. Un tercer equipo conformado por
personal de la Luftwaffe realizaría sus investigaciones en Berlín-Gattow.
Como los progresos en el desarrollo del arma nuclear eran muy lentos, la Wehrmacht exigió mejores resultados
considerando que el dinero que se gastaba en esa investigación, era necesario para otros proyectos de armamento
que sí estaban produciendo resultados inmediatos, como los cohetes y el motor a reacción, por ejemplo. Pese a la
amenaza de que el Proyecto Uranio podría ser cancelado, los científicos siguieron trabajando, hasta que en marzo de
1942 un prototipo de reactor explotó. Albert Speer fue convencido por los científicos para mantener el proyecto y le
inyectó nuevos recursos, pese a que la economía de guerra impuesta por el propio Speer, recomendaba que era
necesario recortar los gastos no productivos.
Durante el año 1943, los bombardeos aliados hacían peligrar las instalaciones del proyecto y se vieron obligados a
mudar los laboratorios a lugares más seguros. Pese a los esfuerzos, los trabajos no avanzaban. Poco después,
Walther Gerlach tomaba la dirección del proyecto y con un presupuesto muy reducido se establece en los sótanos de
una iglesia en Haigerloch, en especial como precaución para no caer en manos de los rusos quienes se acercaban
peligrosamente a Berlín. En esos momentos, todo indicaba que las posibilidades de cambiar el destino de la guerra,
eran prácticamente imposibles. Más por desesperación, que por creer en el proyecto, Hitler tenía la esperanza que
pronto surgiera un arma maravillosa y salvadora del Proyecto Uranio.
Instituto Kaiser Wilhelm de Berlín
En 1945, cae Berlín y los aliados occidentales capturan a los científicos alemanes del Proyecto Uranio. Otto Hahn,
Max von Laue, Walter Gerlach, Werner Heisenberg, Paul Harteck, Carl Friedrich von Weizsäcker, Karl Wirtz, Erich
Bagge, Horst Korsching y Kurt Diebner son detenidos y enviados a Farm Hall en Inglaterra. Entre los materiales
incautados, los estadounidenses envían a Estados Unidos 1200 toneladas de Uranio-235, un isótopo inestable del
uranio.
Los científicos alemanes, fueron mantenidos juntos para secretamente grabar sus conversaciones, las que luego de
ser transcritas eran enviadas al general estadounidense Leslie R. Grove, director militar del Proyecto Manhattan.
Cuando Estados Unidos lanza las bombas atómicas en Japón, los custodios británicos le permiten al Dr. Hahn
escuchar las noticias que dan a conocer las explosiones, primero en la ciudad de Hiroshima y luego Nagasaki.
Horrorizado, Hahn se lo comunica a los otros científicos haciendo cada uno de ellos los comentarios que fueron
grabados también. Sus conversaciones iniciales eran de descrédito, pensando que se trataba de noticias forjadas,
pues según las teorías que ellos manejaban, se hubieran requerido más de 10 toneladas de uranio para producir tan
devastadoras explosiones. Hahn, sintiéndose culpable por haber descubierto la fisión atómica, cae en una profunda
depresión causando la preocupación de sus compañeros.
El agua corriente, contiene agua pesada en una proporción de 1 parte en 10.000. Ambas pueden ser separadas
mediante procesos continuos de electrólisis, pero se requieren grandes cantidades de energía eléctrica, cuya fuente
debe encontrarse cerca al suministro de agua. Los alemanes la tenía en la hidroeléctrica en la ocupada Noruega e
instalaron una planta procesadora en ese mismo lugar. En 1934, la empresa noruega, Norsk Hydro ASA, construyó la
primera planta de agua pesada en el pueblo de Notodden, condado de Telemark. Los aliados sabían que el agua
pesada se puede utilizar en un reactor que les podría servir para fabricar plutonio y usarlo para fabricar una bomba
atómica. Los británicos le comunicaron a la resistencia noruega que el agua pesada se estaba utilizando en la
maquinaria de guerra de los alemanes, pero sin decirles cómo se estaba empleando. Los noruegos sabotearon la
fabricación y en consecuencia el suministro de agua pesada fue sólo la mitad de la que necesitaban. Para aumentar
la producción se hubieran requerido enormes cantidades de energía eléctrica, que Alemania no tenía debido a las
restricciones que el estado de guerra imponía.
Los alemanes necesitaban el agua pesada, porque para experimentar la fisión nuclear es necesario moderar la
reacción en cadena evitando que se convierta en una explosión. Pero, también se puede construir un reactor nuclear
que puede ser usado, por ejemplo, para generar electricidad. Según las grabaciones de Farmer Hall, los científicos
alemanes no hicieron cálculos sobre la masa crítica y eso puede ser la evidencia que les hizo pensar, que Heisenberg
y su equipo no tenían la menor intención de fabricar una bomba atómica. A mediados de 1942, Albert Speer le
preguntó a Heisenberg si podía construir la bomba en nueve meses y Heisenberg pudo responderle con toda
convicción que no, porque no sabía qué cantidad de material fisionable se requería. La mejor respuesta que alguna
vez pudo dar, fue que eran entre 10 kilos y varias toneladas. Es posible que Heisenberg estuviera respondiendo con
absoluta sinceridad.
Pensar que Heisenberg no sabía que la fisión atómica podría ser usada en una bomba, sería dudar del intelecto del
científico. Heisenberg, tenía que saber el comportamiento del Uranio-235 con neutrones no controlados. Con los
ciclotrones de París y de Copenhague el podría haber producido una pequeña cantidad de Uranio-235. De hecho, los
alemanes trataron de llevarse a Alemania el ciclotrón francés, pero los franceses lograron impedirlo mediante una
argucia. Por las grabaciones, parecía que los diez científicos estaban sorprendidos con la noticia, pues no se
explicaban cómo era que en Estado Unidos habían construido una bomba. Que los científicos alemanes, pudieron
construir la bomba, fue confirmado semanas después, cuando en una conversación hablaron sobre una teoría
elaborada por Rudolf Peierls y Otto Frisch en 1940. Ellos estimaron que la cantidad de Uranio-235 necesaria era de
20 kilos, cifra que es aproximadamente correcta con los neutrones desacelerados por muchas colisiones debido a un
moderador. Como conclusión, los científicos estadounidenses determinaron, que todo parecía indicar que los
científicos del Proyecto Uranio, jamás trabajaron para fabricar una bomba atómica, sino que querían construir un
reactor atómico para generar electricidad.
Según dijo el propio Heisenberg en 1948, trabajaron en el Proyecto Uranio para salvar la vida de los jóvenes científicos
alemanes cuyo trabajo sería muy útil para el período de la posguerra. En 1941, Heisenberg fue a visitar a Niels Bohr
en Suecia y cuando Bohr fue a trabajar al Proyecto Manhattan, le dijo a Oppenheimer que Heisenberg le había hablado
sobre una bomba atómica, sin embargo, Bohr hizo un dibujo de memoria, del gráfico que le mostró Heisenberg, y más
bien parecía un reactor nuclear con muchas varas de control.
El gobierno británico ocultó las grabaciones hechas en Farm Hall durante medio siglo. Se dice que el gobierno alemán
solicitó que las conversaciones se mantuvieran en secreto, tal vez porque sentían temor sobre lo que se podría haber
dicho en ellas. En 1990, miembros de la Royal Society exigieron la publicación del contenido de las grabaciones y
recién entonces fueron hechas públicas