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HISTORIA INSTITUCIONAL ARGENTINA

UNIDAD I
1.1 La organización institucional de España para América
durante de la Colonia.
La Organización Institucional de América Colonial.

I- El Imperio Español.

Durante la época colonial, fue España una monarquía


absoluta más o menos a la manera que lo eran todos los
Estados europeos en los siglos XVI y XVII. Nadie discutía
entonces el derecho divino de los reyes a gobernar a los
pueblos, ni su obligación de hacerlo conforme a los
dictados de Dios, ante quien únicamente debía rendir
cuenta de sus actos.

Sin embargo, el absolutismo de los monarcas de la Casa


de Austria fue temperado por tradiciones seculares de
independencia, arraigadas en lo más profundo del alma
española. Unos más y otros menos, esos monarcas
respetaron hasta donde les fue posible los fueros de las
regiones y de las Cortes. De aquí que la monarquía
española de los Austria no fuese un absolutismo
despótico, ni mucho menos centralizado en la forma que
generalmente se dice. La centralización comenzó, como
se verá, bajo el gobierno de los Borbones, que fueron los
que introdujeron en España los hábitos centralizadores
de Luis XIV de Francia.

Las instituciones coloniales no podían, pues, sino ser el


reflejo de las instituciones de España. De aquí que, en
lugar de una centralización absorbente, se observa en
ellas un cierto equilibrio entre las diversas autoridades y
organismos, equilibrio que no podía ser perfecto por
cuanto no se divulgaba aún el principio de la separación
de los poderes del Estado.

No siendo las posesiones de América propiedad de


España sino de sus reyes, éstos no vieron en ellas
colonias sino otros tantos reinos como los que poseían en
Europa.

Tanto estos reinos europeos (Castilla, Aragón, Navarra,


Valencia, Nápoles, Flandes, Portugal, etc.), como los
americanos (Nueva España, Nueva Castilla, Nueva
Toledo, Nueva Extremadura, Nueva Granada, etc.), tenían
como cabeza al monarca y formaban el imperio español.
Los reyes, para abreviar sus numerosos títulos,
llámaronse Dzreyes de las Españas y de las Indiasdz, y para
designar sus dominios empleaban en los documentos
oficiales la expresión Dzestos reinosdz.

Y fue tal el pie de igualdad en que trataron de mantener a


todas las partes de su vasto imperio, que a todas ellas las
gobernaron por medio de consejos: consejo de Castilla,
consejo de Aragón, consejo de Italia, consejo de Indias,
etc. Al mismo tiempo, tuvieron como representantes
directos a los virreyes.

De aquí que, tanto en lo administrativo como en lo


religioso, lo judicial y la administración local y
económica, los reyes de los siglos XVI y XVII se hayan
esforzado por reproducir en América las instituciones de
España, sin perjuicio de introducir en ellas las variantes
impuestas por las circunstancias.

II- Las Instituciones en España.


a) El Rey:

Como dijimos en las líneas anteriores, las colonias


españolas de América formaban parte integrante de la
monarquía española, y como tales estaban bajo la
autoridad inmediata del Rey. El rey de España era el jefe
de gobierno absoluto, es decir, no lo compartía con nadie,
y gobernaba, según creía, por derecho divino, o sea, por
voluntad de Dios. El rey, por lo tanto, no debía dar cuenta
de su gobierno al pueblo, que no lo ponía en el mando,
sino Dios.

A partir de los Reyes Católicos se fue implantando en


España el sistema de gobierno absoluto, en el cual la
voluntad del rey era la ley. Con Felipe II se implanta
definitivamente el absolutismo, y desde entonces
perduró a través de toda la época colonial. El rey tenía la
facultad de dar leyes (Reales Cédulas, Reales Órdenes,
etc.), declarar la guerra, hacer la paz, acuñar moneda y
también administrar justicia.

b) El Consejo de Indias:
Órgano consultivo perteneciente al sistema de consejos
de la Monarquía Hispánica, creado en 1524 para atender
los temas relacionados con el gobierno de los territorios
españoles en América, cuyo funcionamiento duró hasta
que, en 1834, resultó definitivamente suprimido.

Su origen estuvo en una sección especial del Consejo de


Castilla, que comenzó a funcionar por orden del
emperador Carlos V (Carlos I de España) en 1519. En
1524, ya se organizó como Consejo Real y Supremo de las
Indias (su verdadero nombre) y, en 1542, se
proclamaron sus primeras ordenanzas. En 1568, una
Junta Magna reunida para estudiar los asuntos que
habrían de ser competencia del Consejo de Indias puso
de manifiesto la multitud de cuestiones a que había de
hacer frente, y que finalmente se concretaron dejando
fuera los relacionados con Inquisición, Guerra y
Hacienda.

Inicialmente, estuvo formado por un presidente, un


canciller y un número de consejeros que varió a lo largo
del tiempo entre cuatro y diez, además de secretarios y
otros cargos administrativos. En principio, los consejeros
procedían del Consejo de Castilla, pero posteriormente
fueron nombrados directamente por el rey, quien en
algunos casos tuvo en cuenta la trayectoria americanista
de los personajes.

Las ordenanzas de 1571 establecían la necesidad de que


sus miembros se reunieran diariamente, elaborando sus
propuestas, conocidas como Ǯconsultasǯ, que el presidente
elevaba al rey, a quien correspondía la decisión final. Su
lugar de reunión habitual era el alcázar de Madrid,
aunque el presidente podía señalar el lugar específico en
cada caso.

A lo largo de sus tres siglos de existencia, el Consejo


adquirió y perdió numerosas competencias a causa de las
constantes reorganizaciones de la administración de los
asuntos americanos. Los temas relacionados con la
guerra y la justicia militar, los nombramientos de cargos
de relieve en la política indiana y de las altas autoridades
eclesiásticas (en virtud del derecho de Patronato) y la
administración de pagos fueron de su competencia
durante largo tiempo.

Para informarse del estado del gobierno en las colonias,


se realizaron por orden real inspecciones, a cargo de
visitadores en la que quedó de manifiesto la
extraordinaria complejidad del gobierno de las Indias, a
causa de la diversidad y dispersión de las fuentes de
información.

Para encauzar todo este material, se elaboraron unos


extensos cuestionarios oficiales que debían ser
cumplimentados por las autoridades regionales y locales
de los virreinatos. Estos especialmente a temas referidos
a la geografía, la sociología, la demografía, la historia civil
y eclesiástica y la economía. Con ello se pretendía tener
los elementos básicos para ejercer un control efectivo del
espacio americano. Sin embargo, las respuestas fueron
muy desiguales y su utilidad final no alcanzó los objetivos
teóricos iniciales.

Otro de sus objetivos fue la permanente revisión del


extenso cuerpo legislativo que se iba acumulando desde
el inicio de la política indiana.
En síntesis, el Consejo de Indias tenía una autoridad
omnímoda, pues debía poner en práctica y vigilar el m 
m   

cumplimiento de las Reales Cédulas y Reales Órdenes


promulgadas por el rey, estando bajo su incumbencia
todo lo que ocurría en América.
c) La Casa de Contratación:

Organismo cuya función era controlar el comercio


español con sus colonias americanas. Estuvo en vigor
desde principios del siglo XVI hasta finales del siglo XVIII
(1790).

Esta institución fue fundada por los Reyes Católicos el 20


de enero de 1503, su sede fue, hasta 1717 (en que se
trasladó a Cádiz), Sevilla.

Esta institución nació con el propósito de controlar y


monopolizar todo lo relativo a las Indias, al Dztratodz y
Dzcontratodz, se decía, con las nuevas tierras descubiertas.

La Casa de Contratación, que en principio intentó


monopolizar el comercio con las nuevas tierras, se vio
desbordada por la rápida extensión del ámbito
americano y pasó a ser el órgano competente en la
inspección y control del movimiento de personas y
mercancías, tanto en el aspecto fiscal (pago de
impuestos), como en el técnico (cartas de navegación o
formación de pilotos).
Entre sus funcionarios destacaron tres oficiales al
servicio de la Casa: el factor, encargado de despachar y
organizar; el tesorero, que recibía mercancías y dineros;
y el contador o escribano, cuyo cometido era llevar los
libros para asentar todo lo que el factor despachara y el
tesorero recibiera.

Los diversos libros que debían llevar los oficiales eran: el


de asiento de salidas y entradas de bienes reales, el de
registro de material destinado a las flotas, el de compras
de materiales, el destinado a consignar los bienes de
difuntos habidos en Indias o en las flotas, el de asiento de
todas las cuentas que le remita el almirante y el de
registro de las licencias de pasajeros (que suponía una
determinada regulación del proceso de la emigración
española a las Indias).

Con el paso del tiempo, y a medida que el comercio con


América adquiría mayor complejidad, surgió la necesidad
de nombrar nuevos funcionarios, como el proveedor
general de la Armada, el correo mayor, el artillero mayor
y los visitadores de navíos.
Los oficiales de la Casa tenían también un cometido
jurídico, aunque referido sólo a los asuntos comerciales
relacionados con las Indias.
Otra de las funciones fundamentales de la Casa fue el
control y apoyo técnico a la navegación. Cualquier nave
que se dispusiera a cruzar los océanos debía solicitar la
correspondiente licencia y comprar las cartas de
navegación.

III- Organismos y autoridades de la administración


colonial en América.

a) Los Virreinatos:

Se estableció para representar a la monarquía en el


gobierno de los reinos situados fuera de los propios
límites fronterizos. Como la presencia del monarca era
indispensable en todos los reinos, y ante la imposibilidad
de cumplir con esta condición, se creó la figura del virrey
para cada uno de los territorios españoles en ultramar,
denominados virreinatos, con la función de representarle
en todos.
Este título se relacionó con América incluso antes de su
descubrimiento, ya que fue uno de los nombramientos
que se le concedieron a Cristóbal Colón a través de las
Capitulaciones de Santa Fe, firmadas por los Reyes
Católicos el 17 de abril de 1492 y confirmadas tras su
regreso del primer viaje en 1493.

En América hubo durante la época colonial cuatro


virreinatos:

El primero fue el de México o Nueva España, establecido


el 17 de abril de 1535 el emperador Carlos V nombró a
Antonio de Mendoza virrey de Nueva España y
presidente de la Real Audiencia de México. La
jurisdicción del virreinato novohispano llegó a incluir
desde La Florida y California hasta Panamá, y desde las
Antillas y parte de Venezuela hasta las islas Filipinas.

En 1542 se fundó el virreinato del Perú, cuyo primer


virrey, Blasco Núñez Vela, fue nombrado el 28 de febrero
de 1543, y su jurisdicción se extendió desde Panamá
hasta los actuales territorios de Chile y Argentina.
En 1717 se creó el virreinato de Nueva Granada, que fue
disuelto en 1723 y vuelto a crear, ya definitivamente, en
1739.

En 1776, finalmente, se creó el virreinato del Río de la


Plata. Estos dos últimos se formaron a partir de una
subdivisión del virreinato del Perú.

- Los virreyes:

Representaban al rey en América, estos funcionarios eran


elegidos entre los miembros de la nobleza española, y
solamente en casos muy contados fueron nombrados
para desempeñar el cargo personajes nacidos en América
(criollos). También accedieron a este cargo eclesiásticos,
especialmente arzobispos, que por lo general ocuparon el
puesto con carácter interino, mientras llegaba desde
España el nuevo virrey nombrado por el monarca.

El periodo del mandato virreinal dependía de la voluntad


regia, pero en varias ocasiones estuvo limitado a seis
años, reduciéndose posteriormente a tres, que podían ser
renovados. Una vez recibido el nombramiento, el nuevo
virrey se dirigía a Sevilla acompañado por sus familiares
y criados y allí terminaba los preparativos de su viaje,
que iniciaba cuando embarcaba en la nao capitana de la
Armada, en Sanlúcar de Barrameda o en Cádiz. El viaje
finalizaba con el recibimiento en la capital del virreinato
(México, Lima, Santa Fe de Bogotá y Buenos Aires,
respectivamente) y la consiguiente toma de posesión.

Las funciones que correspondían al virrey eran las


propias de su condición de alter ego del rey, y, por lo
tanto, fueron muy amplias; a pesar de ello, sus
atribuciones estaban oficialmente muy controladas y
limitadas y carecía de la independencia necesaria para
actuar con iniciativa propia.

Ocupaba el primer lugar en la estructura jerárquica de


los funcionarios de la administración indiana en todo lo
relacionado con el gobierno, la guerra y la Hacienda,
dentro del complejo entramado de jurisdicciones que
permitía que en numerosos casos el virrey se limitara a
refrendar las disposiciones de otras instituciones como la
audiencia, que actuaban con amplios márgenes de
independencia; en otras ocasiones se producía una
evidente confusión de funciones con los gobernadores y
capitanes generales que pertenecían a su área pero que
también podían actuar con autoridad propia en los
asuntos locales.

Todas las disputas relacionadas con las competencias


eran aprovechadas por la Corona con una intención
fiscalizadora de todos sus funcionarios, que
permanentemente debían rendir cuenta de sus
actividades.
Al mismo tiempo, el virrey estaba obligado a informar al
monarca de todos los asuntos importantes de su
gobierno, incluidos los de carácter religioso, y de
proponer las personas adecuadas para cubrir las
vacantes en numerosos cargos, que sólo podían
considerarse efectivos tras ser confirmados por el propio
rey.

Al finalizar su mandato, cada virrey estaba obligado a


entregar a su sucesor toda la documentación oficial
recibida durante este periodo, acompañada por un
conjunto de opiniones y recomendaciones personales
que constituían las llamadas instrucciones. Al final de su
gobierno eran sometidos a una inspección denominada
juicio de residencia.
Inicialmente, todos los virreyes debían pasar su juicio de
residencia (así como todos los demás altos funcionarios
reales) antes de que tomara posesión del cargo su
sucesor, pero en el siglo XVIII estos juicios se realizaban
una vez que había regresado a España. En este largo
proceso se analizaba el grado de cumplimiento de las
instrucciones recibidas a lo largo de su mandato y
durante seis meses se investigaba su labor, reuniendo
numerosa información a través de diferentes testigos.

Otra de las fórmulas empleadas por la Corona para


controlar a sus funcionarios, incluido el virrey en su
calidad de presidente de la audiencia, era a través de la
inspección conocida con el nombre de visita; efectuada
por un visitador, nombrado para el caso por el rey, tenía
como fin conocer los abusos cometidos por las
autoridades, proponiendo las reformas necesarias.

b) Las Capitanías Generales o Gobernaciones:

Eran cada una de las divisiones territoriales


dependientes de un virreinato (este fue el caso de Chile),
establecidas con el fin de lograr una mejor
administración, pero manteniendo su carácter
centralizado.

Estaba a cargo del capitán general como administrador


territorial de los asuntos militares. El título de capitán
general no estuvo reglamentado ni sus funciones fueron
las mismas en todos los casos.

Los presidentes de las audiencias gobernadoras podían


ser jueces o, en lenguaje de la época, Dzde capa y espadadz;
en este segundo caso fueron nombrados también
capitanes generales.

En principio, todos ellos estaban sometidos a la


autoridad superior del virrey, pero mantenían un amplio
grado de independencia en todos los asuntos que se
producían en los distritos de su jurisdicción, que en la
mayoría de los casos se resolvían en contacto directo con
la metrópoli.

Los conflictos por los agravios y las superposiciones de


las competencias fueron constantes, y originaron un
permanente enfrentamiento entre las diversas
autoridades que se consideraban con derecho a actuar
sobre un mismo territorio.
Sus responsabilidades estaban centradas en la seguridad
interna del reino, por lo que debía evitar las rebeliones
internas y defender las costas contra las invasiones que
pudieran llegar desde el exterior.

Al mismo tiempo, el gobernador, en su condición de


capitán general, estaba facultado para organizar
expediciones de conquista y facilitar con ello la
expansión y defensa de las fronteras; para cumplir con
esta función estaba obligado a tener permanentemente
abastecidos a los presidios y fortalezas de defensa. A él le
correspondía también ocuparse de todas las causas
criminales y civiles de los militares de su jurisdicción. Era
su título más independiente y autónomo.

El virrey asumía la calidad de capitán general del


virreinato para dar instrucciones a todos los capitanes
generales de su jurisdicción, que éstos estaban obligados
a cumplir (el virrey del Perú era el encargado de dar
órdenes al Capitán General de Chile, por estar nuestro
territorio bajo jurisdicción peruana).
Dada la importancia del comercio con la metrópoli, otra
de sus principales funciones era la de atender a las flotas
que llegaban y autorizar su salida.

c) La Real Audiencia:

Organismo colegiado (Tribunal de Justicia) integrado por


jueces, denominados oidores, que formó parte de la
estructura del gobierno colonial en la América hispana,
con la función de administrar justicia y actuar como
tribunales de apelación en las diferentes provincias.

En el orden jerárquico, ocupaba un lugar por debajo del


virrey, aunque mantenía un alto nivel de independencia.

Las audiencias establecidas en América estuvieron


formadas por un presidente y varios oidores, a los que
más tarde se añadió un fiscal.

Inicialmente, con el título de audiencias gobernadoras,


ejercieron el mando en las primeras áreas conquistadas,
antes de la formación de los virreinatos, y su principal
cometido fue reforzar la autoridad real frente al poder
que reclamaban los conquistadores, así como consolidar
el gobierno colonial tras un periodo inicial de formación.
En estos casos, desempeñaban al mismo tiempo la
función de gobierno y la de justicia.

El carácter colegiado se mantuvo de forma irregular,


concediéndose pronto todo el poder a su presidente, que
podía actuar también como capitán general, ocupándose
de los aspectos militares. Esta acumulación de poderes
permitió que algunos presidentes pudieran desempeñar
en sus áreas de jurisdicción unas funciones semejantes a
las de los virreyes.

El papel que desempeñaba la audiencia en su relación


con el virrey era fundamentalmente consultivo; su
asesoramiento se dirigía tanto al rey como al virrey y a
sus propios presidentes. Cuando la audiencia se reunía
para colaborar con el virrey en el gobierno, se formaba
una junta denominada Real Acuerdo.

Pero su función fundamental era la judicial, que le


permitía juzgar casos civiles y criminales, que tuvieran
que ver tanto con los funcionarios reales como por los
miembros de los cabildos.

Al actuar como máxima autoridad judicial, con


independencia del propio virrey, que incluso podía ser su
presidente, se crearon numerosos enfrentamientos entre
la máxima autoridad y los oidores, que en repetidas
ocasiones tuvieron que ser solucionados por el propio
monarca.

La audiencia también intervenía en los conflictos de


competencias, que se producían en una estructura de
gobierno tan compleja como la desarrollada por la
Monarquía Hispánica en sus posesiones americanas. En
esta complicada burocracia era frecuente que una
persona, con un oficio público concreto, tuviese
competencias al mismo tiempo en diferentes
administraciones, tanto si eran de gobierno, como de
justicia, Hacienda o Ejército.

Con relación a la Hacienda, la audiencia tenía la misión de


cuidar de los intereses de la Corona.
A la audiencia le correspondía también el gobierno del
virreinato en caso de muerte en activo del virrey.

d) La Real Hacienda:

Era el organismo que bajo la dependencia de la Casa de


Contratación y del Consejo de Indias, percibía y
administraba el dinero que entraba a las arcas reales en
las colonias.

Los encargados de tales funciones fueron los oficiales


reales.

Eran los tesoreros, los contadores y los veedores o


revisores, todos los cuales dependían de la real audiencia.

La política financiera de las colonias era regulada por un


jurista de real hacienda, formada por el gobernador, los
oficiales reales, el fiscal de la audiencia y un oidor.
Las cuentas debían remitirse periódicamente al Consejo
de Indias y a la Casa de Contratación.

e) Los Corregidores:

El corregidor tiene un papel poco preciso en la


administración local del Estado, pero ejerce un amplio
poder judicial, político y administrativo, que va más allá
del marco urbano al que su cargo aparece ligado.
Es uno de los más eficaces agentes del autoritarismo
regio; en su demarcación (provincia), entiende pleitos en
primera y segunda instancia, interviene en la designación
de diputados a Cortes y preside, con absoluta capacidad
de decisión, los ayuntamientos.

En el siglo XVIII su jurisdicción entró en cierta


competencia con la del intendente, cuyo cargo llevaba
anejo el corregimiento de la capital en la que habitaba.

A partir de 1766, el corregidor fue competente en


materia de justicia y policía, y el intendente en hacienda y
guerra.
En las colonias españolas, el corregidor era nombrado
directamente por el rey de una terna presentada por los
virreyes.

Sus funciones eran: hacer cumplir las disposiciones e


informar de los asuntos de su territorio a reyes y
virreyes, atender las obras públicas, cuidar de la
seguridad, regular el comercio y la edificación de templos
y conventos, y vigilar el buen trato a los indios, entre
otros.

En el siglo XVI se sustituyeron por los alcaldes mayores,


debido a los abusos cometidos por algunos y a su tiránica
administración.

f) Las Intendencias:

Para suprimir los abusos de los corregidores, y después


de la rebelión de Túpac Amaru, ocurrida precisamente
como protesta por los abusos cometidos por estos
funcionarios, el rey Carlos III implantó el régimen de
Intendencias.
También se crearon las Intendencias para descargar la
labor agotadora de los Virreyes y para disminuir los
grandes poderes de que gozaban.
Los intendentes tenían atribuciones judiciales,
administrativas financieras (cobraban los impuestos) y
militares.

En Chile, hubo dos intendencias (creadas en 1786):


Santiago (con jurisdicción desde Atacama al Maule) y
Concepción (Arauco).

g) Los Cabildos:

Organismos dedicados al gobierno de las ciudades de la


América hispana, de carácter colegiado.

Cada uno de ellos estaba organizado a partir de la idea


del gobierno comunal, ejercido por un conjunto de
vecinos elegidos por sus conciudadanos cabezas de
familia.
A partir de 1591, los cargos también podían ser
adquiridos a través del sistema de venta de oficios, hasta
convertirse en vitalicios y hereditarios.

Aunque variaban según la importancia de la ciudad,


generalmente se componían de dos alcaldes ordinarios,
seis regidores, que actuaban como consejeros, y un
número indeterminado de oficiales; los cargos de
alcaldes y regidores se elegían anualmente.

Había otros funcionarios auxiliares como: el fiel ejecutor


(que controlaba los precios, pesos y medidas de los
alimentos), el procurador (que representaba los
intereses generales de la comunidad), el alguacil mayor o
jefe de la policía urbana, el mayordomo o encargado del
tesoro, el escribano (encargado de las actas y de la
correspondencia), el alarife (urbanista de la ciudad, tenía
que trazar calles, acequias y demás obras) y el alférez
real (que portaba el estandarte del rey en procesiones y
otros actos públicos).

El control de este sistema de gobierno colegiado lo


ejercían los corregidores o alcaldes mayores, que eran
nombrados directamente por el rey o el virrey. Estos
corregidores no podían ser vecinos de la ciudad en la que
ejercían su cargo ni poseer tierras en ella o en su distrito.

Las funciones del cabildo eran muy amplias, ya que le


correspondía administrar los fondos propios, reunidos
de los impuestos municipales, y atender a todas las
necesidades del mantenimiento de la ciudad y sus
habitantes.

En el terreno económico, se ocupaba de establecer los


precios y la distribución de las mercancías, al tiempo que
vigilaba los pesos; toda la normativa relacionada con el
funcionamiento de la ciudad se daba a conocer por medio
de la publicación de las Ordenanzas, una vez aprobadas
por el rey.

El cabildo también estaba autorizado a repartir tierras


entre los vecinos y a administrar los bienes comunales,
propiedad del ayuntamiento y de uso de los vecinos.

Durante los primeros años de la vida de las ciudades, los


cargos del cabildo fueron ocupados por los
encomenderos, que posteriormente fueron sustituidos
por las elites económicas hasta convertirse en muchos
casos en monopolio de las oligarquías, cuyos
componentes se iban eligiendo entre sí un año tras otro.

Su funcionamiento se realizaba a través de sesiones


ordinarias y extraordinarias, que podían ser abiertas o
cerradas; en el caso de ser extraordinarias o abiertas
podía participar todo el pueblo.

En algunos momentos históricos la presión de los


ayuntamientos tuvo una gran importancia política, como
demostraron los levantamientos comuneros o los
propios inicios de la emancipación latinoamericana.

a 
   
En Enero de 1806, la escuadra al mando de Pophan
tomaba posesión del Cabo e inmediatamente aquél
disponía la invasión. El 25 de Junio los ingleses, en
número de 1.641 hombres, desembarcaban en Buenos
Aires y tomaban posesión del Fuerte, prometiendo al
pueblo bonaerense la libertad de sus derechos. El criollo
Juan Martín de Pueyrredón levantó al paisanaje, que,
aunque fue dispersado, demostró con su actitud que no
soportaría al invasor. Santiago Liniers, con 1.000
hombres, desembarcó en San Fernando, uniéndose el
contingente de los paisanos de Pueyrredón. El 12 de
Agosto atacó la ciudad y obtuvo un triunfo completo. El
ejército inglés se rindió.

El pueblo ofreció espontáneamente su concurso al


cabildo, formándose así, al calor de un sentimiento
nuevo, la milicia ciudadana, primer plantel del ejército
criollo. Se ordenó el alistamiento de todos los vecinos de
dieciséis a cincuenta años en el término de cuatro días, y
así se constituyeron cinco batallones de criollos. Los
españoles también formaron cuerpos de andaluces,
catalanes y gallegos, sumando las fuerzas para la defensa
unos 8.000 hombres.

El 28 de Junio de 1807 el General Whitelocke, al frente de


11.000 hombres, desembarcó a doce leguas de la ciudad,
y Liniers cometió el error de presentarle combate en
campo abierto, siendo completamente derrotado. Al
conocerse ese resultado, el alcalde Martín de Alzaga
fortificó la ciudad. El 5 de Julio atacaron los ingleses, pero
fueron completamente vencidos y obligados a capitular
gracias al concurso que en esta ocasión prestó todo el
vecindario.
Después de las invasiones inglesas todo se acelera. El
pueblo, hasta entonces vaga entidad, hace actos de
soberanía el 14 de Agosto de 1806 y el 10 de Febrero de
1807, como la designación del jefe militar en la persona
del héroe de la reconquista, el criollo Liniers, que era la
personificación de su gloria, mientras cierta fracción del
partido español reconocía por cabeza a Martín de Alzaga.
En tanto, el pueblo español se había levantado contra la
invasión francesa, y en todas partes se formaron ejércitos
y se constituyeron juntas de gobierno. En Julio de 1808,
la Audiencia de Buenos Aires conoció las cédulas de
exaltación al trono de Fernando VII y poco después se
recibió el pliego en que se anunciaba que Carlos IV había
declarado nula su abdicación. Liniers dirigió una m 
|





proclama al pueblo dando cuenta de los sucesos e


invitando al acto de proclamación y jura de Fernando VII.
Más la Junta Central que gobernaba en nombre del rey
cautivo dictó el 22 de Enero de 1809 la famosa real orden
en que se afirmaba que las colonias eran parte integrante
de la nación y la igualdad entre todas las provincias de la
monarquía, y por otro decreto se convocó a Cortes
generales con representación supletorio de América, que m 
 
    

fueron postergadas para el 11 de Marzo de 1810. En esa  



   






    

 
 
forma, la metrópoli buscaba el medio de tener atado a su !
 
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#"  $% 
destino la suerte de las colonias. El 25 de Mayo y el 16 de !& 
 
   
    
 ' "
(     
  
  
Julio de 1809 hubo dos importantes movimientos
revolucionarios: uno tuvo por escenario Chuquisaca y el
otro estalló en La Paz. El virrey Cisneros, nombrado por
la Junta Central en substitución de Liniers, se mostró
hábil gobernante. Disolvió la Junta de Montevideo, dejó a
los patricios en sus puestos, dictó el decreto sobre
comercio y estableció la instrucción primaria obligatoria.
Sin embargo, la revolución estaba en el ambiente y los
ánimos preparados para servirla. Cuando se conoció la
noticia de la caída de la última junta gobernante en m 
? "

  ! ) !
  ) *     
  + (
    
España, Cisneros se hizo cargo de la gravedad de la 


 
*   ,
  

situación. Saavedra y Belgrano solicitaron al alcalde Juan 



 
 

José Lezica, que era criollo, la reunión de un cabildo


abierto, éste transmitió la petición al virrey.
Äp     Cisneros convocó una reunión de
jefes en la fortaleza, con el objeto de pedirles su
adhesión; pero Saavedra manifestó que no debía
contar con él ni con los patriotas, pues el gobierno
que había dado autoridad al virrey ya no existía. Se
celebró una reunión de patriotas y se comisionó a
Castelli y a Martín Rodríguez para que exigiesen al
virrey la reunión de un cabildo abierto. Cisneros
concedió el permiso, ha celebrarse el día 22.
Äp a La plaza de la victoria estaba ocupada
por unos 600 hombres armados y encabezados por
French y Beruti, se agrupaban bajo el nombre la
Legion Infernal y pedían que se concretara la
convocatoria al cabildo abierto.
Äp  Casi todos los que asistieron al cabildo
abierto aprobaban la destitución del virrey
Cisneros, pero no se ponían de acuerdo en quien
debía asumir el poder y como. Castelli propuso que
fuera el pueblo a través del voto el que eligiese una
junta de gobierno; mientras que Saavedra era
partidario de que el nuevo gobierno fuera
organizado por el cabildo. El problema era que los
miembros de le cabildo, muchos de ellos españoles,
seguían apoyando al virrey.
Äp    Por la mañana el cabildo emitió un
documento donde se declara el cese del virrey en el
mando y que el mismo recae en el Excmo. Cabildo
hasta la erección de una junta que creara el mismo
cabildo en la manera que estime conveniente.
Äp    El Cabildo designo efectivamente una
junta de gobierno precedida por el virrey, el pueblo
expresó su descontento. Los patriotas se reunieron
en casa de Rodríguez Peña con el ánimo resuelto de
levantarse en armas. Por la noche, Saavedra y
Castelli se presentaron a Cisneros, quien firmó la
renuncia y lo mismo hicieron los demás miembros
de la junta.
Äp     El cabildo reunido aceptó las
renuncias. Una delegación presentó una petición
escrita, en la que se expresaba que la voluntad
popular quería el triunfo de la lista compuesta por
Cornelio Saavedra, Juan José Castelli, Manuel
Belgrano, Domingo Azcuénaga, Juan José Alberti,
Domingo Matheu, Juan Larrea, Juan José Paso y
Mariano Moreno. Esta fue la primera Junta de
Gobierno argentina.
PRIMERA JUNTA:

PRESIDENTE: Cornelio Saavedra.

SECRETARIOS

Juan José Paso Mariano Moreno m 


Y  

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šp Miguel de Azcuénaga
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šp Juan Larrea m 
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šp Domingo Matheu m  
 

Sin perder un momento, la Junta Gubernativa dispuso la


salida de una expedición de 1.150 soldados, al mando del
Comandante de Arríbeños, Francisco Antonio Ortiz de
Ocampo, con destino a las provincias del interior. Era
gobernador de la Intendencia de Córdoba el Coronel Juan
Gutiérrez de la Concha, que conjuntamente con Santiago
Allende y el General Liniers se aprestaron a resistir la
expedición libertadora que debía salir de Buenos Aires. El
obispo de aquella diócesis apoyó el plan
contrarrevolucionario. El deán Gregario Funes se opuso
resueltamente a prestarle su apoyo.

Cuando se tuvo noticia en Córdoba de la inminente


llegada de la expedición libertadora de Ocampo, los
realistas se disolvieron, dirigiéndose muchos de ellos
hacia el Norte con miras de reunirse a las fuerzas
españolas del Alto Perú. Pero el Mayor General Balcarce
alcanzó a los prófugos, haciendo prisioneros a Liniers,
Gutiérrez de la Concha, el obispo Orellana, el Coronel
Allende, el tesorero Rodríguez y el contador Moreno.
El 13 de Julio la Junta comunicó a la comisión del ejército
que debía desbaratar la conspiración de Córdoba,
haciendo prisioneros a sus promotores. Pero el 19 del
mismo mes la Junta alude ya al Dzejemplar castigodz a que
serían sometidos los revolucionarios de Córdoba. El
decreto sobre fusilamientos es del 28 de Julio.

El 26 de Agosto, en el lugar denominado Cabeza de Tigre,


fueron ejecutados Liniers y sus compañeros, con
excepción del obispo Orellana, en consideración a su
investidura.

Luego de la ejecución de Cabeza del Tigre, la expedición


libertadora siguió hacia el Norte y poco tiempo después
quedó bajo el mando de Balcarce y de Castelli, este último
como representante de la Junta.

En Cotagaita se produjo el primer choque de las fuerzas


realistas y las patriotas, el 27 de Octubre. Balcarce fue
rechazado en este encuentro, pero pudo rehacerse, y con
nuevos refuerzos recibidos de Jujuy, esperó en Suipacha
al ejército español, que estaba al mando de los generales
Córdova y Nieto. Los patriotas derrotaron
completamente al ejército español el 7 de Noviembre de
1810. Los generales Córdova y Nieto y el Intendente
Francisco de Paula Sanz fueron fusilados por orden de
Castelli, de acuerdo con las instrucciones de la Junta de
Buenos Aires.
El triunfo de Suipacha daba a los patriotas la posesión del
Alto Perú. El ejército de Castelli avanzó hasta el río
Desaguadero, que era el límite divisorio de los
virreinatos del Río de la Plata y del Perú. En la orilla
opuesta acampó el ejército de Goyeneche. El 13 de Mayo
se convino entre Castelli y Goyeneche un armisticio, que
Goyeneche violó, sorprendiendo en Huaquí al ejército
patriota el 20 de Junio de 1811, dispersándolo
completamente.

El desastre de Huaquí significó la pérdida del Alto Perú y


fue el punto de partida de una seria conmoción en el
gobierno revolucionario de Buenos Aires: la Junta
Gubernativa pasó a formar la Junta Conservadora,
constituyéndose entonces el primer triunvirato como m 
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poder ejecutivo.

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Los diputados de las provincias, encabezados por el deán


Gregorio Funes, diputado por Córdoba, y Felipe de
Molina, por Mendoza, pidieron su incorporación Dza la
juntadz, se pusieron de acuerdo con el Presidente
Saavedra, y éste apoyó la solicitud. Moreno se opuso
resueltamente a ello. En esta circunstancia se planteó la
disidencia fundamental. m 
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*   
   

 
    
El 18 de Diciembre se celebró una conferencia general a
la que asistieron los diputados provinciales y los
miembros de la junta Gubernativa. En ella, el deán Funes
expuso las razones que le asistían para justificar la
petición, afirmando Dzque los diputados se hallaban
precisamente a reclamar el derecho que les competía
para incorporarse a la Junta Provisional y tomar una
parte activa en el mando de las provincias, hasta la
celebración del congreso que estaba convocado; que este
derecho, además, era incontestado en los pueblos, sus
representados, pues la capital no tenía títulos legítimos
para elegir por sí sola gobernantesdz. Según constancia del
acta de la sesión, todos los vocales presentes impugnaron
la argumentación de Funes, aduciendo las siguientes
razones: lº, que en cuanto a la cuestión de derecho,
ninguno la consideraba aceptable, pues el fin de la
convocación de los diputados había sido el de celebrar un
congreso nacional; 2º, que los diputados no debían
incorporarse a la Junta, porque esta última era un cuerpo
de creación provisional Dzy el fin de éste debía ser el
principio del ejercicio de aquellosdz; 3º, que la cláusula de
la circular de 27 de Mayo invocada por Funes había sido
un rasgo de inexperiencia, que el tiempo Dzhabía
acreditado después enteramente impracticabledz, y que,
por otra parte, el título que traían los diputados decía
explícitamente que se les destinaba Dza formar un
congreso nacional y establecer en él un gobierno sólido y
permanentedz; 4º, Dzque el reconocimiento de la junta
hecho en cada pueblo subsanaba la falta de su concurso a
la instalacióndz.

Al procederse a la votación, todos estuvieron de acuerdo


con el deán de Córdoba y sólo votaron en contra los
secretarios Paso y Moreno.

La situación personal de Moreno era delicada; presentó,


pues, la renuncia del cargo de secretario de la Junta. Se
acababa de producir sin escóndalo una gran revolución:
con este episodio del 18 de Diciembre se inició la
anarquía argentina.

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Después de la renuncia de Moreno, quedaban en la Junta


y fuera de ella numerosos partidarios de las ideas del
patricio. La juventud entusiasta, dirigida por el fogoso
French, era de tendencias morenistas y hacía propaganda
política en la Gaceta, redactada por el doctor Agrelo.
Todos estos elementos se condensaron en un club
popular que se reunía en el café Dzde Marcosdz y llevaba
por divisa un lazo de cintas azules y blancas.
Desaparecido su jefe, estos morenistas más se lanzaron a
una lucha política de facción que a una continuación de
los principios fundamentales sustentados por Moreno.
Los saavedristas creyeron ver en este centro una
amenaza, y con el objeto de disolverlo fraguaron una
revolución, sin dar intervención y conocimiento a su jefe,
Cornelio de Saavedra. Con este propósito, a las once de la
noche del 5 de Abril, se reunieron en los Corrales de
Miserere personas del suburbio capitaneadas por el
alcalde Tomás Grigera. Los revolucionarios se dirigieron
a la plaza, donde los cuerpos de patricios, arribeños,
pardos y morenos apoyaron el movimiento.

Al amanecer, un diputado presentó a la junta la solicitud


en la que se pedía que los miembros de la misma Nicolás
Rodríguez Peña, Hipólito Vieytes, Miguel Azcuénaga y
Juan Larrea fuesen separados de ella. DzEl pueblo quiere -
decían los peticionarios - que en lo sucesivo no se
practique elección de algún representante suyo, ni se
ejecute variación substancial en la forma de su gobierno,
sin que ocurra con su expreso votodz. Pedían también que
fueran expatriados varios miembros del club del café de
Marcos y que el presidente de la Junta, Cornelio de
Saavedra, retuviese el mando de las armas. La junta
justificó este movimiento accediendo a la petición. El
desastre de Huaquí, ocurrido el 20 de Junio de 1811,
produjo en la segunda Junta Gubernativa un cambio
fundamental. El Presidente Saavedra partió para el Alto
Perú a inspeccionar las tropas: la Junta de Buenos Aires
envió a las provincias una circular participándoles el
nombramiento de Saavedra en comisión, ante las juntas y
cabildos del interior. A los ocho días del arribo de
Saavedra a Salta, se le notificó su separación del gobierno
y de la presidencia de la Junta. El 23 de Septiembre de
1811 se creó el triunvirato, que constituía el poder
ejecutivo. Estaba integrado por Feliciano Antonio de
Chiclana, Manuel de Sarratea y Juan José Paso. Los
miembros de la Junta Grande, en su Mayoría diputados
de las provincias, pasaron a formar la junta
Conservadora, representando el poder legislativo, que m 
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*
*


 *  
  

  
*  

dictó el Dzreglamento provisional". 
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Tal es la primera Constitución argentina pero no se


aplicó, pues elevada a la aprobación del triunvirato, éste
la pasó en consulta al cabildo. Este y el triunvirato
rechazaron el Dzreglamentodz propuesto por la Junta, y el 7
de Noviembre la Junta Conservadora fue disuelta.
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El triunvirato dictó el 22 de Noviembre el Dzestatuto 3  


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provisionaldz, que aseguraba la preeminencia casi 5
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despótico del gobierno y que en punto a la convocación
de una asamblea, la organizaba arbitrariamente,
debiéndose constituir con el cabildo de Buenos Aires, con
representaciones de los pueblos del interior, y además,
con un número considerable de vecinos de la capital.

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Hasta fines de 1811, argentinos y españoles luchaban en
campos adversos al amparo de la misma bandera.
Correspondió a Manuel Belgrano el honor de hacer
flamear por primera vez la bandera argentina, en las
barrancas de Rosario, el 27 de Febrero de 1812, con los
colores que había adoptado el cuerpo de patricios
durante las invasiones inglesas y que en la mañana del 25
de Mayo los patriotas volvieron a emplear. El Congreso
de Tucumán, en la sesión de 20 de Julio de 1816,
consagró la bandera azul y blanca como el emblema de la
nueva nación, cuya declaración y jura de la
independencia se hiciera el 9 de Julio, y en el año 1818 el
diputado por Buenos Aires, señor Chorroarín, propuso al
Congreso que fuese distintivo de la bandera de guerra un
Sol pintado en el centro de ella. El emblema del Sol es el
representativo de los incas.
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Después de la derrota de Huaquí (20 de Junio de 1811), m 
m
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Juan Martín de Pueyrredón fue encargado por el


gobierno de reorganizar el ejército del Norte que se había
replegado en la provincia de Salta. El jefe de las fuerzas
realistas, Goyeneche, que entraba triunfador en las
provincias del Alto Perú, se decidía a invadir la provincia
de Salta, poniendo al frente de un ejército de 3.000
hombres a Pío Tristán. Pueyrredón bajó hasta Tucumán,
y en el punto denominado de Yatasto se hizo cargo del
ejército patriota el General Belgrano, quien se dirigió
hasta Jujuy con 1.000 hombres. El Gobierno de Buenos
Aires, alarmado, ordenó al General Belgrano que
emprendiese la retirada y bajase hasta Córdoba con su
ejército, pero los tucumanos instaron a Belgrano para
que no los abandonase, y un contingente de caballería
gaucha se puso a sus órdenes.

La batalla de Tucumán, librada el 24 de Septiembre de


1812, fue dada contra las órdenes del Gobierno de
Buenos Aires y por desobediencia del General Belgrano.
Acentuamos esta incidencia porque la actitud de
Belgrano fue salvadora para la patria.

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El primer triunvirato perdió pronto la confianza y apoyo
popular. La noticia de la victoria de Tucumán, al llegar a
Buenos Aires, contribuyó a desprestigiar más al
Gobierno, que había ordenado al General Belgrano que
no trabara batalla. El descontento se hizo más evidente, y
el 8 de Octubre de 1812 estalló la revolución. En la
mañana de ese día se presentaron en la plaza de la
Victoria el regimiento de granaderos a caballo al mando
de sus jefes, San Martín y Alvear, el regimiento de
patricios y la artillería, e hicieron una solicitud en
nombre del pueblo, en la que se pedía la renuncia de los
triunviros, la designación popular de otros y la
convocación inmediata de un congreso general.

De tal suerte se organizó el segundo triunvirato,


integrado por Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y
Juan Alvarez de Jonte. Pocos días después, el 24 de
Octubre, el nuevo gobierno convocó al pueblo a
elecciones, que se hicieron conforme al principio del
sufragio universal.

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La Asamblea del Año XIII, también conocida como la
Asamblea General Constituyente del Año 1813, fue
convocada por el Segundo Triunvirato, en las Provincias
Unidas del Río de la Plata, que había accedido al poder en
octubre de 1812. El objetivo fue llamar a una Asamblea
que representase a los pueblos recién emancipados y que
se definiese el sistema institucional de las Provincias
Unidas del Río de la Plata. Aunque no logró contar con
algunos representantes del interior, esta Asamblea se
inauguró el 31 de enero de 1813.

El propósito era proclamar la independencia y redactar la


constitución del nuevo estado. Durante su transcurso, los
intereses sectoriales dividieron a los diputados, lo que
terminó con una postergación de la declaración de la
independencia. No obstante, durante esta Asamblea se
establecieron una serie de resoluciones importantes.

Resoluciones de la Asamblea

Äp Estableció el Escudo Nacional Argentino.


Äp Encargó la composición del Himno Nacional
Argentino.
Äp Dictó la libertad de vientres de las esclavas.
Äp Eliminó mayorazgos y títulos de nobleza.
Äp Libró a los indígenas de la obligación de pagar
tributo.
Äp Mandó a acuñar la moneda nacional.
Äp Abolió la Inquisición y la práctica de la tortura.
Äp Puso fin al tráfico de esclavos.
Äp Aprobó un estatuto reglamentario que reemplazaba
al Triunvirato por un Directorio unipersonal.
En relación con los esclavos, sus promotores anunciaron
que su primera medida sería la liberación de todos los
esclavos en el territorio nacional; eso provocó las airadas
protestas del Brasil, ya que muchos de sus propios
esclavos se fugaban hacia el territorio rioplatense. En
consecuencia se dictó sólo la ley de libertad de vientres:
se declararon libres los hijos de los esclavos nacidos en
territorio de las Provincias Unidas desde esa fecha. La
esclavitud se abolió definitivamente con la Constitución
Argentina de 1853.


"*0+ ,"

El estatuto de 1815 dejaba a las provincias en libertad


para organizarse institucionalmente, pero se hacía
necesario crear un gobierno nacional y reunir el
Congreso constituyente. Cada provincia eligió a sus
diputados, que se reunieron en Tucumán. Una de las
primeras cuestiones que debía tratarse era el
nombramiento de un director supremo, para consolidar
la autoridad del ejecutivo nacional. La elección recayó en
Juan Martín de Pueyrredón, siendo recibida con gran
satisfacción. La declaración de la independencia tuvo
efecto el 9 de Julio de 1816. En la sesión de ese día, el
secretario del Congreso formuló a los diputados la
proposición de Dzsi querían que las provincias de la Unión
fuesen una nación libre e independiente de los reyes de
Españadz.

Todos se pusieron en pie y contestaron por aclamación


que sí. Acto continuo se extendió el acta, en la cual el
Consejo declaró solemnemente que, Dzinvocando al Eterno
que preside el Universo, en nombre y por autoridad de
los pueblos que representaba, era voluntad unánime de
las provincias unidas de Sudamérica romper los violentos
vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar
los derechos de que fueron despojados e investirse del
alto carácter de una nación libre e independiente del rey
Fernando VII, sus sucesores y metrópoli; quedar en
consecuencia con amplio y pleno poder para darse las
formas que exija la justicia e impere el cúmulo de sus
actuales circunstancias".
Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y
ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al
cumplimiento y sostén de esta su voluntad bajo del
seguro y garantía de sus vidas, haberes y famadz.

a ( !""-"1"
"$ $!"*
Más de veinte días tardó en llegar a San Juan la noticia de
que en Buenos Aires una Junta de Gobierno había
reemplazado al virrey español Cisneros.
En 1810 esta provincia tenía alrededor de 12.000
habitantes. Desde 1776 formaba parte del Virreinato del
Río de la Plata y desde 1782 dependía -dentro de este
virreinato- de la Gobernación Intendencia de Córdoba del
Tucumán. En la provincia el gobierno estaba a cargo de
un Comandante de Armas. También funcionaba un
cabildo integrado por vecinos.

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El 17 de junio de 1810 llegó a San Juan una comunicación
de la Primera Junta.
En ella informaba sobre lo ocurrido en Buenos Aires.
También pedía que la provincia enviara un diputado para
que integrara la Junta Grande.

Casi al mismo tiempo, llegó una comunicación desde


Córdoba en la que las autoridades de la Gobernación
Intendencia pedían a los sanjuaninos que no
reconocieran al nuevo gobierno formado en Buenos
Aires.
Los miembros del Cabildo sanjuanino se tomaron unos
días para analizar esta difícil situación. Invitaron a los
abogados de la ciudad y se reunieron en las casas de
algunos cabildantes, mientras enviaban emisarios a
Mendoza para conocer la opinión de las autoridades
vecinas.
"0 $ 0
Los hombres que tenían a su cargo tomar una decisión
intentaron mantener el tema en secreto para no alterar la
paz provinciana, sin embargo el tema pronto fue
conocido. Algunas familias tomaron posición a favor de
una u otra postura y se formaron bandos aunque esto no
afectó la tranquilidad pública.
Cuentan algunos historiadores que cierta mañana en esos
días de junio de 1810 aparecieron clavados en algunas
esquinas de la ciudad unos cueros de carnero que, en su
parte del revés, tenían escrita la leyenda:

› 
 
   

Así, a pesar de la falta de una imprenta u otros medios,


los partidarios de la revolución expresaron públicamente
sus ideas.

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Ya no se podía esperar más tiempo para tomar una
decisión. Así fue que los miembros del Cabildo de San
Juan citaron a un Cabildo Abierto para el sábado 7 de
julio.
Las crónicas de la época cuentan que hubo ese día una
numerosa concurrencia y que se leyeron a los presentes
las comunicaciones que había recibido el Cabildo.

Luego de escuchar las opiniones de algunos asistentes,


finalmente la sociedad sanjuanina allí representada
resolvió apoyar el nuevo gobierno patrio. Aclararon, sin
embargo, que esta decisión no significaba desconocer la
autoridad de la provincia.

El lunes 9 de julio de 1810 se cumplió con el otro paso


solicitado por Buenos Aires. Por mayoría (en un total de
77 votos), Don José Ignacio Fernández de Maradona fue
electo diputado ante la Junta revolucionaria.

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El Cabildo Abierto era una reunión especial a la que los
miembros estables del Cabildo invitaban al resto de los
vecinos con el fin de discutir temas importantes para la
vida de la ciudad. De todos modos, no asistían todos los
habitantes, sino Dzla parte principal y más sana de la
poblacióndz. Es decir, que sólo participaban del Cabildo
Abierto los blancos que eran jefes de familia, tenían
propiedades y gozaban de prestigio social. No estaban
incluidos los artesanos, los empleados, los pulperos o los
pequeños comerciantes. Por supuesto tampoco asistían
los indígenas, negros, mestizos y mulatos.

0*'"003'0
En los tres años que siguieron a la Revolución de Mayo se
sucedieron distintos gobiernos en Buenos Aires. La
Primera Junta fue reemplazada por la Junta Grande y
después de ésta por los Triunviratos y luego por el
Directorio.
San Juan formó su primera autoridad patria en 1811, con
la Junta Subalterna que presidía don José Javier Jofré e
integraban Pedro del Carril e Isidro Mariano Zavalla. En
1812 el Triunvirato nombró a Saturnino Sarassa como
primer Teniente Gobernador de San Juan.
Con una u otra forma de gobierno, San Juan continuaba
dependiendo de la Gobernación Intendencia de Córdoba.

 "$"" 



En 1813 la guerra por la independencia atravesaba un
momento difícil. Chile había recibido refuerzos realistas
desde Perú y eso amenazaba las fronteras de las
Provincias Unidas del Río de la Plata.

El Segundo Triunvirato convocó a la Asamblea del año


XIII y allí se resolvió, para velar por la seguridad, crear
intendencias en las zonas de frontera. Una de ellas fue la
Intendencia de Cuyo, con su capital en Mendoza e
integrada por esa provincia, San Juan y San Luis, que
dejaron así de depender de Córdoba.

En septiembre de 1814 Don José de San Martín asumió


como Gobernador Intendente de Cuyo. En 1815, el doctor
José Ignacio de la Roza fue designado Teniente
Gobernador en San Juan.
  
0 0
El auge del caudillismo fue un fenómeno social de la
América Latina posterior a la independencia. Durante el
período 1820-1835, frente a la crisis del Estado y a la
ausencia durante muchos años de un gobierno central
fuerte, los caudillos se transformaron en muchos casos
en el único poder real en sus zonas de influencia. Muchos
de ellos se transformaron en gobernadores; otros
mantuvieron ejércitos poderosos que desafiaron al poder
central y legitimaron sus políticas con el apoyo de los
sectores populares de sus provincias, defendiendo los
intereses regionales y su autonomía amenazadas por la
política porteña del libre comercio.
La superioridad de recursos económicos y financieros de
Buenos Aires harían que su influencia predominase en
cualquier tipo de gobierno nacional.

Este descontento estalló tras la sanción de la


Constitución de 1819, unitaria, aristocrática y centralista;
la difusión en las provincias de las noticias provenientes
de Europa sobre la búsqueda, por parte de enviados
porteños, de un monarca para las Provincias Unidas del
Río de la Plata. El surgimiento de un grupo heterogéneo
de caudillos, le dio cauce a la protesta y expresó un
sentimiento que se transformó en el sostén de las ideas
republicanas y federales enfrentadas a los intereses
porteños.

Los caudillos surgen como una forma de autoridad más


cercana a los problemas de la gente. Los ejércitos
gauchos no eran hordas predatorias como las de Atila,
sino que estaban estrechamente vinculados a la
institución que les había dado origen y que se fortalecía
cada vez más: la estancia.

La mayoría de ellos eran terratenientes que se habían


destacado en la defensa de las fronteras, en la lucha
contra el indio o participando en las luchas por la
independencia. La lucha contra el indio importó distintos
logros para los valores de los propietarios de entonces: la
protección de la sociedad blanca y de la propiedad, la
conquista de nuevas tierras y la consolidación de un
poder militar capaz de demostrar su importancia en la
región.

No negaron la necesidad de unión entre todas las


provincias, pero consideraban que esta unión debía
respetar la autonomía política y económica de cada una
de sus respectivas regiones.

Los caudillos federales más destacados fueron José


Gervasio Artigas, de la Banda Oriental, Bernabé Aráoz, de
Tucumán, Martín Miguel de Güemes, de Salta, Estanislao
López, de Santa Fe, Francisco Ramírez, de Entre Ríos,
Juan Bautista Bustos, de Córdoba, Felipe Ibarra, de
Santiago del Estero, Facundo Quiroga, de La Rioja, Juan
Manuel de Rosas, de Buenos Aires, y Justo José de
Urquiza, de Entre Ríos.

Las milicias irregulares reclutadas entre los gauchos no


tenían problemas de abastecimiento, "vivían del país",
como se decía entonces. Estas tropas podían sobrevivir a
la disolución del Estado y de hecho lo sobrevivieron.

El manejo del puerto y la Aduana en forma exclusiva e


injusta por parte de Buenos Aires será el tema central de
los enfrentamientos que comenzarán a darse por esta
época y no concluirán hasta la década de 1870.

La incapacidad, la falta de voluntad y el individualismo de


los sectores más poderosos llevaron a que nuestro país
quedara condenado a producir materias primas y a
comprar productos elaborados muchas veces con
nuestros productos (manufacturas). Claro que valía
mucho más una bufanda inglesa que la lana argentina con
la que estaba hecha. Esto condujo a una clara
dependencia económica del país comprador y vendedor,
en este caso Inglaterra, que impuso sus gustos, sus
precios y sus formas de pago.

Por lo tanto, para que las provincias pudieran eludir la


dominación de Buenos Aires, era imprescindible que
conservaran cierto grado de autonomía económica y
fiscal; para ello era necesario lograr autonomía política y,
por lo tanto, limitar los poderes y autoridad del gobierno
central.

Algunos comenzaron a definir la política de los caudillos


como a una democracia bárbara. Alberdi criticó
duramente ese punto de vista: "Distinguir la democracia
en democracia bárbara y en democracia inteligente es
dividir la democracia; dividirla en clases es destruirla, es
matar su esencia que consiste en lo contrario a toda
distinción de clases. Democracia bárbara, quiere decir,
soberanía bárbara, autoridad bárbara, pueblo bárbaro.
Que den ese título a la mayoría de un pueblo los que se
dicen Ǯamigos del puebloǯ, Ǯrepublicanosǯ o Ǯdemócratasǯ
es propio de gentes sin cabeza, de monarquistas sin
saberlo, de verdaderos enemigos de la democracia".

El rechazo a la Constitución unitaria de 1819 provocó la


reacción de los federales del interior, particularmente del
Litoral. Las tropas entrerrianas, dirigidas por Francisco
Ramírez, y las santafecinas, bajo las órdenes de
Estanislao López, se dirigieron hacia Buenos Aires en
octubre de 1819 y el Directorio no vaciló en solicitar la
ayuda del general Lecor, jefe de las tropas portuguesas
que ocupaban Montevideo. Esta actitud porteña agravó la
situación.
Todo el interior reaccionó contra el Directorio y hasta el
Ejército del Norte, que había recibido la orden de bajar
hacia el sur para combatir a los caudillos federales, se
sublevó en la posta santafecina de Arequito bajo las
órdenes de su comandante, el general Juan Bautista
Bustos, que se preparaba para apartar a la provincia de
Córdoba de la obediencia de Buenos Aires.

En febrero de 1820 las tropas federales de López y


Ramírez avanzaron hasta la cañada de Cepeda donde les
salió al encuentro el director Rondeau con las milicias
porteñas.

Los vencedores de Cepeda, López y Ramírez, exigieron la


desaparición del poder central, la disolución del
Congreso y la plena autonomía de las provincias. Bustos
acababa de asegurarse la autonomía de Córdoba; Ibarra
lo imitó en Santiago del Estero; Aráoz, en Tucumán, y
entre tanto se desintegró la intendencia de Cuyo, dando
origen a tres provincias: Mendoza, San Juan y San Luis.

Ante la derrota, el director Rondeau renunció y quedó


disuelto el poder central.
Buenos Aires se transformó en una provincia
independiente, y su primer gobernador, Manuel de
Sarratea, quiso asegurar la tranquilidad para los negocios
porteños firmando el 23 de febrero de 1820 el Tratado
del Pilar con los jefes triunfantes, López y Ramírez. El
tratado establecía la necesidad de organizar un nuevo
gobierno central eliminando para siempre al Directorio.

También se comprometían los caudillos a consultar con


Artigas los términos del tratado.

Esto era una verdadera formalidad porque se lo estaba


consultando sobre un hecho consumado y dejándolo
definitivamente afuera de toda negociación o decisión. La
Liga de los Pueblos Libres quedó liquidada con la firma
del Tratado del Pilar. Se produjo lo que unos años antes
hubiera sido impensable: el propio Ramírez enfrentó con
sus tropas a su líder histórico, al creador de la Liga de los
Pueblos Libres, José Gervasio Artigas, en la Batalla de
Rincón de Abalos el 29 de julio de1820. El caudillo
oriental traicionado y perseguido marchará hasta su
exilio en el Paraguay donde morirá en 1850.
Ramírez ocupó Corrientes y Misiones y creó la República
Federal Entrerriana el 29 de Septiembre de 1820, día de
San Miguel, patrono del "continente de Entre Ríos". Pese
a su denominación de "federal", le república era muy
centralizada. Sería dirigida por un "Jefe Supremo" elegido
por el pueblo. Como era de esperarse fue electo Ramírez
que disfrutaría por muy poco tiempo de su "república
federal".

Estanislao López aceptó la supremacía porteña en el


Tratado de Benegas, firmado el 24 de noviembre de
1820, en el cual se establecía un plazo de 60 días para
reunir un Congreso Nacional Constituyente en la
Provincia de Córdoba, liderada por el caudillo Juan
Bautista Bustos, aliado de López. Como compensación a
las pérdidas ocasionadas por las continuas guerras sobre
el territorio de Santa Fe, López exigió una compensación
económica a Buenos Aires: 25.000 cabezas de ganado. El
estanciero Juan Manuel de Rosas salió en auxilio del
gobernador, y también estanciero, Martín Rodríguez. Se
comprometió a armar "una vaquita" entre varios
estancieros bonaerenses y a donar él mismo 2.000
cabezas.
El Pacto de Benegas distanció a López de Ramírez y lo
acercó a Buenos Aires. Ramírez entró en Santa Fe y fue
derrotado por López en Coronda, el 26 de mayo de 1821.
Allí se le unió el chileno José Miguel Carrera y ambos
marchan contra Bustos en Córdoba, quien los derrota en
Cruz Alta el 16 de junio. Decidieron separarse. Carrera
huyó hacia Chile y Ramírez marchó hacia el Chaco, pero
fue alcanzado por las tropas del lugarteniente de Bustos,
Bedoya, y derrotado en San Francisco, cerca del Río Seco.
El caudillo entrerriano logró huir pero quedó prisionera
su compañera, doña Delfina. Ramírez decidió volver a
buscarla. Delfina fue rescatada pero Ramírez recibió un
balazo en el pecho que le quitó la vida instantáneamente.

Bedoya le mandó a López la cabeza de Ramírez. El


caudillo santafecino la hizo embalsamar: colocó en una
jaula sobre su escritorio, como una especie de trofeo, la
cabeza de su antiguo socio y compañero.

Buenos Aires quería asegurarse que la guerra interna no


volvería a perturbar sus negocios. Ésta fue una de las
causas que la llevaron a impulsar la firma de un tratado
con las provincias litorales. El Tratado del Cuadrilátero,
firmado el 25 de enero de 1822 establecía una "paz firme,
verdadera amistad y unión entre las cuatro provincias
contratantes". Se comprometían a la defensa conjunta en
caso de un ataque exterior y por artículo tercero fijaban
los límites divisorios de las provincias de Entre Ríos y
Corrientes y de ésta con Misiones. El pacto "reservado"
establecía indemnizaciones en ganado y dinero a las
provincias de Santa Fe y Corrientes por parte de Entre
Ríos a causa de los bienes perdidos por las acciones de
Ramírez. La habilidad de los porteños hizo que la palabra
"federación" no figurase en ninguno de los artículos del
tratado.

+ 
La Revolución de Mayo desencadenará fuertes cambios
en aspectos del tipo social, económico y cultural en el
ámbito rioplatense. Uno de los más trascendentes será el
de la construcción de un nuevo orden social legítimo, en
reemplazo de aquel que se había instaurado durante la
época colonial. En este y en otros aspectos, se pondrá de
manifiesto el enfrentamiento entre nuevas y viejas ideas,
entre dos modelos que poseen diferentes fundamentos.
Un enfrentamiento que eclosionará a nivel político y
económico, pero que también se manifestará en el seno
de la misma sociedad.

Será en la búsqueda del reemplazo del consenso


obtenido en la etapa colonial por el sistema de
dominación impuesto, que son creados los Juzgados de
Paz en 1821, en reemplazo del Cabildo de Buenos Aires
reorganizándose así el sistema político y judicial de la
provincia. En cada partido se instalará un Juez de Paz,
quien a su vez será cabeza de un equipo compuesto por
un Alcalde para cada cuartel, y sus respectivos Tenientes
Alcaldes. La intención será la de crear un cuerpo de
funcionarios que estuviera subordinado a las autoridades
centrales de la provincia.

Otro aspecto sin dudas representativo de este momento


de transición, es brindado por el análisis de los procesos
electorales, que nos permite no sólo rescatar esta
dimensión político-social, sino además explicar desde
una perspectiva diferente la expansión de la frontera
política en el territorio de la campaña bonaerense.

La Ley de elecciones de 1821 reestructuró el espacio


político territorial institucionalizando la participación
política de la campaña a través del voto y suprimiendo
los cabildos y renovó las prácticas políticas de los actores
al establecer el sufragio universal y el voto directo.
Esta nueva forma de participación política, contrastará
notablemente con la baja participación demostrada en la
década revolucionaria, que había quedado asociada a un
extremo faccionalismo y a la imposibilidad de instaurar
un orden estable. Estos cambios estarán ahora
vinculados a la expresa voluntad política que movió a la
elite a prescribir el voto activo universal. La Gazeta,
periódico oficial reflexiona en un artículo aparecido en
1820 sobre este problema, afirmando que sólo había un
medio para sofocar el espíritu de facción en las
elecciones:

Votar todos o casi todos los ciudadanos. Un partido, por


pequeño que sea, puede contar con cien votos; otro
contará con doscientos, claro está pues que si votan sólo
quinientos ciudadanos, los trescientos votos son
faccionistas aunque separados, y como es preciso que por
el hecho mismo de ser libres, los otros doscientos deban
ser divergentes, resulta que la facción o partido de los
doscientos vencerán y obtendrán su objeto. Más si
votasen diez mil ciudadanos, ¿de que serviría la
pequeñísima facción de doscientos individuos? ¿No
quedaría ahogada y sofocada entre la gran mayoría? Este
es el remedio ciudadanos: votemos todos, pues todos
estamos obligados a hacerlo.
Mientras que en el espacio urbano el número promedio
de sufragantes entre 1810 y 1820 oscilaba entre 100 y
300, a partir de 1821 las elecciones en la ciudad
fluctuarán entre 2.000 y 3.000 votantes, llegando a veces
a cifras que superan los 4.000.

Las cifras que presenta la campaña son igualmente


significativas, creciendo considerablemente a partir de
1821 al dictarse la nueva ley electoral, y tomará una
curva más ascendente en la década del treinta. La
universalidad del voto se establece, entonces, en la
sociedad porteña prácticamente sin conflicto y bajo la
fuerte noción de que su aplicación traería disciplina i
orden en un espacio altamente movilizado luego de la
guerra de independencia.

"*04"a&
El Congreso General fue un Congreso convocado hacia
fines del gobierno de Martín Rodríguez (gobernador de la
provincia de Buenos Aires entre 1820 y 1824), reunido
finalmente en diciembre de 1824. Su finalidad era la de
organizar a las provincias e intentar volver a instaurar la
unidad nacional luego de que ésta se quebrara con la
batalla de Cepeda.

Hacia fines del gobierno de Martín Rodriguez, por


iniciativa de Bernardino Rivadavia, su secretario de
Gobierno, se enviaron misiones al interior con el objeto
de invitar a las provincias a reunirse en el Dzcuerpo de
nacióndz bajo el sistema representativo.

Circunstancias internas y externas hacían posible un


nuevo intento de organización nacional:

1. Las provincias, superada la crisis del 20, habían


organizado sus instituciones, entrando en una etapa de
convivencia pacífica
2. Buenos Aires, recuperada, había demostrado su
importancia política y económica para costear los gastos
generales del congreso.
3. Gran Bretaña, decidida a reconocer la independencia, m 


67 

exigía tratar con autoridades nacionales.


4. El Imperio del Brasil, proclamado en 1822, había
incorporado la Banda Oriental y amenazaba con invadir
el litoral.
Después de lograr el consenso de las provincias Buenos
Aires fue elegida sede del Congreso que se reunió en
diciembre de 1824. Estaba integrado por representantes
de las provincias elegidos en proporción al número de
habitantes, uno cada 15.000 habitantes o fracción mayor
de 7.500.

"$050
Entre los diputados se encontraban algunos de los más
destacados defensores del federalismo porteño, como
García, Agüero, Castro y Zabaleta. Además, Buenos Aires
fue la provincia que contó con más diputados, debido a
que era la que tenía más habitantes.

El federalismo, que se había afirmado en las provincias,


no contó con suficiente representación. Sus principales
defensores fueron Elías Galisteo, de Santa Fe, y Manuel
Dorrego, porteño, incorporado en nombre de Santiago
del Estero.
'
6""$
La ley fundamental reconocía la vigencia de las
instituciones de cada provincia hasta la sanción de una
constitución, la cual debía ser aprobada por las
provincias; reafirmaba el federalismo y respetaba los
gobiernos locales. Además, creó un Poder Ejecutivo
Nacional Provisorio que se delegaba en el gobernador de
Buenos Aires, con facultad para ejecutar las medidas del
Congreso y manejar las relaciones exteriores; el Congreso
se declaraba constituyente pero dejaba en manos de las
provincias la aprobación definitiva de la constitución.

70" 
La tensión con el Imperio de Brasil dio oportunidad de
plantear la necesidad de un gobierno nacional capaz de
conducir el ya cercano conflicto internacional.

En el Congreso, los unitarios solicitaron la duplicación del


número de diputados. Los diputados de la provincia de
Buenos Aires se incorporaron en forma inmediata,
mientras los de las demás provincias tardarían mucho
más. En ese momento Ȅ diciembre de 1825 Ȅ se supo
de la declaración de guerra brasileña a la Argentina. Por
ello se propuso el proyecto de crear un Poder Ejecutivo
nacional. Sin casi discusión previa y con la accidental
mayoría aportada por los diputados porteños y algunos
aliados del interior, fue rápidamente aprobada.

La Ley de Presidencia fue rápidamente discutida y


aprobada el 6 de febrero de 1826: creaba un Poder
Ejecutivo Nacional Permanente, con el título de
"Presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata",
que sería designado por el Congreso; duraría en sus
funciones el tiempo que tardase en ser establecida la
proyectada constitución.

Para el cargo fue elegido Bernardino Rivadavia. Sus


ministros fueron: Julián Segundo de Agüero, de gobierno;
Carlos de Alvear, de guerra y marina; Francisco
Fernández de la Cruz, de relaciones exteriores; y
Salvador María del Carril, de Hacienda.

Rivadavia llegaría al gobierno con un proyecto


fuertemente centralizador.


$8 !"
Al asumir Rivadavia, este presentó al Congreso un
proyecto de capitalización de Buenos Aires: la ciudad y
gran parte de la campaña circundante se proclamaba
capital del Estado; el resto de la provincia también se
nacionalizaba, dejando para el futuro la organización de
ese territorio. El territorio de la capital se separaba de la
provincia y se nacionalizaban sus recursos, es decir que
las ganancias del puerto y la aduana, entre otras cosas,
pasarían a ser de la Nación, no de Buenos Aires. Esto
generó la fuerte oposición de los Federales Porteños.

"0$$ !"a&(
En 1826, pese a las dificultades internas y externas (la
guerra con el Brasil había sido declarada el 1 de enero de
ese año) Rivadavia instó al Congreso a dictar una
Constitución. La ley de consultas requirió la opinión de
las provincias: seis se pronunciaron por la federación
(Entre Ríos, Santa Fe, Santiago del Estero, Córdoba, San
Juan y Mendoza), cuatro por el de unidad (Salta, Jujuy,
Tucumán y La Rioja) y el resto dejó el tema a decisión del
Congreso: Catamarca, Montevideo, Corrientes, San Luis y
Tarija. Esta disparidad fue aprovechada por el Congreso
para adoptar el sistema unitario, apoyado por la mayoría
de los diputados, habilitados para obrar según su Dzjuicio
y concienciadz.
La Constitución sancionada en 1826 proclamaba el
sistema representativo, republicano, consolidado en
unidad de régimen. El gobierno nacional se organizaba
en base al principio de división de poderes.

La Constitución fue rechazada por todas las provincias:


las misiones enviadas por el Congreso ante los gobiernos
de provincia fracasaron.

0 !"
El 27 de junio, el entonces presidente Rivadavia renunció
desprestigiado por la Dzmisión Garcíadz, que le había
entregado la Banda Oriental a los portugueses. El
Congreso dictó la ley del 3 de julio que acordaba el
nombramiento de un presidente provisional, convocaba a
una convención nacional y restablecía la Provincia de
Buenos Aires (afectada por la Ley de Capitalización).

  4
Manuel Dorrego fue un militar y político argentino, uno
de los principales referentes del federalismo rioplatense
de la primera mitad del siglo XIX y el primer gobernador
asesinado en el Río de la Plata. Participó en la guerra de
independencia y en las guerras civiles argentinas.

Nació el 11 de junio de 1787 en la ciudad de Buenos


Aires. Hijo del comerciante portugués José Antonio do
Rego y María de la Ascensión Salas, fue el menor de cinco
hermanos. En 1803 ingresó en el Real Colegio de San
Carlos.

$"*"$"
Al estallar la Revolución de Mayo se encontraba en Chile,
donde participó en la represión de una reacción realista,
y desde donde regresó con refuerzos para la guerra de la
Independencia.

Se destacó como militar al enrolarse en el Ejército del


Norte, teniendo protagonismo en los combates de
Sansana y Nazareno, y luego fue dirigido por Manuel
Belgrano, llegando al grado de coronel.
Participó como jefe de la infantería de reserva en la
batalla de Tucumán y en la batalla de Salta fue uno de los
primeros jefes en llegar al centro de la ciudad. Pese a que
Belgrano le reconocía valor y capacidad, tuvo problemas
por su indisciplina. Eso lo privó de participar en las dos
últimas batallas de la campaña al Alto Perú. Belgrano
mismo comentaría que no hubiera perdido estas dos
batallas si hubiera contado con Dorrego.

Volvió a incorporarse al Ejército después de la derrota,


para apoyar la retirada del mismo al mando de partidas
de guerrilleros gauchos. Pero el nuevo jefe, San Martín, lo
sancionó por haber faltado el respeto a Belgrano, lo que
le valió un retraso en su ascenso militar y no participar
tampoco en la tercera campaña al Alto Perú.

Al iniciarse abiertamente el conflicto entre federales y


unitarios, se encontró a las órdenes del Directorio
(unitario) luchando contra los caudillos federales,
derrotando inicialmente a Fernando Otorgués en la
acción de Marmarajá el 14 de octubre de 1814, aunque
luego fue derrotado por el entonces lugarteniente de
Otorgués: Rivera en Guayabos, el 10 de enero de 1815.
7"0"$7#$ 
La participación en el conflicto que afectaba a las
Provincias Unidas del Río de la Plata, sin embargo, lo hizo
ir acercándose al ideario de José Gervasio Artigas. Se
pronunció por el federalismo (algo hasta ese momento
inusitado en Buenos Aires), buscando la autonomía de
Buenos Aires en igualdad de condiciones que las demás
provincias. Sus ideas federales eran un tanto ambiguas.
Dirigió un grupo opositor al Directorio, en el que
figuraban también Manuel Moreno, Pedro José Agrelo,
Domingo French, Vicente Pazos Kanki, Manuel Pagola y
Feliciano Chiclana. Apoyaba la posición republicana en
contra de las pretensiones de los directoriales de llamar a
un príncipe europeo para coronarlo rey. Por otro lado, se
opuso a la política del Director Juan Martín de
Pueyrredón de acercarse a Portugal para atacar juntos a
los federales de la Banda Oriental. Por ello fue arrestado
y expulsado por el Director.

Fue condenado al destierro en Santo Domingo, una


colonia española. En el viaje fue liberado, el capitán se
dedicó a la piratería, y estuvo a punto de ser condenado a
muerte por eso. Logró llegar a Baltimore, en los Estados
Unidos, donde pronto se le unieron los demás miembros
de su partido, expulsados también por Pueyrredón. Allí
conoció el federalismo en acción: leyó los periódicos e
incluso editó uno en castellano. Se entrevistó con varios
políticos, y quedó convencido de su posición republicana
y federal.

7*'"
Regresó a Buenos Aires en abril de 1820, tras enterarse
de la caída del Directorio, en medio de la llamada
anarquía del año 20. Fue rehabilitado y recibió el mando
de un batallón. Cuando el gobernador Miguel Estanislao
Soler fue derrotado por Estanislao López en la batalla de
Cañada de la Cruz, tomó el control de los ejércitos de la
capital y fue nombrado gobernador el 29 de junio. Salió a
campaña a perseguir a López y sus aliados, José Miguel
Carrera y Carlos María de Alvear, a quienes derrotó en
San Nicolás de los Arroyos. Después invadió la provincia
de Santa Fe y derrotó a López en una pequeña batalla en
Pavón. Pocos días después, fue derrotado completamente
en la Batalla de Gamonal.

El 20 de septiembre fue depuesto en ausencia por la


legislatura, que nombró en su lugar a Martín Rodríguez.
Desde el frente se retiró a su quinta en San Isidro. Fue
deportado brevemente en octubre de 1821 a la Banda
Oriental.

De regreso ayudó a aplastar la "revolución de los


Apostólicos", dirigida por Gregorio García de Tagle, a
quien logró capturar; pero lo dejó huir. Acto notable,
porque Tagle era el ministro que había firmado su
destierro y prácticamente su condena a muerte junto a
Pueyrredón en 1816.

950 !"
En octubre de 1823 se incorporó a la legislatura
provincial, y se puso al frente de la oposición federal al
gobierno dirigido por Bernardino Rivadavia. A diferencia
de los unitarios porteños, encarnaba los intereses de la
población de gauchos del campo y de la gente pobre de
los barrios porteños. Hizo una fuerte campaña
presionando al gobierno a declarar la guerra a Portugal,
para liberar la Banda Oriental; no tuvo éxito ante la
cerrada defensa del partido del gobierno, que incluso lo
excluyó de la reelección. De todos modos, junto con su
hermano Luis apoyaron la campaña libertadora de los
Treinta y Tres Orientales.
Se embarcó en un mal negocio de minería, lo que lo llevó
a hacer un viaje al Alto Perú; allí fue partícipe de las
entrevistas habidas entre Simón Bolívar y Carlos de
Alvear por Tarija. Se entusiasmó con los planes del
primero para crear una Federación Americana. Y le pidió
ayuda para expulsar a los portugueses de la Banda
Oriental, en términos de una adulación insólita para un
personaje con una actitud tan independiente como
Dorrego.

En su viaje de regreso se puso en contacto con el caudillo


santiagueño Juan Felipe Ibarra, que lo puso en contracto
con los federales del interior y lo hizo elegir diputado al
Congreso Nacional. Allí se mostró contrario a la política
del presidente Rivadavia por el centralismo de la misma.
Al discutirse la Constitución de 1826 debatió sobre la
forma de Gobierno y el derecho al sufragio. Desde el
periódico "El Tribuno" atacó las medidas centralizadoras
de Rivadavia, ganando prestigio en las provincias, en
donde se lo consideraba un dirigente federalista de
Buenos Aires. Influyó con su prédica en la crisis que
culminó con la renuncia de Rivadavia a la Presidencia de
la Nación. El Partido Unitario lo consideraba un traidor
porque siendo Dorrego de clase patricia porteña,
representaba para la metrópoli lo que había
representado antes José Artigas, el político capaz de unir
a la ciudad con las masas populares.

Cuando se le objetó que el federalismo era imposible


dada la pobreza de las provincias, respondió que éstas
podían ser económica y administrativamente viables, si
se agruparan en grupos más grandes. defendió el derecho
a voto de los "criados a sueldo, peones jornaleros y
soldados de línea", argumentando:

"¿Es posible esto en un país republicano? ¿Es posible que


los asalariados sean buenos para lo que es penoso y
odioso en la sociedad, pero que no puedan tomar parte
en las elecciones?... Yo no concibo cómo pueda tener
parte en la sociedad, ni como pueda considerarse
miembro de ella a un hombre que, ni en la organización
del gobierno ni en las leyes, tiene una intervención..."
-*"*'"
El presidente Rivadavia envió a negociar la paz con el
Brasil a su ministro Manuel José García, indudablemente
la persona menos indicada, al punto de haber sido quien
había incitado al rey de Portugal a invadir la Provincia
Oriental en 1816. Como era de esperarse, negoció la paz a
cambio de la entrega lisa y llana de la provincia al
Imperio del Brasil, esto es, increíblemente transformaba
las victorias militares argentinas en una victoria
diplomática de Brasil. La indignación por el tratado, a
pesar de que Rivadavia lo rechazó, llevó rápidamente a
su renuncia.

Se disolvió el Congreso, se consideró caducada la


presidencia, y se llamó a elecciones para una nueva
legislatura porteña. Ésta nombró gobernador a Dorrego
en agosto de 1827. En ese momento, que parecía ser el de
su absoluto encumbramiento, se le ofreció el grado de
general. Dorrego declinó a tal honor explicando que sólo
lo aceptaría cuando se considerara digno de tal grado, es
decir, cuando lo ganara en el campo de batalla; sin
embargo, muchos quisieron interpretar que quería decir
cuando se considerara digno de ser comparado con
Artigas, Belgrano o San Martín.

Su gobierno trató de ser federal, sin lograrlo por


completo: inició tímidos pasos para dar al país una
organización federal. El interior confiaba en su gestión; y
como los gobiernos provinciales ya lo consideraban un
amigo de las provincias, éstas le dieron el manejo de la
guerra y las relaciones exteriores.
Dorrego trató de superar la "herencia" del Tratado de Paz
de García. Para esto, como principal gobernante de las
Provincias Unidas intentó concluir rápidamente la guerra
argentino-brasileña con audaces operaciones, motivo por
el cual comisionó al gobernador santafesino Estanislao
López para la liberación de las Misiones Orientales como
paso previo al desalojo de los brasileños, establecidos en
Porto Alegre; asimismo logró que un mercenario alemán
llamado Friedrich Bauer dejara de estar al servicio de
Brasil e intentara la creación de la República de Santa
Catarina. Dorrego también entró en relación con los
principales líderes riograndenses: Bento Gonçalves da
Silva y Bento Manuel Ribeiro para que ellos crearan la
República de San Pedro del Río Grande.

Pero la presión inglesa, ejercida directamente por el


enviado lord John Ponsonby, representante de los
intereses de la Corona Británica en Buenos Aires, e
indirectamente a través del Banco de la Provincia,
controlado por capitalistas ingleses, trabaron su
accionar. Por otro lado, las acciones directas de naves
militares del Reino Unido y del Brasil sobre naves
argentinas forzaron a Dorrego a aceptar una paz
desventajosa. Ponsonby llegó hasta el punto de amenazar
con una intervención militar si no se firmaba la paz con
Brasil.

Si bien se mantuvo inflexible sobre la negativa a aceptar


lo antes firmado por García, tuvo que aceptar la
independencia de la provincia en disputa como Estado
Oriental del Uruguay a través del tratado ratificado el 29
de septiembre de 1828. A principios de octubre las
tropas argentinas establecidas en Río Grande partían de
regreso.

"0 !"$
Dorrego era propenso a ganarse enemigos, y la lucha
periodística en que se vio enredado desde el comienzo de
su gobierno con el partido unitario derrotado llevaron los
ánimos a un enfrentamiento apenas latente. Los unitarios
esperaron su oportunidad, y ésta llegó con el ejército que
había combatido contra el Brasil, cuyos oficiales estaban
abiertamente descontentos con el tratado de paz.

Dorrego estaba sencillamente indefenso: a la luz del día


se tramaba una conspiración para derrocarlo. Cuando le
dijeron que Lavalle (antiguo compañero de armas en el
Ejército y a quien Dorrego había recomendado en su
momento para un ascenso) estaba a punto de atacarlo, no
quiso creerlo. El 1ro de diciembre, sin embargo, Lavalle
se puso al frente de una revolución y lo derrocó. Ese sería
el primer golpe militar a un gobierno legítimamente
elegido por el pueblo en la Argentina.

Mientras Dorrego se retiraba al sur de la provincia, los


unitarios celebraron una "elección" (en la que sólo
participaron ellos) que nombró gobernador a Lavalle.
Para darse una idea de cuánta gente votó y con qué
garantías, basta decir que se hizo a viva voz en el atrio de
una iglesia, custodiada por el regimiento de Lavalle. La
legislatura fue disuelta, y los unitarios celebraron que los
sirvientes Dzvolverán a la cocinadz.

Apoyado por el coronel Juan Manuel de Rosas, el


gobernador pidió ayuda a los demás gobiernos
provinciales y se dirigió a Navarro. Imprudentemente,
esperó allí a Lavalle y sus hombres, por los que fue
fácilmente vencido en la batalla de Navarro. Huyó hacia
el norte, buscando la protección de Ángel Pacheco, pero
fue arrestado por Bernardino Escribano y Mariano Acha
y entregado a Lavalle.
Lavalle se negó a conversar con él e inmediatamente
ordenó que se lo fusilara, tal como se lo había instigado
en la reunión del 30 de noviembre a la que fueron, entre
otros, Julián Segundo de Agüero, Salvador María del
Carril, los hermanos Florencio y Juan Cruz Varela, Martín
Rodríguez, Ignacio Álvarez Thomas, Valentín Alsina.
Dorrego, indignado, contestó:

"Dígale que el gobernador y capitán general de la


provincia de Buenos Aires, el encargado de los negocios
generales de la república, queda enterado de la orden del
señor general. A un desertor al frente del enemigo, a un
enemigo, a un bandido, se le da más término y no se lo
condena sin permitirle su defensa ¿Dónde estamos?
¿Quién ha dado esa facultad a un general sublevado?
Hágase de mí lo que se quiera, pero cuidado con las
consecuencias."
Enseguida le escribió una carta a Estanislao López y otra
a su esposa Ȃ Ángela Baudrix Ȃ, en que les expresó:

"dentro de unas horas seré fusilado y todavía no sé por


qué razón."
Legó la mayor parte de sus bienes materiales al Estado y
escribió a López que perdonaba a sus perseguidores y le
pedía que su muerte no fuera causa de derramamiento de
sangre. Eso es exactamente lo que fue, y por muchos
años: en efecto, fue el comienzo de la guerra civil que
duró hasta mucho después de la Batalla de Caseros.

Sumaria y extrajudicialmente, Lavalle lo hizo fusilar en


Navarro el 13 de diciembre de 1828.

Salvador María del Carril, uno de los que había empujado


a Lavalle al crimen, le escribía unos días después:

«fragüe el acta de un consejo de guerra para disimular el


fusilamiento de Dorrego porque si es necesario envolver
la impostura con los pasaportes de la verdad, se
embrolla; y si es necesario mentir a la posteridad, se
miente y se engaña a los vivos y a los muertos»

Tumba de Manuel Dorrego en el Cementerio de la


Recoleta.Lavalle, por su parte, asumió solo toda la
responsabilidad.
Respecto de la importancia de este hecho para la historia
argentina, años después Domingo F. Sarmiento diría:

"...la muerte de Dorrego fue uno de esos hechos fatales,


predestinados, que forman el nudo del drama histórico, y
que, eliminados, lo dejan incompleto, frío, absurdo."
Sus restos mortales descansan en el Cementerio de la
Recoleta de la Ciudad de Buenos Aires.
00")"00
El General José María Paz, recién llegado de la guerra con
el Brasil, realizó un plan de operaciones conjunto con
Lavalle: mientras este último debía enfrentarse a López y
Rosas que avanzaban desde Santa Fe sobre Buenos Aires;
el primero sometería en Córdoba a Bustos y a Quiroga.
Las fuerzas unitarias fueron vencidas en el sur de la
provincia de Buenos Aires. Lavalle se dirigió a Santa Fe y
al ser derrotado por las huestes de López y Rosas en
Puente de Márquez el 26 de abril de 1829, se retiró a la
ciudad. El poder de Rosas sobre la campaña resultó
amenazante para la ciudad.
Ante la ausencia de Estanislao López, quien se había
retirado a su provincia por el peligro que constituía Paz
en Córdoba, Rosas y Lavalle decidieron acordar.
Firmaron, el 24 de junio, el Pacto de Cañuelas por el cual
se nombraba a Lavalle gobernador y Capitán General
Provisorio y a Rosas Comandante General de Campañas.
Se debía, además, proceder a la elección de una Junta de
Representantes, la que designaría gobernador. En forma
secreta se confeccionó una lista única de candidatos de
ambas tendencias para integrar la Junta y se dispuso que
el gobernador sería Félix de Alzaga.
Los triunfos que iba obteniendo el General Paz en
Córdoba despertaron confianza entre los unitarios, que
se negaban a aceptar el pacto y optaron por votar a sus
propios candidatos.
Lavalle, fiel al pacto anuló las elecciones e intentó un
nuevo acercamiento con Rosas, quien aumentó sus
exigencias. El 24 de agosto firmaron ambos el Pacto de
Barracas, según el cual el nuevo gobernador debía surgir
del acuerdo de ambos jefes. La Junta no se reuniría y el
gobernador sería acompañado por un Senado Consultivo
de "veinticuatro individuos elegidos entre los notables
del país, en las clases de los militares, eclesiásticos,
hacendados y comerciantes". Nombraron gobernador
provisorio al General Juan José Viamonte.
En el escaso tiempo que duró el gobierno de Viamonte,
trató de pacificar a los dos partidos, pero se acentuó el
predominio federal y fue creciendo el prestigio de Rosas,
quien aconsejó reponer la legislatura disuelta por el
golpe del 1° de diciembre de 1828. La Junta que
acompañó a Dorrego fue restituida por Viamonte y una
vez en funciones designó gobernador a Juan Manuel de
Rosas (6/12/1829) con Facultades Extraordinarias.

06 $0:$"07*'"
La Legislatura de Buenos Aires proclamó a Juan Manuel
de Rosas como Gobernador de Buenos Aires acompañado
por la Junta de Representantes que estuvo en los tiempos
de Dorrego. El 6 de diciembre de 1829, honrándolo
además con el título de "Restaurador de las Leyes e
Instituciones de la Provincia de Buenos Aires" y en el
mismo acto le otorgó "todas las facultades ordinarias y
extraordinarias que creyera necesarias, hasta la reunión
de una nueva legislatura". No era algo excepcional: las
facultades extraordinarias ya les habían sido conferidas a
Sarratea y a Rodríguez en 1820, y a los gobernadores de
muchas otras provincias en los últimos años; también
Viamonte las había tenido.

Llegó al poder con el apoyo de la clase alta,


fundamentalmente ganaderos, y de los sectores
populares que vieron en él alguien capaz de garantizar la
paz y el orden.
La muerte de Dorrego y los funerales organizados en su
honor contribuyeron a colocar a Rosas en el lugar de
líder del federalismo porteño.
La administración de Rosas fue, también, un gobierno
"progresista": se fundaron pueblos, se reformaron el
Código de Comercio y el de Disciplina Militar, se
reglamentó la autoridad de los jueces de paz de los
pueblos del interior y se firmaron tratados de paz con los
caciques, con lo que se obtuvo una cierta tranquilidad en
la frontera.

" 00$  !"#$ 


En 1820 concluyó la etapa del Directorio con la renuncia
de José Rondeau a consecuencia de la Batalla de Cepeda.
Fue en esa época que Rosas comenzó a involucrarse en la
política, al contribuir a rechazar la invasión del caudillo
Estanislao López al frente de sus DzColorados del Montedz.
Participó en la victoria de Dorrego en Pavón, pero junto a
su amigo Martín Rodríguez se negó a continuar la
invasión hacia Santa Fe, donde Dorrego fue derrotado
completamente en la Batalla de Gamonal.

Con apoyo de Rosas y otros estancieros, fue electo


gobernador su colega Martín Rodríguez. El 1ro de
octubre estalló una revolución, dirigida por el coronel
Manuel Pagola, que ocupó el centro de la ciudad. Rosas se
puso a disposición de Rodríguez, y el día 5 inició el
ataque, derrotando completamente a los rebeldes. Los
cronistas de esos días recordaron la disciplina que
reinaba entre los gauchos de Rosas, que fue ascendido al
grado de coronel. Con Rodríguez, el grupo de los
estancieros empezó a tener un papel público.
Durante la guerra del Brasil, el presidente Rivadavia lo
nombró comandante de los ejércitos de campaña a fin de
mantener pacificada la frontera con la población indígena
de la región pampeana, cargo que volvió a ejercer
después, durante el gobierno provincial del coronel
Dorrego.

0$!""0

Desde 1811, fecha en que las islas Malvinas fueron


abandonadas por los españoles estas no se poblaron y
tampoco hubo reclamo de ninguna nación sobre el
archipiélago.
El gobernador de Buenos Aires, Martín Rodríguez, envió
en 1820 al buque Heroína con el objetivo de ocupar las
islas.
En 1825 Inglaterra firmó un Tratado de amistad,
comercio y navegación con las Provincias Unidas en el
que tácitamente reconocía la soberanía de este nuevo
Estado.
Durante el gobierno de Lavalle, el 10 de junio de 1829,
fue creada la Comandancia Política y Militar con sede en
Puerto Soledad: su jurisdicción se extendía a las islas
Malvinas, e islas adyacentes hasta el Cabo de Hornos.
Luis Vernet con el cargo de Comandante se estableció con
dos docenas de colonos que se dedicaron a la cría de
ganado, la pesca y la caza de lobos marinos.
En 1831 se apresaron buques norteamericanos que
pescaban transgrediendo la reglamentación argentina.
Los reclamos del cónsul norteamericano ante el
gobernador Rosas fueron respaldados con la presencia
de la Corbeta Lexington en Buenos Aires, la que luego se
trasladó a Puerto Soledad y lo saqueó. Esta agresión se
acompañó con las gestiones diplomáticas en las que los
Estados Unidos reconocían la soberanía de Gran Bretaña
sobre las islas. Rosas designó a Esteban Mestivier en
reemplazo de Vernet el 10 de septiembre de 1832.
El conflicto desencadenado cuestionaba la soberanía
argentina y beneficiaba los planes ingleses sobre la
región del Cabo de Hornos, posible ruta interoceánica
hacia Australia, donde Gran Bretaña tenía importantes
intereses coloniales.
La fragata británica de guerra Clío tomó posesión de la
isla el 2 de enero de 1833, durante el gobierno de
Balcarce.
En su segundo gobierno (1838), Rosas intentó obtener la
cancelación de la deuda contraída por Rivadavia con la
casa Baring de Londres a cambio de la sesión de los
derechos argentinos sobre las islas. El gobierno inglés no
aceptó porque de hecho ya las poseía y aceptar la
propuesta hubiera significado reconocer los derechos
argentinos.

: !"00 0$

El problema de la frontera con el indígena era una


cuestión pendiente, a pesar de la expedición de Martín
Rodríguez que la extendió hasta Tandil y de la fundación
de Bahía Blanca en 1828.
La política empleada por los sucesivos gobiernos fue
agresiva y no se planteó la integración del aborigen, en
algunos casos firmaron pactos con diversas tribus.
Durante el gobierno de Balcarce partió la expedición
organizada en tres columnas:

Coordiadas por Quiroga: desde Cuyo, comandada por


Félix Aldao, con 800 hombres y desde las provincias
centrales, comandada por Ruiz Huidobro, con 1.000
hombres.
Comandada por Rosas: operaría desde la frontera de
Buenos Aires, con 2.000 hombres y 600 indios aliados.
El plan contemplaba la acción del gobierno chileno desde
el otro lado de los Andes, lo cual no pudo concretarse.
Las columnas del oeste tuvieron que regresar sin cumplir
su objetivo, por falta de recursos y las fuerzas de Rosas
continuaron su avance hasta los ríos Colorado y Negro,
ocupando Choele Choel.
La campaña desplegada de 1833 a 1834 logró la
pacificación varios años, más de 3.000 indios fueron
muertos y muchos cayeron prisioneros, rescataron
cautivos y numerosas cabezas de ganado.
No aportó una solución definitiva ya que al no poblarse
esas tierras no conquistó definitivamente el desierto.
Rosas salió de esta experiencia con mayor prestigio y la
Legislatura le otorgó la isla de Choele Choel la que canjeó
por tierras en la provincia.
* ""$
Paz había ocupado Córdoba y había derrotado a Facundo
Quiroga. Rosas envió una comisión a mediar entre Paz y
Quiroga, pero éste fue derrotado y se refugió en Buenos
Aires. Rosas le hizo dar un recibimiento triunfal Ȅ como
si hubiese sido el vencedor Ȅ aunque el caudillo
consideraba que la guerra había terminado para él.

Paz aprovechó la victoria para invadir las provincias de


los aliados de Quiroga, colocando en ellos gobiernos
unitarios. Los bandos quedaban definidos: las cuatro
provincias del litoral, federales; las nueve del interior,
unitarias y unidas desde agosto de 1830 en una Liga
Unitaria, cuyo "supremo jefe militar" era Paz.

A los pocos meses, en enero de 1831, Rosas y Estanislao


López impulsaron el Pacto Federal entre Buenos Aires,
Santa Fe y Entre Ríos. Éste, que sería uno de los "pactos
preexistentes" mencionados en la Constitución de la
Nación Argentina, tenía como objetivo poner un freno a
la expansión del unitarismo encarnado en el general Paz.
Corrientes se adheriría más tarde al Pacto, porque el
diputado correntino Pedro Ferré intentó convencer a
Rosas de nacionalizar los ingresos de la Aduana de
Buenos Aires e imponer protecciones aduaneras a la
industria local. En este punto, Rosas sería tan inflexible
como sus antecesores unitarios: la fuente principal de la
riqueza y del poder de Buenos Aires provenía de la
aduana.

El caudillo santiagueño Juan Felipe Ibarra, refugiado en


Santa Fe, logró que López iniciara acciones contra
Córdoba. Serían acciones guerrilleras, porque en ese tipo
de acciones tenía ventaja sobre las disciplinadas tropas
de Paz. A principios de 1831, el ejército porteño inició
también las operaciones, al mando de Juan Ramón
Balcarce; pero el ejército porteño nunca llegó a unirse al
santafesino.

Cuando el coronel Ángel Pacheco derrotó a Juan Esteban


Pedernera en la batalla de Fraile Muerto, Paz decidió
hacerse cargo personalmente del frente Este.

Por su lado, Quiroga decidió volver a la lucha. Pidió


fuerzas a Rosas, pero éste sólo le ofreció los presos de las
cárceles. Quiroga instaló un campo de entrenamiento y,
cuando se consideró listo, avanzó sobre el sur de
Córdoba. En el camino, Pacheco le entregó los pasados de
Fraile Muerto: con ellos conquistó Cuyo y La Rioja en
poco más de un mes.

La inesperada captura de Paz por un tiro de boleadoras


de un soldado de López, el 10 de mayo, provocó un
repentino cambio: Lamadrid se hizo cargo del ejército
unitario, con el que se retiró hacia el norte y fue vencido
por Quiroga en la batalla de La Ciudadela, el 4 de
noviembre, junto a la ciudad de Tucumán. Así terminó la
Liga del Interior.


"0$$ !";"5
En los meses siguientes, las provincias restantes se irían
adhiriendo al Pacto Federal: Mendoza, provincia de
Córdoba, Santiago del Estero y La Rioja en 1831. Al año
siguiente, Tucumán, San Juan, San Luis, Salta y
Catamarca.

En cuanto terminó la guerra, los representantes de varias


provincias anunciaron que, con la pacificación interior,
había llegado la ocasión esperada para la organización
constitucional del país. Pero Rosas argumentaba que
primero se tenían que organizar las provincias y luego el
país, ya que la constitución debía ser el resultado escrito
de una organización que debía darse primero. Aprovechó
una acusación del diputado correntino Manuel Leiva para
acusarlo de tener ideas anárquicas y retirar su
representante de la convención de Santa Fe. En agosto de
1832, la convención quedaba disuelta, y la oportunidad
de organizar constitucionalmente el país se pospuso por
otros veinte años.

Este hecho (muy criticado por la Historia Oficial) se debió


tal vez al deseo de Rosas de evitar que sucediera lo qué
sucedió en el país cuando finalmente fue sancionada la
Constitución.

Por el momento, el país quedaba dividido en tres áreas


de influencia: Cuyo y el noroeste, de Quiroga; Córdoba y
el litoral, de López; y Buenos Aires, de Rosas. Por unos
años, este triunvirato virtual gobernaría el país, aunque
las relaciones entre ellos nunca fueron muy buenas.[
"$*"
A fines de 1832, la legislatura reeligió a Rosas. Se dijo
durante muchos años que rechazó su reelección porque
no se le concedían las facultades extraordinarias, lo que
no es exacto: no se sentía capaz de gobernar -ni quería
hacerlo- sin la unanimidad de la opinión pública en su
favor. Esperaría que lo llamaran desesperadamente,
mientras buscaba la forma de hacerse imprescindible.

En su lugar fue electo Juan Ramón Balcarce, importante


militar de la época de la guerra de independencia y jefe
de un grupo federal no totalmente rosista. Rosas terminó
su gobierno el 18 de diciembre de 1832.
00"$6 "<*

El gobernador provisional de Buenos Aires, Manuel V.


Maza, decidió mediar en el conflicto que mantenían el
gobernador salteño, Pablo de la Torre, con el de
Tucumán, Alejandro Heredia. Este último quería colocar
a su hermano en el gobierno de Salta, aún recurriendo a
la fuerza. Jujuy aprovechó para separarse de Salta a la
que estaba subordinada aún.
Maza solicitó a Quiroga, que se encontraba en Buenos
Aires, que mediara en representación de la provincia. El
riojano partió con instrucciones escritas y en la estancia
de Figueroa, en San Antonio de Areco, se despidió de
Rosas, quien le prometió una carta para los gobernadores
en donde explicaría su posición ante la organización del
país. Esta carta la portaba Quiroga el día de su muerte,
fechada el 20 de diciembre de 1834.
Cuando llegó a Santiago del Estero se enteró del
asesinato del gobernador salteño y conjuntamente con
Ibarra, Heredia y el representante de Salta acordaron la
paz e impedir toda anexión de Jujuy a Bolivia.
Quiroga desoyó un aviso que le advertía no pasar por
Córdoba, donde gobernaba José Reinafé figura no grata
para Quiroga, por un posible atentado contra su vida. El
16 de febrero de 1835, en Barranca Yaco, la galera que lo
trasladaba fue atacada por unos hombres al mando de
Santos Pérez, él y casi todos sus acompañantes fueron
asesinados.

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Ante la crítica situación derivada de la muerte de


Quiroga, Rosas apareció como la figura capaz de asegurar
el orden. La legislatura lo designó gobernador de Buenos
Aires, el 7 de marzo de 1835, otorgándole la suma del
poder Público que de hecho le permitió ejercer funciones
del tipo ejecutivas, legislativas y judiciales
La suma del poder público se le otorgó con el
compromiso de:

1.Conservar, defender y proteger la religión Católica


Apostólica Romana.
2.Sostener la causa nacional de la Federación.
3.El ejercicio de la suma del poder público duraría "todo
el tiempo que el Gobernador considere necesario".
No disolvió la legislatura ni los tribunales, por lo que era
apenas una forma de poner más claro el carácter
excepcional que tenía su mandato. La diferencia
aparecería después, cuando Rosas hiciera uso de todo ese
poder.

Una vez conseguidos estos nuevos poderes, impuso los


criterios federales y formó alianzas con los líderes de las
demás provincias argentinas, logrando el control del
comercio y de los asuntos exteriores de la Confederación.
Para darle mayor legalidad al nombramiento Rosas
convocó a un plebiscito en la ciudad, ya que la campaña
no fue consultada por considerarse totalmente adicta a
su persona. Los resultados fueron más que satisfactorios:
9.316 votos a favor y solamente 4 en contra.
El ejercicio de estas amplias atribuciones y la acción de la
Sociedad Popular Restauradora le permitieron eliminar
la oposición, ya sea unitaria como federal. Se practicaron
destituciones en masa y fue decretado el uso obligatorio
de la divisa punzó, del cintillo punzó en las escuelas y de
las obleas punzó en los sobres.

 "0 "$00

Se denominaron REACCIONES CONTRA ROSAS a la


oposición armada a la política de éste, su acción se
desplegó de 1839 a 1842. Su fracaso se debió a la falta de
unidad en su coordinación y a la diversidad de
tendencias que participaron. En su mayoría recurrieron
al apoyo extranjero, lo que les acarreó desprestigio frente
al caudillo porteño que se mostraba como defensor de la
soberanía nacional.
"0
El gobernador de Corrientes, Pedro Ferré, realizó un
enérgico planteo reclamando medidas proteccionistas
para los productos de origen local, cuya producción se
deterioraba debido a la política de libre comercio de
Buenos Aires.
El 18 de diciembre de 1835, Rosas sancionó la Ley de
Aduanas en respuesta a ese planteo, que determinaba la
prohibición de importar algunos productos y el
establecimiento de aranceles para otros casos. En cambio
mantenía bajos los impuestos de importación a las
máquinas y los minerales que no se producían en el país.
Con esta medida buscaba ganarse la buena voluntad de
las provincias, sin ceder lo esencial, que eran las entradas
de la Aduana. Estas medidas impulsaron notablemente el
mercado interno y la producción del interior del país. Sin
embargo, Buenos Aires continuó siendo la principal
ciudad.

Se nacía de un impuesto básico de importación del 17% y


se iba aumentando para proteger a los productos más
vulnerables. Las importaciones vitales, como el acero, el
latón, el carbón y las herramientas agrícolas pagaban un
impuesto del 5%. El azúcar, las bebidas y productos
alimenticios el 24%. El calzado, ropas, muebles, vinos,
coñac, licores, tabaco, aceite y algunos artículos de cuero
el 35%. La cerveza, la harina y las papas el 50%.

El efecto inesperado, pero que Rosas había considerado


correctamente, era que disminuyeron las importaciones,
pero el crecimiento del mercado interno compensó esa
caída. De hecho, los impuestos por importación
aumentaron significativamente. Más tarde, bajo el efecto
de los bloqueos, se redujeron estas tasas de importación,
pero nunca volvieron a ser tan bajas como en la época de
Rivadavia, ni tanto como serían después de su caída.

Simultáneamente pretendió obligar a Paraguay a


incorporarse a la Confederación Argentina ahogándola
económicamente, para lo cual impuso una fuerte
contribución al tabaco y los cigarros. Como temía que
entraran de contrabando por Corrientes, esos impuestos
alcanzaron también a los productos correntinos. La
medida contra el Paraguay fracasó, pero tendría graves
consecuencias respecto de Corrientes.

Su política económica fue decididamente conservadora:


controló los gastos al máximo, y mantuvo un equilibrio
fiscal precario sin emisiones de moneda ni
endeudamiento. Tampoco pagó la deuda externa
contraída en tiempos de Rivadavia, salvo en pequeñas
sumas durante los pocos años en que el Río de la Plata no
estuvo bloqueado. El papel moneda porteño mantuvo
muy estable su valor y circuló por todo el país,
reemplazando a la moneda metálica boliviana, con lo cual
contribuyó a la unificación monetaria del país. El Banco
Nacional fundado por Rivadavia estaba controlado por
comerciantes ingleses y había provocado una grave crisis
monetaria con continuas emisiones de papel moneda,
continuamente depreciado. En 1836, Rosas lo declaró
desaparecido, y en su lugar fundó el Banco de la
Provincia de Buenos Aires.

Su administración era sumamente prolija, anotando y


revisando puntillosamente los gastos e ingresos públicos,
y publicándolos casi mensualmente. Incluso, cuando más
tarde castigó a sus enemigos con embargos de sus bienes
Ȅ no realizó confiscaciones, a diferencia de lo que hizo
Lavalle antes que él, o Valentín Alsina y Pastor Obligado
después Ȅ hizo que se les entregaran a los parientes de
los así castigados recibos detallados de todo lo
embargado.

El 1º de diciembre de 1838, Rosas separó del cargo de


Decano del Superior Tribunal de Justicia al Dr. Miguel
Mariano de Villegas, por no merecer la confianza del
gobierno Ȅ se cuenta que obró así por haberle dado un
voto en contra de su indicación Ȅ siendo de esta manera
desterrado a la Estancia de Juan José Viamonte hasta el 5
de marzo de 1839.
#$ :$
En el norte, las ambiciones del dictador boliviano Andrés
de Santa Cruz, que dominaba la recién fundada
Confederación Perú-Boliviana y quiso invadir Jujuy y
Salta con el apoyo de algunos emigrados unitarios,
llevaron a una guerra entre esos países y Argentina. La
guerra estuvo a cargo del "protector" Heredia,
gobernador de Tucumán. Éste era el último de los
caudillos federales que hizo alguna sombra a Rosas, pero
el Restaurador logró disciplinarlo por medio de la
financiación de esta guerra. A fines de 1838, con el
asesinato de Heredia a manos de uno de sus oficiales, se
paralizaron las operaciones y desapareció su último
competidor federal; tal vez por eso mismo al año
siguiente aparecieron enemigos internos decididamente
no federales.

Las relaciones con Brasil fueron muy malas, pero nunca


se llegó a la guerra, por lo menos hasta Caseros. Nunca
hubo problemas con Chile, aunque en ese país se
refugiaban muchos opositores, que llegaron a lanzar
algunas expediciones desde allí contra las provincias
argentinas. Con Paraguay, la política de Rosas se limitó a
pretender reincorporarlo a la Argentina. Aunque nunca
se iniciaron acciones directas en ese sentido, mantuvo el
bloqueo de los ríos interiores, a fin de forzar al Paraguay
a negociar su incorporación a la Confederación, cosa que
no consiguió.

En Uruguay, el nuevo presidente Manuel Oribe se libró de


la tutoría de su antecesor Fructuoso Rivera. Pero éste,
con apoyo de unitarios de Montevideo (entre ellos
Lavalle) y de los imperiales brasileños establecidos en
Río Grande del Sur, formó el partido Dzcoloradodz (al que
Oribe le opuso el partido "blanco") y se lanzó a la
revolución iniciándose la llamada Guerra Grande. A
mediados de 1838 comenzó el sitio de parte de los
colorados al gobierno, resguardado tras los muros de
Montevideo. Los colorados tuvieron desde el primer
momento el apoyo de la flota francesa y el protectorado
brasileño. Ante esto, Oribe renunció en octubre de 1838,
dejando en claro que lo había obligado una flota
extranjera y se retiró a Buenos Aires.
';5" >0
Artículo principal: Bloqueo francés al Río de la Platap
Los peores problemas empezaron con Francia: la política
exterior francesa había permanecido en un perfil bajo
por dos décadas, hasta que el rey Luis Felipe intentó
recuperar para Francia su papel de gran potencia,
obligando a varios países débiles a hacerle concesiones
comerciales y, cuando era posible, reducirlos a
protectorados o colonias. Ese fue el caso de Argelia, por
sólo citar un ejemplo. Desde 1830, Francia buscaba
aumentar su influencia en América Latina y,
especialmente, lograr la expansión de su comercio
exterior. Consciente del poder inglés, en 1838 el rey Luis
Felipe exponía ante el parlamento que Dzsolo con el apoyo
de una poderosa marina podrían abrirse nuevos
mercados a los productos francesesǥdz.

Al ver que la Argentina no estaba organizada


constitucionalmente, pensaron que podían, al menos,
obligarla a concesiones comerciales. En noviembre de
1837, el vicecónsul francés se presentó al ministro de
relaciones exteriores, Felipe Arana, exigiéndole la
liberación de dos presos de nacionalidad francesa, el
grabador César Hipólito Bacle, acusado de espionaje a
favor de Santa Cruz, y el contrabandista Lavié. También
reclamaba un acuerdo similar al que tenía la
Confederación Argentina con Inglaterra y la excepción
del servicio militar para sus ciudadanos (que en ese
momento eran dos).
Arana rechazó las exigencias, y meses más tarde, la
armada francesa bloqueó los puertos de la provincia de
Buenos Aires y Montevideo. Y lo extendió a las demás
provincias litorales, para debilitar la alianza de Rosas con
ellas, ofreciendo levantar el bloqueo contra cada
provincia que rompiera con él.

También en octubre de 1838, la escuadra francesa atacó


la isla Martín García, derrotando con sus cañones y su
numerosa infantería a las fuerzas del coronel Jerónimo
Costa y del comandante Juan Bautista Thorne.
Conducidos a Buenos Aires, fueron puestos en libertad en
honor a la valentía que habían mostrado.

El bloqueo afectó mucho la economía de la provincia, al


cerrar las posibilidades de exportar. Eso dejó muy
descontentos a los ganaderos y a los comerciantes,
muchos de los cuales se pasaron silenciosamente a la
oposición.

Sobre el reclamo particular de Francia, esto es, la


eximición del servicio de armas para sus súbditos, el
gobierno de Buenos Aires retrasó la respuesta por más
de dos años. Rosas no se oponía a reconocer a los
residentes franceses en el Río de la Plata el derecho a un
trato similar al que se daba a los ingleses, pero sólo
estuvo dispuesto a reconocerlo cuando Francia envió un
ministro plenipotenciario, con plenos poderes para la
firma de un tratado. Eso significaba un trato de igual a
igual, y un reconocimiento de la Confederación Argentina
como un Estado soberano.
';"*?5" >0
El gobierno de Rosas había prohibido la navegación por
los ríos interiores a fin de reforzar la Aduana de Buenos
Aires, único punto por el que se comerciaba con el
exterior. Durante largo tiempo, Inglaterra había
reclamado la libre navegación por los ríos Paraná y
Uruguay para poder vender sus productos. En cierta
medida, esto hubiera provocado la destrucción de la
pequeña producción local, pero la única provincia
beneficiada por esa política fue la de Buenos Aires, ya que
se prohibía comerciar por los puertos fluviales.

Debido a esta disputa, el 18 de septiembre de 1845 las


flotas inglesas y francesas bloquearon el puerto de
Buenos Aires e impidieron que la flota porteña apoyara a
Oribe en Montevideo. De hecho, la escuadra del almirante
Guillermo Brown fue capturada por la flota británica.
La flota combinada avanzó por el río Paraná, intentando
entrar en contacto con el gobierno rebelde de Corrientes
y con Paraguay, cuyo nuevo presidente, Carlos Antonio
López, pretendía abrir en algo el régimen cerrado
heredado del Dr. Francia. Lograron vencer la fuerte
defensa que hicieron las tropas de Rosas, dirigidas por su
cuñado Lucio Norberto Mansilla en las batallas de Vuelta
de Obligado y Quebracho. Pero esas batallas hicieron
demasiado costoso el triunfo, por lo que no se volvió a
intentar semejante aventura.

Al saber las noticias sobre la defensa de la soberanía


argentina en el Plata, el general San Martín, que vivía en
Francia, agregó a su testamento que legaba su sable
corvo, la espada más preciada que tenía, la que había
usado en Chacabuco y Maipú, al gobernador Rosas.

"El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la


independencia de la América del Sud, le será entregado al
General de la República Argentina don Juan Manuel de
Rosas como una prueba de la satisfacción que, como
argentino, he tenido al ver la firmeza con que ha
sostenido el honor de la República contra las injustas
pretensiones de los extranjeros que trataban de
humillarla."
Gran Bretaña levantó el bloqueo en 1847, aunque recién
en 1849, con el tratado Arana-Southern, no se concluyó
definitivamente este conflicto. Francia tardó un año más,
hasta la firma del tratado Arana-Lepredour. Estos
tratados reconocían la navegación del río Paraná como
una navegación interna de la Confederación Argentina y
sujeta solamente a sus leyes y reglamentos, lo mismo que
la del río Uruguay en común con el Estado Oriental.

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En 1837 surgió un grupo de jóvenes, entre los que se
contaban Esteban Echeverría, Juan Bautista Alberdi, Juan
María Gutiérrez y Vicente Fidel López, que se
identificaban con la clase política que había
protagonizado el proceso independentista hasta la
organización unitaria de 1824, y adherían a las ideas del
romanticismo europeo y la democracia liberal.

Este grupo logró cierta influencia a partir de dos


instituciones: el Salón Literario (luego cerrado por orden
de Rosas) y "La Joven Argentina", sociedad secreta
fundada por Echeverría en 1838.
Intentaron ser una alternativa a federales y unitarios,
propiciaron una organización nacional mixta, y sus ideas
y acción tendrían gran influencia en el proceso
constitucional posterior a la caída de Rosas. Por mucho
tiempo, la Dzhistoria oficialdz los consideró próceres civiles,
pero posteriormente se les acusó de considerar todo lo
europeo superior a lo americano o español, de querer
trasplantar Europa a América sin considerar a los
americanos, y de traicionar repetidamente a su propio
país.

Se pronunciaron en contra de la política de Rosas


respecto de Francia, y fueron perseguidos por la Mazorca
Ȅ brazo armado de la Sociedad Popular Restauradora Ȅ
y, si bien ninguno fue asesinado, terminaron refugiados
en Montevideo. Allí se confundieron con los opositores
refugiados, los más antiguos de los cuales eran los
unitarios, a los que se habían sumado los lomos negros
de la época de Balcarce; formarían un grupo más o menos
homogéneo, globalmente llamados "unitarios" por los
partidarios de Rosas.

* 
En junio de 1838 llegó a Buenos Aires el ministro de
gobierno santafesino Domingo Cullen, con la misión de
obtener un acercamiento entre Rosas y la flota francesa.
Pero al parecer se extralimitó en sus órdenes, y negoció
con el jefe de la flota el levantamiento de la misma para
su provincia, a cambio de ayudar a Francia contra Rosas
y suprimir la delegación que su provincia había hecho de
las relaciones exteriores en la de Buenos Aires. Pero a
mitad de la negociación murió el gobernador Estanislao
López, por lo que Cullen huyó a Santa Fe. Allí se hizo
elegir gobernador, pero Rosas y el entrerriano Pascual
Echagüe lo desconocieron como tal, con la excusa de que
era español. Fue depuesto y reemplazado por Juan Pablo
López, hermano de su antecesor.

Cullen huyó a Santiago del Estero y se refugió en casa del


gobernador Ibarra, desde donde logró organizar una
invasión a la provincia de Córdoba por parte de los
opositores al gobernador Manuel López. Éstos fueron
derrotados, e Ibarra envió a Cullen preso a Buenos Aires.
Al llegar al límite de la provincia de Buenos Aires, fue
fusilado por el coronel Pedro Ramos en junio de 1839.

Cullen había enviado a su ministro Manuel Leiva a


negociar con el gobernador correntino Genaro Berón de
Astrada una alianza contra Rosas, que el correntino
aceptó. Pero ante la caída de Cullen, buscó apoyo en el
uruguayo Rivera, con quien firmó un tratado de alianza,
que éste nunca cumplió. Y declaró la guerra contra
Buenos Aires y Entre Ríos. El gobernador Echagüe
invadió Corrientes y destrozó al ejército enemigo en la
batalla de Pago Largo, donde Berón pagó la derrota con
su vida.

En mayo, con apoyo y dinero porteño, Echagüe invadió


Uruguay, con apoyo de gran número de militares
"blancos", dirigidos por Juan Antonio Lavalleja, Servando
Gómez y Eugenio Garzón. Llegó hasta muy cerca de
Montevideo, pero fue derrotado en la batalla de
Cagancha.

El gobierno francés no consiguió mucho con su bloqueo,


por lo que decidió financiar campañas militares contra
Rosas, tanto pagando un fuerte subsidio al gobierno de
Rivera, como a los unitarios organizados en la Comisión
Argentina, dirigida por Valentín Alsina. Éstos buscaron
un jefe militar prestigioso para dirigir la revolución, y la
elección cayó en Lavalle, a quien Alberdi convenció de
ponerse al frente de las tropas.
En la propia Buenos Aires se gestó un movimiento contra
Rosas, cuyo mando militar cayó en al coronel Ramón
Maza, hijo del presidente de la legislatura, Manuel Maza.
Y en el sur de la provincia se organizó el grupo llamado
de los Libres del Sur, cuyos miembros estaban alarmados
por la caída de las exportaciones. Y contaban con Lavalle,
que debía desembarcar en la bahía de Samborombón.

Pero todo salió mal: el grupo de Maza fue delatado, el ex


amigo de Rosas fue asesinado y el propio jefe militar
fusilado. Los Libres del Sur, descubiertos, se lanzaron a la
insurrección, pero apenas dos semanas más tarde fueron
derrotados por Prudencio Rosas, hermano del
gobernador, en la batalla de Chascomús.

La derrota se debió a que Lavalle había cambiado de idea:


al producirse el ataque de Echagüe a Uruguay, decidió
aprovechar para invadir Entre Ríos. Como no consiguió
apoyo alguno en esa provincia para su cruzada contra
Rosas, se dirigió a Corrientes, donde el gobernador Ferré
lo puso al mando de su ejército.
Lo primero que hizo Ferré fue lanzar contra Santa Fe al
fundador de la autonomía provincial, Mariano Vera, pero
éste fue rápidamente derrotado y muerto.


 !" $
Desde la muerte de Heredia, los unitarios del norte se
habían ido organizando y empezaron a controlar los
gobiernos de Tucumán, Salta, Jujuy y Catamarca.

Rosas recordó que tenían en su poder el armamento


enviado por él para la guerra contra Bolivia, y decidió
mandar un emisario para quitárselo antes de que se
pronunciaran contra él. La elección fue uno de los más
serios y evidentes errores en toda la carrera del
Restaurador: el general Gregorio Aráoz de La Madrid,
líder unitario tucumano de la década anterior, que al
llegar a Tucumán cambió de bando y se unió a los
rebeldes. Éstos se pronunciaron contra Rosas y formaron
la Coalición del Norte, dirigida por el ministro tucumano
Marco Avellaneda. Intentaron extender la alianza
seduciendo a los gobernadores Tomás Brizuela, de La
Rioja, e Ibarra, de Santiago del Estero. Ambos eran
federales, pero al primero lo convencieron dándole el
mando militar supremo; Ibarra se negó.
A fines de 1840, Lamadrid invadió Córdoba, donde un
grupo de liberales derrocó a Manuel López. Incluso
intentaron revoluciones en San Luis y Mendoza, pero
ambas fracasaron.

7"" "$ ;8

Rosas renunció en 1851, como en otras oportunidades a


la conducción de las Relaciones Exteriores aduciendo
problemas de salud. Las provincias respondían
confirmándolo en la función, pero el 1° de mayo de ese
año fue diferente: Urquiza, gobernador de Entre Ríos,
inició su PRONUNCIAMIENTO contra Rosas en un
documento. Entre Ríos asumió totalmente su autonomía,
en cumplimiento del Pacto Federal, previo aceptar la
renuncia de Rosas.
En una proclama a las provincias (25/05/1851) las
invitaba a cooperar con su plan constitucional.

)$
00
La batalla de Caseros tuvo lugar el 3 de febrero de 1852,
el ejército de la Confederación Argentina al mando de
Juan Manuel de Rosas, Encargado de las Relaciones
Exteriores de la Confederación Argentina fue derrotado
por el Ejército Grande, compuesto por fuerzas del Brasil,
el Uruguay y las provincias de Entre Ríos y Corrientes,
liderado por el gobernador de Entre Ríos, Justo José de
Urquiza, quien se había sublevado contra Rosas el 1º de
mayo de 1851 en que lanzó el llamado Pronunciamiento
de Urquiza.

La batalla culminó con la victoria del Ejército Grande y la


derrota de Rosas, que deja de dicha forma el gobierno de
la provincia de Buenos Aires.

'$
6805"00
Las fuerzas porteñas (rosistas) contaban con: 22.000
infantes, 12.000 hombres de caballería y 60 cañones.
Acompañan a Rosas sus fieles jefes Jerónimo Costa, quien
defendiera la isla Martín García de los franceses en 1838;
Martiniano Chilavert, ex-unitario que se pasó al bando
rosista para no unirse a extranjeros; e Hilario Lagos,
veterano de la campaña de Rosas al Desierto.
680$ "$0
Sarmiento poco después de la batalla de Caseros
(1852).Urquiza contaba con 24.000 hombres, entre ellos
3.500 brasileños y 1.500 uruguayos. Entre sus jefes se
encontraban notorios personajes de la política argentina,
como los futuros presidentes Bartolomé Mitre y Domingo
Faustino Sarmiento. Sin embargo, el grueso de sus tropas
estaba formado por gauchos indisciplinados. Sólo los
brasileños eran soldados profesionales.
10$10> ;8 
La batalla duró 6 horas y se desarrolló en la estancia de la
familia Caseros, situada en las afueras de la ciudad de
Buenos Aires, actualmente el campo de batalla se
encuentra en los terrenos del Colegio Militar de la
Nación.

Lo llamativo de este enfrentamiento es que habiendo


chocado 47.000 hombres desde las 9:00 hasta cerca de
las 15:00 en un radio de acción no demasiado amplio, las
bajas fueron reducidas: apenas 100 ó 120 hombres
muertos en combate.

Urquiza no dirigió la batalla: cada jefe hizo lo que quiso.


Urquiza mismo, en un acto imprudente para un general
en jefe, cargó al frente de su caballería entrerriana contra
la izquierda de la línea enemiga.

Entretanto, la infantería brasileña, apoyada por una


brigada uruguaya y un escuadrón de caballería argentino,
tomó el El Palomar, curiosa construcción circular
destinada a la cría de palomas Ȅ que sigue en pie Ȅ
situada cerca de la derecha rosista. Una vez que los dos
flancos cedieron, sólo el centro continuó la batalla,
reducida a un duelo de artillería y fusilería. La última
resistencia fue dirigida por dos unitarios: la infantería de
Díaz y la artillería de Chilavert. Como se le terminaron las
balas, éste mandó recoger los proyectiles del enemigo
que estaban desparramados alrededor suyo y disparó
con éstos. Y cuando no hubo nada más que disparar,
finalmente la infantería brasileña pudo avanzar,
marcando el fin de la batalla.
$
3$
Cnel. Martiniano Chilavert. Al finalizar la batalla,
Habiendo tenido ocasión de escapar, Chilavert
permaneció sin embargo fumando tranquilamente al pie
del cañón hasta que lo llevaron frente a Urquiza. Se
produjo una fuerte discusión entre Urquiza y Chilavert,
en la cual el primero le recriminó su defección de la causa
antirrosista. Chilavert le replicó que el único traidor era
él que se había aliado a los brasileños para atacar a su
patria. Iracundo, Urquiza ordenó su fusilamiento por la
espalda (castigo reservado habitualmente a los
traidores), pero cuando lo llevaron sitio de fusilamiento,
Chilavert, tras derribar a quienes lo arrastraban, exigió
ser fusilado de frente y a cara descubierta. Se defendió a
golpes, pero fue ultimado a bayonetazos y golpes de
culata. Todas las heridas fueron de frente, pero su
cadáver permaneció insepulto varios días.

"0 " 0


Rosas, herido de bala en una mano, huyó a Buenos Aires.
En el "Hueco de los sauces" (actual Plaza Garay) redactó
su renuncia:

"Creo haber llenado mi deber con mis conciudadanos y


compañeros. Si más no hemos hecho en el sostén de
nuestra independencia, nuestra identidad, y de nuestro
honor, es porque más no hemos podido".
Pocas horas después, protegido por el cónsul británico
Robert Gore, Rosas se embarcó en la fragata británica
Centaur rumbo al exilio en Gran Bretaña. Unos días
después, las tropas de Urquiza entraron en Buenos Aires,
saqueando a la población. Poco después se nombró al
presidente del Tribunal Superior de Buenos Aires,
Vicente López y Planes, como gobernador interino.

Además de la ejecución de Chilavert y varios oficiales


rosistas en el campo de batalla, todos los sobrevivientes
del Regimiento de Aquino fueron fusilados sin juicio, y
sus cadáveres colgados de los árboles de Palermo de San
Benito, la residencia de Rosas ocupada por sus
vencedores. Tiempo después fueron enjuiciados y
ejecutados los miembros del escuadrón de represión
rosista conocido como La Mazorca, figurando entre ellos
Ciriaco Cuitiño y Leandro Antonio Alén, padre éste último
del célebre caudillo radical Leandro N. Alem y abuelo de
Hipólito Yrigoyen.

La batalla de Caseros permitió al Partido Unitario de la


Argentina organizarse en Buenos Aires, llamar a una
constitución, y empezar a definir una estructura de
gobierno liberal.


  - 
A- --
1º de junio de 1852 (por pedido de Urquiza, se firma con
fecha 31 de mayo de 1852 para que la conmemoración
del presente acuerdo entre en los de la Semana de Mayo)
Los infrascriptos, Gobernadores y Capitanes Generales de
las Provincias de la Confederación Argentina, reunidos en
la cuidad de San Nicolás de los Arroyos por invitación
especial del Excmo. Señor Encargado de las Relaciones
Exteriores de la República, Brigadier General D. Justo
José Urquiza, a saber el mismo Exmo. Señor General
Urquiza como Gobernador de la Provincia de Entre-Ríos,
y representando la de Catamarca, por Ley especial de
esta Provincia el Exmo. Señor Dr. D. Vicente López,
Gobernador de la Provincia de Buenos Aires; el Excmo.
Señor General D. Benjamín Virasoro, Gobernador de la
Provincia de Corrientes; el Exmo. Señor General D. Pablo
Lucero, Gobernador de la Provincia de San Luis; el Exmo.
Señor General D. Nazario Benavides, Gobernador de la
Provincia de San Juan; el Exmo. Señor General D.
Celedonio Gutiérrez, Gobernador de la Provincia de
Tucumán; el Exmo. Señor D. Pedro Pascual Segura,
Gobernador de la Provincia de Mendoza; el Exmo. Señor
D. Manuel Taboada, gobernador de la Provincia de
Santiago del Estero, el Exmo. Señor D. Manuel Vicente
Bustos, Gobernador de la Provincia de La Rioja; el Exmo.
Señor D. Domingo Crespo, Gobernador de la Provincia de
Santa- Fé. Teniendo por objeto acercar el día de la
reunión de un Congreso General que, con arreglo a los
tratados existentes, y al voto unánime de todos los
Pueblos de la República ha de sancionar la constitución
política que regularice las relaciones que deben existir
entre todos los pueblos argentinos, como pertenecientes
a una misma familia; que establezca y defina los altos
poderes nacionales y afiance el orden y prosperidad
interior; y la respetabilidad exterior de la Nación.
Siendo necesario allanar previamente las dificultades que
puedan ofrecerse en la práctica, para la reunión del
Congreso, proveer a los medios más eficaces de mantener
la tranquilidad interior, la seguridad de la República y la
representación de la Soberanía durante el periodo
constituyente.
Teniendo presente las necesidades y los votos de los
Pueblos que nos han confiado su dirección, e invocando
la protección de Dios, fuente de toda razón y de toda
justicia. Hemos concordado y adoptado las resoluciones
siguientes:

1ª.
Siendo una Ley fundamental de la República, el Tratado
celebrado en 4 de Enero de 1831, entre las Provincias de m 
$  *

Buenos Aires, Santa-Fé y Entre-Ríos por haberse


adherido a él, todas las demás Provincias de la
Confederación, será religiosamente observado en todas
sus cláusulas, y para mayor firmeza y garantía queda
facultado el Exmo. Señor Encargado de las Relaciones
Exteriores, para ponerlo en ejecución en todo el
territorio de la República.

2ª.
Se declara que, estando en la actualidad todas las
Provincias de la República, en plena libertad y
tranquilidad, ha llegado el caso previsto en el artículo 16
del precitado Tratado, de arreglar por medio de un
Congreso General Federativo, la administración general
del País, bajo el sistema federal; su comercio interior y
exterior, su navegación, el cobro y distribución de las
rentas generales, el pago de la deuda de la República,
consultando del mejor modo posible la seguridad y
engrandecimiento de la República, su crédito interior y
exterior, y la soberanía, libertad e independencia de cada
una de las Provincias.

3ª.
Estando previstos en el artículo 9 del Tratado referido,
los arbitrios que deben mejorar la condición del
comercio interior y reciproco de las diversas provincias
argentinas; y habiéndose notado por una larga
experiencia los funestos efectos que produce el sistema
restrictivo seguido en alguna de ellas, queda establecido:
que los artículos de producción o fabricación nacional o
extranjera, así como los penados de toda especie que
pasen por el territorio de una Provincia a otra, serán
libres de los derechos llamados de tránsito, siéndolo
también los carruajes, buques o bestias en que se
transporten: y que ningún otro derecho podrá
imponérseles en adelante, cualquiera que sea su
denominación, por el hecho de transitar el territorio.

4ª.
Queda establecido que el Congreso General
Constituyente, se instalará en todo el mes de Agosto
próximo venidero; y para que esto pueda realizarse, se
mandará hacer desde luego en las respectivas Provincias,
elección de los Diputados que han de formarlo,
siguiéndose en cada una de ellas las reglas establecidas
por la Ley de elecciones, para los Diputados de las
Legislaturas Provinciales.

5ª.
Siendo todas las provincias iguales en derechos, como
miembros de la Nación, queda establecido que el
Congreso Constituyente se formará con dos Diputados
por cada Provincia.

6ª.
El Congreso sancionará la Constitución Nacional, a
mayoría de sufragios; y como para lograr este objeto
seria un embarazo insuperable, que los Diputados
trajeran instrucciones especiales, que restringieran sus
poderes, queda convenido, que la elección se hará sin
condición ni restricción alguna; fiando a la conciencia, al
saber y el patriotismo de los Diputados, el sancionar con
su voto lo que creyesen más justo y conveniente,
sujetándose a lo que la mayoría resuelva, sin protestas ni
reclamos.

7ª.

Es necesario que los Diputados estén penetrados de


sentimientos puramente nacionales, para que las
preocupaciones de localidad no embaracen la grande
obra que se emprende: que estén persuadidos que el bien
de los Pueblos no se ha de conseguir por exigencias
encontradas y parciales, sino por la consolidación de un
régimen nacional, regular y justo: que estimen la calidad
de ciudadanos argentinos, antes que la de provincianos. Y
para que esto se consiga, los infrascriptos usarán de
todos sus medios para infundir y recomendar estos
principios y emplearán toda su influencia legítima, a fin
de que los ciudadanos elijan a los hombres de más
probidad y de un patriotismo más puro e inteligente.

8ª.
Una vez elegidos los Diputados e incorporados al
Congreso, no podrán ser juzgados por sus opiniones, ni m 


   "





acusados por ningún motivo, ni autoridad alguna; hasta


que no esté sancionada la Constitución. Sus personas
serán sagradas e inviolables, durante este periodo. Pero
cualquiera de las Provincias podrá retirar sus Diputados
cuando lo creyese oportuno; debiendo en este caso
sustituirlos inmediatamente.

9ª.
Queda a cargo del Encargado de las Relaciones Exteriores
de la Confederación el proveer a los gastos de viático y
dieta de los Diputados.
10ª.
El Encargado de las Relaciones Exteriores de la
Confederación instalará y abrirá las Sesiones del
Congreso, por si o por un delegado, en caso de
imposibilidad; proveer a la seguridad y libertad de sus
discusiones; librará los fondos que sean necesarios para
la organización de las oficinas de su despacho, y tomará
todas aquellas medidas que creyere oportunas para
asegurar el respeto de la corporación y sus miembros.

11ª.
La convocación del Congreso se hará para la Ciudad de
Santa Fe, hasta que reunido e instalado, él mismo
determine el lugar de su residencia.

12ª.
Sancionada la Constitución y las Leyes orgánicas que
sean necesarias para ponerla en práctica, será
comunicada por el Presidente del Congreso, al Encargado
de las Relaciones Exteriores, y éste la promulgará
inmediatamente como ley fundamental de la Nación
haciéndola cumplir y observar. En seguida será
nombrado el primer Presidente Constitucional de la
República, y el Congreso Constituyente cerrara sus
sesiones, dejando a cargo del Ejecutivo poner en ejercicio
las Leyes orgánicas que hubiere sancionado.

13ª.
Siendo necesario dar al orden interior de la República, a
su paz y respetabilidad exterior, todas la garantías
posibles, mientras se discute y sanciona la Constitución
Nacional, los infrascritos emplearán por si cuantos
medios estén en la esfera de sus atribuciones, para
mantener en sus respectivas Provincias la paz pública, y
la concordia entre los ciudadanos de todos los partidos,
previniendo o sofocando todo elemento de desorden o
discordia; y propendiendo a los olvidos de los errores
pasados y estrechamiento de la amistad de los Pueblos
Argentinos.

14ª.
Si, lo que Dios no permita, la paz interior de la República
fuese perturbada por hostilidades abiertas entre una ú
otra Provincia, o por sublevaciones dentro de la misma
Provincia, queda autorizado el Encargado de las
Relaciones Exteriores para emplear todas las medidas
que su prudencia y acendrado patriotismo le sugieran,
para restablecer la paz, sosteniendo las autoridades,
legalmente constituidas, para lo cual, los demás
Gobernadores, prestarán su cooperación y ayuda en
conformidad al Tratado de 4 de enero de 1831.

15ª.
Siendo de la atribución del Encargado de las Relaciones
Exteriores representar la Soberanía y conservar la
indivisibilidad nacional, mantener la paz interior,
asegurar las fronteras durante el período Constituyente,
y defender la República de cualquiera pretensión
extranjera, y velar sobre el exacto cumplimiento del
presente Acuerdo, es una consecuencia de estas
obligaciones, el que sea investido de las facultades y
medios adecuados para cumplirlas. En su virtud, queda
acordado, que el Excmo. Señor General D. Justo José
Urquiza, en el carácter de General en Jefe de los Ejércitos
de la Confederación, tenga el mando efectivo de todas las
fuerzas militares que actualmente tenga en pie cada
Provincia, las cuales serán consideradas desde ahora
como partes integrantes del Ejército Nacional. El General
en Jefe destinará estas fuerzas del modo que lo crea
conveniente al servicio nacional, y si para llenar sus
objetos creyere necesario aumentarlas, podrá hacerlo
pidiendo contingentes a cualquiera de las provincias, así
como podrá también disminuirlas si las juzgare excesivas
en su numero ú organización.

16ª.
Será de las atribuciones del Encargado de las Relaciones
Exteriores, reglamentar la navegación de los ríos
interiores de la República, de modo que se conserven los
intereses y seguridad del territorio y de las rentas
fiscales, y lo será igualmente la Administración General
de Correos, la creación y mejora de los caminos públicos,
y de postas de bueyes para el transporte de mercaderías.

17ª.
Conviniendo para la mayor respetabilidad y acierto de
los actos del Encargado de las Relaciones Exteriores en la
dirección de los negocios nacionales durante el período
Constituyente, el que haya establecido cerca de su
persona un Consejo de Estado, con el cual pueda
consultar los casos que le parezcan graves: quedando
facultado el mismo Exmo. Señor para constituirlo
nombrando a los ciudadanos argentinos que por su saber
y prudencia, puedan desempeñar dignamente este
elevado cargo, sin limitación de número.
18ª.
Atendidas las importantes atribuciones que por este
Convenio recibe el Excmo. Señor Encargado de las
Relaciones Exteriores, se resuelve: que su título sea de
Director Provisorio de la Confederación Argentina.

19ª.
Para sufragar a los gastos que demanda la administración
de los negocios nacionales declarados en este acuerdo,
las Provincias concurrirán proporcionalmente con el
producto de sus Aduanas exteriores, hasta la instalación
de las autoridades constitucionales, a quienes
exclusivamente competirá el establecimiento
permanente de los impuestos nacionales. Del presente
Acuerdo se sacarán quince ejemplares de un tenor
destinados: uno al Gobierno de cada Provincia y otro al
Ministerio de Relaciones Exteriores. Dado en San Nicolás
de los Arroyos, a treinta y un días del mes de Mayo de mil
ochocientos cincuenta y dos. Justo José Urquiza, por la
Provincia de Entre Ríos, y en representación de la de
Catamarca; Vicente López; Benjamín Virasoro; Pablo
Lucero; Nazario Benavides; Celedonio Gutiérrez; Pedro P.
Segura; Manuel Taboada; Manuel Vicente Bustos;
Domingo Crespo.
Artículo adicional al Acuerdo celebrado entre los Exmos.
Gobernadores de las Provincias Argentinas, reunidas en
San Nicolás de los Arroyos.

Los Gobiernos y Provincias que no hayan concurrido al


Acuerdo celebrado en esta fecha, o que no hayan sido
representados en él, serán invitados a adherir por el
Director Provisorio de la Confederación Argentina,
haciéndoles a éste respecto las exigencias a que dan
derecho el interés y los pactos nacionales. Dado en San
Nicolás de los Arroyos, a treinta y un días del mes de
Mayo del año mil ochocientos cincuenta y dos. Justo José
Urquiza, por la Provincia de Entre Ríos, y en
representación de la de Catamarca; Vicente López;
Benjamín Virasoro; Pablo Lucero; Nazario Benavides;
Celedonio Gutiérrez; Pedro P. Segura; Manuel Taboada;
Manuel Vicente Bustos; Domingo Crespo.

A principios de Mayo de 1852, Urquiza manifestó el que


hasta ese momento era el esbozo de una nueva
organización nacional. La propuesta incluía la
federalización de una amplia extensión del territorio
provincial, desde Tigre hasta la Ensenada de Barragán, y
desde el Río de la Plata al de las Conchas, incorporando a
la ciudad de Buenos Aires como residencia de las nuevas
autoridades nacionales. Se le quitaba así poder a Buenos
Aires al fracturar su territorio y al subordinar a la ciudad
a las autoridades nacionales.

El Pacto de San Nicolás fue el último de los pactos


preexistentes a los que hace mención el Preámbulo de la
Constitución Argentina. En él, se le dio jerarquía de Ley
de la Nación al Pacto Federal (art. 1º) y se convocó a un
congreso federativo en el que las provincias estrían
representadas equitativamente (art. 5º), eliminando las
prerrogativas que hasta ese momento había tenido la
ciudad-puerto.

Las provincias avalaron la delegación de poderes que se


le había otorgado a Urquiza, legitimándolo como
autoridad superior, a excepción de Buenos Aires. Su
gobernador, López y Planes, elevó a la legislatura
bonaerense el texto del Acuerdo que no sería aceptado.
Se habría así una nueva etapa de la historia argentina, la
de la secesión de Buenos Aires.
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31/05/1852 Acuerdo de San Nicolás convocando a un
Congreso Constituyente.

20/11/1852 Se inaugura el Congreso, sin representantes


de Buenos Aires, por estar separada de la Confederación.

24/11/1852 Se designa una Comisión de Negocios


Constitucionales para redactar el proyecto de
Constitución. La integran los diputados Pedro Díaz
Colodrero (Corrientes), Martín Zapata (Mendoza), Juan
del Campillo (Córdoba), Juan María Gutiérrez (Entre
Ríos), José Benjamín Gorostiaga (Santiago del Estero),
Manuel Leiva (Santa Fe), Pedro Ferré (Corrientes) quién
fue reemplazado por un tiempo por Salustiano Zavalía
(Tucumán). En febrero de 1853 se incorporó Santiago
Derqui (Córdoba).

18/04/1853 El proyecto se pone a discusión del


Congreso.

30/04/1853 El Congreso aprueba el texto constitucional.


1°/05/1853 Sanción de la Constitución Nacional.

25/05/1853 El Poder Ejecutivo -presidido por Justo José


de Urquiza- promulga la Constitución.

09/07/1853 Se procede a jurar la Constitución Nacional


en todas las provincias de la Confederación Argentina.


 -+ +
B  a&

El Congreso constituyente, fue inaugurado en la ciudad


de Santa Fe, sin representación porteña, el 20 de
noviembre de 1852. En esa ocasión, Justo José de
Urquiza, designado por el acuerdo de San Nicolás,
Director Provisional, con amplios poderes, sostuvo que
debía hablarse de fórmulas conciliadoras, y no de ideas
incompatibles, y que esas ideas de unidad deberían
dejarse asentadas en una Constitución que evite la
anarquía y el despotismo. A ambas posturas antagónicas,
calificó de Dzmonstruos que devoran a los pueblosdz. El
primero llenándolo de sangre y el segundo de vergüenza.
Tomando como antecedente el libro de Juan Bautista
Alberdi DzBases y puntos de partida para la organización
política de la República Argentinadz y los textos
constitucionales que la precedieron (constituciones de
1819 y 1826) tanto a nivel nacional como internacional
(Constitución de Estados Unidos) y el Pacto Federal de
1831, se redactó el Anteproyecto de Constitución con el
aporte decisivo de los diputados Benjamín Gorostiaga y
Juan María Gutiérrez.

Teniendo como base directa el ideario de Alberdi se logró


un texto liberal, tendiente al progreso de la nación, pero
sin dejar de lado sus tradiciones.

Los proyectos presentados fueron tres. El de Pedro De


Angelis, el de Alberdi, y el de Benjamín Gorostiaga, que
finalmente prevaleció.

Previamente se suscitó un debate para saber si había


llegado el momento propicio para el dictado de la
constitución, ante la pregunta del diputado Zenteno que
veía que la nación aún no estaba totalmente pacificada.
Gutiérrez opinó que justamente sería esta Ley Suprema
con la finalidad de afianzar la seguridad y la justicia, la
que lograría ese fin. El diputado Seguí apoyó esta idea,
pero en contra se manifestó Zavalía que no observaba en
el pueblo costumbres republicanas.

Finalmente el proyecto de la comisión fue aprobado por


14 votos contra 4.

La Constitución fue sancionada el 1 de mayo de 1853, y


promulgada por Urquiza el 25 de mayo de ese mismo
año. Está precedida de un Preámbulo, donde se
establecen los antecedentes y los fines de su creación. El
texto propiamente dicho, se divide en dos partes. La
primera titulada DzDeclaraciones, derechos y garantíasdz
fija la forma de organización del país bajo el sistema
representativo, republicano y federal, la religión católica
como religión oficial del estado y la relación entre el
gobierno federal y las provincias. Éstas tienen
garantizadas la subsistencia de sus instituciones y la
elección de sus gobernantes, con la única condición de
que respeten el sistema republicano, asegurando el
régimen municipal y la educación primaria gratuita. Su
representación en el Senado es igualitaria (tres
Senadores). Entre los derechos reconoce los civiles de los
habitantes y los políticos de los ciudadanos. La libertad
de trabajo, de reunión, de prensa, de propiedad, de
reunión, de asociación, de igualdad ante la ley, la libre
navegación de los ríos, etc. son recogidos en el texto de la
Carta Magna. El tema del derecho a la libertad de cultos
fue objeto de una gran discusión. Zenteno era partidario
de la intolerancia religiosa, y sostuvo que la libertad de
cultos no podía sancionarse por el poder civil, sino que
esa atribución le correspondía exclusivamente al Papa.
De todos modos la libertad de cultos quedó consagrada
entre los derechos del art. 14.

En la segunda parte establece cuales son las autoridades


de la nación dando preeminencia al ejecutivo, por sobre
el legislativo y el judicial. El Poder Ejecutivo está a cargo
de un Presidente y de un Vicepresidente, que ocupará el
lugar del primero, en caso de ausencia o enfermedad. El
período de ejercicio del cargo era de seis años, sin
posibilidad de reelección para el período inmediato
posterior. El sistema Legislativo es bicameral, formado
por una Cámara de Diputados que representa a la nación,
en función del número de habitantes y una Cámara de
Senadores que representa a las provincias. El Poder
Judicial está representado por una Corte Suprema de
Justicia y demás tribunales inferiores. El dictado de los
Códigos Civil, Comercial, Penal y de Minería quedaron
reservados al gobierno nacional. El gobierno federal se
reservaba el derecho de intervenir a las provincias, por
su exclusiva decisión, en casos de graves crisis.

Estando separada la provincia de Buenos aires, la capital


del país se estableció en forma provisoria en la ciudad de
Paraná en la provincia de Entre Ríos.

El primer presidente que rigió los destinos de la


confederación de acuerdo a esta nueva constitución, fue
Justo José de Urquiza.

6 a&(

Esta reforma fue planteada para permitir la


incorporación de la provincia de Buenos Aires a la
nación. Buenos aires, consumó su segregación cuando
dictó su propia constitución en 1854. En ella proclamó
que Buenos Aires era un estado con libre ejercicio de su
soberanía en el ámbito externo e interno. Sin embargo, el
10 de noviembre de 1859, Buenos Aires tras ser
derrotada por las fuerzas de Urquiza, selló la paz ese día,
con el Pacto de San José de Flores, que significó la unión
nacional, comprometiéndose a aceptar y jurar la
constitución de 1853. Se le permitió no obstante,
discutirla y proponer las reformas que juzgue
convenientes, las que a su vez, serían revisadas por un
Congreso Constituyente nacional.

Debió reunirse para ello una Convención Constituyente,


exigido por las normas constitucionales argentinas, que
adoptaron un sistema rígido, ya que la reforma
constitucional, debe hacerse por un sistema diferente a
las leyes comunes. De todos modos no contiene ninguna
norma inmodificable (pétrea) ya que puede modificarse
en la Dztotalidad o en cualquiera de sus partesdz. Los
convencionales constituyentes deben ser elegidos por
votación popular. La convención constituyente se reúne
por convocatoria del congreso que debe declarar que la
reforma constitucional es necesaria, por opinión de los
dos tercios de los integrantes de ambas cámaras.

Las reformas incorporadas en esa fecha (1860) se


refieren a que la norma que declaraba a Buenos Aires,
como Capital federal, quedaría sin efecto. La designación
de la capital resultaría de una ley del Congreso Dzprevia
cesión hecha por una o más legislaturas provinciales del
territorio que haya de federalizarsedz, residiendo
provisoriamente en Paraná como hasta entonces, el
gobierno nacional.

Buenos Aires se reservó el manejo de la Aduana, hasta


1866, y prescribía un subsidio de la provincia a la nación
de un millón de pesos mensuales. Se limitó el derecho del
ejecutivo nacional de intervenir a las provincias por su
propia decisión, sólo a dos casos: Para garantizar el
sistema republicano o en caso de ataque exterior. En caso
de problemas internos actuaría sólo en caso de petición
de las autoridades provinciales. Se especificó con
respecto a la libertad de pensamiento, el derecho a que
no se restringiera la libertad de imprenta. Se
incorporaron los derechos no enumerados (art.33) por el
cual aún los derechos que no constan en el texto
constitucional, pero que surgen del derecho soberano del
pueblo y del sistema de gobierno republicano, deberán
ser respetados.

6 a&((

Esta reforma tuvo como objeto nacionalizar


definitivamente las aduanas, cuyos impuestos fueron
nacionales para siempre, y no hasta 1866, como se había
añadido en la reforma de 1860.

)$7!"
La Batalla de Pavón (cercana a la actual ciudad de Pavón
(Santa Fe), en el margen sur del Arroyo Pavón, provincia
de Santa Fe, 17 de septiembre de 1861) fue una bata lla
clave de la guerra civil que dividió la Argentina durante el
s. XIX. Significó el fin de la Confederación Argentina, y la
incorporación de la provincia de Buenos Aires en calidad
de miembro dominante del país.

"$ "$0
70$0#$ 0
Durante la mayor parte del siglo XIX, la historia argentina
estuvo signada por el enfrentamiento, teórico, político y
militar, entre dos posturas:

Por un lado, los porteños de Buenos Aires pretendían


imponer su hegemonía sobre todo el país.
Por el otro, los provincianos querían descentralizar la
Nación, dando autonomía estatal a las provincias.
Hay una diferencia entre porteños y provincianos que no
se asimila con los dos partidos políticos que existían en
aquella época. Unitarios y Federales existían tanto en las
provincias como en Buenos Aires. Es cierto que estaban
enfrentados entre sí, pero a la hora de defender lo suyo,
se unían para enfrentar a su enemigo (a Buenos Aires o a
las provincias según cada caso)

Desde la batalla de Caseros, o más exactamente desde la


revolución del 11 de septiembre de 1852, el país estaba
dividido entre la Confederación Argentina y el Estado de
Buenos Aires, enfrentados en una guerra civil
intermitente. La Batalla de Cepeda (1859) y el Pacto de
San José de Flores, del año 1860, habían reunido la
provincia de Buenos Aires al resto del país. Al menos, en
forma nominal. Pero realmente no había solucionado
nada, ya que ambos bandos estaban casi convencidos de
que se volverían a enfrentar.

"5 $0""$
Durante la presidencia del Capitán General Justo José de
Urquiza las provincias del interior habían estado en paz,
con la excepción de San Juan, en la cual un crimen
político sirvió de catalizador para la guerra civil que
culminó en Cepeda. Las cosas cambiaron al ascender a la
presidencia Santiago Derqui.
Varios caudillos locales, genéricamente unitarios, se
habían mantenido en paz con el gobierno central. Pero
con el nuevo presidente, se lanzaron públicamente a la
oposición: tal el caso de Manuel Taboada de Santiago, o
de José María del Campo en Tucumán.
Las corrientes que el gobernador Juan Pujol había
mantenido unidas en Corrientes volvieron a enfrentarse
a su muerte.
El gobernador cordobés Mariano Fragueiro manejó muy
mal sus relaciones con la oposición; y cuando la situación
se hizo más violenta, Derqui intervino el gobierno de la
provincia y se trasladó a esa ciudad.
La situación más grave se dio Ȃ nuevamente Ȃ en la
provincia de San Juan, donde el gobernador, el coronel
José Antonio Virasoro (un correntino) fue derrocado y
asesinado con apoyo de varios políticos porteños. El
presidente envió una intervención federal a la provincia,
al mando del gobernador de San Luis, coronel Juan Saá,
pero el nuevo gobernador, Antonino Aberastain la
enfrentó militarmente. Fue derrotado y asesinado en
Pocito, lo que permitió a los porteños acusar a Derqui de
haber provocado el crimen.
 "0")"00
Para hacer efectiva la unión de la provincia rebelde a la
Nación, se efectuó en Buenos Aires la elección de
diputados provinciales ante el Congreso Nacional. Pero,
tal vez como una forma de provocación, o de desprecio a
las leyes nacionales, fueron realizadas de acuerdo con la
ley electoral porteña, y no por la ley nacional. Los
diputados fueron rechazados en el Congreso, y los
senadores se retiraron en solidaridad con aquéllos.

Por este y otros motivos, el presidente Santiago Derqui


dictó un decreto convocando a nuevas elecciones en
Buenos Aires. Pero las autoridades de la provincia se
negaron a acatar tal disposición, y declararon caduco el
Pacto de San José.

* 
El Congreso consideró esto como un acto de sedición y
Derqui encomendó al general entrerriano y ex presidente
Urquiza la jefatura de las fuerzas nacionales para volver a
la provincia rebelde a la obediencia.

Por su parte, el gobernador porteño, brigadier Bartolomé


Mitre se ponía al frente del ejército de Buenos Aires que
comenzó su concentración en Rojas en junio de 1861.
Varios intentos de mediación, tanto de mediadores
individuales, como la ofrecida por varias naciones
extranjeras, fracasaron ante la intransigencia de Mitre y
de Derqui. Urquiza, en cambio, intentó hasta el último
momento conservar la paz y se negó sistemáticamente a
tomar la inciativa contra el ejército porteño, tal como se
lo aconsejaban sus coroneles Ricardo López Jordán y
Prudencio Arnold.

El presidente Derqui organizó un ejército en Córdoba,


reuniendo un heterogéneo grupo de unidades de
infantería cordobesa y de caballería puntana
comandadas por los coroneles mayores José María
Francia y Juan Saá, respectivamente. A estas fuerzas,
llegadas al sur de la provincia de Santa Fe, se sumó la de
Urquiza, de entrerrianos y correntinos, las de la provincia
de Santa Fe y los emigrados porteños; la gran mayoría de
estas fuerzas eran de caballería con unas pequeñas
unidades de infantería . En total, el ejército confederal
estaba formado por 17.000 hombres, de los cuales 8.000
fueron aportados por las provincias del centro y 9.000
por Entre Ríos, Santa Fé y voluntarios de Buenos Aires.
El ejército mitrista estaba compuesto por 22.000
hombres y 35 piezas de artillería, contando además con
una importante superioridad numérica, de armamento y
de adiestramiento en infantería y artillería.

Derqui avanzó hasta Rosario, donde dejó el mando en


manos de Urquiza. Mitre, por su parte, avanzó casi
directamente hasta el norte de su provincia e invadió
Santa Fe.
'$
Ambas fuerzas chocaron en las orillas del arroyo Pavón
(40 km al sur de Rosario, en la provincia de Santa Fe, a
260 km al noroeste de la ciudad de Buenos Aires).
Urquiza dispuso sus tropas en una posición defensiva,
formando una línea extendida al este y al oeste de la
estancia de Domingo Palacios. En las alas quedó formada
la caballería.

Al llegar a 800 metros de la estancia, Mitre desplegó su


infantería, preparándose para el asalto al centro
adversario. Sin embargo fue la artillería confederal la que
dio inicio al combate, abriendo grandes brechas en las
filas de infantes porteños, blancos fáciles debido a sus
vistosos y coloridos uniformes.
El irregular combate duró apenas dos horas, durante las
cuales el ala izquierda confederal bajo el mando del
coronel mayor Juan Saá, compuesta en gran parte por las
divisiones santafesinas y porteñas de Ricardo López
Jordán, derrotó completamente a la caballería del Primer
Cuerpo del ejército porteño, comandada por el general y
ex presidente uruguayo Venancio Flores, persiguiéndola
hasta más allá del Arroyo del Medio (curso de agua que
marca el límite entre Buenos Aires y Santa Fe). La
caballería del Segundo Cuerpo porteño, bajo el mando del
experimentado general Manuel Hornos, ofreció mayor
resistencia; aunque finalmente debió retirarse, dejando
en poder de sus adversarios todo el parque y numerosos
prisioneros. También el ala derecha, al mando del general
Miguel Galarza arrolló a la poco numerosa caballería del
ala izquierda de Buenos Aires.

En cambio, el centro del ejército de la Confederación,


compuesto por milicianos del interior con escaso
entrenamiento militar, fue superado y obligado a
retroceder por los aguerridos y bien pertrechados
batallones de infantería porteños.
Al ver la dispersión del centro, Urquiza abandonó el
campo de batalla sin comprometer seriamente los 4.000
hombres de las divisiones entrerrianas que hasta ese
momento había mantenido en reserva, y marchó a
Rosario, siguiendo luego hacia San Lorenzo y Las
Barrancas. En este punto recibió información de la
victoria de su caballería, pero ya no regresó.

Si bien se han intentado varias explicaciones para esta


retirada, ninguna es satisfactoria. Las más difundidas son
las que la atribuyen a una enfermedad renal de Urquiza, y
la que sostiene que éste desconfiaba del presidente
Derqui y temía una traición.

La insólita decisión de Urquiza dejó el campo abierto al


ejército porteño, que se había retirado hacia San Nicolás
de los Arroyos. Mitre decidió entonces consolidar su
posición para marchar luego sobre Santa Fe.


"0 " 0
Las batallas de Cepeda, de Caseros y la de Pavón fueron
posiblemente los tres enfrentamientos armados más
trascendentales de la historia argentina, tanto por las
consecuencias institucionales que acarrearon, como por
la realineación de casi todos los actores políticos después
de cada una de ellas.

Al ver la inacción de Urquiza, Mitre reunió sus tropas.


Mientras tanto, parte de la caballería federal avanzó
hasta Pergamino, ocupando el pueblo. Sólo cuando una
reacción de la caballería porteña obligó a los federales a
regresar a Santa Fe, Mitre inició el avance hacia esa
provincia. Habían pasado varias semanas desde la
batalla.

En los meses siguientes, el avance de los porteños y sus


aliados fue imparable; y el único ejército federal que
podrían haberles opuesto resistencia, el de Urquiza, fue
prácticamente desmantelado por orden de éste.

Al ver que el país era invadido, Derqui renunció y se


refugió en Montevideo; pocas semanas más tarde, el
vicepresidente Pedernera declaraba caduco el gobierno
nacional.

A partir de ese momento, Mitre proyectó su influencia


sobre todo el país: todos los gobernadores federales Ȃcon
la notable excepción de Urquiza Ȃ fueron derrocados en
las semanas finales del año y en las primeras de 1862.
Algunos lo fueron por los unitarios locales, contando con
la cercanía de las fuerzas porteñas, y otros lo fueron
directamente por el ejército porteño que invadió esas
provincias. Los que lograron evadir esa suerte se unieron
a los otros en aceptar que el Gobierno Nacional había
caducado y encargaron su reorganización al gobernador
porteño, Mitre.

Meses después, Mitre fue elegido presidente de la Nación


por medio de elecciones organizadas por los nuevos
gobiernos; tanto en la elección de éstos, como en la de
aquél, los candidatos federales estaban proscriptos. Junto
a Mitre se hizo sentir el fuerte núcleo porteñista que
constituía su base política, copando los ministerios y
buena parte de las bancas del Congreso.

La capital del país, que había estado radicada en Paraná,


fue trasladada a Buenos Aires. Pero el gobierno nacional
debió aceptar quedar como huésped del gobierno
porteño. Esta ubicación de la capital permitió a los
porteños defender muy efectivamente sus intereses.
En los años siguientes, la Argentina mantuvo una
organización nominalmente federal, pero la
preponderancia real de Buenos Aires se mantuvo
inquebrantable. Al menos, hasta que logró configurar al
país a imagen y semejanza de sus propios intereses.
Lentamente llegaría a reorganizarse como un estado más
o menos federal, de ideología liberal y economía
librecambista. Los proyectos políticos y económicos de
Buenos Aires prevalecieron sobre todo lo que pudieron
intentar las demás provincias.
)$>$ 
Bartolomé Mitre (Buenos Aires, 26 de junio de 1821 - 19
de enero de 1906) fue un político, militar, historiador,
hombre de letras, estadista y periodista argentino;
gobernador de la Provincia de Buenos Aires y Presidente
de la Nación Argentina entre 1862 y 1868.
 " 0
Nació en la Ciudad de Buenos Aires, en la actual esquina
de Suipacha y Lavalle. Su familia era de origen griego, y
su apellido deriva de Mitropoulos.

Se exilió en el Uruguay, como otros opositores a Juan


Manuel de Rosas, durante el gobierno de éste; actuó
como soldado del ejercito oriental con el grado de
Teniente Coronel en 1846, y periodista en el Uruguay
perteneciendo al Partido Colorado del General Fructuoso
Rivera, luego vivió en el Perú, Chile y Bolivia. Se
encontraba en este último país en 1848, cuando debió
desterrarse a causa de la revolución; viajó al Perú y luego
a Chile, donde fue corredactor de Juan Bautista Alberdi,
director del periódico El Comercio de Valparaíso. En esa
ciudad, publicó Manuel Blanco Encalada y Thomas
Cochrane. El 13 de abril de 1890 ingresó a la Unión
Cívica.

Más tarde, escribió en El Progreso, diario que había


creado Domingo Faustino Sarmiento, desde donde
pregonó la indivisibilidad territorial de la soberanía
americana, defendió el derecho de pensamiento de los
extranjeros (siempre que no atentasen contra la
soberanía de los países que los acogían) y la democracia
en un sentido integral, y emprendió campañas para
mejorar social y económicamente al pueblo.
$"
Mausoleo de Bartolomé Mitre en el Cementerio de la
Recoleta en Buenos Aires (año 2005).Regresó después
del derrocamiento de Rosas, y lideró el alzamiento de la
provincia de Buenos Aires contra el sistema federal que
la Constitución Argentina de 1853, patrocinada por Justo
José de Urquiza, impondría. Ocupó diversos cargos de
relevancia en el gobierno provincial luego de la secesión
de la provincia, hasta que en 1859 fue derrotado
militarmente por Urquiza, que buscaba reincorporar a
Buenos Aires a la Confederación Argentina.

Sin embargo, tendría revancha en la batalla de Pavón


(1861), en la que resultó sorpresivamente vencedor
después de que Urquiza se retirara casi sin presentar
batalla; Buenos Aires se reincorporaría a la
Confederación, aceptando la Constitución de 1853 pero
introduciendo cambios que la beneficiaron en la reforma
del '60.
70" 
El gabinete de Mitre: Gelly y Obes, Guerra; Lucas
González, Hacienda; Guillermo Rawson, Interior; Rufino
de Elizalde, Relaciones Exteriores; Eduardo Costa,
Justicia.
Mitre con la banda presidencial. En octubre de 1862
Mitre fue electo presidente de la República Argentina.
Durante su mandato se extendió el sistema ferroviario,
organizó el ejército, difundió la enseñanza en todos los
niveles, mejoró el servicio postal, organizó la Suprema
Corte de Justicia, saneó la moneda, regularizó la deuda
pública, se adoptó el sistema métrico decimal y se fundó
el crédito público. Además se desarrolló la Guerra de la
Triple Alianza, donde la Argentina, aliada al Brasil y al
Partido Colorado de Uruguay al que perteneció Mitre en
Montevideo invadieron al Paraguay y combatieron al
Partido Nacionalista o Blanco aliado de Paraguay.
Mitre también fue el fundador de La Nación, uno de los
diarios más influyentes de Latinoamérica, que desde
1870 se sigue publicando y ha sido siempre dirigido por
sus descendientes.

En 1890, frente a la crisis del gobierno de Miguel Juárez


Celman, formó parte de la recientemente fundada Unión
Cívica, de la que luego se separaría la Unión Cívica
Radical.

Sus restos mortales descansan en el Cementerio de la


Recoleta de la Ciudad de Buenos Aires.
-' 30$
Su labor como historiador comprendió obras, memorias,
artículos periodísticos, discursos y una intensa labor
recopilando documentos, ordenando archivos y
fundando y organizando instituciones.
Sus obras, Historia de Belgrano (cuya cuarta edición
ampliada es de 1887), los tres volúmenes de la Historia
de San Martín (1887, 1888, y 1890), considerada obra
fundante de la historiografía oficial, de la emancipación
americana; y la Oración que pronunció con motivo del
centenario del nacimiento de Bernardino Rivadavia
forman una cabal historia de la Argentina.

Mantuvo correspondencia con la nieta del libertador Jose


de San Martín, quien vivió y murió en Paris en 1927,
doña Josefa Dominga Balcarce, de donde obtuvo
información de primera mano para la mencionada obra,
Historia de San Martín.

Historiadores posteriores, como Adolfo Saldías y José


María Rosa han cuestionado fuertemente su labor como
historiador y la interpretación dominante del siglo XIX
argentino que se desprende de ella, dando lugar al
llamado revisionismo histórico.

Tradujo, además, la Eneida de Virgilio. Su labor como


bibliógrafo y lingüista le permitió reunir una de las
mejores bibliotecas sobre lenguas americanas, cuyo
Catálogo Razonado fue publicado póstumamente por el
Museo Mitre, que se creó en 1907 gracias a las
donaciones que él dejó de su biblioteca, colecciones,
archivos y muebles de su casa.

Bartolomé Mitre. La mencionada Historia de Belgrano


originó un par de polémicas. La primera con Dalmacio
Vélez Sársfield, iniciada en 1854 en forma periodística y
que se sintetizó en dos libros de 1864: el de Vélez
Sársfield, llamado Rectificaciones Históricas: General
Belgrano, General Güemes; y el de Mitre: Estudios
Históricos sobre la Revolución de Mayo: Belgrano y
Güemes. La polémica se refirió a sucesos históricos y a su
interpretación, rozando además cuestiones vinculadas
con el concepto de ciencias históricas. En este último
aspecto fue más importante la polémica que tuvo con
Vicente Fidel López producida a raíz de la aparición de la
tercera edición de la Historia de Belgrano, de la cual
resultaron dos libros: de parte de López su Debate
Histórico, Refutaciones a las comprobaciones históricas
sobre la Historia de Belgrano; y de parte de Mitre las
Nuevas comprobaciones sobre historia argentina (1882).
El 4 de enero de 1870 mientras se libraban los últimos
combates de la Guerra del Paraguay y con una tirada de
mil ejemplares se hizo pública la primera edición del
diario La Nación fundado por Bartolomé Mitre bajo la
consigna La Nación será una tribuna de doctrina.
Actualmente este diario, con más de 140 años de
trayectoria, es uno de los de mayor tirada de la
Argentina.

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En la que fue su casa, funciona hoy el Museo Mitre calle
San Martín 336 de la Ciudad de Buenos Aires. Esta casa le
fue obsequiada por el pueblo al término de su
presidencia.

Durante el sitio de Buenos Aires, 2 de Junio de 1853, una


bala le dio en la frente, el general llevaba su quepis , la
bala dio justo en la escarapela argentina de metal y esta
amortiguo el golpe, dejando una marca en la fisonomía
del prócer.

Su vestimenta civil se distinguía por el chambergo y los


bolsillos rectos de su pantalón, el clásico bolsillo Dzmitredz,
donde solía descansar sus manos.
A los 14 años fue a trabajar a una de las estancias de Juan
Manuel de Rosas. Al poco tiempo Rosas lo devolvió a su
casa con estas palabras: "Dígale a Don Ambrosio que aquí
le devuelvo a este caballerito, que no sirve ni servirá para
nada, porque cuando encuentra una sombrilla se baja del
caballo y se pone a leer", muy lejos de la verdad estuvo
esta afirmación del restaurador. Años después también
Mitre estuvo muy lejos de la verdad cuando pronostico
que: "En 24 horas en los cuarteles, en 15 días en
campaña, en tres meses en la Asunción." Sin embargo la
llamada guerra de la "triple alianza" duró casi cinco años.
Este triunfo costó al país más de 50.000 muertos, y en la
República del Paraguay solo sobrevivirán
aproximadamente 300.000 personas de un millón
trescientas mil.

Fue un hombre de una enorme fortaleza y salud, en 1871


enfermó y sobrevivió a la terrible epidemia de fiebre
amarilla. Ni bien se recuperó viajo a Brasil, por encargo
del entonces Presidente Sarmiento, para arreglar los
definitivos limites tras la guerra de la Dztriple alianzadz.
UNIDAD III
MITRE(1862-1868)
Política:
*se organizo la Corte Suprema de Justicia y los
tribunales inferiores;
*creo cuerpos de ejercitos;
*centralizo el poder político;
*ley de compromiso;
*federalizo lo provincia de Bs.As.;
*se inicio la codificación del pais.
Economia:
*aplico los principios doctrinarios del liberalismo.
*se aprobo la ley de aduana;
*vaso la riqueza del pais en la explotación y
exportación de los productos extranjeros;
*creo un aparato recaudador nacional.
Educación:
*fundo el colegio Nacional de cs. Morales de Bs.As.
(1863);
*creo 14 colegios nacionales y sus respectivos
profesorados
Relaciones exteriores:
* Argentina, Brasil, Uruguay forman el tratado de la
Triplealianza para luchar con un ejercito conjunto contra
Paraguay.

SARMIENTO (1868-1874)
Política:
*Hubo gran cantidad de obras publicas: aumentaron la
cant. De lineas ferreas, se prolongaron servicios
telegraficos, se ampliaron los servicios de correos, en
1869 se realizo un censo nacional, en 1873 fundo en Bco.
Nacional, ley de tierras, ley de protección de bibliotecas
populares, organizo la contaduría nacional y el boletín
oficial.

Economia:
*aumentaron las exportaciones y sobre todo las
importaciones;
· contrato empréstito con Londres para cubrir el
déficit del presupuesto.
Educación:
* levanto gran aumento de escuelas primarias;
· una ley de subvenciones aseguraba la construcción
de escuelas y la adquisición de elementos destinados a la
enseñanza;
· creo 800 escuelas;
· trae maestras norteamericanas.
Relaciones exteriores:
* durante su gobierno finalizo la guerra con el paraguay,
se suscito un desentendimiento con Brasil;
· con Chile, trato de solucionas pacíficamente las
diferencias.

AVELLANEDA (1874-1880)

ampliamente protegida , y se aumentaron las toneladas


de carnes a Europa.
Educación:
En 1878 por la ley 934 se garantiza la libertad de
enseñanza de la educación Política:
* ocupo la patagonia;
*sanciono la ley por la cual se declara a Bs.as
capital federal de la republica(1880);
*ley de inmigración(1876);
· ley de amnistía;
· disminuyo el presupuesto, relajo los sueldos y
despidió a los empleados publicos.
Economia:
* se grabaron las importaciones de productos extranjeros
para recuperar mas impuestos y proteger a la industria
nacional;
· la agricultura fue secundaria: los colegios privados
caen bajo la supervisión de los colegios públicos.
Relaciones Exteriores: No hay.

 - 
   -+   +C  
4 -
 
 

B 
D a
La ley de Educación Común 1420 fue la piedra basal del
sistema educativo nacional. Se aprobó el 8 de julio de
1884, después de fuertes debates en el Congreso m  
.  3|  

Nacional y en la prensa.
La discusión acerca de la ley de la educación fue uno de
los debates más intensos, y de largo alcance, en la
historia Argentina. Distintos puntos de vista en torno a la
enseñanza religiosa, a la escuela mixta y al control del
Estado (y de la nación) sobre la educación dividieron a la
generación del ochenta. Las divergencias fundamentales
se centraron en la identificación común de la necesidad
de una ley de educación, la gratuidad y obligatoriedad de
la escuela.

En 1883, el Congreso comenzó a discutir un proyecto


mediante una iniciativa apoyada por los católicos desde
la Comisión de Justicia, Culto e Instrucción, presentada a
las Cámaras por Mariano Demaría. Después de un largo
debate en el que intervinieron entre otros Eduardo
Wilde, ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública,
Onésimo Leguizamón y Tristán Achaval Rodríguez, el
proyecto fue rechazado. Inmediatamente la mayoría
liberal del Congreso presentó otro alternativo, el que fue
aprobado con algunas modificaciones.

Uno de los temas más debatidos de la propuesta inicial


consistió en la inclusión de contenidos religiosos en los
programas escolares. Existían opiniones contrapuestas
acerca del papel de la Iglesia en la sociedad y el Estado.
Los liberales impulsaron un programa secularizador, por
el cual la Iglesia católica perdió parte de sus potestades
en cuanto al registro civil, la educación y el matrimonio.
En ese marco, la religión en las escuelas fue el nudo del
debate. Finalmente, la ley aprobada no hizo mención al
carácter laico de la educación pero la instrucción
religiosa quedó en calidad de optativa, con autorización
de los padres, y dictada fuera del horario escolar.

Otro punto de discusión radicó en la capacidad del


Congreso para legislar en lo atinente a la instrucción
pública en toda la república, según preveía el proyecto
presentado por la Comisión. Primó la posición de algunos
legisladores, quienes sostenían que el Congreso sólo
podía dictar leyes generales en lo relativo a la educación,
resolviendo sólo sobre la ley de educación para la capital,
los territorios y las colonias nacionales. El Estado
nacional limitaría su influencia a las escuelas de la
Capital, colonias y territorios nacionales y en las escuelas
normales, dejando a los gobiernos provinciales la
facultad de dictar sus propias leyes de educación. Sin
embargo, el gobierno nacional a través de las
subvenciones a las escuelas en las provincias tenía
autoridad para inspeccionarlas. Las autoridades
educativas nacionales realizaron persistentes esfuerzos
por establecer líneas de acción en las provincias
concordantes con las directivas nacionales.

La ley aprobada estableció la instrucción primaria


obligatoria, gratuita y gradual. La obligatoriedad suponía
la existencia de la escuela pública al alcance de todos los
niños, medio para el acceso a un conjunto mínimo de
conocimientos, también estipulados por ley. Los padres
estaban obligados a dar educación a sus hijos. Por último,
la formación de maestros, el financiamiento de las
escuelas públicas y el control de la educación Ȃprivada o
pública- quedó en manos del Estado. No obstante, la
sociedad tenía a través de los llamados distritos escolares
en los que participaban padres de familia (elegidos por el
Consejo Nacional de Educación), la facultad de
inspeccionar la calidad, higiene y cumplimiento de las
leyes en las escuelas.

En las décadas siguientes, la ley se convertirá en una


divisoria de aguas de los sucesivos enfrentamientos
ideológicos que atravesaron la opinión en el país. La
posición crítica o defensiva ante la ley será uno de los
puntos que demarcarán las corrientes de ideas
antagónicas. Sin embargo, a lo largo de más de un siglo, el
significado social y político de la ley varió en sintonía con
los cambios en el escenario político y los debates
ideológicos.
0 "$0"*$0"*"$"
En 1853 se sancionó la constitución cuyo artículo 25
decía: "El Gobierno Federal fomentará la inmigración
europea; y no podrá restringir, limitar ni gravar con
impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de
los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra,
mejorar las industrias e introducir y enseñar las ciencias
y las artes".

Los presidentes Mitre de 1862 a 1868, Sarmiento de


1868 a 1874 y Avellaneda de 1874 a 1880 fueron quienes
fomentaron la inmigración, lograron el afianzamiento del
orden institucional de la república unificada y el cambio
total de la estructura social y económica de la nación.

La República comenzó a atraer inmigrantes a los que se


les ofrecían facilidades para su incorporación al país,
pero sin garantizarles la posesión de las tierras; así lo
estableció la ley de colonización de 1876, que reflejaba la
situación del Estado frente a la tierra pública.
70 "0 
Los primeros ensayos de colonización en el país
comienzan bajo el gobierno de Urquiza. En 1855 el
médico francés Augusto Brougnes firma un contrato con
el gobierno de la provincia de Corrientes,
comprometiéndose a traer 1000 familias de agricultores
europeos en el plazo de 10 años. Según el convenio, a
cada familia correspondería una extensión de 35
hectáreas de tierra para cultivo, y se le proporcionaría
harina, semillas, animales e instrumentos de labranza. En
1855 arribaron, creándose centros en Santa Ana, Yapeyú
y en las proximidades de la ciudad de Corrientes.

El poblamiento del país comienza en 1857, cuando se


creó una "Asociación Filantrópica de Inmigración", de
carácter particular, que obtuvo una subvención del
gobierno y a la que se le otorgó la concesión de lo que fue
luego el "Hotel de Inmigrantes".

En 1875 se crea la Comisión General de Inmigración, y en


1876 se dicta la ley N.° 761, llamada Ley de Inmigración y
Colonización.
5 INMIGRACION; PRINCIPALES GRUPOS ETNICOS -
CONSECUENCIAS - CAMBIOS EN LA SOCIEDAD
Algunas causas de la inmigración:
* La necesidad de Argentina de integrarse al Mercado
Europeo.
* La situación inversa con respecto a las necesidades
argentinas y europeas. Argentina necesitaba mano de
obra, como consecuencia del proyecto de expansión del
sector agropecuario; y Europa liberaba mano de obra,
como consecuencia de la tecnificación del agro y la
Segunda Revolución Industrial.
* Se contaba con una zona muy apta para la explotación
agropecuaria:La Pampa Húmeda, cuya explotación
requería mano de obra y capitales, escasos en nuestro
país.
* La política de la generación de los '80 de transformar
el país a la imagen norteamericana, por la política
industrial del anglosajón, y europea, por sus ciudades
modernas y bien estructuradas.
La primera colonia realmente estable e importante es la
Colonia Esperanza, fundada por el infatigable Aarón
Castellanos, en Santa Fe, en 1865. Estos progresistas
colonos eran en su mayor parte de origen suizo, aunque
los había franceses y alemanes.
Los colonos traídos par Juan Lelong fundaron en Entre
Ríos una colonia en el paraje denominado Calera de
Espiro.

En 1857 Urquiza fundó también en Entre Ríos la colonia


San José en la que intervino el francés Alejo Peyret, autor
de una verdadera historia de las colonias, publicada en
dos tomos con el nombre de "Una visita a Las colonias de
la República".

Baradero se convirtió en asiento de una de las primeras


colonias, fundada por diez familias suizas, el 4 de febrero
de 1856.

Las primeras colonias de galeses se instalaron en Puerto


Madryn, en 1865. En 1878 se fundaron colonias en
Resistencia (provincia de Chaco).

La colonización no siempre fue orgánica, pues en muchos


casos los colonos, por falta de organización, sufrieron
verdaderas penurias, cuando no se habían tomado las
medidas necesarias para recibirlos.
En 1880 se acentuó el carácter de aluvión del
"poblamiento" del país.
Las magníficas posibilidades de la República Argentina,
las guerras y dificultades europeas atrajeron una fuerte
corriente inmigratoria.

Este "poblamiento" no fue seguido de una asimilación


inmediata.

El saldo inmigratorio fue de 76.000 inmigrantes en la


década del 60 al 70 y de 85.000 en la década del 70 al 80.
Sin embargo la distribución tuvo una tendencia definida
y la corriente inmigratoria se fijo preferentemente en la
zona del litoral y en las grandes ciudades. Solo pequeños
grupos se trasladaron al centro y al oeste del país.

Así comenzó a acentuarse intensamente la diferenciación


entre el interior del país y la zona del litoral, antes
contrapuestas por sus recursos económicos y ahora por
diferencias demográficas y sociales. Para tener una idea
aproximada de lo que se entiende por este "enorme flujo
de inmigrantes" , tenemos que entre 1886 y 1870 el país
recibió 160.000 inmigrantes mientras que entre 1881 y
1890 la cantidad de inmigrantes fue de 841.000 .

Esta inmigración fue predominantemente de origen


latino: español e italiano.

La construcción del ferrocarril creó una importantes


fuente de trabajo para los inmigrantes y desencadenó un
cambio radical en la economía del país. Buenos Aires fue
la principal beneficiaria del nuevo desarrollo económico.
La ciudad se europeizó en sus gustos y en sus modas.

Buenos Aires, su población cosmopolita, con arquitectura


renovadora, con minorías cultas y activo su puerto. La
capital ponía de manifiesto todos los rasgos del cambio
que operaba en el país.

De aquel aluvión inmigratorio que sumó alrededor de


nueve millones, sólo una parte (aproximadamente cinco
millones) tuvo ánimo de quedarse en el país. Sin
embargo, muchos de los que soñaban con regresar a su
patria de origen, constituyeron su familia en la República
y, nacidos los hijos, abandonaron el proyecto del regreso.

*:$00 "0 " 0

En los últimos 25 años del siglo pasado, la Argentina se


integró a la economía mundial como economía primaria
exportadora. Empezó a vender al exterior trigo, maíz,
lino, cueros y lana. Y, a principios de este siglo, se agregó
la venta de carne vacuna que reemplazó a la de ganado
en pie. Así pasó a ser el principal rubro de exportaciones
argentinas. La integración al mercado mundial también
dependió de factores como el desarrollo tecnológico, la
tendencia de algunos países europeos a invertir fuera de
su continente y la infraestructura nacional acorde para
poner en marcha el modelo agro-exportador. Este último
aspecto se tradujo en la recepción de muchos
inmigrantes europeos.

En el último cuarto del siglo pasado, la Argentina se


integró al sistema económico mundial como economía
primaria exportadora. Sus principales exportaciones eran
trigo, maíz, lino, cueros y lana. Después de que se inventó
la refrigeración, los frigoríficos pasaron a ser, desde
principios del siglo XX, el sector más dinámico. Así, la
venta de carne vacuna reemplazó a la de ganado en pie y
se convirtió en el principal rubro de exportaciones
argentinas.

Se calcula que, entre 1890 y 1914, -entre la Revolución


del Parque protagonizada por la Unión Cívica y el
estallido de la Primera Guerra Mundial-, la Argentina
exportaba anualmente 10.000.000 de toneladas de
cereales.

Al inicio de la Guerra, la superficie cultivada en el país era


de alrededor de 24.000.000 de hectáreas. Esta cifra
superaba más de cuarenta veces a la registrada tres
décadas antes durante la presidencia de Domingo
Faustino Sarmiento.

1. Desde Sarmiento hasta Roque S. Peña gobernaron el


país diez presidentes, se realizaron tres Censos
nacionales (1869, 1895 y 1914), la población se
cuadriplicó y se reconoció a la minoría parlamentaria a
través de las reformas electorales de 1902 y 1912.
2. Entre el primer y el tercer Censo Nacional, la población
creció a un ritmo anual promedio superior al 3%, la
producción total alrededor del 5%, la superficie cultivada
más del 8% y la extensión de vías férreas por encima del
15%.

3. La integración argentina al mercado mundial dependió


de varios factores externos. En primer término, el
desarrollo tecnológico del siglo XIX acortó las distancias
y facilitó las comunicaciones con el avance de la
navegación, la extensión del ferrocarril y el telégrafo.
Además, se mejoró la producción con invenciones que
fueron desde el maquinismo textil hasta la refrigeración.

4. En segundo lugar, ese progreso tecnológico de los


países más desarrollados facilitó la creación en la
Argentina de la infraestructura necesaria para la puesta
en marcha del modelo agroexportador. En este marco,
existió una tendencia de los capitales europeos a invertir
fuera de Europa durante la segunda mitad del siglo XIX.
Especialmente después de la Revolución Francesa de
1848.
5. La evolución de la industria británica en el último
cuarto del siglo XIX, y la expansión de productos
alimenticios ingleses trajo consecuencias para el país.
Facilitó la ubicación de las exportaciones primarias
nacionales en el mercado mundial. A cambio, la Argentina
debía ser un activo mercado para la compra de artículos
secundarios industriales o semi-industrializados.

La dinámica del modelo agroexportador se tradujo en la


llegada de grandes cantidades de inmigrantes europeos
como mano de obra, particularmente, desde Italia y
España.

El Presidente de la Nación en compañía del presidente de


la Sociedad Rural Argentina, Dr. Joaquín Anchorena, y
otros invitados se dirige al palco oficial con motivo de
inaugurarse la 33º Exposición de Ganadería (1919).

La Pampa Húmeda se convirtió en el principal centro de


producción.

Los europeos venían en busca de tierras para trabajar.


Pero, a excepción de la provincia de Santa Fe y algunas
otras experiencias aisladas, en general, no tuvieron
acceso a su posesión.

Por el contrario, se consolidó una estructura latifundista -


gran concentración de las tierras en pocas manos-
fundamentalmente en Buenos Aires. Esta provincia
estaba controlada por una élite terrateniente de familias
criollas o acriolladas de origen patricio.

Su núcleo, según el historiador británico David Rock,


"estaba formado por 400 familias, estrechamente
entrelazadas a través de ciertos clubes y asociaciones
privadas menos de 2.000 personas poseían en la
Argentina tanta tierra como la superficie de Italia,
Bélgica, Holanda y Dinamarca juntas".
0!""$" "$'9

La división internacional del trabajo implicó para la


Argentina desde sus orígenes dependencia, miseria,
hambre y desocupación.

Como se habrá advertido, la deuda externa resulta un


personaje permanente en nuestra historia. Salvo los
períodos de gobiernos populares, ha obrado como
instrumento de saqueo y subordinación semicolonial.

Por supuesto, su acción se ha entrelazado con otros


mecanismos de expoliación tales como la penetración
extranjera de mercaderías y capitales, el deterioro de los
términos de intercambio, la expoliación financiera, la
monopolización y oligopolización de los mercados, la
discriminación comercial aplicada por las grandes
potencias, las concesiones leoninas de recursos naturales
y servicios públicos.

El gran titiritero responsable de la opresión y el despojo


es el bloque de intereses constituido-antes- por la vieja
oligarquía y el imperialismo británico; ahora, por el
nuevo poder económico-o nueva oligarquía- y el
imperialismo norteamericano.

Cabe preguntarse entonces cual ha sido el resultado de


esta tozuda política económica que recorre nuestra
historia y que especialmente asume rasgos cada vez más
siniestros a partir del llamado "modelo" implantado en
1976.
Argentina, octava, entre los países, en cuanto a extensión
territorial, poseedora de los más diversos climas, dotada
por la naturaleza de las mejores praderas del mundo, así
como de riqueza petrolera, importantes bosques,
potencial hidroeléctrico, con extensas posibilidades
mineras en el costado oeste y un litoral atlántico con
fabulosa riqueza ictícola, se halla endeuda en 214000
millones de dolares.

El importe de esta deuda es similar a el


dineroperteneciente a los Argentinos que ha fugado al
exterior. Es decir, Argentina, a través de este modelo de
dependencia externa, ha drenado riqueza
permanentemente hacia el exterior a través de intereses
con tasas usurarias, utilidades de las multinacionales, de
fletes y primas por transporte y seguros, de manera tal
que una importantísima parte del ahorro nacional se ha
evaporado a beneficio de los intereses foráneos. En ese
tributo imperial-reiteramos- ha tenido coparticipación la
minoría nativa "trasnacionalizada". Por esa razón, un país
saqueado y endeudado puede mostrar a uno de sus
empresarios en la lista de los más ricos del mundo, como
en el caso de Gregorio Pérez Companc. Asimismo, las
cifras de distribución del ingreso nacional, dan cuenta de
la siniestra desigualdad impuesta por el sistema
capitalista dependiente o semicolonial. Así la brecha
entre el 10% más rico respecto al 10% más pobre se ha
ido ensanchando enormemente desde 1976 y pasó de
12.2 veces a 29 veces en el 2001.

En junio de 2002 la desocupación alcanza su cifra


record:21.5%, es decir sobre una población activa de
14.500.000, existen 3.100.000 desocupados. A ellos se les
agrega más de dos millones y medio de subocupados y
tres millones de ocupados en negro. Esa masa de
desocupados y subocupados, es el revolver que coloca la
patronal sobre la clase trabajadora ocupada, obligándola
a aceptar condiciones de trabajo infrahumanas, pérdida
de derechos laborales, etc. La permanencia del
desempleo lleva a pensar que se trata de una estrategia
siniestramente planificada. No solo la nueva oligarquía
prefiere el bajo costo argentino y la búsqueda del
mercado externo como consecuencia de su entrabando
con el capital extranjero, sino que además quiere alejar
toda posibilidad de pleno empleo que permita a la clase
trabajadora recuperar su fortaleza sindical y política de
décadas atrás.

La desocupación se constituye así como el gran


instrumento del llamado "disciplinamiento social", es
decir, no solo de la obtención de abultada plusvalía sino,
además, de la eliminación de las conquistas sociales.

Todas estas víctimas de un sistema inocuo ya han


aprendido lo que no quieren. Han comprobado que una
dirigencia política agotada solo sabe mentir y traicionar,
es decir que por corrupta, incapaz o cobarde, termina
sirviendo a los poderosos. Han verificado en los hechos
los resultados de "ingresar al primer mundo", "insertarse
en la economía mundial" y otras tantas zonceras
económicas del liberalismo. Han sufrido en carne propia
las delicias de las privatizaciones.

Por eso, en la Argentina desarticulada, desmembrada y


fragmentada han comenzado a producirse experiencias
nuevas a través de las cuales diversos sectores sociales
llevan a cabo la necesaria rearticulación, se reagrupan y
avanzan con sus reclamos, en defensa de sus derechos.

El vasto mundo de la desocupación toma forma a través


de los piqueteros. Su instrumento es el corte de rutas, ya
que no pueden recurrir a las huelgas, como los
trabajadores ocupados.
Así también la frustración, la asfixia y la profunda caida
en sus condiciones materiales moviliza a los sectores
medios contra el "modelo". Nacen y proliferan entonces
las asambleas barriales, exigiendo participación y formas
de democracia directa. Del mismo modo, los trabajadores
de fábricas en quiebra han comprendido que ellos
pueden dirigirlas y empiezan a hacerlo, salvando las
fuentes de trabajo.

Estas organizaciones evidencian que la sociedad


argentina tiene suficientes reservas para no dejarse
abatir por el desanimo, el escepticismo o la dispersión.
Ellas son la reacción frente a un mundo de falsas
promesas, hipocresía y dominación semicolonial.

¿A través de qué proyecto, entonces, es posible lograr la


redistribución del ingreso, el recupero del empleo y la
reorganización del estado semidestruido?

Este proyecto se habrá de elaborar entre todos y en la


lucha contra todo lo viejo que muere irreversiblemente.
No será tarea de iluminados, menos aún de copistas y
remedadores de experiencias lejanas, de otras épocas.
Resultará creemos de un estudio pormenorizado de la
realidad argentina, de sus rémoras, de sus
potencialidades, producto de un debate amplio en donde
todos aporten sus experiencias y conocimientos al
servicio del proyecto colectivo.

*4'"0
Se conoce como Liga de Gobernadores a una alianza
compuesta hacia 1870 por los máximos dirigentes de
varias provincias de Argentina, quienes decidían en
forma consensuada a quién apoyar como candidato a la
futura presidencia. En ella estaban presentes los
gobernadores de Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe,
Tucumán, La Rioja y Santiago del Estero. Este acuerdo fue
la base de la creación del Partido Autonomista Nacional
hacia 1874.

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El Partido Autonomista Nacional (PAN) fue un partido


político liberal conservador y conservador argentino, que
tuvo preeminencia durante el período 1880-1916, creado
el 15 de marzo de 1880 por la unión de los partidos
Autonomista de Adolfo Alsina y Nacional de Nicolás
Avellaneda. Su principal figura fue Julio Argentino Roca,
presidente en dos oportunidades.

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Representante de la clase alta porteña, el PAN ejerció un
liderazgo paternalista y se mantuvo en el poder por
medio del fraude electoral, implementado mediante la
manipulación del voto cantado. En lo económico impulsó
el modelo agroexportador, que privilegiaba la producción
ganadera y cerealera de la pampa húmeda y fue clave en
la expansión de la red ferroviaria argentina.

E0$
Luego de la Revolución de 1890 apareció dentro del PAN
una corriente opuesta a la política de Roca, que se
conoció como línea modernista, que se proponía una
modernización institucional del país, con el fin de abrir
camino a un sistema de tipo democrático, abandonando
el fraude como método para perpetuarse en el poder que
había utilizado permanentemente el PAN mediante la
manipulación del voto cantado. Pertenecieron a esta
corriente Roque Sáenz Peña, Carlos Pellegrini, Ramón J.
Cárcano, Francisco Bernabé Madero , entre otros. Fue
bajo el mandato de Roque Sáenz Peña, que fue
sancionada la ley de sufragio universal, secreto y
obligatorio que permitió realizar elecciones libres en
1916.

Julio Argentino Roca, figura principal del Partido


Autonomista Nacional.
El principal partido opositor, aunque en una política de
abstención electoral debido a la falta de libertad política,
fue la Unión Cívica Radical (UCR), surgida poco después
de la Revolución del Parque de 1890. Luego de la reforma
electoral de 1912, y sobre todo de las elecciones
presidenciales de 1916, en las que la UCR ganó la
presidencia, el PAN desapareció.

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Pertenecieron a este partido los siguientes presidentes:

Nicolás Avellaneda (1874 - 1880)


Julio Argentino Roca (1880-1886, 1898-1904)
Miguel Juárez Celman (1886-1890)
Carlos Pellegrini (1890-1892)
Luis Sáenz Peña (1892-1895)
José Evaristo Uriburu (1895-1898)
Manuel Quintana (1904-1906)
José Figueroa Alcorta (1906-1910)
Roque Sáenz Peña (1910-1914)
Victorino de la Plaza (1914-1916)

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Gobierno de Roca(1880-1886)

· Con Roca como presidente de la nación comienza


una etapa de estabilidad política y constitucional y de
prosperidad económica.

· DzPaz y Progresodz era su lema, pues era necesario


cuanto antes un orden interno para conseguir el
crecimiento económico del país.
· Argentina debía ser un país rico y moderno y su
capital seria comparable a las grandes capitales
europeas.

· El nuevo régimen político obedecía a ideas


alberdianas, conseguir un país donde sus habitantes
tenga todo tipo de libertades civiles, como la de comprar,
vender, estudiar, enseñar, etc. pero excluidos del sector
político, pues quedaría reservado solo para la gente mas
culta y capacitada para gobernar.

· Estos hombres dirigentes, encargados de conducir al


país política y económicamente pertenecían en su
mayoría a una elite tradicional de unas 400 familias
terratenientes criollas, con culturas y vida social muy
similares y con gran poder económico que se vinculaban
según sus intereses comunes respecto a la exportación y
el comercio exterior de los productos que ellos
producían. Se los llamó la generación del 80 y se
consideraban los padres de Patria o patricios.

· El partido político de esta elite se conocía como el


PAN, y en realidad no era un partido político con el
concepto moderno, sino mas bien un grupo de hombres
con poder económico que respondían a una persona con
características de líder, ya sea por su carácter o bien por
su poder.

· El PAN (Partido Autonomistas Nacional) artículo sus


relaciones políticas entre presidente, diputados,
senadores y gobernadores provinciales consolidando su
poder político único en todo el país. Un diputado podía
ser mas tarde senador y un senador ser gobernador y a
su vez este gobernador seria diputado, solo cambiaban
sus bancas.

· Estos políticos usaron todo tipo de arma a su


alcance para controlar el poder y dominar al pueblo, ya
sea a través de sobornos, con regalos, recompensas,
relaciones familiares, etc., por otro lado los habitantes no
se encontraban organizados como para crear una fuerte
oposición.

· En la practica había elecciones, pero siempre


ganaba el que ya estaba decidido por esta elite, es decir
se recurría al fraude electoral, además el voto era
cantado, y se obligaba por medio de matones a votar por
el candidato elegido. A estos gobiernos se los llamo
electores, también se conoce a esta época como la
oligarquía o conservadora, conservadora de su poder
político.

· Este sistema de elección de representantes pudo


mantenerse hasta la primera crisis económica de 1890,
donde el pueblo ya mas culto y organizado comenzó a
cuestionar este tipo de practicas fraudulentas, exigiendo
leyes que democraticen la vida política.

· Todos estos hombres de la clase dirigentes eran


positivista, es decir, estaban convencidos que el progreso
estaban directamente relacionado con el avance de las
ciencias. Pensemos como la tecnología de aquella época
cambio la vida de todos los ciudadanos: el teléfono,
telégrafo, ferrocarril, frío, molinos de viento, maquina
agrícolas, luz eléctrica, etc. Ellos fomentaron la
investigación.

· También defendían el liberalismo económico, pero


no el político, en ese aspecto ellos eran conservadores,
pues excluía a los sectores populares de las libertades
políticas, creían que sólo ellos podían gobernar, sólo ellos
eran los aptos para la conducción política de la Argentina.
(El liberalismo político defiende la libertad e igualdad
de todos los ciudadanos ante la ley, y busca el bienestar
de la mayoría de los habitantes.)

Algunas Reformas de Importancia En El Gobierno de


Julio A. Roca:

· Reforma monetaria, se unifico la moneda nacional y


se prohibió el uso de monedas provinciales.(se uso el
patrón oro , que era el patrón internacional), ya que hasta
ese momento existía una anarquía monetaria nacional.

· Se creo el Estado Mayor del Ejercito, y se organizó el


mismo, culminando en la Ley de Servicio Militar
Obligatorio en 1901, o Ley Richiere. (El conflicto con
Chile aceleró este proceso)

· Se promulgo la Ley de Territorios Nacionales, que


puso bajo el poder ejecutivo 9 nuevas gobernaciones
creadas en los territorios conquistados durante la
campana contra los indios. Tierra del Fuego, Chubut,
Santa Cruz, La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chaco,
Formosa, Misiones.

· La Ley 1420 de Educación Común, de la enseñanza


gratuita, obligatoria y laica para todos los habitantes de 6
y 14 años. Desplazando a la Iglesia de esta actividad
educativa, que hasta ese momento era la única encargada
de esa función. En esa época de cada 100, 90 habitantes
eran analfabetos.

· La Ley de Registro Civil, que también la Iglesia


llevada el control de los nacimiento y defunciones, ahora
se creó el Registro Civil a cargo del Estado, y mas tarde se
estableció la ley de Matrimonio

· La Reunión de un Congreso Pedagógico y la Ley


Universitaria.

· Crea la Municipalidad de Buenos Aires.

· Crea el Banco Hipotecario Nacional


· Aprueba el Código Penal

. Dictó la Ley de Residencia, por la cual se deportaría


cualquier extranjero rebelde, que altere el orden público
Introducción:

Entre 1880 y la Primera guerraMundial, la Argentina


experimento un periodo de progreso sin igual. Y comenzo
con la Presidencia de Julio Argentino Roca. Y nacio lo que
se dio a llamar la "Argentina Moderna". La generación del
80´ plasmó un modelode país agro Ȃ exportador, liberal y
posotivista. Este crecimiento vertiginoso del pais fue la
consecuencia de su incorporación al
mercadointernacional como productor de materias
primas, pero en especial estaba vinculado al
comercioingles. En tanto que el alud inmigratorio "que
venia a hacer la America" fue integrándose
paulatinamente a todas las clases sociales. La mayoría se
fundió con los estratos más bajos de la sociedaddonde
comenzaba a despuntar el naciente proletariado
Industrial. Otros, inclinados a las actividades
agropecuarias, terminaron por configurar las alternativas
de la "pampa gringa", en tanto que una minoría de
enriquecidos integró una Oligarquía de nuevo cuño,
menos elitista que la tradicional, llamada a tener
influencia en los futuros acontecimientos politicos.
La incorporación al proceso social de un sector de
obreros, producto de la incipiente industrialización,
hacian oir sus reclamos. Esta "cuestion social", en
consonancia con el impacto producido por la ideas
traidas por los inmigrantes, se reflejaba en los periodicos
(algunos de inspiración socialista y anarquista) y en
intentos de organizaciónsindical cuyas bases eran
todavía demasiado endebles como para conmover la
estructura del gobierno.
Pero además el Regimen conservador impidió la
participación democratica. Esta situación abrió una
brecha entre la sociedad y el sistema político. Finalmente
el conflicto entre el Oficialismo y la oposición culmino
con la Ley de SufragioUniversal en 1912.

Entonces como se puede ver esta etapa fue muy


importante en la historia Argentina, y la iniciadora de
todo lo que vendría. Por eso vale la pena hacer una pausa
en ella y analizar sus puntos más resaltantes. En este
Trabajo lo que se quizo lograr fue una especie de
resumen de esta etapa, separándola en tres grandes
grupos: La Sociedad, La Economia, y la Política.
DESARROLLO

1. ECONOMIA

El modelo agrario exportador


El propósito era asegurar la juridicidad y el progreso.
A partir de 1880 impusieron el modelo de
desarrolloeconómico para el país basado en las
exportaciones crecientes de la producción agropecuaria
de las praderas templadas de La Pampa. Se produjo una
transformación de la sociedad argentina. A su ves se fue
organizando un régimen político oligárquico.
La economíacomenzó a organizarse como complemento
de la economía industrial europea, y particularmente
inglesa. Esto formaba parte del auge de la economía
capitalista mundial. La economía mundial produjo
cambios en la organización de producción, en la sociedad
y en la política. Se lo denomina asi por que el sector
productivo más importante fue el agrícola-ganadero. Las
Carnes, fueron el factor dinámico del desarrollo. Pero los
motoresdel crecimiento economico fueron los
ferrocarriles y los frigoríficos.
Características:
* La dependencia económica del mercado externo:
centros industrializados europeos tuvieron poder de
decisión sobre la organización de la producción
Argentina.
* El latifundio como unidad de producción agropecuaria:
Casi toda la producción destinada a la exportación, se
obtenía en grandes propiedades rurales de la región
pampeana.

* La intervención del Estadotuvo un papel decisivo para


el funcionamiento del modelo. Lo más importante era,
garantizar la libre circulación de bienes capitales,
favorecer la expansión de la redde transportes y otras
obras, facilitar la puesta en producción de las nuevas
tierras de frontera, estimular la inmigración extranjera
para obtener fuerzade trabajo, y organizar un sistema
jurídico y monetario.
* La participación de capitales extranjeros: Obras que
facilitaban el transporte y la comercialización de los
productos argentinos en el mercado internacional.
La inmigración extranjera: Entre 1857 y 1914, del saldo
inmigratorio neto de 3.300.000 personas, se radicó en la
región pampeana, pero solo 1/4 (800 mil) quedaron en
las zonas rurales.
* Desequilibrio regional: Las regiones del país, las
economías extrapampeanas, cuyas producciones no se
destinaban al mercado internacional, comenzaron a
depender de la economía pampeana. Este fue el caso de la
producción de azúcaren Tucumán y de vinos en Mendoza,
destinada al abastecimiento del mercado interno.
Los terratenientes exportadores, se fueron constituyendo
en el grupo de capitalistas agrarios, y actuaron asociados
con capitalistas extranjeros.

Producción agropecuaria:
En 1874, Argentina importaba trigo, en 1880, las colonias
agrícolas abastecían totalmente el mercado nacional, y a
fines de siglo hubo un excedente de trigo.
La expansión de producción de cereales comenzó con la
expansión de la línea de la frontera y el avance del FF.CC.
incorporaron más tierras para cultivo. Mano de obra por
inmigrantes que llegaban.
El gobierno, tomó medidas para favorecer el desarrollo
agrícola. En 1890, técnicas para que mejorarlo. Las
empresas comercializadoras de cereales, tendieron a la
concentración y llegaron a formar monopolios. Después
de 1890 se expandió. Tuvo lugar en un período en que los
preciosinternacionales de los productos agrícolas
tendían a bajar. Pero, el volumenfísico de las
exportaciones aumentó y compensó la tendencia
descendente de los precios.

Crisis de 1890:
Sus causas son: La caída del precio de los productos que
se exportaban, el endeudamiento por créditos externos,
las emisiones continuas del papel moneda y la perdida de
valor del signo monetario. El historiador "Jose Panettri
afirmaba que el país compraba más de lo que vendia y
delo que podía pagar. Ademas vendia barato y compraba
caro. La crisis afecto el crecimiento economico general y
la capacidad de consumo.Numerosos comercios y
empresas fueron a quiebra. Comenzaron importantes
movimientos de huelgas ante el aumento del
desempleo.Luego el sistema Bancario se declaro en
Bancarrota y cayeron vertiginosamente las accionesen la
Bolsa.

La introducción de técnicas y maquinaria agrícola:


Nueva tecnología para las exportaciones, debido a la
escasez de mano de obra, a fines de siglo se avanzó la
tecnificación de esta labor agrícola.

La ganadería impulsa a la agricultura:


La exportación de vacunos a Gran Bretaña -1895- tuvo
importantes efectos en la producción agrícola. Bs. As. ,
comenzó a extenderse en un sistema de cultivos
combinados.
Terratenientes - sistema de arriendo. Poner en
producción tierra virgen, recaían sobre los arrendatarios.

La cuestión agraria:
No habían tierras para explotación. Los terratenientes
aumentan los precios. En esos años, los arrendatarios
tenían dificultades para lograr su subsistencia y cumplir
con el contrato. Hay una crisis para ellos y para los
comerciantes de la campaña. Y en 1912, entran en huelga.
También pedían demandas. Los terratenientes piden al
gobierno que arregle esta situacion, y termina.
Conciliación = fracasa

Los cambios en la ganadería:


A mediados de siglo la producción de ganado vacuno
sufrio una disminución de la demanda, y los productores
invertían menos en el mejoramiento.

La producción vacuna para el mercado internacional:


En 1895, comenzó la exportación a Inglaterra. Y en los
primeros años del siglo, se cambió por carne congelada
mediante el frigorífico, favirecio al aumento del volumen
de carnes, devido a que hizo disminuir el porcentaje de
carne que se echaba a perder en los cargamentos. La
demanda aumenta. Mejoran a los animales. Esto produjo
enfrentamientos entre productores ganaderos y
empresas industrializadoras, por el precio de venta del
ganado.

Transformaciones de la producción industrial:


La expansión de las exportaciones de productos
agropecuarios tuvo un fuerte impacto sobre la
producción industrial del país. Hizo posible la instalación
de las primeras plantas fabriles modernas, pero acentuó
la decadencia de las industrias artesanales de las
regiones extrapampeanas.
Expansión agropecuaria y nuevas industrias:
Instalación de industrias que procesaban materias
primas destinadas a la exportación. También se
desarrollaron industrias dedicadas a producir los
insumos requeridos por la producción agropecuaria o
por los sistemasde transporte.
La gran expansión agroexportadora produjo un aumento
general de los ingresos de la población, y esto tradujo en
un aumento de la demanda de diferentes bienes de
consumo durables y no durables.

2. SOCIEDAD

Los sectores populares y la elite tradicional


La inmigración extranjera:
Ultimas décadas del siglo, hubo transformaciones en la
sociedad argentina. Crecimiento de población, por
llegada de inmigrantes de Europa, para mejorar sus
condiciones de vida(venian a hacerse la America). 1869
12.1%, 1914 30.3%
La localización de los inmigrantes: Los obstáculos para
acceder a la tierra
Entre 1870 y 1929, llegada de 6 millones, y radicación de
3. La producción agropecuaria estaba muy bien, pero los
inmigrantes no lograron transformarse en propietarios
de tierras en zonas rurales, porque las mejores tierras
para la producción ya estaban ocupadas y eran de
terratenientes. Llegaban con capital escaso. Pero la
demanda de trabajadores para tareas agrícolas tenían un
carácter estacional. Esto después de 1880, fue distinto a
antes, los primeros colonos se convirtieron en
propietarios de colonias agrícolas.

Bs.As. y Rosario, ofrecían mejores posibilidades para


inmigrantes. Podían trabajar en talleres industriales en
Bs.As. , a fines de siglo. Pero muchos quedaron sin
trabajo, o no eran mano de obra calificada, y se
empezaban a ver mendigos en las calles en condiciones
insalubres.
La Población urbana superó a la rural. No por
industrialización, sino por desarrollo de comercio de
exportación y la llegada de inmigrantes. Generalmente:
Litoral y provincia de Bs. As. Provenían, en un 80% de
lugares pobres ( España e Italia).

Sectores populares urbanos:


En la Capital, residían familias de mayor poder
económico y político - la elite -, dueñas de las mejores
tierras y enriquecidas por el auge agroexportador.
También, un n° de profesionales, de empleados
administrativos y de trabajadores del sector de servicio -
comercio, educación, transportes-, cuya expansión
también se debió al negocio de la exportación, formaban
los sectores medios urbanos. Sus posibilidades de
mejoría económica y progreso social estaban ligados a la
marcha exitosa del modelo agroexportador. Desde fines
de siglo, crecía una masa de trabajadores, de talleres
manufactureros y gremios de la construcción. También
los trabajadores de las nuevas actividades económicas y
de las industrias relacionadas con la expansión de las
exportaciones agropecuarias. Era la claseobrera
argentina. Los inmigrantes que no pudieron trabajar en
el campo fueron trabajadores asalariados que
conformaban la clase obrera urbana. Los inmigrantes con
algún recurso, o con un oficio, formaron la clase media.
Hijos de inmigrantes obreros lograron ascender, por una
carrera profesional, o por un cargo de administración
pública. Entre esos dos sectores había una cercanía. Una
franja de la sociedad, que compusieron los sectores
populares urbanos.

El conventillo:
Eran lugares baratos, donde vivían los inmigrantes. Y fue
un negocio para comerciantes que compraban el lugar y
lo vendían. Hubo un aumento de estos "albergues",
entonces se van del centro, y se ponen a edificar en lotes
en zonas más alejadas.

La elite tradicional:
400 familias. Se identificaban diferentes del resto de la
gente prestándose como representantes de la
nacionalidad. En 1880, con la expansión económica esta
se amplió.
Aparecieron nuevos sectores de comercio de exportación
comerciantes, financieros y banquistas.

3. POLÍTICA

La organización del régimen oligárquico


La democracia restringida:
A partir de 1880, orden político: Régimen oligárquico. La
oligarquía era la clase gobernante. Democracia
oligárquica restringida. No participaba la sociedad.
El fundamento ideológico del regimen oligárquico fue: El
orden y el progreso; basado en el POSITIVISMO.

El funcionamiento del sistema de gobierno Oligárquico:


Control de acceso a los cargos de gobierno y a la
administración: La clase gobernante elegía a las personas
más aptas para ocupar los cargos. El presidente elegía al
nuevo presidente.

El fraude electoral:
A partir de 1880, la clase gobernante mantuvo las reglas
de la democracia política. El Sufragio era Voto voluntario
y no secreto. Si elegian a la oposicion se podia llegar
hasta morir. Habia Voto colectivo (concurrencia de un
gran nº de votantes de un mismo partido), repetición del
voto y compra de sufragios, y para completar cada
partido echaba mano de los nombres de ausentes y
muertos.
Estaba en el padrón gente de acuerdo con el gobierno.
El unicato:
Desde 1880, se profundizó el proceso de concentración
del Poder político, alrededor del partido oficialista. El
presidente buscaba remover a gobernadores no leales. Se
llamó unicato a esa fuerte concentración del Poder
politico, en el presidente. Después de Celman, en 1890,
aunque Roca asumió a la jefatura del PAN, los
presidentes que se sucedieron acentuaron la tendencia
centralizadora de la autoridad en su persona.

La consolidación del régimen oligárquico: El liberalismo


conservador
Fue un régimen liberal y conservador. La clase
gobernante propuso leyes e impulso obras con ideas
liberales.
El avance de la secularización en las políticas del
gobierno originó enfrentamientos con la Iglesia Católica y
con los católicos que asumieron a su defensa.
Sin embargo, la clase gobernante mantenía la restricción
de los derechos políticos de los ciudadanos. El sistema de
gobierno impuesto por la oligarquía fue conservador
porque mantuvo cerrados los canales de participación
política a sectores muy amplios de la población, porque
compartía la idea de que el sufragio universal significaba
el triunfo de la ignorancia universal.

La generación del 80:


Conjunto de hombres que tuvieron a su cargo la dirección
económica, política y cultural del país entre el 80 y 90.
Era un grupo porque compartieron un conjunto
coherente de principios e ideas fundamentales que
convirtieron en objetivosde las acciones de gobierno que
llevaron a la práctica. Se caracterizó por la organización
de la economía y la sociedad. Se diferenciaban dos
aspectos:
Político: legalizar el poder y paz duradera.
Económico: Se hizo a partir de lo político. Promover el
desarrollo de recursos materiales: libre cambio, que puso
el acento en la atracción de los inmigrantes y los capitales
extranjeros, para integración de mercados mundiales y la
producción de zonas cultivables.

Expansión y perfeccionamiento de la producción


agropecuaria y su integración en el mercado nacional.
Intensificaron y aceleraron las líneas de la política ya
trazada: más inmigración, nuevas líneas férreas y nuevas
inversiones de capital extranjero.

Positivismo: garantía del progreso.


El Positivismo Argentino se inspiró en el Darwinismo. El
Positivismo ofreció respuestas a los Problemas
planteados por los que se dio en llamar la irrupción de las
multitudes en la historia Argentina. El concepto que se
tenia de multitudes era el de una fuerza fenomenal, pero
carente de inteligencia y raciocinio. Esto se dio en toda A.
Latina; Donde la ciencia logró constituirse como la forma
dominante de conocimiento, y sus avances intentaron
explicar las desigualdades Sociales. Llego a
implementarse la frase: "El Gobierno de los Aptos".
Donde se consideraba aptos a los ricos o grandes
terratenientes.

Las Consecuencias políticas de la crisis económica de


1890:
El sistema oligárquico se basaba en la pasividad política
de la gente. Dependía de la continuidad de la expansión
económica.
Los problemas financieros afectaron niveles de ingreso,
pusieron en crisis la estabilidad del gobierno y
favorecieron la organización de la oposición política
sobre nuevas bases. Conformación de la Union Cívica,
formada por quienes estaban excluidos del gobierno
(Jóvenes universitarios, hijos de comerciantes o de
propietarios de tierras. En 1885, hubo una inflación que
resulto beneficiosa para los del negocio de exportación,
como los terratenientes, también colonos, comerciantes y
transportistas; pero perjudicial para los que dependían
de ingresos fijos. De 1887 a 1889 hubo huelgas. Entonces,
la oposición política ganó confianza e inició una
revolución con el objetivo de derrocar al gobierno.

La Revolución del 90:


La aguda crisis economica (antes nombrada en la Parte
Economica) que sufrio argentina, afecto al pais y
desencadeno los conflictos políticos latentes.
Unión Cívica, en oposición. Convencía a la gente, y la
situación del gobierno se agravó, porque algunos grupos
del Partido Autonomista Nacional se retiraron
consideraban que el poder había caido en manos de "
niñosirresponsables", como calificaban a los sotenedores
del presidente. El Presidente de gobierno era Celman. La
Union Cívica y El PAN comprendían que la inflación
favorecía a los productos agropecuarios, creaba
condiciones negativas para las inversiones de capitales
extranjeros, que eran necesarios para el desarrollo de la
actividad rural. Pero, no estaban de acuerdo con los
objetivos políticos que debía tener el movimiento contra
el gobierno.
Hubo enfrentamientos muy importantes, y el 26 de julio
de 1890 los grupos políticos desidentes integraron la
Union Cívica y protagonizaron la Revolucion del Parque
donde murieron alrededor de 250 personas y hubo mil
heridos. Esto provoco la renuncia de Juárez Celman, y
asciende su vicepresidente Pellegrini con el objetivo de
restablecer el poder de la clase gobernante. Se prolongó
hasta el 95.

La crisis del régimen oligárquico:


Luego del 90, bienestar económico. Plano político no
había cambiado. Roca y Mitre para definir sucesiones=
personalismo. Partidos políticos. Entre 1890 y la 1°
Guerra Mundial el grupo gobernante no encontró una
solución política adecuada a las transformaciones
económicas y sociales. 1912, nuevo sistema electoral, la
oligarquía conservadora, comprobó que la adhesión era
minorista.

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#  
1890: la Union Cívica se fundo como una nueva
organización política. En 1892 por algunas diferencias: se
dividió en dos líneas opuestas: Union Cívica Nacional y
Union Cívica Radical.
La primera propuso un acuerdo con el gobierno. La
segunda se orientó a la intransigencia.
En el interior de la UCR se debatieron dos tendencias: la
obstencionista - no participar en las elecciones, y lo
contrario, la concurrencista. 1891 a 94 algunas victorias.
1893, movimientos revolucionarios. Enfrentamientos
entre radicales, hasta 1904, que asume Yrigoyen e
impuso la línea de la abstención y la impugnación
revolucionaria.
Rev. Radical, no triunfó. Advirtió los riesgos de mantener
por mucho más tiempo la restricción del sistema político
y de que la oposición social se uniera a la oposición
política. Participación política de sectores excluidos. Un
poco de temor.

La UCR: el primer partido político moderno:


Estructura institucional de los partidos políticos
norteamericanos = los candidatos a elecciones eran
elegidos por los delegados del partido = permitió la
incorporación de actividad política a un sector de la
población que hasta entonces nopodia participar en ella.
Durante muchos años los cargos de dirección de la UCR
era ocupado por personas que por su origen pertenecían
a familias oligarquicas. Entonces, en su oposición,
construyeron una organización partidaria más abierta
que la de adversarios. Logró la adhesión de mucha gente.
Doctrina e ideologíase trataba de un ataque moralista a la
oligarquía y a la demanda de un gobierno representativo.
1905 en adelante, no hacía cambios en la organización
del país. Este dato fue tenido en cuenta por los
reformadores de 1912.

La organización política de los sectores populares:


Habitantes no participaban en vida política, después de
1890 aparecieron muchas organizaciones y asociaciones
integradas por los sectores obreros y populares de la
población de los principales centros urbanos.

La asociación de inmigrantes:

Estas asociaciones se multiplicaron a fines del siglo XIX,


reunian extranjeros de la misma nacionalidad, se
definieron como socorros mutuos, y su objetivo era
brindar ayuda al inmigrante. Y ademas tenian como
funcion mantener vigentes costumbres y tradiciones del
pais de origen (dialectos, bailes tipicos,etc). Estas
organizaciones funcionaron como espacios de
Negociación política. Se adherían a partidos
políticoscomo el PS en capital federal, y la Liga del Sur en
Santa Fe.
Las organizaciones de trabajadores y la fundación del
partido socialista

El trabajo de obreros fracasó, hasta que en 1901 se forma


la Federación Obrera Regional Argentina y fundaron la
Unión General de Trabajadores. En 1896, sobre la base de
diversas organizaciones obreras de la capital Federal y
del Interior, Justo fundó el Partido Socialista. Defensor de
los intereses de los proletarios, de acuerdo con los
principios fundamentales de la doctrina marxista. Por
esto, se enfrenta con la UCR. Este y la oligarquía querían
llegar y carecían de capacidad para afrontar los
problemas económicos y sociales.

Anarquismo, socialismo y sindicalismo en los orígenes


del movimiento obrero argentino
PS, considerado como partido obrero. Economía: apoyo
el modelo agrario exportador, pero querian cambiar la
distribuciónde riqueza. Política: reivindicaciones obreras
obtenidas.
Socialismo: apoyo de obreros más antiguos o
especializados, pero no logró el apoyo masivo de
sindicatos, nuevas organizaciones obreras que se
multiplicaron en los primeros años del siglo XX,
integrado por numerosos obreros extranjeros.
Anarquismo: Se enfrentaron a PS denunciando que las
reformas graduales eran una traición a los intereses de la
clase obrera. Proponían la accióndirecta y revolución
para mejoras y beneficios inmediatos/as. Movimiento
importante.
Sindicalismo: concentró sus esfuerzos en lograr objetivos
específicamente económicos. Propusieron utilización
más efectiva del arma de huelga acentuando la necesidad
de coordinación, planificacióny oportunidad, y exigieron
a los diputados socialistas un mayor compromiso con los
obreros. Importante apoyo. Como estos gremios estaban
en el comercio de exportación, tuvieron un poder de
negociación mayor que la de los anarquistas.

La respuesta a la oposición política: una apertura parcial:


1902. Funcionamiento de una minoría opositora =
ampliar la participación política, sin poner en riesgo el
mantenimiento del sistema de gobierno oligárquico. Ley,
representó ventajas sobre el sistema electoral anterior.
Se hizo por los distritos electorales. Modificación
consistió en dividir cada uno de ellos en tantas regiones,
como diputados por elegir. Fueron elegidos algunos
hombres de la oposición.

La respuesta a la oposición social: reforma legislativa y


represión:
1910 pico de huelga de obreros. Represión del gobierno.
Soluciones medias. Entonces propone Roca la ley de
reforma laboral. Mejor ley. A partir de 1904, se fue
aceptando. Pero la huelga siguió.

-,"87F%3   %


Hecha por la UCR. Consistía en el voto secreto y
obligatorio y un nuevo sistema de sufragio; y la
confección de un nuevo padrón electoral. Se sancionó en
1912. 1916 asciende Yrigoyen. Primer gobierno no
conservador.
"!"
# G*"$"H
La Unión Cívica fue un partido político argentino de
breve existencia a fines del siglo XIX, que inspiró la
creación de los partidos modernos en Argentina. Creado
en 1890, su división en 1891 dio origen a la Unión Cívica
Radical y a la Unión Cívica Nacional.

*"
En la Introducción del libro editado en 1890 "Unión
Cívica, su origen, organización y tendencias", el Dr.
Francisco Ramos Mejía afirmaba:

Dz¿Cuándo Nació? Difícil, si no imposible, sería decirlo,


porque primero fue como una vaga aspiración, y creció
luego como un sentimiento de repugnancia, y mientras
Tomás Santa Coloma preparaba el terreno con sus
solemnizaciones patrióticas del Club de Gimnasia y
Esgrima, y Barroetaveña daba la voz de alarma con sus
valientes artículos, el banquete de los incondicionales
condensaba las voluntades y producía el estallido. ¡Unión
Cívica!dz
En 1889 Argentina está convulsionada: una grave crisis
económica se ha prolongado por dos años, causando una
brusca caída de los salarios, desocupación y un reguero
de huelgas nunca antes visto. La presidencia del General
Julio Argentino Roca (1880-1886) fue sucedida por la de
su cuñado, Miguel Juárez Celman, cuyo gobierno se
caracterizó por las denuncias de corrupción y
autoritarismo; sus opositores llamaban a esa gestión
como el Unicato.

Revolución del 90. Cívicos con boina blanca.El 1 de


septiembre de 1889 un grupo de jóvenes convoca a un
gran mitin en el Jardín Florida de la ciudad de Buenos
Aires, y se constituye como Unión Cívica de la Juventud,
con el fin de aglutinar al amplio espectro de opositores al
régimen de Miguel Juárez Celman, sostenido por el
oficialista Partido Autonomista Nacional. El partido fue
presidido por quien aparecía como líder natural de
aquellos jóvenes, Francisco A. Barroetaveña,
acompañado por otros jóvenes dirigentes como Emilio
Gouchón, Juan B. Justo, Martín Torino, Marcelo T. de
Alvear, Tomás Le Breton, Manuel A. Montes de Oca, entre
muchos otros. La Unión Cívica de la Juventud estableció
una relación honoraria con los líderes influyentes de la
oposición, especialmente Leandro Alem, Aristóbulo del
Valle, Bartolomé Mitre, Pedro Goyena, Vicente Fidel
López, Bernardo de Irigoyen, entre otros. La Unión Cívica
de la Juventud sancionó un programa que recordaba el
del Partido Republicano fundado por Alem y del Valle en
1877, y se organizó en clubes cívicos parroquiales.

Poco después, el 13 de abril de 1890, el partido juvenil se


consolida en un gran acto en el Frontón Buenos Aires,
donde se constituye un nuevo partido que será
denominado Unión Cívica. Como presidente fue elegido
Leandro N. Alem e incluyó a líderes de distintas
tendencias, como Francisco A. Barroetaveña, José Manuel
Estrada, Pedro Goyena, Aristóbulo del Valle, Bernardo de
Irigoyen, Juan B. Justo, Lisandro de la Torre, y el
influyente ex presidente y General Bartolomé Mitre.

Ese mismo año de 1890, simpatizantes de la Unión Cívica,


dirigidos por Leandro Alem y Bartolomé Mitre
protagonizan el 26 de julio la llamada Revolución del
Parque o Revolución del 90, un levantamiento armado
que provoca la caída del presidente Juárez Celman y su
reemplazo por el vicepresidente Carlos Pellegrini.

La Unión Cívica se organizó en todo el país y consagró


una fórmula para las elecciones presidenciales de 1891
conformada por Bartolomé Mitre y Bernardo de Irigoyen.
Sin embargo, Julio Argentino Roca, líder indiscutido del
oficialista Partido Autonomista Nacional (PAN), acuerda
con Mitre una fórmula de unidad nacional entre ambos
partidos, encabezada por el propio Mitre. Al conocer el
acuerdo el 16 de abril, Leandro Alem se opone al mismo
en forma tajante, lo que desencadena la ruptura de la
Unión Cívica y posteriormente el retiro de la candidatura
de Mitre.

El 26 de junio de 1891 los seguidores de Alem


constituyen formalmente la Unión Cívica Radical. Por su
parte, los seguidores de Mitre formaron la Unión Cívica
Nacional. Estos, desde entonces fueron conocidos con el
nombre de "los cívicos", mientras que aquellos lo fueron
con el nombre de "los radicales".

De entre sus miembros, Juan B. Justo, será el fundador del


Partido Socialista en 1896, y Lisandro de la Torre, luego
de adherir a la Unión Cívica Radical, fundará el Partido
Demócrata Progresista (Liga del Sur), en 1908.
7$- 0$G*"$"H
Fundación 28 de junio de 1896
Ideología política Socialismo democrático
El Partido Socialista (PS), es un partido político argentino
fundado el 28 de junio de 1896. El PS de la Argentina se
enrola en el socialismo democrático e
internacionalmente está afiliado a la Internacional
Socialista. Es considerado por algunos historiadores
como el primer partido político moderno de la Argentina.

Entre las personalidades históricas más importantes del


partido destacan Alfredo Palacios, el primer diputado
socialista de América Latina (1904), Juan B. Justo, primer
traductor al español de El Capital de Karl Marx, diputado
(1912) y senador (1924), Germán Avé Lallemant, Joaquín
Coca, Alfredo Bravo, miembro fundador de APDH y
CTERA y miembro de la Confederación Socialista
Argentina, Guillermo Estévez Boero, iniciador del MNR
(1960) y PSP (1972), diputado (1987-2000).
Actualmente su presidente es Rubén Giustiniani, Senador
por Santa Fe (2003). Entre sus principales figuras se
encuentran dirigentes como Hermes Binner, gobernador
de la provincia de Santa Fe, Jorge Rivas y Ariel Basteiro,
diputados nacionales en disidencia con la conducción
partidaria, y Miguel Lifschitz, intendente de la ciudad de
Rosario.
Finalizando el siglo XIX, en Argentina se desarrollaron
distintas instituciones de ideología socialista,
propulsadas principalmente por inmigrantes europeos. el
primer grupo socialista organizado surgió en Buenos
Aires en 1882, 14 años antes de la fecha considerada
oficialmente como la de fundación del Partido Socialista.
.Estuvo a cargo de un grupo de inmigrantes alemanes,
entre quienes se destacaban German Ave Lallemant y
Augusto Kühn, que se agruparon en un club socialista
germano denominado Verein Vorwärts, (Unidos
Adelante) organizado bajo la inspiración del poderoso
Partido Social Demócrata (PSD) alemán, por entonces el
más influyente y pujante del movimiento socialista
internacional.

Al Vorwärts le siguieron otras dos organizaciones


también fundadas por inmigrantes socialistas europeos,
(Les Egaux, francesa, en 1891, y al año siguiente Il Fascio
dei Lavoratori, italiana). El l4 de diciembre de 1892 se
creó la DzAgrupación Socialista, Partido Obrero, Sección
Buenos Airesdz, que el escritor e historiador Víctor García
Costa considera como el verdadero punto de partida del
Partido Socialista. Esa DzAgrupacióndz comenzó en 1893 la
publicación de DzEl Socialistadz. Posteriormente se organizó
el Centro Socialista Universitario, entre cuyos dirigentes
estaba José Ingenieros, y en 1895 el Centro Socialista
Revolucionario de Barracas. Los emigrados alemanes,
italianos y franceses, junto con algunos simpatizantes
argentinos, constituyeron en 1894 el Partido Socialista
Obrero Internacional.

En agosto de 1893 el médico Juan B. Justo se acercó a los


incipientes grupos socialistas, en un encuentro
programado en el Café Francés de la actual calle
Esmeralda Dzpara cambiar ideas sobre la formación de una
Federación y la creación de un periódico que defienda los
intereses de la clase trabajadoradz. Otros concurrentes a
esa histórica cita, de la que nació nuestro organo
partidario La Vanguardia, fueron el tipógrafo alemán
Kuhn, el carpintero catalán Isidro Salomó, el tipógrafo
español Esteban Jimenez y el obrero tonelero Víctor
Fernández.

Simultáneamente, el Centro Socialista Obrero abrió


centros socialistas revolucionarios en Barracas,
Balvanera (entre quienes estaba el químico paraguayo
Ovidio Rebaudi), Córdoba (en el que participaba
Leopoldo Lugones), Tucumán, Quilmes, Tolosa y Bahía
Blanca
6" !"
A fines de abril de 1894, tres de los cuatro grupos
socialistas más activos, Les Egaux, Fascio dei Lavoratori y
la Agrupación Socialista, Les Fulmi et Ago, se reunieron
para confederarse y formar el Partido Socialista Obrero
Internacional (PSOI). El Club Vorwärts también fue
invitado, pero rehusó integrarse argumentando que
mientras los inmigrantes no pudieran votar carecía de
sentido formar un partido para actuar en la vida política
de la Argentina. De todos modos el Club Vorwärts se
integró al partido pocos meses después, al igual que el
Centro Socialista Universitario.

El nuevo partido estableció un programa -redactado por


Esteban Jimenez-, reproduciendo con algunas
modificaciones los programas de los partidos socialistas
europeos y estadounidense, y que desde ese momento
serviría de base sustancial para los programas del
socialismo argentino. Básicamente el programa
establecía:

Legislación directa del pueblo: derecho de iniciativa y


referéndum; revocación de mandatos; supresión de la
presidencia; supresión del senado; gobierno por un
cuerpo ejecutivo colegiado elegido por la Cámara de
diputados; representación de las minorías;
naturalización de los extranjeros; justicia gratuita; juicio
por jurados; abolición de la pena de muerte; supresión
del ejército y armamente del pueblo; separación de la
iglesia y el Estado; autonomía municipal.
Jornada de trabajo de 8 horas, y de 6 horas para menores
entre 14 y 16 años; prohibición del trabajo nocturno,
salvo que sea indispensable para el bienestar general;
descanso de un día semanal; salario mínimo vital; igual
salario para hombres y mujeres; tribunales paritarios;
responsabilidad patronal en los accidentes de trabajo;
comisiones obreras para inspeccionar talleres; escuelas
gratuitas profesionales y secundarias.
Educación laica, obligatoria y gratuita hasta los 14 años.
Anulación de las privatizaciones; abolición de los
impuestos indirectos y establecimiento de los impuestos
sobre la renta y la herencia; abolición del presupuesto
clerical y confiscación de sus bienes; abolición de la
deuda pública.
En 1895, a propuesta del grupo Les Egaux, se aprobó una
carta orgánica y se eligió un Comité Central de quince
miembros (tres por cada grupo), cuyo primer secretario
general fue José Ingenieros. Poco después, el 13 de
octubre de ese año, se reunió la primera Convención del
partido, que resolvió modificar el nombre por el de
Partido Socialista Obrero Argentino (PSOA).

El 8 de marzo de 1896 el PSOA se presentó por primera


vez a elecciones en Buenos Aires, con una lista de
parlamentarios integrada por Juan B. Justo, Adrián
Patroni, Juan Scheafer, Germán Avé Lallemant y Gabriel
Abad, obteniendo 138 votos, en una elección escandalosa
y abiertamente fraudulenta, como era la característica de
un régimen electoral basado en el voto cantado.[2]

El 28 y 29 de junio de 1896 se realizó por primera vez un


Congreso, llevado adelante en el Club Vorwärts en
Buenos Aires, ubicado en la calle Rincón 1141. Es
considerado como el congreso constituyente o fundador
del Partido Socialista de Argentina.

El Congreso reunió a los representantes de 19 centros


socialistas y 16 asociaciones sindicales.
El congreso confirmó el nombre de "Partido Socialista
Obrero Argentino" (PSOA) -nombre que a principios del
siglo XX se simplificaría sólo como "Partido Socialista"
(PS)-, y aprobó también la Declaración de Principios, el
Programa Mínomo y los Estatutos del partido. La
Declaración de Principios venía siendo redactada por
Juan B. Justo desde varios años antes y fue consultada
incluso con Federico Engels, compañero de Carlos Marx.
Primeros años
El Partido Socialista buscó organizarse como el primer
partido moderno de la Argentina, presentándose a sí
mismo como la antítesis de lo que denominaba la
"política criolla", encarnada en los conservadores y
radicales de la UCR. Incluyó por primera vez la cuestión
de la justicia social en la política argentina, llevando a la
fundación del derecho del trabajo argentino. Impulsó la
nacionalización de los inmigrantes con el fin de que
adquirieran el derecho a votar.

En esos primeros años el PS actuaría a través del


periódico La Vanguardia y de una serie de organizaciones
sociales que fue creando como la Sociedad Obrera de
Socorros Mutuos, en 1898, la Sociedad Luz, en 1899, y la
Cooperativa El Hogar Obrero en 1905.[3]

El PS y sus afiliados otorgaron prioridad a la


organización y dirección de los sindicatos, vinculando
estrechamente la acción política y sindical. De esta
manera socialistas y anarquistas se constituyeron en las
dos corrientes mayoritarias del sindicalismo argentino. A
principios de siglo XX, las confrontaciones entre
socialistas y anarquistas sobre el mejor modo de
organizar a los trabajadores, dificultó la actuación
unitaria de los sindicatos, y llevó a la aparición de una
tercera corriente sindical, desprendida del PS, que
adoptó las ideas del sindicalismo revolucionario.

Las ideas políticas sostenidas por el PS se insertaban


dentro de la línea de la búsqueda de establecer una
sociedad socialista por vía democrática. Ello no impedía
que las ideas de Carlos Marx tuvieran gran importancia
en el PS, habiendo sido Juan B. Justo el primero en
traducir al español su famoso libro maestro, El Capital, en
tanto que la Declaración de Principios fue revisada por
Federico Engels poco antes de morir.[7]

Entre los socialistas argentinos también fueron


importantes las ideas del positivismo, a la que adhirieron
claramente líderes como el propio Justo o José
Ingenieros. Otros dirigentes, como Alfredo Palacios, el
propio José Ingenieros y más adelante Manuel Ugarte y
Mario Bravo, introdujeron el pensamiento nacionalista,
latinoamericanista y antiimperialista; por su parte
Enrique Del Valle Iberlucea, aportó un enfoque
internacionalista; mientras que Alicia Moreau de Justo y
otras dirigentes socialistas, le imprimieron contenidos
feministas. El cooperativismo también fue un
pensamiento muy presente en el PS desde su inicio,
habiendo desempeñado un papel muy importante en la
organización del movimiento cooperativista en la
Argentina.

Esta multiplicidad de enfoques y visiones hacia el interior


de la organización partidaria dio, ante escenarios
coyunturales claves para la vida del país, lugar a
importantes controversias internas que, en la mayoría de
los casos, terminaron en divisiones o en la separación de
grupos significativos de dirigentes y afiliados. En este
sentido, varios historiadores del PS argentino atribuyen
esta tendencia hacia la fragmentación a la propia carta
orgánica partidaria, que durante muchos años, hasta
fecha relativamente reciente, prohibía el reconocimiento
de tendencias o líneas internas, pese a que siempre
existieron.

El Partido Autonomista Nacional (PAN) o roquismo, salvo


excepciones,[8] consideró que los socialistas, al igual que
los anarquistas y sindicalistas, constituían una amenaza
social, y desde principios de siglo XX, llevó adelante una
política de represión, muchas veces con resultados
fatales. La política represiva tuvo su eje en la Ley Nº 4144
del 23 de noviembre de 1902, propuesta por la Unión
Industrial Argentina y proyectada por el senador Miguel
Cané, a la que se denominó "Ley de residencia", que
permitía expulsar inmigrantes arbitrariamente, sin
derecho a juicio. La Ley de Residencia fue completada
más tarde con la Ley Nº 7029, denominada "Ley de
Defensa Social".
- C7.
La conquista de la democracia representativa
Resulta difícil apreciar actualmente con claridad la
problemática del fraude y la simulación representativa
que padecía la República Argentina desde los tiempos
inmediatamente posteriores a la caída de Rosas y hasta
los primeros años del siglo XX.
Aquella circunstancia fue una de las fundamentales
razones que motivó el surgimiento de la Unión Cívica
Radical, cuyo objetivo era bregar por el efectivo
cumplimiento de la Constitución Nacional y por la pureza
del sufragio.
Pocas publicaciones dedicadas a la investigación
histórica brindan información cierta al respecto. Se
oculta la larga lucha del radicalismo por la abolición del
fraude y la conquista de la república representativa
consagrada en el Artículo 1° de nuestra Carta Magna, y se
omite expresamente el nombre de Yrigoyen en cualquier
referencia a la reforma electoral, consagrada en la Ley
Sáenz Peña que estableció el voto universal, secreto y
obligatorio.

Sin embargo es justo reconocer que así como la


Independencia no le vino a la Argentina como obsequio,
tampoco la soberanía popular le fue graciosamente
concedida.

Encierra en este sentido la historia verdaderas


curiosidades. Así, Jorge R.A. Vanossi en su artículo
DzRefutando la revisión del Noventadz en la Revista
Historia, demuestra que lo que en otras naciones de la
Tierra ha sucedido en un período razonablemente corto,
en nuestra patria lo ha sido en etapas desgarradoras,
cruentas y extremadamente extensas.
Veamos. La Revolución ocurre en 1810, pero no llegó con
ella la Independencia.

La Independencia se proclama en 1816, pero con ella no


llegó la organización constitucional.

A la definición por la forma republicana de gobierno se


arribó, con la derrota de los elementos monárquicos, en
1820, pero tampoco se definió la organización estatal.

La determinación del Estado federal tuvo lugar en 1831,


pero el país continuó en la anarquía otras dos décadas.

La organización nacional se produce en 1853, pero


debido a la secesión del Estado de Buenos Aires no se
alcanza la unidad nacional.

Ésta arriba en 1860, más queda inconclusa la obra por


estar pendiente el problema de la Capital.
La Ciudad de Buenos Aires se federaliza recién en 1880,
pero la integración definitiva de la Nación y la resolución
de la cuestión del sufragio subsiste hasta 1910.

El año del centenario de nuestro primer grito de libertad,


Roque Sáenz Peña e Hipólito Yrigoyen emprenden la
titánica tarea de la reforma electoral para garantizar al
pueblo soberano su derecho a elegir y ser elegido.

"55

Desde la organización nacional los más importantes


hombres de nuestra patria, si bien preocupados por la
estructuración de nuestro Estado y nuestro gobierno, por
la población de nuestro territorio, por la política
económico financiera de nuestro país, por la educación
pública, evidenciaron un notorio desprecio o
despreocupación hacia la cuestión del sufragio popular.
Muchos de ellos lo consideraban un lastre necesario en
vista de que todo estaba por hacerse en el país. Nadie
mejor que quienes detentaban el gobierno para seguir
haciéndolo, sin tener que someterse al veredicto
ciudadano libremente expresado en comicios.

El fraude electoral estaba a cargo de los oficialismos


como una función connatural y de todos los partidos,
llamáranse nacionalistas, autonomistas o liberales.

Los hombres de Estado de entonces se consideraban con


el derecho y el deber de afrontar la tarea de conducir los
destinos nacionales, en un país en que todo estaba por
hacerse, encarando la obra de gobierno mediante
trampas y maniobras electorales.

Sarmiento mismo lo reconoció al hacer el juicio de la


presidencia de Mitre, al decir: DzEl señor general Don
Bartolomé Mitre, nuestro compañero político,
poniéndose al frente de las necesidades supremas de
aquel momento solemne, comprendiendo la necesidad de
vencer a Urquiza en los comicios, desenterró a los
muertos del cementerio, llevó sus nombres a los registros
y venció a Urquiza en la contienda electoraldz.
Años más tarde Carlos Pellegrini sostenía que Dzya no hay
voto popular: pues lo registros electorales, en el noventa
por ciento de los casos, se hacen antes del día de la
elección, en que los círculos o sus agentes hacen sus
arreglos, asignan el número de votos, designan los
elegidos, todo, sin perjuicio de modificarlos y rehacerlos
después de la elección, si resulta que en alguna forma se
han equivocado los cálculos o modificado los propósitosdz.

Avanzado el siglo XX el fraude se fue perfeccionando.

Ya no se ganaban elecciones mediante enfrentamientos


armados en los atrios, ni sustrayendo las urnas o
volcando los padrones. Se organizó un sistema de
compraventa de votos efectuada en la calle y a la luz del
día.

Pellegrini alegó en el Congreso que ello significaba un


adelanto en nuestras prácticas políticas porque no había
voto más libre que el que voluntariamente se vende.
Esta realidad llevó a Joaquín V. González a decir en el
Senado en 1914 que Dzeste país no ha votado nunca...han
sido sus gobiernos, gobiernos de hechodz.

Ese sistema fue lo que Yrigoyen denominó


acertadamente DzEl Régimendz, aquél régimen contra el
cual debió erguirse y luchar la Unión Cívica Radical para
conquistar la más importante y fundamental de las
libertades del ciudadano.

Cuando en 1908 Yrigoyen reclamó al presidente Figueroa


Alcorta el cumplimiento de las garantías inherentes a la
soberanía del pueblo y, en caso contrario, que dejase a los
pueblos que produjeran la reacción necesaria, éste le
contestó DzLa Constitución es lo único que me detiene
para esodz, a lo que Yrigoyen replicó DzNo he conocido
ningún gobierno de origen constitucional en la
Repúblicadz.

El código electoral popularmente conocido como Ley


Sáenz Peña, que consagró los principios electorales
propiciados por la Unión Cívica Radical en sus reclamos
efectuados durante varias décadas; tuvo como
fundamento los puntos finalmente establecidos en las
entrevistas celebradas entre Hipólito Yrigoyen y el
presidente Roque Sáenz Peña.

Se trataba de un estatuto que alcanzaba grado


constituyente.

En lo político, su conquista y efectividad fue como un


nuevo capítulo de la Revolución de Mayo y en lo
constitucional sentó las bases para hacer efectivo,
después de seis décadas, el Artículo 1° de nuestra Ley
Fundamental.

Porque cuando esa primera disposición constitucional


coloca el principio representativo, en el centro de la
trilogía (republicana-representativa-federal) que define
la forma adoptada para el gobierno de la Nación, obliga a
que de esa primordialidad nazca el poder de los tres
poderes de la organización republicana y que desde allí
se infunda también el principio conferente de legitimidad
al orden autonómico de los estados provinciales, en que
se basa el sistema federal.
Desde 1853 hasta 1916 cada gobierno había sido el
elector del gobierno que le sucedía y el pueblo todo,
había quedado notoriamente ausente.

#*"0-,"87F  !" 


'0$" !" "

La revolución radical del 4 de febrero de 1905 fue


vencida militarmente por el gobierno, pero no obstante
ello y a diferencia de las de 1890 y 1893, dejó al
DzRégimendz mortalmente herido. Los hombres más lúcidos
del oficialismo como Pellegrini, González y Sáenz Peña,
advirtieron por primera vez la insanable precariedad del
sistema sobre el que se edificaba su estructura de poder.

Roque Sáenz Peña conocía muy bien a Yrigoyen y al igual


que muchos adversarios políticos de éste, le tenía gran
estima y respeto.

Había sido en su infancia compañero de bancos de


escuela con su tío Leandro Alem y en sus mocedades
compañero de bancas de la Legislatura de Buenos Aires
con el propio Hipólito.
Junto a ambos y a Aristóbulo del Valle, así como con otras
distinguidas figuras de la época, habían fundado en 1877
el Partido Republicano, precursor de los ideales del
Radicalismo.

Pero Sáenz Peña, como tantos otros, no resistió el rigor


de esa línea tan ceñidamente principista, alejándose de
sus compañeros de partido.

Colocóse en la línea crítica del roquismo, fundando el


Partido Modernista, que desde dentro del autonomismo
nacional procuró desplazar a Roca. Fracasó
rotundamente en su intento, al ser desplazado él mismo,
merced a las maniobras y enjuagues de política criolla
tan propios del DzRégimendz.

A comienzos de la década de 1890 Sáenz Peña se veía


casi a diario con Hipólito al pie del lecho de enfermo de
su hermano, Roque Yrigoyen, de quien era muy amigo.

En esas circunstancias había disfrutado de la cautivante


conversación de Yrigoyen, tan característica de su
caballeresco trato personal, impresionándolo
definitivamente, sobre todo en la convicción casi mística
que evidenciaba respecto de la necesidad de Dzreparacióndz
de la nacionalidad.

Una década más tarde, Yrigoyen preparaba la revolución


que finalmente estallaría el 4 de febrero de 1905. En
conversación mantenida en el selecto Club del Progreso
del que ambos eran socios, el doctor Sáenz Peña le
ofreció el aporte del autonomismo pellegrinista, por
entonces distanciado definitivamente de Roca y su
entorno, poniéndose a las órdenes de su comando
revolucionario.

El caudillo radical declinó el ofrecimiento advirtiéndole


con firmeza : DzNo es posible reparar, con los mismos
factores que han conducido al país a la revolución
necesaria; ustedes son la razón de ser de nosotrosdz,
respondiendo Sáenz Peña : DzYa me esperaba su
respuesta; como argentino me enorgullece su actituddz.

En 1906, luego de ocupar altos cargos diplomáticos,


ministeriales y legislativos, volvía Sáenz Peña desde el
Perú, donde había recibido el grado de general del
ejército de ese país y participado de los actos en
homenaje al general Bolognesi en Lima, a cuyas órdenes
había combatido.

Llegado a Chile, supo que en ese país hallábanse miles de


civiles y militares exilados, participantes de la Revolución
Radical del 4 de febrero. Pidió verlos y hablar con ellos.

Tuvo entonces una viva comprobación del drama político


que desgarraba a su Patria a causa del fraude y la
usurpación de poder.

Comprendió entonces la necesidad imperiosa de


desarticular el ciclo constante de nuestra historia
política: revolución-represión-amnistía, el mismo que le
hiciera decir en 1885: DzCada período presidencial nos
cuesta una revolución y cada revolución es un desastredz.

Había que desarmar el brazo de las revoluciones


radicales, mediante un saneamiento de nuestras
prácticas políticas, consagrando definitivamente el
sufragio popular, como único sustento de un régimen
republicano y representativo legítimo.
"$0$0000$0$0

En 1909 Sáenz Peña, todavía candidato a la presidencia,


expresó en un discurso programa: DzNo encuentro
ninguna reacción más apremiante para la Nación, que la
que tiene por objeto el voto públicodz; proponía el
sufragio obligatorio como uno de los tres aspectos del
Dzperfeccionamiento obligatoriodz de nuestra Patria: el
aula, la conscripción y el voto.

Su discurso, como otros escritos y conferencias


posteriores referentes a la reforma electoral, estaban
dominados por una preocupación: la abstención.

No consideraba que ella fuera tan sólo una herramienta


de lucha y protesta promovida por el radicalismo, sino
que generalizada como práctica societal, correspondía
más bien a una inercia egoísta, a un creciente
indeferentismo del ciudadano frente a la cosa pública.

DzNecesitamos crear al sufragantedz, repitió, y el 12 de


octubre de 1910 al jurar como primer mandatario
proclamó: DzMi programa, menos que un sistema propuso
una medida, el precepto del voto obligatoriodz.

Cuando, ya presidente electo, el 29 de agosto de 1910


Roque Sáenz Peña retorna a Buenos Aires desde Europa,
desembarcó a medianoche de un buque de guerra con la
tripulación en armas y no quiso mantener conversación
con nadie.

Estaba vivo en él todavía el recuerdo de la Revolución de


1905 y arreciaban rumores de una nueva conspiración
organizada por los radicales en protesta por las
irregularidades habituales que habían caracterizado los
comicios en que había sido electo presidente.

Ramón J. Cárcano, uno de los más sagaces políticos de la


época, cuenta en sus Memorias hasta qué punto la
psicosis de la revolución en cierne se apoderó por esos
días de todo el círculo oficial.

La revolución en verdad no existía; se mantenía, como


siempre, un permanente estado de alerta en el partido y
los contactos con los militares adictos no se habían
abandonado.

Habíanse recibido nuevas e importantes adhesiones


revolucionarias, como la del Coronel Pablo Ricchieri,
según cuenta Ricardo Caballero en su libro DzYrigoyen y la
conspiración civil y militar de 1905dz.

Este clima de incertidumbre era alimentado astutamente


por Yrigoyen, quien no dormía dos veces en una misma
casa, hacía visitas sospechosas a altas horas de la noche,
aparecía o desaparecía de manera misteriosa a los ojos
de la custodia policial.

De ese modo logró construir un ambiente de tensión y


alarma en el elenco gobernante, e influir particularmente
en la psicología de Roque Sáenz Peña, vivamente afectado
por el ciclo constante que entorpecía a nuestra vida
político-institucional.

Sáenz Peña llegó a Buenos Aires, pues, en medio del


silencio de la noche. Acompañado de un escuadrón de
caballería de la policía, arribó a su casa de la calle Santa
Fe y Coronel Díaz. El golpe en el pavimento de la
caballería al trote, resonaba en su alma.

Sobre el arribo del presidente Sáenz Peña en DzHipólito


Yrigoyen. Pueblo y Gobierno. Introducción. Su vidadz, Félix
Luna dice:

DzEl buque que lo conduce, llega de trasnochada y en pie


de guerra. Clandestinamente, sin que una aclamación le
dé la bienvenida ni un rostro amigo le tienda una sonrisa,
es llevado a su domicilio a altas horas de la noche,
custodiado por una nutrida escolta policial. ¡Triste
llegada! El hueco rodar del carruaje por las calles
solitarias y el tintineo de los sables de sus custodios,
fueron los únicos acompañantes de Sáenz Peña en este
melancólico arribo. Parecía un preso, no un gobernante.
¡Tengo para mí que fue esa noche plena de amargura y de
recelos, cuando Sáenz Peña se hizo el firme voto de abrir
al pueblo las puertas del comicio!dz.

Ciertamente, una grave preocupación por el futuro del


país lo angustiaba. Aquella entrevista con los radicales
desterrados en Chile estaba vívida en su espíritu.
Al atardecer del día siguiente, salió por los fondos de su
residencia con rumbo a una entrevista, la más
angustiosamente deseada por él, vistos los intensos
rumores de revolución que circulaban por la Capital.
Se encontraría con Hipólito Yrigoyen, a quien no veía
desde hacía años.
Le había enviado desde Europa infructuosamente
numerosas invitaciones a entrevistarse. Le buscó en casa
de uno de sus hermanos, el coronel Martín Yrigoyen, en
Callao 150. Hipólito no estaba, pero a ruego de Sáenz
Peña, su hermano salió en su búsqueda.

Al llegar y encontrar al presidente electo de la República,


Yrigoyen casi con el saludo le planteó, amable pero
seriamente, la necesidad de la reforma electoral.

Yrigoyen habló con Sáenz Peña con la autoridad de quien


sabía de qué, por qué y cómo hablar. La conferencia duró
dos horas y se efectuó en un clima de gran cordialidad. El
presidente electo salió feliz de esa primera entrevista, el
primer paso hacia la definitiva organización
constitucional de la Argentina.
Testimonio de ello, el secretario de Saénz Peña, doctor
Olivera, en el Tomo III de las Obras Completas,
publicadas a la muerte del presidente, escribe al
respecto: DzDel cielo invernal desapareció la temida nube
que lo oscurecíadz.

Inmediatamente después de ese encuentro, Sáenz Peña,


por intermedio del amigo común doctor Manuel Paz le
propone una nueva conferencia a Yrigoyen, y le dice:
DzJuntos cambiaremos la faz de la Repúblicadz.

El caudillo impuso de anticipo que la conferencia debía


ser de carácter público, y así se hizo. Se celebraron dos
entrevistas en setiembre de 1910 llevadas a cabo en la
casa del doctor Paz en la bajada de la calle Viamonte
hacia el Paseo de Julio, actual Avenida Leandro Alem.

De esas conferencias salió la decisión, el contenido y el


compromiso de la reforma electoral reclamada por la
Unión Cívica Radical en aras de la cual se había
derramado sangre de argentinos durante veinte años.
De entrada, Sáenz Peña planteó un paso que consideraba
previo a las garantías del libre sufragio, cual era la
participación del radicalismo en la labor ministerial del
gobierno a constituirse.

Por medio del mismo gestor de la primera entrevista le


hace llegar la oferta de dos ministerios en el gabinete
nacional. Yrigoyen fue irreductible en su negativa
inspirada en el principismo intransigente que animó toda
su vida: DzLa Unión Cívica Radical no busca ministerios.
Unicamente pide garantías para votar librementedz.

Sáenz Peña lamentó la negativa; su idea era formar un


gobierno del más amplio sustento político para llevar
adelante la reforma institucional anhelada.

El 5 de octubre de 1910 Yrigoyen participó los conceptos


principales de sus encuentros con Sáenz Peña al Comité
Nacional de la Unión Cívica Radical, en su sede de la calle
Cangallo y Suipacha.

Frente a delegaciones de todas las provincias argentinas


y de la Capital Federal, leyó textualmente la declaración
que Sáenz Peña le hiciera: DzQue deseando demostrar la
decisión que le animaba para dar garantías públicas,
ofrecía a la Unión Cívica Radical, participación en los
ministerios e intervención en la reforma electoraldz.

El Comité Nacional no aceptó la coparticipación ofrecida


en el elenco ministerial por el presidente electo Dzpor ser
contraria a sus reglas de conductadz, pero manifestó que el
radicalismo estaba dispuesto Dza caracterizar con su
intervención la reorganización de los elementos
constitutivos del derecho electoraldz en cuanto fuese
plena y efectivamente realizada Dzen su concepto legaldz y
Dzen su aplicación verdaderamente garantizadadz; es decir,
que exigía para levantar la abstención: 1°) la reforma
electoral, a cuya sustanciación concurriría y 2°) la
garantía de su recto cumplimiento.

De las tres históricas entrevistas entre Sáenz Peña e


Yrigoyen como jefe de la oposición, surgió la médula y la
sustancia del código electoral que contenía las garantías
del voto universal obligatorio y secreto, como prenda de
paz de la República.
Al jurar como presidente de la Nación ante el Congreso
dice solemnemente Roque Sáenz Peña: DzYo me obligo
ante vosotros, ante mis conciudadanos y ante los
partidos, a promover el ejercicio del voto por los medios
que me acuerda la Constitucióndz.

Para llevar adelante la reforma electoral, contó con la


valiosa colaboración de su ministro del Interior doctor
Indalecio Gómez, y con el apoyo firme y expreso de
Yrigoyen y la Unión Cívica Radical

Algunos autores, como Félix Luna, consideraron que la


llamada DzLey Sáenz Peñadz debió llamarse DzLey Yrigoyendz
o más bien DzLey Radicaldz, porque era el fruto del esfuerzo
tesonero y patriótico del líder del radicalismo y de miles
de hombres anónimos, que regaron con su sangre los
campos de batalla de las luchas civiles argentinas,
prolongadas durante varios lustros, sacrificando su
espíritu en pos del ideal de la participación política.

 "$"
La Ley, cuyo articulado fundamental fuera consensuado
por los dos estadistas, consagró varios principios de
jerarquía constitucional.
De inspiración de Yrigoyen son el registro militar como
padrón universal y permanente, así como la
representación de las minorías por lista incompleta, la
descentralización comicial y el escrutinio a cargo del
poder judicial.

En las conferencias preliminares, Sáenz Peña se


manifestó partidario del sistema de lista completa,
semejante al de los Estados Unidos de América: el partido
ganador se adjudicaba todos los cargos del distrito del
triunfo.

Para el presidente electo resultarían, del triunfo de otros


partidos en los diferentes distritos electorales, tanto las
minorías parlamentarias como las de los colegios de
electores de presidente y vicepresidente.

Yrigoyen propuso el sistema proporcional de lista


incompleta que daba la representación de dos tercios a la
mayoría y un tercio para la minoría en cada distrito
nacional, fórmula finalmente aceptada por Sáenz Peña.
Ambos entendían que la política argentina debía estar
dominada por dos grandes fuerzas nacionales según
nuestro pensamiento constitutivo, al decir yrigoyeneano.

De Sáenz Peña fue originariamente la propuesta de


obligatoriedad del voto, de allí su llamamiento DzQuiera el
pueblo votardz, fruto de su creencia de que el pueblo,
eterno ausente, no quería votar; cuando la verdad era
que el pueblo no votaba porque se lo impedían o porque
se falseaba su voluntad.

Tanto Yrigoyen como Sáenz Peña estuvieron de acuerdo


en lo referente al voto secreto, como remedio frente a la
coacción de que era víctima el ciudadano por parte de los
intereses de los poderosos.

La ley o el cuerpo de leyes electorales conocido como


DzLey Sáenz Peñadz es una creación auténticamente
argentina en sus orígenes, su contenido y su aplicación.
Sirva ello para desestimar a quienes sostienen que surgió
de impresiones y juicios formados por Sáenz Peña
durante su estancia europea como diplomático y de su
eficaz ministro del Interior Indalecio Gómez, que habían
receptado la experiencia de los avanzados métodos de los
certámenes electorales celebrados en el viejo continente.

La verdad es que en Europa sucedía lo contrario. Los


porcentajes de sufragantes eran más bajos que lo que
parecía, dado que la inscripción en los registros
electorales era voluntaria, al igual que aquí antes de la
Ley Sáenz Peña.

No existían además padrones permanentes, razón por la


que las cifras no se referían al total de ciudadanos en
condiciones legales de votar.

No es ese conjunto de leyes que integraron la reforma


electoral argentina una legislación de ajena inspiración;
nace de una larga inmolación argentina, de una profunda
inspiración patriótica, de una noble lucha democrática.
Tiene el presidente Roque Sáenz Peña la gloria de
haberla promovido ante el Congreso tras el empeño de su
palabra.

Conclusiones

Hasta aquí lo referido al contenido conceptual y legal de


la reforma electoral.

En lo que se refiere a la segunda de las condiciones


establecidas por el Comité Nacional de la Unión Cívica
Radical sobre garantías del recto cumplimiento de la
reforma, Yrigoyen había expresado a Sáenz Peña que tal
garantía debía comenzar por la intervención de las
catorce provincias en la hora de la renovación de los
poderes, Dzcomo la medida lógicamente indispensable a
los efectos de los comicios, y la seguridad y tranquilidad
de la concurrencia a ellos, fuera con la ley reformada o
con la ley existente, o con la de cada una de las
provinciasdz.

El presidente en un principio aceptó esa condición. Si


finalmente no fue cumplida, tal vez ello pueda no ser
imputable a su decisión, ya que una enfermedad lo alejó
de su alta investidura, ocasionándole la muerte antes de
la finalización del mandato.

Sin duda previsor, Yrigoyen planteó en el seno del


radicalismo a comienzos de 1912 el "todo o nadadz
decisivo. Sabía que sin las intervenciones a las provincias,
el DzRégimendz seguiría siendo obstáculo permanente a las
iniciativas reparadoras.

El partido, sin embargo ilusionado con las perspectivas


del triunfo, decidió proseguir su derrotero al estar
formalmente consagrada la libertad electoral.

Así finalmente asumió en 1916 el primer gobierno de la


Nación elegido libremente por los ciudadanos argentinos,
con todas las limitaciones previstas por Yrigoyen, a la
sazón el nuevo presidente: con un Congreso híbrido, en
parte espurio y en parte legítimo; con un Poder Judicial
hechura de ese mismo Senado aristocrático y
reaccionario; con la mayoría de las administraciones
provinciales en manos de las oligarquías locales...
No llegó el radicalismo al poder como lo deseara su jefe,
con todas las posibilidades de transformación
revolucionaria en sus manos, de lo cual derivarían gran
parte de los infortunios que años más tarde padecería la
República.
E!$*"
Nació el 12 de julio de 1852 y falleció el 3 de julio de
1933. Hijo de Martín Yrigoyen y de Marcelina Alem. Su
padre era un inmigrante de origen vasco francés que se
casó con la hija de Leandro Alem , padre de Leandro N.
Alem y abuelo de Hipólito Yrigoyen.

Juan Hipólito nació y se crió en el suburbio de Balvanera,


cuidad de Buenos Aires.

Siguiendo a su tío, Leandro N. Alem , comienzan su vida


política como miembros del Partido Autonomista,
conducido por Adolfo Alsina. Un partido de base popular
enfrentado al Partido Nacional de Bartolomé Mitre.

En 1872, cuando Alem es elegido diputado provincial,


Hipólito Yrigoyen, con 20 años, fue nombrado gracias a la
influencia de su tío, Comisario (Policía) de Balvanera. En
1877 Alem e Yrigoyen se enfrentan con el sector oficial
del Partido Autonomista, llevando como candidato
propio a Aristóbulo del Valle y sosteniendo una actitud
de intransigente oposición a los acuerdos entre
dirigentes. El enfrentamiento interno termina con la
exoneración de Yrigoyen. Al año siguiente Yrigoyen es
elegido diputado provincial por el Partido Republicano,
pero muerto Alsina, retorna al autonomismo.

Yrigoyen ingresó también a la masonería de la mano de


su tío.

Al federalizarse Buenos Aires y frente a la llegada de Julio


A. Roca a la presidencia, Alem abandona la política, en
tanto que Yrigoyen acepta la federalización y resulta
elegido diputado nacional por el ahora reorganizado
Partido Autonomista Nacional en 1880, siguiendo a Roca.
Dos años más tarde , desencantado de Roca, abandona la
política.

Para 1882, Yrigoyen había finalizado las materias


teóricas de la carrera de Abogacía en la Universidad de
Buenos Aires . Años atrás había trabajado en el estudio
jurídico que compartían Leandro Alem y Aristóbulo del
Valle, pero nunca disfrutó la abogacía.

Con 30 años, era una persona de escasos recursos, que


había comenzado a trabajar como profesor de Historia
Argentina, Instrucción Cívica y Filosofía en el Colegio
Normal de Maestras, designado por Sarmiento, y que
seguía viviendo en la casa de su tío. Los salarios que
percibía eran donados al Hospital de Niños.

En ese momento descubre el pensamiento filosófico de


Krause, a través de los krausistas españoles: Ahrens y
Giner de los Ríos, que influirán considerablemente en sus
ideologías.

En 1883 emprende su negocio propio dedicándose


enteramente a la invernada de vacunos.

Compró tres estancias: El trigo ( provincia de Buenos


Aires), La Seña ( San Luis) y El quemado ( cerca de Bahía
Blanca). Yrigoyen realizó una verdadera fortuna de
varios millones de pesos que fueron utilizados casi
completamente en la actividad política.
Su relación con las mujeres ha sido sumamente discutida
y atacada públicamente por sus opositores. Yrigoyen
mantuvo una gran cantidad de aventuras amorosas. En
una de esas relaciones informales tuvo una hija que lo
acompañó en toda su vida: Elena Irigoyen. Nunca admitió
tener otros hijos, aunque se sabe que tuvo muchos más,
al menos seis.

En 1889 se mudó a su propia casa, frente a lo que hoy es


la Plaza de los dos Congresos en la Ciudad de Buenos
Aires, en la calle que lleva su nombre, al 1.600.

Por esa época entabla una profunda amistad con Carlos


Pelegrini y Roque Sáenz Peña.
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de Hipólito Yrigoyen Biografía de Hipólito Yrigoyen
La lucha armada (1890-1912)
Participó activamente en la Revolución de 1890 y en la de
1893. En esta última organizó, condujo y financió un
ejército radical de 8.000 hombres. Fue uno de los
fundadores, siguiendo a su tío y a Aristóbulo del Valle,
tanto de la Unión Cívica como de la Unión Cívica Radical .
A pesar del afecto que sentía por su tío, desconfiaba de
sus condiciones para el liderazgo, lo que lo llevó a
enfrentarse políticamente y a organizar la Unión Cívica
Radical de la provincia de Buenos Aires como un partido
político autónomo.

Tras el suicidio de su tío Leandro Alem y la muerte de


Aristóbulo del Valle( 1886), Hipólito Yrigoyen,
profundamente en desacuerdo con la orientación
acuerdista que le impone Bernardo de Irigoyen, disuelve
el Comité de la UCR de la provincia de Buenos Aires,
debido a lo cual el partido radical dejó prácticamente de
existir.

En 1903 Yrigoyen comienza a reorganizar la UCR y


financia las campañas políticas con su propio dinero,
como la Revolución de 1905, que fracasa. Sin embargo, el
miedo a un nuevo levantamiento armado de Yrigoyen,
lleva a su amigo y presidente de la Nación, Roque Sáenz
Peña, a sancionar la Ley del Voto Secreto en 1912, más
conocida como Ley Sáenz Peña, que lo llevará a la
presidencia en 1916.
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Hipólito Yrigoyen Voto Secreto
Primera presidencia de Yrigoyen (1916-1922)
El impulso inicial de la conquista de los derechos
democráticos se ve frenado al no controlar el Senado y la
gobernación de muchas provincias. Yrigoyen recurre a la
intervención federal, ahondando el enfrentamiento con
los sectores conservadores.

En lo económico, el gobierno de Yrigoyen se caracterizó


por su "Plan de Tierra y Petróleo", en el que el Estado se
reserva un rol de intervención decisivo. El radicalismo
mostró una tendencia económica que se apartaba del
liberalismo clásico, a partir de la idea de intervención del
Estado en la economía. En los fundamentos al voto de la
ley ferroviaria de 1920, Yrigoyen dice:

"La política del P.E. es mantener en poder del Estado la


explotación de fuentes naturales de riqueza, cuyos
productos son elementos vitales del desarrollo del país.
El Estado debe adquirir una posición cada día más
preponderante en las actividades industriales que
respondan principalmente a la realización de servicios
públicos".
La decisión más destacada y de la cual el radicalismo
habría de hacer una bandera, fue la creación en 1922 de
la empresa estatal petrolera Yacimientos Petrolíferos
Fiscales (YPF) , que en el futuro sería la más grande del
país con 50.000 empleados, designando al General
Enrique Mosconi al frente de la misma y abriendo toda
una línea de políticas económicas nacionalistas.

También se llevan a cabo una serie de leyes de


arrendamientos rurales para proteger a los colonos y
chacareros frente a los grandes propietarios de tierra. Se
reorganiza el Banco Hipotecario Nacional para que apoye
crediticiamente a los pequeños propietarios rurales. En
1918, por primera vez, el Estado interviene como
vendedor único de la cosecha de cereales al exterior.

Adicionalmente, se crea la Marina Mercante Nacional.

Yrigoyen impulsó una política de expansión y


fortalecimiento de los ferrocarriles estatales y se
enfrentó con las poderosas empresas ferroviarias
extranjeras, al vetar la ley de formación de una empresa
de ferrocarriles mixta, sancionada por la oposición.
Construye el conocido Tren de las Nubes (Huaytiquina),
del Ferrocarril General Belgrano, conectando Salta con el
océano Pacífico en Antofagasta (Chile).

En cuanto a la educación, estalla en Córdoba el


movimiento de Reforma Universitaria de 1918.Yrigoyen
apoya los reclamos de autonomía universitaria y aprueba
los primeros estatutos reformistas.

La política internacional de Yrigoyen fue motivo de


fuertes discusiones, incluso en el seno del radicalismo.
Yrigoyen básicamente sostuvo una política de fuerte
acento sobre la independencia e igualdad de las naciones
frente a las grandes potencias, que la oposición interna y
extrapartidaria criticaba sosteniendo que llevaría al
aislamiento del país .

Sobre esa base:

- Mantuvo la neutralidad en la Primera Guerra Mundial


pero con fuertes reclamos de los países beligerantes de
ambos bandos.
- En 1917 convocó a un Congreso de Naciones
Latinoamericanas no beligerantes para fijar una posición
común frente a la Primera Guerra Mundial, que fracasó
debido a la fuerte oposición de Estados Unidos.

- Frente al Tratado de Versalles y la creación de la Liga de


las Naciones, la posición argentina del gobierno radical
sostuvo la separación entre ambos actos: el Tratado era
una cuestión que debería limitarse a los países que
lucharon, la Liga de las Naciones, por el contrario,
debería ser una asociación igualitaria y voluntaria de
todas las naciones del mundo, hecho que llevó a un
polémico retiro de la delegación argentina.

La política laboral del gobierno radical fue sumamente


contradictoria. Por un lado impulsó la sanción de leyes
laborales y envió al Congreso un proyecto de Código de
Trabajo, reclamado por los socialistas y el movimiento
obrero. Actuó como mediador en numerosos conflictos
laborales, promoviendo la negociación de acuerdos
basados en la justicia social. Pero, por otro lado, mantuvo
relaciones muy conflictivas con el Partido Socialista, que
tenía una importante representación parlamentaria, y
con el sector mayoritario del movimiento obrero,
negándole a la FORA su derecho de representar a los
trabajadores argentinos en el acto de constitución de la
OIT (1919), por lo que el gobierno argentino fue
seriamente reprendido por el organismo internacional.
Se disolvió la Federación de Obreros Petroleros (FOP) y
reprimió las protestas en YPF. Durante su gobierno se
producen las más grandes matanzas obreras de la
historia: la Semana Trágica de 1919 y los fusilamientos
en la Patagonia rebelde (1921).

Al no poder ser reelecto por prescripción constitucional,


es sucedido por Marcelo Torcuato de Alvear, líder de la
facción antipersonalista de su partido.

Predecesor:
Victorino de la Plaza

Primera presidencia de Yrigoyen


1916-1922

Sucesor:
Marcelo Torcuato de Alvear
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Primera presidencia de Hipólito Yrigoyen
El segundo gobierno de Hipólito Yrigoyen (1928-1930)
Hipólito Yrigoyen asumió por segunda vez en 1928. En
1929 se produce la Gran Depresión mundial. El
radicalismo con Yrigoyen no supo responder a la crisis. El
historiador radical Félix Luna dice :"La quiebra del
ímpetu liberador del gobierno radical se debió
fundamentalmente a la quiebra del radicalismo mismo".

El gobierno de Yrigoyen fue muy criticado por las


intervenciones federales que dispuso y una serie de
asesinatos políticos nunca resueltos adecuadamente.

Yrigoyen intervino las provincias de Mendoza y San Juan,


gobernadas por opositores (el lencinismo en la primera y
el bloquismo de los Cantoni en la segunda).

El 10 de noviembre de 1929 fue asesinado el senador


opositor mendocino Carlos Washington Lencinas por un
grupo yrigoyenista. Lógicamente se acusó a Yrigoyen de
haberlo ordenado . El crimen causó estupor en el país. Un
mes después hubo un atentado anarquista contra
Yrigoyen .

El año 1930 se inició con el asesinato del abogado


bloquista Manuel Ignacio Castellano en San Juan .

El 2 de marzo se realizan las elecciones parlamentarias y


la Unión Cívica Radical pierde estrepitosamente en la
Ciudad de Buenos Aires, donde el Partido Socialista
Independiente obtiene 100.000 votos, seguidos del
Partido Socialista original con 84.000, superando por mil
votos a los radicales.

En plena crisis económica y política, cuando aún faltaban


cuatro años para las elecciones presidenciales, la
debilidad del gobierno de Yrigoyen se hizo crítica. El
radicalismo estaba completamente dividido y el gobierno
no tenía diálogo con la oposición.

La actividad más importante y duradera del segundo


gobierno de Yrigoyen fue su política petrolera.
El 6 de setiembre de 1930 el general José Félix Uriburu
derrocó al gobierno constitucional, iniciando una serie de
golpes de estados que se extenderán hasta 1980,
interrumpiendo todas los gobiernos surgidos del voto
popular.

Después de su derrocamiento, Yrigoyen es detenido y


confinado reiteradamente a la Isla Martín García.

Tras su fallecimiento en Buenos Aires, el 3 de julio de


1933, fue acompañado a su última morada por una de las
manifestaciones más masivas y sorpresivas de la historia
argentina.

Predecesor:
Marcelo Torcuato de Alvear

Segunda presidencia de Yrigoyen


1928-1930

Sucesor:
José Félix Uriburu

MARCELO T. DE ALVEAR
TRANSMISIÓN DEL MANDO

12 de Octubre de 1922, en sesión solemne del Congreso,


el Presidente H. Yrigoyen deposita en su sucesor los
símbolos del poder, y Alvear presta el juramento de
práctica. En un discurso, destaca las conquistas logradas
por el partido que lo ha llevado a la primera
magistratura, y se compromete a "completar la obra,
intensa y por eso mismo de lucha, realizada con tesón por
el partido y por la personalidad eminente y vigorosa en
cuyas manos están hasta este momento los destinos del
país". El doctor Ángel Gallardo, figura prominente del
radicalismo, afirma que, con el pretexto de firmar
algunos decretos ya preparados, Yrigoyen forma "un
segundo gobierno en la casa de Salaberry, en la calle
Córdoba" , con el propósito de seguir gobernando el país
y forzar la renuncia de Alvear para que la presidencia
quede en manos de Elpidio González. El distanciamiento
entre Yrigoyen y Alvear es voz pública, sobre todo desde
que este último ha anunciado la constitución de su
gabinete con personas poco gratas a su antecesor. El
diario oficialista "La Época" impugna algunos nombres,
mientras el opositor "La Nación" se congratula porque, a
su juicio, Alvear está "llamado a restablecer el imperio
del régimen constitucional y de la libertad política,
después del eclipse que han sufrido bajo el
providencialismo de los últimos años". Los seguidores de
Yrigoyen no ocultan su desagrado, y corren voces de que
se levantarán en armas al grito de "Alvear nos ha
traicionado". Nada ocurre, pero en previsión son
acuarteladas las tropas apenas asume el mando el nuevo
Presidente.
INTERVENCIONES Y TENSIONES

Diez intervenciones federales son enviadas a las


provincias durante la gestión de Alvear, y sólo tres de
ellas cuentan con la respectiva ley:

1.Tucumán (1923).-
2.Mendoza (1924).-
Por decreto interviene el Presidente:

3.San Juan (1925).-


4.Dos veces a Santiago del Estero (1924 y 1928).-
5.Otras tantas a La Rioja (1924 y 1925).-
6.Envía comisionado a Jujuy (1923).-
7.Envía comisionado a Catamarca (1928).-
8.Envía comisionado a Salta (1928).
Los mayores conflictos entre el poder federal y los
gobiernos de provincia están referidos, a Córdoba y a
Buenos Aires, cuyos gobernadores son, respectivamente,
Julio A. Roca, hijo del ex Presidente, y José Luis Cantilo:

1.Conservador el primero.-
2.El segundo firme y leal seguidor de Yrigoyen.-
Las presiones promovidas por los grupos antagónicos
engendran tensiones políticas de gravedad, el caso de
Córdoba se remonta a la época de Yrigoyen, y consiste en,
que a raíz de que el Presidente considera fraudulenta la
elección de Roca, resuelve cortar relaciones con ese
gobierno, sin llegar a la intervención en razón de que en
breve la Cámara de Diputados apruebe la intervención al
plazo que expira su mandato. A principios de 1923 la
provincia, en virtud de considerar inconstitucional la
"Ley Electoral" aplicada en Córdoba durante las
elecciones de 1922.
En el Senado, sin embargo, en el radicalismo cambia el
cuadro de las fuerzas que producen decisión. Entretanto,
las disidencias internas de la Cámara de Diputados, y los
antipersonalistas se oponen también a la intervención. La
tensión se manifiesta crudamente el 20 de Junio de 1924,
cuando Alvear inaugura el período legislativo: los
seguidores de Yrigoyen no concurren al acto, y tampoco
lo hace el Vicepresidente González, apenas se logra el
necesario quórum con la presencia de los demás
diputados. El diario "La Época" denuncia: "El contubernio
ha sido protocolizado por el más alto representante del
gobierno".

El 19 de Julio de 1924 el Congreso rechaza el proyecto de


intervención a Córdoba, y cuatro días después Alvear
expide un decreto, fundado sobre la decisión legislativa,
según el cual estima que ha "desaparecido la causa que
determinó la transitoria interrupción de las relaciones
con el gobierno de esa provincia", y por tanto da por
terminada la anormal situación. El pleito prosigue, sin
embargo, debido a que los conservadores han ganado las
últimas elecciones en Córdoba, y sus diputados electos
presentan los diplomas a la Cámara para su aprobación.
Nuevamente se exaltan las tensiones entre los grupos
radicales: 66 de ellos votan por el rechazo, mientras los
restantes, apoyados por los demás partidos, suman 67
votos y los diplomas son aprobados (Agosto de 1924),
con lo cual los partidarios de Yrigoyen pierden más
fuerza en esa Cámara.

Cuatro meses más tarde asume el doctor Gallo al


Ministerio del Interior, y desde ese momento presiona a
Alvear para que decrete la intervención de la provincia
de Buenos Aires, baluarte principal de los partidarios de
Yrigoyen. La oposición sistemática de éstos a la acción
gubernativa del Presidente junto con el desgano de los
legisladores, hace virtualmente estéril la labor legislativa
en sesiones extraordinarias; por decreto del 22 de Enero
de 1925 clausura Alvear esas sesiones.

Nueve días después se produce una reunión de gabinete,


en la que los ministros Gallo y Le Bretón insisten en la
necesidad de intervenir a Buenos Aires, mientras
proliferan denuncias sobre actos inconstitucionales del
gobernador Cantilo. El 5 de Marzo, en otra reunión de
Ministros, Gallo presenta al Presidente un conjunto de
cargos contra, el gobernador bonaerense, pero Alvear
considera que éstos no están debidamente sustentados y
encomienda al Ministro del Interior un mayor acopio de
pruebas. El 21 y el 24 de Marzo se producen nuevas
discusiones en el gabinete, y en la última reunión de los
Ministros, logran que Alvear remita al Congreso, (todavía
en receso), la siguiente declaración:

5"El P.E. considera institucionalmente anormal la


situación de Buenos Aires, derivado de la intervención
federal; pero, por no mediar en el momento los motivos
de urgencia que, según reiteradas declaraciones y
normas aplicadas en casos semejantes, pueden autorizar
al Ejecutivo para intervenir una provincia en el receso
parlamentario; estando, además, próxima la apertura del
Congreso, y sin perjuicio de contemplar nuevamente el
caso si tal situación se produjera, resuelve someter el
asunto a la decisión del Congreso, enviando en su
oportunidad, con los antecedentes y las informaciones
que lo fundamentan, el correspondiente proyecto de ley".
Entretanto, hay conexiones entre Alvear y Cantilo para
que el futuro Gobernador de la provincia sea un hombre
proclive a la conciliación, e Yrigoyen da su visto bueno a
la candidatura de Valentín Vergara. Por lo mismo, Alvear
manifiesta a sus colaboradores su disposición de no
intervenir la provincia, circunstancia que provoca la
renuncia airada de Gallo (27 de Julio).
También Le Bretón incrimina al Presidente y le exige una
definición política: "Yo no te he llamado para Presidente -
le contesta Alvear -, sino para que colabores conmigo".
Poco después, el 31 de Agosto, renuncia Le Bretón. Para
entonces, en el Senado se ha propuesto la intervención de
Buenos Aires, que se aprueba en sesión del 20 de
Septiembre. La Cámara de Diputados, sin embargo, no da
curso favorable al proyecto de ley, pues los partidarios de
Yrigoyen logran el apoyo de los socialistas, contrarios al
principio de intervención federal. Tamborini, nuevo
Ministro del Interior, entra en acuerdos con Vergara con
el objeto de procurar la unión partidario. Las elecciones
provinciales dan a Vergara un amplio triunfo, y el 1º de
Mayo de 1926 asume la gobernación, manteniendo
óptimas relaciones con Alvear.

Sin embargo, el 19 de Mayo de 1927 vuelve a insistirse en


la intervención a Buenos Aires, esta vez por iniciativa del
diputado socialista Enrique Dickmann. El proyecto no
tiene éxito, y a raíz de ello se produce una escisión en el
partido Socialista, promovida por quienes mantienen el
principio de la no intervención federal. Ello dará origen al
partido Socialista Independiente, encabezado por Héctor
González Iramain y Federico Pinedo.
LA RUPTURA RADICAL

Los choques entre grupos del partido Radical obedecen a


una vieja rencilla entre personalistas y antipersonalistas,
presente ya en los días de la abstención anteriores a la
Ley Sáenz Peña, y agudizada durante la presidencia de
Yrigoyen. Legisladores y dirigentes radicales plantean
reiteradamente su protesta por el personalismo
avasallador de Yrigoyen.

Estos disidentes a los que "Yrigoyen los llama galeritas


por sus veleidades aristocratizantes" rodean a Alvear
desde el primer momento; apenas obtenida la victoria
comicial de 1922, Le Bretón viaja a París y tiene largas
conferencias con Alvear, cuyo resultado es el gabinete
con orientación contraria a Yrigoyen, con gran disgusto
de éste y sus partidarios a quienes se designa como
personalistas y se les aplica la calificación de peludistas
por extensión del mote impreso a Yrigoyen. Los
disidentes, a su vez, se autodenominan antipersonalistas.

Los primeros choques legislativos se producen en Mayo


de 1923, con motivo de las elecciones realizadas en San
Juan que dan el triunfo a Federico Cantoni, jefe del
bloquismo sanjuanino equivalente al antipersonalismo.
Los personalistas impugnan en Diputados la elección,
pero Alvear se pronuncia en favor de Cantoni. Casi
enseguida, el Senado, por iniciativa del doctor Fernando
Saguier, aprueba una limitación de facultades al
Vicepresidente de la Nación, Elpidio González, conspicuo
baluarte del personalismo. Los senadores personalistas
acusan a Saguier de contubernista con los conservadores,
mientras los antipersonalistas, en un manifiesto,
condenan a aquellos que siguen a Yrigoyen en forma
incondicional, acusándolos de restaurar las formas del
unicato.

El 26 de Julio se realiza un acto recordatorio de la


revolución de 1890 en el salón Príncipe George, que
termina en disturbios entre grupos que vocean el nombre
de Yrigoyen y condenan a Alvear, y otros que denuncian
los afanes hegemónicos del Peludo. Las rivalidades se
agudizan cuando, el 13 de febrero de 1924, Mario M.
Guido organiza en Bahía Blanca el comité provisional de
la disidencia, como repudio a la declaración partidaria de
la provincia referente a la fidelidad hacia el jefe único del
radicalismo.
Los acontecimientos relacionados con las fallidas
intervenciones a Córdoba y Buenos Aires agudizan la
crisis partidaria, y el 23 de agosto de 1924 se reúne en el
teatro Coliseo una asamblea que culmina con la
constitución de la Unión Cívica Radical Antipersonalista.
El 18 de Septiembre, se reúne el Comité Central de la
U.C.R., y entonces la disidencia explota de manera
categórica; el pretexto formal es la medida adoptada días
antes por el presidente de la entidad, Alfredo Scarano,
respecto de la suspensión de las elecciones internas en
algunos distritos, actitud que los personalistas condenan
y a raíz de ello, se retiran del Comité Central y se
atrincheran en la seccional 14º. Entretanto, el Comité
declara haber tomado "la decisión inquebrantable de
impedir que el personalismo desvirtúe su acción cívica",
y ratifica su confianza a Alvear.

Los personalistas, presididos por Pedro Podestá, califican


a Scarano como "alzado contra la carta orgánica", eligen
presidente del Comité a Héctor Bergalli y lanzan un
manifiesto en el que se titulan "única fuerza que
garantiza y defiende las grandes conquistas alcanzadas
durante la presidencia histórica de don Hipólito
Yrigoyen". Las diferencias doctrinarias repercuten
enseguida en el plano personal, y el dirigente
personalista Diego Luis Molinari tiene un duelo con Le
Breton, del que ambos salen heridos.

La escisión radical es un hecho irredimible. Poco


después, en Santiago del Estero y Salta triunfan los
antipersonalistas en sendas elecciones, y el 25 de
Octubre los personalistas constituyen el Comité Nacional
de la U. C. R. y expresan su más absoluta adhesión a
Yrigoyen. Las elecciones municipales de la Capital
Federal el 16 de Noviembre hallan a los radicales
desunidos, y ello facilita la victoria del partido Socialista.
A partir del 12 de Diciembre, en que Gallo reemplaza a
Matienzo, las posibilidades de unidad del Radicalismo se
tornan utópicas, y nada logran Alvear y Tamborini en sus
esfuerzos conciliadores. Las elecciones de Marzo de 1925
aseguran la mayoría personalista en la Cámara de
Diputados, y ello impide que sus adversarios, unidos a los
conservadores, tengan éxito en la intervención a Buenos
Aires.

Los comicios realizados en esa provincia en 1926


refuerzan a los personalistas, y entonces los intentos de
conciliación realizados entre Vergara y Tamborini se
derrumban de manera definitiva, ya que los diputados
antipersonalistas, el 22 de Abril de 1926, declaran que
"todo personalismo es traición"e impugnan los diplomas
de los nuevos diputados bonaerenses. Los partidarios de
Yrigoyen ganan la mayoría en las elecciones municipales
del 19 de Diciembre de 1926, y el 9 de Febrero de 1927
los antipersonalistas se unen abiertamente a los
conservadores en un frente político que dirige Julio A.
Roca.
  
4'" ' 
 Apoyo: Además del Ejército, contó con el apoyo de las
personalidades civiles y de los partidos políticos, como el
Socialismo Independiente, la UCR Antipersonalista y el
bloque de piulidos conservadores, y el sector
nacionalista.
Los motivos eran la actitud pasiva de la población, la
activa campaña ce los diarios, especialmente de Crítica, y
de la Federación Universitaria Argentina.
Uriburu era antiyrigoyenista y antidemocrático, como
algunos de sus seguidores.
Pretendía reformar la Constitución Nacional.
 Oposición: constituida por el Radicalismo Personalista,
que estaba liderado por Alvear, quien se acercó a
Yrigoyen.
Los partidos políticos y los diarios Crítica y La Nación se
manifestaron a favor de la Constitución Nacional. Los
Socialistas y los Demócratas Progresistas comenzaron a
militar contra la dictadura de Uriburu, los
Antipersonalistas y los Conservadores manifestaron una
conducta ambivalente entre la oposición y la aceptación
de algunas medidas del gobierno, y finalizaron
enucleándose, junto con los Socialistas Independientes
detrás del Gral. Justo
 Proyectos Políticos:
 Instaurar una sociedad jerárquica e imponer un
gobierno de tipo corporativo orientado desde el Estado.
 Reformar la Constitución Nacional.
 Derogar la Ley Sáenz Peña e instituir un sistema de
voto calificado.
Combatir al Comunismo, al Liberalismo y a la
comunidad judía, aunque sólo se manifestó hacia los
primeros.
 Elecciones de 1931: El presidente aceptó la estrategia
de su Ministro de Interior, Sánchez Sorondo, de llamar a
elecciones provinciales sin recurrir a la proscripción del
Radicalismo, para legitimar al gobierno surgido del golpe.
Ésta se sustentaba en la creencia de la debilidad del
Radicalismo. Las autoridades tenían plena seguridad de
que en Bs. As. Los Conservadores se impondrían sin
problema, pero los radicales se unieron, con la fórmula
Pueyrredón - Guido (yrigoyenista-antipersonalista), que
realizó una gran propaganda electoral.
El 5 de abril de 1931 se llevaron a cabo las elecciones en
Bs. As. y triunfó la fórmula Radical, sobre las otras.
Sánchez Sorondo renunció y el resto de las elecciones
fueron suspendidas, marcándose el principio del fin del
gob. de Uriburu, y el comienzo de una década marcada
por el fraude electoral.
La anulación de las elecciones y el despojo del triunfo
radical llevaron a algunos sectores
de este partido a reincidir en la asonada militar. El 20 de
julio el Coronel Arturo Pomar se sublevaba al frente de
una guarnición militar en Corrientes, aunque su intento
fue sofocado muy rápido. Varios dirigentes radicales
fueron encarcelados, y Alvear exiliado.
 Elecciones de 1932. Concordancia: Uriburu no
encontró rumbo para su gobierno, que se quedaba sin
apoyos, y convocó a elecciones generales para el mes de
noviembre.
Los grupos conservadores se unieron en el Partido
Demócrata Nacional y junto con el Socialismo
Independiente y el Radicalismo Antipersonalista
conformaron la Concordancia. Esta coalición eligió como
candidato presidencial al ex Ministro de Guerra de
Alvear, Agustín P. Justo, acompañado en la fórmula por J.
A. Roca hijo. Justo contaba con el apoyo del Ejército, los
grandes exportadores y los medios de prensa más
importantes.
Frente a la Concordancia se conformó la Alianza Civil que
reunía a los partidos Socialista y Demócrata Progresista,
con la Fórmula L. de la Torre-N. Repetto.
El Radicalismo había elegido como candidatos a Alvear-
Güemes, pero Uriburu lo impidió. Ante esto la UCR
recurrió a la abstención electoral. El 8 de noviembre se
realizaron los comicios que inauguraron las prácticas
fraudulentas. Triunfó la Concordancia.
 Medidas de Gobierno:
 Disolvió el Congreso Nacional.
 Decretó la intervención de las provincias.
Creó Comisiones Investigadoras, para inquirir acerca
del manejo de los fondos públicos por las autoridades
depuestas.
 Aplicó una serie de medidas tendientes a disminuir el
déficit nacional.
 Declaró el Estado de Sitio y dispuso la censura de los
órganos de información periodística.
Dinamizó la Sección Especial de la policía, que persiguió
a los activistas anarquistas y comunistas.
 Aplicó la Ley de Residencia con militantes extranjeros y
,bajo los efectos de la ley marcial, fusiló a varias personas.
 Dispuso la anulación de los Comicios de 1931.
 Conformó su gabinete con una mayoría de viejos
políticos conservadores, a pesar de su aversión por ellos.




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