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6. LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN EL MODELO LIBERAL (S. XVIII-XX).....23
6.1. La oposición al poder absoluto................................................................23
6.2. La revolución liberal.................................................................................24
6.3. El nacimiento de la información contemporánea.....................................25
a. Prensa industrial o de negocio................................................................25
b. El salto a Europa y América....................................................................26
c. Prensa política burguesa y prensa radical..............................................26
d. Infraestructuras........................................................................................28
Agencias de información..........................................................................28
Agencias de publicidad............................................................................28
Financiación.............................................................................................28
6.4. La evolución del sistema liberal (conclusiones).......................................29
7. LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA SOCIEDAD Y EL MERCADO DE
MASAS................................................................................................................30
7.1. La sociedad de masas.............................................................................30
a. Proceso de democratización y toma de conciencia política de la mayoría
.....................................................................................................................30
b. Proceso de industrialización y crecimiento urbano.................................30
c. Intervencionismo y fortalecimiento de los Estados.................................31
d. Proceso de adaptación psicológico-social..............................................32
e. La información como detonante..............................................................32
7.2. Las nuevas funciones de los medios.......................................................33
7.3. Estratos en la evolución informativa del siglo xx.....................................34
a. Primera generación.................................................................................34
b. Segunda o gran generación de prensa de masas (1883).......................35
c. Tercera generación de prensa de masas o amarilla (1895)...................35
d. La reacción elitista y el culto a la objetividad (1896)...............................36
e. Cuarta generación de medios de masas o tabloide (1920)....................37
f. Quinta generación de medios de masas o bild (1945)............................38
7.4. Los medios de información global (conclusión).......................................38
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Historia de la Comunicación Social
1. INTRODUCCIÓN
Hasta bien entrado el siglo XX, la tradición oral y el poder de la palabra han
sido elementos definitorios de una cultura rural, que se regía por tradiciones no
escritas y en la que quien tenía la palabra, tenía el poder: el alcalde, el cura, el
maestro. Incluso sistemas tan consolidados como la Iglesia Católica o la
Jurisprudencia occidental basan sus reformas y evolución sobre las
alteraciones de una tradición antes vivida que escrita.
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La perfección del sistema alcanzó tales niveles que hizo incluso nacer un
estamento profesional especializado, los escribas.
Los hombres han tenido, desde siempre, formas de comunicar las noticias
importantes, de interés social: el sonido del tambor, las señales de humo o con
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antorchas, las palomas mensajeras... Junto a todas estas formas de
comunicación orientadas hacia el exterior, hacia otras comunidades o grupos
sociales, se formaron medios orientados hacia el interior de las respectivas
sociedades que determinaron la estructuración y evolución de la misma. Se
trata, en general, de una especie de “cantares de gesta”, donde los valores del
rey sobresalen y brillan como el sol (bajorrelieves de Abu Simbel y de Luxor,
relieves del templo de Amón en Karnak). En la misma línea hay que situar los
ciclos de leyendas o las biografías halladas en las tumbas.
Este exagerado monarquismo sólo se explica desde el papel que el rey juega
como representante visible de la divinidad en la tierra y columna dorsal, por
tanto, de la existencia misma de Egipto. La situación es análoga en las
sucesivas culturas mesopotámicas. A pesar de tratarse de culturas más
urbanas, lo religioso se hallaba en el centro de toda la vida. En líneas
generales, el modelo presentado dominaba todas las sociedades antiguas
porque sociedades tan cercanas, aún, a un mundo mágico y primitivo carecían
de otros medios de explicación, justificación y, en definitiva, supervivencia.
2.2. El clasicismo
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y el arte y la literatura pierden el valor religioso, pasando a exaltar los valores
de la razón y el humanismo, la belleza, la bondad, la inteligencia, el heroísmo,
el amor, etc.
Sobre ese espíritu nuevo de los griegos, los romanos dieron lugar a la aparición
de dos bloques de vías y medios de información pública claramente definidos:
oficiales o paraoficiales y libres.
Al margen de los oficios a los que se llegaba tras una dilatada carrera
burocrática, se tiene noticia de algunos casos singulares de profesionales
libres. M. Celius Rufus fue corresponsal de Cicerón en Roma cuando éste era
cónsul de Cicilia; en sus cartas le hablaba de política, rumores, negocios,
problemas y enfrentamientos públicos, etc. Seguramente, la mayoría de los
cargos públicos importantes establecidos fuera de Roma tuvieron en la urbe un
corresponsal equivalente.
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- Nomenclator, esclavos o libertos cuya función consistía en acompañar a
su señor para recordarle el nombre y notoriedad de las personas que
encontraban.
- Subrostani, que se ganaban la vida vendiendo noticias.
2.4. Conclusiones
Estos tres tipos distintos, sin abandonar sus principios básicos, se vieron
obligados a encauzarse en unos pocos y comunes senderos para triunfar sobre
el caos. El primero de ellos fue el feudalismo, por el que, por necesidad,
entraron todos. El segundo fueron las formas de vida populares: el gobierno
de la sociedad pasó de las ciudades al campo; la propiedad y la vida privada
avanzaron sobre la pública; la importancia del hombre comenzó a radicar no en
instituciones, sino en su persona. Por último, el tercer camino fue la “voluntad
anticlásica”, impuesta por la Iglesia católica a favor de la espiritualización y
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abstracción, a favor del simbolismo y del irracionalismo. La ciudad era sinónimo
de corrupción, responsable de la decadencia del Imperio.
- Entre el 400 y el 900 es una Iglesia muy local, pegada al poder feudal y
a las antiguas provincias del Imperio y alejada de Roma.
- A partir del 900 se produce una renovación con las cruzadas, las
órdenes religiosas (benedictinos), las órdenes militares (templarios,
Calatrava), las órdenes mendicantes (agustinos, jerónimos) y las
órdenes de predicadores (dominicos).
- La Iglesia sufrirá renovaciones con Cluny (s. XII), los franciscanos (s.
XIII), Wicliffe (s. XIV), Hus (s. XV) y Savonarola (s. XVI), que culminarán
en ese siglo con la Reforma de Lutero y la Contrarreforma del Concilio
de Trento (su momento más perfecto como creadora de un sistema de
comunicación en torno al mito, cuya perfección sólo la supera la
generalización de la televisión a partir de 1970, es entre los siglos XVI y
XVIII).
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para los letrados y las escuelas urbanas, donde los agentes civiles
complementan las actividades de la Iglesia.
a. Comunicación oral
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4. Fórmulas populares: más o menos racionalizadas por la Iglesia. Los
Misterios y Milagros del primer teatro europeo y de la literatura, las
canciones de ciegos y oraciones de santeros, las letanías y cantos
procesionales, etc., todos instrumentos repetitivos del mensaje cristiano
en esbozos accesibles, tanto estilística como ideológicamente, a las
mentes más simples.
b. Comunicación visual
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3. Económico: la actividad económica de los monasterios, el auge de las
peregrinaciones, las cruzadas, etc. permitieron el resurgir lento de una
economía mercantil a partir de los siglos XI-XII y, en consonancia, el
resurgir de la cultura clásica –con sus característicos componentes de
racionalización, dinero y escritura- dando origen a la burguesía y, entre
otras cosas, al periodismo o fórmulas específicas de comunicación
social en la Edad moderna.
En largos siglos de luchas de todo tipo, los universitarios levantaron los muros
de la cultura que entendemos como propia de Occidente, que se define por sus
formas de expresión. Este inquieto gremio sometió a la racionalidad el
pensamiento, creando formas nuevas, pragmáticas, laicas y precisas de
comunicación del mismo.
A lo largo de los siglos XII y XIII aparecen los primeros grandes escritos de la
nueva literatura en lenguas romances (Canción de Rolando, Poema del Mio
Cid, Parsifal, Divina Comedia, etc.). Aquellos que actuaron en la difusión de los
nuevos valores –clásicos-, de la nueva concepción de lo humano como
racional, desacralizado y laico, suelen ser conocidos con el nombre global de
humanistas (comerciantes, navegantes, urbanitas).
Por otra parte, la evolución de la teoría política, a partir ya del siglo XIV, dio pie
al fortalecimiento de viejas fórmulas y al nacimiento de otras nuevas de
comunicación y propaganda. La teoría política eclesial se asentaba sobre la
teocracia definida por La Ciudad de Dios de San Agustín, teoría que fue dando
origen a una doctrina alternativa cuyo resultado será el derecho político del
Estado Moderno, elaborada en escritos que van desde el De regimine
principium (por Egidio Romano, 1270) a Maquiavelo. En resumen, entre los
siglos XII y XV se desarrollaron hasta cuatro vías paralelas de comunicación en
el terreno que nos concierne: la literatura romance, la mercantil, la humanista y
los escritos y simbología de finalidad política.
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Entre los diferentes movimientos que produjo la Edad Media sobresale el
caracterizado por el resurgir del comercio en el Mediterráneo, la imitación del
modelo clásico, el reverdecer de las ciudades y la aparición de la burguesía.
Esta nueva clase estuvo forzada a desarrollarse a contra corriente; por lo que
se vio obligada a crear sus propios instrumentos de acción y de poder, que
estarán centrados en la racionalización, el dinero y la cultura escrita. De la
conexión de estos elementos nacieron el periodismo y la información pública
organizada. Las antiguas formas de comunicación social que esta situación
produjo fueron:
3.4. Conclusiones
(Por contrastar)
Sin duda, nos encontramos ante un periodo histórico cuyo sistema social está
muy basado en la comunicación, que está organizada, fundamentalmente, por
la Iglesia, sustento de todo. El cristianismo supuso una vuelta a lo rural, al mito;
la Iglesia sólo podía poner en pie un sistema moral popular, oral, racionalizado
a lo largo de varios siglos volviendo a los valores universales antiguos (mores
maiorum) frente al mal que supone la Edad Media. Sin embargo, a pesar del
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desarrollo de una cultura muy definida en el mundo rural, a partir de los siglos X
y XI comienza a desarrollarse un pensamiento urbano, burgués, que enlaza
con el renacer de la cultura clásica.
Todos estos son ejemplos que muestran la pujanza del nuevo fenómeno de la
información.
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alfabetización, igual que permitía un mayor nivel de vida y el desarrollo de
modelos científicos nuevos.
Los monarcas europeos establecieron, a finales del siglo XV, servicios postales
regulares en sus respectivos territorios, bien dependientes de la casa real, bien
confiados en exclusiva a algún súbdito (como los Taxis). Todas las rutas
importantes eran atravesadas por correos a caballo que repostaban en lugares
previamente establecidos. La importancia de esta organización no está sólo en
la rapidez con que podían transmitirse las informaciones, sino en que la
información quedaba canalizada. Desde esta perspectiva, los encargados de
las casas de posta eran personajes perfectamente informados que no tardaron
en vender información a los príncipes o a los particulares que la desearan.
b. La imprenta
El hecho de que entre 1450 y 1500 todas las ciudades europeas contaran con
el nuevo sistema de producción mecánica de libros o papeles impresos supuso,
en primer lugar, la capacidad de respuesta u oferta a la creciente demanda del
mercado informativo, con la consiguiente reducción de costos y la rapidez de
reproducción. En segundo lugar, la organización de una industria de la cultura,
caracterizada por la tendencia a la univocidad, un espacio uniforme capaz de
desplazar a las formas de comunicación de la Edad Media: popularizando la
cultura, eliminaron la necesidad de que las figuras y elementos imaginarios en
catedrales fueran “libros de iletrados”. En tercer lugar, rompió definitivamente
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con la transmisión oral mediante la reorganización, conservación y acumulación
de textos y la colección de fuentes y datos.
c. Productos informativos
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Lutero puede considerarse un fenómeno propagandístico, en una época de
triunfo de la revolución cultural burguesa en la que los medios informativos y
propagandísticos eran de sobra conocidos y utilizados. En este sentido Lutero
es un hijo de su tiempo, producto de tres corrientes paralelas en las que la
comunicación es factor decisivo: en primer lugar, heredero de los viejos
predicadores de las órdenes mendicantes que, desde el siglo XII, venían
propugnando movimientos de purificación; en segundo lugar, Lutero hereda los
sentimientos de individualismo y relativismo de los humanistas, que se oponían
a la tutela eclesiástica sobre los laicos y al comercio de indulgencias y pedían
reformas y fomentaban la difusión y la interpretación personal de la Biblia. Por
último, Lutero es ya hijo de la revolución de la imprenta.
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segunda etapa en su reacción, apoyando y empujando la creación y el
desarrollo de fuerzas culturales alternativas a las reformistas. Asimismo se
potenció la aplicación de reformas como la del calendario eclesiástico, la del
clero o el reestablecimiento de la Inquisición. Igualmente se potenció la
creación de nuevas órdenes religiosas en las que predominará la finalidad
propagandística antiprotestante (Capuchinos, Congregación de San Pablo y,
sobre todo, Jesuitas).
4.4. Conclusiones
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había producido en Europa una transformación radical, con la introducción de
una cultura urbana pero clásica, que marcó el inicio de una nueva era.
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Desde el De Regimine Principium de Egidio Romano (1270) hasta El Príncipe
de Maquiavelo (1532) se desarrolló la teoría política del Estado Moderno en la
que, fundamentalmente, se pretende justificar la sustitución del poder religioso
y papal y de los motivos religiosos en las acciones de gobierno por razones
estrictamente laicas y políticas. Entre los instrumentos y motivaciones de ese
poder político la información juega un papel clave, papel que se fue
consolidando y clarificando en la acción de los gobiernos absolutos entre 1500
y 1800. El Estado considera a los periódicos y a la imprenta como enemigos
potenciales ante los que es obligatorio planificar con una política de control y
vigilancia, política organizada en dos campos paralelos, uno defensivo y otro
ofensivo.
a. Acción defensiva
b. Acción ofensiva
A partir del año 1600 alcanzaron su culmen los fenómenos desatados por la
revolución de las comunicaciones de finales del siglo XV. Las monarquías y los
estados modernos dieron lugar a complejos modelos de propaganda orientados
no ya sólo hacia las élites sociales, sino hacia el pueblo llano. La fuerza de la
propaganda dio igualmente pie a los últimos estertores de una cultura popular,
al mismo tiempo que encontró una fuerte oposición por parte de la clase
burguesa, organizada por encima de los imperios absolutos.
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En el primer tercio del siglo XVII, el poder público pasó de la simple vigilancia o
control lejano sobre las publicaciones –fase defensiva-, a la ofensiva, a la
utilización de aquellas que consideraban más útiles, creando todo un aparato
de orientación de la opinión pública. Ello produjo cierta diversificación de
modelos, que queda reducida a dos dominantes: uno, inglés; otro, continental,
en el que predomina lo francés. Ambos modelos tenían en común el deseo de
utilización, en favor del poder político dominante, de los medios y la
organización, a través de los mismos, de un aparato de propaganda. La
diversificación consistió en diversos modos de proceder sobre el mismo
fenómeno (en Francia la censura real existió hasta 1789; en Inglaterra, desde
1586, todo lo impreso se sometía a la Cámara Estrellada; en todo el Sacro
Imperio Romano Germánico existía la censura previa desde el Edicto de
Worms de 1521).
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Estos tres periódicos constituyeron, asentados sobre su monopolio, el eje del
sistema informativo del absolutismo francés, especialmente durante el siglo
XVII. Tuvieron imitadores, pero la concurrencia no tuvo importancia real hasta
el siglo XVIII. A medida que el prestigio y poder de la monarquía absoluta iba
decreciendo, la fuerza y prestigio de sus publicaciones iba perdiendo adeptos.
No se trataba ya de la edición de avisos o almanaques, sino de publicaciones
mucho más regulares y serias que ofrecían, desde la crítica, una fuerte
alternativa a las publicaciones oficiales. Por tanto, en este modelo continental
del sistema informativo absolutista, no hay cabida más que para dos tipos de
prensa rentable: la prensa oficial, que vive del privilegio real; y la prensa
popular, que vive de la venta en ferias y poblados.
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La Restauración de la monarquía absoluta en 1660 con la vuelta de Carlos II
Estuardo restablece la dinastía Estuardo en Gran Bretaña, sucedido en 1685
por su hermano, Jacobo. La restauración llegó acompañada de la Licensing Act
(1662), una ley que establecía de nuevo el privilegio real y la censura previa.
Otro de los medios inventados por los gobiernos fue la vigilancia no reconocida:
grupos de agentes encargados de fichar el contenido de los periódicos, que
rozaban los márgenes de la ley. Estos “mensajeros reales” tenían enorme
poder y libertad de acción para multar, arrestar e incluso maltratar a impresores
o empleados. Por último, el auténtico configurador del sistema inglés de
información, Robert Walpole, fue el primer gobernante que aplicó fríamente la
técnica de “corromper, no perseguir” –más tarde conocida como “fondo de
reptiles”-, que consistía en pagar a los periódicos clandestinamente.
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informativo formado por tres elementos: información y crónica política,
crónica social y variedades, divertimento.
- Advertisers: publicaciones de breves con informaciones comerciales y
publicitarias; limitándose estrictamente a estas informaciones
mercantiles, no tuvieron problemas con la censura y sobrevivieron a lo
largo del siglo XVIII (Public Advertiser, publicado por Woodfall en 1667).
- Dominicales: publicaciones cuya finalidad es el pasatiempo y sus
contenidos –sin un orden estable- son crímenes, aventuras
escandalosas, narraciones novelescas, pasatiempos, humor escrito,
etc.; todo ello en un lenguaje accesible aun público no culterano e
incluso poco habituado a leer. Su importancia radica en que fueron, poco
a poco, acostumbrando a las clases populares europeas a la lectura y
preparándolas, por tanto, para ser el mercado de la gran prensa de
masas (Weekly Messenger, News of the World).
- Prensa industrial o de negocios: es el caso de The Times, creado por
John Walter en 1785, del que hablaremos más adelante.
5.4. Conclusiones
Las revoluciones que se dieron en las últimas décadas del siglo XVIII y
primeras del XIX fueron mucho más que revoluciones políticas. Aquí se sitúa la
revolución burguesa contra el Antiguo Régimen, es decir, el asalto al poder
político del absolutismo y su sustitución por regímenes liberales
constitucionales; y la llegada de la industrialización como forma de producción
alternativa de la manual y gremial.
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Además, los numerosos personajes que, en esta época, rompieron con los
principios teóricos de un mundo piramidal y monoteísta –como Galileo o
Newton-; y, por otra parte, la separación de Iglesia y Estado, que llevó a
aquélla a estar frecuentemente enfrentada a las monarquías, fueron otras
poderosas oposiciones al absolutismo. En conclusión, podemos afirmar que,
desde mediados del siglo XVII, existían una serie de fuerzas cuyo objetivo era
acabar con el poder absoluto.
Los derechos fueron ampliándose poco a poco, pero muchos de ellos, como el
derecho a la libertad, eran muy flexibles y fueron utilizados, según los
intereses, de una forma u otra. Por tanto, la praxis no era tan atractiva: el voto
era censitario, la fraternidad era revolucionaria y, en general, las libertades
estaban muy vigiladas. De hecho, el liberalismo tiene como segundo principio
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la limitación de la libertad de los derechos del hombre, ya que los teóricos –
como Tocqueville- eran conscientes de los peligros que la democracia
conllevaba.
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Los sucesivos adelantos afectaron a todo el proceso: el papel de imprimir, que
hasta 1820 era de estraza, pasó a conocer otras materias primas hasta
presentarse en rollo en 1860; la tinta, fabricada por cada impresor hasta 1818,
pasó a hacerse en fábricas y el entintado manual fue sustituido por el entintado
mecánico con rodillos.
La prensa política burguesa fue responsable primera del éxito del régimen
liberal, defensora de la libertad popular, generadora y amplificadora de opinión
pública, canal independiente de comunicación entre gobernantes y
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gobernados, apoyado todo por la libertad de mercado, la publicidad y el libre
comercio.
La contraofensiva del gobierno inglés –aumento de las penas para los lectores
de periódicos intimbrados, lanzamiento de una prensa barata y reducción de
las tasas- obligó a la prensa radical a aceptar las tasas o a desaparecer;
aunque esto no supuso el fin de la prensa obrera clandestina.
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imponer más que relativamente, había nacido la información contemporánea y
lo había hecho como fenómeno propio de la revolución burguesa.
d. Infraestructuras
Agencias de información
Este sistema de control de la información creó dos redes –la red estatal o
nacional, que se servía del ferrocarril, y la red mundial o supranacional, que
utilizaba el telégrafo submarino-, y funcionó hasta gran parte del siglo XX.
Agencias de publicidad
Financiación
Hasta mediados del siglo XIX, las empresas de periódicos eran negocios
personales o familiares. Una vez que el periódico estaba establecido, los
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ingresos llegaban por dos tipos de canales. El primer tipo, visible o conocido,
estaba constituido por suscripciones, ventas y publicidad; el segundo tipo –
clandestino- estaba muy próximo a la dependencia de grupos políticos, de
ministerios, de fondos de reptiles, de chantajes, etc.
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7. LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA SOCIEDAD Y EL MERCADO DE
MASAS
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superado ya los dos primeros capítulos de la industrialización y caminaba hacia
industrias de tecnología compleja.
A mediados del siglo XIX existían dos tipos dominantes de cultura y hábitos de
comportamiento: uno rural, basado en la tradición oral, la autarquía económica,
lo religioso y lo mítico; y otro tipo urbano, basado en lo impreso, monetarista,
comercial, racional y desacralizado. En torno a la Primera Guerra Mundial, esas
dos culturas tradicionales fueron ampliamente sobrepasadas por una tercera,
que cuenta con elementos de ambas, pero que es claramente distinta y cuya
base sociológica está formada por la inmensa multitud de trabajadores urbanos
a la deriva. Se trata de un tipo humano distinto, que rompe con los ritmos
propios de la vida rural, de la que conserva los grandes hitos terminales, sin
ingresar en los ritmos urbanos alternativos, al carecer de capacidad racional y
económica suficientes.
Esta nueva cultura urbana tiene como factor prioritario el ser de masas, y ese
nuevo individuo resultante ha sido analizado como el “hombre masa”. Los
teóricos adoptan actitudes contrarias: unos, negativa, para los cuales el hombre
masa es pasivo, aislado, manipulable, amoral y falto de libertad; otros, positiva,
viendo en el nuevo hombre el camino necesario para el salto a una fase
superior de desarrollo humano. Desde esta perspectiva, la sociedad de masas
sería resultado de la ruptura de las formas de vida tradicionales –rural y
urbana- por el proceso de industrialización y urbanización.
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d. Proceso de adaptación psicológico-social
Las masas aparecen como resultado del aislamiento social de los individuos. El
individuo, especialmente el apartado del hábitat cultural que le era propio y
asentado en un ambiente que no puede abarcar e incluso comprender, posee
una limitada capacidad de resistencia psíquica. Si a esa situación se añaden
dificultades habituales de todo tipo, el individuo es fácilmente asumible por una
colectividad neutralizadora en la que, de forma especial si participa
activamente, encuentra salida a sus frustraciones.
Desde las últimas décadas del siglo XIX, los medios informativos son
responsables directos de la sociedad de masas.
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Lo son a través del liderazgo que los grandes diarios de masas ejercen sobre
las multitudes en el cambio de siglo. El periódico fue para las primeras
generaciones alfabetas, un manual de cultura; para las primeras generaciones
de votantes, un consejero y líder político; para las estrenadas masas urbanas,
un punto de referencia de la sociedad a la que ardientemente deseaban
pertenecer. Los medios informativos están situados en la esencia misma de los
más característicos fenómenos del siglo XX y tienen una responsabilidad de
primer grado en el éxito de realidades cuyo protagonismo ha corrido a cargo de
las masas (bolchevismo, nazismo, guerra fría, grandes potencias).
El sector informativo pasó, a partir de los años ochenta del siglo XIX, a estar
dominado por medios cuantitativa y cualitativamente distintos de los hasta
entonces característicos, produciéndose una ruptura de suficiente intensidad
como para poder hablar, en la historia de la comunicación, de un antes y un
después, de un “viejo orden” y de un “nuevo periodismo”, dando origen y salida
a la información propia del siglo XX.
Tal salto hacia delante es fácil de probar tanto en los índices numéricos básicos
(tirada, volumen de negocio, nivel de empleo y especialización, etc.), como en
los elementos formales y externos (número de páginas, formato, presentación y
estilo, porcentajes de espacio publicitario, etc.). Hacia 1860 el mercado
informativo estaba dominado por tres tipos diferentes de medios: periódicos
liberales clásicos (como The Times de Londres); dominicales, con un formato y
unos contenidos preparados para lectores no habituales (News of the World); y
diarios de saldo o de penique, primera generación de diarios populares (New
York Herald, Le Petit Journal, Daily Telegraph). Características comunes a
estas tres clases de periódicos eran cierto grado de organización industrial y
tener estancados los índices numéricos de referencia.
Ésta es la razón por la que no fueron ellos los protagonistas de la ruptura, sino
una generación nueva de periódicos que, a partir de los ochenta, obligará a
aquellos viejos dominantes a transformarse y a rebajar sus precios. La nueva
generación irrumpió recurriendo a efectos capaces de impresionar, y
desplegando unos modos nuevos de hacer, reconocidos enseguida por el
nombre de new journalism.
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Desde una perspectiva paralela, los beneficios económicos hicieron que los
grandes periódicos se constituyeran en eje de poderosos trusts y monopolios
informativos. En tales circunstancias, el comportamiento del grupo empresarial
informativo será similar al de grupos económicos de similar potencial en otros
sectores. Cualquier tipo de intereses queda supeditado a un objetivo primario:
la consolidación, auge, prestigio y expansión del propio grupo. Los grandes
periódicos dejaron de acusar su dependencia respecto a un gobierno o un
partido político; pero la falta de dependencia no implica integridad moral,
significa, tan sólo, que en torno a 1900 la información había dejado
definitivamente de estar en manos de marginados, profetas sociales, aspirantes
a políticos, etc. para convertirse en uno más entre los grandes sectores de
negocio, defensor, por encima de todo, de los intereses propios y de la propia
expansión y supervivencia.
Los viejos medios, desde siempre utilizados por poderes legales y reales, se
convirtieron en casta dominante, capaz de dictar o, al menos, de influir
decisivamente en las reglas del juego social. Por eso puede calificarse al
conjunto de la sociedad del siglo XX “sociedad de información”, porque en ella
los medios han pasado a ser agentes, promotores de la evolución social.
a. Primera generación
El “nuevo periodismo” que, desde los años ochenta del siglo XIX, golpea a los
lectores con novedades y efectos capaces de impresionar, recogía,
adaptándolas, las características de la comunicación popular. Este espíritu
populista se trasvasó a la prensa diaria durante las Revoluciones atlánticas de
la segunda mitad del siglo XVIII y a través de la prensa radical u obrera del
siglo XIX.
Estos periódicos de los años treinta del siglo XIX son la primera generación de
prensa popular, que en un sentido muy laxo podrá llamarse de masas. La
práctica diaria de esa primera generación desarrolla y provoca las condiciones
de todo tipo en que se configuran y definen los sucesivos estratos informativos
del siglo XX:
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b. Segunda o gran generación de prensa de masas (1883)
Es la responsable de la ruptura, del salto a una fase superior, que fue conocida
por los contemporáneos como new journalism. Joseph Pulitzer, representante
por excelencia de esta generación, inició su actividad como periodista en un
boletín de la ciudad de San Luis titulado Westliche Post. En 1883 compró un
diario de Nueva York, The World, en ruina económica, consiguiendo un año
más tarde que superase los 100000 ejemplares y el volumen de anuncios del
Herald. Los elementos o factores que integraban el modelo creado por Pulitzer
son los siguientes:
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siguiente. Hearst configuró su modelo y lo caracterizó detalladamente de esta
manera:
A mediados de los noventa del siglo XIX, la atención del mercado informativo
estaba centrada en los periódicos de masas. Hasta tal punto era así, que los
más representativos del viejo orden informativo desaparecieron o estuvieron al
borde de la extinción. Pero en los momentos de mayor esplendor de la prensa
sensacional y amarilla se fraguaron las condiciones de una generación de
prensa que vino a cubrir el espacio dejado por los viejos periódicos
decadentes. Se trata de un tipo de periódicos dirigidos a un sector de mercado
no identificable con las masas, recuperado y con plena conciencia de ser
diferente.
Las causas de esa reacción son complejas, pero pueden quedar reducidas a
tres: el cansancio y el enfado ante las exageraciones del amarillismo y su poco
respeto hacia los lectores; la existencia de un grupo social cuyas necesidades
de información no quedaban atendidas por los diarios de masas; y el
desarrollo, a partir de la depresión económica de los setenta, de la información
económica y la creciente importancia de la promoción en el mercado financiero.
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2. Contenidos: independencia de partidos políticos y de grupos de presión.
Las secciones más atendidas son política nacional e internacional,
economía y trabajo, cultura y libros, sociedad, editorial y cartas de los
lectores, frente a las secundarias de sucesos, deportes, pasatiempo y
ocio. Suele predominar una línea ligeramente conservadora en
economía y algo progresista en asuntos sociales y culturales. Mantienen
unas excelentes relaciones con los poderes públicos establecidos.
Cultivan la escritura correcta y un estilo discursivo racional. Basan su
autoridad en un manifiesto y practicado culto a lo objetivo, es decir, la
noticia de interés confirmada.
3. Orgánicamente: se trata de sociedades anónimas, con una larga y
tradicional implantación. Tienden a convertirse en eje de grupos de
concentración en el sector. Son entidades con enorme peso social.
Sin embargo, al margen de los dos modelos constituidos, fueron dos las
aportaciones fundamentales de la cuarta a las generaciones anteriores:
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f. Quinta generación de medios de masas o bild (1945)
Philip Foisie, director ejecutivo del International Herald Tribune, explicó así lo
que se entiende por periodismo global. Se trata de un periodismo que responde
a una audiencia global (término opuesto a local) interesada en el mundo como
un todo, que trabaja con diversas tecnologías, y se asienta como centro
receptor de emisores dispersos, capaces instantáneamente de transmitir e
incluso reproducir información.
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englobado bajo el genérico nombre de “nuevas tecnologías”, por poner sólo
algunos ejemplos. Es muy probable que, en el umbral de la sociedad de
información en que nos encontramos, estemos sólo en los inicios y las vías de
comunicación –los medios- alcancen en los próximos años cotas de desarrollo
hoy difícilmente imaginables.
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