Anda di halaman 1dari 39

Historia de la Comunicación Social

Profesor: Jesús Timoteo Álvarez

Autora: Noelia García Bellido / Luis Vázquez Juncal


Revisión: Juan A. Agudo
Adecuado a los contenidos del curso 2007/08

Historia de la Comunicación Social.....................................................................1


Historia de la Comunicación Social.....................................................................3
1. INTRODUCCIÓN..............................................................................................3
2. LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN EL MUNDO ANTIGUO..............................4
2.1. Formas de comunicación social en el mundo antiguo...............................4
2.2. El clasicismo...............................................................................................5
2.3. Formas de comunicación social en Roma.................................................6
a. Medios de información oficiales................................................................6
b. Medios de información libres.....................................................................6
2.4. Conclusiones..............................................................................................7
3. LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA EDAD MEDIA (S. V-XV)......................7
3.1. Evolución de la sociedad...........................................................................7
3.2. Sistema de comunicación mítico para iletrados........................................9
a. Comunicación oral.....................................................................................9
b. Comunicación visual................................................................................10
3.3. Sistema de comunicación alternativo para letrados................................10
a. Formas de comunicación universitarias..................................................11
b. Formas de comunicación literarias, humanistas y políticas....................11
c. Formas de comunicación pre-periodísticas en sentido estricto..............11
3.4. Conclusiones............................................................................................12
4. LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN EL RENACIMIENTO (S. XIV-XVII).........13
4.1. La revolución burguesa...........................................................................13
4.2. La revolución informativa.........................................................................13
a. Fenómenos responsables y definitorios de la revolución informativa....13
b. La imprenta..............................................................................................14
c. Productos informativos............................................................................15
4.3. La revolución religiosa: la reforma y la contrarreforma...........................15
a. La Reforma, manifestación del poder informativo...................................15
b. La Contrarreforma o reacción eclesiástica..............................................16
4.4. Conclusiones............................................................................................17
5. LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN EL ESTADO MODERNO (S. XVI-XIX). . .18
5.1. El estado moderno como empresa de comunicación..............................18
5.2. Teoría político-informativa........................................................................18
a. Acción defensiva.....................................................................................19
b. Acción ofensiva........................................................................................19
5.3. La comunicación en las monarquías absolutistas...................................19
a. Modelo continental o de absolutismo logrado.........................................20
b. Modelo inglés: el absolutismo imperfecto...............................................21
5.4. Conclusiones............................................................................................23

www.terceroc.blog.com 1
6. LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN EL MODELO LIBERAL (S. XVIII-XX).....23
6.1. La oposición al poder absoluto................................................................23
6.2. La revolución liberal.................................................................................24
6.3. El nacimiento de la información contemporánea.....................................25
a. Prensa industrial o de negocio................................................................25
b. El salto a Europa y América....................................................................26
c. Prensa política burguesa y prensa radical..............................................26
d. Infraestructuras........................................................................................28
Agencias de información..........................................................................28
Agencias de publicidad............................................................................28
Financiación.............................................................................................28
6.4. La evolución del sistema liberal (conclusiones).......................................29
7. LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA SOCIEDAD Y EL MERCADO DE
MASAS................................................................................................................30
7.1. La sociedad de masas.............................................................................30
a. Proceso de democratización y toma de conciencia política de la mayoría
.....................................................................................................................30
b. Proceso de industrialización y crecimiento urbano.................................30
c. Intervencionismo y fortalecimiento de los Estados.................................31
d. Proceso de adaptación psicológico-social..............................................32
e. La información como detonante..............................................................32
7.2. Las nuevas funciones de los medios.......................................................33
7.3. Estratos en la evolución informativa del siglo xx.....................................34
a. Primera generación.................................................................................34
b. Segunda o gran generación de prensa de masas (1883).......................35
c. Tercera generación de prensa de masas o amarilla (1895)...................35
d. La reacción elitista y el culto a la objetividad (1896)...............................36
e. Cuarta generación de medios de masas o tabloide (1920)....................37
f. Quinta generación de medios de masas o bild (1945)............................38
7.4. Los medios de información global (conclusión).......................................38

www.terceroc.blog.com 2
Historia de la Comunicación Social

1. INTRODUCCIÓN

A partir de la Primera Guerra Mundial la atención de los analistas empezó a


orientarse hacia los nuevos medios de comunicación, cuyo alcance y potencia
se preveían casi infinitos. Deslumbrados por la capacidad de impacto y de
manipulación de las sociedades que tales medios permiten, coincidieron en dar
a la comunicación un papel prioritario en la evolución del mundo, escribiendo
una historia general de las civilizaciones a partir de la evolución de las técnicas
de información y comunicación. Desde esta perspectiva, la comunicación social
nace con el hombre, por lo que los medios de comunicación han existido
siempre.

La comunicación social es algo inherente a todos los grupos humanos: desde


los simples gestos y el sonido, pasando por la expresión facial y el habla,
siguiendo por el arte, la música, la danza y otras formas, hasta llegar a lo
escrito y más tarde impreso. La información fue, en principio y necesariamente,
oral. La tradición oral fue el primer bagaje de los pueblos, y en ella se asientan
todos los libros sagrados existentes en el mundo. Los mitos que explican el
origen de los diferentes pueblos y culturas se transmitieron así generación tras
generación; quien conocía la tradición tenía la palabra, y quien tenía la palabra,
tenía el poder.

Hasta bien entrado el siglo XX, la tradición oral y el poder de la palabra han
sido elementos definitorios de una cultura rural, que se regía por tradiciones no
escritas y en la que quien tenía la palabra, tenía el poder: el alcalde, el cura, el
maestro. Incluso sistemas tan consolidados como la Iglesia Católica o la
Jurisprudencia occidental basan sus reformas y evolución sobre las
alteraciones de una tradición antes vivida que escrita.

Sin embargo, el poder de la palabra pasó, aumentado, al texto cuando los


hombres descubrieron la escritura y pudieron dejar plasmada por escrito la
tradición, fenómeno que debió producirse en torno al 5000 a.C. Las sociedades
más avanzadas grabaron y convirtieron en pilares de su propia existencia las
normas básicas de esa tradición oral –Código de Hamurabi, Tablas de la Ley
de Moisés- y dieron lugar a los libros sagrados que explicaban el pasado,
regían el presente e iluminaban el futuro de los pueblos, porque recogían la
tradición de los mismos.

Sumarios y Caldeos, China e India, Mayas y Aztecas tenían ya organizados, en


torno al 3000 a.C., sistemas de signos ideográficos o pictográficos. Los fenicios
crearon, hacia el 1500 a.C., un conjunto mucho más sencillo y lo impusieron
durante cien años en toda la ribera del Mediterráneo. Del fenicio nacieron los
alfabetos arameo y helénico, de los que se derivan los alfabetos actuales
(árabe, griego, latino, cirílico...). Estos diferentes conjuntos de signos dieron pie
al nacimiento de sistemas de comunicación relativamente complejos, a medida
que las diversas sociedades fueron dominando los instrumentos de escritura.

www.terceroc.blog.com 3
La perfección del sistema alcanzó tales niveles que hizo incluso nacer un
estamento profesional especializado, los escribas.

Cuando el hombre aparece en la historia lo hace ya como un animal social, que


vive en un grupo colectivo y en un mundo desconocido para él y, por tanto,
encantado. La magia y el totemismo son, por ello, un estado familiar del
primitivo; la sociedad estaba sometida a la cosmología y a la naturaleza. La
transición al burgo es uno de los avances decisivos de la historia humana,
porque supone el comienzo de la desacralización de la naturaleza. Al separar
al hombre del contacto directo y constante con ésta, se inician importantes
cambios en la organización y relaciones sociales.

En esa transformación aparecen dos instrumentos cuya importancia es


fundamental. La aparición de la moneda y el desarrollo del alfabeto fonético
fueron los ingredientes en los que se apoyó ese salto hacia el burgo, esa
desacralización de la sociedad. Las monedas permitieron una convivencia más
impersonal, más racionalizada y, sobre todo, más alejada de la naturaleza y del
favor inmediato y constante de los dioses. La escritura termina con la
dependencia del oráculo, despersonaliza la información, permite una
separación del individuo respecto a la naturaleza y al clan. Culturalmente, por
tanto, las sociedades urbanas están formadas por el predominio de la razón
sobre el mito, del dinero sobre los compromisos familiares y de lo escrito sobre
lo oral.

Posteriormente, la unidad y la universalidad de Dios y la relativización de


cualquier otro poder o dios humano fueron, en el terreno sociocultural, las dos
ideas de mayor trascendencia del cristianismo, y en ellas se basó la filosofía
política de la Iglesia. El poder político, el Estado, tiene aquí un valor provisional,
secundario, no sagrado; y ni siquiera cuando los cristianos fueron aceptados
por el Imperio Romano se eliminaron estas tensiones entre el poder político y la
Iglesia. Sin embargo, esa convivencia con el poder terminó por convertir a la
Iglesia Católica en un poder político, capaz de organizar el Sacro Imperio
Romano Germánico y de hacer del Papado el único poder político sacralizado.

Se había vuelto, por tanto, a una situación similar a la tribal y no es casualidad


que, en tales circunstancias se iniciase, en torno al siglo XII, un movimiento
paralelo a la transición de la tribu al burgo que tomó por modelo la sociedad
greco-romana para culminar, culturalmente, en el Renacimiento y el
Liberalismo. Es un movimiento que sigue las pautas de los primitivos habitantes
urbanos: racionalización y desacralización del poder, relaciones monetarias y
cultura escrita. Con ellas dará lugar al nacimiento de un capitalismo comercial y
de una nueva era en la evolución de occidente.

2. LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN EL MUNDO ANTIGUO

2.1. Formas de comunicación social en el mundo antiguo

Los hombres han tenido, desde siempre, formas de comunicar las noticias
importantes, de interés social: el sonido del tambor, las señales de humo o con

www.terceroc.blog.com 4
antorchas, las palomas mensajeras... Junto a todas estas formas de
comunicación orientadas hacia el exterior, hacia otras comunidades o grupos
sociales, se formaron medios orientados hacia el interior de las respectivas
sociedades que determinaron la estructuración y evolución de la misma. Se
trata, en general, de una especie de “cantares de gesta”, donde los valores del
rey sobresalen y brillan como el sol (bajorrelieves de Abu Simbel y de Luxor,
relieves del templo de Amón en Karnak). En la misma línea hay que situar los
ciclos de leyendas o las biografías halladas en las tumbas.

Otro bloque importante de medios de comunicación viene constituido por las


comunicaciones oficiales. Desde, aproximadamente, el año 2400 a.C. funcionó
en Egipto un servicio postal. Estaba al servicio del rey o de los gobernadores y
su función era hacer llegar a todo el reino los edictos, decretos o decisiones del
gobierno.

Este exagerado monarquismo sólo se explica desde el papel que el rey juega
como representante visible de la divinidad en la tierra y columna dorsal, por
tanto, de la existencia misma de Egipto. La situación es análoga en las
sucesivas culturas mesopotámicas. A pesar de tratarse de culturas más
urbanas, lo religioso se hallaba en el centro de toda la vida. En líneas
generales, el modelo presentado dominaba todas las sociedades antiguas
porque sociedades tan cercanas, aún, a un mundo mágico y primitivo carecían
de otros medios de explicación, justificación y, en definitiva, supervivencia.

2.2. El clasicismo

Es en Grecia donde se produce el primer salto cualitativo. Los griegos


representan un progreso en la evolución de la vida en sociedad; es el
clasicismo, que podemos caracterizar por los siguientes elementos:

1. Desacralización o búsqueda racional de la ley que actúa en la


naturaleza, en las cosas mismas. Dicha búsqueda es la ciencia. De la
observación de la naturaleza nacen las leyes o normas capaces de
poner un orden en el cosmos y en el hombre, el logos.
2. Racionalización o vía única del hombre para acercarse a la perfección o
logos conociéndose, observándose a sí mismo, dignificando los valores
humanos, desprendiéndose de los valores teocráticos que masifican y
despersonalizan, que anclan al hombre en los miedos naturales
impidiéndole ser libre.
3. Humanismo. El individuo, aislado, capaz de autonomía, apoyado en su
sola razón y no en las normas recibidas, se convierte en centro y medida
de todas las cosas.

Este nuevo estadio, marcado por el uso de la razón crítica, apoyada en


instrumentos que permiten al hombre separarse de las fuerzas naturales –la
palabra, el dinero, la escritura-, tiene inmediatas repercusiones sobre las
formas de comunicación pública. En primer lugar, van a desaparecer las dos
formas de comunicación más características de los imperios orientales: la
burocracia y el valor religioso del arte. La forma habitual de información pública
en las ciudades griegas es la participación en las discusiones lógicas del ágora;

www.terceroc.blog.com 5
y el arte y la literatura pierden el valor religioso, pasando a exaltar los valores
de la razón y el humanismo, la belleza, la bondad, la inteligencia, el heroísmo,
el amor, etc.

En segundo lugar, se desarrollan formas específicas y nuevas de comunicación


pública: formas literarias nuevas y desarrollo de los primeros esbozos de una
opinión pública contraria a la oficial. De hecho, la comedia griega fundaba toda
su fuerza y prestigio en su capacidad crítica, en la capacidad de satirizar y
regocijarse a costa de personajes públicos notorios.

2.3. Formas de comunicación social en Roma

Sobre ese espíritu nuevo de los griegos, los romanos dieron lugar a la aparición
de dos bloques de vías y medios de información pública claramente definidos:
oficiales o paraoficiales y libres.

a. Medios de información oficiales

La administración pública se encargó, obligada por la expansión de sus


dominios, de poner en pie una estructura viaria y de comunicaciones bastante
compleja, como las vías romanas o los servicios postales eficientes por postas
y por mar. En consecuencia, la misma administración generó los oficios
oportunos, que produjeron los siguientes “medios” de información pública:

1. Annali Maximi, especie de tablas cronológicas en las que el Máximo


Pontífice recogía anualmente los sucesos más memorables acaecidos a
la República.
2. Acta Senatus, resumen del diario de sesiones.
3. Acta diurna, tablones expuestos en el foro en los que se recogían los
últimos y más importantes acontecimientos sucedidos a lo largo del
Imperio.
4. Otros muchos tipos de documentos informativos públicos, como las
actas judiciales o las civiles (nacimientos, matrimonios, muertes).

b. Medios de información libres

Al margen de los oficios a los que se llegaba tras una dilatada carrera
burocrática, se tiene noticia de algunos casos singulares de profesionales
libres. M. Celius Rufus fue corresponsal de Cicerón en Roma cuando éste era
cónsul de Cicilia; en sus cartas le hablaba de política, rumores, negocios,
problemas y enfrentamientos públicos, etc. Seguramente, la mayoría de los
cargos públicos importantes establecidos fuera de Roma tuvieron en la urbe un
corresponsal equivalente.

También es seguro que existieron en Roma y en los centros más importantes


del Imperio:
- Praeco (pregoneros) encargados de vocear los edictos o disposiciones
públicas.
- Strilloni, (anunciantes) de productos comerciales, pagados por los
fabricantes o los comercios.

www.terceroc.blog.com 6
- Nomenclator, esclavos o libertos cuya función consistía en acompañar a
su señor para recordarle el nombre y notoriedad de las personas que
encontraban.
- Subrostani, que se ganaban la vida vendiendo noticias.

En la misma línea, en posiciones que rozaban la marginalidad social,


abundaron profesiones cuyo negocio era la información: alcahuetas, magos,
augures, hechiceros, nigromantes, espías, etc., fueron en aumento a medida
que la sociedad grecorromana se hacía más compleja y a medida, sobre todo,
que el Imperio romano inició su descomposición. Eran actividades
frecuentemente prohibidas por la autoridad pero de las que, en mayor o menor
medida, todo el mundo necesitaba y usaba.

2.4. Conclusiones

Aunque es innegable que el mundo antiguo conocía formas de comunicación


social, su parecido con las formas actuales es meramente circunstancial,
debido a las diferencias que separan nuestras sociedades contemporáneas de
aquellas sociedades antiguas. Sin embargo, en Grecia y Roma sí encontramos
algunas de las características definitorias de la información pública de nuestros
días. La información pierde fuerza como soporte de la teocracia, convirtiéndose
en un fenómeno con capacidad crítica, racional, y en una mercancía libre
objeto de negocio, dando lugar a la aparición de profesionales tanto en la
administración como libres.

3. LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA EDAD MEDIA (S. V-XV)

3.1. Evolución de la sociedad

En el año 476 d.C. el Imperio Romano cae, víctima de la descomposición


interna y de las presiones externas. Tras la caída del Imperio, sobreviven tres
tipos de sociedad diferentes:

- Sociedad municipal: cultura rural, privada, autárquica y muy ligada a la


tierra. Pervivencia de la organización local del Imperio.
- Sociedad bárbara: régimen tribal prerromano, caótico. Los invasores
bárbaros importan los modos de las tribus fuera del Imperio.
- Sociedad cristiana: la Iglesia Católica, heredera orgánica del Imperio
Romano y autorizada por Constantino (Edicto de Milán, año 313).

Estos tres tipos distintos, sin abandonar sus principios básicos, se vieron
obligados a encauzarse en unos pocos y comunes senderos para triunfar sobre
el caos. El primero de ellos fue el feudalismo, por el que, por necesidad,
entraron todos. El segundo fueron las formas de vida populares: el gobierno
de la sociedad pasó de las ciudades al campo; la propiedad y la vida privada
avanzaron sobre la pública; la importancia del hombre comenzó a radicar no en
instituciones, sino en su persona. Por último, el tercer camino fue la “voluntad
anticlásica”, impuesta por la Iglesia católica a favor de la espiritualización y

www.terceroc.blog.com 7
abstracción, a favor del simbolismo y del irracionalismo. La ciudad era sinónimo
de corrupción, responsable de la decadencia del Imperio.

Conviene resaltar cómo esos senderos enumerados coinciden con los


elementos definitorios de la cultura rural, de la tradición y de las formas de
comunicación orales. Los hombres se organizan en torno a tres fuentes de
poder: la guerra (las armas y el poder militar), la propiedad (de la tierra y de
las gentes que en ella viven) y la palabra (con una visión anticlásica de la
tradición y una religión próxima al populismo rural); se movilizan atendiendo no
a normas ni razones, sino a sentimientos, honor, irracionalidad; justifican sus
acciones basándose en una interpretación religiosa del futuro y del pasado.

En esta situación evolucionan tres estructuras de poder:

1. El feudalismo avanza desde los señores de la guerra a reyes


(considerados como primus inter pares).
2. La ciudad surge de municipios con cierta entidad demográfica, pocas
veces autónomos.
3. La Iglesia, que custodia la tradición romana, se consolidará como
autoridad moral en un clima de enfrentamiento y de lucha con el poder
feudal.

Es evidente qué institución fue, poco a poco, imponiendo su criterio. La Iglesia


heredó orgánicamente el Imperio Romano, manteniendo su estructura a través
de los varios renacimientos que desde el siglo IX se fueron produciendo,
enriqueciéndose, clericalizando las estructuras civiles, imponiendo su
sensibilidad anticlásica, adaptable perfectamente al nuevo modelo feudal y
rural. Alrededor del siglo X, la Iglesia se había convertido en la fuerza
predominante de la sociedad occidental.

La evolución de la Iglesia católica es la siguiente:

- Entre el 400 y el 900 es una Iglesia muy local, pegada al poder feudal y
a las antiguas provincias del Imperio y alejada de Roma.
- A partir del 900 se produce una renovación con las cruzadas, las
órdenes religiosas (benedictinos), las órdenes militares (templarios,
Calatrava), las órdenes mendicantes (agustinos, jerónimos) y las
órdenes de predicadores (dominicos).
- La Iglesia sufrirá renovaciones con Cluny (s. XII), los franciscanos (s.
XIII), Wicliffe (s. XIV), Hus (s. XV) y Savonarola (s. XVI), que culminarán
en ese siglo con la Reforma de Lutero y la Contrarreforma del Concilio
de Trento (su momento más perfecto como creadora de un sistema de
comunicación en torno al mito, cuya perfección sólo la supera la
generalización de la televisión a partir de 1970, es entre los siglos XVI y
XVIII).

Desde su predominio, la Iglesia construyó un complejísimo y eficaz sistema de


comunicación de masas, con capacidad casi monopolística de acción,
especialmente sobre los grupos iletrados y rurales (para los que el peso de la
Iglesia es total). Paralelamente, otro sistema de comunicación se desarrolla

www.terceroc.blog.com 8
para los letrados y las escuelas urbanas, donde los agentes civiles
complementan las actividades de la Iglesia.

3.2. Sistema de comunicación mítico para iletrados

Desde el momento en que la Iglesia católica se convirtió en religión oficial del


Imperio, reprodujo por todo Occidente la organización básica del mismo
situando clérigos hasta en los más recónditos lugares; adaptó y pasó a
defender el derecho romano y se convirtió, en definitiva, en la continuadora de
la universalidad organizada del Imperio Romano. En esa estructura piramidal
se encuentra la explicación del poder monopolístico que la Iglesia detentó
sobre las clases populares durante muchos siglos. Dicho sistema informativo
eclesial, cuya trama neurológica es la organización del clero, utiliza dos
grandes tipos de comunicación no escrita: una oral y una visual, teniendo
ambas la fe como ratio última de su existencia.

a. Comunicación oral

1. Predicación: fue la forma dominante en la comunicación oral. Nacida del


mandato evangélico, se fue convirtiendo en normal a medida que la
Iglesia asentó definitivamente su presencia en el siglo X. Por ello, se
creó un cuerpo especializado de difusores de la doctrina –las Órdenes
Mendicantes- con la finalidad explícita de cubrir lagunas y de evitar una
excesiva distorsión del mensaje. Con este fin se desarrollaron las guías
del predicador, con modelos elaborados para cada domingo y fiesta del
año (sermonarios y Ars Predicandi). De esta manera, el mensaje se
codificó y cristalizó tanto en ciclos temporales como en lenguaje y
simbología de modo que, durante cientos de años, todo occidente ha
recibido el mismo reiterado mensaje.

Naturalmente, el poder de predicar dio pábulo a todo tipo de


mesianismos (Savonarola, Husitas), de interpretaciones y pugnas y de
exageraciones barrocas contra las que la Iglesia creó sermonarios,
órdenes religiosas, etc. y, cuando no era suficiente, actuó contra ellas
mediante el brazo armado del Estado o mediante otros cuerpos
especializados en autodefensa, como la Inquisición.

2. Confesión: permitía la dirección de las conciencias, la creación de fieles


capaces de convertirse en reproductores y difusores del nuevo mensaje.
Por esa razón, la Iglesia cuidaba la guía de las almas creando modelos
que facilitasen las cosas. Eran los libros confesionales y guías del
pecador, utilizadas por clérigos y penitentes.

3. Campañas especializadas de difusión del mensaje evangélico: debieron


tener su origen en la preparación de las Cruzadas, especialmente la
primera –obra de Pedro el Ermitaño bajo el Papa Urbano II-. Movilizar
por toda Europa a millones de individuos en pro de un ideal
manifiestamente religioso, sólo se consigue en un clima de fanatismo
religioso, inspirado por tales campañas.

www.terceroc.blog.com 9
4. Fórmulas populares: más o menos racionalizadas por la Iglesia. Los
Misterios y Milagros del primer teatro europeo y de la literatura, las
canciones de ciegos y oraciones de santeros, las letanías y cantos
procesionales, etc., todos instrumentos repetitivos del mensaje cristiano
en esbozos accesibles, tanto estilística como ideológicamente, a las
mentes más simples.

5. Institución: no hay que desdeñar el propio peso de la Institución como


tal. El clero era una autoridad social respetada y temida, pero siempre
oída y presente, capaz por ello de hacer sentir y recrear de mil maneras
el discurso eclesial unívoco y eterno.

b. Comunicación visual

1. Arte: desde los primeros momentos se tuvo conciencia de que la pintura


es “la literatura del iletrado”. Las características del arte cristiano son
el simbolismo, la frontalidad, el expresionismo y el anticlasicismo; en
definitiva, el arte ejercía su función pedagógica sobre los fieles, al menos
en dos aspectos: como medio directo de información ocupando los
espacios arquitectónicos libres, donde se narran una y otra vez las
escenas claves del mensaje cristiano; y como manifestación del poder
de la divinidad y, por tanto, del poder mediador de la institución que la
representa en la tierra.

2. Grabados, dibujos y otros: apoyando la acción del arte y con un sentido


menos masivo abundan, a partir del siglo XI, grabados y dibujos
distribuidos en ferias y pórticos de grandes iglesias, como los libros de
horas, las Biblias grabadas, escritos breves de literatura catequética,
libros sobre educación religiosa y buena conducta, etc.

3. Liturgia y simbología visual: la espectacular misa pontificial va adornada


de un sinfín de elementos influyentes: la majestuosidad en movimiento,
gestos y palabras, el color, la vestimenta, la grandiosidad del lugar, la
música, el olor, etc. La misa es el ejemplo máximo de comunicación
social, en la que se integran elementos sensoriales y simbólicos (la
comunión, la oración, la predicación,...).

3.3. Sistema de comunicación alternativo para letrados

Desde la perspectiva de la comunicación, los orígenes de los grupos


dominantes en la sociedad medieval son tres:

1. Político: -quien tiene fuerza militar, capacidad de ordenamiento político-,


configurado por una inestable simbiosis entre los dos estamentos
privilegiados, nobleza y clero.
2. Cultural: grupo social de enorme movilidad y difícil aprehensión, cuyos
más claros focos son una élite culta eclesial nacida de los monasterios y
órdenes mendicantes, y personalidades laicas, segundones de la
nobleza o surgidos del estado llano que integrarán, junto con otros
gremios, la futura burguesía.

www.terceroc.blog.com 10
3. Económico: la actividad económica de los monasterios, el auge de las
peregrinaciones, las cruzadas, etc. permitieron el resurgir lento de una
economía mercantil a partir de los siglos XI-XII y, en consonancia, el
resurgir de la cultura clásica –con sus característicos componentes de
racionalización, dinero y escritura- dando origen a la burguesía y, entre
otras cosas, al periodismo o fórmulas específicas de comunicación
social en la Edad moderna.

La definición de las élites en la Edad Media no se ajusta, pues, a la división de


la sociedad en estamentos. Existen tres bloques de formas de comunicación
dirigidos y generados por las élites, que veremos a continuación.

a. Formas de comunicación universitarias

El gremio universitario nace del desarrollo de las escuelas catedralicias a las


que van llegando, a lo largo de los siglos XI y XII, las doctrinas y la obra de los
copistas monacales y traductores de las obras clásicas. A partir del año 1100
aparecen en las primeras ciudades de Europa la “universidad de los maestros
y los estudiantes” como agrupamiento corporativo en defensa de sus intereses.
En todas ellas se vive del cultivo de la razón, de la lógica, de la observación y
la hipótesis, lo que será la ciencia.

En largos siglos de luchas de todo tipo, los universitarios levantaron los muros
de la cultura que entendemos como propia de Occidente, que se define por sus
formas de expresión. Este inquieto gremio sometió a la racionalidad el
pensamiento, creando formas nuevas, pragmáticas, laicas y precisas de
comunicación del mismo.

b. Formas de comunicación literarias, humanistas y políticas

A lo largo de los siglos XII y XIII aparecen los primeros grandes escritos de la
nueva literatura en lenguas romances (Canción de Rolando, Poema del Mio
Cid, Parsifal, Divina Comedia, etc.). Aquellos que actuaron en la difusión de los
nuevos valores –clásicos-, de la nueva concepción de lo humano como
racional, desacralizado y laico, suelen ser conocidos con el nombre global de
humanistas (comerciantes, navegantes, urbanitas).

Por otra parte, la evolución de la teoría política, a partir ya del siglo XIV, dio pie
al fortalecimiento de viejas fórmulas y al nacimiento de otras nuevas de
comunicación y propaganda. La teoría política eclesial se asentaba sobre la
teocracia definida por La Ciudad de Dios de San Agustín, teoría que fue dando
origen a una doctrina alternativa cuyo resultado será el derecho político del
Estado Moderno, elaborada en escritos que van desde el De regimine
principium (por Egidio Romano, 1270) a Maquiavelo. En resumen, entre los
siglos XII y XV se desarrollaron hasta cuatro vías paralelas de comunicación en
el terreno que nos concierne: la literatura romance, la mercantil, la humanista y
los escritos y simbología de finalidad política.

c. Formas de comunicación pre-periodísticas en sentido estricto

www.terceroc.blog.com 11
Entre los diferentes movimientos que produjo la Edad Media sobresale el
caracterizado por el resurgir del comercio en el Mediterráneo, la imitación del
modelo clásico, el reverdecer de las ciudades y la aparición de la burguesía.
Esta nueva clase estuvo forzada a desarrollarse a contra corriente; por lo que
se vio obligada a crear sus propios instrumentos de acción y de poder, que
estarán centrados en la racionalización, el dinero y la cultura escrita. De la
conexión de estos elementos nacieron el periodismo y la información pública
organizada. Las antiguas formas de comunicación social que esta situación
produjo fueron:

- Fogli a mano, avissi y gacetas: escritos en cuartillas, con cuatro páginas


escritas a mano, sin título propio y llenos de noticias redactadas muy
elementalmente. Se vendían en los puertos, servían información
relacionada con el Mediterráneo oriental, recogida de marineros o de
peregrinos. Se extendieron rápidamente desde Venecia al resto de Italia
y de Europa, pero un signo aún más evidente de su importancia fueron
las prisas con las que las autoridades de todo el continente corrieron a
censurarlas (ordenanzas reales en Inglaterra en 1272, índice de libros
prohibidos de Pío V).
- Crónica cívica: continuadores directos de los annales, encargados de
dejar grabado para la posteridad las glorias y desventuras de la propia
ciudad. Tenían una mayor implicación política, por lo que pueden
considerarse inmediatos precedentes del periódico diario.
- Cartas-diario: publicaciones relacionadas inicialmente con los informes
que los agentes de grandes comerciantes o prestamistas enviaban a sus
casas matrices.
- Precios corrientes (Price-Currents): herederos de los avissi, nacidos
como ellos en torno a los puertos y al comercio marítimo, más
especializados que ellos en cuanto limitan sus contenidos a relaciones
de precios de mercancías en el mercado internacional, ampliando pronto
estas relaciones con horarios de barcos, anuncios sobre cargamentos,
etc.
- Almanaques: calendarios complejos que incluían datos astronómicos,
informaciones eclesiásticas o sobre el tiempo, anécdotas, estadísticas,
consejos, etc. El éxito de estos peculiares horóscopos debió ser rápido
porque, en 1485, el Papa Sixto V publicó la bula “Coeli et Terra”,
dedicada a enjuiciar la astrología, diferenciando entre la astrología
aplicada a la navegación, agricultura y medicina –moralmente inocua- y
la astrología llamada judiciaria o de pronósticos, moralmente perniciosa.

3.4. Conclusiones

(Por contrastar)

Sin duda, nos encontramos ante un periodo histórico cuyo sistema social está
muy basado en la comunicación, que está organizada, fundamentalmente, por
la Iglesia, sustento de todo. El cristianismo supuso una vuelta a lo rural, al mito;
la Iglesia sólo podía poner en pie un sistema moral popular, oral, racionalizado
a lo largo de varios siglos volviendo a los valores universales antiguos (mores
maiorum) frente al mal que supone la Edad Media. Sin embargo, a pesar del

www.terceroc.blog.com 12
desarrollo de una cultura muy definida en el mundo rural, a partir de los siglos X
y XI comienza a desarrollarse un pensamiento urbano, burgués, que enlaza
con el renacer de la cultura clásica.

Desde el punto de vista estricto de la comunicación, se deducen cuatro


conclusiones:

- El interés por la noticia, es decir, la creación de una demanda, de un


mercado a disposición, con un comportamiento relativamente uniforme.
- La presencia de la información como mercancía, como bien de uso y
consumo, con la consiguiente aparición del negocio informativo, que
seguirá caminos paralelos en el sector público y en el sector privado.
- El potencial político, de poder social y económico que encierra la
información, lo que llevó a una prontísima intervención de los poderes
públicos en el tema.
- El hervir de todo un complejo submundo, entre marginal y prepotente, en
torno a la información.

Todos estos son ejemplos que muestran la pujanza del nuevo fenómeno de la
información.

4. LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN EL RENACIMIENTO (S. XIV-XVII)

4.1. La revolución burguesa

La historia tradicional señala tres jalones fundamentales en el largo proceso de


la revolución burguesa: la revolución religiosa, en el siglo XVI, relacionada con
el nacer del protestantismo y del humanismo; la Revolución industrial, en el
siglo XVIII; y la revolución política, a principios del siglo XIX, que se identifica
con las revoluciones atlánticas.

En buena medida, el Renacimiento fue un gran “debate entre aristotélicos y


platónicos, escolásticos y humanistas, protestantes y católicos, anglicanos y
puritanos, y ese generalizado debate sólo fue posible gracias a la explosión de
las comunicaciones” (Eisenstein). Las posibilidades nuevas que las
comunicaciones crearon tuvieron efectos inmediatos sobre las mentes de las
gentes europeas. Cambiaron las relaciones y los modelos mentales de trabajo,
facilitaron la solución de problemas, y permitieron la difusión rápida y a gran
escala de todo el pensamiento europeo.

4.2. La revolución informativa

a. Fenómenos responsables y definitorios de la revolución informativa

El primero de los fenómenos que definen esa revolución fue la recuperación y


explosión de la sociedad europea de ese siglo. La población se había
recuperado de las devastaciones causadas por las plagas y las cruzadas, el
orden y la organización lograda por las ciudades-estado y las recientes
monarquías modernas permitían una estabilidad social y un desarrollo de la

www.terceroc.blog.com 13
alfabetización, igual que permitía un mayor nivel de vida y el desarrollo de
modelos científicos nuevos.

Simultáneamente, la Reforma protestante provocó la secularización y la


nacionalización del continente; mientras que la explosión cultural burguesa hizo
aumentar el interés por el saber, por el mundo clásico, por los nuevos inventos
y tecnologías. Combinado todo lo anterior con el ímpetu del comercio moderno
y el desarrollo de las ciudades, provocó el que una amplia clase de burgueses
sintieran la necesidad de una información constantemente renovada y lo más
veraz y exacta posible.

El segundo de los fenómenos fue la creación de la primera infraestructura


comunicacional, del primer organigrama coherente de comunicaciones que
cubría toda Europa. El Renacimiento fue una era de tráfico, producto de una
mentalidad comercial caminante. El Estado nace de las necesidades de estos
nuevos caminantes –sin caminos se produce la asfixia de las ciudades; el
Estado, en consecuencia, debe ser creado para garantizar el no bloqueo de los
caminos-, rodeados de correos, transportistas, diplomáticos, etc. los ejes de
esta enorme infraestructura eran los correos reales, las casas de postas y los
impresores.

Los monarcas europeos establecieron, a finales del siglo XV, servicios postales
regulares en sus respectivos territorios, bien dependientes de la casa real, bien
confiados en exclusiva a algún súbdito (como los Taxis). Todas las rutas
importantes eran atravesadas por correos a caballo que repostaban en lugares
previamente establecidos. La importancia de esta organización no está sólo en
la rapidez con que podían transmitirse las informaciones, sino en que la
información quedaba canalizada. Desde esta perspectiva, los encargados de
las casas de posta eran personajes perfectamente informados que no tardaron
en vender información a los príncipes o a los particulares que la desearan.

b. La imprenta

El elemento catalizador y decisivo de la revolución fue el tecnológico. Sin la


adecuada capacidad técnica de reproducción de informaciones no hubieran
sido posibles ni hubieran tenido lógica los fenómenos anteriormente descritos.
La utilización de un conjunto de técnicas nuevas en Europa –que se conoce
como imprenta- alcanzó efectos muy por encima de las sospechas de sus
coetáneos.

El hecho de que entre 1450 y 1500 todas las ciudades europeas contaran con
el nuevo sistema de producción mecánica de libros o papeles impresos supuso,
en primer lugar, la capacidad de respuesta u oferta a la creciente demanda del
mercado informativo, con la consiguiente reducción de costos y la rapidez de
reproducción. En segundo lugar, la organización de una industria de la cultura,
caracterizada por la tendencia a la univocidad, un espacio uniforme capaz de
desplazar a las formas de comunicación de la Edad Media: popularizando la
cultura, eliminaron la necesidad de que las figuras y elementos imaginarios en
catedrales fueran “libros de iletrados”. En tercer lugar, rompió definitivamente

www.terceroc.blog.com 14
con la transmisión oral mediante la reorganización, conservación y acumulación
de textos y la colección de fuentes y datos.

En conclusión, en gran medida la revolución intelectual y política, que es


comercial y monetaria también pero, sobre todo, es desarrollo de la inteligencia
y la razón, es efecto de la expansión de la imprenta, de la circulación
informativa.

c. Productos informativos

Los efectos de la imprenta sobre los medios que, en el tema anterior,


definíamos como pre-periodísticos, fueron también perceptibles. En líneas
generales, los avissi, price-currents y almanaques pasaron de ser reproducidos
a mano a ser impresos. Simplemente, con la ampliación del mercado, los viejos
manuscritos dieron a luz combinaciones de mayor alcance, iniciando el camino
hacia la periodización y regularización, en definitiva, hacia el periodismo.
Sobresalen dos productos informativos:

- Ocasionales: son publicaciones eventuales, con motivo de algún hecho


excepcional. Los más antiguos se datan en Italia alrededor de 1470; los
más famosos fueron los de Colón, relativos al descubrimiento de
América. De narrar novedades importantes pasaron a ser publicados por
los Gobiernos, presentando favorablemente hechos bélicos; o a ser
utilizados como instrumentos de propaganda (por ejemplo, en defensa
del divorcio en Inglaterra o sobre el Concilio de Trento). Se presentaban
como un libro, con portada ilustrada por un grabado, con un formato
pequeño y no más de ocho páginas.
- Relaciones: un noble austriaco establecido en Frankfurt, aprovechando
la existencia en dicha ciudad de dos ferias anuales en que se reunían
editores y libreros, lanzó desde 1587 dos volúmenes por año. Dichos
volúmenes recogían la relación de los principales acontecimientos
acaecidos en Europa en los seis meses que separaban una feria de otra.
El éxito de estas publicaciones hizo que abundaran imitadores; entre los
diferentes proyectos comenzaron a destacar la publicaciones de
periodicidad semanal. Así es como, de cara al siglo XVII, nacieron las
gacetas.

4.3. La revolución religiosa: la reforma y la contrarreforma

La Reforma, simultánea del Renacimiento en el norte de Europa, es una vuelta


a las fuentes primigenias del cristianismo, pretensión constante de la Iglesia
desde el siglo XI (Cluny, Francisco de Asís o Hus, por ejemplo). El programa
original de Lutero recoge lo esencial de dicho movimiento: la Biblia como única
autoridad, oposición al poder y gloria del papado y oposición al sistema
sacramental. La diferencia está en que, mientras los anteriores fracasaron, los
protestantes sobrevivieron al ataque de la Iglesia Romana y se presentaron
como alternativa religiosa a la oficial de occidente.

a. La Reforma, manifestación del poder informativo

www.terceroc.blog.com 15
Lutero puede considerarse un fenómeno propagandístico, en una época de
triunfo de la revolución cultural burguesa en la que los medios informativos y
propagandísticos eran de sobra conocidos y utilizados. En este sentido Lutero
es un hijo de su tiempo, producto de tres corrientes paralelas en las que la
comunicación es factor decisivo: en primer lugar, heredero de los viejos
predicadores de las órdenes mendicantes que, desde el siglo XII, venían
propugnando movimientos de purificación; en segundo lugar, Lutero hereda los
sentimientos de individualismo y relativismo de los humanistas, que se oponían
a la tutela eclesiástica sobre los laicos y al comercio de indulgencias y pedían
reformas y fomentaban la difusión y la interpretación personal de la Biblia. Por
último, Lutero es ya hijo de la revolución de la imprenta.

Por tanto, Lutero se movía perfectamente en la nueva situación y en las nuevas


tecnologías. Capaz también de dominar todas las técnicas populistas de los
viejos predicadores (lengua vulgar, citas bíblicas, sabiduría popular), la acción
de Lutero puede explicarse atendiendo a dos variables interrelacionadas: una
cronológica y otra cualitativa. Temporalmente, su acción cruza tres épocas:
1517-1520 (años de enfrentamiento y ruptura), 1520-1525 (años de guerra
informativa) y 1525-1555 (Lutero se vuelca en la propaganda popular hasta que
la paz de Augsburgo consagra la escisión religiosa. Cualitativamente, Lutero
atiende tres frentes informativos y propagandísticos: las publicaciones de élite,
los escritos para la población burguesa y culta y, finalmente, los panfletos,
libelos, grabados, himnos, sermones, etc. orientados a conmover al pueblo
llano.

Se trata, pues, de una acción compacta que, partiendo de la utilización de


posibilidades conocidas como la predicación, el pensamiento humanista y la
imprenta, rompe los moldes del sistema informativo eclesial en algunos
aspectos:

1. Reformando las formas tradicionales de la comunicación oral. El sermón


pasó a ocupar el lugar central del servicio eclesiástico, basado siempre
en el texto sagrado, aplicado a los intereses de los reunidos. En apoyo
del sermón se desarrollaron formas de participación del auditorio, como
la música, los himnos, la traducción a lenguas vulgares de la Biblia y la
utilización de rumores y canciones populares que incitaban a la acción
en favor de las nuevas ideas.
2. La sabia utilización de las nuevas técnicas en apoyo del sermón y de la
acción reformadora. La imprenta apoyó con ediciones populares toda la
predicación, y la mayoría de los humanistas y universidades apoyaron
igualmente las nuevas ideas, lanzando a profesores convencidos que
distribuyeron la Reforma por toda Europa.

b. La Contrarreforma o reacción eclesiástica

Ante la presión de los luteranos, la Iglesia romana reaccionó en fases


sucesivas. Inicialmente, el papado utilizó fórmulas tradicionales, como la
excomunión, con la consecuente quema de sus libros hechos aprobados en la
Dieta de Worms, en 1521. En ese mismo año, al encontrar Lutero apoyo en
Federico de Sajonia, Roma calibró como grave la situación e inició una

www.terceroc.blog.com 16
segunda etapa en su reacción, apoyando y empujando la creación y el
desarrollo de fuerzas culturales alternativas a las reformistas. Asimismo se
potenció la aplicación de reformas como la del calendario eclesiástico, la del
clero o el reestablecimiento de la Inquisición. Igualmente se potenció la
creación de nuevas órdenes religiosas en las que predominará la finalidad
propagandística antiprotestante (Capuchinos, Congregación de San Pablo y,
sobre todo, Jesuitas).

En tercer lugar, a partir de la puesta en marcha del Concilio de Trento (1545-


1563), la contrarreforma se organizó a largo plazo, centralizada desde el
Vaticano. Así nació De Propaganda Fide, constituida por 29 cardenales bajo un
Cardenal Prefecto, cuyos objetivos –acción y organización de la
contrapropaganda- se fueron complicando con el paso del tiempo, de modo
que se fueron encargando de la censura y de la educación religiosa de las
masas –misiones-. La acción antirreformista y de expansión católica era llevada
a cabo mediante misioneros en tierras de paganos y de forma mucho más
sofisticada en tierras cristianas. En estas últimas puede hablarse de formas
extraordinarias –menos habituales, como la Compañía del Santísimo
Sacramento del Altar- y de formas ordinarias, que pueden reducirse a cuatro:

1. Obras apologéticas: intentaban llegar al público culto y humanista desde


el único terreno que dicho público admite que es el del raciocinio. Por
ello, dentro de la neoescolástica se potenció una corriente apologética
en la que se pretende demostrar la poca consistencia intelectual de las
tesis protestantes.
2. Impresos de divulgación: iban dirigidos a un público menos selecto. Eran
libros, panfletos, grabados, etc. cuya temática preferida era lo negado
por la doctrina luterana (maternidad de María, sacramentos, etc.).
3. Dirección espiritual y predicación: la primera era una guía de almas
aplicada a un público con capacidad de influencia social, la segunda era
el alimento cotidiano de la masa de fieles.
4. Arte: forma básica de explicación y propaganda de la doctrina católica,
funciones para las cuales el arte era populista, recargado, fastuoso,
sensacionalista, en definitiva, barroco.

En conclusión, a través de muy diferentes medios y como respuesta a la


Reforma, la Iglesia católica perfeccionó hasta límites difícilmente superables su
antiguo sistema informativo.

4.4. Conclusiones

Es indudable que, durante el Renacimiento, la comunicación jugó un papel


fundamental que fue cobrando aún más importancia a medida que avanzaron
los siglos. Si hasta esta época ni religión ni política podían ser concebidas sin
comunicación, a partir de aquí sus relaciones iniciaron un proceso hacia la
complejidad. En cualquier caso, es evidente que la comunicación comenzó a
formar un campo autóctono, independiente.

Este desarrollo de la comunicación trajo consigo una auténtica revolución en


todos los ámbitos: educación, política, relaciones de poder... Ya en 1600, se

www.terceroc.blog.com 17
había producido en Europa una transformación radical, con la introducción de
una cultura urbana pero clásica, que marcó el inicio de una nueva era.

5. LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN EL ESTADO MODERNO (S. XVI-XIX)

Al comienzo de la Edad Moderna encontramos una amalgama de formas, de


medios diferentes, de tipos organizados de información y comunicación.
Coexisten la información oral, la manuscrita, la impresa y, finalmente, la
información estatal en auge con organizaciones privadas poderosas. De este
mosaico inicial fueron surgiendo distintas y varias corrientes organizadas de
información pública:

1. La de los nuevos Estados, dominante, que dio lugar a un poderoso


aparato propagandístico-informativo absolutista;
2. La desarrollada por los reformistas protestantes y la contrarreforma
católica, que dio lugar a al complejo aparato propagandístico-informativo
que hemos explicado anteriormente;
3. La corriente burguesa, generadora del periodismo actual, crítica con los
aparatos anteriores y que se impuso a partir de 1800;
4. La de múltiples empresas o grupos privados, que mantuvieron sus
sistemas propios de información.

5.1. El estado moderno como empresa de comunicación

Tras más de cien años seguidos de guerras, el continente europeo estaba


saturado de conflictos y exigía la existencia de un poder regulador y central. El
más importante de los señores feudales fue formándose poco a poco a través
de guerras y matrimonios, adquiriendo grandes territorios y creando, mediante
los impuestos, ejércitos de mercenarios. Es el Estado moderno, que culminó en
el siglo XVII.

El primer Estado moderno fue, precisamente, el español. La unión de Castilla y


Aragón mediante el matrimonio de Isabel y Fernando aseguró la consolidación
de España bajo su mandato. Desde 1492 y en muy pocos años, los Reyes
Católicos dominaban toda la Península, con una capacidad de acción
desbordante en todos los órdenes. Las fórmulas que establecieron para
implantar orden fueron sencillas:

- Multiplicar todo lo posible los frentes de información.


- Establecer un servicio de correos, centralizado y eficaz, que se entregó
en monopolio a Franz von Taxis.
- Intervenir legalmente el mundo informativo, creando las normas de
censura y control elementales para un buen gobierno absoluto.
- Utilizar ocasionales y relaciones para establecer en el pueblo llano una
imagen determinada de la monarquía absoluta.

5.2. Teoría político-informativa

www.terceroc.blog.com 18
Desde el De Regimine Principium de Egidio Romano (1270) hasta El Príncipe
de Maquiavelo (1532) se desarrolló la teoría política del Estado Moderno en la
que, fundamentalmente, se pretende justificar la sustitución del poder religioso
y papal y de los motivos religiosos en las acciones de gobierno por razones
estrictamente laicas y políticas. Entre los instrumentos y motivaciones de ese
poder político la información juega un papel clave, papel que se fue
consolidando y clarificando en la acción de los gobiernos absolutos entre 1500
y 1800. El Estado considera a los periódicos y a la imprenta como enemigos
potenciales ante los que es obligatorio planificar con una política de control y
vigilancia, política organizada en dos campos paralelos, uno defensivo y otro
ofensivo.

a. Acción defensiva

- Autorizaciones previas del gobierno a cualquier periódico, para publicar


e incluso para cualquier cambio en el personal de dirección;
- Medidas fiscales, como fianzas previas o impuestos sobre publicidad,
correo o papel prensa, de modo que la industria de la prensa fuese poco
rentable;
- Medidas represivas, ya sean ordinarias (tribunales de justicia) u otras
más eficaces, como las advertencias (la tercera suponía la desaparición
del periódico).

b. Acción ofensiva

Si el periodismo era una fuerza tan poderosa, el gobierno se haría periodista,


creando siempre el doble de periódicos que la oposición. Estas medidas
convirtieron al Estado en el más poderoso editor a través de la familia a la que
había entregado el monopolio. Estas acciones eran la categorización
(periódicos oficiales, oficiosos, independientes –en los que el matiz oficial u
oficioso se diluía sólo en apariencia-, etc.) y la oficina centralizada de prensa,
que coordinaba y unificaba todas esas milicias.

La información, instrumento fundamental de toda esta acción de los Estados,


debía ser sometida a utilización y control. Tal control queda dibujado desde una
triple perspectiva: la sabia utilización de la censura y de las normas legales; la
posesión, en régimen de monopolio, de la infraestructura de comunicaciones; y
la propiedad –directa o tangencial- de un bloque suficiente de medios capaz de
superar mecánicamente las supuestas fuerzas contrarias.

5.3. La comunicación en las monarquías absolutistas

A partir del año 1600 alcanzaron su culmen los fenómenos desatados por la
revolución de las comunicaciones de finales del siglo XV. Las monarquías y los
estados modernos dieron lugar a complejos modelos de propaganda orientados
no ya sólo hacia las élites sociales, sino hacia el pueblo llano. La fuerza de la
propaganda dio igualmente pie a los últimos estertores de una cultura popular,
al mismo tiempo que encontró una fuerte oposición por parte de la clase
burguesa, organizada por encima de los imperios absolutos.

www.terceroc.blog.com 19
En el primer tercio del siglo XVII, el poder público pasó de la simple vigilancia o
control lejano sobre las publicaciones –fase defensiva-, a la ofensiva, a la
utilización de aquellas que consideraban más útiles, creando todo un aparato
de orientación de la opinión pública. Ello produjo cierta diversificación de
modelos, que queda reducida a dos dominantes: uno, inglés; otro, continental,
en el que predomina lo francés. Ambos modelos tenían en común el deseo de
utilización, en favor del poder político dominante, de los medios y la
organización, a través de los mismos, de un aparato de propaganda. La
diversificación consistió en diversos modos de proceder sobre el mismo
fenómeno (en Francia la censura real existió hasta 1789; en Inglaterra, desde
1586, todo lo impreso se sometía a la Cámara Estrellada; en todo el Sacro
Imperio Romano Germánico existía la censura previa desde el Edicto de
Worms de 1521).

a. Modelo continental o de absolutismo logrado

La monarquía francesa creó un sistema de comunicación perfecto obra de


Richelieu, Colbert y Mazarino, cuyo monopolio fue entregado a la familia
Renaudot. Este sistema se basaba en las líneas de acción antes descritas; la
línea defensiva se ejecutaba a través de la censura, y la línea ofensiva se
llevaba a cabo mediante una oficina centralizada de información custodiada por
la policía política: los famosos mosqueteros de Richelieu, que perseguían a los
enemigos del régimen y eran aún más radicales que la Inquisición, puesto que
mataban directamente, sin juicio previo.

Esta oficina de información creó las siguientes publicaciones:

1. La Gazette (1631): órgano oficial de la Corte francesa, era un semanario


de cuatro páginas, con formato de 15x23 y una tirada entre 300 y 800
ejemplares, que presentaba tanto información de la Corte como del
exterior. La misma gaceta publicaba ocasionales, cuando la ocasión lo
requería; y todos los números eran anualmente recogidos en un
volumen encuadernado.
2. Journal des Savants (1665): publicación mensual que nació propuesta
por el magistrado Denis de Sallo al ministro Colbert. Su pretensión era
hacer público un catálogo completo de los principales libros que se
imprimían en Europa, añadiendo una crítica justa, informaciones sobre
experiencias científicas, nuevos descubrimientos, decisiones de los
tribunales, etc. La revista presentaba la visión francesa sobre todo el
mundo científico y cultural europeo y centralizaba en París dicha
actividad.
3. Mercure (1672): periódico trimestral, mundano y gracioso; tenía
trescientas páginas –que incluían suplementos- y era vendido a un
elevado precio. Tuvo una extraordinaria importancia propagandística:
mezclando éxitos militares, con crónicas cortesanas, noticias y consejos
sobre moda, relatos sensacionalistas o canciones, presentaba a sus
lectores los modos franceses de vestir, de comportarse; presentaba la
Corte francesa como paradigma del comportamiento de sus lectores.

www.terceroc.blog.com 20
Estos tres periódicos constituyeron, asentados sobre su monopolio, el eje del
sistema informativo del absolutismo francés, especialmente durante el siglo
XVII. Tuvieron imitadores, pero la concurrencia no tuvo importancia real hasta
el siglo XVIII. A medida que el prestigio y poder de la monarquía absoluta iba
decreciendo, la fuerza y prestigio de sus publicaciones iba perdiendo adeptos.
No se trataba ya de la edición de avisos o almanaques, sino de publicaciones
mucho más regulares y serias que ofrecían, desde la crítica, una fuerte
alternativa a las publicaciones oficiales. Por tanto, en este modelo continental
del sistema informativo absolutista, no hay cabida más que para dos tipos de
prensa rentable: la prensa oficial, que vive del privilegio real; y la prensa
popular, que vive de la venta en ferias y poblados.

Este sistema, brevemente analizado en Francia, y que denominamos


“continental”, se reprodujo con menos perfección, pero con mayor crudeza –si
cabe- en el resto de los territorios europeos. En todas las tierras del Sacro
Imperio Romano Germánico abundaban los censores, eclesiásticos y civiles,
por lo que no podían proliferar más que la literatura popular o las gacetas al
servicio de los estados.

b. Modelo inglés: el absolutismo imperfecto

En Inglaterra todos los gobiernos y formas de régimen político que se


sucedieron durante su revolución política tuvieron como aspiración la
tranquilidad y estabilidad del modelo francés e hicieron, legal y policialmente,
todo lo posible para ponerlo en práctica, pero nunca lo consiguieron del todo.
Mientras el periodismo continental se desarrollaba bajo un vigoroso control
estatal, los periodistas, escritores, impresores y editores ingleses trabajaron en
unas circunstancias en que la lealtad a una causa política o a una ideología,
que se mezclaba con el servicio a lectores anhelantes de información, debía
equilibrarse con los necesarios beneficios para la supervivencia y arreglárselas
constantemente con una autoridad siempre enemiga.

La Guerra Civil comienza en 1642, como resultado del enfrentamiento que,


desde tiempo atrás, mantenían la Corona y el Parlamento. El conflicto se saldó
a favor del segundo, moderando la política absolutista de Carlos I. Sin
embargo, ni siquiera el Parlamento revolucionario fue partidario de una total
libertad de expresión, ya que impuso, en 1643, una ordenanza que implicaba
una nueva censura. Esto tuvo como resultado más notable la reacción de
Milton, quien presentó ante el Parlamento su Areopagítica, primera defensa
razonada de la libertad de expresión y uno de los textos clásicos del liberalismo
político.

Pero la dictadura de Cromwell (1649-1660), en el más puro estilo absoluto,


volvió al modelo monopolístico de información bajo el mando de Nedham, que
quedó encargado de la defensa de Cromwell y su gobierno a través de las
revistas Mercurius Politicus y Public Intelligencer. A la muerte de Cromwell el
sistema se hundió, debido a la incapacidad de su hijo y sucesor para continuar
la política de su padre.

www.terceroc.blog.com 21
La Restauración de la monarquía absoluta en 1660 con la vuelta de Carlos II
Estuardo restablece la dinastía Estuardo en Gran Bretaña, sucedido en 1685
por su hermano, Jacobo. La restauración llegó acompañada de la Licensing Act
(1662), una ley que establecía de nuevo el privilegio real y la censura previa.

El establecimiento, a partir de 1688, de un régimen monárquico constitucional


no hizo variar mucho las cosas en el mundo editorial; el nuevo régimen
cambiaba de instrumentos, pero no de fines: en 1697, la Cámara de los
Comunes inauguraba una política que definió lo que sería más tarde el modelo
burgués de control de la prensa. Sobre una libertad teórica se estableció una
regulación indirecta, no nacida de leyes de prensa. El impuesto de 1697 fue el
comienzo y la Stamp Act de 1712 la continuación definitiva, porque hasta 1836
sucesivos decretos aumentaron los impuestos sobre el papel, timbre y
publicidad. Las razones eran, naturalmente, políticas: un régimen recién
establecido no podía permitir que llegase al público todo tipo de panfletos, pero
tampoco podía establecer una censura previa; por eso la decisión del
Parlamento inglés no fue la de perseguir, sino la de imposibilitar.

Otro de los medios inventados por los gobiernos fue la vigilancia no reconocida:
grupos de agentes encargados de fichar el contenido de los periódicos, que
rozaban los márgenes de la ley. Estos “mensajeros reales” tenían enorme
poder y libertad de acción para multar, arrestar e incluso maltratar a impresores
o empleados. Por último, el auténtico configurador del sistema inglés de
información, Robert Walpole, fue el primer gobernante que aplicó fríamente la
técnica de “corromper, no perseguir” –más tarde conocida como “fondo de
reptiles”-, que consistía en pagar a los periódicos clandestinamente.

Pero no sólo era el ejecutivo quien mantenía vigilada a la prensa. También el


Parlamento guardaba el privilegio del secreto de sus sesiones, que los
periodistas no consiguieron romper hasta bien entrado el siglo XVIII. En 1792 el
Parlamento la Libel Act, primera auténtica ley de prensa burguesa: en ella se
perseguía el libelo, pero se reconocía el derecho a la libertad de expresión. No
obstante, hay que señalar que esta ley siguió acompañada de elevados
impuestos.

Todas estas circunstancias favorecieron, a pesar de todo, el desarrollo del


periodismo profesional, con nombres como Defoe, Nedman o Swift. Asimismo,
surgieron nuevos formatos y conceptos:

- Prensa moral: corriente que se inició en Inglaterra y se extendió por toda


Europa a finales del siglo XVIII. En ella se abandona la citación personal
e incluso las alusiones directas; se escribe sobre principios básicos de la
política o del comportamiento (The Tatler, The Spectator).
- Magazines: la segunda corriente es la que se oponía abiertamente a la
situación, se enfrentaba a los poderes públicos aceptando las posibles
consecuencias. Cabe destacar a Cave, creador de la revista The
Gentlemen’s Magazine en 1731. Era una publicación que se alejaba de
los avatares diarios para centrarse en los temas especialmente
interesantes al público. Así dio origen a unas de las fórmulas de mayor
éxito en la historia del periodismo –los magazines-, un conjunto

www.terceroc.blog.com 22
informativo formado por tres elementos: información y crónica política,
crónica social y variedades, divertimento.
- Advertisers: publicaciones de breves con informaciones comerciales y
publicitarias; limitándose estrictamente a estas informaciones
mercantiles, no tuvieron problemas con la censura y sobrevivieron a lo
largo del siglo XVIII (Public Advertiser, publicado por Woodfall en 1667).
- Dominicales: publicaciones cuya finalidad es el pasatiempo y sus
contenidos –sin un orden estable- son crímenes, aventuras
escandalosas, narraciones novelescas, pasatiempos, humor escrito,
etc.; todo ello en un lenguaje accesible aun público no culterano e
incluso poco habituado a leer. Su importancia radica en que fueron, poco
a poco, acostumbrando a las clases populares europeas a la lectura y
preparándolas, por tanto, para ser el mercado de la gran prensa de
masas (Weekly Messenger, News of the World).
- Prensa industrial o de negocios: es el caso de The Times, creado por
John Walter en 1785, del que hablaremos más adelante.

5.4. Conclusiones

La Edad Moderna aportó valores decisivos para el posterior desarrollo de la


Historia. En primer lugar, a diferencia del orden medieval –que respeta al
hombre, pero de forma distinta-, el nuevo orden moral se mueve en torno a la
ley, el dinero y la diplomacia. Basado en el raciocinio y en la justicia, este
nuevo orden aporta otro gran valor: el laicisimo, desarrollo de un orden moral
civil, racional, apartado del mito y de la religión.

Estas ideas antiabsolutistas, anticlericales y, sobre todo, de justicia y razón


enlazan e influyen en la tercera aportación fundamental de la Edad Moderna: la
configuración definitiva del Estado, que implica necesariamente una política
informativa muy definida, denominada “maquiavélica”.

6. LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN EL MODELO LIBERAL (S. XVIII-XX)

6.1. La oposición al poder absoluto

Las revoluciones que se dieron en las últimas décadas del siglo XVIII y
primeras del XIX fueron mucho más que revoluciones políticas. Aquí se sitúa la
revolución burguesa contra el Antiguo Régimen, es decir, el asalto al poder
político del absolutismo y su sustitución por regímenes liberales
constitucionales; y la llegada de la industrialización como forma de producción
alternativa de la manual y gremial.

También habrá importantes cambios en el ámbito económico; las concesiones


reales a unas pocas familias en que se basaba el absolutismo chocaban con el
incipiente comercio burgués desarrollado en las ciudades, que exigía libertad.
Tampoco aceptaban este monopolio piratas, conquistadores y bucaneros –que
cazaban y ahumaban carne en La Española (actual Haití)-; ni masones y
carbonarios, asociaciones gremiales que pretendían desarrollar una actividad
comercial al margen del comercio absoluto.

www.terceroc.blog.com 23
Además, los numerosos personajes que, en esta época, rompieron con los
principios teóricos de un mundo piramidal y monoteísta –como Galileo o
Newton-; y, por otra parte, la separación de Iglesia y Estado, que llevó a
aquélla a estar frecuentemente enfrentada a las monarquías, fueron otras
poderosas oposiciones al absolutismo. En conclusión, podemos afirmar que,
desde mediados del siglo XVII, existían una serie de fuerzas cuyo objetivo era
acabar con el poder absoluto.

6.2. La revolución liberal

Las fuerzas y circunstancias antes descritas provocaron el afianzamiento del


sistema parlamentario en Inglaterra, la sublevación de la stand up burguesa de
Boston y otras ciudades norteamericanas contra la monarquía inglesa –y la
consiguiente independencia, en 1775- y la Revolución Francesa, que se
extendió, de una forma u otra, a la práctica totalidad del continente europeo;
llegando, de esta manera, al inicio de una nueva época.

En el Estado liberal asentado por el Parlamento, la fuente de poder viene de la


asociación de hombres libres que han elegido a sus representantes. Estas
nuevas ideas se difundieron a través de una serie de movimientos culturales,
fundamentalmente el Romanticismo y el Nacionalismo. Los románticos
inventaron el concepto de nación (conceptualización del principio según el cual
el poder emana del pueblo), reinventaron el pasado, convencieron a las gentes
de que pertenecían a un Estado del que fueron expulsados y al que iban a
regresar tras la creación de la nación.

Ésta es la época en que los pensadores, en torno a un lugar o a una estructura,


desarrollaron las grandes utopías. De ahí también que todos los movimientos
políticos (anarquismo, comunismo, socialismo, fascismo, etc.), radicalizando los
principios del liberalismo, creasen sistemas políticos. Toda la revolución vino
definida por grupos más o menos radicales, según el uso que hicieran de
dichos principios. Las consecuencias que, posteriormente, tuvo ese
racionalismo frío y mecánico fueron terribles.

Estos principios del liberalismo son, en teoría, extraordinariamente atractivos:

- Todos los hombres son iguales;


- La fuente de poder está en la sociedad, organizada en partidos y
votantes;
- Libertad universal de expresión, reunión, circulación, asociación y
comercio, libertades que derivan en los Derechos Humanos;
- Fraternidad universal (solidaridad de unos hombres con otros);
- Derechos fundamentales a la vida, a la educación y al respeto.

Los derechos fueron ampliándose poco a poco, pero muchos de ellos, como el
derecho a la libertad, eran muy flexibles y fueron utilizados, según los
intereses, de una forma u otra. Por tanto, la praxis no era tan atractiva: el voto
era censitario, la fraternidad era revolucionaria y, en general, las libertades
estaban muy vigiladas. De hecho, el liberalismo tiene como segundo principio

www.terceroc.blog.com 24
la limitación de la libertad de los derechos del hombre, ya que los teóricos –
como Tocqueville- eran conscientes de los peligros que la democracia
conllevaba.

6.3. El nacimiento de la información contemporánea

En el sector informativo, la revolución clarificó definitivamente cuáles eran las


funciones y poderes de los medios y los elementos que definían el sistema. Del
Antiguo Régimen venían establecidas las variables fundamentales sobre las
que la información se movía: el papel del Estado (legislación y censura), la
estructura de la información (tipos de medios, organización, etc.), la
infraestructura económica y tecnológica o de comunicaciones y la forma
(presentación o imagen, lenguaje, etc.). Sobre esas variables, las revoluciones
liberales provocaron una ruptura con el pasado, haciendo desaparecer el
monopolio y la prepotencia estatal que definía a los sistemas informativos
absolutistas.

Aunque su desarrollo llevó un siglo entero, las manifestaciones políticas del


nuevo Estado liberal comenzaron a hacerse notar con la organización en
monarquías constitucionales o en repúblicas que crearon una política
informativa resumible en dos principios: que la libertad de expresión es un
derecho de todos los ciudadanos, y que dicha libertad sólo puede existir en un
marco legal. En este contexto comenzaron a aparecer diversas leyes de
prensa, junto con el libelo, que garantizaba el honor y los derechos de los
individuos.

En este punto, es esencial destacar la aparición de la opinión pública crítica.


Las causas de su nacimiento fueron múltiples (la Reforma protestante, el
Renacimiento y el Humanismo, la existencia de “partidos” dentro del mismo
absolutismo) pero, fundamentalmente, el responsable de la aparición de esa
opinión pública fue el movimiento burgués. El mundo rural y el mundo iletrado
urbano estaban desde la Edad Media, monopolísticamente, en manos del
sistema informativo eclesiástico. Los burgueses consiguieron hacer mella
lentamente en ese perfeccionado sistema a través de un arma fundamental, la
literatura de cordel o de buhonero, mediante relaciones, ocasionales y, sobre
todo, almanaques. Se trataba de la única vía alternativa a la predicación y a la
literatura popular religiosa capaz de abrir caminos de opinión propia o distinta a
la dominante.

a. Prensa industrial o de negocio

John Walter, enriquecido en negocios de carbones y seguros, sacó en 1785 a


la luz su periódico, The Times, con la intención de poner en conocimiento de
impresores y lectores un método de composición llamado logográfico, que
consistía en la utilización, para aquellos términos de uso más corriente, de
bloques completos en vez de tipos sueltos.

El planteamiento industrial de Walter (financiación, gestión y control) le llevó a


fomentar la investigación sobre la imprenta. De esta manera, trabajó con
Koenig, cuya revolución fue en la aplicación a la imprenta del motor de vapor.

www.terceroc.blog.com 25
Los sucesivos adelantos afectaron a todo el proceso: el papel de imprimir, que
hasta 1820 era de estraza, pasó a conocer otras materias primas hasta
presentarse en rollo en 1860; la tinta, fabricada por cada impresor hasta 1818,
pasó a hacerse en fábricas y el entintado manual fue sustituido por el entintado
mecánico con rodillos.

Asimismo, se produjo un gran desarrollo de la estructura informativa a dos


niveles. En primer lugar, John Walter hijo fue poco a poco estableciendo una
amplia red de corresponsales fijos en las más importantes ciudades del
continente, que hacían llegar a Londres una información lo más amplia y rápida
posible. Por otra parte estaba la distribución, monopolizada por los correos
reales. La agilidad y rapidez en este terreno no se alcanzó hasta que no se
fueron completando las diferentes redes de ferrocarriles en los distintos países
europeos. El ferrocarril sustituyó a las postas y correos a caballo y dio mayor
regularidad a la distribución.

b. El salto a Europa y América

La industrialización tuvo problemas para saltar al continente, ya que las viejas


monarquías absolutas eran plenamente conscientes de que su mayor enemigo
estaba en las consecuencias sociales que la industrialización traía consigo, por
lo que la prohibieron.

Aunque existieron diversos periódicos que elogiaban la industrialización, eran


demasiado caros. Fue Girardin quien llevó a cabo la prensa industrial en
Francia a través de la creación de La Presse, un diario más barato, con una
publicidad concisa, sencilla y directa y cuyo mayor descubrimiento técnico
estuvo en la incorporación de los “folletones” –novelas publicadas por capítulos
(Balzac, Sand, Dumas)-, que fue imitado directa y generalizadamente en toda
Francia.

A principios de la década de los treinta se produjo un proceso paralelo de


industrialización de la información en Estados Unidos. La primera generación
estaba formada por el New York Sun, el New York Herald, el New York Tribune
y el New York Times, y sus características comunes eran:

1. Información dirigida a masas de ciudadanos;


2. Costes muy bajos por unidad de producción;
3. Formatos y contenidos atractivos para el público receptor
(sensacionalismo, sentimentalismo, exageración):
4. Base financiera viable;
5. Nuevos métodos de distribución (venta callejera y vendedores
ambulantes):
6. Independencia de los partidos políticos.

c. Prensa política burguesa y prensa radical

La prensa política burguesa fue responsable primera del éxito del régimen
liberal, defensora de la libertad popular, generadora y amplificadora de opinión
pública, canal independiente de comunicación entre gobernantes y

www.terceroc.blog.com 26
gobernados, apoyado todo por la libertad de mercado, la publicidad y el libre
comercio.

Estados Unidos pasó por distintas fases, desde la inicial oposición


desorganizada al absolutismo inglés hasta la abundante presencia de
almanaques (Franklin), panfletos (Paine, Price, Burgh) y diversa literatura
proindependentista. Sucedió algo parecido en Francia en la primera etapa
(1788), con centenares de panfletos clasificados en Cuadernos de Quejas,
panfletos a favor de la libertad de prensa y periódicos revolucionarios a favor
del tercer estado.

Posteriormente, se inauguraron en Francia los modelos informativos


autoritarios, que se mantuvieron hasta 1815 y que son dos: el jacobino –que
contaba con la opinión del pueblo como agente activo, organizado y a
movilizar, como fuente y soporte del poder- y el napoleónico, que cuenta con la
opinión pública como fuerza receptora, pasiva, de información programada,
también soporte, pero no fuente del poder. Napoleón era consciente del poder
de la prensa, por lo que reorganizó una Oficina de Prensa que centralizaba el
control, emitía comunicados y vigilaba a los periódicos.

Por su parte, fue la prensa radical –sobre todo en Inglaterra- la responsable de


los adelantos de la libertad. Aunque no corresponden todos los méritos a esta
clase de prensa, sí le corresponde el haber sido la que dio origen en toda
Europa a la prensa popular. Los periódicos ingleses tenían precios demasiado
altos para ser accesibles a un hombre normal, eran publicaciones para
minorías selectas. Ante esta situación, las corrientes políticas progresistas,
alimentadas ideológicamente no sólo por el jacobinismo de la Revolución
Francesa, sino por las corrientes socialistas utópicas y por las primeras
manifestaciones del movimiento obrero organizado, se vieron obligadas a
marginarse de la ley. Incapaces de pagar los altos impuestos exigidos por el
Estado, crearon el “movimiento de los intimbrados”.

La contraofensiva del gobierno inglés –aumento de las penas para los lectores
de periódicos intimbrados, lanzamiento de una prensa barata y reducción de
las tasas- obligó a la prensa radical a aceptar las tasas o a desaparecer;
aunque esto no supuso el fin de la prensa obrera clandestina.

Por su parte, Francia contaba con más posibilidades iniciales. La Revolución


contó, desde sus mismos orígenes, con prensa dirigida al gran público urbano y
campesino. Periódicos como Le Courier de Provence, de Mirabeau; Le Patriot
Français, de Brissot o Les Revolutions de France et de Brabant, de Desmoulins
iban dirigidos a las bases sociales de la revolución para difundir entre ellas una
ideología liberal y, más o menos, radical, según los casos.

En cualquier caso, es fundamental apuntar que, en vísperas de la revolución de


1848, apenas un par de países occidentales –Gran Bretaña y, en alguna
medida, Estados Unidos y Francia- habían llegado a cabo la definitiva
transformación de los viejos sistemas informativos absolutistas por sistemas
informativos liberales burgueses. No obstante, aunque no se había conseguido

www.terceroc.blog.com 27
imponer más que relativamente, había nacido la información contemporánea y
lo había hecho como fenómeno propio de la revolución burguesa.

d. Infraestructuras

Agencias de información

Las agencias de información nacieron en los años treinta como traductoras de


periódicos extranjeros. Sin embargo, a medida que los periódicos se fueron
consolidando, las agencias comenzaron a dedicarse a captar información del
exterior para, posteriormente, venderla, empleando para ello dos elementos: el
telégrafo y el formato “información de agencia” (información en forma de
titulares). De esta manera, las agencias de información fueron ocupando el
centro de la estructura, por lo que obtuvieron especial apoyo de los estados, a
cambio de que colaborasen en la formación de éstos, en su imagen y
proyección tanto al interior como al exterior.

La primera agencia de información fue la francesa Havas –más tarde France


Press-, seguida de Reuter (Gran Bretaña), Associated Press (Estados Unidos)
y Wolf (Alemania). Estas cuatro agencias se organizaron, en 1870, para crear
una red informativa gracias a la creación del telégrafo submarino, que permitió
las comunicaciones entre América y Europa, siendo Nueva York y Londres las
ciudades que disfrutaron del privilegio de ser el centro de recepción de todos
los cables. También en 1870, estas agencias de noticias se reunieron en París
y se repartieron el mundo, dando lugar al inicio de la colonización informativa:
toda América quedaba dominada por Nueva York; Londres se quedó África y
Oriente Próximo; París, todo el Mediterráneo –incluyendo a España, mediante
la agencia Fabra-; y Berlín, el noreste de Europa.

Este sistema de control de la información creó dos redes –la red estatal o
nacional, que se servía del ferrocarril, y la red mundial o supranacional, que
utilizaba el telégrafo submarino-, y funcionó hasta gran parte del siglo XX.

Agencias de publicidad

Aunque inicialmente los periódicos se financiaban casi exclusivamente a través


de las suscripciones y ventas, la publicidad comenzó, poco a poco, a
introducirse en las publicaciones. A medida que la publicidad fue cobrando
importancia aparecieron las primeras agencias de publicidad –la primera lo hizo
en Nueva York, en los años cuarenta-, funcionando como intermediarias entre
el anunciante y el periódico; la agencia captaba al anunciante, construía el
anuncio, contrataba el espacio en los medios y controlaba el anuncio. Por ello,
en principio, las agencias cobraban de ambas partes: la comisión de agencia
aplicada al anunciante (15%) y el rapel aplicado al periódico, una comisión
anual del 7%.

Financiación

Hasta mediados del siglo XIX, las empresas de periódicos eran negocios
personales o familiares. Una vez que el periódico estaba establecido, los

www.terceroc.blog.com 28
ingresos llegaban por dos tipos de canales. El primer tipo, visible o conocido,
estaba constituido por suscripciones, ventas y publicidad; el segundo tipo –
clandestino- estaba muy próximo a la dependencia de grupos políticos, de
ministerios, de fondos de reptiles, de chantajes, etc.

Después de 1850 estas formas no desaparecieron, pero se vieron completadas


por una nueva: la entrada de los grupos financieros en el sector informativo.
Las acciones de los grandes periódicos empezaron a ser cotizadas en la Bolsa,
dando así comienzo la era de los big business en la información, forma de
acción que dominó el mercado a partir de 1880.

6.4. La evolución del sistema liberal (conclusiones)

En vísperas de la revolución de 1848, la prensa europea se hallaba enfrentada


a regímenes absolutistas que impidieron la gran explosión de ventas de
periódicos que se produjo, finalmente, tras la revolución. La situación brindó la
organización definitiva de los sistemas informativos nacionales que, con
alteraciones no esenciales, han prevalecido hasta nuestros días.

Este triunfo burgués del 48 plasmó de forma definitiva el nacionalismo, fórmula


creada por la teoría política y económica del liberalismo burgués, sustitutoria
del absolutismo. Europa se organizó en fuertes estados nacionales regidos por
carismáticos líderes –la reina Victoria, Pío IX, Bismarck, Napoleón III, Cavour-
que llevaron a cabo importantes transformaciones que supusieron las
reunificaciones de Italia y Alemania, la Guerra de Secesión de Norteamérica,
etc.

En tales circunstancias, es evidente el papel que les tocó jugar a los


periódicos. Sin embargo, los nuevos estados no necesitaban crear modelos
originales para el control de la información. Contaban con el modelo inglés,
definido en el Libel Act de 1792 que, simultáneamente, reconocía la libertad de
expresión como principio de derecho y base de las nuevas sociedades, y
dejaba campo abierto para que los estados, por medios indirectos, pudiesen
mantener un férreo control sobre la misma. Era, por tanto, un modelo ideal para
la sociedad burguesa, y por ello terminará consolidándose –con leyes de
prensa en casi todos los países occidentales en torno a 1881- para ser el
modelo que se mantiene vigente en nuestros días.

El modelo liberal, aunque arrancó en los siglos XVI y XVIII, no se implantó


plenamente hasta el siglo XIX. Su instauración trajo consigo la implantación de
un nuevo sistema informativo –con novedades en cuanto a captación de la
información, distribución, producción y financiación-. Pero el nuevo modelo
liberal también supuso que el Estado pasara a ser el organizador, el agente
dominante del poder en un sistema muy centralizado y basado en los principios
de igualdad y de libertad política y económica; principios que, no obstante, se
mantenían bajo control. En consecuencia, uno de los inconvenientes implícitos
en este sistema fue el alto riesgo que conllevaba el exceso de control, como se
vio en el posterior surgimiento de los totalitarismos.

www.terceroc.blog.com 29
7. LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA SOCIEDAD Y EL MERCADO DE
MASAS

7.1. La sociedad de masas

En el siglo XIX culminó un largo proceso histórico en el que la burguesía liberal,


empujada por la izquierda radical y las organizaciones proletarias, estableció
las sociedades democráticas, caracterizadas por el poder de las mayorías,
convirtiendo de esta manera la masa de votantes –receptores, consumidores,
productores- en el "nuevo soberano". Así pues, el fenómeno “masas” define el
siglo XX de forma más clara y contundente que ningún otro.

En “fenómeno masas”, el más característico del siglo XX, es cuantitativamente


perceptible a partir de la última o dos últimas décadas del siglo XIX, y
cualitativamente en la ruptura producida en torno a la Primera Guerra Mundial.
Tales constataciones van precedidas por un complejo número de causas que
pueden remontarse al tránsito de una economía de capitalismo comercial a otra
de capitalismo industrial, o bien al paso de la sociedad feudal a la capitalista,
en torno a las fases y evolución de la revolución burguesa. Interesa dejar
constancia ordenada de cuáles fueron los factores predominantes, cuya
acumulación e integración han dado lugar al inmediato origen del fenómeno.

a. Proceso de democratización y toma de conciencia política de la


mayoría

En torno a 1800 las “clases subalternas” comenzaron a adquirir una


importancia en aumento dentro de la estructura social de Occidente. Las
causas de dicho auge son muy variadas: en tiempo histórico largo, se remontan
al Renacimiento, con el humanismo y la desacralización que se iniciaron
entonces; en un tiempo histórico medio, las Revoluciones atlánticas suponen,
por un lado, la amplia difusión de las ideas de libertad e igualdad, dando lugar a
nuevos modelos políticos, y por otro, enseñaron a las gentes más sencillas la
fuerza casi omnipotente de los grupos organizados, de manera que cantidades
importantes de ciudadanos de las clases subalternas aprendieron los métodos
de acción política.

Era prácticamente imposible, por mucha Restauración absolutista que en 1815


quisiera implantarse desde Viena, olvidar lo vivido y aprendido. Por eso, a lo
largo del siglo XIX, el proceso de acentúa. Hijos activos de las revoluciones son
quienes llevan a cabo los sucesivos intentos de 1820, 1830 y 1848 hasta
desbancar definitivamente a los viejos señores integristas; y fueron dando
origen a los partidos obreros y a las organizaciones políticas de masas,
ampliando, lenta pero inexorablemente, los márgenes censitarios hasta el
establecimiento del sufragio universal y la participación política.

b. Proceso de industrialización y crecimiento urbano

Las Revoluciones atlánticas conllevan un proceso de industrialización, de


consecuencias más efectivas e inalterables, aunque más silenciosas que las
del proceso político. Hacia 1900, en Europa el desarrollo industrial había

www.terceroc.blog.com 30
superado ya los dos primeros capítulos de la industrialización y caminaba hacia
industrias de tecnología compleja.

A mediados del siglo XIX existían dos tipos dominantes de cultura y hábitos de
comportamiento: uno rural, basado en la tradición oral, la autarquía económica,
lo religioso y lo mítico; y otro tipo urbano, basado en lo impreso, monetarista,
comercial, racional y desacralizado. En torno a la Primera Guerra Mundial, esas
dos culturas tradicionales fueron ampliamente sobrepasadas por una tercera,
que cuenta con elementos de ambas, pero que es claramente distinta y cuya
base sociológica está formada por la inmensa multitud de trabajadores urbanos
a la deriva. Se trata de un tipo humano distinto, que rompe con los ritmos
propios de la vida rural, de la que conserva los grandes hitos terminales, sin
ingresar en los ritmos urbanos alternativos, al carecer de capacidad racional y
económica suficientes.

Esta nueva cultura urbana tiene como factor prioritario el ser de masas, y ese
nuevo individuo resultante ha sido analizado como el “hombre masa”. Los
teóricos adoptan actitudes contrarias: unos, negativa, para los cuales el hombre
masa es pasivo, aislado, manipulable, amoral y falto de libertad; otros, positiva,
viendo en el nuevo hombre el camino necesario para el salto a una fase
superior de desarrollo humano. Desde esta perspectiva, la sociedad de masas
sería resultado de la ruptura de las formas de vida tradicionales –rural y
urbana- por el proceso de industrialización y urbanización.

c. Intervencionismo y fortalecimiento de los Estados

En torno a 1873, se produjo en Occidente un cambio a la baja de los índices


económicos y sociales más importantes, indicando el inicio de la primera gran
crisis propia del capitalismo industrial. Por primera vez dicho capitalismo
saturaba sus propios mercados. Hacia 1896 los índices volvieron a cambiar de
signo hacia la tendencia positiva, y la solución se manifestó en tres niveles: la
expansión colonial, con la creación de mercados extraeuropeos donde colocar
los excedentes industriales y fuente de materias primas baratas; la ampliación
de los mercados interiores, dando origen a los mercados de masas; y el cambio
de función del Estado en las sociedades contemporáneas.

La práctica liberal, fundamentada sobre los principios clásicos de propiedad


privada y libertad de oferta y demanda en cuanto reguladores de la actividad
social, reducía las funciones del Estado a asegurar el orden público interior,
garantizar el cumplimiento de las reglas del comercio y proteger contra las
invasiones extranjeras. La dura competencia por mercados decrecientes llevó a
los Estados a acentuar la vieja práctica absolutista del intervencionismo,
estableciendo así tres medidas: un proteccionismo económico generalizado;
participación directa y activa de los países en la expansión colonial; progresiva
mejora de la situación y condiciones de vida de las masas urbanas, bajo la
continuada presión de las fuerzas políticas radicales. De esta manera, en torno
a la Primera Guerra Mundial quedaron sentadas las bases del Estado
paternalista, cuya capacidad de intervención fue en aumento a lo lardo del siglo
hasta planificar u orientar, en diferentes grados, según modelos de Estado, la
economía y el desarrollo social.

www.terceroc.blog.com 31
d. Proceso de adaptación psicológico-social

Las masas aparecen como resultado del aislamiento social de los individuos. El
individuo, especialmente el apartado del hábitat cultural que le era propio y
asentado en un ambiente que no puede abarcar e incluso comprender, posee
una limitada capacidad de resistencia psíquica. Si a esa situación se añaden
dificultades habituales de todo tipo, el individuo es fácilmente asumible por una
colectividad neutralizadora en la que, de forma especial si participa
activamente, encuentra salida a sus frustraciones.

En segundo lugar, las masas son resultado de la evolución de instintos


primigenios del individuo, especialmente del instinto gregario y de imitación. Un
individuo, incapaz por sí mismo de dominar la situación, tiende instintivamente
a refugiarse en el grupo, a adoptar las pautas de comportamiento, convirtiendo
el cumplimiento de tales pautas formales en justificación misma de su vida y en
elementos de afirmación personal. Tiende a llenar su vacío con la fuerza y las
consignas del grupo. Las masas son, pues, producto de tensiones
psicosociales, que encuentran en las manifestaciones y comportamiento
colectivo un campo de aterrizaje.

e. La información como detonante

La función de los medios informativos en la configuración de la “sociedad de


masas” ha actuado de factor determinante, de catalizador en esa configuración
y en la posterior evolución de la sociedad de masas.

Sin el recurso a los periódicos y a la información, no son explicables los


factores ya reseñados como causas aceptadas y clásicas de la sociedad de
masas.

1. Porque los periódicos fueron desde las Revoluciones atlánticas el eje de


las organizaciones y de la lucha políticas. Cumplían tres funciones
determinantes: la de organizadores del partido, la de difusores y
fijadores de la ideología y la de punta de lanza de la lucha política,
elemento agresivo de confrontación y polémica.
2. Porque los medios impresos han sido, desde antes del siglo XIX,
elemento decisivo en el proceso de reculturización urbana y en todas las
reformas sociales que la industrialización y el urbanismo trajeron consigo
(almanaques, literatura de cordel).
3. Porque las publicaciones especializadas fueron, en la segunda mitad del
siglo XIX, decisivos instrumentos en la expansión económica. A medida
que la primera gran acumulación de stocks industriales traía la
depresión, las secciones financieras de los periódicos diarios y
publicaciones especializadas en el sector inundaron con imaginación y
fuerza los mercados ofreciendo, provocando, creando imagen y
buscando negocio.

Desde las últimas décadas del siglo XIX, los medios informativos son
responsables directos de la sociedad de masas.

www.terceroc.blog.com 32
Lo son a través del liderazgo que los grandes diarios de masas ejercen sobre
las multitudes en el cambio de siglo. El periódico fue para las primeras
generaciones alfabetas, un manual de cultura; para las primeras generaciones
de votantes, un consejero y líder político; para las estrenadas masas urbanas,
un punto de referencia de la sociedad a la que ardientemente deseaban
pertenecer. Los medios informativos están situados en la esencia misma de los
más característicos fenómenos del siglo XX y tienen una responsabilidad de
primer grado en el éxito de realidades cuyo protagonismo ha corrido a cargo de
las masas (bolchevismo, nazismo, guerra fría, grandes potencias).

7.2. Las nuevas funciones de los medios

El sector informativo pasó, a partir de los años ochenta del siglo XIX, a estar
dominado por medios cuantitativa y cualitativamente distintos de los hasta
entonces característicos, produciéndose una ruptura de suficiente intensidad
como para poder hablar, en la historia de la comunicación, de un antes y un
después, de un “viejo orden” y de un “nuevo periodismo”, dando origen y salida
a la información propia del siglo XX.

Tal salto hacia delante es fácil de probar tanto en los índices numéricos básicos
(tirada, volumen de negocio, nivel de empleo y especialización, etc.), como en
los elementos formales y externos (número de páginas, formato, presentación y
estilo, porcentajes de espacio publicitario, etc.). Hacia 1860 el mercado
informativo estaba dominado por tres tipos diferentes de medios: periódicos
liberales clásicos (como The Times de Londres); dominicales, con un formato y
unos contenidos preparados para lectores no habituales (News of the World); y
diarios de saldo o de penique, primera generación de diarios populares (New
York Herald, Le Petit Journal, Daily Telegraph). Características comunes a
estas tres clases de periódicos eran cierto grado de organización industrial y
tener estancados los índices numéricos de referencia.

Ésta es la razón por la que no fueron ellos los protagonistas de la ruptura, sino
una generación nueva de periódicos que, a partir de los ochenta, obligará a
aquellos viejos dominantes a transformarse y a rebajar sus precios. La nueva
generación irrumpió recurriendo a efectos capaces de impresionar, y
desplegando unos modos nuevos de hacer, reconocidos enseguida por el
nombre de new journalism.

Como consecuencia directa de esto, los grandes periódicos se convirtieron en


bienes de consumo de masas. Las consecuencias de este fenómeno son
amplias. Sobre los propios medios, en tanto en cuanto las ilimitadas
posibilidades de mercado los convierten en objeto de mimo y atención: la
competencia exige un producto bien acabado, capaz de atraer al mismo tiempo
a lectores y publicidad. Sobre los lectores y la sociedad en general, en tanto en
cuanto la reiterada presencia de los periódicos los convierte en instrumentos de
una influencia hasta entonces desconocida, en elementos de poder: el valor
mítico de lo impreso sólo se romperá como resultado de los engaños que los
lectores sufrieron en la Primera Guerra Mundial; hasta entonces, la
identificación de los lectores con su periódico fue absoluta.

www.terceroc.blog.com 33
Desde una perspectiva paralela, los beneficios económicos hicieron que los
grandes periódicos se constituyeran en eje de poderosos trusts y monopolios
informativos. En tales circunstancias, el comportamiento del grupo empresarial
informativo será similar al de grupos económicos de similar potencial en otros
sectores. Cualquier tipo de intereses queda supeditado a un objetivo primario:
la consolidación, auge, prestigio y expansión del propio grupo. Los grandes
periódicos dejaron de acusar su dependencia respecto a un gobierno o un
partido político; pero la falta de dependencia no implica integridad moral,
significa, tan sólo, que en torno a 1900 la información había dejado
definitivamente de estar en manos de marginados, profetas sociales, aspirantes
a políticos, etc. para convertirse en uno más entre los grandes sectores de
negocio, defensor, por encima de todo, de los intereses propios y de la propia
expansión y supervivencia.

Los viejos medios, desde siempre utilizados por poderes legales y reales, se
convirtieron en casta dominante, capaz de dictar o, al menos, de influir
decisivamente en las reglas del juego social. Por eso puede calificarse al
conjunto de la sociedad del siglo XX “sociedad de información”, porque en ella
los medios han pasado a ser agentes, promotores de la evolución social.

7.3. Estratos en la evolución informativa del siglo xx

a. Primera generación

El “nuevo periodismo” que, desde los años ochenta del siglo XIX, golpea a los
lectores con novedades y efectos capaces de impresionar, recogía,
adaptándolas, las características de la comunicación popular. Este espíritu
populista se trasvasó a la prensa diaria durante las Revoluciones atlánticas de
la segunda mitad del siglo XVIII y a través de la prensa radical u obrera del
siglo XIX.

Estos periódicos de los años treinta del siglo XIX son la primera generación de
prensa popular, que en un sentido muy laxo podrá llamarse de masas. La
práctica diaria de esa primera generación desarrolla y provoca las condiciones
de todo tipo en que se configuran y definen los sucesivos estratos informativos
del siglo XX:

1. Lenguaje y capacidad expresiva con todas las técnicas de comunicación


para el pueblo llano adaptadas a los textos impresos;
2. Capacidad técnica para un aumento constante de las tiradas, paralelo a
una reducción de los costos de producción;
3. Mentalidad industrial que identifica el éxito con el beneficio económico;
4. Mercado potencial en aumento;
5. Infraestructura de capacidad creciente tanto en la distribución del
producto (redes ferroviarias) como en la recepción de noticias (redes
telegráficas y telefónicas);
6. Voluntad explícita de los Estados liberales consolidados y del
pensamiento y movimiento burgués triunfante de utilizar los periódicos
como medios de educación de las masas para la democracia.

www.terceroc.blog.com 34
b. Segunda o gran generación de prensa de masas (1883)

Es la responsable de la ruptura, del salto a una fase superior, que fue conocida
por los contemporáneos como new journalism. Joseph Pulitzer, representante
por excelencia de esta generación, inició su actividad como periodista en un
boletín de la ciudad de San Luis titulado Westliche Post. En 1883 compró un
diario de Nueva York, The World, en ruina económica, consiguiendo un año
más tarde que superase los 100000 ejemplares y el volumen de anuncios del
Herald. Los elementos o factores que integraban el modelo creado por Pulitzer
son los siguientes:

1. Precio de venta accesible y popular;


2. Lenguaje accesible, claro, breve, directo y en enunciaciones simples;
3. Sensacionalismo formal o externo, introdujo grandes titulares y fórmulas
más ágiles de escritura, elementos que destruyan cualquier monotonía
tales como entrevistas, grabaciones, ilustraciones, agresividad y hasta
cierto grado de escándalo;
4. Autopromoción constante, intentando convencer a los lectores de que
leían algo con prestigio, proyección y futuro; además, se las ingeniaba
para mantener el periódico no lejos de la polémica, de la acción social
comprometida;
5. Conexión entre los intereses de los lectores y los del periódico,
mitificación e identidad entre el lector y el diario que lleva implícitas unas
exigencias que Pulitzer cumplió:
a. Información cuidada.
b. Programa político claro y mantenido, a favor de los intereses
globales de sus lectores y de la ética social.
c. Sensacionalismo de contenidos, de noticias de interés humano,
como truco y medio de identificación con los lectores a través de
los sentimientos.
6. I make news, un paso más allá en las técnicas informativas dado por
Pulitzer.

c. Tercera generación de prensa de masas o amarilla (1895)

William R. Hearst, la figura más controvertida del periodismo impreso


contemporáneo, admiró la ascensión de Pulitzer y decidió desde joven
superarle. Su periódico, el New York Journal, quedará como ejemplo del
periodismo amarillo, cuyas características se fueron forjando en competencia
abierta y buscada con el World. Debido a su evidente obsesión por superar a
Pulitzer, supeditó cualquier cosa a las cifras de tirada y llevó mucho más allá la
utilización de los trucos del sensacionalismo, perdiendo los niveles de dignidad
y de respeto que caracterizaron al diario de Pulitzer.

El amarillismo puede definirse formalmente por dos conceptos: el dominio de


un sensacionalismo exagerado, que convierte el periódico en algo gritón y al
lector en mero engullidor de sensaciones impresas; y la exacerbación del
activismo, que alcanza tal punto que el I make news significa aquí, literalmente,
fabricar la noticia, inventarla si es necesario, para desmentirla o no al día

www.terceroc.blog.com 35
siguiente. Hearst configuró su modelo y lo caracterizó detalladamente de esta
manera:

1. Estableció una auténtica guerra para la captación de colaboradores;


2. Lanzó el Journal al precio de un centavo;
3. La edición diaria salía presidida por cabeceras exageradamente grandes
y escabrosas y, además, consciente del poder de las ilustraciones,
instaló en sus talleres las más modernas máquinas a color y produjo una
sección dominical cómica de ocho páginas; en definitiva, desarrolló,
hasta los límites permitidos por la técnica, el sensacionalismo formal;
4. Careció de programa ideológico, que sustituyó por una posición siempre
radical pero nunca clara, y no le importó saltar de un extremo a otro del
espectro político.
5. Buscaba y provocaba la noticia sin esperar a que surgiera por sí misma.
Pero, como en los demás terrenos, Hearst forzó la situación hasta el
límite, cambiando la provocación por la invención, lo que dio origen a
situaciones que se volvieron contra el autor (guerra de Cuba de 1898 y
escándalo en torno a la muerte del presidente MacKinley en 1901).

d. La reacción elitista y el culto a la objetividad (1896)

A mediados de los noventa del siglo XIX, la atención del mercado informativo
estaba centrada en los periódicos de masas. Hasta tal punto era así, que los
más representativos del viejo orden informativo desaparecieron o estuvieron al
borde de la extinción. Pero en los momentos de mayor esplendor de la prensa
sensacional y amarilla se fraguaron las condiciones de una generación de
prensa que vino a cubrir el espacio dejado por los viejos periódicos
decadentes. Se trata de un tipo de periódicos dirigidos a un sector de mercado
no identificable con las masas, recuperado y con plena conciencia de ser
diferente.

Las causas de esa reacción son complejas, pero pueden quedar reducidas a
tres: el cansancio y el enfado ante las exageraciones del amarillismo y su poco
respeto hacia los lectores; la existencia de un grupo social cuyas necesidades
de información no quedaban atendidas por los diarios de masas; y el
desarrollo, a partir de la depresión económica de los setenta, de la información
económica y la creciente importancia de la promoción en el mercado financiero.

El nuevo estrato informativo está constituido por periódicos herederos de la


prensa industrial o de negocio del siglo XIX. Tales periódicos, conocidos como
“de élite” (elite press o quality papers), se agruparon en torno a dos fórmulas
básicas y analógicas: una de información general y otra de información
especializada, económico-financiera sobre todo. Las características comunes
de la fórmula, clasificadas especialmente por el New York Times, fueron y son
las siguientes:

1. Formalmente: formato grande y con muchas páginas de buen papel y


presentación cuidada, con tipos de letra limpios. Aspecto denso,
ausencia de titulares llamativos, de color, de tiras cómicas y casi de
ilustración. Secciones bien diferenciadas.

www.terceroc.blog.com 36
2. Contenidos: independencia de partidos políticos y de grupos de presión.
Las secciones más atendidas son política nacional e internacional,
economía y trabajo, cultura y libros, sociedad, editorial y cartas de los
lectores, frente a las secundarias de sucesos, deportes, pasatiempo y
ocio. Suele predominar una línea ligeramente conservadora en
economía y algo progresista en asuntos sociales y culturales. Mantienen
unas excelentes relaciones con los poderes públicos establecidos.
Cultivan la escritura correcta y un estilo discursivo racional. Basan su
autoridad en un manifiesto y practicado culto a lo objetivo, es decir, la
noticia de interés confirmada.
3. Orgánicamente: se trata de sociedades anónimas, con una larga y
tradicional implantación. Tienden a convertirse en eje de grupos de
concentración en el sector. Son entidades con enorme peso social.

e. Cuarta generación de medios de masas o tabloide (1920)

Todos los occidentales salieron de la Primera Guerra Mundial convencidos de


que habían sido manipulados, de que sus opiniones y odios habían sido
manufacturados y de que la propaganda organizada había tenido
responsabilidad directa en el resultado final de la contienda. El nuevo orden
que aparece utilizó todas las técnicas a su alcance, y entre ellas es inevitable el
uso de los instrumentos de propaganda, que tanto éxito habían tenido. Hasta
tal punto es común el recurso a los trucos de la propaganda, que las formas de
hacer informativas del período de entreguerras estuvieron eminentemente
marcadas por ella.

Es así como se configuró la cuarta generación de medios de masas,


desarrollando teórica y prácticamente los elementos puestos a punto por los
propagandistas entre 1914 y 1918. El lenguaje, la organización de la
información, la intervención de los Estados, la concentración de emisores, etc.,
los fenómenos que caracterizan a esta generación, son herencia directa de la
primera propaganda científica.

Además, debido a las circunstancias (radicalización social, desorden,


dificultades económicas, crisis personal, miedos), triunfaron socialmente
mesianismos y sistemas ideológicos radicales que pretendían resolver desde
un Estado poderoso y fuerte (totalitarismo) la organización del nuevo orden y,
en contrapartida, se desarrollaron formas, también radicales, en defensa de la
democracia clásica. En ambos casos, la propaganda desempeñará un papel
esencial.

Sin embargo, al margen de los dos modelos constituidos, fueron dos las
aportaciones fundamentales de la cuarta a las generaciones anteriores:

- La agresividad competitiva, que repercutió en una agresividad


generalizada en el comportamiento de los medios.
- El uso de nuevos lenguajes (hablado y visual) –tabloide, callejero y
militante-, que repercutieron igualmente en el desarrollo incluso del viejo
lenguaje escrito.

www.terceroc.blog.com 37
f. Quinta generación de medios de masas o bild (1945)

Esta última generación de medios de masas, desarrollada entre 1945 y


nuestros días, es resultado de una herencia y una incorporación. De las
anteriores generaciones ha heredado el mercado, algunas formas
sensacionalistas, en cierto modo también el lenguaje. Todo eso, sin embargo,
tiene carácter menor porque su novedad principal radica en la incorporación de
la imagen como elemento de comunicación preferente. Un amplísimo abanico
de medios, desde diarios como The Sun, Bild Zeitung o New York Post, hasta
nuevos media como los video-clips, utilizan la imagen como forma de
comunicación dominante, relegando el texto e incluso la palabra a meros
acompañantes. La imagen es, por sí misma, un lenguaje con signos propios,
sintaxis y capacidad de reproducir la realidad.

Es la imagen como expresión dominante la que diferencia a la quinta de las


anteriores generaciones de medios de masas, y la que marca una distancia
creciente respecto a la información y los medios de élite.

No obstante, más allá de las diferencias formales, la quinta generación cuenta


con una teoría elaborada, la de “responsabilidad social”, en ocasiones incluso
exagerada:

1. La relación entre lectores y periódico se sitúa en el ámbito de lo


emocional. El periódico da a sus lectores el mundo ordenado,
transparente y comprensible que necesitan; la influencia y el poder del
periódico, su dureza y agresividad contra quienes intentan alterar ese
orden (delincuentes, terroristas) reclaman la identificación del lector. El
diario es el líder y portavoz de esa masa poco identificada con los
políticos a quienes vota, y que se siente un poco asustada ante la
complejidad de los problemas del entorno.
2. La función primera del periódico es entretener, servir de vía de
distensión y escape a las tensiones personales acumuladas y servir de
remedio contra el aburrimiento y la impotencia. Es responsabilidad del
periódico mantener la tranquilidad, por lo que no duda en enfrentarse a
cualquier tipo de creadores de inestabilidad.
3. El periódico cumple para con los lectores una función de autoridad viril y
solicitud materna, función sustitutiva del hogar infantil.

7.4. Los medios de información global (conclusión)

Philip Foisie, director ejecutivo del International Herald Tribune, explicó así lo
que se entiende por periodismo global. Se trata de un periodismo que responde
a una audiencia global (término opuesto a local) interesada en el mundo como
un todo, que trabaja con diversas tecnologías, y se asienta como centro
receptor de emisores dispersos, capaces instantáneamente de transmitir e
incluso reproducir información.

La diversificación de medios y sectorialización del mercado informativo es muy


amplia: grabaciones de sonido en disco, carteles y posters, fotografía,
conferencias, publicidad como medio de comunicación o, finalmente, todo lo

www.terceroc.blog.com 38
englobado bajo el genérico nombre de “nuevas tecnologías”, por poner sólo
algunos ejemplos. Es muy probable que, en el umbral de la sociedad de
información en que nos encontramos, estemos sólo en los inicios y las vías de
comunicación –los medios- alcancen en los próximos años cotas de desarrollo
hoy difícilmente imaginables.

www.terceroc.blog.com 39

Anda mungkin juga menyukai