La evaluación y el curiculum
Como señala Gimeno Sacristán (1992, p. 422): "Quizás la parcela del currículum
cuyo desarrollo internacional más sorprende nuestra práctica educativa habitual es el
ámbito de la evaluación." A ésta le ha tocado el peor lugar entre los aspectos
curriculares: la atención la han acaparado los objetivos, los contenidos, etc., pero las
finalidades sociales, culturales y educativas se juegan su última suerte en el tratamiento
que se le dé a la evaluación.
Dice Zabalza (1991) que todo intento de renovación se frustraría si la evaluación
sigue siendo intuitiva, centrada en la medición de resultados finales y realizada por
cada profesor en la más oculta intimidad. Podría decirse que la práctica de la
evaluación refleja un gran deterioro en el concepto y en la función a desempeñar. Esta
situación nos lleva a todos los que estamos implicados en la educación, a la necesidad
de tomar un discurso auténticamente didáctico y educativo de la evaluación, es decir,
donde ésta constituya una tarea del mayor interés pedagógico y curricular. Como
señala Cardinet (1986, p. 335), citado por Gimeno Sacristán (1992):
La evaluación se reconoce actualmente como uno de los puntos privilegiados
para estudiar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Abordar el problema de la evaluación supone necesariamente abordar todos los
problemas funda- , mentales de la pedagogía. Cuánto más se penetra en el dominio de
la evaluación, tanto más conciencia se adquiere del carácter enciclopédico de nuestra
ignorancia y más ponemos en cuestión nuestras certidumbres. Cada interrogante
planteada lleva a otras. Cada árbol se enlaza con otro y el bosque aparece como
inmenso.
Los esquemas dominantes hasta hace unos años, tanto en la teoría como en la
práctica evaluativa, han estado caracterizados por el rigor de una concepción simplista
y estrecha de la evaluación, manifestando un considerable reduccionismo conceptual y
técnico. Sin embargo, las aportaciones educativas de los últimos treinta años
manifiestan un considerable enriquecimiento de los ámbitos sobre los que se extiende
la evaluación, de los criterios con los que se realizan juicios de valor, y de las deci-
siones que se adoptan en relación con ellos. La figura 3.1 esquematiza las diferentes
parcelas del currículum susceptibles de evaluarse.