Publicado en La Tercera, domingo 02 de enero de 2011
Se dice que el 2010 fue un "annus horribilis". Es la expresión que usó la Reina Isabel para calificar aquel - 1997- cuando murió la princesa Diana, esa mártir del jet-set cuyos dos enormes ojos de cordero degollado lagrimeaban todo el tiempo desde una interminable cara de caballo. El hecho quizás no fue tan horribilis. Al menos no para la humanidad, aunque dio lugar a una mediática histeria de masas, montañas de flores y llantos surtidos. Lo cierto es que esa frase se prestó, en la desenfadada prensa amarilla inglesa, para chistes picantes de pésimo gusto a costa de la corona británica. En el caso nuestro hay más contundentes motivos para calificar el 2010 de ese modo: desde el punto de vista nacional, el terremoto; desde el de los familiares y amigos de 81 reos, la muerte de estos en trágicas circunstancias; desde el de las relaciones internacionales del país, un conflicto de límites que podría concluir en alguna clase de cuadrillazo abierto o solapado y luego en eso que José Rodríguez Elizondo, un conocido académico y experto en Relaciones Internacionales, llama "lo innombrable". Y en el nivel de la anécdota no republicana, sino publicana, fue en verdad un annus horribilis para los miles de personeros de la Concertación que perdieron su poder y privilegios o siquiera sus pitutos. No es ninguna gracia quedarse en la calle luego de 20 años de gobernar. El 2010 fue entonces, para dicho sector, el año del rencor, de los dientes rechinantes -bruxismo político- y de un frenético hervor de mala leche plagado de interpelaciones, acusaciones y vociferaciones. No será distinto en el próximo. El 2011 y la política El arte de la predicción honesta -no hablamos de los comerciantes del Tarot, el péndulo y la carta astrológica- se basa en algo muy simple: extrapolar lo que ya está ocurriendo y adivinar si eso, lo que sea, alcanzará un clímax o disminuirá hasta desinflarse. De los accidentes históricos nada puede preverse, porque siendo eso, accidentes, escapan a toda lógica. Accidente sería el aterrizaje de los extraterrestres o si el enorme asteroide Apophis, que la Nasa -ver su sitio web- calcula pasará bastante cerca de la Tierra el 2012, sufre en su actual trayectoria un inesperado pulso gravitacional y alterándose su órbita se encamina derecho al planeta. Y en ese caso, colorín colorado, este cuento -la historia humana- se ha acabado, cuento que un personaje de Shakespeare describía como "...contado por un idiota, lleno de furia y estruendo y que nada significa...". En política es previsible, entonces, que los procesos ya en marcha seguirán su curso. La Concertación, que no ha logrado recomponerse, continuará descomponiéndose. Será o es ya víctima del destino manifiesto que le pena a todo sistema vivo, biológico o institucional, cual es no poder ser ve- hículo, sino de UNA SOLA tarea importante. La de Haydn fue inventar el cuarteto de cuerdas, la de Goethe su Fausto, la de los ciudadanos de a pie es perpetuar la raza, la de Churchill fue ganar la guerra y la de la Concertación era administrar el tránsito hacia la democracia. El resto es silencio. Preveo que dicho conglomerado perderá aun más votación, su discordia interna y su furor irán en aumento y que, como los perros vagos de población, no los unirá otra cosa que perseguir y ladrarle en jauría al mismo ciclista. La Alianza por Chile tampoco tendrá un año esplendoroso. Como la Concertación, aunque en otro grado y forma, es víctima desde hace tiempo de las fuerzas centrífugas que poco a poco han ido desintegrando el tradicional sistema de partidos que reinaba en Chile antes de Pinochet y, por un lapso, luego de aquél. Con el fin del reinado concertacionista terminó un entero período político. El Presidente Piñera, para bien o para mal, inauguró una fase distinta que se hará aun más notoria el 2011, la del gobierno bonapartista de gabinete y personalismo. Los partidos, cada vez menos creíbles y más irrelevantes, seguirán perdiendo el poco de fervor y favor que les va quedando. El 2011 y la economía No siendo Vuestro Servidor un economista, no domino el arte de hacer predicciones doctorales desde lo alto de un sillón corporativo y luego, sin arrugarme, "sincerar las cifras" o "hacer correcciones" cuando, como casi siempre ocurre, la realidad se encarga de demostrar los estrechos límites y alcances de la "ciencia económica". Es con humildad, entonces, que os hago saber mi sensación de que Estados Unidos y Europa no lograrán salir del profundo agujero en que ya están y menos aun del abismo al que se acercan. Las externalidades del sistema capitalista se han acumulado en demasía y habrá de venir un colosal ajuste de cuentas, porque ya no quedan remedios heroicos. Chile está creciendo y lo mismo vale para otras economías emergentes, pero su dependencia del primer mundo es enorme. Unica duda es cuándo ocurrirá la pasada de cuenta. Esperemos que no el 2011. Es la principal razón por la cual "viviremos en peligro". 2011, cultura y sociedad La nación seguirá su acelerada caída por el insondable pozo del consumismo, la complacencia y la mentalidad fenicia que ya lo impregna todo. Importará, como hoy, más que hoy, sólo el rating, las emociones prefabricadas, comprarse una 4x4, la codicia desatada, la "rentabilización" de todo, trepar por el ranking y el escalafón y, como contraparte, desde la "contracultura", enarbolar puños rabiosos, rayar muros, vomitar odio y en algunos casos extremos plantar petardos. En medio de tanta necedad, analfabetismo por desuso y trivialidad moral y mental, habrá, sin embargo, algunas ganancias. Prejuicios de todo tipo han ido hace rato perdiendo su fuerza y el 2011, siguiendo la ley de aceleración de los procesos históricos una vez iniciados, el fenómeno se hará manifiesto con todavía más evidencia. Uno de dichos procesos afecta a la familia. Es una organización en apresurado, casi atolondrado cambio: menos matrimonios, más separaciones, más uniones de hecho o de "parejas", más hijos extraconyugales, más madres solteras no por descuido, sino voluntariamente. Si esto es bueno o malo lo iremos sabiendo en los próximos 10 a 15 años, cuando la generación nacida en esas circunstancias haga su numerito. Educación y salud Habrá, el 2011, grandes conflictos alrededor de esos temas. Los más grandes de todos. Nadie deja de decir que desean solucionar los problemas, pero siempre que otros paguen la cuenta. Las soluciones, siempre duras o no lo son, serán obstaculizadas todo lo posible so pretexto no del egoísmo personal y grupal por mantener cargos y prebendas, sino por especiosas razones doctrinarias donde palabras y frases tales como "equidad", "educación igual para todos", "no a las privatizaciones", "reformas entre gallos y medianoche", "atentado contra los derechos del pueblo" abundarán como las polillas en verano. A esos clamores defensivos y gremiales se asociará la Concertación en busca de clientela política, joder al gobierno y sumar un nuevo punto de apoyo al que heredó del pasado, su nutrida presencia en el Congreso. El resultado más probable: tendremos reformas a medias o sólo un cuarto de lo debido y una consiguiente perpetuación de la enfermedad. Mi pronóstico para el 2011 y siguientes: la educación entendida como un servicio de calidad para el alumnado de todo el país, el viejo sueño de la igualdad a través del saber y la cultura, se demostrará, ya sucede incluso en países del primer mundo, como una quimera. El saber y la cultura suponen una disciplina de lectura y concentración y, al contrario, la nueva generación, ya mal preparada en casa, se precipita con gusto hacia una civilización de las imágenes, la barbarie comunicacional, el culto al cuerpo, al placer y el desafuero, todo eso unido a una percepción enfermiza de los derechos que creen les son debidos. En breve… En breve, el 2011 será mejor que el 2010, porque difícilmente tendremos otro terremoto tan feroz y posiblemente la economía andará bien, salvo el caso de una hecatombe global. Habrá, además, algunas reformas en áreas institucionales que no habían sido tocadas por décadas y mejorarán su servicio a la ciudadanía. Fuera de todo eso no avizoro grandes cambios. Feliz Año Nuevo.R