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Ani Lady Zapata Berrio

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Estudiante de Maestría en Antropología
Segunda Cohorte
Coloquio II.

REPRESENTACIONES SOCIALES DEL CUERPO POSTMODERNO.

El presente ensayo retoma algunos elementos desarrollados en el Coloquio II de la


Maestría en Antropología en las sesiones de clase de los docentes Rubiela Arboleda,
Erika Jaillier y Hugo Portela, en relación con los aportes del estudio de las
representaciones sociales a la Antropología vistos desde el caso específico del cuerpo en
la postmodernidad.

Lo que se intentará reflexionar en este corto escrito es cómo a partir de la visión


postmoderna del cuerpo se generan representaciones sociales frente al mismo y la
importancia que tiene identificar estos elementos para estudios de corte antropológico.

Inicialmente se partirá de un acercamiento a lo que se entiende por representaciones


sociales, luego se plantearan algunas de las valoraciones dadas al cuerpo en la
postmodernidad a partir de los aportes del Enrique Gervilla Castillo y en esta descripción
se plantean algunas de las representaciones más notorias asignadas en la sociedad
occidental al cuerpo.

Las representaciones sociales y el cuerpo postmoderno.

El concepto de representación social fue propuesto en 1961 por Serge Moscovici,


psicólogo social quien retoma elementos de diversos teóricos como Lucien Levy Bruhl
(funciones mentales) Friz Heider (Sentido Común) Berger y Luckman (Construcción social
del conocimiento) y fundamentalmente de Durkheim, quien fue el primero en usar el
término de representaciones en su teoría sobre Representaciones Colectivas. Para éste
último las representaciones estaban constituidas por ideas colectivas que se imponían a
las personas de manera vertical y no le permitían reaccionar; las personas son productos
sociales y entes pasivos (Araya, 2002)
Esta perspectiva fue debatida por Moscovici (1979) quien plantea que las
representaciones no son una fuerza externa, por el contrario son producto de la
interacción dinámica del individuo y la sociedad. Por ende comprende las
representaciones como “ Un corpus organizado de conocimientos y una de las
actividades psíquicas gracias a las cuales los hombres hacen inteligible la realidad física y
social, se integran en un grupo o en una relación cotidiana de intercambios, liberan
poderes de su imaginación” (Moscovici, 1979:18 citado en Araya 2002:27)

Los postulados de Moscovici fueron y han sido ampliados por otros autores, entre los que
se encuentra como una de las más reconocidas Denise Jodelet (1984) quien señala
como las representaciones ponen en escena el saber del sentido común con una
funcionalidad de carácter social, por tanto corresponden al ámbito del pensamiento social.

Para Jodelet (1984), las representaciones corresponden al conocimiento espontáneo


generado en la cotidianidad y que le permite al sujeto aprehender su mundo “este
conocimiento se constituye a partir de nuestras experiencias, pero también de las
informaciones, conocimientos y modelos de pensamiento que recibimos y transmitimos a
través de la tradición, la educación y la comunicación social” (Joedelet, 1984:18 citado en
Araya 2002:27)

Estos conceptos permiten evidenciar que el estudio de las representaciones es de interés


general para las Ciencias Sociales (Jodelet, 2003) ya que aporta herramientas para
desarrollar posibles marcos explicativos frente al porqué del comportamiento,
pensamiento y organización de la vida cotidiana de grupos sociales.

Al indagar por ese sentido común, la pregunta por las representaciones permite que el
investigador antropólogo analice lo que a simple vista será un orden establecido “natural”
en la cotidianidad de los sujetos, pero que en realidad responde a estereotipos, opiniones,
creencias, valores y normas que socialmente se han transmitido y reconfigurado en una
comunidad o grupo social.

Identificar estos constructos sociales es una tarea fundamental en el quehacer


antropológico y no es posible lograrlo sin el extrañamiento propio del trabajo de campo y
la experticia investigativa, donde se debe tornar extraño lo familiar para no pasar por alto
las fibras vinculantes de la trama social.

Retomando a Jodelet, (1984) hay tres elementos clave en la consolidación de estas


representaciones y son: la tradición, la educación y la comunicación social.
Estas herramientas entran a operar en una lógica de repetición (mas no significa que sea
algo estático) y logran hacerse patentes por medio del lenguaje y de prácticas alrededor
de una cosa.
Así, las representaciones implican una relación del sujeto con algo, para el caso de este
escrito tomaremos el cuerpo como esa manifestación y construcción social-material de las
ideas que se gestan.

El Cuerpo Postmoderno
El cuerpo postmoderno es antecedido por cambios fundamentales en su concepción;
desde la tradición filosófica greco-romana donde se fragmenta en cuerpo-alma y se
entiende como tumba, cárcel y causa de malos placeres; pasando por la tradición
cristiana donde se divide en sustancia viva y débil (basar) en dinamismo y vitalidad
(nefes) y en vehículo hacia la divinidad (ruach); y confrontando un poco la instrucción de
la modernidad donde la razón se convierte en regulador por excelencia de la corporeidad,
el cuerpo se concibe como la máquina productiva vista desde la esfera biológica y
desagregado para estudiarlo, controlarlo, instruirlo y vigilarlo, funciones que, entre otras
instituciones, cumple la escuela1.

Aunque la anterior es una vista atrevidamente sintética de las visiones que anteceden al
cuerpo postmoderno (anteceden, mas no son algo acabado), es necesario enunciarlas
para encuadrar la caracterización que realiza Gervilla (2000) sobre el cuerpo el cual se
expone a continuación.

Desde de los preceptos de la crítica postmoderna: desencanto frente a la razón,


incredulidad de los grandes relatos, fragmentación de la moral, pluralismo de valores
entre otros; el cuerpo es construido a partir de la individualidad y se le asume como un
objeto de culto; en esta medida el autor plantea cuatro calificativos:
“Cuerpo sex-Ducción; Cuerpo Narcicista; Cuerpo Estético y Cuerpo Indoloro o Post-Deber
(Gervilla, 2000)
1
Notas tomadas el 28 de Agosto de 2010. Clase sobre El Cuerpo con la profesora Rubiela
Arboleda.
Tras estas cuatro clasificaciones se hacen patentes en algunas de las representaciones
que sobre la sexualidad, el cuidado, la presentación social y la valoración individual, se
observan en prácticas sociales contemporáneas.

El Cuerpo Sex-Ducción, se caracteriza por tener como baluarte al sexo como expresión
de la libertad y del establecimiento de relaciones que no impliquen compromisos
emocionales, sexo sin ataduras; cuerpo que sale del control donde permanecía escondido
y ahora es exhibido con mayor confianza.
Los medios de comunicación y la tecnología aquí han jugado un papel fundamental, pues
el consumo de cuerpos, imágenes y prácticas se han convertido no solo en una
manifestación de representaciones sobre el cuerpo en su dimensión sexual, sino que
también son herramientas de poder y control para constituir la mercantilización del cuerpo
como natural. Cabe aquí hacerse la pregunta planteada la docente Arboleda frente a qué
representaciones genera la tecnología en este momento histórico.

En esta misma línea, el Cuerpo Narciso, ya no se divide, éste se convierte en sujeto


donde la apariencia es el sentido de la relación consigo mismo y con los demás. Desde
esta visión se evidencia prácticas, creencias y estereotipos (constitutivos de las
representaciones) como el ejercicio físico el cual se convierte en el vehículo para ser
bello, ya no solo dentro del marco de la salud, cirugías estéticas, ideas frente a la pérdida
de valor social cuando se envejece y discriminación negativa a quienes no cumplen
parámetros visuales de belleza; entre otros.

El Cuerpo Estético, totalmente relacionado con el narciso, se proyecta en la medida que


bajo el un parámetro social de lo bello, la persona se enmarca en prácticas y rituales que
le permitan mirar y ser mirado y admirado en esa misma lógica. La moda y los medios
siguen apareciendo como mecanismos por excelencia para la reproducción de dichas
representaciones de lo bello.

Finalmente, el Cuerpo Indoloro o post-deber, como la manifestación de un sujeto que ha


buscado secularizar a tal punto su moral que no pretende más que el placer hedonista y
en ello se afianza el consumo, la dimensión sexual sin ataduras y en general la poca
vinculación con el concepto deber, pues el placer es un fin que no debe condicionarse.
Lo anterior enuncia sintéticamente lo que se ha denominado el cuerpo postmoderno,
desde una indagación por los rasgos y características que le son predominantes (mas no
únicos) según las interpretaciones del mundo y en ello la configuración del conocimiento.

Si bien habrá que mirarlos con recelo, en la idea de no generalizar, ofrecen elementos
importantes para ejemplificar el marco de conformación, dinamización y cambio en el que
se dan las representaciones sociales y permiten además realizar una especie de ejercicio
análitico de las variables a relacionar al momento de proponer ejercicios investigativos
que indaguen por las representaciones que sobre un hecho o cosa se tengan.

Si se quisiese analizar las representaciones que se tienen sobre salud y belleza en esta
época habrá, necesariamente, que realizar análisis de este tipo, que permitan tener
elementos de contexto para que el antropólogo profundice mas allá de lo que los
interlocutores puedan manifestar identificando las condiciones de producción en que
emergen las representaciones, las condiciones de circulación y las funciones sociales que
tienen, pues es allí donde se logran evidenciar elementos fundamentales para los
estudios sociales.

BIBLIOGRAFÍA.
ARAYA UMAÑA, Sandra. “Las Representaciones Sociales: Ejes Teóricos para su
discusión” Cuadernos de Ciencias Sociales 27, Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales (FLACSO), Costa Rica, 2002

ARBOLEDA, Rubiela. Notas de Clase “El Cuerpo en la Antropología”. Maestría en


Antropología Coloquio II. Agosto 8 de 2010

GERVILLA CASTILLO, Enrique. Valores del Cuerpo Educando, antropología del cuerpo y
educación. Ed. Empresa Editorial Herder S.A. Barcelona 2000

JODELET, Denise. Vigencia de las representaciones sociales y su incidencia en las


prácticas profesionales: Entrevista realizada por Raquel Popovich. Consulta en Internet
(29 de Enero de 2011) http://portal.educ.ar/noticias/entrevistas/dra-denise-jodelet-
vigencia-de.php

JAILLIER, Erika: Notas de Clase “Contexto antropológico de las TIC´s”. Maestría en


Antropología Coloquio II. Noviembre 26 de 2010.

PORTELA GUARIN, Hugo: Notas de Clase “Representaciones Sociales”. Maestría en


Antropología Coloquio II. Enero 28 de 2011.

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