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Capítulo II. Capital social y relacional / Reflexiones sobre el capital social, las redes sociales y la multiactividad
En este capítulo se exploran estas aristas desde los avances científicos en la materia
hasta la experiencia práctica basada en la observación de este fenómeno en las
cooperativas.
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Capítulo II. Capital social y relacional / Reflexiones sobre el capital social, las redes sociales y la multiactividad
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Capítulo II. Capital social y relacional / Reflexiones sobre el capital social, las redes sociales y la multiactividad / Omar Salinas Villamizar
Lo cierto es que una cosa es declarar esta suposición y otra muy distinta es precisar el
capital social. El principal problema que se aparece a propósito de este término es que
cada vez es más popular y, por lo tanto, su conceptualización es casi siempre
imprecisa. Tal vez pueda establecerse una relación causal lineal entre esos dos
problemas, es decir, el concepto de capital social es impreciso porque cada vez es más
popular, pero, ¿quién podría probar esa sentencia? Más bien vale la pena tener en
cuenta que su popularidad es particular; uno no esperaría encontrar conversaciones
entre transeúntes o comensales en las cafeterías a propósito del capital social. No es
normal que la gente se ande preguntando: Oye, ¿y tú cómo andas de Capital Social? O
cuestionándose: ¿No crees que en el país hay un déficit de Capital Social? Pero sí aparece
en toda clase de exposiciones, conferencias, campañas publicitarias sobre
responsabilidad social, o entre los miembros de ONG, cooperativas, federaciones,
asociaciones y tertulias varias. Todo el medio vinculado profesionalmente con las
ciencias sociales, por lo general, versa impunemente sobre Capital Social. Lo he visto
hasta en conferencias sobre Actitud Positiva y otros tipos de autoayuda empresarial,
confundido con el buen comportamiento cívico, con el asociacionismo y con la
caridad.
El concepto de Capital Social está en boca de todo el mundo, pero poco se lee y se discute
sobre sus posibilidades, sobre su precisión conceptual, o sobre su utilidad para el
futuro. De eso se trata este artículo. De rastrear qué es eso de Capital Social, cómo se
activa, se acumula o se tranza.
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¿Cómo no se había pensado antes? De manera que las relaciones sirven para hacerse
camino en la vida. Pues claro. Entre más amigos poderosos, o bien posicionados, o con
acceso a bienes económicos y culturales tenga uno, tendrá más oportunidades de
ascender socialmente o de acumular mayor cantidad de bienes económicos. ¿Quién no
lo sabe? En mi país, por ejemplo, se habla mucho sobre el poder de las roscas y se dice que
lo peor de las roscas es no estar en ellas. También se acepta la importancia de los
personajes de las altas esferas culturales y económicas de la sociedad, que tienen acceso
a los intelectuales, a los políticos, a los decisores del sector privado y que mueven sus
intereses y los de sus amigos en la élite de la sociedad. Estos 'cacaos' 'lobbistas' que
dominan la política y el mercado de las relaciones y los intereses. Ahí está claro qué es
capital social, desde la perspectiva de la exclusión. Algunos autores contemporáneos
(Pizzorno, Triglia, Piselli) mencionan las sectas y las agrupaciones cerradas (Opus dei,
masonerías varias, la mafia) como ejemplos de acumulación de Capital Social de
carácter excluyente. No les falta razón, y eso significa que el concepto de capital social se
presenta cuando ha sido útil para la consecución de beneficios. Así que no tiene una
valoración moral necesariamente positiva.
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Antes de continuar, el concepto de capital social debe ser despojado de los errores que
cometieron algunos autores en sociología de confundirlo con el civismo. Haciendo uso
del concepto de Confianza, fundamental en la construcción, instauración, activación y
acumulación de capital social, la palabrería popular ha venido confundiendo el capital
social con el asociacionismo y el civismo, favoreciendo imprecisiones que confunden la
caridad y la buena ciudadanía con el uso de las redes de relaciones de las que dispone
una unidad social (sea una persona o una organización).
De allí que sea fundamental el contacto entre los agentes que se vinculan a través de
dicha relación y, principalmente, esto es muy importante, que haya
interreconocimiento entre dichos agentes. De nada le sirve a una persona haber sido
subalterno de un respetado miembro de una mesa directiva de una multinacional, de
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Bajo este punto de vista subyace una particular tendencia del pensamiento,
denominada por C. B. MacPherson (1962, 1997) como “individualismo posesivo”,
quien así definió sus características básicas: a) El individuo es libre si tiene sus propias
posesiones y capacidades y, además, no debe nada por estas al resto de la sociedad; b) La
esencia humana es la libertad como independencia de la voluntad de otra gente y la
libertad está en función de la posesión; c) La sociedad consiste en relaciones de
intercambio entre propietarios; d) La sociedad política es una invención, con el fin de
proteger las posesiones individuales y mantener ordenadas las relaciones de
intercambio entre los propietarios.
Este autor insistió en que los rasgos esenciales del individualismo posesivo coinciden
con dos características sustantivas del capitalismo y son un obstáculo insalvable para
la democracia liberal pues reducen la libertad a la liberalización mercantil, en tanto que
suprimen la equidad y la fraternidad, debido a que: i) prima la propiedad privada del
capital, para lo cual los derechos de traspaso y herencia son adicionados por necesidad,
lo cual permite una ilimitada transferencia y acumulación de riqueza; ii) se prioriza la
competencia y rivalidad entre los individuos en la adquisición de riqueza y lucha por la
preservación de esta donde el más capaz sobrevive.
Desde tal perspectiva se asume también que los individuos —al menos en potencia—
son bribones, es decir, que sus intereses pueden ser contrarios a los del resto de la
sociedad y seguramente perjudiciales para los bienes colectivos. También es asumido
que sus preferencias, aún sobre asuntos trascendentales como el amor, el delito, la
cooperación en causas colectivas, la votación, etc., se reducen a meros gustos o
propensiones que se pueden incentivar (con beneficios o premios materiales) o
desincentivar (con costos o castigos materiales). Ver (Hirschman, 1992).
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Por eso se dice que las relaciones son más o menos institucionalizadas, pues se trata de
relaciones duraderas. Un ejemplo de menor importancia: Un taxista sólo podrá hacer
uso del capital social que emanaría si transporta, por ejemplo, al editor de un gran
periódico o a un gran empresario, si logra institucionalizar ese encuentro, es decir, si
logra hacerlo duradero y obtiene una nueva llamada; si no, ese contacto será nada más
que un fortuito intercambio y su capital social por ese vínculo no irá más allá del
anecdotario familiar. La otra razón por la que se dice que las relaciones son más o
menos institucionalizadas es porque el capital social puede ser acumulado y entregado
a instituciones públicas para favorecer el desarrollo de una sociedad, como cuando se
confía en un producto con sello de calidad Icontec, o cuando una investigación gana
prestigio si cuenta con el respaldo de Colciencias, por poner algunos ejemplos. En
cualquier caso, no es este tipo de capital social institucionalizado el que nos interesa
aquí.
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clínicos de apoyo; entonces las organizaciones, las asociaciones y demás entidades sin
ánimo de lucro se reúnen bajo la manta del capital social sin que sus contactos y
encuentros signifiquen un genuino acceso a recursos reales o potenciales o a otros
capitales.
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Así por ejemplo, en el caso de la red centralizada, se observa a un ego que tiene
contactos con muchos otros egos que no tienen contactos entre sí; este dibujo puede ser
el esquema de la red de un distribuidor y de sus clientes, que no necesariamente tienen
relación entre sí. Tanto la red descentralizada como la distribuida están representadas
por esquemas que reflejan una distribución equilibrada de los contactos. El dibujo de la
red descentralizada puede asemejarse al de una red de redes y dicho esquema puede
servir para representar el flujo de comunicaciones en una empresa, por ejemplo. Cada
red es un equipo de trabajo en la que al menos uno de sus agentes tiene contacto con al
menos un miembro de otro equipo de trabajo; así, los contactos sirven para favorecer
el tránsito de información necesaria para desarrollar el esquema productivo de la
empresa. Un buen ejemplo de una red distribuida puede ser un salón de clases de una
universidad, y cada agente sería un estudiante que puede relacionarse con sus vecinos
y éstos últimos con los suyos. La información se distribuye de forma relativamente
uniforme.
Sin embargo, todos sabemos que las redes sociales, que ya pueden irse concibiendo de
forma dinámica y compleja en nuestros lectores, no pueden ser más que apenas
representadas por estos esquemas. Una red social, en tanto configuración de relaciones
y contactos entre personas, se caracteriza principalmente por ser dinámica, variable,
multifuncional y nunca estática. La posición de cada actor, considerado
individualmente, en el entramado que se configura entre sus contactos y los de sus
contactos, condiciona las elecciones a través de la interacción; y a su vez, la interacción
entre los agentes modifica permanentemente la estructura de la red, que si permanece
estática deja de existir, porque su existencia depende de las interacciones y las
interacciones permanentemente modifican la red misma, la constituyen todo el
tiempo. Esto significa que los actores pueden (de hecho lo hacen) modificar las redes,
consiguiendo nuevos efectos emergentes, nuevos contactos y nuevos tránsitos de
información y flujos de comunicación.
La figura 2 representa, con los límites propios de todos los dibujos bidimensionales y
estáticos, el esquema de una red relacional compleja. El esfuerzo del lector estará en
imaginar este esquema en movimiento, en transformación permanente de los
contactos y de los flujos de comunicación que se presentan entre ellos. Cada decisión de
los egos allí relacionados y sus interacciones modifican la red y producen efectos
nuevos. A partir de estas relaciones y de sus dinámicas formas de movilidad, los
agentes vinculados a la red pueden obtener recursos reales o potenciales de capital
social, permitiendo una visión más abierta de los términos de la acción social, de las
dinámicas de cambio y transformación y del ascenso social.
Esto quiere decir que según el tipo de redes y de las relaciones que entre ellas se
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Así se puede intentar una aproximación conceptual sobre el término redes sociales. Son
los escenarios reales, virtuales o simbólicos en los que se llevan a cabo las interacciones
y los contactos entre actores sociales y que favorecen el tránsito, intercambio y
acumulación de bienes de capital social. A mayor complejidad en la interacción entre
actores sociales, mayor será la probabilidad de obtener beneficios en la acumulación de
capital social. Y otra más. A mayor complejidad en la interacción entre redes sociales,
mayor será la probabilidad de obtener beneficios en la acumulación de capital social.
Por eso se ha hecho tan determinante el concepto de los lazos débiles que desarrolló
Granovetter (1973). Lo que señala este investigador es que la disponibilidad de redes
abiertas, flexibles y no particularmente intensas, amplía la información de la que se
puede disponer en busca de mejores posicionamientos sociales (específicamente
desarrolló sus observaciones en el caso del mercado laboral). Los lazos fuertes implican
dificultad para que otros agentes hagan parte de una red de relaciones, y pueden servir
para explicar el funcionamiento de redes sociales cerradas como las de tipo mafioso. En
cambio, las redes sociales que se instauran a partir de los lazos débiles favorecen el
tránsito y las interacciones de información y de otros capitales. Justamente en la
posibilidad de que los agentes tengan acceso a distintos sectores del entramado social
está la posibilidad de que una determinada red social gane en acceso a otros recursos: si
todos los agentes de una red se encuentran en el mismo sector de la sociedad y haciendo
los mismos contactos, no habrá dinamismo en las interacciones y la red colapsaría por
falta de movilidad.
Ahora bien, la fortaleza de los lazos débiles consiste en que el mantenimiento activo de
los contactos sea útil o considerado válido, o reconocido, por cada agente vinculado.
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Cuando se habla de redes sociales, necesariamente se está diciendo que los contactos se
establecen entre personas reales, concretas e identificables. Aunque se pueda sostener
(y debemos hacerlo) que la filiación institucional o la pertenencia a un grupo social
modifica la percepción y el reconocimiento de un actor en particular, es necesario
subrayar siempre que las redes sociales están hechas con individuos y que el capital
social que se obtiene en la interacción propia de las redes es útil a la consecución de los
fines de esos individuos.
Hay que subrayar que siempre que se habla de capital social se habla de la consecución
de beneficios, lo que no siempre se obtiene en una red social. Por supuesto, tanto la
forma como los contenidos de las redes de relaciones configuran específicamente el
acceso a determinados bienes de capital social y que deben observarse siempre en cada
caso particular. De este modo, lo que se está diciendo es que el capital social depende
más de los recursos que se ponen en juego a través de la red social, que de las
características de la red misma, aunque dichas características deban siempre
considerarse.
Finalmente, considero útil mencionar dos tipos de redes sociales que están relacionadas
con el tema de este artículo, sobre cómo se puede gestionar redes sociales válidas para la
consecución de capital social. Las redes sociales pueden ser i) espontáneas o ii)
gestionadas. Las redes sociales espontáneas se instauran entre individuos que
encuentran coincidencias e intercambios valiosos con otros individuos que tienen
acceso a distintos recursos sociales. Se intercambia información y recursos que
favorecen la consecución de los fines de estas personas. Son tan dinámicas y complejas
como cualquier tipo de red de interacciones sociales y cada decisión de los agentes
vinculados la modifica estructuralmente. Por lo general, las redes sociales espontáneas
se justifican en los valores compartidos por parte de los miembros de las mismas y por
la utilidad de la interacción para la consecución de sus fines.
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institucional. Un ejemplo de una red social gestionada puede ser aquella que se
presente entre Universidades públicas de una región, entre hospitales privados de una
ciudad, entre gremios exportadores. Son redes sociales muy difíciles de sostener en el
tiempo, principalmente porque quienes conforman estas interacciones siempre son
personas, aunque los intercambios se presenten en un marco institucional
determinado; entonces, si las personas abandonan la membresía a las entidades que
participan en la red, su reemplazo necesariamente modifica los términos, la frecuencia
y la calidad de las interacciones, alterando por ejemplo los niveles de confianza y de
vínculos emocionales en los demás miembros de la red. Sin embargo, este tipo de
inconvenientes se pueden enfrentar en la instauración misma de las interacciones que
se pretenden gestar en la red. Para este fin, es indispensable determinar, colectivamente,
cuáles son las agendas de quienes participarían en la red, cuáles son sus búsquedas y
sus fines. La delimitación y definición de estos casi siempre es inexacta, pero los
acuerdos y la utilidad de la persecución de los fines puede contribuir a que la red pueda
gestarse con durabilidad y sostenibilidad.
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Así, por ejemplo, una organización multiactiva, que además tiene la ventaja
comparativa de que sus miembros no sólo se relacionan a través de la red de
interacciones sino que comparten valores de tipo cooperativo y solidario, puede
desarrollarse en el marco de la productividad económica, así como en el marco de la
promoción de bienes culturales, así como en la incidencia en relaciones propias de
políticas públicas. Todos los beneficios que se obtienen en cada extremo (por así decirlo)
de la red de relaciones que están circunscritas en el marco de la organización
multiactiva, aplican como beneficios para los otros extremos o centros de la red toda,
siempre y cuando, los flujos de información, los intercambios y las interacciones entre
los agentes se mantengan activos y en funcionamiento. Si dichos contactos y flujos de
información pierden vigencia, la acumulación de capital social (y de los demás
capitales que puedan aprovecharse a partir de este) no tendrá relación con la
organización, sino únicamente con los miembros de la red que participan de los
intercambios y de las interacciones.
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Bibliografía
Pierre Bourdieu. (1980). “Le capital social. Notes provisoires”. En: Actes de la Recherche
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Mercedes Caracciolo. María Foti. (2003). Economía solidaria y capital social. Paidós.
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Journal of Sociology. Vol. 94. pp. 95 – 120
Mark Granovetter. (1973). “The strenght of weak ties”. En: American Journal of Sociology.
Vol. 78. No. 6. pp. 1360 – 1380
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Capítulo II. Capital social y relacional / Desarrollo de capital social en las asociaciones cooperativas: experiencias, condiciones y requisitos
/ Nelson Freitez
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Capítulo II. Capital social y relacional / Desarrollo de capital social en las asociaciones cooperativas: experiencias, condiciones y requisitos
/ Nelson Freitez
En tal sentido un primer elemento de definición del Capital Social que destaca es el
carácter intencionado de las relaciones que se establecen entre quienes deciden
construir vínculos, en tanto búsqueda consensuada de resultados y logro de objetivos
establecidos previamente y, en consecuencia, disposición a compartir recursos y
conocimientos como medios requeridos para alcanzar la satisfacción de necesidades
comunes. Se trata de vinculaciones que se deciden emprender, motivadas inicialmente
por la búsqueda de satisfactores a necesidades comunes y se expande con el esfuerzo
sostenido de quienes están comprometidos. El Capital Social no se desarrolla con la
solidaridad espontánea que surge entre quienes, por ejemplo, mantienen relaciones
contingentes de vecindad, parentesco ó de trabajo, aunque llegue a tener como base las
mismas; exige como condición el establecimiento de metas comunes, esfuerzos y
recursos compartidos, basados en normas que se acatan y en resultados que refuerzan
los comportamientos solidarios. En otras palabras, de un trabajo sostenido para la
instauración y mantenimiento de unas relaciones sociales, que son producidas y
reproducidas consciente e intencionadamente y no son fruto ni del azar ni surgen en
forma espontánea.
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Capítulo II. Capital social y relacional / Desarrollo de capital social en las asociaciones cooperativas: experiencias, condiciones y requisitos
/ Nelson Freitez
Ahora bien, debe subrayarse que el Capital Social así como no nace en forma
espontánea tampoco se preserva y desarrolla sin un marco de normas y procesos
organizativos y administrativos que le ofrezcan las condiciones cotidianas de
reproducción y expansión. Cuando se habla de normas y reglas se alude más que un
marco normativo legal, general, a acuerdos consensuados entre integrantes de una red
social sobre la actuación y funcionamiento individual y colectivo, particular y general,
de pautas que orientan y rigen los comportamientos y desempeños individuales y
organizacionales. Tales normas son básicas porque además de orientar y regular las
conductas, permiten generar predecibilidad sobre las mismas, lo cual posibilita ubicar
las expectativas de sus integrantes con respecto al comportamiento esperado del resto
de quienes integran una red social. Al convertir en predecibles los comportamientos
humanos -porque están sustentados en valores y normas compartidos- se posibilita el
surgimiento y desarrollo progresivo de la confianza, entendida como expectativa
favorable de cumplimiento de las obligaciones y compromisos contraídos (Kliksberg,
2004).
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/ Nelson Freitez
La confianza entre actores sociales no es un estado al que se accede de una vez y para
siempre, ni tampoco una valoración en las relaciones sociales que se mantiene
silvestre, sin cultivarla ni trabajarla. Constituye un valor que exige claridad y
consenso en los acuerdos establecidos, uso transparente en la administración de los
recursos empleados y cumplimiento oportuno de las obligaciones establecidas. La
confianza en la generación de redes sociales requiere participación intensa de sus
integrantes en los procesos de programación, seguimiento y evaluación de sus planes,
proyectos y acciones. Sobre todo en entidades de la economía social o solidaria, este
requerimiento es mayor dado que se trata de satisfacer necesidades colectivas a través
de recursos particulares y colectivos –que suelen ser limitados y generados con
grandes esfuerzos- sobre los cuales existen altas expectativas de un retorno
provechoso bajo un uso eficiente y transparente.
De esta manera es comprensible que una red social que construye Capital Social deba
funcionar sobre la base de instancias organizativas y administrativas en las cuales
circule ampliamente la información y se propicie una participativa generación y
revisión constante de normas y pautas de comportamiento y funcionamiento. Estas
condiciones organizacionales son indispensables para el mantenimiento y desarrollo
de la confianza, ya que permiten precisamente la programación y el control colectivo
de los procesos de la red y la constatación tanto del uso adecuado de los recursos como
del logro de los resultados aspirados.
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Capítulo II. Capital social y relacional / Desarrollo de capital social en las asociaciones cooperativas: experiencias, condiciones y requisitos
/ Nelson Freitez
Para cerrar este capítulo debe señalarse que el 'círculo virtuoso' que genera la
asociatividad y la cooperación sistemática encuentra en los espacios locales un campo
fértil para su desarrollo y expansión. El tejido de relaciones sociales presente en las
dinámicas locales –en comunidades, caseríos, localidades, centros de trabajo- en las
cuales la proximidad territorial entre personas y grupos sociales facilita el encuentro,
los intercambios y la generación de confianzas. El espacio local propicia la
identificación de carencias y aspiraciones comunes entre actores con historias y raíces
socioculturales coincidentes, los cuales buscan opciones de vida más dignas e
incluyentes ante las problemáticas que los acosan. Estos actores locales suelen utilizar
recursos de su entorno inmediato basados en sus saberes históricos, lo que puede
facilitarles el desarrollo de emprendimientos productivos.
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Capítulo II. Capital social y relacional / Desarrollo de capital social en las asociaciones cooperativas: experiencias, condiciones y requisitos
/ Nelson Freitez
Estos caminos están plenos de exigencias y obstáculos que devienen del entorno, del
mercado –con frecuencia en algunos países del Estado- ó están presentes en su gestión
interna como producto de valores, creencias y prácticas que refuerzan la excesiva
jerarquización y la concentración de decisiones, recursos ó conocimientos, tendiendo a
la burocratización de las asociaciones y a la alienación pasiva e ineficiente de sus
integrantes.
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Capítulo II. Capital social y relacional / Desarrollo de capital social en las asociaciones cooperativas: experiencias, condiciones y requisitos
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31 Básicamente nos apoyaremos en las experiencias sistematizadas de dos integraciones cooperativas del estado Lara
(Morán, y Salazar, 2006) y (Freitez, 2008):
- La Asociación Cooperativa de Servicios Múltiples Agropecuarios Productores Agrícolas Lara (COPALAR), ubicada
en el campo e integrada por unos 700 productoras de café verde residentes en más de 80 caseríos y organizados en 26
Uniones de 'Créditos y Servicios' desarrollando servicios de crédito, comercialización del café y de compra de insumos
para la producción y de alimentos para el consumo familiar. Entre 1992-2004 logró exportar –vía 'Comercio Justo'- a
Europa y EEUU significativos volúmenes de café verde orgánico. Desde hace unos años adquirió e instaló una
torrefactora para el procesamiento de café tostado –Café 'Alta Vista '-, el cual está colocando en el mercado regional y
nacional.
- El Organismo de Integración Cooperativa CECOSESOLA en la actualidad agrupa alrededor de 350 trabajadoras
asociadas provenientes de los sectores populares y ha promovido – a partir de un programa de producción y
distribución de alimentos (“Ferias de Consumo Familiar”) un movimiento constituido por unas 80 organizaciones
comunitarias –asociaciones civiles, cooperativas- que reúnen en su seno unas 15.000 personas. Sus áreas de actividad
incluyen, además de ahorro y crédito –llamado 'apoyo mutuo'- y los servicios funerarios, la producción y el
abastecimiento de alimentos, la atención de la salud, en el marco de un intenso proceso de formación cooperativa.
Gestiona –entre otros servicios a la comunidad- una red comunitaria de producción y distribución de alimentos -las
Ferias de Consumo Familiar- que abarca 5 estados del país, abasteciendo semanalmente en Barquisimeto –ciudad
capital del estado Lara- a unas 40.000 familias con precios en promedio 20-30 % por debajo de los precios de mercado,
colocando en el año 2008 alrededor de 20.000 toneladas de alimentos elaborados fundamentalmente por productores
agrícolas asociados y Unidades de Producción Comunitarias también de carácter colectivo.
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Capítulo II. Capital social y relacional / Desarrollo de capital social en las asociaciones cooperativas: experiencias, condiciones y requisitos
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preferencial a bienes ó servicios-, suelen presentar serias dificultades para encontrar las
vías para su identidad e integración. Detrás de los incentivos para la creación de las
cooperativas -por lo general- existe el interés por la conformación relativamente rápida
y/o masiva de estas asociaciones, respondiendo a metas definidas por instancias muy
alejadas de las realidades y ritmos de vida de las poblaciones sobre las cuales se actúa. En
fin, en tales experiencias su forma de constitución suele conspirar con el desarrollo
posterior de procesos genuinos de construcción de Capital Social, al propiciar la
dependencia financiera, el tutelaje organizativo ó decisorio y la alienación de sus
integrantes –sentir a la cooperativa como ajena, no como propia-.
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Capítulo II. Capital social y relacional / Desarrollo de capital social en las asociaciones cooperativas: experiencias, condiciones y requisitos
/ Nelson Freitez
En los casos a los que hacemos referencia, tanto COPALAR como CECOSESOLA –quizás
más la primera por tratarse de una asociación de productores- buscaron hacerse
viables económicamente desde los inicios de la conformación de las cooperativas,
combinando esa búsqueda de sostenibilidad económica con el desarrollo de las
relaciones, el conocimiento mutuo y la confianza entre sus integrantes. En el caso de
COPALAR, la asociación surge de pequeñas agrupaciones de campesinos con fines
religiosos –'Legión de María'-, las cuales sirven de base para constituir las 'Uniones de
Créditos y Servicios' en las que se sustenta económica y socialmente la cooperativa. Sin
la producción de café de cada agricultor y de su aporte y compromiso con la
cooperativa, ésta no sería económicamente viable; y –como la otra cara de la moneda-
sin los servicios de comercialización colectiva de café de la cooperativa, el acceso seguro
al financiamiento y a la compra de alimentos y de insumos productivos, no hubiese
sido posible la mejora productiva, tecnológica y en los ingresos familiares y, en
general, en la calidad de vida de las familias caficultoras afiliadas.
En el caso de CECOSESOLA, no les sería posible alcanzar los 200 millardos de BsF (unos
3.5 mill.de $) en ventas en el ejercicio 2008-2009 de las Ferias de Consumo Familiar ó la
atención a más de 150.000 pacientes al año en 6 centros comunitarios de salud, sino se
hubiese desarrollado entre sus integrantes un fuerte proceso de cohesión y
participación social y de vinculación y compromiso de éstos con las comunidades.
Para CECOSESOLA más que empresas en el sentido tradicional del término, los
servicios que han creado para satisfacer necesidades integrales de sus integrantes y de
las comunidades. Por ello los servicios y las actividades económicas no constituyen “en
sí mismas” el centro de la acción cooperativa, sino que son medios que han encontrado
para resolver colectivamente necesidades comunes. El énfasis de la organización está
puesto en la integración humana y en la transformación personal y grupal, con base
en la construcción de relaciones de confianza y de solidaridad bajo una identidad
organizacional que logra crecientemente cohesionar a sus integrantes.
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el monto de las aportaciones monetarias que realicen ni por el nivel educativo, sino por
el esfuerzo y los aportes en participación y trabajo efectuado; lo cual puede facilitar la
puesta en práctica de instancias y dinámicas que tiendan a ser plenamente
democráticas y no burocráticas o jerárquicas con jefes o gerentes decidiendo
aisladamente como patronos.
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En los casos de las cooperativas en referencia se puede apreciar sus procesos en estos
aspectos, los cuales apuntan hacia un crecimiento y desarrollo de sus activos y en la
mejora de las condiciones de vida de sus integrantes.
COPALAR está conformada por pequeños productores de café con fincas menores de 5
hectáreas que en su totalidad –al incorporarse a la cooperativa- carecían de activos
productivos –trilladoras, secadoras, despulpadoras-. La combinación de servicios que
COPALAR ha generado colectivamente como el ahorro y crédito, la comercialización
conjunta del café –con su consecuente logro de mejores precios y de ventas al contado-,
la adquisición de equipos para la producción y la mejora de servicios públicos
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–mangueras para trasladar el agua de los ríos a las viviendas-, ha contribuido
notablemente al aumento de la productividad –mayor eficiencia, menores costos de
producción-, del volumen de la producción de café de cada familia productora y de la
calidad del café producido.
CECOSESOLA después de llevar a cabo en los años 70 una muy compleja y colapsada
experiencia de gestión del Servicio Cooperativo de Transporte con el que operó una
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En los casos aludidos puede apreciarse la asunción de una 'educación cooperativa' que
se realiza más en la vida diaria, a partir de los hechos que se reflexionan y de los que se
extraen las enseñanzas, que en actividades formales, puntuales e instruccionales
ofrecidas por expertos en charlas y cursos, sin obviarlas o descartarlas. COPALAR creó
el 'Día Educativo' mensual como una parte constante de la agenda en las asambleas
periódicas de las 'Uniones', en el que se reflexiona sobre un tema que siempre guarda
relación con la vida de la comunidad, de los productores o de la cooperativa. El hecho de
que este 'momento educativo' se produzca como parte de las asambleas de asociadas,
les ha posibilitado relacionar la reflexión sobre el 'tema educativo' con las necesidades,
problemas o aspiraciones de las socias y con sus inquietudes, preocupaciones o
propuestas sobre la cooperativa. Además el 'Día Educativo' se realiza en una reunión
integrada de varias 'Uniones' de caseríos relativamente cercanos que conforman una
'Ruta', lo cual propicia la relación entre familias productoras y su reflexión compartida.
En COPALAR están presentes en la formación cooperativa de sus integrantes -como
inspiración y referencia- los valores religiosos de la solidaridad y la fraternidad
cristiana y la ética que se relaciona con tales valores, los cuales constituyen una
orientación considerada en la reflexión constante que realizan sobre la cooperación y la
participación entre ellas.
CECOSESOLA se define como una organización cuya existencia está orientada a lograr
la transformación personal y colectiva de quienes la integran, a través de un proceso de
formación constante que se desarrolla en la cotidianidad del trabajo y en las diversas
instancias de integración de la organización. Explícitamente en esta organización se
busca superar la práctica de las organizaciones jerarquizadas, marcadas por las luchas
de poder interno y externo y basadas en la acumulación particularista del
conocimiento y los recursos. A tal fin, han creado instancias en las que se propicia la
reflexión colectiva, la asunción de responsabilidades individuales y colectivas y se
comparte la información, para posibilitar el proceso de transformación de todas sus
integrantes. En estas instancias se desarrolla diariamente la formación y la integración
humana de sus integrantes, experimentando las relaciones de solidaridad y confianza e
identificando los elementos presentes en la realidad cultural prevaleciente en nuestra
sociedad que favorecen o frenan la cooperación y esas relaciones de solidaridad y
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Capítulo II. Capital social y relacional / Desarrollo de capital social en las asociaciones cooperativas: experiencias, condiciones y requisitos
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4. A modo de conclusión
Construir consciente e intencionalmente Capital Social para favorecer el bienestar
colectivo de grupos sociales determinados constituye una vía cierta para el desarrollo de
las cooperativas. Aunque existen amplias coincidencias potenciales entre los procesos de
surgimiento y desarrollo de las cooperativas y de generación de Capital Social, no
siempre se logra articularlos, dadas las posibles contradicciones que se les presenta a las
cooperativas entre sus esferas sociales y económicas.
Entre otras constataciones los casos presentados demuestran que los procesos de
construcción de Capital Social en asociaciones cooperativas son exigentes, tienen sus
condiciones y requisitos y, a su vez, son producto de una historia particular de cada
experiencia, por lo que no hay recetas de universal aplicación para lograr que puedan
replicarse los modos y las formas adoptadas en cada caso para alcanzar la generación y
reproducción de Capital Social entre cooperativas.
Bibliografía
Bastidas-Delgado, Oscar (2007) La autogestión como innovación social en las
Cooperativa. El caso de las Ferias de Consumo de Lara en Venezuela. Centro de Estudios
de la Participación, la Autogestión y el Cooperativismo (CEPAC-UCV)-Red Universitaria
de las Américas en Estudios Cooperativos y Asociativismo (UNIRCOOP). Caracas
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Caracciolo B., Mercedes y Foti L.,María del Pilar (2003). Economía Solidaria y Capital
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