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by cynthia0...

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04 marzo 2008
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Mejor respuesta - Elegida por la comunidad


Positivista:
Doctrina iniciada por Auguste Comte (francés) en el siglo XIX.
3. Positiva: El nombre positivo deriva de lo que el ser humano hace y crea, no es Dios.
Es cuando llega a una estructura científica de la mente buscando las causas de los
fenómenos con la razón a través de la experimentación, la observación y la experiencia
para descubrir las leyes científicas que regulan sus relaciones. Busca respuesta al por
qué suceden las cosas. La razón es considerada como la única fuente de conocimiento
de la realidad y ésta se expresa en el conocimiento científico. Con la razón y las ciencias
es posible el progreso indefinido de la sociedad pero, para que se produzca, debe existir
el orden social. Para ello es necesario evitar todo tipo de conflictos sociales.

El positivismo afirma que en la realidad existe un orden único que tiende al progreso
indefinido de la sociedad. Todo lo que ocurre responde a ese orden natural que hay que
descubrir, conocer y aceptar. Así, el ser humano no es el constructor de la realidad
social, propone una suerte de inmovilismo social, de orden social descartando la
problematización.

En la teoría del conocimiento positivista, el conocimiento ya está dado, elaborado y


terminado no permitiéndose la problematización; por ello niega la intervención del
sujeto en su construcción. Va de lo simple a lo complejo y así se desaprovechan
métodos de estudio como la dialéctica, la deducción, la problematización, etc..

El sujeto que aprende se mantiene pasivo y se aprende acumulando memorísticamente


los hechos ya ocurridos (datos). Así, el método basado en la memorización fue (y sigue
siendo) el más utilizado.

La educación con base positivista persigue conseguir un individuo inflexible, de


mentalidad cerrada, individualista y a-crítico. No permite la formulación de
explicaciones que requieran un examen crítico y generalizaciones fundamentadas en
juicios críticos.

Los estudios sociales, desde una óptica positivista...

* Describen la totalidad de las acciones pasadas de los seres humanos partiendo de la


observación y enumeración de todos los documentos y hechos en forma lineal y
cronológica.
* No analizan la totalidad ni la cotidianeidad.
* No hay propuestas para seleccionar información ya que todos los hechos son
singulares e individuales, no busca comprender, sólo describir lo sucedido en un orden
inalterable y sin conexión ni relación entre los hechos de la política, la economía, la
sociedad y las manifestaciones culturales.
* Todo aparece atomizado, desconectado. El conocimiento es absolutizado y no permite
la interdisciplinariedad al presentar la realidad como una enunciación taxativa de hechos
y cosas.
* No tienen en cuenta la simultaneidad en la evolución de las distintas sociedades.
* Todo se describe basado en un determinismo de tipo causal o culturalista, derivado de
los enfoques centrados en los legados culturales.

Idealista
Afirma que el mundo exterior es una idea procedente de la mente del hombre o de un
ser sobrenatural. Es una posición filosófica antigua que se considera que se inició con
Platón. Su enfoque es racionalista o sea que tiene la tendencia a considerar el
razonamiento deductivo como único método de conocimiento. Este método parte de los
enunciados universales para llegar luego a proposiciones particulares.
La verdad, la cual tiene carácter absoluto existe independientemente del individuo o de
la sociedad en que éste vive. Por su naturaleza misma, algunos idealistas asignan
excesiva importancia a los aspectos intelectuales y se ocupan poco de los problemas
físicos.

El alumno puede acercarse al ideal emulando a su maestro, que lo guía en el análisis de


las ideas. Los elementos de la mente son primarios para la educación. La educación
debe guiar al aprendiz a captar las cosas mentalmente y en el uso de las ideas y
conceptos ya que en estos encontrarán la verdad. El aprendizaje debe permitirle a los
individuos el logro de la realización de la bondad y la verdad.

Pragmatismo. Pedagogía pragmática


La filosofía pragmática surgida y formada en los Estados Unidos en la segunda mitad
del siglo XIX tiene a sus principales representantes en las figuras de Charles Peirce
(1839-1914), William James y Jhon Dewey.

Peirce enunció los principios fundamentales de esta filosofía y afirma que todo el
contenido o valor de nuestras ideas o conceptos se reduce a las consecuencias prácticas
que podemos esperar de ellos. De esta forma se revela la esencia idealista subjetiva de
dicha corriente filosófica.

James, asumiendo los postulados de Peirce, desarrollo su teoría en extremo subjetivista,


con una posición individualista demasiado evidente, entre otros defectos.

Bajo las circunstancias políticas del auge del marxismo debido al triunfo de la
revolución socialista en rusia y la crisis económica mundial de 1929 a 1933, resurge el
pragmatismo en los Estados Unidos, como rescate de la “tradición americana” y en
contraposición a la concepción proletaria marxista del mundo. Su figura insigne fue el
filósofo, psicólogo y educador norteamericano Jhon Dewey, quien además de fundar el
instrumentalismo como variante del pragmatismo, tuvo una influyente carrera
pedagógica en las Universidades de Michigan, Chicago y Columbia.
Dewey, “quien rebasa la propia dinámica de la práctica escolar para fundar la filosofía
de la educación y la sociología de la educación junto al francés Emile Durkheim como
nuevas disciplinas científicas en el campo educativo” (Valera Alfonso, O. 2006:11), era
partidario de la transformación de la teoría y la práctica docente, a partir de considerar
que el sistema imperante en aquel momento era insuficiente con relación a la
preparación de los individuos para vivir en una sociedad democrática, ya que veía el
desarrollo social como algo estático y se enmarcaba en la concepción de la educación
tradicional. La esencia de su pedagogía de la acción enunciaba: “puesto que todo saber
nace de una situación problemática real, debe ponerse al niño en una situación en la que
tenga que enfrentarse a problemas, para que sea capaz de inventar hipótesis, deducir
consecuencias de éstas y llevarlas a la práctica. Debe ser una enseñanza «de abajo
arriba», y orientada no sólo a la educación para el saber, sino a la educación para la
convivencia democrática” (Cortés Morato, J. 1996).

La pedagogía pragmática, considerada como activa radical, toma como categoría rectora
a la acción como fin en si misma a partir de analizar los resultados de los procesos como
evidencia de una acción anterior. La fuerza de este elemento central en la teoría
pedagógica pragmática adopta un valor utilitario, siempre y cuando sea capaz de
mejorar las condiciones de vida de los seres humanos. No por gusto algunos
especialistas la catalogan como pedagogía del interés, puesto que centra su atención en
el provecho de los resultados sin importar los medios, lo que denota lo irracional y
vitalista de su sentido educativo. Es provechoso que el ser humano no piense ni
reflexione en sus acciones, sino simplemente que, cual máquina biológica pensante,
actúe en función de obtener los resultados deseados, tal vez en detrimento de los que le
rodean.

El problematicismo fue el método de enseñanza de la pedagogía pragmática. Aplicó sus


propias fórmulas educativas y determinó que las materias educativas debían ser,
exclusivamente, aquellas con las que los estudiantes pueden resolver una situación
práctica dada, acompañadas de su método adecuado para alcanzar el éxito. Luego cada
materia de estudio era relevante si era utilitariamente práctica.

Los roles de los actuantes del proceso se tornaron interesantes: el educador es un


técnico, porque carecen de valor sus conocimientos a transmitir, por tanto “solo debía
asistir a la experiencia del alumno, al proporcionarle el material y guiarle en el uso de
los instrumentos de la investigación” (Chávez Rodríguez, J. 2004:13).

La educación pragmática da mucha importancia a la educación social; de hecho se


ajusta a mejorar permanentemente las condiciones de vida de la sociedad mediante la
justa participación transformadora de las personas. Tanto es así que concibe las
relaciones interpersonales como el mero intercambio de actividades y no desde lo
espontáneo y natural de la socialización sin buscar algún interés determinado; es decir,
colaboro si colaboras, te desarrollas si me desarrollo, ganas si gano.

Aunque no fue de todo errática como teoría pedagógica y dejó importantes aportes que
aún tienen vigencia, traía consigo finalmente, la formación de un hombre eficientemente
especializado gracias a la problematización del aprendizaje, pero edulcorado por
concepciones individualistas, egoístas y despojadas de valores humanos.

Exitos
Fuente(s):

http://www.fmmeducacion.com.ar/Pedagogia…
http://www.wikilearning.com/monografia/a…

El idealismo es la teoría filosófica para la cual la realidad es una consecuencia de


la actividad del sujeto. Hay que tener cuidado con esta definición pues nadie niega que
existen ciertas realidades que son consecuencia de la actividad del sujeto: los objetos
artificiales los ha creado el hombre gracias a la intervención de su cuerpo, el artesano
crea físicamente un objeto a partir del movimiento de sus manos y de la planificación de
su mente; por otro lado, los objetos de la fantasía también dependen de nosotros, en este
caso no de nuestro cuerpo sino de nuestra mente. Cuando se indica que para el
idealismo la realidad es consecuencia de la actividad del sujeto no se quiere decir nada
de lo anterior. Esa actividad no es la de los órganos corporales del sujeto, y la realidad
creada de este modo no es una mera fantasía como en el caso de los productos de la
imaginación. El idealismo considera que en el acto de conocimiento el sujeto que
conoce influye en la realidad conocida, que la mente está sometida a unos procesos o
mecanismos que determinan y construyen la realidad del objeto conocido. Un ejemplo
claro de idealismo es el de la filosofía kantiana: Kant creyó que la mente impone a la
realidad conocida características que son consecuencia de la propia naturaleza de la
mente (el tiempo y el espacio, por ejemplo).

El idealismo filosófico se contrapone al realismo filosófico. Podemos comprender


qué es el idealismo si lo comparamos con el realismo, la posición filosófica opuesta:

1) para el realismo

• la realidad conocida existe aunque nosotros no la conozcamos;


• a la realidad conocida no le afecta para nada el hecho de que nosotros la
conozcamos, su ser no queda modificado por el acto de conocimiento, por el
hecho de haberla conocido o de estar ahora conociéndola;
en resumen, la cosa conocida es independiente del sujeto cognoscente;

2) sin embargo, para el idealismo

• la realidad conocida tiene existencia sólo en la medida en que nosotros la


conocemos;
• a la realidad conocida le afecta o influye el hecho de ser conocida por nosotros,
es como es porque nosotros la conocemos;
en resumen: la realidad conocida no es independiente del sujeto cognoscente.

Por estas tesis, para muchos autores el idealismo no es otra cosa que una forma
sofisticada de subjetivismo. El idealismo es una concepción filosófica difícil de aceptar,
y ello precisamente porque parece contraria a nuestras convicciones más básicas; se
suele indicar que el sentido común es realista que la actitud natural o espontánea de las
personas es realista pues de forma espontánea tendemos a considerar que lo que
conocemos (lo que percibimos, lo que nos enseña la ciencia) está en la realidad antes
que lo conozcamos, que las cosas existen fuera de nuestro pensamiento.
Se han dado distintas formas de idealismo, aunque curiosamente todas después de
la filosofía cartesiana. Hasta la Edad Moderna la filosofía había sido realista, con
distintas variantes y matices, pero en general realista. A partir de Descartes muchos
autores han defendido el idealismo, seguramente como consecuencia del descubrimiento
de la subjetividad como el ámbito de la evidencia absoluta y de la convicción cartesiana
de que el objeto inmediato de nuestro conocimiento no es la realidad en sí misma sino la
representación de la realidad en nuestra mente (las ideas). Las diferencias más
importantes entre los sistemas filosóficos idealistas las tenemos en las dos cuestiones
siguientes:

• los límites en la tesis de que en el conocimiento el sujeto determina la realidad


del objeto conocido: así para el idealismo de Berkeley, Dios y las otras mentes
existen de modo independiente al propio pensamiento (no es idealista respecto
de su realidad), pero las cosas materiales agotan su ser en ser percibidas, en ser
conocidas (sí es idealista respecto de su realidad); para Kant nuestra mente
influye en el objeto conocido, pero más allá de la realidad conocida hay otra
realidad plena, independiente de nuestro pensamiento, incognoscible pero cierta:
la cosa en sí; para el idealismo hegeliano, todo es producto del pensamiento, no
existe esa supuesta realidad en sí que esté más allá de lo conocido;
• el problema de identificar quién es el sujeto que realiza las distintas síntesis o
actividades de conocimiento: para Berkeley el sujeto cognoscente es el hombre
concreto, cada persona que percibe y piensa; para Kant el sujeto cognoscente no
se puede identificar con el sujeto empírico, con el sujeto que se ofrece en la
experiencia y cuya mente se da ya en el tiempo y cuyo cuerpo en el tiempo y en
el espacio. Kant no aclaró adecuadamente quién o qué es el sujeto del cual se
predican las categorías y el resto de estructuras aprióricas que influyen en el
conocimiento y al que llamó sujeto trascendental. Para Hegel el sujeto del
pensamiento en el que se muestra y se crea la realidad no es el hombre concreto,
el sujeto empírico; este filósofo habla de la Razón, la razón con mayúscula, que
parece identificar con lo que ordinariamente llamamos Dios o Infinito.

Kant utilizó la expresión "idealismo trascendental" para designar su propia


filosofía y distinguirla del idealismo de Berkeley. Lo esencial de esta doctrina es la
afirmación de que el conocimiento humano sólo puede referirse a los fenómenos y no a
las cosas en sí mismas ni a las supuestas realidades trascendentes o metafísicas. Esta
tesis implica, en primer lugar, que en la experiencia de conocimiento el psiquismo
humano influye en el objeto conocido, y, en segundo lugar, la afirmación de los límites
del conocimiento humano. En su análisis del conocimiento humano, Kant estudió cada
una de las facultades cognoscitivas del ser humano, principalmente para descubrir qué
depende de la experiencia y qué del propio dinamismo y estructura del psiquismo. Las
facultades cognoscitivas son tres: la Sensibilidad o capacidad para tener sensaciones, el
Entendimiento o capacidad para disponer de conceptos y construir juicios o
proposiciones y la Razón o capacidad para argumentar. En cada una de ellas encontró
un aspecto o dimensión empírica, consecuencia del trato que el sujeto tiene con el
mundo, y una dimensión a priori, que es lo que el sujeto aporta o pone en el
conocimiento, y en este sentido es anterior a la experiencia.

La relevancia de Kant para la psicología es múltiple: por una parte, negó la posibilidad de construir
teorías puramente racionalistas sobre el psiquismo, rechazando la llamada "psicología racional" del alma
y proponiendo el desarrollo de lo que se ha dado en llamar "psicología empírica" de la mente (de los
"fenómenos psíquicos"). Pero más interesante resulta su consideración de que el psiquismo, el sujeto, es
activo, no pasivo (no un "papel en blanco", al estilo de la concepción empirista). En el conocimiento el
sujeto aporta algo, trabaja sobre los datos inmediatos que se ofrecen a la experiencia, los estructura, les da
una forma, procurando distintas formas de orden y sentido a la experiencia. Con estas ideas, se puede
afirmar que Kant es un claro antecedente de algunas tesis y teorías psicológicas de claro interés, desde la
noción de "apercepción" de Wundt hasta las teorías cognitivas y constructivistas de tanta relevancia en
la psicología científica reciente.

El idealismo en educación social

Publicado por Montserrat Sánchez en 13:49


En estos últimos días me he encontrado en una situación que me ha hecho reflexionar
(como era de esperar en mi): un compañero de trabajo, educador como yo, ha decidido
dejar el ámbito penitenciario. Hasta aquí nada novedoso si no fuera por los motivos que
lo han impulsado.

Según él, en los centros penitenciarios se trabaja mal ya que no hay


coordinación, los medios son escasos por no decir insuficientes, los planteamientos no
siempre van de la mano de la coherencia y la lógica... no sé mucho del resto de ámbitos
de la educación social pero creo que estos calificativos podrían definir a más de un
campo de actuación... ¿o me equivoco?

Él siempre me comenta que su problema es el idealismo. Sinceramente no creo que eso


un problema si se sabe utilizar como motivación, como motor de arranque y superación.
La cuestión es no dejarse llevar por ese idealismo hasta el punto de no soportar la cruda
realidad. Soy de la opinión que los educadores debemos tener un punto de soñadores...
siempre y cuando no nos bloquee para trabajar con las condiciones que nos tocan.

¿Qué sucederá cuándo este compañero conozca otro ámbito? Él ya estuvo en atención
primaria un tiempo y lo dejó... ¿acertáis a decir el motivo?.... ¿Habrá otro campo de
acción donde el educador social trabaje en las condiciones óptimas? ¿No sería más real,
idóneo y útil mirar de mejorar esas mismas condiciones trabajando en el día a día,
creando redes sociales, reflexionando y aprendiendo de la experiencia?

Quizás yo no tengo ese nivel de idealismo... pero espero que con el trabajo que realizo
cada día, se mejoren las condiciones de nuestro ámbito.

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