Tras siglos de opresión, todavía hoy los pueblos indígenas son
expulsados de sus tierras por la fuerza o la intimidación; incluso torturados o diezmados por enfermedades foráneas contra las que no tienen defensas inmunitarias; a menudo expuestos a procesos de asimilación forzosa que destruye su identidad propia, e incluso masacrados.
Sin embargo, los medios dedican poca atención a los pueblos
indígenas. De esta forma, se imponen en la opinión pública estereotipos y prejuicios que muestran a los pueblos indígenas como reliquias del pasado en vías de extinción o como sociedades destinadas a la asimilación cultural y económica.
En realidad los pueblos indígenas, son “guardianes” de culturas
milenarias y religiones antiquísimas, por todas partes están determinados a sobrevivir y luchar como sea por mantener su propia identidad y garantizar un futuro a sus hijos. Hay quien piensa que los pueblos indígenas son reliquias de la Edad de Piedra, abocados a desaparecer antes o después. Pero la historia reciente nos ha demostrado que las comunidades indígenas pueden tener un futuro, siempre que se les permita conservar sus tierras, y que éstas sean protegidas de forma adeco Se trata de pequeños grupos humanos (desde un miembro, como el caso del “hombre del agujero”, hasta los doscientos), cuyas posibilidades de sobrevivir se ven aún más mermadas por el reducido tamaño de su población; o Muchos de ellos son supervivientes de masacres cometidas en el pasado (por ejemplo, durante la fiebre del caucho a finales del siglo XIX, se exterminó en Brasil al 90% de la población indígena de la Amazonia occidental). Han conseguido sobrevivir tan sólo porque se trasladan de un lugar a otro en una huida constante para no volver a encontrarse con el “hombre blanco”; o No conocen el idioma nacional del país donde están inmersos, ni sus leyes, ni las posibilidades de defenderse de forma legal de agresiones externas, por lo que están expuestos a ataques violentos ante los que quedan prácticamente indefensos. Dichos ataques quedan impunes, en muchas ocasiones, si es que llegan a conocerse.
El contacto con no indígenas, además de ser potencialmente violento,
conlleva la introducción en estos grupos aislados de enfermedades como la gripe o el sarampión, letales para los indígenas, pues su sistema inmunitario no ha tenido tiempo de desarrollar defensas contra ellas, pudiendo provocar la extinción completa de una tribu. o Como otros pueblos indígenas, los aislados sufren un racismo atroz, alimentado además por el miedo, que ha pretendido justificar las matanzas y la crueldad cometidas contra ellos. o Cuando no son objeto de actitudes racistas, los indígenas aislados son relegados al olvido, se vuelven “invisibles” ante quienes debieran protegerlos y ante el resto de la sociedad, lo que no es más que otra forma de lograr que desaparezcan de la faz de la Tierra