HISTORIA DE LA ANTROPOLOGÍA
1. INTRODUCCIÓN 3
2.1. ORÍGENES 13
2.2. EL EVOLUCIONISMO SOCIAL CLÁSICO 14
2.3. LA EPISTEMOLOGÍA DE LAS TEORÍAS CLÁSICAS DE LA EVOLUCIÓN 17
2.4. LAS CAUSAS DE LA EVOLUCIÓN CULTURAL 18
2.5. LAS CARACTERÍSTICAS DE LA EVOLUCIÓN CULTURAL 19
2.5.1. ¿ES EL EVOLUCIONISMO CLÁSICO UNILINEAL? 19
2.5.2. EL EVOLUCIONISMO CLÁSICO Y EL MÉTODO COMPARATIVO 19
2.6. ¿ES EL MARXISMO UN EVOLUCIONISMO? 20
2.6.1. EL DETERMINISMO TECNOLÓGICO Y EL DESARROLLO TELEOLÓGICO 20
2.6.2. MARX Y LA PERIODIZACIÓN DE LA HISTORIA 21
2.6.3. ENGELS, MARX Y MORGAN 22
2.7. EL ANTIEVOLUCIONISMO EN ANTROPOLOGÍA 23
2.7.1. BOAS Y LOS BOASIANOS 23
2.8. EL ANTIEVOLUCIONISMO DE MALINOWSKI Y RADCLIFFE BROWN 28
2.9. LA REVITALIZACIÓN DEL EVOLUCIONISMO: WHITE Y STEWARD 32
2.9.1. LESLIE WHITE (1900-1975) 33
2.9.2. JULIAN STEWARD (1902-1972) 35
2.10. EL EVOLUCIONISMO DESDE 1960 36
2.10.1. MARSHALL SAHLINS 36
2.10.2. ELMAN SERVICE 37
2.10.3. MARVIN HARRIS 38
1
3. CAZADORES RECOLECTORES 41
2
Historia de la Antropología
1. Introducción
George Stocking1 subraya dos cosas obvias: los problemas que abordan los
antropólogos tienen un carácter histórico y nunca representan algo congelado en el pasado ni
en el presente; y, desde el punto de vista estrictamente científico, la antropología está
relacionada con otras disciplinas, y eso también cambia con el tiempo o la tradición
antropológica a que nos referimos.
De este modo, no sólo los historiadores, también los antropólogos han llevado a cabo
el análisis histórico de su disciplina. El propio I. Hallowell en un artículo en 1965 reafirmó
este hecho titulando que la Historia de la Antropología era un problema antropológico 2.
De este modo, Greene se acercaba a la postura defendida por Boas, para quien “la
antropología especulativa del siglo XVIII y primera parte del XIX es distinta en sus fines y
1
STOCKING, G (1983): History of Anthropology. Vol, I, Observers Observed, University of Wisconsin: 4.
2
HALLOWELL, I. (1974): “The History of Anthropology as an Anthropological problem”, reimpreso en: Darnell, R. (ed.): Readings in de
History of Anthropology, Harper and Row, N. York.
3
HADDON, A. (1910): History of Anthropology, G. Putnam, N. York.
4
GREENE, J. (1954): Some Early Speculations on the Origin of Human Races, American Anthopologist, 56: 31.
3
método de la ciencia que se llama Antropología en el momento presente, y, por eso, no se
incluye en nuestra discusión” 5. Ello, a pesar de reconocer un interés por las costumbres y
apariencia de los habitantes de tierras lejanas con anterioridad, en la obra de Herodoto, los
relatos de viajeros medievales o la literatura española de la Conquista de América: “eran y
seguían siendo curiosidades”, afirma. Según Boas, los primeros pasos de la Antropología se
darían en la mitad del siglo XIX, partiendo de tres puntos de vista, el histórico, el
clasificatorio y el geográfico. Así, el punto de vista histórico empezaría con la biología de
Darwin y con el evolucionismo y el desarrollo de leyes generales, que era totalmente opuesto
al método histórico, en el que el interés se centraba en el acontecimiento como incidente.
Aunque crítico con el evolucionismo, Boas lo consideraba como un momento fundamental de
la Antropología.
Se afirmará que la difusión y la evolución son los legados teóricos adquiridos por la
antropología naciente en el cambio de siglo (del XIX al XX). La difusión tiene importancia en
la “geografía boasiana” que tiene como meta, en algunas expediciones, “determinar
precisamente la distribución geográfica de las ideas y fuerzas culturales” 8. Con respecto al
evolucionismo se nota el punto de vista crítico y negativo ofrecido por Lowie, en cuanto que
sin rechazar la evolución biológica, se rechaza o se somete a una crítica devastadora la
evolución cultural hasta que no se pruebe científicamente.
5
BOAS (1904): “The History of Anthropology”, Science 20: 260.
6
EB TYLOR (1884): “American Aspects of Anthropology”, Scientific Monthly, 26. (Reimpreso en R DARNELL op. cit. -1974-).
7
KROEBER, A. (1959): “The History of the Personality of Anthropology”, American Anthropologist, 36.
LOWIE, R. (1956): “Reminiscences of Antrhopological Currents in America Half a Century Ago”, American Anthropologist, 58.
8
BOAS, F. (1909): Die Resultate der Jessup Expedition, International Congress of Americanists, Viena: 7.
4
había defendido que cada pueblo y cada período en el pasado no deben ser juzgados en base a
normas extrañas, sino de acuerdo con las circunstancias concretas de carácter local y
temporal. Esto representa, según Lowie, lo que se llama ahora relativismo cultural. Con ello,
se enfrentaría a las posturas de Morgan y sus diarios de viaje a Europa, al criticar su
evolucionismo cultural, en el que parecía mostrar a los EEUU como el culmen.
De todas maneras, quizás el trabajo que, en un primer momento, trata de manera más
clara, aunque discutible, todos estos problemas, es el mencionado artículo de Irving
Hallowell. Para él hay que fijarse en los problemas antropológicos más que en los rótulos de
las disciplinas tal y como las conocemos y subraya que, todas las culturas ofrecen respuestas a
algunas cuestiones de carácter antropológico. Afirma además, que “lo que tenemos, en el caso
de la cultura occidental, es una oportunidad para documentar un cambio intelectual desde el
nivel de la antropología popular hasta el nivel de observaciones sistemáticas e investigación
apartada de las creencias tradicionales”. Por lo que respecta al nacimiento de la Antropología,
para Hallowell hay que tener en cuenta que a inicios del XVI o “edad de los descubrimientos”
es cuando se empieza a crear lo fundamental para su aparición: la exploración del globo, que
conlleva una geografía mundial, y la nueva dimensión temporal, que supere la idea tradicional
de reducir la historia humana a 6000 años. Ello se conseguirá con la aparición de la idea del
desarrollo tecnológico (Edad de Piedra, Bronce y Hierro) o con la consideración de la tierra
en términos de evidencia geológica o paleontológica (s. XIX).
Aún así, empezando con Morgan y Tylor, no sólo se está haciendo una observación
acerca de los orígenes sino que también se está afirmando la importancia mayor de unos
9
HODGEN, M. (1965): Early Anthropology in de sixteenth and seventeenth centuries, University of Pennsylvania, Philadelphia.
5
autores respecto a otros. Por qué no comenzar con el escocés William Robertson, por
ejemplo, cuyos avances teóricos fueron quizá equiparables. Frecuentemente, se han
comenzado los programas con Tylor y Morgan, no tanto por sus avances teóricos, que los
tienen, sino por la importancia que empezaron a dar al trabajo de campo. De hecho, Tylor,
aunque fue un antropólogo de gabinete, no sólo estaba en relación con misioneros que,
frecuentemente, recogían datos etnográficos, sino que eran incluso sus discípulos. En el caso
de Morgan, su actividad como trabajador de campo está bastante demostrada.
Es decir, ambos autores inician la tradición del trabajo de campo, aunque sea un poco
después cuando se lleve a cabo su completa descripción y caracterización, con Alfred
Haddon, Baldwin Spencer o el propio Boas. De todos modos, tampoco se tiene una
concepción dogmática acerca del origen de la Antropología, lo que hay que cuidar es el hecho
de que siempre será posible encontrar un precursor de algo y ello llevaría al peligro de
comenzar la historia de la disciplina en los orígenes de la historia humana.
1. Por qué se cita como antropólogo importante, entre los discípulos de Boas, a
Alfred Kroeber y no a otro, menos conocido pero quizá más relevante como
Alexander Lesser. Éste plantea por vez primera en 1935 la idea de que la
evolución en sentido darwiniano es compatible con la idea de Boas de la historia
cultural; y también afirmó que, en la época en que él escribe ya no existen
sociedades indígenas en Norteamérica sino “campos sociales”, es decir, lugares
dinámicos de contacto entre indios y europeos. Así que Lesser, podría ser
considerado como más innovador de Kroeber, por quien se opta en los programas.
La razón de esa elección pudo ser que se quisiera consolidar, o dar consistencia, a
ciertas ideas de Boas tras su muerte y que, por ello, se dejen un poco de lado las
críticas de alguno de sus discípulos, como Lesser.
6
porque realmente no había ofrecido nada novedoso desde el punto de vista teórico.
Para afirmar eso, Harris debió de tomar muy al pie de la letra toda una declaración
de humildad del propio Redfield: “a la vista de todo lo que se ha escrito dentro de
este marco, en el siglo XIX, no se pueden tener muchas pretensiones de
originalidad para aquellos de nosotros que hemos hecho uso y desarrollado estas
ideas en el XX”. Sin embargo, cuando Redfield saca esa conclusión el marco a que
se refiere es el de la explicación del concepto de continuo folk-urbano, idea que ya
habían tenido muchos anteriores estudiosos con conclusiones similares a la suya 11.
Por contra, la realidad es que la contribución Redfield tanto teórica como empírica
fue muy importante, al ser el antropólogo que abrió el campo tanto de los “estudios
de comunidad” como de los estudios de las sociedades campesinas. Así, entendió
que la subordinación y el control que los campesinos sufrían partía de las elites
urbanas, como grupo dominante. Aunque poco después Eric Wolf insista en que la
ciudad no es tan importante, que es la aparición del estado el factor determinante
en la constitución del campesinado; hoy día no está tan claro y parece que Redfield
sí tenía razón y que lo que subdesarrolla a los campesinos en el tercer mundo no es
el estado sino la ciudad.
De todas formas, el problema del canon no se plantea solo con respecto al origen
histórico de la disciplina sino también respecto de dónde termina. La solución más sencilla y
menos comprometida consistiría en decir que, después de los autores y períodos ofrecidos
estaríamos en el momento presente y por ello no pertenecería a la historia. Sin embargo, el
programa aparece un poco “cojo” al obviarse la cuestión del postmodernismo que no sería
difícil añadir a partir de Clifford Geertz y el giro textual en Antropología. Es decir, de la
metáfora de la cultura como un texto, que subraya el carácter de la cultura como constructo.
Los postmodernistas afirmarán la arbitrariedad e irrealidad de las etnografías, como obras de
ficción y retórica generadas a través del lenguaje, es decir ponen de manifiesto lo tenue del
realismo en el lenguaje. Una conclusión nada despreciable pero que quizás hace necesario
someter un poco más a escrutinio al postmodernismo antes de convertirlo en Historia.
11
Para explicar el concepto del continuo folk-urbano, Redfield hace un análisis de los orígenes teóricos del concepto entre sociedades
basadas en el “status, en derechos y deberes asignados familiarmente” que se contraponen a las sociedades basadas en una conexión entre los
miembros de tipo contractual y secular. Dicotomía que aparece de modo similar en: Morgan respecto de la sociedad antigua contraponiendo
“societas et civitas” como una sociedad basada en el parentesco que da lugar a otra basada en el territorio; Tönnies entre “Gemeinschaft”,
caracterizada por el íntimo contacto entre personas, la asociación comunal y la participación de unos mismos valores, y la “Gesselschaft” que
da una unidad individualizadora y diferenciadora; también Durkheim planteó algo similar con la solidaridad mecánica y la orgánica.
7
Un último tema relacionado con el canon es el de aquellos autores a los que se da
relevancia y que ésta pueda parecer excesiva. Por ejemplo con Julian Steward, que para
muchos historiadores de la Antropología estaría en una situación secundaria. Sin embargo,
supuso un corte epistemológico fundamental al romper el prejuicio boasiano de que la
“cultura es el origen de la cultura”. Los boasianos sólo estaban dispuestos a admitir que hay
un influjo de unas culturas en otras, llámese difusión, aculturación o migración de trazos
culturales. Steward afirmaría como obvia la relación entre la cultura y el entorno físico y
biótico además de que en ella hay otros factores demográficos y económicos, considerados
ajenos a la cultura, pero que jugaban en ella un papel fundamental. Con ello, se abriría un
inmenso campo a los puntos de vista materialistas, e incluso marxistas, en antropología.
Queda por hablar del problema de las relaciones entre Antropología y política. Un
tema cuyo centro radica claramente en la vinculación existente entre la antropología y el
colonialismo. Dell Hymes12, de hecho, ha insistido en que la Antropología por su objeto de
estudio es una disciplina política y ética y de esta manera, critica que haya sido una disciplina
basada en el colonialismo y la explotación. Sin embargo, aunque sea fácil estar de acuerdo
con la idea de K. Gough de que la antropología es hija del colonialismo, no lo es tanto probar
qué tipo de relación existe entre un fenómeno y otro. Más aún, no debemos ver en el
colonialismo un suceso del pasado pues acontecimientos recientes como la guerra de Irak,
indican que todavía hoy está absolutamente presente.
Con respecto a la idea de que la antropología británica del período 1918-1970 está
relacionada con el colonialismo llama la atención la posición negativa de Goody13. Las
razones que proporciona al respecto, son dos: que es falso que el funcionalismo sea una
especie de empiricismo sin preocupación teórica; y que las autoridades coloniales nunca
12
HYMES, D. (1974): Reinventing Anthropology, Vintage, N. York.
13
GOODY, Jack (1995): The expansive moment. Anthropology in Britain and in Africa, 1918-1970, Cambridge University.
8
aceptaron de buen grado la investigación antropológica ni la financiaron 14. Inclusive
argumenta también que los investigadores no eran británicos y que fueran reclutados en los
años 30 tras el ascenso de Hitler, afirmando que esto los movió a ser predominantemente de
ideas políticas izquierdistas, con teorías marxistas y freudianas.
Lo que parece claro es que si existe relación entre Antropología y colonialismo, debe
buscarse en el funcionalismo antropológico de algunas figuras importantes. Un funcionalismo
que según la definición del propio Goody se interesa en lo que funciona más que en lo
histórico, lo vivo más que lo muerto, el presente más que el pasado. De este modo, es cierto
que la Fundación Rockefeller, estaba convencida de que el bienestar social práctico, que era el
fin a conseguir por ella, dependía de la posibilidad de desarrollar previamente una ciencia más
rigurosa y empírica, que se basase en una observación de primera mano de seres humanos
vivientes más que de materiales históricos, sistemas clasificatorios, o especulaciones teóricas.
Eso se ejemplifica muy claramente en Inglaterra o en EEUU: los programas de investigación
más beneficiados con ayudas de la fundación eran los dirigidos a estudios de análisis del
comportamiento en el presente y no a puntos de vista más historicistas. Malinowski frente a
Elliot Smith (en Inglaterra), o las univ. de Chicago, Harvard y Yale frente a Columbia o
Berkeley.
A pesar de ello, hay que tener en cuenta que el rechazo del análisis histórico por parte
de los funcionalistas implicaba también toda una visión de los pueblos primitivos como
“sociedades frías” que diría Levy Strauss, sociedades sin historia, y que, por lo tanto podían
ser estudiadas únicamente en el presente. Idea que podía ser muy útil desde el punto de vista
colonial, en cuanto que presentaba a estas sociedades como algo sin pasado y, por ello,
fácilmente moldeable en el presente.
14
“es verdad que cualquier investigación de la ciencia social (de hecho la investigación de muchos tipos) puede ser vista como algo que
defiende el status quo, en este caso ayudando los poderes coloniales a gobernar. Pero, como hemos visto, poco dinero venía de las
autoridades hasta los tiempos finales del imperialismo; estas tendían a considerar la investigación social de carácter profesinal como algo
muy sospechoso. La mayoría de la ayuda venía de una fundación americana que tenía tendencias reformistas” (Goody, 1995: 154). La
fundación a que se refiere es la Rockefeller Foundation.
9
Un dato que demuestra que las actuaciones de los antropólogos no eran del todo
independientes como reclama Goody es el revelado por Stocking: la existencia de una
petición por escrito a la Fundación Rockefeller en dos cartas diferentes, una de Malinowski y
otra de Lord Lugard, procónsul colonial e ideólogo del “dominio indirecto” (inderect rule) y
presidente del African Institute. Que la petición partiera de estos dos individuos refleja que las
relaciones entre antropólogos y autoridades coloniales no estaban basadas en la desconfianza
de que hablaba Goody. Además, en el objeto de la petición encontramos que ambos están de
acuerdo en cosas bastante básicas y que el trabajo de investigación de Malinowski y sus
colaboradores, se presentaba como algo que tenía una continuidad importante con el trabajo
de los administradores coloniales y misioneros. Esto, que Talad Assad denomina “formación
colonial de la antropología social”, también lo explica Stocking: “el papel de los antropólogos
era convencer a los empleados del gobierno y a los mismos capitalistas de que sus intereses a
largo plazo están en armonía con los hallazgos de la antropología”.
Es decir, que los intereses de capitalistas y funcionarios estaban en armonía con los
hallazgos antropológicos parece algo semejante a aceptar en algunas circunstancias que los
hallazgos de los antropólogos se adaptaban a los intereses coloniales.
10
en el Reino Unido acerca de lo que realmente era la antropología: el estudio de sociedades
pequeñas, un estudio ahistórico, etnográfico y comparativo. La razón por la cual esta idea de
la disciplina se convierte en dominante no está basada únicamente en el valor de las ideas,
sino en el poder académico, en el control y en la institucionalización, y, en última instancia,
en las estrategias de reproducción en que Malinowski era un maestro. Por estos motivos,
parece fundamental llevar a cabo un análisis sociológico y político de la antropología o como
dice Stocking, una “economía política de la antropología”. También es importante un análisis
de la sociología académica de la disciplina.
En este país asiático, el gobierno procomunista de Sukarno fue derrocado por un golpe
militar, con el general Suharto al frente, que conllevó toda una serie de matanzas en la
población y la erradicación del comunismo. Nadie duda que la fuerza que instigó y llevó a
cabo gran parte de esas matanzas fueron los militares indonesios y que las relaciones de éstos
con la CIA eran muy importantes. De hecho, hoy día parece evidente que el golpe fue
bastante bien recibido en la Casa Blanca, ocupada por Johnson.
EEUU usó una teoría muy recurrida después, en la época de Reagan: distinguir entre
estados autoritarios, dominados por militares y que podían evolucionar hacia una
democracia, y estados totalitarios que no podían evolucionar y la única posibilidad de
derrocarlos era la guerra. Casualmente los totalitarios eran comunistas, razón por la que los
causantes de su caída en Indonesia, serían favorecidos por el gobierno americano.
Por contra, Geertz afirma que lo que hay que hacer para explicar la situación es partir
del entorno local, el único que posibilitaría un conocimiento antropológico válido. Es decir,
prescindir de los elementos externos y tratar de interpretar lo ocurrido desde dentro. Sin
embargo, supone falsear la realidad porque la implicación americana existió.
15
GEERTZ, C. (1973): The Interpretation of Cultures, Basic Books, N. York; (1983): Local Knowledge, Basic Books, N. York.
11
animalidad dionisíaca. Perspectiva también cercana a la del coronel Edhie cuando dice que
“en Bali el espíritu de la gente estaba desbordado y tuvimos que controlarlo”. Ambos ven en
las masacres el desbordamiento de un sentimiento primordial.
El problema radica en que cuando Geertz habla de conocimiento local se refiere a que
hay que tener en cuenta el lenguaje, el parentesco, las creencias religiosas o la ideología
política, y en ello ofrece observaciones importantes. Sin embargo, a no ser crea en una especie
de conciencia colectiva unitaria o en una especie de sistema de sentimientos primordiales
únicos, hay que plantear el problema del conocimiento local de los diversos grupos o clases
de la sociedad, porque no cabe duda que en la sociedad indonesia hay grupos y clases.
Aunque Geertz no le dé demasiada importancia a ello, parece legítimo preguntarse acerca del
grupo del cual ese conocimiento local parte y, en el caso que estudiamos, se trata de los
militares y del gobierno posterior a las matanzas.
De hecho, Benjamin White16, que también estudió el caso indonesio se refiere a otro
sistema semiótico profundo que según Geertz sirve para explicar la resistencia del
campesinado al cambio y a la que da una importancia básica y acrítica: la ética de la “pobreza
compartida”. Se trataría de una elaboración de la idea del “bien limitado”, pero, según White,
sería el reflejo de un modelo folk de distribución presente entre una élite administrativa rural,
más que entre los propios campesinos, por ello, la idea de la pobreza compartida no es más
que una expresión ideológica que un grupo dominante –administradores rurales y burócratas-
usa para explicar el estado de la sociedad. Si se tiene en cuenta que estos administradores
rurales se convierten en los mejores aliados de los militares, el círculo quedaría completado.
Con este ejemplo entendemos que: parece imposible entender las posturas de los
antropólogos si no se tiene en cuenta su praxis antropológica y, sobre todo su relación
con la sociedad y política circundantes en el momento en que escriben y llevan a cabo su
trabajo. Por esta razón, los dos objetivos fundamentales en la enseñanza de la Antropología
serán la comprensión de las teorías antropológicas, y la comprensión de las prácticas de los
antropólogos.
16
WHITE, B. (1983): “Agricultural Involution and its Critics: Twenty Years After”, Bulletin of Concerned Asian Scholars, 15, 2)
12
2. El evolucionismo y el nacimiento de la Antropología
2.1. Orígenes
En 1754, Diderot publica Pensees sur l’interpretation de la Nature donde muestra idea
del materialismo dinámico: la materia con capacidad inherente de movimiento y, quizás, de
sentimiento explica todo lo que ocurre. El proceso de cambio universal no tiene ni plan
preconcebido ni es mecánico, sino orgánico, de la misma manera que el ciclo vital de plantas
y animales puede estar abocado a la disolución o la evolución.
17
“Son entidades perdurables, tan antiguas y permanentes como la naturaleza misma”. En este sentido, defiende la visión estática presente en
la idea antigua de la «Gran Cadena del Ser».
13
transmutación es la selección natural; y 3) la selección natural explica las adaptaciones de los
organismos a las condiciones diferentes de vida, tiende a mejorar esas adaptaciones y al revés
lleva a la extinción de las especies mal adaptadas.
18
Lo usa en Social Statics (John Chapman, Londres, 1851). Darwin no aplica el término de “evolución” hasta la sexta edición de El origen
de las especies, cuando éste ya había adquirido popularidad.
19
First Principles (Williams and Norgate, Londres, 1863: 216).
14
Frecuentemente, dice que ningún estadio de la cultura aparece espontáneamente, sin
que crezca o se desarrolle de un estadio anterior. También usa los «survivals» o
supervivencias como medios para demostrar la secuencia evolutiva. Estas son definidas como
los elementos de la cultura que han pasado por la fuerza de la costumbre a estadios posteriores
de aquel en el que se originaron.
Además, igual que Morgan –aunque menos elaborado-, Tylor divide la historia de las
sociedades humanas en tres estadios: salvajismo (caza y recolección), barbarie (aparece
agricultura, pueblos permanentes y vida urbana con mejoras en conocimiento, costumbres y
gobierno) y civilización (aparece con la agricultura). La mayor diferencia con Morgan es que
el evolucionismo de Tylor se aplica más bien a la religión, el mito y el lenguaje. De hecho,
afirma que la religión primitiva tiene cierta racionalidad, y por ello la evolución de la religión
demostraba una comprensión racional del mundo. En general, esa evolución era desde una
creencia en seres animados, después en espíritus, después panteón politeísta y posteriormente,
monoteísmo. Eso llevó a Carneiro a decir que “Tylor se presenta como un maestro de los
hechos, mientras que Spencer se presenta como un maestro de la teoría” (2003: 7).
Morgan describe tres los estadios de la historia humana (o «períodos étnicos») que
representan a un tipo de sociedad, están organizados en una secuencia evolutiva y son
identificados primariamente por su nivel tecnológico. 1) El estadio más antiguo es el
salvajismo con tres subperiodos: el más bajo representa el comienzo de la vida humana, del
que poco se conoce y que termina con la subsistencia en base a la pesca y el uso del fuego; el
estadio medio del salvajismo que comienza con pesca y fuego y termina en la invención del
arco y la flecha; y el estadio superior, que comienza ahí para terminar con la cerámica. 2)
Luego vendría el estadio más bajo de la barbarie (también con tres subperiodos). Desde la
cerámica se pasa al estadio medio de la barbarie, que empieza con la domesticación animal en
el Este y el desarrollo de la irrigación en el Oeste, para terminar en el desarrollo del hierro. El
20
Ancient Society, or Researches on the Lines of Human Progress from Savagery through Barbarism and Civilization, Henry Holt, N. York,
1974 (1877).
15
estadio superior de la barbarie va del hierro a la invención del alfabeto fonético y la cultura. 3)
Esta última invención inaugura el último período étnico, el de la civilización.
Por lo que respecta a la familia, Morgan distingue también cinco estadios evolutivos:
16
Sin embargo, una pura carrera de propiedad no sería el destino final de la humanidad,
si es que el progreso va a ser la ley del futuro como ha sido del pasado... La democracia en el
gobierno, la hermandad en la sociedad, la igualdad en derechos y privilegios, y la educación
universal, anuncian el próximo plano más alto de la sociedad al cual la experiencia, la
inteligencia y el conocimiento tienden. Será una revitalización de la libertad, igualdad y
fraternidad de las antiguas «gentes».
Cuando volvemos hacia atrás a lo largo de las muchas líneas de progreso hacia las
edades más primitivas de la humanidad y las eliminamos una detrás de otra en el orden en
que han aparecido, por un lado las invenciones y descubrimientos y las insitituciones, por
otro, podemos percibir que las primeras están una con otra en una relación progresiva y las
segundas están en una relación de despliegue. Mientras que las primeras tienen entre sí una
conexión más o menos directa, las segundas se han desplegado o partir de unos gérmenes
de pensamiento. Las instituciones modernas plantan sus raíces en el periodo de la barbarie,
en el cual sus gérmenes se transmiten desde el período previo del salvajismo (1877:4).
El filósofo de la ciencia Stephen Toulming afirma que los científicos sociales han
creado gran confusión al no distinguir entre formulaciones evolucionistas y evolucionarias.
Las primeras, dan cuenta de cambios sociales de manera misteriosa como conclusiones de un
argumento cósmico que despliega las implicaciones lógicas que operan a lo largo de la
historia de la sociedad (Ej. la interpretación de Morgan de la evolución de las instituciones
que se desarrollan a partir de unos gérmenes). Por otro lado, están las formulaciones de
Darwin en su concepción de la evolución biológica, donde los cambios se explican como
respuestas a requisitos particulares en situaciones históricas específicas (Ej. Cuando Morgan
habla de invenciones y descubrimientos).
A este respecto, Mandelbaum afirma que los evolucionistas clásicos se mueven dentro
de lo que denomina “historicismo”. Eso implica que el cambio histórico se representa como
un proceso de desarrollo o «despliegue» en el cual la transformación histórica de algo se
entiende como el resultado de la actualización de las potencialidades presentes desde el
principio. Ese proceso, al que llama “ley direccional”, se opone a lo que podemos llamar ley
causal. Estas últimas leyes, no postulan ningún esquema de despliegue, ni de actualización de
las posibilidades inherentes, sino que intenta, explicar los cambios históricos como si se
aplicasen las leyes causales, que según nosotros es un procedimiento científico.
17
2.4. Las causas de la evolución cultural
...los evolucionistas clásicos se movían hacia un reconocimiento más y más grande del
papel de las condiciones materiales en el avance cultural y que esto lo expresaban con una
cierta frecuencia. Que ellos expresaran puntos de vista idealistas se puede considerar como
lo esperado. Los evolucionistas clásicos eran pioneros en su ciencia y, por ello, su
pensamiento estaba lastrado con una cantidad excesiva de racionalismos, romanticismo y
metafísica, heredados de tiempos pasados (Carneiro, 2003: 58).
De este modo, frecuentemente, se considera a Morgan como un materialista y, tanto
Marx como Engels lo consideraban descubridor del materialismo histórico. Leacock va a
insistir en el papel que, en Morgan, juega la tecnología y la propiedad. Terray subraya que las
artes de subsistencia de Morgan no son en nada diferentes de las fuerzas productivas de Marx
y que para ambos la economía es el determinante en última instancia de todos los fenómenos
socioculturales. L. White interpreta también a Morgan de materialista, pero a la vez admite
que, en otros momentos, sí ofrece una interpretación idealista de la evolución cultural, en
cuanto que las instituciones se desarrollan a partir de unos gérmenes de pensamiento.
De acuerdo con Carneiro y Marvin Harris, Morgan puede ser considerado un ecléctico,
que, algunas veces, usa argumentos materialistas para explicar procesos evolutivos y otras
argumentos idealistas basados en la mente, las ideas o los símbolos. Lo mismo ocurre con
Spencer, que unas veces defiende una ley evolutiva causal y otras direccional. Ejemplos:
Causal: “la evolución se concibe comúnmente como si en cada instancia hubiera una
tendencia intrínseca a convertirse en algo más alto. Esto es una concepción errónea”.
Direccional: “la ley del progreso orgánico es la ley de todo progreso. Ya se trate del
desarrollo de la tierra, del desarrollo de la Vida sobre su superficie, en el desarrollo de la
Sociedad, del gobierno, etc., esta misma evolución de lo simple hacia lo complejo, a través
de diferenciaciones sucesivas, se mantiene continuamente”21.
En Tylor es más difícil hallar afirmaciones direccionales. Quizás porque estaba más
preocupado por un análisis minucioso de la cultura y no por una teoría del cambio evolutivo.
Harris explica bien su carácter ecléctico en cuanto a que nunca ofreció una visión consistente
de las causas de la cultura. Por ello, aunque a veces pueda tener puntos de vista materialistas,
Tylor es un producto típico de la Ilustración, que nunca cuestiona la preeminencia de la mente
guiando la evolución de la cultura material. Si tenemos en cuenta además, que se centró en la
evolución de la religión como proceso cognitivo, se comprende mejor su idealismo.
Por lo que respecta a los factores materiales podríamos hablar de los factores del
entorno o ambientales, como fundamentales en la explicación de los fenómenos
socioculturales. Spencer (que nunca se consideró a sí mismo materialista) ofreció algunas
21
SPENCER (1990): Principles of Sociology I, Apleton, N. York: 93 // PEEL, I (Ed.) (1972): Spencer on Social Evolution, Univ. Chicago: 40.
18
afirmaciones al respecto que podrían ser admitidas por un ecólogo actual. Otro factor material
importante es la subsistencia, más desarrollado en Morgan pero también trabajado por Tylor:
Morgan: “las grandes épocas en el progreso humano han sido identificadas, más o menos
directamente con la ampliación de las fuentes de subsistencia”.
Tylor: “por cultivo [las hierbas comestibles] se han convertido en cereales, tales como el
trigo, la cebada o centeno, que por su aparición regular y abundante se han convertido en el
principal sustento de la vida humana y en el gran poder motor de la civilización”22.
Otros factores fundamentales son los económicos. Morgan va a insistir en la propiedad
explicando cómo afecta a las instituciones o comprendiéndola como básica en el origen y
abolición de la esclavitud (“un ser libre es una máquina que produce propiedad”). Spencer
insistirá en otros factores económicos como el desarrollo industrial que, en contraposición a la
agricultura, trae importantes transformaciones. Por último, hay un factor al que los tres dieron
importancia, la fuerza, que juega un papel fundamental en la aparición del estado 23.
El método comparativo era usado con frecuencia por los evolucionistas clásicos de
forma simple. Coleccionaban información sobre culturas conocidas diferentes unas de otras,
y, posteriormente, las ordenaban en una secuencia histórica. Lo hacía sobre todo Spencer que
en su Sociología descriptiva compila descripciones muy detalladas de las culturas y que
22
Morgan (1974) [1877]: 458. // Tylor (1916): Anthropology, Appleton, N. York [1881]: 2159.
23
Morgan subraya que las confederaciones tienen su origen en la defensa mutua que responde “al estado de guerra perpetua” en la que las
poblaciones vivían y que las llevaba a aliarse entre sí para defenderse. La famosa frase de Tylor sobre la necesidad de los primitivos entre
“casarse fuera o ser matados fuera” («Marry out or be killed out») estaba presente en los evolucionistas clásicos (1916: 434). Spencer será el
que de manera más consistente –y dudosa ideológicamente- va a insistir en el papel fundamental de la guerra: “En la lucha por la existencia
de las sociedades, dice, la supervivencia del más fuerte es la supervivencia de aquellos en quienes el poder de la cooperación militar es
mayor, y la cooperación militar es ese tipo de cooperación primaria que prepara el camino para otros tipos de cooperación” (1990: 280)
24
Ejemplos: Spencer: “como otros tipos de progreso, el progreso social no es lineal sino divergente y redivergente, cada producto
diferenciado da lugar a un conjunto diferenciado (1897 -3-: 331). Tylor: “el estado de cosas que encontramos no consiste en que una raza
conozca exactamente lo que otra raza hace o conoce, sino en que estadios semejantes de desarrollo recurren en diversos lugare s y épocas”.
Morgan: “es difícil, sino imposible, encontrar criterios de progreso tales que marquen el comienzo de estos períodos como si fuera algo
absoluto, y sin excepción para todos los continentes. Tampoco es necesario para lo que pretendemos que no haya excepciones”.
19
fueron la base de comparaciones y generalizaciones teóricas en Principios de Sociología.
Tylor usa los survivals como base para inferencias evolutivas. Y Morgan afirma:
...de la misma manera que las formaciones geológicas, las tribus de la humanidad
pueden ordenarse en estratos sucesivos. Cuando se ordenan así revelan con un gran grado
de certeza el rango del progreso humano, desde el salvajismo a la civilización (1974: 506).
Sin embargo, no daban la importancia suficiente a la diversidad cultural. Por ello,
tenían una visión muy uniforme de las diferentes sociedades, y ello los llevó a errores graves
tales como asumir que la falta de metalurgia implica falta de estratificación social o pensar
que había siempre un estadio matrilineal de organización familiar que precede al patrilineal.
Sin embargo, los escritos de Marx son ambiguos y frecuentemente escribe como si las
relaciones de producción fueran las dominantes y las que generan el cambio en las fuerzas
productivas y no al revés, como interpreta Cohen en su primera tesis. De hecho, para explicar
los cambios en el nivel de las fuerzas productivas que trae el capitalismo, Marx recurre a
procesos comerciales y políticos que por supuesto, pertenecen a las relaciones de producción.
En cuanto a la tesis del desarrollo o despliegue teleológico, Elster dice que Marx tiene dos
modos de explicar el cambio histórico: una filosofía teleológica en la que la historia se
25
Fuerzas productivas: los medios de producción y la fuerza del trabajo, concretamente se trata del desarrollo de la maquinaria, cambios en
el proceso de trabajo, la aparición de nuevas fuentes de energía y la educación del proletariado. Relaciones de producción: la propiedad
económica de las fuerzas productivas.
20
despliega hacia el socialismo de manera predeterminada; y una filosofía empírica que explica
el cambio de un modo de producción a otro en base a procesos causales particulares. Pero
pensamos que no hay ningún pasaje en la obra de Marx que pueda ser interpretado
teleológicamente y, de hecho, en la Ideología alemana Marx rechaza claramente la teleología
y la idea de la historia como un despliegue o desarrollo de algo que está previamente como en
germen. Incluso afirmó respecto de El origen de las especies de Darwin que:
Parece claro que en Marx se dan dos teorías de la historia. Una es su teoría general y
más abstracta. En ella trataba de explicar la estabilidad social y a la vez las mayores
transformaciones sociales, y explicaba la primera por el poder de una clase dominante. Pero
por otra parte, Marx no tiene una visión puramente tecnológica de las fuerzas de producción
pues éstas incluyen también desde los modos de cooperación social a las relaciones de
trabajo. Ideas que son muy abstractas pero cuando Marx lleva a cabo sus análisis históricos
concretos insistirá en las contradicciones dentro de la estructura económica 26.
Aún así, ofreció un conjunto de estadios generales para caracterizar la evolución de las
sociedades humanas (aunque dio más de una secuencia). En la Ideología alemana habla de
estadios basados en los modos característicos de propiedad de las fuerzas productivas:
26
Ej.: en el Manifiesto Comunista explica el nacimiento del capitalismo en base a los conflictos autodestructivos del feudalismo y en El
Capital también las guerras entre la nobleza aparecen como factor central en la disolución del feudalismo.
21
2. Estadio antiguo: propiedad comunal y privada están juntas. La división del trabajo es
más extensiva y aparece un antagonismo entre ciudad y campo.
3. Feudalismo: (al caer Roma y llegar las tribus germánicas). La clase subordinada es el
campesinado; la forma de propiedad, propiedad de la tierra con trabajo servil unido a ella
4. Capitalismo: basado en la división de clase entre una burguesía y un proletariado
industrial y, en él, la acumulación de capital es la fuerza motriz de la vida económica.
Se ha discutido mucho sobre si Marx fue un evolucionista unilineal o no. Pero es muy
difícil dirimir la cuestión porque su esquema evolutivo es muy ambiguo. Aunque parece
evidente que la historia humana muestra un progreso, por ello afirma que los modos de
producción anteriores pueden ser designados como épocas progresivas en la formación
económica de la sociedad, nunca dice que esos estadios sean generales, ni que el uno siga al
otro en una secuencia estricta.
1. La esclavitud como forma dominante de producción. Parece que una forma de esclavitud
ha estado presente siempre en las primeras formas de estado y ha perdurado hasta hoy:
22
2. El establecimiento de una oposición permanente entre la ciudad y el campo como base de
la división del trabajo. El dominio total de la producción de mercancías se encuentra en
las historia de la urbanización que trae consigo la contradicción entre vida urbana y rural.
En los centros urbanos las relaciones dentro del grupo de ser directas y personales, se
convierten en impersonales y muy competitivas. Es algo que tiene que ver con la propia
estructura de la ciudad, que es una concentración de esclavos y aunque por mistificaciones
comunes se piense que la relación esclavo/señor es personal y directa, no hay nada más
indirecto e impersonal que la conversión de una persona en mercancía.
Para terminar es importante hablar de la interpretación general que Engels realiza del
libro de Morgan y cuyos puntos de vista se alejan del evolucionismo clásico. En primer lugar,
está la insistencia en que la agencia, la lucha y el antagonismo de clases está presente en
mujeres y hombres que pugnan por los recursos. No es un fenómeno mecánico ni estructural
como en los estadios propuestos por evolucionistas clásicos. Por otra parte, es fundamental la
insistencia en la producción y la reproducción de los seres humanos; la relación,
frecuentemente contradictoria, entre los dos procesos, la producción de bienes o lo que Engels
llama medios de subsistencia y la reproducción de los hombres es indudablemente un motor
de la historia27.
Tanto en EEUU como en Reino Unido, parece que la antropología se constituye en los
albores del siglo XX como una reacción al evolucionismo. Se puede decir que la antropología
británica se coloca como algo que se opone al punto de vista histórico de los evolucionistas,
mientras que Boas se opone al punto de vista científico. Veamos a Boas y los boasianos:
Los modelos evolutivos se basan en una ordenación de las culturas del mundo en
esquemas jerárquicos de acuerdo a criterios de progreso y complejidad; el pináculo estaría en
los euro-americanos, que se consideran superiores culturalmente y, a veces, para alguno de los
27
Cita de Engels y su interpretación de Ancient Society: “Según la concepción materialista, el factor determinante en la historia es, en última
instancia, la producción y reproducción de la vida inmediata. Ésta es de dos tipos, por una parte, la producción de los medios de subsistencia,
y por otra, la producción de los seres humanos, la propagación de la especie. La organización social, en la que la gente de una época histórica
determinanda vive, está determinada por los dos tipos de producción, por el estadio de desarrollo del trabajo por una parte y de la familia por
otra. Cuando menor es el desarrollo del trabajo y más limitada la cantidad de sus productos y, por consiguiente, más limitada está la riqueza
de la sociedad, tanto más el orden social está dominado por los grupos de parentesco. Sin embargo, dentro de esta estructura de la sociedad,
basada en los grupos de partentesco, la productividad del trabajo se desarrolla de un modo creciente, y con ello la propiedad privada y el
intercambio, las diferencias en riqueza, la posibilidad de utilizar el trabajo de otros, y por ello el antagonismo de clases: nuevos elementos
sociales que en el transcurso de las generaciones pugnan por adaptar el viejo orden social a las nuevas condiciones, hasta qu e al final su
incompatibilidad trae consigo una revolución total”.
23
evolucionistas, también superiores biológica y racialmente. Este punto de vista («Darwinismo
Social») fue criticado –con razón- por Boas y los boasianos. Sin embargo, Boas rechaza
también elementos fundamentales del evolucionismo que tienen que ver con lo que es
sencillamente el método científico más elemental.
En primer lugar, se puede partir de una idea muy repetida por Boas: el rechazo de la
afirmación evolucionista de que el mismo fenómeno se debe siempre a las mismas causas 28.
Boas va a afirmar que causas diferentes producen los mismos efectos. El rechazo de este
axioma evolucionista representa sin duda alguna el rechazo de la base sobre la que se fundan,
todas las generalizaciones, y la construcción de teorías.
“El estudio detallado de las costumbres en relación con la cultura total de la tribu
que las practica, en conexión con una investigación de su distribución geográfica entre
tribus vecinas, lo cual nos ofrece casi siempre medios para determinar con exactitud
considerable las causas históricas que llevaron a la formación de las costumbres en cuestión
y a los procesos psicológicos que funcionan en su desarrollo”.
En estas ideas se encuentra el núcleo de la etnología y antropología boasianas. De
hecho, en un momento dado, Boas llega a afirmar que “los fenómenos culturales son de una
complejidad tal que me parece dudoso que se puedan encontrar leyes culturales válidas”. Pero
a pesar de ese abandono de la búsqueda de leyes, Boas habla siempre de ellas, ya sea para
decir que no se pueden encontrar o que es posible que en el futuro puedan ser encontradas.
Como decía Leslie White, Boas siempre hablaba de “descubrir” o “encontrar” leyes, no de
formularlas; y según J. Buettner-Janush “la idea de que las leyes científicas se encuentran en
la naturaleza, y que no son formuladas por el científico, es una idea típica de Boas”.
28
O.T. Mason (“Resemblances in arts widely separated”, American Naturalist, 20, 1886) decía que, cuando se analizan invenciones similares
en áreas separadas, la semejanza puede tener su origen en el hecho de que causas semejantes producen efectos semejantes, o pueden deberse
a la emigración de gente o ideas. Boas responde al artículo de Mason: “en la enumeración de las causas de inventos similares se omite una
que tira por tierra todo el sistema: causas diferentes producen los mismos efectos... Por el contrario, el desarrollo de fenómenos etnológicos
iguales de causas diferentes es mucho más probable, debido a lo intrincado de las causas que actúan” (The Occurrence of Similar Inventions
in Areas widely apart, Science, 9, 1887: 485).
24
La postura inductivista, errónea, de Boas le lleva, no sólo a pensar que era posible
descubrir leyes científicas que se encuentran en la realidad, sino también a decidir que para
llegar a la verdad han de ser estudiados todos y cada uno de los hechos en todas sus
dimensiones. Presupuesto erróneo, porque, como Kaplan y Manners decían, “todas nuestras
descripciones están penetradas por consideraciones teóricas. De esta manera la idea de que
existe algo así como una pura descripción es algo equivocado”.
Todas las observaciones, incluidas las científicas, están influidas por marcos de
interpretación implícitos y explícitos, predisposiciones subjetivas, filtros culturales,
orientaciones teóricas, presupuestos lingüísticos, prejuicios, etc. Eso afecta hacia dónde
miramos, qué miramos, qué vemos y qué ignoramos. Cuando eso no se reconoce, como en el
caso de Boas, se hace imposible someter a crítica los prejuicios, con lo cual la actividad
científica se resiente. La única manera de descubrir los hechos es en base a teorías. Incluso
cuando la gente dice que prescinde de marcos interpretativos, estos siempre existen a nivel
implícito y por mucho que se diga que las propias observaciones son objetivas y libres de
ideas preconcebidas, esto nunca es exacto. Afirmar, como Boas o, más tarde G. Marcus o M.
Fisher, que se está fuera de marcos paradigmáticos o interpretativos, es un sin sentido.
Boas estaba abierto en los primeros estadios de su vida a la idea de que se podían
descubrir leyes de la cultura, pero fue posponiendo esto a un futuro muy lejano porque antes
hay que describir los hechos. Realmente, lo que en un principio planteaba era una especie de
moratoria en la teorización pero, la búsqueda de esas leyes no se lleva a cabo nunca porque el
llegar a describir todos los hechos es un proceso infinito que nunca se alcanza.
La historia del desarrollo de las costumbres y de las creencias no solo es una historia
particular sino también particularizante en cuanto a que la historia, los procesos que dan lugar
a esa creencia o costumbre las hace absolutamente particulares, individuos aparte de los otros
individuos. El análisis de la historia de la costumbre en cuestión la hace inconmensurable e
incomparable con otras costumbres que podrían parecer semejantes. Desde el principio de su
carrera, Boas va a insistir en que hay que estudiar “cada elemento cultural individualmente en
su historia y en su medio”. Un ejemplo clarificador de ello:
25
refiere a los procesos históricos que están detrás de la producción del sonajero. En un caso
puede tratarse de un juego para niños y en otro de un instrumento de uso ritual por parte de
los adultos. Dos procesos, juego y ritual, que particularizan dos objetos aparentemente
semejantes pero que de hecho son muy diferentes e incluso incomparables porque “la
historia” que hay por debajo de ellos es muy distinta. Si se tiene en cuenta esta historia, no
solo no se deben comparar ambos fenómenos, sino que no es posible compararlos porque
son realidades totalmente distintas.
El propio Boas lo expone cuando afirma que “las costumbres y las creencias en si
mismas no son los objetos últimos de la investigación. Nosotros deseamos conocer las
razones por las que tales costumbres y creencias existen, en otras palabras queremos
descubrir la historia de su desarrollo” (Race, Language and Culture, 1966: 276).
Por una parte, parece que Boas se presenta como un historicista, e incluso como un
evolucionista, como defiende su discípulo A. Lesser. Por otra, otros autores, discípulos
predilectos de Boas, como Kroeber, Radin o Sapir, afirman que Boas nunca se interesó
realmente por la historia y, por supuesto, defendió puntos de vista antievolucionistas.
Boas admite claramente el concepto de evolución ofrecido por Darwin, que basa el
cambio evolutivo en la selección natural. Ello quiere decir que entre la gran cantidad de
variaciones que aparecen en cada generación algunas son seleccionadas para sobrevivir y
reproducirse y otras no. Cuando Boas critica el evolucionismo antropológico o sociológico,
está criticando dos aspectos del concepto de evolución que nada tienen que ver con Darwin.
Alexander Lesser: fue un discípulo de Boas que siempre defendió esa interpretación
evolucionista de su obra. En 1933 publicó la monografía The Pawnee Ghost Dance Hand
Game (University of Wisconsin, Madison, 1978). El tema central es la historia del desarrollo
entre los Pawnee (indígenas de las llanuras de EEUU) de una institución que en parte satisfizo
sus necesidades intelectuales y sociales en el medio del vacío natural producido por la
asimilación sin control.
El juego Pawnee pasó de ser un juego de azar a un acto ritual, dado que aparecen
nuevas fuerzas de tipo estructural y a la vez algunos individuos sirven de movilizadores.
Lesser explicaba cómo este juego se hace algo ritual cuando la vida de los indígenas se hace
26
absolutamente estéril bajo el dominio americano. Los antiguos rituales de la guerra, la
agricultura y la caza ya no eran posibles. Entonces aparece entre los Pawnees “la danza del
fantasma” que introduce el juego como parte de su ritual. Esta danza les promete la
resurrección lo cual significa reinventar algunas prácticas culturales. Al final, el experimento
Pawnee falló, la “danza del fantasma” se fue debilitando. El cristianismo asimiló los juego
sque al final se convirtieron en algo estrictamente lúdico.
Está claro que Boas admitiría la historia individual de lo singular y particular en esa
obra, pero no tanto que admitiese los aspectos estructurales del análisis. Cuando Lesser afirma
que Boas es un historicista, su interpretación es exacta. Sin embargo, otros discípulos del
autor afirmarán que Boas no hace realmente historia. Eso parece llamativo porque Boas desde
un principio distingue entre la ciencia de la historia que explica los fenómenos sin disolverlos
en leyes o principios abstractos, y la ciencia de la física que da más valor a derivar principios
generales que a conocer los hechos. Para él ambos puntos de vista eran válidos, pero pensaba
que la antropología era un estudio histórico y usaba una antropología cultural basada en una
ciencia de la historia para combatir la evolución cultural que adoptaba el punto de vista de la
física.
Kroeber y Paul Radin en cambio, critican a Boas por no hacer historia. Lo que dicen es
que él nunca se planteaba el problema de los orígenes o del estadio anterior de las costumbres
o tradiciones –lo cual es cierto-, y por ello, siempre suponía que el fenómeno de que
antropólogo encontraba en el presente era el originario. Plantear ese problema sería establecer
conjeturas que Boas aborrecía.
Por otra parte, es llamativo que Boas empezó su estudio de los Kwakiutl en 1886 y 50
años después seguía trabajando con un informante kwakiutl en Nueva York; sus escritos sobre
esa sociedad eran mucho más de 5000 páginas. A pesar de ello, nunca completó ninguna
descripción de una cultura tribal, ni siquiera de los kwakiutl. Según Codere, Boas nunca
produjo una descripción coherente e inteligible de la cultura Kwakiutl como un todo. A veces,
sus reconstrucciones históricas, muy poco frecuentes, no tienen ningún interés, y, cuando
habla de difusión de los mitos, lo único que se deduce el que fenómenos culturales continuos
influyen unos sobre los otros.
Como Paul Radin subraya, Boas no se dio cuenta de que el valor de estos textos queda
muy limitado por la falta de método histórico, la falta de datos de contexto acerca de quien era
el informante, qué clase de individuo o cómo era la situación de la entrevista. Presenta esos
27
textos como “hechos que hay que dejar hablar por sí mismos” pero los hechos nunca hablan
por sí mismos.
Malinowski fue uno de los antropólogos que más luchó en teoría y práctica, contra la
división del trabajo que imperaba en los antropólogos del siglo XIX, entre teóricos y
trabajadores de campo. Ser un teórico o antropólogo de gabinete, era mucho más importante
“social y académicamente”. Malinowki combina muy bien las dos actividades al llevar la
teoría al campo consciente de que dicha distinción había llevado a los antropólogos a
conjeturas y especulaciones totalmente exageradas. Como veremos, rechaza el evolucionismo,
pero frecuentemente lo formula de otra manera. Como afirma Leach, “enseñó [Malinowski] a
los antropólogos la inutilidad de buscar la historia conjetural”. Se puede discutir hasta qué
punto ese rechazo de la historia conjetural no es a la vez, o de hecho un rechazo del análisis
histórico sin más.
28
sincrónico en el presente y a su vez en el diacrónico, y es, a partir de Boas, cuando se
prescinde de la diacronía. Es importante insistir en ello porque no hay ninguna relación
natural intrínseca entre trabajo de campo y análisis sincrónico; esa relación fue realmente
establecida tanto por Boas y los boasianos como por Malinowski y Radcliffe.
A nadie se le ocurriría afirmar hoy que sin documentos escritos es imposible llevar a
cabo un análisis histórico, pero tanto Malinowski como Radcliffe Brown van a insistir en que
las historias que se han hecho de los pueblos primitivos son puramente conjeturales, los
autores se basan en conjeturas para construir la historia o mejor dicho reconstruirla.
Levi Strauss nunca se significó por su interés por el análisis diacrónico y estableció la
distinción, más que dudosa, entre sociedades frías “que funcionan a una especie de cero de
temperatura [histórica, claro] y las sociedades calientes con historia como la nuestra que
tienen... una temperatura más alta”. Sin embargo, ofrece un análisis crítico de las posturas de
lo que podríamos designar como funcionalismo con respecto a la historia, que es ejemplar:
Sin embargo, hay otro elemento fundamental que aún no hemos tenido en cuenta y que
también juega papel clave en la deshistorización de la antropología: el hecho de que
Malinowski se consideraba a sí mismo, un funcionalista. Hay muchas cosas que van a
desaparecer en la vida de los nativos por influjo de sociedades exteriores más poderosas. Ante
ello, lo más importante desde el punto de vista de una política funcionalista, consiste en
preservar la integridad de la vida tribal en cuanto es posible para prevenir la extinción
completa de la gente nativa. La noción de función va unida a la preservación de la sociedad y
la defensa del “statu quo”. Pero aquí todavía la noción de función no está totalmente
30
desarrollada. En la explicación más desarrollada de lo que es funcionalismo por Malinowski 30
el punto de vista funcional, que aún está definido de una manera bastante simple como una
interrelación entre las diversas partes que componen el sistema, intenta comprender la
naturaleza de la cultura en el presente sin tratar de hacer análisis de tipo evolutivo ni histórico.
30
“el funcionalismo intenta explicar los hechos antropológicos, a todos los niveles de desarrollo, por su función, por el papel que juegan
dentro del sistema integral de la cultura, por la manera en la que están relacionados unos con otros dentro del sistema y por la manera en que
el sistema está relacionado con su entorno. Intenta entender la naturaleza de cultura más que las reconstrucciones conjeturales de su
evolución o de los acontecimientos históricos del pasado” (“Anthropology, Encyclopaedia Britannica, 1926 [13ª edición]: 132).
31
FIRTH, Raymond (1956): “Function”, en THOMAS, W. L. (ed.): Yearbook of anthropology, Current Anthropology, the University of
Chicago. // LINTON, Ralph (1936): The Study of Man: an Introduction, Appleton Century, N. York. // CHAPPLE, Elliot y COON, Carleton
(1942): Principles of Anthropology, Henry Holt, N. York.
31
3. Tanto Radcliffe Brown como Malinowski en los años 30 y 40, no solo afirmaban que los
elementos constitutivos de la sociedad estaban interrelacionados. Lo que intentaban
demostrar era que eran mucho más productivos los estudios llamados “funcionales” que
otros que, según ellos, se basaban en la historia conjetural. En contraposición al análisis
histórico, lo que ofrecían era el análisis de los elementos y procesos culturales en base a
fenómenos contemporáneos que tienen lugar en el presente “etnográfico”.
Malinowski, en su obra póstuma 32, dedica muchos párrafos a recortar y disminuir el
valor de la historia y comprender sus graves limitaciones. Sin embargo, en otros momentos
dice cosas como que “oponer historia y ciencia es inútil. Despreciar cualquiera de ellas hace
cualquier empresa humanística incompleta”, o que “el llamado funcionalismo ni es ni puede
ser opuesto al punto de vista histórico sino que es su complemento necesario”. A pesar de
afirmaciones como éstas, lo que tuvo repercusión y éxito en los círculos antropológicos fue el
rechazo del evolucionismo y del método histórico.
De este modo, tanto en Reino Unido como en EEUU, por influjo de los autores
funcionalistas (no está claro que es lo que esto significa) como de los boasianos, la propia
palabra evolución se convierte en una especie de palabra sucia a rechazar o borrar sin más.
32
The Dynamics of Culture Change, P. Kaberry, (ed.), Yale University, N. Haven, 1945.
32
2. La Revolución Urbana: es la segunda transformación tecnológica y económica a raíz de
la evolución de las comunidades neolíticas. Los excedentes habían permitido liberar a
muchos individuos del trabajo agrícola y ello conllevó la especialización de oficios.
Pero además, Childe intentó desarrollar un sistema de clasificación evolutiva general,
basándose en Morgan, cuyo sistema no consideraba muy adecuado pero sí el mejor de los
disponibles: el salvajismo correspondería a los recolectores antes del Neolítico; barbarie, a los
productores tempranos de alimentos; y civilización, a las sociedades con escritura.
Desde los 30, G. Childe se confesó arqueólogo marxista, de tal manera que siempre
planteó que, propiedad privada y lucha de clases eran los motores del cambio sociocultural.
Pese a las críticas de Steward, considerándolo un evolucionista unilineal, Childe insistió en
que la historia de las civilizaciones individuales nunca siguió un camino derecho hacia arriba
sino que tuvo momentos de crecimiento y otros de declive.
Por lo que respecta a Alexander Lesser, la mayoría de su obra fue editada en 1985 y
pasó bastante desapercibida. Defendía puntos de vista claramente evolucionistas y ya en 1939
decía que tanto la evolución cultural como la biológica hay que caracterizarlas como
“descendencia con modificación” (ya lo decía Darwin). Las culturas más simples no dan
necesariamente origen a formas más complejas pero todas las culturas y especies tienen
historias interrelacionadas y las formas más avanzadas se han desarrollado desde las más
simples. Tanto en la evolución biológica como en la sociocultural, las condiciones
precedentes son necesarias para explicar las consecuencias pero no suficientes para
producirlas. Debido al influjo de las contingencias, tanto una evolución como otra tienden a
ser multilineales. Aunque Lesser mantuvo siempre puntos de vista evolucionistas se vio
obligado a reemplazar en sus escritos el término evolución por desarrollo, debido a las
connotaciones negativas del primero, que no adquiere cierta aceptación hasta 1959.
Se trata del antropólogo que más hizo por revivir y rehabilitar la tradición evolutiva
clásica y, aunque fue bastante exitoso tuvo varias dificultades en su vida derivadas, entre otros
factores, de su pretendido comunismo o la confrontación con la Iglesia por su ateísmo. Pero
además de su oposición a la teleología se añadía la oposición a los puntos de vista trillados de
Boas y los boasianos, especialmente clara a este respecto la defensa del evolucionismo 33.
33
En sus propias palabras: “el etnólogo que defendía la teoría de la evolución no encontraba ni amigo ni refugio en el paisaje antropológico.
Durante años yo era el único que defendía el evolucionismo cultural. Para ponerlo peor, defendía a Morgan, y pensaba que había sido tratado
muy mal por Boas y sus discípulos...y traté de colocarlo en el lugar de honor, dignidad y preeminencia científica que tuvo en vida. Me
ridiculizaban y se reían de mí. Todo el mundo pensaba que el evolucionismo estaba muerto, mi comportamiento no conformista se
consideraba una aberración” (Carneiro y Billingham (eds.): Introduction to Anthropological Essays, Columbia University, N. York, 1981)
33
El evolucionismo de White hay que entenderlo en relación con su noción de cultura.
Para él había que distinguir entre cultura y culturas o cultura y pueblos. La Cultura se refiere a
la cultura de la humanidad en su conjunto: la totalidad de invenciones y descubrimientos
humanos a lo largo del tiempo. Desde el principio, White toma de Durkheim la idea de que la
cultura y las sociedades son realidades “sui generis”, y de Boas la presuposición de que la
cultura puede ser explicada únicamente en términos de cultura. Así, siempre rechazó que la
cultura pudiera ser explicada en base a consideraciones psicológicas de carácter individual.
Las explicaciones históricas son las que intentan describir y explicar secuencias únicas
de acontecimientos, mientras que las evolutivas ignoran el carácter único y se concentran en
las categorías de los fenómenos. Distinción que estuvo siempre presente en sus discusiones
con Boas. Es muy clarificador el siguiente texto, respecto de la interpretación que hace Boas
del evolucionismo unilineal, en el que White considera que éste:
34
afirmará que hay dos grandes pasos adelante en la evolución de la cultura: la Revolución
Agrícola y la Revolución Industrial.
A pesar de su materialismo, White también fue duramente criticado por J. Steward por
no tener en cuenta el influjo del entorno en la evolución de la cultura. Algo que se debió al
“ramalazo” boasiano en la obra de White: de que la cultura es un fenómeno sui generis y que
puede ser explicada únicamente en base a la cultura, lo que implicaba que un factor exógeno
como es el entorno no juega ningún papel explicativo.
Por otro lado, desde un punto de vista sustantivo, White también defiende la distinción
propuesta por Morgan, entre «societas» y «civitas»: la existencia de dos sistemas económicos.
El primero basado en el parentesco, que se da en las sociedades primitivas y en el que las
relaciones económicas están construidas alrededor de las relaciones sociales, en las que los
seres humanos son fines en sí mismos. Cada uno tiene igual acceso a medios de producción y
no hay división en clases. El segundo tipo se caracteriza por el hecho de que las relaciones
entre los bienes dominan las relaciones entre las personas. La producción tiene como fin la
ganancia económica. Aparece la propiedad privada y la vida económica gira alrededor de la
competición, la lucha y la explotación. La transición del primer sistema, “sociedad primitiva”,
al segundo, “sociedad civil”, se produce por la introducción de la agricultura.
34
Se apoya en la “teoría hidráulica” de Wittfogel: la integración de los sistemas de riego requería la actuación de controles organizativos y
burocráticos, que, en esencia, constituían el estado.
35
fue aceptada, se pusieron dificultades a los mecanismos evolutivos y especialmente se atacó la
hipótesis hidráulica. A partir de aquí Steward empezó a renegar del evolucionismo unilineal
que defendía antes y empieza a defender que hay muchos tipos de evolucionismo. Distingue
tres tipos de evolución35, unilineal, universal y multilineal. Bajo la primera estarían las teorías
de los evolucionistas clásicos que tienen que ser rechazadas por sus errores factuales. La
evolución universal sería la defendida por Gordon G. Childe y Leslie White, y presenta
generalizaciones tan amplias y abstractas que no tienen ninguna utilidad. La multilineal es
“como la evolución unilineal en cuanto que trata de secuencias de desarrollo... (pero) trata de
paralelos que aparecen de una manera limitada en vez de ser algo universal”.
Tanto Childe como White o Steward se han apartado de la tradición particularista que
propugnaba tanto Boas como sus discípulos, y utilizaron la mejor evidencia arqueológica y
etnográfica para formular y defender generalizaciones evolutivas de carácter realista.
En el libro colectivo editado por Sahlins y Service, Evolution of Culture (U. Michigan,
Ann Arbor, 1960), White escribe el prólogo y explica la diferencia entre antropólogos jóvenes
y los predecesores: los primeros, ya “no se educaron en una atmósfera de antievolucionismo
(...); han sido libres para explorar las implicaciones de la teoría de la evolución en cuanto se
aplica a la cultura y para desarrollar sus posibilidades fructíferas y múltiples”.
Su capítulo en el libro anterior fue de los más exitosos. En él intenta reconciliar los
puntos de vista de White y Steward. Para él las disputas entre ambos se podían resolver si se
reconoce que la evolución, tanto en el ámbito biológico como sociocultural, es un fenómeno
dual. Por una parte, está la que llama evolución específica “que es descendencia con
modificación” la variación adaptativa de la vida a lo largo de sus muchas líneas. Por otra, lo
que Sahlins llama “evolución general”: el gran movimiento o la “dirección de conjunto” de
las modificaciones evolutivas. A pesar de ser únicos, los cambios evolutivos están asociados
con un movimiento general de la vida sociocultural de un estadio de desarrollo a otro.
35
Tanto Steward como White hablan indistintamente de evolución y evolucionismo con lo cual confunden las teorías y los procesos
empíricos a los que se refieren.
36
cambios de una especie animal deben ser considerados evolución. Sin embargo, hay otro
concepto de evolución que fue el defendido por Spencer. Según él, no se puede llamar
evolución a cualquier cambio, sino que únicamente aquellos cambios que representan un
aumento en la coherencia y heterogeneidad pueden ser considerados evolutivos, aquellos en
los que la complejidad aumenta. Sahlins insistirá en que la evolución específica y general no
son dos procesos diferentes, sino dos aspectos del proceso evolutivo. Sin embargo, no es tan
clara la noción de evolución general en donde Sahlins introduce la noción de progreso sin
admitirlo. El criterio para analizar la evolución general es la capacidad de capturar energía por
parte de la sociedad. Son más evolucionadas las sociedades que llevan a cabo mejor esto, las
sociedades que son más altas termodinámicamente tienen mayor flexibilidad y control del
entorno, además estas sociedades tienen mayor especialización e integración de sus partes.
36
Oberg proponía “tipos” de formas culturales y no estadios porque el ambiente en el que escribe era tan antievolucionista que no se atrevió
a proponer una secuencia evolutiva. Su proposición estaba compuesta por: 1) Tribus homogéneas; 2) Tribus segmentadas; 3) Jefaturas
organizadas políticamente; 4) Estados de tipo feudal; 5) Ciudades Estado; y 6) Imperios teocráticos (“Types of Social Structure among de
Tribes of South and Central America”, American Anthropologist, 57 (1955).
37
Para Fried una sociedad estratificada es una sociedad de clases en el sentido marxista
del término y viene originada en base a la presión demográfica sobre los recursos. El estado
se origina como una estructura represiva para mantener la desigualdad. Pero el rechazo del
marxismo por parte de Service se ve en sus planteamientos acerca del Origen del Estado: éste
crea una red más compleja de redistribución económica, una organización de la guerra con la
posibilidad de aumentar la riqueza, y por último obras públicas como arquitectura y sistemas
de irrigación. En realidad, ofrece una teoría funcionalista del desarrollo de la estratificación
social y del estado.
Marvin Harris va a insistir en que hay que distinguir entre evolución paralela que
implica el movimiento de sociedades a lo largo de caminos similares, la evolución
convergente que implica el movimiento de sociedades desemenjantes hacia patrones
estructurales similares, y la evolución divergente que implica la producción de patrones
sociales únicos. Con ello, lo que quiere decir es que, en contra de la postura de White, que
distinguía entre evolución e historia, las teorías nomotéticas basadas en principios evolutivos
generales tienen que aplicarse también a acontecimientos que son históricamente únicos. De
este modo, llega a un compromiso entre el evolucionismo universal de White y el multilineal
de Steward.
38
estratificación, sistemas de organización política, guerra y organización militar. La
superestructura incluye arte, música, ritual, deporte, ciencia, mitos, religión y todos los
elementos ideacionales.
La infraestructura tiene una prioridad causal y esto significa, que los cambios tienden a
iniciarse en la infraestructura, y ello trae consigo cambios correspondientes en la estructura y
superestructura.
Según Harris la esencia de la evolución cultural en los últimos 10000 años está en la
necesidad que tienen los miembros de la especie humana de intensificar sus modos de
producción económica ante el declive y la disminución de los estándares de vida. Hay dos
tipos de intensificación: el primero no introduce cambio en la tecnología, e implica
básicamente un aumento del trabajo. El segundo es el cambio tecnológico que se produce
cuando el primero es incapaz de resolver los problemas. Como se puede apreciar, se trata de
evolucionismo pero bastante alejado del de los padres fundadores.
39
40
3. Cazadores Recolectores
37
El éxito de este planteamiento tiene mucho que ver con el descontento y desilusión que en los sesenta se daba en las universidades
americanas con la tecnología, la industria y con la idea de progreso, sobre todo en relación con la guerra de Vietnam.
41
diversos de organización social, sino que se trata de manifestaciones estacionales de un
mismo sistema social: en la misma sociedad de cazadores hay un período de concentración
donde la sociedad presenta la forma de banda compuesta, y otro de dispersión, que es la
organización familiar. Para dicha conclusión se basa en algunas observaciones de la tradición
antropológica, caso del artículo de 1904 de Mauss y Beuchat sobre las variaciones
estacionales de las sociedades esquimales: se demuestra una oscilación entre la concentración
invernal y la dispersión estival motivada por razones ecológicas de adaptación a las
posibilidades de obtención de recursos:
42
2. Razones de tipo político: la existencia de muchas personas en un lugar hace posible la
llamada “vida pública”: permite una vida social más intensa manifestada en la frecuencia
de actos rituales o festivos y otras actividades colectivas. Pero además, también conlleva
un aumento del trabajo, lo que posibilita los conflictos en el seno del grupo. En estas
sociedades, sin órganos específicos que diriman esos conflictos, la mejor solución es la
dispersión y separación en el espacio.
1. Colin Turnbull, que estaba fascinado por el problema político, designaba la flexibilidad
introducida en estas sociedades por el sistema de fusión/fisión con el término de “flujo”:
“En primer lugar, parece claro que es la permisibilidad del entorno y no el rigor
ambiental lo que hace posible el sistema de flujo. En segundo lugar la función básica del
flujo no es ecológica sino lo que podíamos llamar adaptación política. En tercer lugar, la
fusión y fisión de los individuos y grupos no siguen la línea de parentesco”
2. Terashima estudia los Mbuti y llega a conclusiones totalmente distintas poniendo en
relación el “flujo” y la flexibilidad con las estrategias de subsistencia, por lo subraya la
importancia de los factores ecológicos.
3. Abruzzi demuestra como la Selva Ituri (lugar que explotan los Mbuti) no es uniforme
con respecto a los recursos ni tampoco un entorno “permisivo”. Los dos reestudios
llevados a cabo después de Turnbull demuestran claramente que estaba equivocado.
El sistema de concetración/dispersión y las observaciones de Steward acerca de las
bandas máximas y mínimas dieron lugar a la aparición en el simposio Man the Hunter de una
especie de números mágicos: el 500, que representaría el tamaño de la banda máxima, que
sería aquella con la cual sus miembros se identifican más o menos vagamente; y el 25, la
banda mínima, o en otros casos la situación de dispersión.
Hay que aclarar que cuando se lee a Lee o a Mauss se puede tener la impresión de que
el sistema de concentración/dispersión o fusión/fisión es un proceso mecánico, sin embargo,
no se trata de una oscilación rítmica y regular, ni mucho menos ni tampoco, de una especie de
43
corte dual en donde estuviera claro lo que es concentración y dispersión. Hay muchos grados,
vueltas atrás, etc.
“El trabajo es, ante todo, un proceso entre el hombre y la naturaleza, en él ya través de la
acción se lleva a cabo, se regula y controla el intercambio material con la naturaleza”.
44
ilimitadas y recursos limitados, la economía de los cazadores-recolectores parte de la
consideración de las necesidades como limitadas, o situadas a un nivel bajo, y que por lo tanto
pueden ser satisfechas con los recursos disponibles. Esta observación –de Sahlins-, ha sido
fácilmente desmontada por autores que han analizado los datos de primera mano:
“La dificultad brota del hecho indudable de que la gente en estas sociedades casi
nunca obtiene una cantidad de los bienes que más desean –por ej. carne o miel- que sea
capaz de saciar sus deseos. De hecho hay un deseo claramente articulado de más flechas,
más machetes, más vestidos, más tabaco, etc.
Al margen de ello, Sahlins dice que los cazadores recolectores no tienen mucha
dificultad en satisfacer sus necesidades materiales, sin trabajar demasiado. Bernard y
Woodburn afirma que esta parte de la hipótesis ha resistido bastante bien el paso del tiempo.
Pensamos que no se puede ser tan optimista. Uno de los argumentos para demostrar lo
poco que trabajan los cazadores-recolectores es un estudio de McCarthy y McArthur en donde
la búsqueda del alimento es episódica y discontinua y nunca se pasa de las cuatro horas per
cápita. Sin embargo, el experimento duró muy poco en el tiempo, se trataba sólo de nueve
adultos sin nadie que dependiese de ellos y no tenían ninguna razón para recolectar mucho en
cuanto que no querían participar en la experiencia: los resultados no son representativos.
El otro caso usado por Sahlins es el de los !Kung de Bostwana: cada adulto trabaja de
media 2 horas nueve minutos al día. Hawkes y O’Connell atribuyen este tiempo a la
definición de trabajo de la que Lee partía para llevar a cabo sus cálculos. Según él, el trabajo
era únicamente la actividad de buscar el alimento fuera del poblado. Si a esta actividad se
añade el tiempo para procesar las nueces mongongo y la carne, recolectar leña y agua, cuidar
los niños y limpiar los lugares de habitación, entonces parece que los !Kung trabajaban más
de 40 horas semanales. Kelly ofrece una tabla con los datos de más de 20 grupos en los que es
posible calcular las horas de trabajo, y aparece un poco de todo. De todas maneras, si bien no
se puede afirmar que los cazadores-recolectores en su conjunto trabaje pocas horas al día,
porque no es exacto, al menos es posible preguntarse por qué algunos trabajan poco.
EL caso de los Hiwi de Venezuela puede resolverse porque tienen mucha dificultad en
trabajar durante la parte más caliente del día. Winterhalder con simulaciones por ordenador,
demuestra que, aún si pocas personas deciden trabajar más horas y traer más alimento del
necesario, los recursos locales pueden agotarse fácilmente. Otro aspecto que ayuda a
comprender por qué en algunas sociedades de cazadores-recolectores se trabaja poco o, mejor
dicho, no aumenta el esfuerzo cuando ello podía aumentar la producción: dice Lorna Marshall
en el simposio Man the Hunter:
45
“He subrayado que los !Kung con los que hemos trabajado están todos delgados y
muestran mucha ansiedad por el alimento. Tiene que haber una razón por la cual no
recolectan y comen más... Yo creo que hay que buscar una razón social para esto. Si una
mujer recogiese mucho más de lo que su familia necesita en el momento, ¿esto resultaría en
trabajar para otros? lo que conseguiría era atraer la atención envidiosa hacia sí misma y ser
criticada por no ser más generosa si tuviera un exceso de alimento y lo guardase sólo para
sí”.
Esta observación representa una devastadora crítica al “bon mot” o etiqueta que
representa la idea de la “sociedad afluente”. Además de las explicaciones vistas, Marshall
afirma que lo que se coloca en una situación de limitación serían las metas de la
productividad. La demanda no va dirigida a una mayor producción, no existe ninguna presión
para persuadir a aquellos que recogen o cazan poco a recoger o cazar más. Sin embargo, hay
una cosa que siempre es exigida en gran parte de estas sociedades: Cuando una persona tiene
algo más de lo que inmediatamente va a necesitar, tiene la obligación absoluta de compartirlo.
Razón que, unida a las anterioresr, explican, no que en las sociedades de cazadores-
recolectores se trabaja poco, sino que en algunas no se trabaja hasta el límite del esfuerzo.
Dentro de los elementos que han podido adquirir una vigencia a partir del simposio
Man the Hunter, juegan papel importante algunos aspectos de lo que podíamos llamar como
46
hipótesis del hombre-cazador que posteriormente han llegado a tener una vigencia
absolutamente desproporcionada, y exagerando sin fundamento los aspectos más sexistas,
jerárquicos y violentos. Ejemplos en frases como la de Laughlin: “el cazar es el sistema de
comportamiento básico de las especie humana”; la caza es una forma de vida no
“simplemente una técnica de subsistencia”. La hipótesis del “hombre cazador” se basaba en
las pretendidas transformaciones morfológicas, fisiológicas, genéticas e intelectuales que un
fenómeno tan duradero en la historia como la caza trae consigo. Sin que se puedan excluir
estas transformaciones, hay que decir que la mayoría de lo que se propugna no parece tener
ninguna base empírica.
También parece evidente que en Man the Hunter se daba mucha más importancia a la
caza que, en aquellos momentos, se pensaba que era una actividad estrictamente masculina en
detrimento de la recolección que se pesaba más puramente femenina. De todas maneras, debe
quedar claro desde el principio que la recolección juega un papel central en la economía de
estas sociedades. Podemos traer a colación los !Kung, R. Lee afirma que “los hombres cazan
y las mujeres recolectan, y la recolección contribuye con dos tercios de la dieta y la caza con
un tercio”. Es decir, aquí la contribución femenina a la dieta duplica a la masculina. Por esta
razón, insistir en la contribución de la caza en detrimento de la recolección es un absurdo.
47
según Meillassoux engendra un tipo de producción “instantánea” cuyo resultado está
disponible de un modo inmediato, permitiendo un proceso de compartir los recursos que tiene
lugar después de cualquier tipo de actividad. Los cazadores una vez comparten el producto
común quedan libres de cualquier obligación recíproca ulterior. El proceso no establece las
bases para la emergencia de jerarquía social, poder centralizado, o incluso la organización de
la familia extensa. La unidad social básica es una banda “igualitaria pero inestable con poca
preocupación por la reproducción biológica o social (Meillassoux, 1972: 99).
La primera cuestión que se plantea, por lo tanto, es que el compartir los recursos, tiene
lugar inmediatamente después de su obtención. Se trata de las sociedades de cazadores
recolectores que se basan en una “utilización inmediata” de los recursos. Aunque la
generalización de esas características por Meillassoux a todos los cazadores-recolectores no
sea aceptable, no cabe duda de que está descubriendo un tipo de sociedad de cazadores que
tiene mucha importancia. En contraposición, se sitúa a las sociedades en las que la agricultura
es la base de la subsistencia, en donde el tiempo, como duración, expectación o repetición
cíclica, tiene una importancia fundamental, y por esta razón, el futuro se convierte en una
cuestión importante y con ello el problema de la reproducción. Aunque está aplicado a las
sociedades agrícolas, de ese modo, Meillassoux está dibujando el otro tipo de sociedades de
cazadores recolectores, aquellas que utilizan un cierto horizonte temporal en la utilización
de los recursos y de los resultados del trabajo humano.
1. Las sociedades con una utilización inmediata son aquellas en las que se da un espacio
corto de tiempo entre la obtención y el consumo del alimento. Los individuos tienen un
acceso más o menos igual a los recursos y a los métodos para su obtención y la gente usa
la movilidad como el método para resolver los conflictos38. Por ejemplo, los Hadza de
Tanzania, donde no se pueden acumular bienes muebles de ningún tipo.
Supongamos que una persona tiene más de una camisa o incluso más tabaco del
que necesita para unos cuantos días. Estos objetos no duran nunca más de un día o, a lo
sumo unos pocos. Se da una afirmación y convencimiento muy central de que es totalmente
inaceptable desde el punto de vista moral acumular propiedades más allá de lo estricta e
38
“No acumulan propiedad sino que la consumen, la dan, la juegan o la tiran. La mayoría de ellos conocen las técnicas para almacenar
alimentos pero las usan únicamente de una manera ocasional para prevenir su descomposición más que para guardarlos para una ocasión
futura. Tienden a utilizar artefactos transportables, fáciles de adquirir y que se cambian fácimente –hechos con habilidad pero sin mucho
trabajo-” (Woodburn, 1980: 99).
48
inmediatamente necesario. Debido a ello, los miembros de la sociedad solicitarán o pedirán
que esa camisa o tabaco, que sobra, sea repartido o dado a otros.
Con ello se impide que las personas se diferencien unas de otras por la cantidad de
riqueza que poseen. Otra consecuencia es la imposibilidad de utilizar la propiedad con
fines sociales, es decir, que no se pueden usar los objetos para establecer relaciones, crear
o responder a obligaciones. Debido a que lo que se tiene, y no se consume o utiliza de una
manera inmediata, hay que darlo, es imposible planificar su uso para crear dependencias.
Y lo mismo que con los instrumentos, se puede aplicar también al alimento: en estas
sociedades la carne obtenida por la caza de un animal grande se reparte obligatoriamente
entre las mujeres, hombres y niños dentro del grupo. El que ha cazado recibe la misma
cantidad de carne que cualquier otro y no se le reconoce como un donante:
Lee lo describe muy bien aquí: “Cuando un conjunto de !Kung están cazando y
uno ha cazado un animal y se siente satisfecho por la caza, los que lo acompañan se
empeñan en insultar ritualmente lo que ha cazado, minusvalorando tanto la caza como la
habilidad del cazador. Cuando se habla de la caza se da el diálogo siguiente: uno dice: es
pequeño, no es nada, es mucho más pequeño de lo que yo creía. En el bosque parecía
grande, pero en realidad es pequeño. Otro dirá: es tan pequeño que no merece la pena, ¿por
qué no lo dejamos aquí? Todavía es temprano, podemos salir y cazar un poco más. El
cazador puede responder: tienes razón, no es nada. ¿Por qué no lo dejamos y cazamos algo
distinto? Aún un puercoespín o un conejo, cualquier cosa es mejor que esto. Después que
todos se han reído, se ponen a trabajar preparan y cortan la carne y la traen a casa”.
El reírse y minusvalorar lo que se ha cazado no tiene una función como la de
ciertos sermones religiosos: recordar al hombre la nada que es o la modestia de sus obras
ante Dios. Se trata más bien de una función clarísima desde el punto de vista económico:
impedir acumulación de “capital social” y de reconocimiento por parte de los que cazan.
Cuando se afirma que aquí nos encontramos sociedades igualitarias no quiere decir
que, en todos los momentos, todos los miembros sean absolutamente iguales o tengan
exactamente la misma cantidad de bienes materiales. Se trata de que cada uno tenga un
acceso igual al alimento, a la tecnología necesaria para obtener recursos y a las vías que
llevan a la adquisición de prestigio. Lo que dicen los estudiosos de estas sociedades es que
la base del sistema igualitario es la “autonomía individual”, “cada persona es jefe de sí
mismo”; el igualitarismo no es un fenómeno estático que se basa en el hecho de que no
existan jerarquías o estratificación, sino que es algo que se consigue con esfuerzo como se
ve en la anécdota anterior de lo ocurrido tras la caza.
Se dan poblaciones que habitan en las llanuras de Nueva Guinea que limpian un
trozo de jungla y plantan básicamente plátanos y papayas, después se van a vivir de la caza
y recolección. Unos meses después vuelven a limpiar la maleza, si ven que lo que han
plantado ha crecido, y vuelven a practicar la caza y recolección. Meses más tarde vuelven a
recoger lo que se ha producido y se asientan en el lugar por un cierto tiempo. Pero el caso
más llamativo quizás sea el de los Apaches del SO de EEUU, que en verano cultivan en las
partes más elevadas de su territorio y en invierno bajan a las partes bajas del Sur a
recolectar. Otros serían los cazadores recolectores sedentarios, los pescadores que invierten
en barcos o trampas para el pescado, los que se dedican a la recolección de la miel y los
cazadores montados como los Indios de las llanuras norteamericanas.
Normalmente, estas sociedades tienen altas densidades de población, son
sedentarias o practican una movilidad residencial restringida, cierta especialización
residencial, defensa del territorio, propiedad de los recursos, explotación de algún recurso
de manera central, frecuentemente el pescado. Los grupos residenciales son grandes y se
heredan las posiciones de estatus. A veces, la guerra entre unas poblaciones y otras es
frecuente, e incluso las incursiones en otras poblaciones distintas para obtener por la
fuerza alimentos, tierra o esclavos. Ejemplo: poblaciones de la costa NO de Norteamérica:
Las sociedades más al norte tenían una estructura sociopolítica más jerárquica que
se reforzaba y mantenía a través del potlach. El potlach era un ciclo festivo organizado
entre los Kwakiutl y otras poblaciones, por parte de las unidades domésticas de carácter
extenso que se llamaban “numaym”. Se trata de unidades de propiedad que estaban
organizadas con un sistema bilateral con una cierta tendencia a la patrilinealidad. Los
numaym tienen derechos sobre una caza determinada y partes del territorio con sus
recursos; poseían campos para recolectar bayas y lugares de pesca dándose también ciertos
recursos poseídos individualmente. Las aldeas kwakiutl estaban estratificadas de acuerdo
con el tamaño del río (o trozo de río) y la cantidad de salmón que por él pasa. Las situadas
en corrientes con grandes cantidades de salmón y con una cierta estabilidad en su aparición
almacenaban y guardaban los recursos e incluso defendían su territorio. Tanto los grupos
que no poseían una corriente del río, como los que estaban río arriba y que tenían menos
recursos, tenían relaciones muy malas con los que eran más potentes y los agredían
frecuentemente con la idea de apoderarse de sus lugares de pesca.
Dentro de este ambiente de competición brutal se puede comprender mejor lo que es el
potlach: ciclo de fiestas organizadas por un numaym que en principio sirven para celebrar
acontecimientos de importancia, especialmente ritos de paso. En ellos, son invitados como
húespedes personas que pertenecen a otros numaym y a otras tribus. Estos son agasajados y se
les ofrecen regalos por parte del anfitrión. El potlach era un ciclo que se movía por un cúmulo
de obligaciones. Los invitados estaban obligados a recibir los dones lo cual los obligaba a
50
llevar a cabo un potlach en donde se ofreciesen una cantidad un poco mayor de bienes que
aquella que había sido ofrecida en primer lugar. Aquellos que habían ofrecido un potlach
ganaban un prestigio proporcional con aquello que daban. Si alguien no aceptaba los regalos
se colocaba definitivamente en una posición subalterna y si no se devolvían los regalos dados
en la fiesta con un potlach de regalos parecidos, o mayores o mejores, entonces se veía
claramente que el prestigio, poder y situación económica era muy inferior a la del donante.
Por esta razón, no sólo era posible, sino frecuente que dos individuos entrasen en una especie
de competición con potlaches mayores y mejores que iban aumentando hasta que llegaban a
situaciones en las cuales algunos de los bienes o mercancías no sólo se daban, sino que se
destruían en grandes cantidades normalmente quemándolas “en el fuego” del potlach. En un
principio, el potlach fue interpretado como una especie de costumbre irracional llena de
excesos.
2. Otros autores como Piddocke van a subrayar que el potlach es una adaptación para superar
la periódica escasez de alimentos, una respuesta a esa escasez estacional de alimentos: los
potlaches son ofrecidos por aquellos que tienen excedentes momentáneos a aquellos que
tienen necesidad. Lo que este festival trae consigo es la redistribución de los recursos
entre los que no los tienen en ese momento y sirve para mantener a la larga un equilibrio
entre la población y los recursos. Lo que había llamado más la atención, que era el aspecto
derrochador y destructor del potlach es interpretado por Piddocke como un resultado del
contacto con los europeos: trae consigo, como en tantos otros lugares, una disminución
dramática de la población y la aparición de mercancías europeas aumenta la cantidad de
bienes que posee la gente y hace que su valor baje mucho.
51
fluctúan de una manera predecible y susceptible de sobreexplotación, la competición
económica destruye los recursos y es destructiva para las comunidades. En estas
poblaciones, el compartir tanto el acceso como los recursos es una necesidad. La
propiedad de recursos críticos, el control jerárquico, por parte de algunos grupos
domésticos y la competición no está permitida.
52
Sin embargo, hay otras interpretaciones del origen de las sociedades no
igualitarias entre los cazadores recolectores. Keeley llega a la conclusión de que la
sedentarización (estancia de más de 5 meses en un poblado), el almacenaje de alimentos y la
alta densidad de población son los factores más importantes.
Dentro de esos tres factores que parecen llevar a la desigualdad y jerarquía, quizás el
almacenaje sea el factor que parece tener menos importancia. Jerarquía y desigualdad
aparecen a partir del estrés creado en la base de la subsistencia por la densidad demográfica,
por los recursos que varían de espacio y temporalmente de una manera impredecible, y por la
reducción en la movilidad residencial. Las jerarquías aparecen para resolver las disputas,
mantener la información necesaria para conocer los recursos disponibles y redistribuir los
recursos en una situación de estrés. La solución de disputas en base a una organización
jerárquica tiene su origen en el fenómeno de la sedentarización que impide la aparición del
mecanismo fundamental de solución de conflictos entre los cazadores recolectores
igualitarios, la fisión o separación de unos individuos, o grupos, de otros.
Las dos explicaciones más ampliamente admitidas para dar cuenta de la aparición de
las sociedades de cazadores-recolectores no igualitarias: 1) las que se basan en la presión
demográfica sobre los recursos en un contexto de sedentarización y 2), la que defiende
que lo fundamental es la abundancia de recursos que lleva junto a otras condiciones
(entre otras el aumento de la fertilidad) a la creación de excedentes que llevan a una gran
competición por el prestigio o lo que Gould llamaba un “comportamiento engrandecedor”
que trae como resultante una organización sociopolítica que no es igualitaria.
En un libro reciente que presenta intuiciones de largo alcance, Maurice Godelier lleva
a cabo un análisis del Ensayo sobre el don de Mauss. Años antes, Anette Weiner había
desarrollado la idea de que, además de aquellos objetos que se donan y por lo tanto circulan
dentro de la sociedad, hay otros que son “inalienables”:
“...posesiones que están imbuidas con las cualidades afectivas que son expresiones
del valor que un objeto tiene cuando es guardado por sus propietarios y heredado dentro de
la familia o grupo de descendencia. La edad añade valor, de la misma manera que lo hace la
habilidad para preservar el objeto contra todas las exigencias que pueden forzar a una
persona o un grupo a darlo a otros. El valor primario de la inalienabilidad se expresa a
través del poder que estos objetos tienen de definir quién es uno en un sentido histórico. El
objeto actúa como vehículo para traer el pasado en el presente, de tal manera que las
historias de los antepasados, los títulos o los acontecimientos mitológicos se convierten en
una parte íntima de la identidad presente de una persona” (Weiner, 1985: 210).
53
Esa observación saca a la luz algo ya presente en Mauss: refiriéndose a los discos de
cobre entre los Kwakiutl, en el Ensayo sobre el don se dice: “había dos tipos de cobres, los
más importantes que no salen de la familia y que únicamente pueden romperse para volver a
fundirlos y otros que circulan intactos que tienen menor valor y que parecen servir de satélites
a ellos”. El error de Mauss, según Godelier, fue centrarse exclusivamente en los objetos que
se donan, olvidando así la existencia de aquellos otros más importantes y sagrados, que no
circulan: “Al dejar los objetos sagrados fuera de su campo de análisis Mauss pudo crear, sin
quererlo, la ilusión de que el intercambio era la esencia de la vida social” (Godelier 1998:103
Aquí vamos a criticar no sólo el hecho de que toda la vida social sea reducida a un
gran fenómeno de intercambio, sino también a discutir y rechazar la idea de que todos los
procesos económicos sean analizables desde el punto de vista del intercambio.
El Ensayo sobre el don parte del análisis de dos datos etnográficos fundamentales: el
Potlach y el “Kula”39, descrito por Malinowski en Los Argonautas del Pacífico Occidental. El
kula consiste en un regalo ceremonial que debe ser pargado con un contrarregalo después de
un período de tiempo. Asociadas al kula, aparecen otras actividades y aspectos secundarios
como el comercio e intercambio de muchos bienes, también la fabricación de canoas o la
preparación de ceremonias mortuorias. Malinowski plantea dos problemas. En primer lugar,
que la vida tribal está empapada de un dar y recibir constante, la riqueza dada y tomada es uno
de los instrumentos de la organización social, del poder del jefe, de las relaciones de
parentesco y de las relaciones legales. El intercambio, el don y contradon es el motor de la
vida social. En segundo lugar, este autor se pregunta por las fuerzas que hacen que los
“partners” se sientan obligados a devolver lo dado. Este es el problema fundamental que
Mauss va a tratar de resolver en el Ensayo sobre el don: el origen de la obligación de dar, la
de recibir lo dado40 y la de devolver aquello que se ha dado.
La explicación está en que “en el regalo recibido, intercambiado, lo que obliga es que
la cosa recibida no es algo inerte. Aún abandonada por su donador todavía sigue siendo una
parte de él”. La obligación de devolver el regalo recibido es la presencia del donante en lo
donado. Así, Mauss afirma la presencia de un espíritu propio de la cosa e independiente de su
propietario que la obligaría a retornar al propietario originario. Fenómeno presente en la teoría
maorí del “hau”, algo así como “ese espíritu de las cosas” que las obliga a retornar, a volver.
39
El KULA: es una forma de intercambio extensivo e intertribal que consiste en la circulación en dos direcciones opuesta s de dos tipos de
objetos: collares largos de conchas rojas que se llaman “soulava”, que circulan en una dirección, y brazaletes de concha blanca que circulan
en la dirección contraria.
40
Es decir, en esas sociedades no sólo existe la obligación de devolver los presentes sino que tampoco se tiene derecho a rehusarlos.
54
Pensamos que Mauss quizás no fue lo suficientemente exacto en su interpretación, no
porque no hubiera partido del intercambio, como afirmaba Levy-Strauss, sino porque no
comprendió que de lo que hablaban los textos que él analiza es del fetichismo de los objetos 41.
Mauss afirma claramente que el intercambio de dones es anterior al de mercancías y propone,
más o menos claramente, un tipo de evolución que iría en sentido siguiente: un primer
momento en que se daba el intercambio de regalos dentro de la tribu, luego el intercambio
generalizado de dones y al final la economía monetaria que se origina cuando los semitas
descubren que es posible separar objetos preciosos y grupos. Es decir, El Ensayo sobre el don
coloca el intercambio como base de todo y trata de ofrecer una periodización de ese fenómeno
41
El fetichismo de las mercancías, definido por Marx: “el secreto de la forma de mercancía está simplemente en que presenta ant e los
hombres el carácter social de su propio trabajo como carácter objetual de los productos de su propio trabajo como característica natural-
social de esos objetos, de ahí que la relación social entre los productores y el trabajo colectivo se piense como una relación social entre
objetos que existe fuera de ellos”.
55
Entre las diversas formas de integración de Polanyi dice que se pueden encontrar la
reciprocidad y la redistribución. En la reciprocidad distingue Sahlins tres tipos:
56
devuelto y la reciprocidad que siempre implica un movimiento de ida y vuelta. El compartir
es algo que no tiene estructuralmente nada que ver con el intercambio. En segundo lugar,
esta la reciprocidad que es “un sistema de intercambio igualitario y racionalístico” y por fin la
redistribución que es “un sistema público de distribución desigual y centralizada”.
Hay que considerar dos aspectos: 1) la reconstrucción que hace Sahlins de las formas
de integración reduce demasiado incluso los procesos de intercambio al hacer de ellos
procesos básicamente duales, siendo esto un empobrecimiento de la realidad; y 2) la
reducción de todas las formas de integración a un fenómeno de intercambio falsea de raíz
algunos procesos económicos muy importantes.
1. Normalmente, se piensa que dado que lo que se reparte entre los cazadores recolectores
son animales grandes, esto se debe a que es imposible que una sola persona o un grupo
doméstico sean capaces de comerlo y, antes de que se pudra, lo reparten. De esta manera
se aseguran que, cuando otro miembro del grupo cace un animal, tenga que compartirlo.
2. Un segundo presupuesto es que cuando un cazador recolector reparte la carne de una
animal que ha cazado, obtiene por ello honor, prestigio o reconocimiento.
La descripción que vamos a hacer aquí no tiene nada que ver con estos dos
presupuestos que interpretan el compartir como un intercambio.
58
las flechas frecuentemente, este es un sistema de convertir en algo aleatorio quien es el
autor de la caza. En Australia los jóvenes, cuando cazan, dan sus piezas a los mayores que
distribuyen la carne. Entre los Chipeywan (Norteamérica) los hombres cazan, pero la carne
es distribuida por las mujeres.
En cuarto lugar, el compartir no brota de la necesidad práctica de consumir la carne
antes de que se pudra:
“Tanto los Hazda como los !Kung, Mbuti y otros cazadores recolectores africanos
saben perfectamente como cortar la carne en tiras y secarla. Una vez que se ha secado, dura
meses. El hecho de que no secan mucha carne se debe a que están obligados a compartirla”.
En quinto lugar, hay que tener en cuenta que el éxito en la caza no da ninguna
seguridad para el futuro. El hecho de dar o repartir carne en un momento dado, no da más
derecho a obtenerla en el futuro que el no haberla dado nunca. En sexto lugar, el éxito en la
caza y la capacidad para repartir sus resultados no es recompensada con honores y
reconocimientos que puedan ser capitalizados en el presente o en el futuro. Entre los !Kung es
muy conocido el fenómeno que Lee describe con el término de “insultar la carne”. La acción
de minusvalorar la caza se produce con el fin de obviar la posibilidad de que el cazador
acumule honores, renombre o éxitos en base a lo cazado. De tal manera que los !Kung tratan
por todos los medios de educar a los jóvenes en lo que podíamos designar como la humildad.
Todos los datos hacen decir a Lee que “insultar la carne es una de las prácticas centrales de
los !Kung para mantener el igualitarismo”.
Con estos sistemas, lo que se consigue es que el compartir sea la práctica fundamental
con respecto a la distribución de lo cazado, y el compartir implica que la gente no acumula
recursos pero, quizás es tan importante o más comprender que no se acumulan ni honores ni
deudas ni pretensiones de cara al futuro. Veamos tres testimonios diferentes:
- Entre los Batek (Malasia) hay obligación absoluta de compartir el alimento, y el que lo
comparte no puede hacer nada diferente. Una persona con exceso de alimento se espera
que lo comparta y si no lo hace, otros no dudan en exigirlo. Los que reciben alimento lo
tratan como un derecho, y no se espera ninguna expresión de agradecimiento,
posiblemente porque esto implicaría que el que comparte tiene derecho a quedarse con
ello. Si alguno guardase o escondiese alimento no se consideraría robo que otras
personas lo cogiesen.
- Los esquimales del noroeste de Alaska, que ya no son cazadores recolectores con
utilización inmediata de los recursos, entre los diferentes términos para designar
transacciones de propiedad tienen uno específico (Pigziaq) que significa “compartir sin
restricciones”. El que lo recibe usa o consume el bien sin ninguna expectativa de
devolver nada. En la práctica esto tenía lugar únicamente entre parientes cercanos. Se
diferenciaba del “aiccuq” en que la propiedad del bien continuaba estando en manos del
primero que lo comparte. Así, el aiccuq, se trata del “don” tal y como lo concebía
Mauss, que se distingue con toda claridad del compartir en cuanto tal (Pigziaq).
- Refiriéndose a los Buid de Filipinas, Gibso afirma que “el compartir significa una forma
de transacción en la cual tanto el endeudamiento diádico como la diferenciación
jerárquica están ausentes”. Pero más adelante dice que “en el compartir, la regla consiste
en que una subunidad se compromete únicamente en un intercambio con una unidad más
59
grande que la incluye. Es decir, cada unidad está obligada a dar únicamente al todo del
cual es parte, y tiene derecho a recibir únicamente de ese todo, o como parte
indiferenciada de él. Los que reciben no se hacen deudores del que reparte en cada
momento, su obligación es sólamente con respecto al grupo como todo”. Estamos de
acuerdo con la primera parte: es evidente que en el compartir el endeudamiento diádico,
es decir la reciprocidad, tanto compensada como generalizada está ausente; y también
que no se da una diferenciación jerárquica. Sin embargo, la segunda de las afirmaciones
no se puede admitir. Lo que Gibson afirma es que en el compartir se establece una
relación, realmente diádica, entre los miembros individuales del grupo y el todo o grupo
en su conjunto. El problema empieza cuando se afirma que cada miembro del grupo está
obligado a dar o compartir dentro de éste y que eso le da derecho a recibir. Es decir, se
está hablando de un sistema de reciprocidad en el que uno de los polos sea el grupo. Sin
embargo, esta interpretación es errónea porque hay miembros del grupo que no dan nada.
No hay ningún cálculo sobre el compartir, porque esto es siempre un acto que va en
una única dirección, desde el individuo al conjunto del grupo, sin que posteriormente se dé un
retorno. Analizar el fenómeno del compartir como cualquier tipo de intercambio o
reciprocidad es inadecuado porque la donación es obligatoria y está desconectada del derecho
a recibir. Describir este compartir como intercambio o reciprocidad no está de acuerdo con la
ideología o prácticas locales entre los Hadza y la mayoría de los cazadores recolectores con
utilización inmediata de los recursos. En estas sociedades, la economía está organizada
básicamente en base al compartir, lo cual no quiere decir que no haya aspectos de la economía
que no puedan ser descritos o interpretados como reciprocidad e intercambio. Vamos a
ofrecer la descripción de dos fenómenos que pueden ser interpretados desde los dos puntos de
vista: el compartir la carne después de la caza entre los Hadza y los !Kung, y el sistema de
intercambio “hxaro” entre los !Kung.
El fenómeno del “compartir” la carne de los animales grandes entre los Hadza:
una vez que el animal ha sido cazado, la carne se divide en dos categorías. La maneko ma
Epeme, o carne de Dios, son los trozos considerados de mucho valor y es repartida entre los
hombres que ya han sido iniciados. Esta carne no pertenece al cazador y si no ha sido iniciado
no puede probarla. Si ha pasado la iniciación tiene derecho a obtener lo mismo que los demás.
Hay otra carne –la mayor cantidad- que se llama manako eta Hadzabe o carne de la gente, en
la que el cazador es reconocido como el propietario de la misma pero no tiene prácticamente
ningún derecho sobre ella. De todas maneras, la carne es compartida de una forma muy
extensiva entre los miembros del grupo. Primero se comparte en el lugar de la caza. En el
poblado se vuelve a repartir con los que han quedado, cuando se cocina se reparte lo cocinado
y cuando alguno se queda sin carne porque la ha consumido la pide de aquellos a los que les
queda algo. Guardar carne para su consumo posterior no se acepta, y sería bastante ridículo
porque no se puede ocultar y hay que repartirla. Lo que ocurre entre los ¡Kung es bastante
parecido a esto por ello no es necesario describirlo.
60
El “hxaro”, un sistema de intercambio entre los !Kung. Aquí se observan las
limitaciones a todo tipo de acumulación. El hxaro es una red de intercambio que sirve para
reducir el riesgo. Se trata de un intercambio de dones no equivalentes y a largo plazo. Hay dos
cosas que nunca son objeto de intercambio, el alimento y las personas. Ni siquiera en broma,
entre los !kung nunca se puede decir, que las mujeres sean intercambiadas en el matrimonio
entre grupos de hombres (como afirma Levi Strauss). En las dos sociedades las relaciones
matrimoniales están conscientemente apartadas de la esfera del intercambio. Afinidad y hxaro
se presentan como incompatibles. Si se estableciesen relaciones de hxaro con los afines (con
los que se tienen relaciones de alianza), la gente dice que, en caso de disputa entre ellos,
podría presentarse un conflicto serio entre los parientes del marido y los de la mujer. Por todo
esto, la mujer mantiene una red de hxaro que es distinta de la del marido.
El sistema !Kung se refiere en primer lugar a las relaciones sociales, y los bienes
mismos tienen una importancia secundaria. Los bienes que circulan son básicamente una pura
ocasión para establecer relaciones personales, sin que haya relación alguna entre la cualidad y
cantidad de los bienes y la cualidad e intensidad de la relación. Sin embargo, lo que es
fundamental es el carácter diferido de la transacción y esto es lo que distingue el hxaro del
trueque (“en hxaro uno nunca termina. Uno u otro siempre están esperando para ver lo que
vuelve”). Este aspecto diferido se muestra frecuentemente en el acto mismo del intercambio
en el cual la primera parte se considera devolver el don (de una manera no equivalente por
supuesto) y la segunda parte en la que se inicia el intercambio siguiente.
61
Tanto entre los Hadza como entre los !Kung, lo que da valor económico a un objeto es
su posibilidad de ser compartido en un caso y de circular dentro de la red de intercambio en
otro, no es el objeto en sí mismo el que tiene valor. Como se puede observar, de definir la
economía como el comportamiento ante la escasez a definirla como la posibilidad de
compartir un objeto hay un largo trecho. Sin embargo, las semejanzas entre el compartir y el
hxaro se agotan aquí. No hay muchos elementos en común en cuanto que el segundo
fenómeno es una forma de intercambio mientras que el primero no es esto.
Las funciones que cumplen estos dos fenómenos. En el caso del hxaro, dado que los
!Kung viven en un entorno con recursos limitados y bastante impredecibles, en donde de
hecho a veces hay escasez de alimentos, es muy importante el establecimiento de un conjunto
de relaciones en las que se desarrolla la confianza entre personas alejadas y ello permite
visitar otras zonas cuando la situación empeora en el área en la cual uno vive. Desde este
punto de vista, el hxaro permitiría la supervivencia a largo plazo y el equilibrio ecológico.
Otro aspecto importante es la posibilidad de separación entre las personas. Cuando surge el
conflicto entre ellas siempre está presente la posibilidad de que se separen unas de otras,
juntándose con aquellas con las cuales tienen relaciones de hxaro. Lejos del carácter invasivo
totalizante y englobante que Mauss observaba en el fenómeno del don, el don que constituye
el hxaro es “un hecho muy particular” y restringido.
42
“El compartir entre los cazadores recolectores con una utilización inmediata de los recursos es mejor verlo como un fenómeno político. Lo
que produce es limitar profundamente el posible desarrollo de desigualdades en poder, riqueza y estatus.
62
Quizás la condición económica fundamental que define la situación de los Hadza sea
la abundancia de los recursos y su predecibilidad que hace viable la posibilidad de basar su
economía fundamentalmente en el compartir. En contraposición, los !Kung, por ejemplo,
viven en un entorno más precario, y sobre todo más variable e impredecible. Debido a esa
situación, su economía se basa en el compartir de algunos productos de consumo como la
carne y otros alimentos. Además, entre ellos se da un sistema, absolutamente constreñido y
limitado, de intercambio recíproco, el hxaro, que permite que las poblaciones visiten otras
áreas cuando hay dificultad en sobrevivir en el área propia.
Si esto fuera así sería posible establecer una correlación entre abundancia y
predecibilidad de los recursos y el fenómeno del compartir versus intercambio y reciprocidad.
Se podría afirmar que cuando los recursos son abundantes y predecibles, es más fácil la
aparición del compartir que cuando los recursos son más impredecibles y escasos. Se podría
traer a colación otro ejemplo más, los Ache del Paraguay:
63
disponibilidad con respecto a las familias individuales) son compartidos en mayor medida
que otros que son más asequibles a cada una de las unidades domésticas. La caza de
animales grandes presenta dos características importantes: el acceso a su caza no está
abierto a todos los cazadores del grupo, y ni siquiera es fácil que en cada grupo doméstico
haya un cazador capaz de cazar animales grandes. Esto implica que, habría muchas familias
que nunca tendrían acceso al producto de este tipo de caza. Desde este punto de vista, el
compartir juega un papel fundamental para solucionar el problema de la variabilidad en la
obtención de los recursos.
Repitiendo por última vez lo que hemos venido diciendo, hay que subrayar que el
compartir no es un intercambio ni una forma de reciprocidad y también que el
compartir aparece en otras sociedades. Es fácil comprobar cómo está muy presente en las
sociedades de agricultores y campesinos y también en las llamadas sociedades industriales.
Con ello se extiende una especie de idea según la cual la sociedad aborigen es algo así
como una sociedad igualitaria. Lo que quizás es más curioso consiste en que se deja de dar
relevancia a la situación de subordinación de las mujeres.
Estos puntos de vista fueron criticados, desde dos posturas distintas, por T. Strehlow
que afirma que lo que ocurre entre los Aranda es una especie de régimen de terror que se
imponía en cada clan por la existencia de un jefe ceremonial, sustentado por un consejo de
ancianos, y pretendía tener poder de vida y muerte sobre sus súbditos. Según Bern la idea
según la cual la política aborigen está dirigida por algo así como una anarquía organizada en
base a los principios del parentesco, tiene sentido, únicamente, si nos olvidamos de la
existencia de las mujeres adultas y de los varones jóvenes. Con ello se está haciendo una
crítica muy importante a las nociones acerca de las sociedades igualitarias que prevalecían
hasta principio de los 80. Por influjo de Morton Fried y otros padres de la Antropología
Política en los EEUU, se consideraban sociedades igualitarias aquellas en las que los puestos
de “representación”, “organización”, “honor” etc. están abiertos por igual a todos los
varones adultos. Fried era consciente de que esta definición de sociedad igualitaria era “muy
poco igualitaria” en cuanto que excluía de ella la situación tanto de las mujeres como de los
varones adultos pero jóvenes.
Bern afirma así que tanto las mujeres como los varones adultos jóvenes no son iguales
a los adultos más viejos sino que están absolutamente subordinados a ellos. Lleva a cabo un
análisis marxista bastante riguroso, e insiste en que, en la sociedad aborigen, la riqueza y el
prestigio se definen en base a la propiedad y conocimientos rituales, y estos eran accesibles
únicamente a los varones adultos cuando ya van envejeciendo. La ideología dominante entre
los aborígenes consiste en afirmar que todos los recursos alimenticios que se recogen en la
65
tierra son traídos a la existencia a través de las prácticas religiosas, del trabajo ritual. “Las
mujeres únicamente recogen lo que las prácticas religiosas de los varones han hecho
disponible”.
La observación de Bern, según la cual es el juego del poder el que mueve la acción
ritual y ceremonial es bastante exacta. Si se admite esto, se comprende por qué en la sociedad
aborigen las mujeres están excluidas de las mayores ceremonias de carácter revelador. Esta
exclusión de las mujeres es muy llamativa, en cuanto que frecuentemente, la necesidad de
llevar a cabo estas ceremonias se basaba en la necesidad de asegurar el bienestar material y
espiritual del conjunto de la comunidad. Bern demuestra claramente cómo, en la zona de
Arnhem Land que él estudió, los varones adultos más maduros adquieren prominencia
política y económica cuando se apoderan de los derechos a llevar a cabo las ceremonias más
importantes. En conjunto el acceso de los varones mayores a los rituales secretos establece
una jerarquía social y política entre los mismos que se constituyen como superiores y las
mujeres que se constituyen como inferiores o subalternas.
En lo que hasta ahora hemos podido describir aparecen dos fenómenos que
indican la subordinación de las mujeres a los hombres más viejos y por lo tanto la
jerarquía y desigualdad social y política entre los aborígenes australianos. Por un lado,
aparecen fenómenos comportamentales como la poliginia o el matrimonio por promesa de
niñas pequeñas a adultos ancianos. Por otra, están los rituales, y la ideología que se representa
en ellos, en los que esta subordinación se articula, refrenda, justifica y en gran medida
también se crea.
Hay que analizar un último aspecto muy importante, el del trabajo. En Man the
Hunter, Sahlins propuso la idea de la sociedad de cazadores recolectores como la sociedad
opulenta o afluente, en la que el tiempo de ocio es muy importante. Un estudio más reciente
de Altman desmonta claramente la idea de la “Abundancia Originaria” al afirmar que “Sahlins
sobreestima de una manera muy elevada la cantidad de tiempo disponible para los aborígenes
en el pasado”. En lo que podíamos considerar como sociedad tradicional, el esfuerzo de
trabajo era considerablemente mayor de lo que McCarthy y McArthur dicen.
66
hombres, al dedicarse a la caza tienen resultados mucho más impredecibles. Ninguna de las
observaciones parece aplicable a los aborígenes de Arnhem Land (los estudiados por Altman).
Si se tiene en cuenta el conocimiento del terreno y las técnicas aplicadas, los resultados de la
caza son bastante predecibles. Con respecto a la contribución a la subsistencia, Altman,
teniendo en cuenta las variaciones estacionales, concluye que hombres y mujeres producen
aprox. un 50% cada uno de los productos de subsistencia, en la época de precontacto. Sin
embargo, en el momento en que Altman lleva a cabo su estudio la contribución de las mujeres
ha disminuido mucho –no así la de los hombres- debido a varios motivos:
El primer trabajo importante llevado a cabo por una mujer sobre mujeres es la tesis de
Phyllis Kaberry que desmonta muchos prejuicios extendidos por los antropólogos varones. En
primer lugar, antes de esta obra se interpretaba la situación de las mujeres aborígenes como si
fuesen esclavas o ganado que se compra y vende. Tampoco es verdad que las dificultades y el
duro trabajo, al cual eran sometidas, impliquen una actitud de sumisión y servidumbre. Bajo
esa apariencia, se daba una vida social, sexual y espiritual de gran riqueza que había escapado
a la observación de los varones. Incluso se somete a crítica la idea de que la caza, como
actividad masculina, es algo cargado de interés, aventura, y gozo intelectual y físico, mientras
la recolección sería una actividad monótona y aburrida. De acuerdo con sus observaciones,
más bien parecería que es todo lo contrario lo que ocurre.
67
Si pasamos a otros aspectos, tres parecen haber creado la imagen de la mujer como
una especie de “non persona”: el matrimonio por promesa, la poliginia y lo que se puede
designar como matrimonio de grupo:
Anette Hamilton afirma que la producción de las mujeres y hombres forman campos
separados de tal manera que los procesos de trabajo son distintos. Se daba una cierta
68
integración de estas dos esferas productivas a través de la redistribución que llevaban a cabo
las mujeres. Pero, de todas maneras, aparece también un cierto tipo de control por parte de los
hombres del trabajo de las mujeres y una apropiación de su producto. La postura de Bell es
distinta y consiste en afirmar que las mujeres son productores económicos independientes, de
la misma manera que las son miembros plenos de la sociedad.
En primer lugar, lo primero que se descubre es que, de la misma manera en que hay
rituales esencialmente masculinos, también los hay femeninos. La sociedad aborigen está muy
dividida por la línea de género y, por esta razón, las antropólogas/os que han intentado hacer
trabajo de campo con miembros del otro sexo no lo han podido llevar a cabo, e incluso en
ciertas situaciones les ha resultado peligroso. Así por ejemplo, Nancy Munn cuando intentó
estudiar hombres y mujeres por igual, los primeros no la invitaban a observar la preparación
de las ceremonias secretas masculinas, y las mujeres parece que tampoco porque había
intentado estar en los rituales masculinos.
Con frecuencia, las mujeres han preferido negar la existencia de algunos rituales antes
de enseñarlos y explicarlos. Frecuentemente, los llevan a cabo en el bosque, fuera de la vista
de los hombres y de los propios antropólogos/as, y, cuando se les pregunta, van a afirmar que
se trata de “asuntos de mujeres”. “Junto a los varones más viejos, las mujeres son las
conservadoras del mito, son responsables del tratamiento de la ley y costumbres tribales y son
una de las fuerzas que hacen posible la estabilidad y continuidad de la vida tribal”, dice
Kaberry. “Lo que podíamos designar como la «generización» del paisaje, del ritual y de la
organización social es una característica básica de la sociedad aborigen y, por ello, es fácil
comprender lo que significa lugares de los hombres y lugares de las mujeres así como rituales
de los hombres y rituales de las mujeres”. Estos datos parecen confirmar la idea, expuesta
frecuentemente por A. Hamilton, de que la separación entre hombres y mujeres en la esfera
productiva tiene un paralelismo claro en la separación en el campo ritual.
69
parece nada claro es que exista una relación isomórfica y sincrónica entre contribución a la
subsistencia y estatus social, y por ello, basándose en el hecho de que en la situación de
precontacto parece darse una situación de equilibrio en la contribución de hombres y mujeres
a la subsistencia mientras que posteriormente la contribución femenina es menor, no es fácil
hacer inferencias inmediatas, y afirmar que el estatus de la mujer era mejor en la situación de
precontacto y posteriormente se degrada. Inferencia que sí lleva a cabo Bell.
La mayor parte de las antropólogas (a excepción de la propia Diane Bell) han hecho
estudios pormenorizados de las ceremonias femeninas, pero de una manera casi invariable,
han insistido en que la base del poder masculino se encuentra en el campo del ritual. Lo que
ocurre es que al hombre se le atribuye un papel de creador y dador de energía, más importante
que a la mujer. Esto se debe a su relación más inmediata con la “fuerza vital” que se
manifiesta en los rituales. Según Hiatt:
“Es muy difícil admitir que en Australia se da una paridad genérica. En ningún
momento aparecen los equivalentes femeninos de las grandes reuniones intertribales
organizadas por los hombres. Los hombres presionaban a las mujeres para que proveyeran
el alimento durante las ceremonias secretas masculinas, o actuasen como bailarinas
respondiendo a las llamadas de los hombres desde sus lugares secretos. Nunca los hombres
eran sujetos de estas demandas o situaciones indignas. Finalmente, las sanciones contra las
mujeres por descubrir los secretos masculinos incluían violaciones y a veces la muerte. Los
varones que eran intrusos en el campo ritual de las mujeres corrían el riesgo de una
penalización mística, pero no se daban castigos físicos”.
Finalmente, es conveniente aclarar en la medida de lo posible uno de los problemas
de más difícil solución. Se ha repetido hasta la saciedad que en las sociedades de cazadores
recolectores se da una división del trabajo en base a la cual las mujeres son recolectoras y los
hombres cazadores. Esta división tiene connotaciones importantes desde el punto de vista de
la estratificación social, porque la caza se piensa como una actividad superior. Si esto es así,
uno de los ingredientes fundamentales, de la pretendida y general, subordinación de la mujer
al hombre en las sociedades de cazadores recolectores es la propia división del trabajo.
En primer lugar, hay que decir al respecto, que hay sociedades en donde las mujeres
cazan. Incluso hay sociedades, que habitan en el Ártico o Subártico, como los Ainu de
Hokaido o los Ojibway de Norteamérica, en donde las mujeres llevan a cabo frecuentemente
la actividad de cazar. Pero el caso más llamativo es el de los Agta, en Luzón (Filipinas): un
85% de las mujeres practican la caza y no hay ninguna diferencia (en tamaño corporal, peso,
altura, edad del primer embarazo, número de hijos vivos...) entre las que cazan y las que no.
Además, tanto mujeres como hombres cazan separadamente ciervo o jabalí, pero cazan monos
en grupo e, incluso, las mujeres Agta parecen ser mejores cazadoras que los hombres. Es
70
decir, aquí tenemos un ejemplo de mujeres que cazan frecuentemente y también animales
grandes. A partir de ahí podemos plantear el problema tal como se propone comúnmente:
1. Parece darse una exclusión pasiva en cuanto que no se conoce ninguna sociedad de
cazadores-recolectores en la cual las mujeres sean socializadas, de una manera ordinaria,
en la caza de animales grandes.
2. Hay sociedades en las que a las mujeres se les prohíbe toda actividad de caza (Kalahari).
3. El fenómeno más frecuente no es tanto la prohibición de la caza cuanto del uso de las
armas necesarias. De hecho, este aspecto tecnológico ya fuera subrayado en Man the
Hunter por Hitoshi Watanabe: “la exclusión de las mujeres de la caza individual de
mamíferos grandes parece relacionarse con la fabricación y uso de armas de caza...”.
Sin embargo, es importante subrayar tres cosas que se refieren, la primera a la
generalidad de la exclusión de la mujer de las actividades de caza, la segunda a la importancia
de la caza en la configuración de la cultura humana y la tercera a la generalidad de la
subordinación de las mujeres a los hombres en las sociedades de cazadores-recolectores:
A raíz del simposio Man The Hunter había muchos antropólogos que pensaban que se
daba una especie de continuo entre los cazadores recolectores del Pleistoceno y los actuales, y
que, por lo tanto, era fácil hacer inferencias desde los segundos a los primeros. Por otra parte,
también se pensaba que para la interpretación de los datos arqueológicos era fácil utilizar los
datos etnográficos. De todas maneras, nadie se atrevía a decir que los cazadores recolectores,
actualmente vivientes, fueran exactamente iguales que los del Pleistoceno, entre otras cosas
porque viven en la actualidad e interactúan con sociedades que no son cazadoras recolectoras
y con ellas establecen relaciones de comercio, matrimonio, empleo, etc. Pero un antropólogo
testarudo que tratase de llevar sus ideas al límite siempre podía afirmar que, aunque sea
verdad que los cazadores actuales viven en el presente, podríamos considerarlos como “fósiles
vivientes”. Se podría afirmar que los cazadores actuales representan supervivencias
(“survivals”) de épocas pasadas en el presente, y que, por lo tanto, su estudio puede darnos
pistas claras sobre lo que ocurrió en la prehistoria.
En última instancia lo que habría que hacer es descubrir los efectos del contacto entre
cazadores recolectores y otros grupos en la vida de los primeros. Únicamente, después de
haber llevado a cabo un análisis de los intereses comerciales, gubernamentales, etc. se puede
afirmar algo acerca del significado evolutivo de los cazadores recolectores del presente. Ante
este planteamiento de Lee, los llamados “revisionistas” como Schrire o Wilmsen afirmarán
que es un planteamiento poco más que ridículo porque una vez que se han quitado los efectos
del contacto no queda nada. El problema puede ser planteado con agudeza con las palabras de
Schrire cuando se pregunta por la:
72
posible que los rasgos que estudiamos y subrayamos porque son comunes, no tanto porque
la humanidad haya compartido el sistema de vida de caza y recolección durante el 99% de
su vida en la tierra, sino porque los cazadores/recolectores actuales, al tratar de aceptar los
compromisos que les permitan seguir este sistema de vida, han llegado a una especie de
consenso subliminal para encontrar soluciones semejantes a problemas semejantes”.
Dicho de una manera más sencilla, habría que decir que la estructura de los sistemas
de caza y recolección habría que entenderla únicamente en términos de su interacción con las
sociedades no cazadoras recolectoras.
Con esa y otras observaciones, relacionadas con el hecho de que a esas sociedades lo
único que les queda es jugar el papel de “primitivo profesional”, a veces incluso enfocado al
hecho de convertirse en atracción turística, se comprende perfectamente lo que los
revisionistas quieren decir. Wilmsen se refiere especialmente a los cazadores/recolectores del
desierto del Kalahari, los San, que hasta hace poco se presentaban como los “prístinos” entre
los prístinos. Afirma que el aislamiento, en el que se suponía que vivían los San, es una
creación de nuestra visión sobre ellos, no de la manera como ellos se ven a sí mismos:
Normalmente, se pensaba que, hasta épocas recientes, los cazadores/recolectores sudafricanos
eran relativamente autónomos, pero ahora esto es puesto en cuestión. Con la investigación
arqueológica, se ha ido descubriendo la aparición de la agricultura y el pastoreo en Sudáfrica
y se va colocando más y más hacia atrás en la historia, al menos hasta los principios del
primer milenio después de Cristo. Esto implica que los cazadores en toda esta región se
convierten en grupos dominados por señores de la “Edad del Hierro”, lo que a su vez, parece
implicar que, ya en la prehistoria, los San han dejado de ser autónomos en cuanto que, están
dominados por esos pueblos más potentes. Desde este punto de vista, habría que decir que los
San, antes de la llegada de los colonizadores a Sudáfrica eran ya siervos o esclavos, no
cazadores/recolectores. Se trataría en última instancia de personas que tienen que pagar un
tributo o que están proletarizadas en su integración dentro de sistemas económicos más
grandes. Aún así, hay que recordar que una cosa es el contacto de los cazadores/recolectores
San con los agricultores y pastores y otra distinta que todos ellos hayan sido agricultores o
pastores en el pasado lejano (algo que si afirma Wilmsen al considerar que los San se habían
convertido en pastores y que la llegada del capital mercantil al área trajo como consecuencia
que perdiesen sus ganados y volvieran a convertirse en cazadores-recolectores).
Los antropólogos revisionistas parecen a veces, basar sus observaciones, más que en
datos empíricos, en posturas “a priori”. En gran medida basan sus argumentos en ciertas
tendencias dentro de la antropología que cristalizan en el libro de Wolf. Según éste, se da una
interconexión entre todas las sociedades del mundo aún antes de la aparición del capitalismo.
73
Los revisionistas parecen partir de esos presupuestos y piensan “a priori” que no queda
ningún resquicio libre de la penetración del sistema económico mundial. Tampoco parece
fácilmente aceptable pensar que la caza y recolección sea considerado como algo
absolutamente ahistórico. Como bien subraya Lee “los revisionistas pretenden restaurar la
situación de los San en la historia, pero se trata de una visión curiosa de la historia, según la
cual el único modo de historizar los cazadores/recolectores consiste en convertirlos en
pastores o siervos en el pasado”.
Ese punto de vista ha sido cuestionado a raíz de los estudios en bosque tropical
húmedo donde se demuestra que los carbohidratos son escasos, están distribuidos de una
manera muy desigual y, en algunos casos, tóxicos para los cazadores. Basándose en estos
datos, algunos autores han insistido en que los carbohidratos son los factores limitantes que
impiden la utilización del bosque tropical a lo largo de todo el año por parte de los
cazadores/recolectores, hasta que no aparecen agricultores que producen un excedente de
carbohidratos que pueden ser intercambiados por los productos de la caza y recolección.
Katherine Spielman afirma que la caza comunal de bisontes en las llanuras del sur
de los EEUU no se desarrolla como una actividad que se lleva a cabo a lo largo de todo el
año hasta, más o menos 1250-1300 d.C. que es precisamente cuando se instalan en la zona
grandes comunidades de agricutores-Pueblo, que intercambian maíz por carne y que
permiten la supervivencia de los cazadores en entornos en los cuales los recursos de
carbohidratos comestibles eran escasos.
Estas observaciones indican que más que ver la interacción entre cazadores y
agricultores como un fenómeno reciente que ha distorsionado su vida, o como una especie de
aberración es posible verlo como una necesidad para la supervivencia de los dos en
determinados entornos. Sea lo que sea, se puede afirmar sin peligro de equivocarse que los
cazadores-recolectores adultos deben obtener normalmente la mitad de las calorías de fuentes
no proteínicas ya sean grasas o carbohidratos. Las mujeres embarazadas tienen que obtener
muchas más calorías de estas fuentes, quizás hasta el 75%.
Todos estos datos implican que el suministro de carbohidratos puede ser algo muy
central para los cazadores y que, cuando estos no son fácilmente asequibles, la presencia de
agricultores cerca de donde los cazadores obtienen su subsistencia trae consigo la fácil
obtención de recursos que son absolutamente necesarios para la subsistencia. Desde este
74
punto de vista, la presencia de agricultores en las mismas áreas en las que habitan los
cazadores, e incluso las relaciones de mutualismo entre unos y otros, permiten un mayor
desarrollo de las sociedades de cazadores recolectores.
Sin embargo, una cosa es aceptar eso y otra muy distinta llegar a afirmar que la
existencia de esos cazadores-recolectores depende de la presencia de los agricultores o que,
realmente, estos cazadores no son más que agricultores en una situación depauperada.
Las últimas observaciones han sido ofrecidas por el especialista de los Hadza de
Tanzania, Woodburn y resumen bastante bien los problemas empíricos que el revisionismo
podría plantear. Parte de la constatación de que los cazadores recolectores con un sistema
económico de utilización inmediata de los recursos están encapsulados o rodeados por
agricultores o pastores que se colocan en sus fronteras y, por así decirlo, los rodean.
Normalmente, los grupos que encapsulan a los cazadores no solo afirman su dominio político
sobre ellos sino que los tratan como inferiores, como gente aparte, pero, al mismo tiempo
consideran que tienen unos ciertos poderes unidos al hecho de ser los habitantes originales del
lugar.
El carácter casual e inestable de las relaciones con los grupos que los circundan no
favorece la idea tampoco de que la caza y la recolección sea fruto de una división del trabajo,
75
en la cual los agricultores producen unas cosas y los cazadores otras que posteriormente las
intercambian. Bastantes sociedades cazadoras-recolectoras representan todavía hoy día una
forma de vida basada en la caza y recolección y no un conjunto de elementos del
lumpemproletariado43 que han sido totalmente integrados en el sistema económico mundial.
El poder del capitalismo es grande, pero todavía no ha llegado a la omnipotencia.
43
Según el diccionario de la RAE: lumpemproletariado: capa social más baja y sin conciencia de clase.
76
4. Introducción a la tradición antropológica en el Reino Unido
“Gran Bretaña ha sido peculiar entre los países industrializados en cuanto que ha tenido
a la vez una cultura intelectual floreciente y un sistema universitario subdesarrollado”
(Henrika Kulik)44. Quiere decir que en la época a que nos vamos a referir, se da un número
muy pequeño de universidades, cuya actividad va dirigida a los hijos de clases dominantes.
La Antropología se desarrolló bastante durante el siglo XIX, pero hasta 1884 no se
creó un puesto en la Universidad de Oxford para la enseñanza de esta materia (ocupado por E.
B. Tylor), y también, en este tiempo, la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia le
concede una sección. En estos primeros momentos, y hasta bien entrado el siglo XX, la
antropología se considera como un trabajo intelectual útil. En cuanto al entorno intelectual en
que aparece la disciplina en el Reino Unido tenemos que hablar de los círculos de activistas
compasivos que serían los no-conformistas y especialmente los filantropistas cuáqueros.
Entre esos activistas, un elemento, siempre presente, era la lucha contra la trata de
esclavos. Cuando se alcanza la abolición de la esclavitud (1833), empezarían a plantear el
problema de las poblaciones nativas de Suráfrica: promueven la creación en el Parlamento de
un Comité para los aborígenes, y después crean la Sociedad para la Protección de los
Aborígenes. El motivo fundamental era la disparidad manifiesta entre al comportamiento
británico dentro del país y la manera de actuar fuera: dentro se defendía la libertad civil y el
progreso moral e intelectual pero en las colonias se producían injurias, ejercía la opresión y
cometían crueldades. Esa sociedad crea un importante foro de discusión y publicaciones con
el intento de obtener “información auténtica sobre el carácter, hábitos y deseos de las tribus
no civilizadas”; información que se sistematizó y constituía el punto de partida para una
antropología incipiente.
Muy pronto apareció una división en esta sociedad entre los que tenían unas
tendencias de carácter evangélico y de mejora de los aborígenes, y aquellos cuyo interés
básico era el estudio de esas poblaciones. Por ello nace la Sociedad Etnológica de Londres
(1844) con el intento de investigar las características, físicas y morales de las gentes que
habitan o habían habitado la tierra. Las figuras centrales eran Thomas Hodgkin y James Cole
Pritchard: dos cuáqueros que defendían como elemento fundamental de sus posiciones
morales y filosóficas la unidad de la sangre del género humano, y explicaban la diversidad
como algo causado por las diferencias ambientales. Pero había otros, que se fijaban más en las
44
KULIK, Henrika (1991): The Savage Within. The Social History of British Anthropology, Cambridge University: 5.
77
diferencias anatómicas entre grupos raciales, defendían el origen poligenístico de la especie
humana y veían las diferencias raciales como la causa de la diversidad moral y cultural.
De ese pequeño segundo grupo sale James Hunt que se separa de la sociedad y crea la
Sociedad Antropológica de Londres, oponiéndose a los miembros de la Sociedad Etnológica,
pero también a los darwinistas que defendían el monogenismo, un único origen para la
especie humana. Poco a poco, Hunt se convirtió en una figura única y puramente polémica.
Sin embargo, tampoco se puede olvidar que durante el XIX, Gran Bretaña jugaba un
papel fundamental en la exploración, comercio y expansión colonial, lo que llevó a un
aumento de la curiosidad e interés por un conocimiento más global. Disciplinas como la
geografía, zoología o botánica, generan tradiciones académicas de tendencia generalizante y
sofisticados sistemas de observación de fenómenos particulares. Desde el punto de vista de la
Antropología los métodos de observación de la ciencia natural, o lo que ya se designaba como
trabajo de campo de los naturalistas va a dar lugar al trabajo de campo de los antropólogos.
78
Andrew Lang, discípulo de Tylor, describe muy bien los efectos que trae consigo esta idea y
que consisten ni más ni menos en que se ven las costumbres de otros pueblos como producto
de una razón como la nuestra, que funciona bajo el influjo de un conocimiento imperfecto y
de unas necesidades que el antropólogo tiene que descubrir. Incluso, se puede afirmar que la
unidad psíquica hace asequible a los antropólogos los “pensamientos de los salvajes” y por
ello es posible la práctica de la observación participante que constituye el trabajo de campo.
Dentro de este mismo contexto, Tylor explica lo que será el objeto de la Antropología,
la cultura, y ofrece una definición que se sigue utilizando en estos momentos: “La cultura o
civilización, dice, tomada en su sentido etnográfico amplio, es ese todo complejo que incluye
conocimiento, creencias, arte moral, ley costumbre, y todas las otras capacidades y hábitos
adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad”.
Tylor también influyó mucho para que se crease un Comité para investigar y publicar
informes sobre los caracteres físicos, las lenguas y las condiciones industriales y sociales de
las tribus del noroeste del Canadá. Comité que elaboró así una “circular de investigación”: un
conjunto de preguntas que fuera usado por los funcionarios, misioneros o viajeros.
79
4.1. Haddon y la expedición al Estrecho de Torres
(1888-1899)
Allí entraría en contacto con los nativos y Haddon empieza a interesarse por ellos:
colecciona objetos etnográficos y se va convirtiendo a la Antropología. Llevaba consigo
además las Notes and Queries y empezaría a interesarse por las leyendas, creencias y
costumbres familiares de las poblaciones de estas islas. Por ello, y como continuación de esos
intereses, se lanza a un proyecto para llevar investigadores al Estrecho de Torres y estudiar la
antropología, psicología y sociología de los «salvajes» haciendo una investigación in situ.
La Expedición llega en 1898, los nativos tenían buen recuerdo de Haddon por su
anterior visita y, por ello, no tuvieron mucha dificultad en volver a entrar en contacto con
ellos. En cada localidad se dio un cierto tiempo para que, juntos y separados, los
expedicionarios pudieran llevar a cabo sus investigaciones. El barco los dejaba en las islas por
meses y después volvía a recogerlos.
Haddon veía la Antropología como una ciencia de campo no “puramente como una
actitud de la mente que está influyendo en muchas disciplinas”. La expedición de ese modo,
representaría un cambio importantísimo en la historia de la antropología y la psicología: se
trata de la fusión en una misma persona del papel de recopilador de datos empíricos y del de
teórico. En las islas del Estrecho de Torres, la información era obtenida por los propios
investigadores de informantes nativos que hablaban de sus costumbres y creencias, y estos
datos eran suplementados con las impresiones directas de los lugares, objetos, eventos y
comunidades por parte de los antropólogos.
80
actividad de Rivers, a quién Haddon describía en 1914 como “el mayor investigador de
campo de la sociología primitiva que había existido jamás”.
Con respecto al propio Rivers, tiene mucha importancia algo que va a tener mucho
peso, no sólo en su obra sino en toda la tradición posterior de la antropología británica: el
trabajo conceptual sobre la estructura social. Rivers publica en 1914 un pequeño tratado sobre
parentesco y organización social, pero quizás la obra en donde trató de analizar y desarrollar
este concepto, que será emblemático en la antropología británica será en The History of
Melanesian Society. Para describir sus hallazgos tomó los datos melanesios, puso orden y
precisión en la terminología que se requería en los estudios de parentesco y en la descripción
de los grupos sociales, esclareciendo los elementos sistemáticos de las diversas terminologías
de parentesco, las ideas de descendencia, las formas de matrimonio y los intercambios
matrimoniales entre los grupos.
Para llegar a la estructura social, hay que tener en cuenta una metodología nueva que
aparece por obra de Rivers en la expedición al Estrecho de Torres, “el método genealógico”.
Lo que Rivers encuentra es que con un descubrimiento paciente de las relaciones primarias de
parentesco, tales como madre de... padre de... nacido de..., se puede conocer la totalidad de
una comunidad, se pueden conectar unos miembros con otros y se puede hacer un esquema,
en el cual los miembros de un grupo social podían ser colocados y a la vez se podía añadir
una gran cantidad de información sobre la condición social de cada persona, incluyendo datos
tales como la residencia, los totems y la pertenencia a los clanes. Este método podía usarse en
el estudio de las migraciones, de la magia y la religión, de la demografía, etc. En base a todo
ello, sería posible “formular leyes que regulan la vida de las gentes que ellos mismos nunca
las han formulado”.
81
Es también fundamental tener en cuenta la redacción de las Notes and Queries que se
lleva a cabo en 1912 pues dentro del comité estaban el propio Rivers, Haddon y más tarde
Seligman, siendo en ellas fundamental la aportación del primero: Rivers escribe sobre el
método y establece una distinción básica entre “estudio intensivo y encuesta”, añadiendo
importantes pautas como que el primer deber del investigador es aprender el lenguaje de la
gente a estudiar. Además, añade una serie de consejos y observaciones que tienen mucha
importancia. En primer lugar, y en contraposición a lo que había ocurrido en la expedición al
Estrecho de Torres, dirá que el trabajo etnográfico ha de ser llevado a cabo por un solo
investigador porque la actividad de muchos produce mucha excitación y molestia en los
nativos. Se va a insistir también en que el trabajo del antropólogo no puede estar dividido
dado que su objeto es indivisible. Y, por último, se marca la necesidad de que el etnógrafo
viva durante un año, más o menos, en el medio de una comunidad de 400 o 500 personas que
son conocidas personalmente.
Es evidente que tanto lo que se llama participación como el conocimiento del lenguaje
es algo muy importante, pero parece fundamental aclarar en qué consiste exactamente esto de
la participación. Entre 1915 y 1918 Malinowski lleva a cabo dos viajes y estancias, de un año
cada una, en las Trobiand (en medio, estuvo año y medio en Australia). Lo primero que llama
la atención es que Malinowski conseguiría, pagando media barra de tabaco al día, colocar su
tienda en la parte central y restringida del pueblo de Omarakama en donde tenía a su lado el
jefe del poblado To’uluwa. No podemos olvidar que en las Trobiand la sociedad está
enormemente estratificada, de hecho el jefe se sienta en una plataforma elevada para que la
gente común no tenga que arrastrarse por la tierra. Esto indica que la relación de Malinowski
con el jefe implica que sus relaciones con el resto de la comunidad no son “paritarias”.
De todas maneras es importante que se explique en qué consiste este fenómeno “tan
novedoso” de la participación. G. Stocking lo explica bien y considera que teniendo en cuenta
que la actividad del trabajador de campo se puede dividir en muchos aspectos (participación,
observación e interrogación), es cierto que Malinowski recoge más información por medio de
los dos últimos que por el primero. Pero uno podía argüir que, desde el punto de vista de
obtener información, la participación es hasta cierto punto un fenómeno contextual. Con ello
se quiere decir que participación significa realmente preguntar por algunas acciones y
83
acontecimientos cuando estos tenían lugar, pero esto no era lo más frecuente. Incluso sabemos
que Malinowski nunca fue invitado a ninguna expedición del “kula” 45. En conjunto, se puede
decir que lo más innovador de Malinowski consiste en que, desde muy pronto en su trabajo,
se encuentra sin contacto...
“...con el hombre blanco y por ello busca naturalmente el contacto con los nativos
empeñándose en llevar relaciones naturales con ellos más que basándose en informantes
pagados y aburridos a la vez. Cada mañana se levanta para empezar un día que se le
presenta como al nativo. Poco a poco descubre que su vida discurre de una manera de
acuerdo con su entorno. Paulatinamente los errores de etiqueta se corrigen y aprende a
comportarse. Al tomar parte de alguna manera en la vida de la aldea, cesa de ser un
elemento extraño en la vida tribal”.
La soledad del etnógrafo se hace requisito indispensable del conocimiento etnográfico,
es el medio por el cual uno es capaz de observar de un modo natural la cultura desde dentro.
45
En 1915 se le permitió a Malinowski ir con los nativos en una de esas expediciones “kula”, pero tuvieron que volver a la isla por los
fuertes vientos que se desencadenaron. El jefe To’uluwa atribuyó la mala suerte a su presencia y por ello posteriormente tuvo que quedarse
siempre en la playa.
84
práctica como desde el de su conceptualización, a lo dicho por Rivers. Teniendo esto en
cuenta, la pretendida “revolución malinowskiana” ha sido una realidad inexistente. Los
Argonautas es un libro que no propone ningún tipo de teoría de carácter general.
Por lo que respecta a la descripción del kula, tiene una estructura narrativa:
Se empieza con la construcción de una waga o canoa que se lanza al mar y los
lectores son conducidos a una expedición a través del brazo de mar de Pilau. Después se va
pasando por diversas islas, se detiene para llevar a cabo ceremonias mágicas en la playa de
Savubwoyna y al final se llega al culmen del kula en Dobu. Luego, se cuenta la vuelta y allí
se da una visita de los habitantes de Dobu.
Malinowski interviene en el medio de la narración para explicar detalles etnográficos y
ofrecer disquisiciones sobre la sociología, mitología o magia del kula. Todo está escrito en
activo y en el presente, los capítulos empiezan con referencias a la situación actual.
Se sabe que Malinowski nunca tomó parte en ninguna expedición del kula. En base a
esto, no se le puede criticar porque el etnógrafo no está en una “panóptico” desde el que todo
lo ve, todo lo oye o lo siente. Siempre hay cosas que hay que reconstruir en base a los
informantes y es absolutamente normal... Pero, a veces, los recursos estilísticos (yo he visto,
yo he seguido, yo he hecho) puede llevar al lector a confusión. Es bastante importante que,
aunque Malinowski lo criticó con dureza, algunas veces pagó a sus informantes (¿quién no?);
y que, aunque nuestro autor insiste mucho en romper todo tipo de relación con los blancos
para llegar a una real inmersión en la vida de los nativos, sabemos que él, cada tres o cuatro
días, se iba a casa de Billy Hancock en Gusweta para “perderse” cuando “estaba hasta la
coronilla” de los nativos. Es decir, hay que comprender que Malinowski construye una
especie de mito-poiesis de su trabajo de campo que aunque en gran medida es admirable, debe
someterse a crítica.
Es un conjunto de intercambios que unen entre sí las diversas islas que están cerca
de la costa oriental de Nueva Guinea y que fueron descritos por Malinowski para las
Trobiand y Reo Fortune para Dobu. Dos tipos de prestaciones: Unas se llevan a cabo dentro
de los límites de la comunidad residencial o de sus vecinos inmediatos. Otras tienen una
escala mucho más grande en expediciones marítimas de islas en islas. En estos procesos
circulan dos tipos de bienes que se llaman “vaygu’a”. En un sentido, pulseras de concha y
en otro collares, aunque no tienen ningún valor comercial sino más bien ceremonial.
Normalmente se trata de un intercambio diferido en el tiempo, de tal manera que
los dos tipos de objetos circulan en un circuito cerrado. Una vez que pasa un cierto tiempo,
estos objetos en poder de una persona son puestos en circulación, de tal manera que la
doble cadena de intercambio no se para nunca. Su valor está en la continuidad de esta
circulación, pero la posesión temporal y efímera de esos bienes (que tienen nombres, sexo,
y que a veces han sido intercambiados varias veces en diversos circuitos) es una fuente de
prestigio para el que lo tiene. Aquel al que se ha dado un brazalete dará posteriormente una
collar que circula en sentido inverso. El don y la contrapartida pueden ser sincrónicos o la
contrapartida puede ser diferida.
85
El kula puede ser pensado como un ritual en el que se celebra el intercambio como
puro intercambio. Esto se confirma si se tiene en cuenta que los “vaygu’a” que circulan no
son en ningún sentido bienes de consumo, aunque alrededor de su circulación se da un
fenómeno inmenso de intercambio de bienes que sierven para el consumo inmediato. El kula
está relacionado con una cantidad ingente de fenómenos políticos, sociales y económicos. Por
ello Mauss, posteriormente, afirmará que es un “hecho social total”, algo que trataremos más
adelante. De todas maneras, Malinowski parece ofrecer una interpretación psicológica del
fenómeno. En los Argonautas dice:
“La idea de que el nativo puede vivir en un estado de busca individual del
alimento, o preocupándose únicamente por su unidad doméstica, apartado del intercambio
de bienes, implica un egoísmo calculador y frío... [Esto] ignora el impulso humano
fundamental a mostrar, compartir, dar. Ellos ignoran la tendencia profunda a crear lazos
sociales a través del intercambio de regalos. Al margen de una consideración de si los
regalos son necesarios o incluso útiles, dar con la única intención de dar es uno de los
aspectos fundamentales de la sociología Trobiand y, teniendo en cuenta su naturaleza muy
general y fundamental, yo defiendo que esto es un aspecto universal de todas las sociedades
primitivas”.
Sea cierto o no, pensamos que aquí se encuentra la idea más importante, e incluso
genial, de Malinowski
86
la intrusión de los ingleses y atacado su asentamiento, razón por la que los colonizadores
empiezan a capturarlos y detenerlos en campamentos llamados Andaman Homes. Entre 1863
y 1908, estas Andaman Homes sirven para conseguir la aculturación y la observación
etnográfica de los isleños.
El trabajo de campo de Radcliffe parece que es llevado a cabo sobre los isleños que
estaban alrededor del penal, y parece evidente que tanto su vida como las tradiciones estaban
muy empobrecidas cuando llegó. Sus técnicas de campo eran las desarrolladas en la
expedición al Estrecho de Torres, a pesar de que nunca fue capaz de aplicar el método
genealógico. El trabajo de campo, debido posiblemente a la situación de los isleños, nunca
llega a describir los fenómenos con la viveza de Malinowski.
Sin haber publicado el libro sobre los Andaman, Radcliffe-Brown intenta llevar a cabo
otro trabajo de campo en Australia entre 1911-12, donde llega a escasos resultados expuestos
en el artículo Three Tribes of Western Australia. Todo ello dio lugar a una de las obras
cumbres de la Antropología en esta época The Social Organisation of Australian Tribes que
se publica a inicios de los años treinta y ofrece un análisis comparativo y sistemático de un
tipo de sociedades australianas.
Es muy importante tener en cuenta el carácter nómada de las actividades de este autor.
En 1916 vuelve a Australia hasta el 18, cuando se hace titular de la cátedra de Antropología
Social en Ciudad del Cabo (Suráfrica); entre 1926 y 31 es profesor en Sydney, en Chicago y
durante un período de tiempo corto en Yenching (China). Desde 1937 al 46 enseña en Oxford.
A partir de su llegada allí, y quizás un poco antes en 1934, comienza a tener lugar una confusa
disputa entre los que en aquel momento eran considerados las figuras fundamentales de la
Antropología británica, referida a lo que cada uno entendía por funcionalismo o función.
Según Malinowski, Radcliffe-Brown tenían tendencia a ignorar el individuo y el elemento
biológico; éste le responde que no es así y que lo que le distingue de Malinowski es la
utilización de las palabras. Lo importante es la creación de una terminología científica basada
en definiciones que tienen el mismo significado en todas las sociedades y, según Radcliffe-
Brown, Malinowski no plantea nada por el estilo.
87
4.3. La Edad de Oro 1945-1970
El período que vamos a analizar ahora va desde el principio de los cuarenta hasta
mitad de los setenta, en el cual aparece un conjunto de nuevos profesores en diversas
universidades del Reino Unido que cambian bastante el panorama intelectual de la
antropología y la llevan a un florecimiento. Raymond Firth accede a la cátedra de la London
School of Economics en 1944, Evans Pritchard ocupa la de Oxford en 1946, Max
Gluckman va a dirigir el nuevo departamento en Manchester en 1949 y Meyer Fortes ocupa
la cátedra de Cambridge en 1950, donde poco después enseñará también Edmund Leach. Es
de destacar que eran discípulos de Radcliffe o Malinowski, a veces de los dos, y quela
mayoría no había nacido en el Reino Unido:
88
trabajo de campo en Suráfrica y África Central. Leach, estudiara ingeniería y había hecho
trabajo en Birmania y Sri Lanka.
La publicación por Evans Pritchard de los Nuer en 1490 tuvo un impacto muy
importante. Los Nuer se han hecho famosos por el estudio de la organización de linajes y de
la estructura segmentaria en general pero hay otros muchos elementos que tienen interés. Uno
de ellos es que en esta obra se tienen en cuenta los factores ambientales y Evans Pritchard
habla explícitamente de ecología.
Desde esta perspectiva, el análisis parece una homología de forma entre el aumento y
disminución de las aguas del Nilo y la agregación y dispersión de la población que, según
Pritchard, se refleja en la estructura segmentaria de las instituciones políticas. Pero no se sigue
esta línea de análisis por diversos motivos. En primer lugar, Pritchard no estaba familiarizado
con ningún tipo de teoría ecológica y, por ello, no tenía manera de generalizar estas
observaciones al estudio de las conexiones entre la ecología humana y los factores políticos.
Parece claro que Evans no comprende en ningún sentido la relación entre factores ambientales
y la estructura social y política. Es curioso que Mauss publicara hacía ya muchos años un
artículo en el que, basándose en los Inuit, se postula que la mayoría de los pueblos de
cazadores-recolectores tienen una organización basada en un ciclo anual con dos fases, un
período de dispersión en pequeños grupos móviles (“vida privada”) y otro de concentración
donde se da una vida social más intensa y que es el período en el que se llevan a cabo los
rituales colectivos (“vida pública”). Aunque es verdad que la generalización de este sistema
no se comprende hasta 1968 con Man The Hunter de R. Lee e I. de Vore, la lectura por Evans
del trabajo de Mauss que él conocía le hubiera podido ofrecer un apoyo comparativo para
comprender los problemas, pero nunca comprendió el alcance de este trabajo.
89
estructura social y en otros casos a la estructura lingüística (con Saussure). Pritchard utiliza a
veces la palabra sistema y otras veces estructura y, como comprende Mary Douglas has dos
sentidos diversos en los que “sistema” es usado en ciencias sociales. El más ordinario es el de
un conjunto de relaciones en el que todas las partes contribuyen al mantenimiento del todo,
noción presente en Maloniwski, Radcliffe y Pritchard. Pero, hay otro sentido en el que lo usa
Evans Pritchard y aquí el sistema se basa en principios homeostáticos. Todo sistema tiene
unos umbrales determinados dentro de los cuales se mantiene viable. Ante perturbaciones del
entorno que pueden traer consigo que el sistema sobrepase estos umbrales y, por lo tanto, se
destruya, se inician mecanismos correctores que lo devuelven a su estado viable. Desde un
punto de vista político, el mecanismo homeostático o de feedback no es una institución
específica como la autoridad o una determinada figura o persona que juegue ese papel, sino
que es una característica de la ideología y la sociedad. Diríamos que es la propia estructura
social la que juega este papel.
Un ejemplo de feedback negativo: tanto los individuos Nuer como los diversos
grupos o segmentos dentro de la sociedad están en una situación que Pritchard designa con
el término de oposición estructural. Todas las unidades de la sociedad están divididas según
órdenes claras de magnitud. Al nivel más alto la tribu en su conjunto se divide en dos o a
veces tres secciones, estas secciones se dividen a su vez, y estas se vuelven a dividir otra
vez y otra hasta que se llega a la unidad política más pequeña, la comunidad local.
La oposición entre individuos y grupos se manifiesta en riñas y contiendas
frecuentes. Cuando un miembro de una comunidad local se siente insultado por otro, él
invita al otro a un duelo que tiene que aceptar. Los jóvenes luchan con brazaletes con
pinchos y los adultos con una especie de porras; hay un acuerdo según el cual no se puede
luchar con espadas, porque esto llevaría a una “disputa de sangre”. Además ninguna otra
persona puede tomar parte en esta lucha.
Cuando aparece una lucha o reyerta entre personas de diferentes poblados, la lucha
se lleva a cabo con la espada y no se puede terminar hasta que no se haya dado una pérdida
considerable de vidas. Los Nuer conocen esta situación y no quieren empezar una lucha con
un pueblo cercano a no ser que estén muy enfadados, o se sientan muy ultrajados.
A partir de estos elementos podemos comprender el sistema y su autorregulación por
el cual se puede llegar eventualmente a una situación de homeostasis. Los elementos que
constituyen el sistema son: 1. la obligación de luchar y 2. el principio de descendencia a
través de los varones que alinea hermanos, reales o ficticios, pero a la vez impide que los
hermanos luchen unos con otros. Los mecanismos de control o feedback combinan: 1. la
contienda o riña (basada en oposición o enemistad); 2. la posibilidad de pagar “compensación
por la sangre” y 3. la teoría según la cual el homicidio poluciona la tierra. Los mecanismos 2
y 3 son de feedback negativo.
90
pariente de la víctima todos ellos morirán de la contaminación producida por la sangre. Por
ello, una situación como esta permite que cuando alguno mata a otro aparecen los que son
“pacificadores” en el pueblo y obligan a los hermanos del que ha sido matado a tragarse “su
honor”, aceptar 40 cabezas de ganado por el muerto (cantidad enorme), y con ello salvan a
la comunidad de la epidemia y polución. Estos dos elementos juegan un papel de feedback
negativo.
La preocupación por la “polución de la sangre” desaparece fuera de la comunidad
local, en cuanto que con la distancia las gentes no beben en los mismos ríos y fuentes y por
ello la polución no les afecta. En este caso lo que se producen son disputas o luchas que se
resuelven con contiendas y riñas continuas. Se trata de un feedback positivo.
Además de esta noción de sistema, se encuentra la noción de estructura que es algo
mucho más abstracto. Según Pritchard una tribu Nuer está dividida en secciones. Las
secciones primarias son segmentos de una tribu, las secciones secundarias son segmentos de
una sección primaria y las secciones terciarias son segmentos de una sección secundaria. La
sección terciaria está dividida en pueblos y los pueblos en grupos domésticos:
91
4.3.1. Meyer Fortes y Edmund Leach
En Pul Eliya, Leach afirma que “si los antropólogos consideran que el parentesco es
un parámetro que puede ser estudiado de un modo separado, ellos siempre serán llevados a
pensar que la sociedad humana está compuesta por sistemas en equilibrio, estructurada de
acuerdo con reglas ideales de tipo legal”. El modelo de parentesco como algo que está en un
92
estado intrínseco de equilibrio está basado en el presupuesto equivocado de considerar los
factores y actividades económicos como algo que tiene una importancia secundaria, y, por
ello, el estudio de la adaptación a las situaciones cambiantes se presenta como imposible.
1. La estructura social es el elemento constante a lo largo del tiempo. Es implica dos cosas:
que no cambia y que perdura.
2. La estructura social y el parentesco como elemento central es algo independiente,
irreductible, autónomo y no se puede reducir a algo distinto de si mismo.
Leach dice:
1. “La localidad y no la descendencia es lo que forma la base del grupo corporativo” y por
ello la continuidad en Pul Eliya no la da la estructura social sino el tanque, el templo y la
tierra que se cultiva.
2. En segundo lugar, lo que Leach está diciendo es que la actividad económica es una
preocupación primaria y algo básico para la vida social. También parece que los cambios
en las circunstancias económicas producen cambios en las relaciones de parentesco y,
por ello, estas no pueden ser consideradas como algo autónomo y en principio parece
que las relaciones económicas son más importantes que las relaciones de parentesco.
El problema que Leach está planteando es algo más profundo, y se refiere a la noción
de acción social. Según él, para Radcliffe, Pritchar o Fortes la fuente básica son las ideas de
Durckheim y Henry Maine. Según este punto de vista, bastaría con conocer las reglas,
normas, costumbres o leyes que los participantes en la vida social dicen seguir para descubrir
el comportamiento de la gente. Esto sería el punto de vista de la corriente más importante de
la antropología británica desde Radcliffe a Fortes. Según Radcliffe Brown, la sociedad tiene
poder para imponer su voluntad sobre el individuo a través de las reglas que constituyen la
estructura de los grupos. Sin embargo,
“...hay otra línea de pensamiento, que también viene de Durkheim y que brota de la tesis de
que lo social es lo normal, desde un punto de vista cuantitativo. En la División del Trabajo
[de Durkheim], las normas son jurídicas, reglas del comportamiento que están apoyadas en
sanciones, mientras que en el suicidio la norma es un tanto por ciento estadístico”.
En Pul Eliya, Leach tiene en cuenta los dos elementos, y debido al carácter empiricista
de la obra, va a insistir de una manera clara en la segunda acepción del comportamiento
93
normal como un tanto por ciento estadístico. Si la primera acepción es la que defendía
Radcliffe Brown, la segunda es la de Malinowski. En el sistema Malinowskiano el individuo
no es un esclavo de la costumbre: la costumbre tiene sentido a partid del interés privado de
una persona media en una situación cultural determinada.
En los años 1930, el gobernador de Rodesia del Norte (hoy Zambia) pensando que la
antropología podía ser útil para resolver los problemas del cambio social en la colonia,
proponía continuamente que había que fundar un instituto de antropología. Éste se instala en
el sur en una ciudad de nombre Livingstone (luego Lusaka). La primera generación de
antropólogos se instala allí desde 1938 hasta el 45. El primer director será Geodfrey Wilson y
estarán Monica (Hunter) Wilson, Max Gluckman o Desmond Clark. La mayoría de ellos
pasaban la mayor parte del tiempo fuera de la ciudad, Wilson en Broken Hill, Gluckman
haciendo trabajo de campo en zonas más rurales...
Sin embargo, hay algunos elementos muy importantes que distinguían a los
antropólogos del Instituto de los funcionarios coloniales. Entre los tres primeros directores del
94
Instituto (Wilson, Gluckman y Clide Mitchell) los dos últimos eran sudafricanos y Wilson
estaba muy relacionado con ese país pues se había casado con la sudafricana Mónica Hunter.
La política sudafricana era una política segregacionista, defendiendo la separación de los
blancos de los negros. Dentro de los científicos sociales sudafricanos había muchos que eran
liberales, incluso radicales, y se oponían de una manera frontal al segregacionismo. Los
antropólogos del Instituto pertenecían a este grupo, y esto traía consigo que el influjo del
discípulo de Malinowski -pero crítico de su maestro-, el antropólogo sudafricano Isaac
Schapera, muy crítico con la situación de su país, era muy prominente en Zambia.
Por esta razón, Gluckman usaba más frecuentemente el término “sociología” que el de
“antropología” para designar el tipo de investigación social que él quería. En Sudáfrica, el
término sociología tenía una implicación ulterior, muy importante desde el punto de vista
político, y que consistía en que los africanos tenían que ser estudiados de la misma manera
que los blancos, sociológicamente como similares, y no antropológicamente como algo
diferente. Shapera y Gluckman siempre insistían en que las sociedades blanca y negra tenían
que ser estudiadas juntas como un único sistema. Por otra parte, Gluckman también hará
hicapié en que hay que estudiar a los africanos como mineros, habitantes de la ciudad o
habitantes del campo. Desde esta perspectiva, un minero es un minero antes que africano o
inglés, por ello la experiencia de fenómenos universales tales como la del trabajo industrial
era prioritario, y por eso la consideración de primitivo o no, no tiene ningún sentido. En esta
consideración, compartida por Wilson, quizás haya ejercido un influjo importante un cierto
internacionalismo proletario, originado en las convicciones marxistas de Max Gluckman.
Esta consideración de los africanos como miembros de la misma sociedad que los
europeos, que los antropólogos defendían, trae consigo pautas de comportamiento que van a
producir choques con los europeos y los propios administradores coloniales. Para Wilson, los
antropólogos tienen que ser algo más que observadores y expositores de las prácticas, ellos
deben evaluar la dirección de las políticas y tienen que denunciarlas si son dañinas.
95
Para llevar a cabo su trabajo, Wilson estableció “relaciones de familiaridad” con los
africanos por lo que sería constantemente criticado. De hecho, uno de los administradores
llegó a decirle que “está bien dar cigarrillos a los africanos, pero muy mal fumar con ellos,
esto era tirar por tierra el prestigio de los blancos”. En última instancia los gestores de los
poblados nativos se quejaban de que Wilson entraba en las casas de los africanos que, debido
a sus condiciones, los poderes coloniales querían mantener fuera de la visión de los europeos.
Por estas razones, en un momento determinado las compañías mineras le revocaron el
permiso para trabajar en las minas de cobre y también le impidieron trabajar en la
municipalidad que intentaba estudiar. A pesar de ello, permaneció el tiempo suficiente para
terminar su informe sobre Broken Hill que es una joya de antropología del trabajo.
Posteriormente las autoridades coloniales insistieron en que Wilson no podía comunicar a los
africanos sus ideas pacifistas, por ello dimitió y durante la guerra fue obligado a ejercer la
enseñanza a las tropas reclutadas en Sudáfrica haciendo propaganda contra el comunismo y el
fascismo e inculcando en ellos los deberes militares. Esto chocaba frontalmente con sus ideas
pacifistas esta parece ser la razón por la cual se suicidó enseguida.
Su suceso fue Gluckman, que había tenido problemas similares. Poco a poco, los
antropólogos empezaron a moldear su trabajo de campo sobre el tipo de trabajo que, en
Zambia, hacían los oficiales técnicos agrícolas que tenían mucho interés por los sistemas
agrícolas africanos y comprendían que hay que comprender las prácticas africanas antes de
tratar de cambiarlas, si es necesario. Tanto Wilson como Gluckman concebían el trabajo de
campo de un modo un poco diferente a Malinowski. Ya sea una pose o algo más profundo,
Malinowski veía el trabajo de campo como un corte radical no sólo con la metrópoli sino
también con “los blancos” que estaban en el mismo lugar. El trabajo de campo, que llevaban a
cabo los antropólogos del Rhodes Livingstone Institute, no cortaba los lazos con los otros
miembros del instituto de tal manera que tenían seminarios continuos.
Además de las relaciones con Sudáfrica, son importantes las relaciones continuas con
dos instituciones británicas, la Universidad de Oxford, y sobre todo, la de Manchester (de
donde Gluckman fue jefe de departamento desde 1949) con la cual eran tan íntimas que
Universidad e Instituto parecen una misma institución. La “famosa escuela de Manchester”
sin el Rhodes Livingstone Institute sería incomprensible. Las relaciones con estas
universidades implican que los antropólogos viajaban a ellas aún en medio del trabajo de
campo para obtener consejos y reflexionar sobre el trabajo realizado y, eventualmente, para
escribir los resultados.
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Quizás el último aspecto general del trabajo de campo dentro del instituto sea la
convicción de Gluckman, basada en las opiniones de Schapera, según la cual “el misionero, el
administrador, el comerciante y el reclutador de trabajadores tienen que ser considerados
factores en la vida tribal de la misma manera que el jefe y el hechicero”. Esta consideración,
que desde el punto de vista científico de la observación es absolutamente exacta, representa de
hecho una ruptura entre lo que los antropólogos hacían y los administradores coloniales que
empiezan a ser considerados como elementos centrales del campo que se analiza y que por lo
tanto pueden ser estudiados.
Desde el punto de vista de los objetos de análisis, quizás lo más innovador entre los
antropólogos del instituto sea lo que podemos designar como antropología del trabajo que
hasta entonces no se analizaba:
Con los trabajadores africanos se usaba una política curiosa, que se denominaba
“estabilización sin urbanización” y que consistía en favorecer (sin pasarse), las zonas rurales
que habían servido de lugar de nacimiento y crecimiento de los africanos, e iban a servir de
lugar de retiro porque no querían que se quedasen en las ciudades. De todas maneras, en las
ciudades, los mineros africanos estaban bajo el control continuo de supervisores blancos. Los
trabajadores africanos para moverse tenían que utilizar una especie de salvoconducto
(“citupa”), una tarjeta sobre la historia laboral de los trabajadores. En todo esto, se comprende
perfectamente la “libertad” que traía consigo la colonización.
Las terribles condiciones de trabajo y habitación llevan a una especie de ola de huelgas
entre 1935 y 40 (momento en que nace el Instituto). El instituto se presenta como algo
necesario para el estudio de los problemas que la huelga de 1935 había planteado, y por ello
su primer director Godfrey Wilson empieza a trabajar en Broken Hill sobre los problemas del
trabajo y del racismo de los administradores blancos que como vimos sería suspendido por las
autoridades coloniales. Es muy importante comprender que esas huelgas constituyen un grave
golpe contra las políticas coloniales y, a la vez, contra las teorías antropológicas al uso como
la malinowskiana del “contacto cultural”, que es refutada con hechos.
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Con respecto a los antropólogos, los trabajos de Wilson responden a esta situación,
mientras que Max Gluckman por su insistencia en el estudio de la sociedad rural representa
una vuelta atrás, aunque su hincapié en los problemas laborales responde a la situación real
del campo de estudio. Cuando Gluckman se va, la antropología del trabajo y de la
urbanización se convierten en algo central.
Entre 1947 y 1951, la nueva directora del Instituto será la norteamericana Elisabeth
Colson, y el período representa la tercera generación de antropólogos, cuando se presentan
nuevos temas de estudio: adquieren prominencia los estudios de raza y género; aparece la
investigación para el desarrollo; y también los estudios de los fenómenos culturales
diacrónicamente, y a largo plazo.
Pero quizás lo más importante sea el inicio de los estudios urbanos que adquirirán
una vigencia e importancia fundamental entre 1952-55, durante la dirección de Clyde
Mitchell. En la aplicación de los antropólogos del instituto, las genealogías se aplican al
estudio de la pobreza urbana y recuperan el contenido de clase. De hecho, el modelo a seguir
son los estudios de los pobres británicos que hicieron Charles Booth y Seebohn Rowntree en
los años 1880, basados en el estudio de la familia y la unidad doméstica 46. Pero también hay
que tener en cuenta el influjo sobre estos antropólogos de otro tipo de funcionarios coloniales
que adquieren preeminencia en este período y que son los funcionarios de trabajo, que se
encargan de los problemas de bienestar de los trabajadores (cuya presencia se explica por el
éxito político del movimiento laborista británico tras la II Guerra Mundial y que llevó al
Partido Laborista al poder en 1945).
46
Posteriormente, los antropólogos de la expedición al Estrecho de Torres, aunque usarían del método genealógico presente en Booth y
Rowtree, prescinden del aspecto de clase que los trabajos de éstos tenían y que ahora recuperan los antropólogos del Rhodes Livingstone.
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