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La educación actual ha considerado de gran impacto la Escuela de Padres para la

formación, no sólo de los niños y adolescentes, sino también de los padres y de la


familia como primera institución de la sociedad. En muchas ocasiones los padres
tienen problemas para asumir su rol de paternidad/maternidad pues, como se ha
transmitido de generación en generación, ese es un papel que se aprende en la
vida cotidiana. Hay una notoria escasez de orientación frente a ciertas situaciones
que vive la familia de hoy; faltan guías prácticas que ayuden a los padres a dirigir
de manera correcta la tarea de educar a sus hijos; no se cuenta con mecanismos y
actividades que les permitan a los padres compartir experiencias con otros de
manera que se propicien interacciones por medio de las cuales se favorezca su
crecimiento y se mejore la calidad de las interacciones familiares. Porque la figura
de padre y madre ha cambiado con el pasar del tiempo: la juventud, el entorno, la
sociedad han evolucionado con tal rapidez que incluso la imagen de la familia ha
sufrido transformaciones profundas. ¿Estamos preparados para asumir la
responsabilidad de conformar una familia, de ser padres y madres? Como padres y
madres del siglo XXI, ¿contamos con las herramientas para afrontar los retos
sociales que impone nuestro mundo y para responder ante los mismos con la
agilidad con que se plantean?

Como respuesta a estas carencias e inquietudes surge la Escuela de Padres, un


modelo de formación educativa para padres de familia que involucra la escuela y el
entorno familiar, un modelo inicialmente trabajado en las escuelas de básica
primaria y secundaria, pero cuya importancia y excelentes resultados se ha
evidenciado también en la Educación Superior, dada la presencia de población
adolescente en las universidades y centros de educación no formal. Se trata de una
estrategia educativa que posibilita la comunicación entre familia y escuela, en todos
sus niveles, esto con miras a colaborar en la formación de los hijos y los padres. En
la Educación Superior es un modelo a seguir muy útil para prevenir problemas de
adicciones, de deserción y de aprendizaje en la población adolescente y para
afianzar la comunicación entre estudiantes, institución educativa y familia.

1. Introducción

1.1. La familia

El concepto de familia ha sido objeto de numerosas definiciones por autores y


estudiosos, y desde muy diversos ámbitos del conocimiento humano como la
Gramática, Antropología, Psicología, Antropología, Etnología, Biología, Filosofía, etc.

Desde la Pedagogía, se habla de la familia como "educador", siendo éste todo


elemento que está capacitado para educar. Para los sociólogos, la familia es la
piedra clave de la creación social, el filtro de la socialización más definitiva. La
familia efectúa no sólo la socialización primaria de los hijos e hijas sino que también
establece marcos en los que se configuran los sistemas de interacción y de
construcción de identidad de los adultos.

La familia en la sociedad española ha sufrido numerosos cambios en los últimos


30 años, siendo el año 2005 con la aprobación del matrimonio entre homosexuales,
cuando este cambio se ha hecho más relevante cambiando todos los preceptos
arcaicos sobre la familia que todavía perduraban de la era predemocrática.
De esta manera, en la actualidad las familias tienen diferentes funciones:

a. Función educadora; La familia es, en todas las


sociedades, la primera escuela del ser humano. Es el lugar
donde se adquieren conocimientos básicos sobre la cultura,
los primeros hábitos, conductas, etc.
b. La función socializadora; Educar y socializar son
acciones difícilmente separables en la realidad. Ambas se dan
simultánea y conjuntamente en la educación familiar. La
familia se encarga de la "socialización primaria" del sujeto,
mediante la transmisión de valores, normas, conductas, etc.,
necesarios para desenvolverse en la sociedad. Esta primera
socialización, a la que Savater (1997) describe críticamente
como la estandarización social del sujeto servirá de base al
siguiente nivel de integración comunitaria: la "socialización
secundaria", en la que intervendrán la escuela, los amigos y,
en menor medida, la familia. Teniendo esto en cuenta, la
familia mediante su función socializadora va a influir sobre la
vida presente del sujeto y, también, sobre la futura.

En los últimos años han aparecido nuevos contratos familiares, todos estos
nuevos modelos de familia han coincidido con los cambios en la sociedad que
afectan a la familia como:

• La socialización primaria no puede ser atendida por la


nueva estructura familiar
• La incorporación de la mujer a la vida social y laboral.
Ha generado un hecho cada vez más frecuente, el que los
padres no puedan estar con sus hijos todo el tiempo necesario
y participar en el proceso de su aprendizaje y educación
social.
• Los horarios laborales. La heterogeneidad de horarios
dificulta cada vez más la coincidencia de los horarios laborales
de padres con el horario escolar.
• Se ha reducido el tiempo libre que disponen los padres
para hablar, opinar, intercambiar información, pensamientos y
sentimientos con los hijos.
• El niño recibe una sobreabundancia de información de
los medios que no puede procesar, que no puede integrar en
su pensamiento para comprender mejor la realidad, por lo que
se deja seducir por lo que, aun no comprendiendo, se le
presenta como atractivo.
• La multiculturalidad. Nos encontramos ante una
realidad para la cual la sociedad no esta preparada, ya que en
la educación ciudadana ha faltado ese aspecto cultural.

1.2. La escuela y la educación en la actualidad

Hoy es necesario que la escuela se modifique y reestructure para que pueda


seguir siendo eficaz y eficiente en una misión que, rebasa ampliamente casi la
única función para la que fue creada: instruir e informar. Los diferentes enfoques
ideológicos e intereses sociales, políticos y religiosos que presionan, desde dentro y
desde fuera de la Enseñanza, en la mayoría de las ocasiones no tienen en cuenta al
niño y a la niña, como individuo, cuyo derecho y necesidad es una formación
integral, en donde se le faciliten instrumentos máximos, para un análisis critico y
democrático del mundo que te rodea. Las demandas que la sociedad le pide a la
escuela no han sido siempre las mismas; sino que han ido evolucionando.

La sociedad demanda a la escuela que cumpla la función social de servir como


“guardería” donde sus hijos permanezcan el mayor tiempo posible. Es una
evidencia que son cada vez más las familias que necesitan este servicio de la
institución escolar. Por este motivo, hay una tendencia a plantear la apertura de los
centros muchos más días y más horas. Esto que no ocurría en la escuela de hace
pocos años, ha empezado desde el momento en que desaparece la familia extensa
y los padres o padre o madre, si es familia monoparental, tienen que estar la mayor
parte del día fuera del hogar y llevar a los hijos desde los primeros años a la
institución escolar. La escuela cuyo trabajo primordial era la enseñanza como
complemento a la labor educativa de la familia, se ha encontrado progresivamente
con alumnos que carecen de la socialización primaria que antes desarrollaba la
familia. Hoy día, la falta de convivencia prolongada por las razones expuestas,
impiden que la familia pueda transmitir una serie de hábitos y valores que antes se
iban adquiriendo por ese contacto prolongado de la familia y los niños. Como dice
Bolívar (2002) ". . . los déficits en los procesos de socialización primaria, vuelve más
difícil la tradicional socialización secundaria de la escuela, que se ve obligada a
asumir también la primera". La socialización, evidentemente se debe dar de forma
conjunta por familia y escuela, empezando por la primera.

1.3. Importancia de la participación de las familias en la educación de


sus hijos

La participación de la familia en la escuela tiene importantes fundamentaciones:


• Porque sólo conjugando el papel formativo de las
escuelas, con las responsabilidades de las familias, es posible
garantizar a todos una buena educación.
• Porque la escuela y educación pública se definen en
torno al valor de la participación y la democracia y en ese
terreno, a las familias les corresponden sus propios derechos y
sus deberes.

En general, tanto padres como profesores coinciden en la necesidad de


complementar su participación en la tarea educativa. Por nuestra parte, los
maestros/as sabemos que nuestra actuación con los niños/as debe estar en
conexión con sus experiencias fuera del centro educativo, para asegurar la
personalización y para que lo vivido y aprendido en la escuela tenga apoyo y
continuidad dentro de las familias. La familia junto con la institución escolar y la
comunidad en general deben trabajar por una educación de los niños más integral,
que tenga en cuenta muchos más factores que ayuden a su desarrollo. Debido a
esta responsabilidad es importante que los padres se formen y se informen sobre
todo lo relacionado con la educación con el fin de poder actuar.

Es un tópico fuertemente arraigado entre el común de la docencia, tanto dentro


del ámbito escolar primario como del secundario, el hecho de la escasa implicación
de los padres y madres en las tareas de educación de sus propios hijos. Aunque
evidente y afortunadamente esto no es así en todos los casos. Sólo podemos
generalizar si nos referimos al progenitor masculino. Entonces, el desinterés
alcanza niveles desmoralizadores. En cuanto a esto podemos pensar que el horario
de trabajo, puede ser el causante de esta falta, pero si analizamos que hay muchas
madres que trabajando con el mismo horario que los padres, si acuden y están
pendientes de los aprendizajes de sus hijos, entonces podemos llegar a la
conclusión que en las familias el rol de cuidar de la educación de los hijos e hijas, es
implícitamente y explícitamente en algunos casos, de las madres. Con lo cual, en la
mayoría de los casos, ya estamos perdiendo de entrada la implicación de una parte
de la familia.

La tasa de padres adscritos, con cuota de pago, a las asociaciones, es igualmente


bajo. Con relación a la implicación de las familias en la escuela, no podemos ni
debemos generalizar tanto. Por un lado se encuentran aquellas madres que están
pendientes y atentas a la educación de sus hijos: la relación con el tutor o tutora es
cordial, asisten a las citas, sin ser llamadas acuden al centro para saber de sus
hijos, actúan con predisposición y colaboración con el tutor o tutora, informando y
dejándose informar. En la mayoría de estos casos los hijos e hijas van muy bien en
clase, son respetuosos, y están motivados para aprender. Un indicador claro de este
resultado positivo en los alumnos y alumnas es la implicación de la familia en su
proceso de enseñanza y aprendizaje (García Correa, 1985). La conducta personal y
académica del escolar siempre suele ir en proporción directa a la unión de fines y
medios que él conoce que hay entre padres y profesores. La desunión de docentes
y familia sólo acaba en prejuicio de la motivación por el aprendizaje de los hijos.

Pero, en otro término, se encuentran aquellas familias que tienen muy poca
implicación en la educación de sus hijos (desgraciadamente, en la actualidad
superan en número a las otras), no asisten a las citas y menos aún solicitarlas por
propia voluntad, no están pendientes de las tareas escolares de los niños, etc. Un
dato que serviría para evidenciar esto sería medir el índice de visitas que cualquier
tutor escolar tiene de los padres de sus alumnos a lo largo de todo el curso
académico. Tal índice es muy bajo en las visitas solicitadas por los padres, en torno
a un 24% de media, aunque es mejor en las reuniones solicitadas por el tutor, en
torno a un 79% de media. Algo a debatir por otra parte sería la capacidad del
profesor o profesora de motivar a esos padres y madres que no se implican. O
reorientar las entrevistas con padres y madres, así como las reuniones, eliminando
la muy extendida creencia, desgraciadamente, algunas veces, conforme con la
realidad de que llamada del profesor-tutor equivale a quejas por el comportamiento
académico o conductual del hijo correspondiente. Para la mayoría de los padres, la
reunión de padres con profesores es una reunión cuya existencia sólo se entiende,
hoy por hoy, para arreglar algo, algo que sólo se puede arreglar con medidas de
castigo hacía el alumno. Debemos sensibilizar a los padres y madres de la
importancia de participar en las escuelas, por el beneficio de la educación de sus
hijos, el problema es, la manera efectiva de llevarlo a cabo. Hay que lograr que las
reuniones padres-profesores, referidas a alumnos individualizados, sean
irrelevantes, por cotidianas. Y una vez conseguido esto ampliar objetivos implicando
cada vez más y de diferentes maneras a las familias en los centros (Día de la salud,
semana cultural, día de convivencia, día de la multiculturalidad, etc.).

1.4. Mecanismos de participación de las familias

Basándonos en la idea de la escuela moderna "La transformación de la escuela


debe buscar el establecimiento de nuevas relaciones con la realidad social que
permitan: (entre otros) Una escuela para todos, abierta a la diversidad y con un alto
nivel de respeto a la individualidad de cada persona. Una escuela hecha para todos,
que facilita la acción y compromiso de los colectivos que conforman la comunidad
educativa. Una escuela que participa de la educación como servicio público, que se
extiende a todos los ciudadanos y que reconoce el derecho a la educación como un
derecho de carácter social" (Gairín y Darder, 1994).
La acción participante de la familia en la vida de los Centros se hace cada día
más importante, ya que no se trata tan sólo de participación, sino más bien de
colaboración. Dicha contribución de los padres en los centros educativos la
podemos analizar desde diferentes niveles: por un lado, de política educativa y de
gestión escolar, a través de la participación formal de los padres, como miembros
representantes en los diversos órganos donde se define la estructura y la
implementación de la política escolar y por otro, de voluntariado. La participación
de los padres y madres de alumnos en la comunidad educativa supone un factor de
especial trascendencia para la mejora de la calidad de la educación impartida en los
centros, al introducirse en los órganos de gobierno de los mismos, los enfoques y
los puntos de vista que sobre los problemas escolares tiene un sector educativo de
particular importancia, como es el representado por los padres y madres del
alumnado.

La “Escuela de Padres y Madres” es una estrategia de formación que se ofrece


desde el campo de la Educación para Personas Adultas y que ubicamos dentro del
campo de la Educación No Formal Socio-Participativa. Se trata de un proceso
formativo organizado que suele ir dirigido a un colectivo determinado y preferente
de padres y madres fundamentalmente, o personas que tengan proyectado serlo, y
que podría abrirse a agentes sociales que aborden temáticas relacionadas con este
campo. Su desarrollo se proyecta de forma continuada o con intervalos, durante un
periodo de tiempo, procurando incidir sobre la formación en conocimientos, valores,
creencias, actitudes, habilidades, conductas del grupo, etc. Es decir, un plan
sistemático de formación para padres en los aspectos psicopedagógicos y
ambientales, que se desarrolla a lo largo de un periodo relativamente extenso de
tiempo” (Brunet y Negro, 1985).

Entre las acciones prioritarias de una Escuela de Padres y Madres, están, las
siguientes:

• Ser un espacio de debate.


• Recibir y analizar información de interés o actualidad.
• Reflexionar sobre nuestras conductas y ensayar
reacciones frente a los problemas y conflictos cotidianos
previsibles en el núcleo familiar.
• Analizar los valores y pautas de comportamiento que
sustentan nuestras conductas de relación y protección
familiar.
• Establecer de forma socio-participativa estrategias de
prevención y de protección, potenciación y promoción de la
infancia.

La formación de las familias y de los centros educativos implica un enfoque


democrático de las interacciones y relaciones, así como de los objetivos y fines a
conseguir. “La educación ha de formar a individuos capaces de aprender por sí
mismos, que han aprendido a aprender" (Mayor Zaragoza, 2001). Por ello la
formación de padres y madres, va unida a la formación continua o la formación
permanente de las personas y de los adultos. Se precisa la adquisición de
contenidos, actitudes y estrategias para ejercer la tarea educadora de madre o
padre en los tiempos que corren, con satisfacción y eficacia, en toda la etapa
formativa del alumnado anterior a la Universidad. La educación es un derecho de
carácter social, nuestros padres y madres tienen que tener la posibilidad de poder
educarse y a la vez de ayudar positivamente en la educación de sus hijos, para que,
entre todos, podamos hacer un sistema educativo abierto, flexible y muy
participativo. La formación a padres y a madres, debe ser más un apoyo, una
colaboración, un mantenimiento sutil, un acompañamiento, encaminado al refuerzo
de las tareas que conlleva la figura de padre o madre, en las edades de la infancia y
la adolescencia de sus hijos e hijas.

2. Objetivos

a. Conseguir una mayor implicación de los padres en la


organización y gestión de los centros educativos y en el proceso
enseñanza-aprendizaje de sus hijos.
b. Conseguir que los padres conozcan los distintos cauces de
participación que existen en el sistema educativo actual.
c. Formar a los padres/madres en aquellos problemas que más
preocupan a las familias.

3. Material, método e instrumentos a utilizar

La investigación se va a llevar a cabo en el C.P. Nuestra Señora de Fátima de


Molina de Segura, obteniendo como muestra 20 padres/madres de alumnos de 5º A
y 5º B de primaria. Para la selección de esta muestra se va a enviar una notificación
a todos los padres/madres de 5º y aquellos que devuelvan la notificación firmada
por estar interesados, de forma aleatoria, se va a realizar la elección de los padres
que van a participar en esta experiencia pedagógica. La decisión de elegir 20
padres esta motivada por la amplitud de las clases en las que se van a llevar a cabo
los grupos de trabajo, los seminarios, las charlas coloquio, etc. En todas las sesiones
van a asistir algún maestro del colegio con la intención de fomentar esta unidad
padres-profesores.

Antes de llevar a cabo la experiencia se le va a pasar a los padres elegidos un


cuestionario previo en el que detallarán determinados aspectos sobre la implicación
y participación en la organización y gestión del centro, las reuniones con los tutores
u otros docentes del centro, etc. Este cuestionario se pasará en la primera quincena
del mes de junio para que de este modo ya este cercano el final de curso. Para
llevar a cabo esta experiencia se tienen previstas 8 sesiones para formar a los
padres en la mejora de la participación educativa. Estas sesiones se van a
desarrollar una vez cada quince días desde la segunda semana de septiembre hasta
mitad de diciembre. A la finalización del curso se le volverá a pasar a los padres el
cuestionario previo del año anterior con el objetivo de observar los resultados de
esta experiencia pedagógica.

Los materiales que se van a utilizar van a ser paneles de expertos, para la
evaluación inicial y para obtener datos de lo que se va a tratar en sesiones
posteriores (ideas previas de los participantes, expectativas, barreras que se
encuentran, etc.), cuestionarios para evaluar cada una de las sesiones y las
personas que intervengan en cada sesión y un cuestionario de evaluación final.

Los aspectos a trabajar en cada sesión son los siguientes:

• Sesión 1; Evaluación inicial de cada uno de los padres/madres


participantes en esta experiencia, a través de paneles de expertos.
• Sesión 2; Charla coloquio y panel de expertos.
• Sesión 3; Grupos de trabajo.
• Sesión 4; Mesa redonda.
• Sesión 5; Charla-coloquio, debate y grupos de trabajo acerca
de los problemas que más preocupan a las familias y como
resolverlos.
• Sesión 6; Mesa redonda.
• Sesión 7; Seminario.
• Sesión 8; Evaluación final del curso, propuestas de mejora para
cursos posteriores y que aspectos se han quedado fuera de la
organización de la experiencia creen que sería útil considerar para
años posteriores.

4. Análisis y resultados
Para la obtención de resultados vamos a realizar una comparativa entre los datos
obtenidos en el test previo, antes de la experiencia pedagógica, y el obtenido
después de dicha experiencia.

Pregunta 1. ¿Formas parte o has formado parte alguna vez del Consejo Escolar del Centro?

No se observa ninguna diferencia en la participación en el Consejo Escolar antes


y después, debido principalmente a que los cargos electos para dicho consejo
tienen una permanencia de 4 años y no ha dado tiempo a que se produzca este
relevo.

Pregunta 2. ¿Conoces los acuerdos que se toman en el Consejo Escolar del centro?
En la cuestión 2, podemos observar como se ha producido una notable mejoría
en la preocupación de los padres por conocer las decisiones tomadas en el Consejo
Escolar, bajando el porcentaje del desconocimiento y subiendo el número de
padres/madres preocupados por saber que acuerdos se han tomado en dicho
Consejo.

Pregunta 3. ¿Con qué regularidad sueles asistir a las reuniones del AMPA del centro?

La asistencia a las reuniones del AMPA ha experimentado una notable mejoría


como podemos observar en la gráfica superior, siendo el 60% de los padres/madres
los que asisten normalmente o siempre a dichas reuniones frente al 15% del test
previo.

Pregunta 4. ¿Conoces los acuerdos que se toman en el AMPA del centro?


Al igual que sucede en la pregunta anterior, al mejorar la asistencia de las
reuniones del AMPA, también se ha producido una mejora en el conocimiento de los
acuerdos, pasando de un 15% en el test previo a un 805 en el test posterior.

Pregunta 5. ¿Con qué frecuencia acude al colegio para reunirse con el tutor de su hijo o con otros
maestros?

En la cuestión 5, al igual que las anteriores se produce una mejora en el número


de reuniones con el tutor de sus hijos, sin embargo, al ser habitual que el maestro
cite a los padres, podemos comprobar como los datos son ya muy similares a los
del test previo.

Pregunta 6. Cuando acude es porque……


En la cuestión 6, podemos observar como la experiencia realizada ha provocado
un mayor interés de los padres en reunirse con el maestro y por ello ha aumentado
del 15% en el test previo al 50% en el test posterior. Otro de los datos destacables
es que han desaparecido los padres que sólo se reúnen con el maestro para recoger
el boletín de su hijo.

Pregunta 7. ¿Conoce los cauces de los que disponen los padres para la participación en la
organización y gestión del centro?

En la última cuestión, podemos observar como casi el 75% de los padres conocen
los cauces de participación en la organización y gestión del centro frente al 5% del
test previo. Estos resultados nos muestran los enormes beneficios de la experiencia
realizada y como ha permitido a los padres acercarse un poco más al centro y al
equipo docente. Así mismo, es importante destacar que han desaparecido los
padres que no conocen los cauces de participación frente al 50% que aparecía en el
test previo.

5. Conclusiones

A las conclusiones que hemos llegado tras la experiencia realizada son las
siguientes:

• Que “la escuela de padres” contribuye a mejorar la


participación educativa de los padres.
• Que el resultado han sido positivo con padres que estaban
sensibilizados hacia este tema, porque los padres que no estaban
interesados, renunciaron a participar en cualquier experiencia de este
tipo.
• Que los padres están deseosos de recibir información y
formación para mejorar la educación de sus hijos.
• Que para mejorar la implicación de los padres es muy
importante la buena comunicación, colaboración y confianza con los
docentes.
• Que han conocido cauces de participación en la escuela que
antes desconocían.

Bibliografía

• BOLÍVAR BOTÍA, A. (2002). Juntos podremos: Reconstruir la


alianza entre familias y escuelas ante los nuevos desafíos. Revista
Electrónica ESCUELA PÚBLICA, de la Asociación para la Mejora y
Defensa de la Escuela Pública en la Región de Murcia (AMYDEP), 2, 2.
• BRUNET, J. y NEGRO, J. L. (1985). ¿Cómo organizar una Escuela
de Padres? Vol. 1 y II. Ediciones San Pío X.
• GAIRIN, J. y DARDER, P. (1994). Organización y gestión de
Centros Educativos. Barcelona: Praxis.
• GARCÍA CORREA, A. (1985). Relación familia-centro educativo.
En Jornadas Nacionales de Educación. Madrid: Universidad
Complutense.
• MAYOR ZARAGOZA, F. (2001). Un mundo nuevo. Barcelona:
Círculo de lectores.
• NAVARRO PERALES, M.J. (2002). Análisis de distintas
estrategias para la participación de los padres en la escuela. Revista
Profesorado. Universidad de Salamanca.
• SAVATER, F. (1997). El valor de educar. Barcelona: Ariel.

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