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Seminario De Psicopatología
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Francisco Fernández Yuste

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Grupo 42

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Seminario de psicopatología: Locura y Modernidad: espacios, prácticas y
saberes

La semana de la ciencia puede considerarse como uno de los mayores eventos


de comunicación social de la ciencia y la tecnología en España. Durante unos
días se realizan una serie de actividades, conferencias, talleres, etc.,
orientadas a todo tipo de público en los que se pretende acercar las
investigaciones y el conocimiento a la sociedad. La idea se basa en que
muchas de estas investigaciones son financiadas con parte de los impuestos
que pagan todas las personas. Todos estamos financiando estos avances, por
lo que los investigadores sienten que deben mostrarlos y compartirlos con los
demás. Es una muy buena forma de aprendizaje y de interacción para acercar
la ciencia a la sociedad.

Una de las actividades ofertadas durante estos días tenía mucha relación con
el contenido que estábamos viendo en nuestra asignatura, sobre todo
relacionado con el primer tema. El seminario fue organizado por Ricardo
Campos Marín y Enric Novella, ambos historiadores del Instituto de Historia
(IH-CCHS). También las siguientes personas colaboraron en el desarrollo del
seminario : Mario Sánchez Villa, Instituto de Historia (IH-CCHS) Rafael Huertas
García-Alejo Instituto de Historia (IH-CCHS), Pilar Martínez Olmo (Biblioteca
Tomás Navarro Tomás-CCHS) y Carmen Pérez-Montes Salmerón (Biblioteca
Tomás Navarro Tomás-CCHS)

Datos

El seminario consiste en una visita guiada a través de distintos paneles


alrededor de una sala. En ella también hay algunos libros de psiquiatría que se
pueden contemplar a través de unas vitrinas. Cuatro cuestiones fueron tratadas
durante el recorrido: El desarrollo de la psiquiatría como saber y especialidad
médica, los espacios asistenciales de la locura, las relaciones entre locura y
criminalidad y la psiquiatría y control social. También se verá a través de
distintas imágenes en los distintos paneles como el arte ha tratado la locura.

Aspectos tratados en el seminario

En el primer bloque de paneles del seminario se ve el nacimiento del


alienismo, el nacimiento de la psiquiatría. En el tránsito del siglo XVIII al XIX
se dará este suceso. Se dan toda una serie de transformaciones que dan el
paso a la Edad Moderna y también habrán muchas modificaciones
relacionadas con la visión de la locura. Empezará a mejorarse la visión del
loco, además de sus necesidades y derechos. Se intentan crear nuevas
instituciones para mejorar la indiferenciación con la que habían sido tratados en
los siglos anteriores. Vemos las figuras importantes que permitieron que este
avance se produjera como son Philippe Pinel. Al principio se veía al loco como
alguien que había sufrido una serie de desajustes pero que tiene una razón
sobre la que se puede trabajar, que será la aparición del alienismo. Se
presentará como un saber que quiere romper con el tratamiento anterior de la
locura basado en la coerción y marginación. Habrá una promesa de curar esa
locura y sobre todo de romper con el maltrato.

Se diseña y se crea la nueva institución del manicomio, que tiene como objeto
situar al loco en un contexto nuevo separado de su familia, aislarlo y conseguir
una ascendencia carismática sobre él, por parte del alienista, para conseguir
devolverle a la razón. Durante el siglo XIX se crearán una serie de manicomios.
Y uno cercano a Madrid fue el de Santa Isabel de Leganés. Y en todos ellos se
practicará el tratamiento moral. Devolver al loco al camino de la razón a
través de una reeducación de sus pasiones. También se realizan tratamientos
físicos como duchas o sillas tranquilizantes.

Se va desarrollando toda una nueva profesión, los alienistas, psiquiatras que


reclaman un monopolio en cuanto al tratamiento y la gestión de sus
instituciones. Uno de los discípulos de Pinel, Esquirol, consiguió reunir a
muchos discípulos que formó y los fue colocando en los nuevos manicomios
que se iban abriendo en Francia. Consiguió crear un cuerpo de profesionales
orientados hacia una misma visión de la locura. En España José María
Esquerdo, un médico político muy importante, quien fue un gran impulsor de la
escuela Madrileña de la psiquiatría.

Los psiquiatras tendrán que realizar estrategias para legitimar su labor


ante la sociedad. Tendrán que crear revistas, hacer congresos, para
presentarte a la sociedad como expertos en su campo. Estos nuevos médicos
organizaran un saber, la nueva psicopatología, que se irá desarrollando y
asentado en la sociedad. Pasaremos de un concepto místico de locura al de
alienación, una visión de la locura médica. Y por último al concepto de
enfermedad mental discreta, que tiene una serie de características al igual que
una enfermedad médica.

La transformación de locura a alienación es realizada por los primeros


investigadores, por ejemplo Pinel decía que el concepto de loco hacía relación
a que una persona había perdido el control de sí mismo y se sentía como si
fuera un extranjero para sí mismo. El concepto de alineación será algo genérico
y se verá que la locura tiene distintos tipos. Se distinguen cuadros como la
demencia precoz y distintas categorías a las que se les da ese estatuto de
enfermedad como analogía de la medicina. Dos categorías fueron más
importantes, la monomanía e histeria. La monomanía indica que el loco tiende
a delirar con respecto a algo, pero en el resto de sus pensamientos y
actividades está sano, como si fuera una locura parcial. Con esto indican que el
loco puede estarlo no del todo. Pero claro esta categoría indica que cualquier
conducta humana puede categorizarse como una conducta relacionada con lo
mental. Y se empiezan a crear todo tipo de monomanías, como la del robo, la
del juego, etc. Y podemos ver en un cuadro de unos de los paneles como el
loco antes se veía como algo más cercano a lo animal y ahora la
representación se ajusta a sujetos particulares. Es decir, se ha evolucionado en
la percepción de la locura. La otra categoría muy importante será la histeria,
que en el siglo XIX sufrirá una serie de transformaciones que le convertirán en
un trastorno nervioso y que tendrá mucha importancia bajo en enfoque del
psicoanálisis. Vemos la figura de Charcot como uno de los principales
investigadores de esta categoría, y llega a la deducción de que es muy difícil
encontrar una lesión específica que justifique este cuadro. Por eso tendrá que
abordarse una categoría psicológica.

En la segunda mitad del siglo XIX se produce un gran cambio en la percepción


que tienen los médicos de la locura y también en la valoración de las
instituciones. El optimismo de las primeras décadas del alienismo y de esa
visión de que la locura era un desajuste de pasiones dará lugar a una visión
mucho más pesimista de la locura, por ejemplo los individuos que ingresan
en un manicomio difícilmente se curan. Esto hará que se produzca una visión
más determinista y genetista del ser humano, determinado por su herencia
y sus rasgos biológicos más o menos heredados. Se empieza a desarrollar una
teoría que tiene como base que la locura supone una degeneración del ser
humano. Y obviamente en los manicomios tenemos una gran población que
será difícil dar el alta. Los manicomios se habían convertido en grandes
ciudadelas en los que para el enfermo era muy difícil salir. Una vez que el
paciente era internado en el manicomio, como parte del tratamiento,
desarrollaba un trabajo más o menos remunerado y se habían convertido en un
instrumento fundamental para la propia institución.

También veremos un terreno relacionado con la psiquiatría que es el terreno


judicial. Esto se debe a que hay una serie de casos judiciales de difícil
decisión respecto a la salud mental del individuo que los ha cometido.
Anteriormente había una visión de que la locura era perceptible por cualquiera.
Además, había una relación entre la locura y el pecado. Todo esto se irá
complicando en los cambios políticos y con la aparición de la figura del
ciudadano. Se reclamaran médicos e irán aumentando los casos de duda
debido a las presiones de los alienistas quienes reclaman un papel dentro
de los tribunales. Los alienistas ven los juicios como una plataforma
importante para exponer sus ideas ante la sociedad. Geroget, discípulo de
Esquirol, desarrolla la monomanía homicida. Sería una especie de impulso
que haría que una persona cometiera un crimen, pero en otros ámbitos de su
vida dicha persona podría tener un comportamiento normal. Él revisa una serie
de casos en los que muestra que los individuos han cometido actos sin tener
control sobre ellos, por lo que no deberían tener una pena de muerte. Pero
habrá un pulso entre la psiquiatría y el mundo judicial. Y hasta los abogados
defensores utilizaron a los peritajes de los alienistas. Hay un caso interesante,
el de Pierre Riviere. Michel Foucault recuperará el caso, y será muy importante
porque el concepto de monomanía triunfará. Se creará una película y un
libro bajo el título: “Yo, Pierre Rivière, habiendo degollado a mi madre, mi
hermana y mi hermano.” Hay dudas de su estado mental, ya que era
considerado como el tonto del pueblo. Pero claro, una vez encerrado escribe su
historia y se ve como él escribía bien. El caso llega a Esquirol y los jueces al
final validan que sea un monomaniaco homicida. Y será un caso donde triunfe
la monomanía.

Los psiquiatras revisan sus conceptos y decidirán cambiar el concepto de


monomanía homicida. La somatización de la locura, que ya fue mencionada
anteriormente a través de la teoría de la degeneración debido a la carga
hereditaria inmensa hasta que se extinguen, hace que se les pueda somatizar
a las personas con sus estigmas físicos: los ojos, las orejas, la nariz..; Se
generan unos postulados racistas en los que se compara a los enfermos
mentales con salvajes. En Italia, Cesare Lombroso desarrollará la teoría del
criminal nato, en la que deja de lado los aspectos ambientales. La frontera
entre locura y criminalidad se desvanece, ya que Lombroso introduce a los
retrasados mentales como criminales. Uno de los problemas de Lombroso es
que sólo investigaba con población reclusa. Pero todo esto está relacionado
con la situación política, ya que parece ser que todos somos iguales, pero en la
realidad no parece ser así. Y tiene que haber una población dócil como mano
de obra. La escuela positivista italiana tiene una deriva importante en política y
se lanza un concepto pernicioso el de la temibilidad potencial del individuo,
del criminal o el loco: en potencia hay individuos que aunque no han cometido
ningún acto violento pueden llegar a cometerlo. Ahora interesa la peligrosidad
del loco, no tanto si es responsable o irresponsable.

Frente a esta escuela Lombrosiana se creará una escuela sociológica que le


dirá a Lombroso que no todo es biológica, hay factores sociales. Pueden existir
individuos predispuestos a la locura o al crimen, pero será el entorno lo que
consiga que los cometa o no. Pero ambas escuelas comparten que se debe
detectar a estas personas. Y ambas están obsesionadas por los movimientos
de masas, escriben sobre revueltas, motines, como si fueran unos locos
enfurecidos. Lombroso tipifica al anarquista como un tipo de criminal nato.

A comienzos del siglo XX los psiquiatras empiezan a reflexionar y


cuestionarse por su labor y también por la institución predominante, el
manicomio. Consideran que el manicomio ha quedado obsoleto y se intenta
proponer una nueva forma de cura. Hay un intento de reformar la concepción
de la locura. Y la obra de una persona que estuvo ingresada, en la que hablaba
de lo mal que lo trataban, hará que se genere una crítica con el fin de mejorar
estas instituciones. Se crea un movimiento de higiene mental o profilaxis.
El manicomio es muy criticado y se dice que la inmensa mayoría de personas
puede reintegrarse en la sociedad y sólo un porcentaje muy bajo es crónico o
peligroso, quienes deben estar ingresados en los manicomios. Por otro lado, el
resto de la gente puede tener una asistencia de servicios abiertos en los que
los individuos pueden acudir libremente y también salir libremente, aunque la
realidad era más compleja. También se empiezan a crear dispensarios que
están dirigidos por un especialista psiquiatra y médicos que serán muy
apoyados por el cuerpo de enfermeros y enfermeras psiquiátricas, que serían
como trabajadores sociales. La labor de estos enfermeros es perseguir y
buscar los focos donde surja la locura.

Pero volvemos una vez más al miedo que infunde el enfermo mental. El miedo
a que el enfermo mental pueda cometer un acto criminal y esa imagen del loco
peligroso criminal se seguirá desarrollando y persiguiendo. Esto tendrá
consecuencias legislativas. En España durante la República se va a formular la
famosa ley de vagos y maleantes, la cual recoge un estado de peligrosidad a
través del cual se imponen penas a personas sin haber cometido delitos. Se les
aplica a la gente que no tiene un domicilio fijo o a los extranjeros que están
ilegalmente en España. Posteriormente se incluirán a los homosexuales y a
todos los que cometan actos que alteren la vida pública. Incluso gente con
retraso acaba entrando en la ley.

Un paso más fueron las esterilizaciones forzosas de gente con problemas


mentales. Todo esto era por la perspectiva determinista, y la solución se pensó
que era esterilizar a estas personas para que no tuvieran descendencia. Se
deja de lado lo social, y por ejemplo en EE UU ni se enteran los pacientes de
que les están esterilizando. Incluso la ley protege este tipo de actividades, y en
todos los estados de Estados Unidos, o en la mayoría, se aplican estas
operaciones. Esto cambiará, pero en Virginia hasta en los años 70 se esteriliza
gente. En la Alemania nazi se ejecuta a enfermos mentales bajo las premisas
de que hay que impedir que extiendan sus genes a las siguientes
generaciones.

En el siglo XX aparecerán una gran cantidad de tratamientos somáticos para


mejorar a las personas con estos problemas. También aparecieron nuevas
técnicas como el electrochoque. El desarrollo más extremo será la
psicocirugía, disciplina en que a través de la lo lobotomía se disminuyen
algunos síntomas en pacientes graves. En EE UU tuvo mucho éxito y podemos
destacar la figura del neurólogo Walter Freeman. No es de extrañar las graves
secuelas que acarreaba el método, incluso hubo varios procesos judiciales
contra este tipo de curas.

A partir de los 50 aparecerá la psicofarmacología moderna, una serie de


sustancias que tendrán efectos positivos sobre las distintas patologías.
Adquieren una gran difusión e incluso se han convertido en símbolos de una
felicidad química, como es el Prozac. También figuras como Freud introdujeron
las psicoterapias. Y después del psicoanálisis surgieron otras disciplinas que
siguieron desarrollándolas.

Se critica la institución manicomial y van a aparecer toda una serie de películas


y libros que generan rechazo ante dicha institución, llegando hasta pensar que
genera enfermedad y cronifica a los pacientes. Se piensa que hay que intentar
que la rehabilitación se dé en la comunidad, y más en el entorno inmediato del
paciente. Pero claro, siempre habrá algunos pacientes que necesiten mucho
más soporte y será difícil que puedan vivir sin que una institución les dé una
serie de cuidados y comodidades. Por último, habrá una gran demanda de los
nuevos servicios psiquiátricos, ya que cualquier persona puede necesitarlos sin
tener que estar “loco”.

Análisis crítico

A través del seminario hemos recorrido las distintas etapas que han atravesado
la psiquiatría y la etiqueta de loco. Ya lo vimos durante el transcurso del primer
tema en la asignatura, es difícil determinar hasta qué punto se puede utilizar la
categoría de enfermedad mental. No es una cuestión fácil ni tampoco está
exenta de polémica. A lo largo de la historia hemos visto cómo los colectivos de
personas bajo dicha categoría han sido castigados o utilizados como meras
herramientas. ¿Hasta dónde podemos delimitar un concepto tan amplio como
la sanidad mental?

Afortunadamente, poco a poco van desarrollándose nuevas técnicas y ayudas


para las personas que padecen alguna de estas dificultades. La farmacología
también ha avanzado muchísimo, pero hay que tener en cuenta los graves
efectos secundarios que puede ocasionar en los pacientes. En lo que hemos
avanzado ha sido en la integración de estas personas por un lado, y por otro
lado en la masificación de demandas por parte de muchas personas que
necesitan algún tipo de ayuda psicológica.

Esta demanda es buena para nuestra profesión, ya que nos ratifica como una
de las herramientas sobre las que se debe asentar la sociedad actual. Sin
embargo, debemos preguntarnos si realmente estamos ante un aumento de
problemas psicológicos o simplemente ante el hecho de que la gente haya
eliminado sus prejuicios y sesgos negativos para dejarse tratar.

Estudios entre distintas culturas pueden enseñarnos a encontrar distintos


patrones que permitan identificar variables potenciales en el ambiente que
puedan aumentar los distintos trastornos. Además, la presencia de una
pscioeducación, no sólo a través de conceptos sino también mediante el
aprendizaje de técnicas, como pueden ser la relajación, el biofeedback o la
exposición ante controlada ante estímulos fóbicos, podría ayudar a que el
porcentaje de personas con algún tipo de trastorno pudiera disminuir.
Otra pregunta interesante de abordar sería si existe un individuo humano
mentalmente sano. En mi opinión ninguna persona está mentalmente sana del
todo, ¿Por qué?, por la sencilla razón que el ser humano avanza y ocurre lo
mismo con los determinados trastornos, y ciertas prácticas que hoy en día
pueden considerarse como adecuadas puede que en unos años no lo sean, y
viceversa. Lo mismo ocurre con las distintas culturas, dependiendo de las
lentes con las que se observe la realidad la conducta que manifieste una
persona podrá catalogarse de normal o anormal. Siempre hay que delimitar y al
hacerlo imponemos unos límites, que aunque son necesarios para evitar el
relativismo, debemos de tener en cuenta para no caer en reduccionismos.

Lo que está claro, es que hay un patrón de norma y adaptación necesario para
desenvolverse correctamente en cualquier situación, y en un nivel más macro
en cualquier cultura. Un psicólogo tiene la función de ayudar a que la persona
supere estos trastornos, pero dicha superación está muy ligada a que la
persona tenga una mayor adaptación social. Podemos comprobar que muchas
personas no han acudido al psicólogo, pese a que presenten algún trastorno y
sea necesario su tratamiento, debido a que el problema no les afecta
demasiado en su vida corriente. Esto indica que la profesión de psicólogo
deberá ir avanzando conforme la sociedad lo haga, y si bien no habrá un patrón
ideal de conducta y comportamiento, sí puede ser está, la sociedad, la que
determine cuales serán aquellas dificultades que impidan una correcta
adaptación. Un ejemplo de ellos es la fobia social, ya que actualmente
compartimos espacio con muchísimas personas y nuestra interacción con ellas
es vital para nuestro desempeño en distintas áreas, como puede ser la laboral
o la social.

Esta revisión del avance de la locura nos debe servir para darnos cuenta de
que tratamos con personas, y por ello debemos intentar situar la ética por
encima de las investigaciones. Muchas veces se nos olvida que nuestro objeto
de estudio presenta tantas dificultades como derechos. Hay que intentar
proteger siempre al ser humano e intentar buscar los mejores medios para
lograr su adaptación. Se debe concienciar a la sociedad de la importancia que
tiene para poder ayudar a mejorar la estabilidad de cualquier persona. No hay
que ser hipócritas pues todos somos la sociedad y en nuestro entorno nos
encontramos con mucha gente que puede padecer ansiedad o trastornos del
estado del ánimo. Es cierto que un psicólogo será clave para ayudar a muchas
personas, pero también lo es la necesidad de formar una serie de valores que
ayuden a potenciar el tejido social y que permitan a la gente con dificultades
sentirse integrada y con una serie de apoyos que les permitan avanzar, e
incluso superar, los problemas y dificultades que padecen.

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