Aproximación a la
epistemología.
Capítulo I: Consideraciones sobre el lenguaje
La epistemología es la rama de la filosofía que se ocupa de la ciencia como objeto de estudio. Hacer
una ciencia es semejante a hablar una lengua, a disponer de las reglas del lenguaje, ya que toda teoría
se expresa en un lenguaje, es decir, en un conjunto de signos aceptados de manera convencional. Por
eso el primer capítulo tiene por objeto una incursión somera en la teoría del lenguaje, en la
consideración de las disciplinas que lo estudian, intentando arrojar luz sobre la relación entre el
lenguaje y la realidad, tanto como sobre los problemas concernientes al uso del lenguaje científico.
Aristóteles (S III a.C.), sobre la base de las capacidades humanas de contemplar, obrar y hacer, distingue
entre:
Entre estas ciencias hay una jerarquía donde las primeras implican mayor grado de necesidad y de certeza en
sus enunciados.
Esta corriente incluyó, entre sus postulados básicos, la creencia acerca de la unidad del saber, postulando
una relación fundamental de las primeras sobre las segundas.
Una clasificación aceptada actualmente apunta a exponer las diferencias centrales entre el tipo de lenguaje
que utilizan tanto como el método para poner a prueba sus proposiciones. Distingue entre:
1. Ciencias formales
2. Ciencias fácticas
Los modos de validación son las distintas estrategias para poner a prueba los enunciados de partida
(Axiomas o Hipótesis) donde “demostrar” alude a la prueba deductiva. “Verificar” en cambio, es un término
asociado al Inductivismo, posteriormente se admitió que la verificación nunca es total respecto de las leyes
generales, y se sustituyó la noción de “verificación” por la de “confirmación”. El término “corroboración”
está asociado a la epistemología de Popper.
1.2 Lenguaje y realidad
Lo propio del pensamiento mágico o primitivo, es la idea de que existe una conexión natural e inmediata
entre el nombre y la cosa nombrada.
Borges → “Para el pensamiento mágico o primitivo, los nombres son parte vital de lo que definen”
En el diálogo Platón sostiene que el conocimiento no puede referirse a lo que se ofrece a los sentidos o
cosas sensibles (o sea, a lo que todo el tiempo cambia), porque tal conocimiento conduciría al relativismo.
→ El conocimiento estricto o absoluto necesita referirse a entidades absolutas que NO cambian a las
que llamará IDEAS. Según Platón, los términos universales, como los nombres comunes (mesa, casa), los
adjetivos (bueno, bello) o los sustantivos abstractos (virtud, belleza) se refieren a entidades universales como
la Belleza, el Bien, el Hombre. Estas entidades o Formas (universales) se denominan esencias de las cosas
que están “separadas” de las cosas individuales, las cuales imitan dichas Formas.
Aristóteles llamará más tarde a ésta demostración de la existencia de objetos no sensibles e inmutables
“argumento desde las ciencias”, que se puede resumir en:
• luego la ciencia no se puede referir a las cosas sensibles sino a entidades que NO cambian (las
llamadas por Platón “Ideas o Formas”)
→ Platón consideró que el conocimiento absoluto sólo se puede alcanzar si existen entidades
absolutas → Las IDEAS.
Esta tesis sobre la existencia de las Ideas y las esencias, fue discutida en la Edad Media bajo la
denominación “disputa de los universales”.
Una de las tesis rivales de la tesis de Platón sobre las Ideas fue “La teoría nominalista” que afirma que las
especies, los géneros y los universales son simples nombres con los que se identifican objetos. Esta posición
se atribuye al inglés Guillermo de Ockham (1298-1349).
Ockham → Aplicando el principio de no contradicción afirma que es absurdo sostener que al concepto
universal corresponde algo universal porque si esto sucediese no se podría entender cómo la misma
naturaleza universal puede estar toda ella presente en individuos singulares y distintos.
→ Siguiendo el principio de economía llamado ‘navaja de Ockham’, enfatiza que “fuera del alma”
(extra anima) todo lo que existe es individual, por lo tanto el universal queda recluido al plano del intelecto
“dentro del alma” (in anima), es decir, del lenguaje que lo utiliza como signo apto para ser predicado de
varios individuos.
→ La fórmula más conocida de la “navaja de Ockham” (principio de economía) dice “los entes no
deben multiplicarse sin necesidad”
→ Como religioso franciscano, Ockham admite que solamente hay una realidad primaria,
autosuficiente, necesaria y absoluta: Dios.
→ Se opone a la creencia de que a cada expresión lingüística le corresponde una realidad. Dice:
‘hay que decir que tales nombres significan propiamente las cosas singulares’.
→ Rechaza la naturaleza como base explicativa de nuestro conocimiento universal, pero no por ello
renuncia a la justificación del conocimiento científico. Para resolver el problema de la universalización de
los conceptos universales sin admitir ningún tipo de entidad universal extra anima, introduce una novedosa
concepción del signo, en la cual, la “palabra” puede ser predicada de distintas personas sin que ello
comprometa ninguna realidad común en los individuales. Para él, los conceptos generales son una creación
de facultad cognoscitiva: sólo lo individual es real y lo general/universal sólo existe in anima (dentro del
alma). Las palabras tienen la propiedad de suponer (suppositio), “estar en lugar de” o de “suplir” algo. En el
caso de los universales el término no supone un individuo sino un signo mental.
→ Subraya el carácter arbitrario de la relación del nombre con la cosa nombrada. Recurre a la
noción de signo lingüístico y reconoce la presencia de dos elementos: uno material (significante) y otro
inteligible (significado).
→ Para que haya comunicación entre los usuarios de un lenguaje, es necesario que compartan esta
convención. Esto no quiere decir que no puedan modificarse las convenciones pero, en tales casos, es
necesario hacer explícitos los cambios.
Hay mención del lenguaje cuando el enunciado se refiere a objetos lingüísticos o a propiedades predicables
del propio lenguaje. Es necesario recurrir al señalamiento de los distintos niveles del lenguaje que pueden
estar involucrados y a la noción de metalenguaje. Se usan comillas para señalar aquellas porciones del
lenguaje que resultan mencionadas. Para el análisis de los signos lingüísticos recurrimos al metalenguaje.
“La oración 'el caballo es blanco' es verdadera” - 'el caballo es blanco': Predicar la verdad o falsedad implica
adoptar un criterio que es lingüístico y que no dice nada de modo directo sobre la realidad. Lo mismo pasa
cuando se afirma: “'mesa' tiene 4 letras” aquí se hace referencia a la palabra “mesa” y NO al objeto.
La distinción entre uso y forma, en la Edad Media, dio lugar a la Teoría de las suposiciones, entre éstas
había:
1. Suposición formal (suppositio formalis) → Se decía que una expresión estaba en suposición formal
cuando se refería a la entidad → DIOS ES OMNIPOTENTE.
2. Suposición material (suppositio materialis) → Se decía que una expresión estaba en suposición
material cuando se refería al nombre de la entidad → ‘DIOS’ ES MONOSíLABO.
En la actualidad, la distinción entre uso y mención está basada en la llamada, Teoría de la jerarquía de
lenguajes:
→ Consiste en distinguir entre un lenguaje (llamado lenguaje objeto) y el lenguaje de este lenguaje
(llamado metalenguaje).
En ésta expresión 'es verdadero' es afirmado de 'los cuerpos son pesados'. 'Es verdadero' es el metalenguaje y
'los cuerpos...' es el lenguaje-objeto.
→ Un metalenguaje se llama inferior con respecto a otro metalenguaje en que se habla de él.
1.4 La Semiótica.
Signos → en sentido amplio: son representaciones o representantes de distintos tipos de entidades que
pueden ser reales o no.
1. El indicio o signo natural: es el que mantiene una relación causal entre el representante y lo
representado. Ej.: La fiebre es signo de enfermedad.
2. El ícono: es un signo que representa una relación de semejanza o parecido de algún tipo con lo
representado. Ej.: Una foto, una estatua, un mapa, carteles.
3. El símbolo: es el signo donde la conexión entre el signo y lo representado es arbitrario y
convencional. Este signo es el que afecta a los signos lingüísticos y a los lenguajes científicos. Ej.:
números, palabras de nuestro lenguaje, las banderas, las luces de los semáforos.
Definición de lenguaje → Llamamos lenguaje a un conjunto reglado de símbolos que se utilizan para la
comunicación.
Para que el proceso por el cual algo funciona como signo se dé, es necesario que concurran 3 factores:
1. El vehículo sígnico, la señal, fenómeno o cosa que actúa como signo (S)
3. El intérprete (I)
Ejemplo → Un perro (I) responde al sonido del silbato (S) que designa la caza de ardillas (D).
“Las nociones de “signo”, “significado” e “intérprete” se implican mutuamente ya que son formas de
referirse al proceso de semiosis, porque algo es un signo si y sólo si algún intérprete lo considera como tal”
(Morris, 1971)
No se trata de afirmar que hay signos o que el humo es el signo del fuego sino que algunos fenómenos
funcionan como signos de otra medida en que un intérprete es capaz de adjudicarles un significado. Al hacer
esto, el intérprete puede adjudicar la ocurrencia del fenómeno sígnico a una causa natural o no intencional y
en este caso se encuentra frente a un signo natural o puede pensar que este signo fue creado
intencionalmente para transmitir un mensaje, en cuyo caso es un símbolo. Ejemplos: un grito, un gesto
pueden presentar alguna oscuridad para el intérprete, ya que puede ser considerado como un acto intencional
o como un signo natural. En cambio, una palabra, un número, claramente son símbolos, en la medida que
pertenecen a un lenguaje creado intencionalmente para transmitir significados usando códigos
convencionales.
La Semiótica → Está constituida por otras disciplinas que estudian los distintos aspectos o dimensiones de
los signos.
Los metalenguajes tienen tres dimensiones, cada una de las cuales da origen a diferentes ramas del estudio
semiótico:
1. La sintaxis
2. La semántica
3. La pragmática
La dimensión sintáctica se ocupa de revisar las relaciones entre signos, las reglas que los ordenan.
→ Este nivel de análisis es importante en el estudio de los lenguajes formales como las matemáticas
o la lógica. Dentro de un sistema axiomático, para que una expresión de admita debe cumplir con las reglas
básicas de formación de enunciados.
→ La Lógica llama términos a estas unidades de significado que también llamamos “nombres” o
“símbolos”.
→ Desde el punto de vista semántico el término tiene: designación, extensión y puede o no tener
denotación:
• La extensión es la clase compuesta por todos aquellos individuos a los que puede
aplicarse dicho término. Ejemplo → La extensión del término “árbol” está constituida por la
clase de los distintos tipos de árboles; y la extensión de “número” comprende al conjunto de
todos los números, agrupados según algún criterio.
Los términos pueden no tener denotación cuando nombran clases existencialmente vacías.
Por ejemplo: puedo definir la clase de ‘alumnos universitarios menores de 10 años’ en el
sentido de que puede enunciarse su designación y su extensión en subclases que podrían ser
‘varones’, ‘mujeres’; aunque al no haber ejemplares reales que satisfagan los requisitos de la
designación, no tienen denotación, es decir, representa esta clase un conjunto vacío.
Esta distinción nos permite utilizar lenguajes formales que, desde el punto de vista semántico, no
comprometen el plano de la realidad, aunque sí involucran las nociones de ‘verdadero’ y ‘falso’ que se
deciden según las reglas dentro de un sistema y no con referencia a lo real. En el caso de las ciencias
formales, ordenadas según sus propios sistemas axiomáticos, la referencia extralingüística carece de
importancia, por lo tanto, sus signos no tienen denotación.
En el caso de las ciencias fácticas tienen gran importancia las distintas interpretaciones semánticas de los
signos y la ubicación de las entidades a las que se refieren en el plano de la realidad. Son términos sin
denotación los que nombran:
Entre designación y extensión hay una relación inversa: en un sistema clasificatorio de inclusión de unas
clases en otras, a la clase que incluye a otra se la llama género y a la incluida, especie. Por ejemplo,
‘manzana’ es especie de ‘frutas’.
→ El género tiene mayor extensión (número de ejemplares) que la especie, pero menos designación (notas
definitorias) ya que la especie necesita toda la designación del género más sus notas específicas.
→ La especie comprende menos ejemplares que el género al representar una subclase de éste. Ej.: hay
menos “manzanas” que “frutas”.
En conclusión: La especie tiene mayor designación que el género y menor extensión. Esta distinción entre
géneros y especies sirve para estableces su ubicación dentro del sistema clasificatorio de un lenguaje.
La dimensión pragmática se ocupa del uso que se haga del signo, es decir, intenta determinar la
función que cumple el lenguaje para el hablante.
En esta disciplina se estudian las distintas funciones del lenguaje, se distinguen tres:
→ Función expresiva (lenguaje expresivo): Esta función expresa estados de ánimo, emociones, opiniones
o juicios de valor. Las metáforas y el lenguaje poético son los casos más claros del lenguaje expresivo. Son
expresiones de las cuales no tiene sentido predicar la verdad o falsedad.
→ No son proposiciones, ya que una orden puede o no ser cumplida y, como tal, no es ni verdadera ni
falsa.
Todo acto de habla es el resultado de diversas funciones del lenguaje, donde el acto proposicional
(establecer una referencia y una predicación) es un factor entre otros que intervienen en la comunicación.
Las funciones del lenguaje no se cumplen de un modo puro. Una comunicación efectiva, por ejemplo una
noticia periodística (función informativa), puede utilizar expresiones para persuadir al lector y, entonces, es
posible decir que las funciones del lenguaje no se cumplirían de modo puro. Pero, en el caso de los lenguajes
científicos, debe ser posible determinar la verdad y falsedad de sus enunciados. El conocimiento científico
se identifica con el conocimiento acerca del valor de la verdad de ciertas proposiciones.
La proposición es una unidad de enunciación, de ella se puede predicar que es verdadera o falsa.
Wittgenstein
→ Define la proposición como lo que engrana con el concepto de verdad. Y una proposición está en un
sentido determinada por las reglas de formación oracional (de la lengua castellana, por ej.) y en otro sentido
por el uso del signo en el juego del lenguaje.
→ El hecho de que un enunciado exprese una proposición depende del papel que cumple dentro de un
“juego del lenguaje”, o sea, del uso que tenga en cada caso.
→ Usar un lenguaje forma parte de una actividad que se plasma en las acciones de ‘dar órdenes’, ‘describir
objetos’ y otras.
→ Para decidir en qué casos el enunciado “engrana” con el concepto de verdad, antes debemos tener algún
criterio para deslindar la verdad o falsedad.
→ Para sostener que la proposición es verdadera se debe probar empíricamente que la proposición se
corresponde con un estado de cosas. Este criterio es el que se reconoce en la llamada “teoría de la
correspondencia”
Teoría de la correspondencia: Según esta teoría, una proposición es verdadera si describe un estado de cosas
real. Si describe un estado de cosas posibles, pero no real, es falsa. Esta definición de la verdad puede
remontarse a Aristóteles que afirmó: ‘la verdad consiste en decir lo que es, que es o de lo que no es, que no
es y la falsedad consiste en decir de lo que no es, que es o de lo que es, que no es’.
→ Recurre a la distinción entre uso y mención del lenguaje para definir la correspondencia entra la
proposición y el estado de cosas.
Ej.: la oración “la nieve es blanca” es verdadera si, y sólo si la nieve es blanca.
Destaca que en el segundo miembro figura, sin comillas, una frase en una suppositio formalis que podríamos
llamar “p” y en el primero, entre comillas, figura el nombre de la segunda frase en suppositio materialis al
que podemos designar X, donde quedaría formulado el esquema de la forma T (true).
→ Para definir una teoría de la verdad es necesario rechazar la idea de lenguajes semánticamente cerrados
para reconocer dos lenguajes: un lenguaje-objeto y un metalenguaje donde X representa el nombre de la
oración usada en p. Con esta solución Tarski ataca a la “paradoja del mentiroso”. La paradoja se produce
porque no hay distinción entre niveles de lenguaje. Las nociones de “verdadero” y “falso” pertenecen, en
esta jerarquía, al metalenguaje.
→ El criterio de verdad por correspondencia resulta inútil para aplicar en el caso de las ciencias formales,
ya que sus proposiciones no dicen nada sobre estados de cosas. Para este tipo de ciencias se necesitan otros
criterios de verdad como la coherencia o no contradicción entre enunciados (aplicable a los teoremas) o
criterios pragmáticos (aplicables a los axiomas).
Usar un lenguaje es disponer de un sistema clasificatorio que nos permita identificar conjuntos o clases de
objetos. Hay distintos lenguajes que clasifican el mundo de distintos modos.
Hay vaguedad cuando no podemos decidir con exactitud cuáles son los límites para la inclusión de
individuos en una clase.
“Wittgenstein recurre al concepto ‘aires de familia’ para señalar el tipo de parecido o semejanza que permite
agrupar distintos individuos dentro de una clase. A todos los agrupamos “olvidando ciertas diferencias” lo
que luego puede redundar en la vaguedad del significado”
La ambigüedad se presenta cuando una misma palabra tiene más de una designación (“polisemia” se
utiliza para indicar que un término tiene varios significados posibles).
Vaguedad y ambigüedad no deben verse como obstáculos en los lenguajes comunes, ya que el uso resuelve
la cuestión. El doble uso de los términos da lugar al uso poético o humorístico donde se explota la
perplejidad que produce la irrupción de una palabra en un contexto inesperado
Los lenguajes científicos persiguen la univocidad de los términos, intentan limitar los casos de
aplicaciones múltiples o vagas. Para ello se proponen criterios para clasificar, en condiciones ideales:
1.6 La definición.
Los discursos científicos se diferencian del lenguaje común en que sus usos lingüísticos buscan superar las
limitaciones de la vaguedad y la ambigüedad, y para ello, recurren a definiciones precisas.
Definir es, limitar el significado de un término. Al definir hacemos mención del nombre a definir (el que se
señale entre comillas) al que llamamos definiendum y el definiens es la definición propiamente dicha.
→ Definiens es un conjunto de palabras, que se utilizan para aclarar el significado del definiendum. Al
definir, aclaramos el significado de un término y no de una cosa.
1. No se debe circular. No se debe definir una palabra usando la misma palabra o una palabra de la
misma familia. Ej: definir “estetoscopio” como “artefacto que sirve para estetoscopiar”
2. No debe ser demasiado amplia ni demasiado estrecha. La extensión del definiendum debe ser igual
que la del definiens. Ej.: ‘perro’ como ‘animal mamífero’ es demasiado amplia, y, ‘planeta’ como
‘cuerpo celeste, opaco que describe una órbita alrededor del sol, habitado’ es demasiado estrecha.
3. No debe ser metafórica. (ej.: “el hombre es un puente entre el animal y el superhombre”. No debe
estar formulada con términos ambiguos o vagos.)
4. No debe ser negativa cuando puede ser afirmativa. (Ej.: “arroyo” entendido como “curso de agua que
no es un río”)
5. No debe recurrirse a sinónimos. (Ej.: “perro” como “can”. En estos casos el defecto radica en que no
se explicita ni el género ni la especie sino que se expresa otro nombre con significado equivalente)
Aristóteles → En el marco de una posición esencialista, propone la definición por género próximo y
diferencia específica.
Desde el punto de vista pragmático, las definiciones son proposiciones tautológicas donde definiendum y
definiens son equivalentes (Ej.: decir “perro” o “animal mamífero que ladra” es equivalente”)
El lenguaje admite la libertad de inventar significados para los términos. Pero a pesar de esta libertad, si se
pretende dar una definición lexicográfica, se debe dar una información verídica acerca de las convenciones,
los usos establecidos en la comunidad de hablantes.
El uso de los lenguajes naturales supone una práctica para reconocer los significados y los casos anómalos
de aplicación de los términos. Sin esto es imposible definir los términos, es decir, insertar el significado
dentro de un sistema de géneros y especies.
En los lenguajes científicos, el significado de los términos y la posibilidad de definirlos se propone dentro de
un lenguaje propio, técnico o formal, donde los signos tienen definiciones precisas: allí aparece la
conveniencia del uso de definiciones estipulativas.
Cuando la definición cumple una función expresiva o directiva, es decir cuando el propósito consiste en
influir sobre la conducta de los demás decimos que es una definición persuasiva. Este tipo de definiciones no
se consideran proposiciones si transmiten juicios de valor.