2006
I. Evolución de la Administración de Empresas
Durante el transcurso del siglo pasado, la administración de empresas se
desarrolló como ciencia, se fue adaptando a los cambios sufridos por la sociedad
moderna y fue sistematizando modelos de aplicación generalizada.
Esa evolución ha estado caracterizada por la aparición de diferentes enfoques,
teorías y escuelas, que se han ido sucediendo en el tiempo.
Sus principales postulados son recogidos una y otra vez, reapareciendo en escena
de acuerdo a los ciclos económicos por los que pasan los países, revitalizados por
adaptaciones más actuales y afinadas, de acuerdo al grado de evolución del
conocimiento de la administración en sí misma y de las ciencias complementarias.
Teoría Clásica
Entre estas tendencias debemos reconocer primeramente a la Teoría Clásica, que
a través de las dos escuelas que la componen, sentó las bases de la
Administración Moderna y cuyo centro gira en torno a la ejecución del trabajo en
forma más eficiente y la definición del hombre económico (homus economicus),
motivado únicamente por recompensas monetarias.
Una de sus grandes falencias es creer ingenuamente que el hombre puede ser
motivado permanentemente mediante el dinero, olvidando su naturaleza de ser
pensante, racional, emocional y emotivo, soñador y místico, que lo llevan a
comprometerse con ideas y proyectos impensables desde un punto de vista
meramente económico.
Aún así, el gran valor de esta teoría administrativa es el impulso inicial que da a la
sistematización y al estudio de la administración, poniendo en el tapete de la
discusión, en círculos privilegiados de la época, el tema de la conducción
empresarial moderna.
Los señores Fredrick Taylor y Henri Fayol, principales representantes de esta
tendencia, por sus cruciales aportes, son conocidos hasta hoy como los padres de
la administración moderna.
Aportes de Fredrick Taylor
Taylor, ingeniero inglés que comenzó su carrera empresarial desde muy abajo,
puso su énfasis en los procesos productivos y la relación entre la dirección de la
empresa y los obreros.
Utilizando el sistema de estudios de tiempo movimiento define el método de
trabajo para el obrero. Este aporte tiene una contribución directa inmediata sobre
la productividad de la empresa, por lo que es rápidamente acogido.
A lo anterior agrega sus indicaciones sobre la necesidad de una selección
científica del personal, la asignación de tareas y la capacitación, como factores
para mejorar el rendimiento del trabajo.
Un tercer aporte de Taylor se refiere a su planteamiento respecto a la necesidad
que exista un espíritu de cooperación entre la dirección de la empresa y los
trabajadores. Así el trabajo se realizará según lo planificado, logrando mejores
resultados.
Por último, se ocupa del tema de la responsabilidad, señalando que debe existir
una justa distribución de la misma entre la dirección y los trabajadores, ya que
ambos buscan objetivos coherentes y son parte de un todo que es la empresa en
sí.
Aportes de Henri Fayol
Por su parte Fayol, ingeniero francés, orienta sus estudios a la empresa en
general y la gestión que los dirigentes deben realizar. Define las funciones
generales de la empresa, indicando que en toda empresa es posible reconocer
una función técnica, que en cierto modo corresponde a lo que actualmente se
conoce como función producción.
Agrega a la anterior, una función comercial, asociándola a las actividades de
compra y venta que se llevan acabo en toda empresa. Una tercera función es la
financiera, la que vincula a la búsqueda de capital y su uso óptimo; A éstas se
agrega una función contable, encargada del registro de las cuentas de ingresos y
gastos. Estas dos últimas actividades son parte de lo que ahora se conoce como
función finanzas.
La seguridad de bienes y personas es otra función que define Fayol. En la
actualidad estos aspectos no son considerados específicamente como función,
correspondiéndole a cada parte de la estructura de la empresa velar por la
seguridad de los bienes a su cargo y a una unidad operativa interna o externa,
mantener el orden y los procedimientos de seguridad de los bienes y personas en
general.
Respecto a la seguridad para evitar accidentes laborales, hoy en día existen leyes
que reglamentan los procedimientos y estructuras que debe poseer una empresa
para tales fines, actividad que es asignada a la unidad responsable del personal.
Por último señala una función administración, equivalente a la etapas de
planificación, organización, dirección, control y coordinación, que se conocen
actualmente.
Otro tema de interés para Fayol, fueron las cualidades que debían reunir los
ejecutivos, las cuales agrupó en seis categorías.
La primera de ellas estaba constituida por las condiciones físicas necesarias.
Entre éstas mencionó la salud, el vigor y la destreza, como algunas de las más
importantes.
Las cualidades mentales constituían el segundo grupo. Entre éstas se señala el
entendimiento, la inteligencia y la comprensión. Como tercera agrupación indicó lo
relativo a las condiciones morales, asociables a lo que actualmente se conoce
como ética profesional y empresarial.
Luego indica las cualidades técnicas, vinculadas específicamente con la profesión
o con el rubro de actividad de la empresa que le corresponde dirigir. Como sexta
agrupación de cualidades que debe poseer todo directivo, agrega la experiencia,
que indica proviene del trabajo.
Otra gran contribución de Henri Fayol al nacimiento de la Administración como
ciencia empresarial fueron los 14 Principios Generales que enunció. Si bien la
mayoría de éstos en nuestros días parecen obvios, en su época, en que no existía
conciencia de la necesidad de sistematizar la gestión de las organizaciones y los
dirigentes lo eran por tradición, vínculos familiares o casualidad, fueron totalmente
novedosos y su utilidad práctica ha quedado demostrada una y otra vez a lo largo
del siglo que acabamos de terminar.
A continuación daremos una rápida mirada a los principios señalados.
• División del trabajo, referido a la especialización de la persona como medio
para alcanzar la eficiencia en sus labores.
• Autoridad, que emana del cargo que ocupa el individuo en una organización y
que implica el poder para tomar decisiones y hacerse obedecer. Esta vinculada
indisolublemente a la responsabilidad que asume quien recibe la autoridad,
frente a quien se la otorga.
• Disciplina, entendida como el respeto a los acuerdos destinados a obtener
obediencia (normas de la organización).
• Unidad de mando, principio que señala que las ordenes que recibe la persona
deben provenir de una sola fuente, para evitar la incertidumbre sobre que hacer
y a quien obedecer.
• Unidad de dirección, que indica que las actividades que buscan un mismo
objetivo deben depender de un mismo jefe y estar contenidas en un mismo
plan para lograr su máxima eficacia.
• Subordinación del interés particular al interés general, de manera de cautelar
que los esfuerzos se enfoquen a la búsqueda del cumplimiento de los objetivos
generales de la organización y por su intermedio se alcancen los objetivos de
los individuos que la componen.
• Remuneraciones, principio referido a la existencia de métodos de retribución
justos a los esfuerzos de cada uno de los que participan en las labores de la
organización y su máxima satisfacción para asegurar su compromiso y total
identificación.
• Centralización, como concepto relacionado directamente con la autoridad y la
forma en que es ejercida en la organización. Esta puede estar concentrada en
un número reducido de personas o dispersa, lo que se conoce como autoridad
descentralizada, tendencia, esta última que se aplica en diversas actividades
en la actualidad. El grado de centralización o descentralización de la autoridad
dependerá, principalmente, de factores como la naturaleza de la organización,
las actividades que sea necesario llevar a cabo, el recurso humano con el que
se cuenta y los objetivos que se desea lograr.
• Jerarquía, que se refiere a la existencia de una cadena de mando, en la que
existen distintos rangos de autoridad.
• Orden, necesario para el mejor aprovechamiento de los recursos. Al aplicarlo a
los recursos materiales, implica que exista un lugar para cada cosa y cada cosa
esté en su lugar. Lo mismo sucede en el caso de los recursos humanos, en que
debe existir un lugar para cada persona y cada persona debe ocupar su lugar
(y hacer lo que se espera que sea realizado por esa posición de la
organización).
• Equidad, relativo a la necesidad de lograr la lealtad y el compromiso del
personal de la organización, mediante la justicia en el trato entre dirigente y
dirigido.
• Estabilidad del personal, como reconocimiento de la necesidad de evitar
cambios innecesarios que afectan el funcionamiento de la organización (y no
de la visualización del valor que cada persona tiene en un equipo de trabajo y
valoración de sus diferencias individuales como factor de enriquecimiento de
los ambientes de trabajo. El real valor del factor humano es comprendido en
tiempos muy posteriores a Fayol).
• Iniciativa, comprendida como la capacidad de elaborar y ejecutar un plan de
trabajo.
• Espíritu de cuerpo, como primer indicio de valoración del trabajo en equipo y
de la necesidad de cierto compromiso de todos para alcanzar los fines de la
organización.
A medida que a pasado el tiempo, estos principios se han enriquecido en sus
acepciones, pero lo más notable es que en términos generales, resumen una
visión extremadamente moderna de la gestión, muy vanguardista para su época y
que constituye gran parte de la base de la sistematización de la administración,
factor que permite su transmisión y estudio.
La determinación de las funciones de la empresa, el establecimiento de las
cualidades del ejecutivo y los principios generales que plantea Fayol, contribuyen
a dar carácter universal a la administración, ya que permiten su enseñanza
sistemática y su aplicación a distintos tipos de empresas de diversos rubros de
actividad económica.
Los inicios de la Administración Moderna
A pesar de que los aportes de F. Taylor y H. Fayol son complementarios y todos
de gran relevancia para el mejoramiento de los resultados del mundo empresarial,
su difusión no fue simultánea.
Por la cercanía cultural e idiomática existente entre los países, los aportes de
Taylor fueron conocidos con mucha anticipación en los Estados Unidos de
Norteamérica y aplicados con gran entusiasmo por diversos empresarios de esa
nación.
La aplicación de los aportes de Fayol se circunscribió en un primer tiempo a su
país y algunos de sus vecinos europeos y sólo aproximadamente 20 años
después de su aparición llegaron a ser conocidos entre el empresariado
norteamericano.
Esta realidad hizo que en sus inicios la administración de empresas no se
desarrollara en forma armónica, haciendo lenta su inserción en los círculos de
negocios y retardando su reconocimiento como disciplina de estudio obligado para
quienes manejan organizaciones empresariales y buscan optimizar los resultados
de las mismas.
Con el tiempo, el estudio de la administración de empresas pasó a ser una
realidad. La sistematización del conocimiento y de la enseñanza que aportó la
Teoría Clásica, cuyos mejores exponentes fueron F. Taylor y H. Fayol, dio paso a
distintas corrientes de pensamiento.
Teoría del Comportamiento Humano
La aparición de la Teoría del comportamiento Humano, representada por la
Escuela Sicológica y la Escuela Sociológica, introdujo a la administración de
empresas el estudio del ser humano y las organizaciones sociales.
A estas alturas ya se empieza a reconocer a la administración como ciencia, lo
que implica el desarrollo y la utilización de un método científico propio.
La Escuela Sicológica basa su estudio en la premisa que la administración implica
hacer cosas a través de las personas. Señala que los individuos trabajan juntos
para alcanzar objetivos comunes y que por ello es necesario que se entiendan.
Por esta razón se le conoce también como el Enfoque de las Relaciones
Humanas.
Los postulados de sus adeptos van desde que la sicología es parte del trabajo del
administrador hasta que sicología y administración son lo mismo.
El tiempo ha demostrado que si bien la administración se ha nutrido de la sicología
y que los administradores, al trabajar con personas deben conocer los distintos
aspectos sicológicos de las personas y su influencia en las relaciones humanas,
esto no basta para ejercer sus tareas en forma adecuada y que muchas otras
ciencias y disciplinas contribuyen también en forma significativa en el desarrollo de
sus labores.
La Escuela Sociológica parte de la base que la administración implica un sistema
social de cooperación en el que las personas individualmente no están
capacitadas, ni física ni biológicamente, para obtener solas sus objetivos. A partir
de esta base describen relaciones culturales entre grupos sociales, por lo que se
le conoce también como el Enfoque del Comportamiento Organizacional.
A los adherentes de la Teoría del Comportamiento Humano se les ha denominado
conductistas o incluso Behavoristas y la diferencia fundamental que tienen con la
Teoría Clásica es que rechazan su concepción del Hombre Económico.
A medida que los distintos acontecimientos que marcaron el siglo veinte se fueron
sucediendo, la administración se fue enriqueciendo y pasó a ser utilizada en
ámbitos de la más diversa índole. De igual forma, la Teoría del Comportamiento
Humano también evolucionó.
El Enfoque de las Relaciones Humanas pasó a señalar que la empresa debe
satisfacer los objetivos de los trabajadores, aunque esto signifique sacrificar parte
de sus objetivos. En el largo plazo esto se recompensará con la mayor
productividad y rentabilidad que se obtiene por la estabilidad laboral que se logra
dar al personal, optimizando así el cumplimiento de los objetivos empresariales.
El Enfoque del Comportamiento Organizacional ha pasado a indicar que los
empleados de una organización son todos parte de un grupo que trabaja por
objetivos comunes y que por lo tanto es necesario eliminar las distinciones ficticias
entre quienes dirigen y quienes son dirigidos.
La eficiencia del trabajo de un grupo no se basa en el poder que emana de la
autoridad formal, sino que en el liderazgo de los directivos, que se gana con el
mayor conocimiento y experiencia y no actúa por imposición.
Reconoce también que el ser humano es más sensible a un buen ambiente de
trabajo de grupo que al control directo.
En términos generales se puede decir que el principal aporte de los conductistas al
desarrollo de la administración de empresas, es que han puesto de relieve la
complejidad del ser humano, subrayando la importancia de los estilos de dirección.
Esto ha llevado a la creación de distintos modelos motivacionales y dinámicas de
grupos aplicadas a la supervisión y manejo de equipos de trabajo.
El comportamiento humano es indudablemente complejo, característica que limita
su predicción. No siempre se entiende bien que hacer ni se confía en los
resultados que las acciones tendrán sobre la rentabilidad. Por ello, persiste la
resistencia a poner en práctica nuevos descubrimientos sobre el comportamiento
humano, sobre todo en las organizaciones más pequeñas, en las cuales
paradójicamente son precisamente las personas el principal activo.
Normalmente se trata de equilibrar en la mejor forma posible la satisfacción
relativa de las necesidades del personal y de los clientes con las necesidades de
crecimiento y utilidades rápidas de las empresas, poniendo más énfasis en las
últimas.
II. El Reinado de la Tecnología
Las denominadas "NTICS" (nuevas tecnologías de la información y comunicación)
hacen más rápido el contacto entre la empresa, sus proveedores y sus clientes y
nuevos sistemas de información y comunicación interna y externa han aparecido
en escena.
Internet es una herramienta ampliamente incorporada a la gestión comercial de
organizaciones empresariales de todo tipo y tamaño.
El uso de intranets permite mayor eficiencia interna y la gestión en red con
proveedores, haciendo más efectivos los sistemas de manejo de inventarios, la
planificación de la producción, la gestión de los stocks de productos terminados y
la distribución de éstos a los puntos de venta.
El perfil profesional exigido a quienes se integran al mundo del trabajo también ha
cambiado en concordancia con los avances de la tecnología incorporada a la
gestión de empresas.
En puestos directivos y profesionales especializados casi no hay cabida para
quienes no dominan la computación a nivel de usuarios, en al menos, lenguajes
como, Word, Excel, PowerPoint, MS Project, que no sean asiduos cibernautas o
que no posean teléfono celular y casilla electrónica (webmail).
El manejo de las "NTICS" es vital en el mundo de los negocios de principios del
siglo veintiuno y así lo han reconocido empresas privadas y organismos
gubernamentales de las más diversas latitudes.
Lo que no hay que olvidar es que éstas están al servicio de las personas, para
hacer más fácil y productivo su trabajo, para facilitar su interacción y por que no
decirlo, para liberarlas de tareas para las cuales no es indispensable un ser
humano o incluso reemplazarlas en actividades en que los ingenios creados por el
hombre pueden superarlo en rapidez, fuerza, precisión, resistencia, viabilidad, etc.,
proveyendo soluciones más económicas y efectivas.
La idea no es las personas sientan que deben competir con la tecnología o que
ésta está siendo ocupada para dilatar la solución de un problema, que planteado
cara a cara tendría otro final. Tampoco que la interacción con las "NTICS" es
complicada y engorrosa y que es preferible recurrir a organizaciones menos
tecnologizadas pero más humanas y más eficientes.
¿Quién no ha sentido una leve sensación de incertidumbre cuando ha debido
recurrir a un servicio de ayuda telefónico automatizado por primera vez?
La interacción entre personas es algo natural, que se da desde el nacimiento
mismo y que no puede ser reemplazado en su esencia por nada más. La
emotividad y las sensaciones y sentimientos que del contacto humano se derivan
son privativas de las personas. La comunicación que nace en el acto de
interacción entre las personas es insustituible y probablemente indescriptible en
toda su magnitud emocional. Las "NTICS" pueden contribuir a facilitarla pero no la
pueden reemplazar.
Es pequeño" detalle es el que marca la pauta para encontrar la posición que debe
ocupar siempre la persona en el esquema de gestión de una organización. Es
decir, para reconocer al individuo como centro de los esfuerzos de gestión. Como
"factor humano", en el plano interno y como cliente en el externo. Siempre con el
rol preponderante que le corresponde y con la tecnología a su servicios.
Como cliente, cuyos deseos y necesidades se intenta satisfacer, mediante los
bienes y servicios que la empresa pone a su disposición.
En el ámbito interno, como factor clave del proceso de transformación y comercial
que la organización lleva a cabo para generar los satisfactores que ofrecerá a los
clientes y que a su vez también espera ver satisfechas sus demandas y
aspiraciones por parte de la organización a la cual pertenece. Sólo así estará
seguro de pertenecer a la organización correcta y de compartir verdaderamente
sus valores y fines y estará dispuesto a demostrarlo mediante su compromiso
diario con los objetivos y metas y lo que es más importante aún, aportando su
esfuerzo diario para satisfacer a los clientes.
1 Eduardo Castillo Morales, Licenciado en Ciencias de la Administración, Ingeniero Comercial,
Master en Marketing y Gestión Comercial, © Doctor en Ciencias de la Información, Académico
Facultad de Ciencias Empresariales, Universidad del BíoBío, Chile. Correo electrónico:
edcastil59@yahoo.es ‐ ecastill@ubiobio.cl.