MODELOS DE DESARROLLO
ECONÓMICO EN AMÉRICA
LATINA:
Desequilibrio externo y una parte muy considerable de los países
concentración de la riqueza
Santos M. Ruesga-Julimar da Silva
Bichara
MARCIAL PONS. Ediciones jurídicas
y sociales, S. A.
174 páginas.
Praxis sociológica, dice la
página web que la presenta, es una
revista universitaria del Área de
Sociología de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales de Toledo, de la
Universidad de Castilla La Mancha,
cuya finalidad es facilitar la
comunicación científica entre
sociólogos, politólogos y demás
científicos sociales y, de entre ellos,
economistas, juristas, antropólogos y
demás especies docentes e
investigadoras de lo social. Pues bien,
el presente libro tiene algo de casi todas
estas disciplinas. El libro de los
profesores Ruesga y Da Silva nos
introducirá en la interesante historia de
los modelos de desarrollo económico en
América Latina, poniendo de manifiesto
el complejo entramado económico,
social, político y antropológico de este
continente y siempre observado desde
un punto de vista histórico.
El subtítulo, una vez marcado el
territorio y la cuestión a tratar, describe
a la perfección el problema global de
toda Latinoamérica, su “Desequilibrio
externo y concentración de la
252
riqueza”, que aunque parece reflejar
un cierto halo pesimista, por desgracia,
no deja de mostrar la cruda realidad de
y habitantes de este hermoso
subcontinente.
El objetivo del libro es el de
analizar los diferentes modelos de
desarrollo económico que se han ido
manifestando en el transcurso de la
historia económica latinoamericana a lo
largo del siglo pasado, lapso de tiempo,
por otra parte, cargado de profundas
transformaciones estructurales no sólo
en Iberoamérica sino en todo el globo.
El primer modelo a estudiar, en
el capítulo segundo, es el
denominado”Modelo primario
exportador”, que funcionó desde
finales del siglo XIX hasta la Gran
Depresión de 1929. La variable clave
que explica este proceso de crecimiento
y de desarrollo fue la exportación de
productos primarios, elemento común a
todos los países latinoamericanos pero
con especificidades locales, sobre todo,
a nivel de la inserción en los mercados
internacionales y al desarrollo del
mercado interno.
Se remplazará el primer modelo,
una vez superada la Crisis de 1929 y
finalizada la Segunda Guerra Mundial,
por el denominado “Modelo de
industrialización por sustitución de
importaciones” y que consiste en un
modelo con un fuerte proteccionismo
frente al exterior, -en clara ruptura con
la teoría de los costes comparativos
Ricardianos-, y con algunos tintes
Keynesianos entreverados de
industrialización. Este modelo se terminó
agotando y colapsando con la crisis de
la deuda externa en la década de los
ochenta.
A partir del capítulo cuarto, el
libro se introduce en el conjunto de
relaciones económicas vigentes en las
dos últimas décadas del pasado siglo, y
que se ha convenido en denominar el
“Modelo del consenso de
Washington” denominado así por ser
esta ciudad la sede del Banco Mundial
y del Fondo Monetario Internacional. De
este modo, el mismo capítulo cuarto, -
“Reformas y cambio de modelo en
América Latina”-, sistematizará el
modelo de desarrollo neoliberal que se
instaló en la región a partir de los años
ochenta. Más adelante, el capítulo
quinto,- “Apertura financiera y
crecimiento”-, estudiara la
liberalización financiera y sus efectos
sobre el desarrollo económico y social.
Finalmente, en el sexto epígrafe, -
“Integración en América Latina: El
ALCA y el MERCOSUR”-, se
abordarán los procesos de integración
regional.
Es de gran interés el capítulo de
Conclusiones. Dicen, entre otras cosas,
los autores que “la principal
conclusión a la que se puede llegar
(…) es que el proceso de crecimiento
económico derivado de los modelos
de desarrollo hasta la fecha puestos
en marcha en América Latina han
sido altamente desequilibrados” y
continúan afirmando que “la naturaleza
y la dinámica interna de los modelos
imponía restricciones al propio
crecimiento económico futuro, al no
generar las condiciones necesarias
para un proceso de desarrollo
sostenido a largo plazo”.
Parece que tanto el sentido
común como el estudio pormenorizado
de cada región, de cada país, de toda
América Latina, nos dice que la solución
pasaría por una estrategia de desarrollo
que tenga como objetivo promover el
avance de una sociedad de bienestar,
de la cohesión económica y social que
actualmente adolece en la región. Es
necesario, por tanto, poner en positivo
el subtítulo del libro, un modelo de
desarrollo económico con equilibrio
externo y con un mayor reparto de las
inmensas riquezas que posee el
continente americano y, si es posible, sin
aventuras revolucionarias populistas,
que llevan a las desestabilización global
de todo el sistema, crean incertidumbre,
y sobre todo, no parece repercutir en
las clases menos favorecidas, a las
cuales, en principio, va dirigida esta
acción política-revolucionaria.
Tal vez, en un entramado
complejo de relaciones sociales,
políticas, económicas y hasta históricas
difíciles, como son las existentes entre
los países miembros de la comunidad
Latinoamericana, las soluciones pasan
por el consenso entre las partes, la
253
asunción determinante de unas acciones
encaminada hacia un verdadero
comercio justo y una implicación global
en los problemas iberoamericanos
alejándose, los más ricos, de arcaicos
proteccionismos.
No obstante, debe creerse en
América. La experiencia del pasado,
necesariamente, debe hacernos soñar
con un futuro mejor. Tal vez sólo quede
la esperanza, pero como diría un
Latinoamericano ilustre llamado Silvio
Rodríguez “les invito a creerme
cuando digo futuro”.

J. ANTONIO NEGRÍN DE LA PEÑA

254