condicin, y responder a un factor local de aceptar en parte una condicin genrica que engloba a las ciudades contemporneas. Por lo tanto, ninguna ciudad o Metrpolis podra escapar de su identidad o razn de ser, y la flexibilidad, condicin desechable y replicable que plantea Koolhaas es completamente agresiva, ya que las necesidades urbansticas-arquitectnicas debiera estar siempre asociado a necesidades fsicas y psicolgicas de los habitantes de las ciudades. De no ser as el habitar del hombre se convierte en una especie de condicin efmera, en cuyo espacio la individualidad y el extraamiento con el entorno del individuo generara un desprecio de la vida del hombre: si no se logra desde un punto de vista arquitectnico (y sin importar la escala de la que se hable), el goce espacial y conseguir valorar la vida, habremos fallado en nuestro oficio y rol dentro de la sociedad. A pesar que el manifiesto de Koolhaas sugiere una hiptesis, una posibilidad, es preocupante e incluso aterrador- que el modelo cnico y pragmtico que describe Koolhaas se propague en las metrpolis actuales. Qu sera entonces de la identidad de los territorios? Dnde acabara la ciudad histrica y donde empezara la genrica? Personalmente considero que los monumentos histricos contribuyen a crear una memoria colectiva, una identidad comn a todos los habitantes de una localidad. Son precisamente estos momentos congelados de historia los que enorgullecen a sus ciudadanos y despiertan la curiosidad de territorios extranjeros ya que implican atributos especficos de una comunidad y son estos los que la hacen atractiva. Por esta razn, pienso que la ciudad genrica es una distopa, un destino que creo no resultara interesante para nadie ya que al final todo surge de una homogeneizacin, de lo ya conocido. Si creo que, de no cuidar ciertos valores, la ciudad genrica dominar y modificar todo lo que conocemos actualmente como tradiciones e identidades de ellas, que son valores que caracterizan y enriquecen a la humanidad.