concepto causal por un concepto final de acción. Deduce Welzel que la acción es un
concepto prejurídico, existente antes de la valoración humana y por ello precedente a la
valoración jurídica.
El análisis de dicho concepto muestra que lo específico del mismo no es la
causalidad, sino la finalidad (esto es, el dirigirse intencionalmente a una meta
previamente elegida), porque también las fuerzas de la naturaleza operan causalmente.
La acción humana se caracteriza, pues, por ser “ejercicio de actividad final”. La acción
no exige sólo ser causada por una voluntad, cualquiera que sea, sino además ser
conducida finalmente por el contenido de finalidad de la voluntad. La consecuencia
fundamental de este planteamiento es la inclusión del dolo (que se equipara a la
finalidad) en el tipo de injusto de los delitos dolosos: si el delito es acción antijurídica,
la antijuricidad debe recaer sobre la acción y ésta exige esencialmente la finalidad,
finalidad que en los hechos dolosos equivale, precisamente al dolo.
En resumen: según establece Welzel, la acción es un movimiento humano dirigido
y dominado por la voluntad. La consecuencia fundamental de este planteamiento es que
al finalismo sí le interesa el contenido de esa voluntad que actúa, ya va incluido el
concepto de dolo en el concepto de acción (no como ocurría en el causalismo que no
interesaba el contenido). Esto tiene un trasfondo y es que se ve sustituido por otro
método que es el Fenomenologísmo lógico-formal. (Aquí la acción ya esta previamente
determinada) El pensamiento de Welzel, del que parte el actual Código Penal, tiene un
escollo, y es que deja cojo el concepto de acción para explicar los tipos imprudentes, y
para explicar la omisión.
Para intentar superar este planteamiento surge el concepto social de acción, que lo
que hace es llegar a la conclusión de que acción es aquel comportamiento socialmente
relevante; porque es socialmente nocivo.
El Concepto social de acción.- En su versión actualmente defendida por Jescheck,
se presenta como superación de insuficiencias del concepto causal y del concepto final
de acción para explicar satisfactoriamente todas las distintas formas de
comportamientos relevantes para el Derecho penal.
La teoría social de la acción entiende que la única forma de encontrar un concepto
de acción común a los delitos dolosos, los culposos y los de omisión, es remontarse a un
denominador común que pueda aglutinar las distintas modalidades de comportamiento
que dan lugar a cada una de aquellas clases de delitos. Tal punto de vista ha de ser la
perspectiva social: será acción todo “comportamiento humano socialmente relevante”.
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1. Fuerza irresistible.
2. Movimientos Reflejos. (actos reflejos).
3. Estado de inconsciencia.
Análisis particulares de las causas de exclusión de la acción en Derecho Español
Fuerza irresistible.- Quien obra materialmente violentado por una fuerza física
irresistible, no decide su actuación por medio de su voluntad. Si es forzado por una
persona, no es más que un instrumento de la voluntad de ésta. En ella se produce una
ausencia de acción por la anulación total y absoluta de la voluntad del sujeto.
Requisitos o características: a) Carácter físico o material de la fuerza.
b) y además, ser absoluta (total y anulante).
Si no tiene estas características no estamos ante Fuerza Irresistible.
Todo lo más podemos ir por la vía del miedo insuperable. Además, según la
Jurisprudencia se viene insistiendo que esta fuerza irresistible proceda de un tercero,
aunque no obstante pudieran existir supuestos de determinados fallos mecánicos o
técnicos, que producen el mismo resultado. Se admite que el sujeto que recibe la fuerza
no es más que un mero instrumento en sus manos.
Ej.- Alguien que es empujado en el borde de una piscina, y al caer le da a un niño
y lo mata. El sujeto que es empujado es un mero instrumento de la fuerza irresistible (no
existe voluntariedad). La fuerza irresistible excluye la acción, porque supone ausencia
de voluntad en el forzado.
Especial referencia a la Fuerza irresistible.-
- La Cantidad de Fuerza
Para que excluya el comportamiento necesario en todo delito, la fuerza debe suprimir
por completo la voluntariedad. Pero no es preciso, según Córdoba, que el forzado
intente efectivamente contrarrestar la fuerza.
¿Qué ocurre con la Fuerza resistible?: puesto que la fuerza resistible no excluye la
acción y ésta no es susceptible de graduación, sólo será relevante en cuanto se traduzca
en influencia moral y provoque miedo en el forzado, el cual, si es insuperable, eximirá
(art. 20,6º CP), y si no lo es, podrá motivar la eximente incompleta de miedo (21,1º en
relación con el art. 20,6º) o, de no bastar para ello, alguna otra atenuante del art. 21CP.
-La Cualidad de la Fuerza
Este segundo aspecto se refiere a las clases de conductas susceptibles de constituir
fuerza, no a la cantidad que ésta debe encerrar.
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-No existe en el art. 20 CP ninguna eximente que prevea los movimientos reflejos.
Pero esto no significa que no se excluyan del concepto de delito: el art. 10 CP se refiere
a las acciones y omisiones, por lo que si falta la acción no puede haber delito ni falta (lo
que sucede cuando está ausente la posibilidad de control por la voluntad).
Estado de inconsciencia.- Supuestos más importantes son los de Hipnosis,
Sonambulismo (sueño) y la denominada Embriaguez letárgica. Todos estos supuestos de
ausencia de acción no están o no tienen encuadre en el Código Penal (salvo la
embriaguez letárgica del artículo 20.1º CP) en ningún artículo concreto. Pero el CP
cuando define el delito, lo concibe como las acciones u omisiones dolosas o
imprudentes, penadas por la Ley; y en esa definición está claro en el artículo 10 CP, el
elemento básico es la voluntariedad del sujeto. Por eso los Jueces a través del artículo
10 CP, argumentarán la ausencia de voluntad, que vemos que no existen en todas estas
acciones vistas. Y al no existir voluntariedad, no existe acción.
Hipnotismo.- En Alemania se considera modalidad de Fuerza irresistible.
En cualquier caso es previo el problema de la posibilidad misma de la comisión de
delitos por hipnosis. Dos opiniones extremas se han pronunciado sobre el tema:
a) Escuela de Nancy.- afirma la posibilidad de sugestión de delitos en estado de
hipnotismo.
b) Escuela de París.- Niega la posibilidad.
c) Posición intermedia.- que hace depender de la personalidad del sujeto la
posibilidad de sugestión de delitos por hipnosis.
Un sector doctrinal entiende que la hipnosis sólo puede llegar a excluir la
imputabilidad y no la acción misma.
En cualquier caso, deben recordarse las reglas de la actio libera in causa, que
podrían conducir a responsabilidad del hipnotizado a título de dolo, si buscó la hipnosis
para delinquir, o de imprudencia, si no lo hizo, pero pudo preverlo.
Sueño.- Jescheck propone como ejemplo el del sonámbulo que destruye un valioso
objeto.
Faltará la acción en el momento de producirse el resultado lesivo. Sólo cabrá
afirmar la impunidad en base al art. 10 CP, si no se oponen a ello los principios de la
actio libera in causa.
Embriaguez letárgica.- Puede considerarse tanto como causa de exclusión de la
acción requerida por el art. 10 CP, como incluirse actualmente en la eximente de
intoxicación plena por el consumo de bebidas alcohólicas u otras drogas (art. 20,1º CP).
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Pero en todo caso debe advertirse que constituye una modalidad que a diferencia de
otras formas de embriaguez plena que no llegan a producir inconsciencia, no sólo
excluye la imputabilidad y, por tanto, el último elemento de la definición de delito (la
imputación personal), sino ya el primero, el propio comportamiento humano.
La doctrina de la Actio liberi in causa.-
Que esté ausente un comportamiento humano en el momento decisivo para la
lesión del bien jurídico de que se trate, no significa necesariamente que dicha lesión no
pueda imputarse jurídico-penalmente a un comportamiento humano anterior. Es lo que
sucede cuando la producción de la lesión sin acción tiene lugar por virtud de una
conducta precedente que el sujeto realizó queriendo provocar aquella lesión sin acción o
debiendo preverla y evitarla.
La doctrina de la actio libera in causa conduce en estos casos a imputar la lesión a
la conducta humana precedente.
Ej. el conductor del camión se duerme durante la marcha y hallándose en estado
de inconsciencia el vehículo arrolla a un ciclista. Sin embargo, se comprueba que el
conductor advirtió con antelación señales de sueño que hacía previsible que cayera en
él, por lo que el accidente es achacable a haber proseguido la conducción cuando debió
detenerse el camión en un momento en que éste era aún controlado por una conducta
voluntaria.
Aplicando la construcción de la doctrina de la actio libera in causa en este
ejemplo, hallamos un hecho que, si bien no obedece de forma inmediata a un
comportamiento humano, es “libre” en su causa o, más precisamente, ha sido causado
por una conducta humana anterior a la cual puede atribuirse jurídico-penalmente.
Es decir, que cuando falta la acción debe buscarse la conducta humana en un momento
anterior. Una vez localizado el comportamiento precedente habrá que preguntar si
realiza algún tipo penal, cosa que sólo podrá ocurrir cuando la conducta sea dolosa o
imprudente respecto a la lesión.
-Debe señalarse, por otra parte, que la doctrina de la actio libera in causa se aplica
también a los casos en que el sujeto realiza el hecho típico en situación de
inimputabilidad (no faltando la acción, sino sólo la imputación personal); el supuesto
más frecuente es el de la ejecución del hecho en estado de embriaguez provocada con
ánimo de delinquir (dolo) o debiendo prever que daría lugar a la lesión (imprudencia).
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las personas jurídicas. El primer problema es, que la pena privativa de libertad es de
imposible aplicación a una persona jurídica.
Además, porque olvidaríamos el principio de culpabilidad, que establece que nadie
puede ser castigado si no ha habido dolo e imprudencia en su actuación. El dolo y la
imprudencia son manifestaciones de la conciencia humana.
El tercer problema es, que a través de esta vía se pueda dar lugar a la alusión de la
responsabilidad de las personas físicas, el propio ordenamiento jurídico estaría creando
una especie de fraude de Ley.
Fruto de nuestra tradición jurídica y de la presión del derecho anglosajón en
nuestro actual artículo 31 del reformado Código Penal, que queda redactado de la
siguiente forma:
1.- El que actúe como administrador de hecho o de Derecho de una persona
jurídica, o en nombre o representación legal o voluntaria de otro, responderá
personalmente, aunque no concurran en él las condiciones, cualidades o relaciones que
la correspondiente figura del delito o falta requiera para poder ser sujeto activo del
mismo, si tales circunstancias se dan en la entidad o persona en cuyo nombre o
representación obre.
2.- En estos supuestos, si se impusiese en sentencia una pena de multa al autor del
delito, será responsable del pago de la misma de manera directa y solidaria la persona
jurídica en cuyo nombre o por cuya cuenta actuó.
El primer párrafo es el clásico español, exclusividad de la responsabilidad penal de las
personas físicas.
La LO 15/2003 ha introducido el párrafo 2º, en el que se establece la
corresponsabilidad penal de la persona jurídica con la persona física.
Directa.- quiere decir que en puridad de principio se puede ir contra la persona
física o contra la jurídica, sin subsidiariedad.
Solidaria.- quiere decir que puedo ir a uno o a otro.
El Administrador de Derecho es el que está en la escritura pública de la persona
jurídica.
El Administrador de Hecho, es aquel que sin ser administrador de derecho,
administra el dinero. Por ejemplo, el Presidente de una Asociación de Vecinos.