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Noelia María Barrameda García Página 1

Tema 15 El comportamiento humano como base de la teoría del delito


El penúltimo epígrafe del tema se dará conjuntamente con el tema 10.
15.1 Introducción
Es tradicional empezar la definición de delito diciendo que es una acción o
comportamiento humano. Y es cierto que en Derecho Español, de entre todos los hechos
del mundo, sólo los comportamientos humanos pueden constituir delitos. El art. 10 CP
dice “son delitos o faltas las acciones y omisiones dolosas e imprudentes penadas por la
Ley”; Aquí el delito es una especie del género comportamiento humano. Pero ello no
significa ni que ésta sea la única concepción posible del delito, ni que resulte
conveniente comenzar la comprobación de si un determinado hecho constituye delito
examinando si concurre comportamiento humano.
Otras legislaciones admiten que puedan constituir delito actuaciones de personas
jurídicas distintas al hombre (Ej. una Sociedad Anónima). El propio Derecho Español
acepta que tales personas jurídicas puedan cometer infracciones administrativas.
Que en nuestro Derecho Penal el delito deba ser obra de un ser humano no se
debe, pues, a razones ontológicas ni a la naturaleza de las cosas, sino a una decisión del
Derecho Positivo. La exigencia de un comportamiento humano no ha de verse como
previa al Derecho Penal ni, por tanto, a lo que constituye la puerta de entrada en el
Derecho Penal: los tipos penales. Son estos los que, en Derecho español, deciden que
siempre sea necesario un comportamiento humano.
Pero para decidir si un determinado hecho constituye o no delito, lo primero que
hay que hacer es comprobar si prima faciae constituye una lesión o puesta en peligro de
un bien jurídico-penal prevista en algún tipo de de delito.
El comportamiento humano ha de considerarse, por tanto, un requisito general
exigido por los tipos penales. Y la primera de las condiciones que permiten imputarlo a
alguien es el comportamiento humano voluntario.
Pero cabe distinguir entre la exigencia de un comportamiento humano, como
requisito general de todo tipo penal, y la necesidad de que concurra la específica
conducta exigida por un tipo penal determinado. La comprobación de lo primero es
previa al examen de lo segundo. Así, si el sujeto actuó bajo una fuerza irresistible, que
excluye el comportamiento humano, no es necesario comprobar qué concreto tipo penal
podría considerarse realizado.
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15.2 Concepto de Acción


ACCIÓN: Es la primera categoría del Delito.- Puede que se hable de acción desde
un punto de vista amplio, como concepto positivo (comportamiento) o como concepto
negativo (no comportamiento, omisión), o desde un punto de vista estricto.
El concepto de acción que nos interesa es el jurídico penal (no cualquier tipo de acción
desvinculada del tipo). Este concepto juega dos funciones fundamentales:
1ª.- Negativa, en cuanto que selecciona o delimita comportamientos significativos,
pero que excluye todo lo que no interesa al Derecho penal.
2ª.- Positiva, que es la de servir de base a las otras categorías del delito. (si no hay
acción, no hay nada más).
Dos son las características fundamentales que debe reunir el concepto de acción
jurídicamente hablando:
1. Externa: porque como sabemos los pensamientos no se pueden castigar (aunque
esos pensamientos sean abominables). Deben ser exteriorizados y
materializados. Externas y materiales.
2. Voluntarias: el Derecho Penal sólo castiga acciones externas y voluntarias de un
ser humano.
Rasgos generales de la evolución histórico-dogmática del concepto de acción o
comportamiento humano. En la actualidad coexisten 3 concepciones principales de la
acción.-
1. El Causalismo: el concepto causal.
2. El finalismo: el concepto final.
3. La Escuela Social = el concepto social de acción.
El Causalismo.- Constituye la posición tradicional y todavía vigente en la doctrina
española actual. Su momento de apogeo se remonta a fines del siglo XIX e inicios del
XX, como consecuencia del enfoque científico naturalista de la metodología jurídico-
penal, influida por el optimismo científico producido por el espectacular progreso de las
ciencias naturales en el siglo XIX (positivismo naturalista). A continuación, y en
especial hasta la 2ª Guerra Mundial, conoció una versión valorativa de cuño
Neokantiano. Es la primera construcción que aparece en la historia.
- Formulado a partir de una metodología positivista, el concepto causal –
naturalista constituye en la dogmática alemana el pilar del esquema clásico del delito,
cuyas bases sentaron Von Liszt y Beling. Para Von Liszt, la acción (positiva) era:
1. Un movimiento corporal.
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2. causado por un impulso de la voluntad.


3. movimiento que, a su vez, causa una modificación del mundo exterior.
El núcleo esencial de este concepto era la categoría de la causalidad.
El impulso de voluntad sólo importaba en cuanto causa de la conducta externa, por
lo que era indiferente cuál fuera el contenido de la voluntad y si se dirigía o no a realizar
el hecho producido, con tal de que hubiera causado el movimiento corporal externo. La
dirección final de la voluntad no se toma en cuenta por el concepto causal de acción.
Ej. el conductor que atropella a un peatón causa un resultado (el atropello)
mediante un movimiento corporal (conducir) que puede considerarse causado por un
impulso de voluntad (el que determina a conducir) aunque esta voluntad no alcance el
resultado del atropello.
Para el Causalismo lo que importa es la verificación de que el comportamiento
esta controlado por la voluntad, pero no le interesa el contenido de la voluntad (no
interesa si era dolosa), sólo le interesa su verificación.
Este planteamiento conducía a una concepción muy insatisfactoria de la omisión,
que no es un movimiento corporal que cause una modificación en el mundo exterior. La
omisión se explicaba, entonces, como omisión voluntaria de un movimiento del cuerpo,
pero es evidente que la ausencia de movimiento es un concepto meramente negativo que
no permite construir ningún concepto (positivo) de omisión.
-Con la irrupción de la idea de valor en la metodología jurídico-penal, bajo el
influjo del Neokantismo de Stammler, Rickert y Lask, esta versión naturalista del
concepto de acción no pudo mantenerse intacta. La consecuencia para el concepto de
acción es que ya no podía contentarse con ser un hecho naturalístico ajeno al valor, sino
que debía ser susceptible de soportar los juicios de valor (desvalor) representados por
las categorías de antijuricidad y culpabilidad.
Así, lo que Jescheck llama concepto neoclásico del delito, determinó un concepto
valorativo de acción como “comportamiento” como realización de la voluntad humana
(Max Ernst Mayer), como comportamiento voluntario (V. Hippel) o, simplemente,
conducta humana (Mezger). Bajo este concepto valorativo de comportamiento se creyó
poder cobijar la omisión; pero, aunque el concepto de acción dejó de ser naturalístico,
no por ello dejó de ser causal.
El Finalismo.- Frente a este planteamiento se alza el Finalismo, atribuido a Welzel.
Surgió también como resultado de un giro de la metodología jurídica. La aplicación del
método fenomenológico y ontológico al Derecho Penal llevó a la sustitución del
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concepto causal por un concepto final de acción. Deduce Welzel que la acción es un
concepto prejurídico, existente antes de la valoración humana y por ello precedente a la
valoración jurídica.
El análisis de dicho concepto muestra que lo específico del mismo no es la
causalidad, sino la finalidad (esto es, el dirigirse intencionalmente a una meta
previamente elegida), porque también las fuerzas de la naturaleza operan causalmente.
La acción humana se caracteriza, pues, por ser “ejercicio de actividad final”. La acción
no exige sólo ser causada por una voluntad, cualquiera que sea, sino además ser
conducida finalmente por el contenido de finalidad de la voluntad. La consecuencia
fundamental de este planteamiento es la inclusión del dolo (que se equipara a la
finalidad) en el tipo de injusto de los delitos dolosos: si el delito es acción antijurídica,
la antijuricidad debe recaer sobre la acción y ésta exige esencialmente la finalidad,
finalidad que en los hechos dolosos equivale, precisamente al dolo.
En resumen: según establece Welzel, la acción es un movimiento humano dirigido
y dominado por la voluntad. La consecuencia fundamental de este planteamiento es que
al finalismo sí le interesa el contenido de esa voluntad que actúa, ya va incluido el
concepto de dolo en el concepto de acción (no como ocurría en el causalismo que no
interesaba el contenido). Esto tiene un trasfondo y es que se ve sustituido por otro
método que es el Fenomenologísmo lógico-formal. (Aquí la acción ya esta previamente
determinada) El pensamiento de Welzel, del que parte el actual Código Penal, tiene un
escollo, y es que deja cojo el concepto de acción para explicar los tipos imprudentes, y
para explicar la omisión.
Para intentar superar este planteamiento surge el concepto social de acción, que lo
que hace es llegar a la conclusión de que acción es aquel comportamiento socialmente
relevante; porque es socialmente nocivo.
El Concepto social de acción.- En su versión actualmente defendida por Jescheck,
se presenta como superación de insuficiencias del concepto causal y del concepto final
de acción para explicar satisfactoriamente todas las distintas formas de
comportamientos relevantes para el Derecho penal.
La teoría social de la acción entiende que la única forma de encontrar un concepto
de acción común a los delitos dolosos, los culposos y los de omisión, es remontarse a un
denominador común que pueda aglutinar las distintas modalidades de comportamiento
que dan lugar a cada una de aquellas clases de delitos. Tal punto de vista ha de ser la
perspectiva social: será acción todo “comportamiento humano socialmente relevante”.
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La finalidad y la posibilidad de finalidad serán los dos criterios que, junto al de


trascendencia exterior, concederán relevancia social a un comportamiento humano: la
finalidad en los hechos dolosos, y la posibilidad de finalidad en la imprudencia y la
omisión. En la imprudencia, porque el hecho causado podía haberse evitado mediante la
conducción final del proceso, y en la omisión, porque también el no hacer lo esperado
podía haberse evitado finalmente.
Otras concepciones: además de las expuestas existen otras concepciones actuales
propuestas por las doctrinas, entre las cuales tenemos:
- El concepto negativo de acción.- que ven en la acción una “no evitación
evitable” del hecho (Herzberg y Behrendt).
- El concepto personal de acción.- que caracteriza la acción como
manifestación de la personalidad (A. Kafmann, Rudolphi, Roxin)
15.3 Elementos
El examen de la función de las normas penales en un Estado social y democrático
de Derecho pone de manifiesto que sólo tiene sentido en él prohibir a alguien aquellos
comportamientos del hombre que sean externos y finales: sólo ellos permiten la
presencia del desvalor intersubjetivo de la conducta necesario para la antijuricidad penal
y base de la prohibición personal del hecho. Al hablar de “comportamiento”, mejor que
de “acción”, se quiere expresar que la conducta humana no importa al Derecho Penal
como movimiento físico, sino como dotada de significado social.
a) En un Estado social y democrático de Derecho sólo es lícito prohibir penalmente
comportamientos externos y no meramente mentales. Desde la Revolución Francesa
se considera fundamental limitar la acción del Derecho al fuero externo. En el
modelo de Estado acogido por el art. 1.1 CE, sólo es admisible castigar conductas y
no personalidades (Derecho Penal del Hecho): sólo hechos concretamente
delimitados y no formas de ser o caracteres como los que castigaba el “derecho
penal de autor” nacionalsocialista del III Reich.
b) El Derecho Penal de un Estado social y democrático de Derecho sólo puede
prohibir comportamientos voluntarios, finales.
La motivación de la norma se dirige a la voluntad (finalidad) de su destinatario,
para que omita por obra de dicha voluntad determinadas conductas.
Tanto en los delitos dolosos como en los imprudentes es precisa la concurrencia de
un comportamiento final. En los delitos dolosos éste es el que realiza conscientemente
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el hecho típico. En los delitos imprudentes es la conducta descuidada que pone en


marcha el proceso causal involuntariamente lesivo.
Para la existencia de un delito de omisión, basta la infracción del deber de actuar
impuesto por la ley penal. Los tipos omisivos requieren, tanto como los de comisión
positiva, un comportamiento humano externo constituido generalmente por una
actividad positiva. La no realización de la conducta descrita por la ley tiene lugar casi
siempre mediante la ejecución de una acción positiva distinta a aquella. Así, por
ejemplo, el conductor que no se detiene en el lugar del accidente para socorrer a la
víctima, omite la prestación de auxilio a través de la acción positiva de alejarse del
suceso.
-Las funciones principales del concepto de comportamiento son dos:
1) La función de selección previa de los hechos irrelevantes totalmente para la
valoración jurídico-penal = Función negativa de la acción. Ha de servir para
excluir los actos meramente internos y los hechos no guiados por la voluntad
humana.
2) La función de base sustancial mínima sobre la que puedan asentarse las demás
categorías del delito, y, en particular, todas sus modalidades (delitos dolosos,
imprudentes y de omisión)
Función positiva de la acción.-
Aquí el comportamiento ha de entenderse en un sentido normativo social que, de
una parte, haga posible que la acción sirva de objeto de referencia de los juicios de valor
de antijuricidad e imputación personal y, de otra parte, ofrezca la base para la
comprensión de la conducta en la omisión y en la imprudencia, ambos conceptos
esencialmente normativos. Dicho de otra forma: la específica función de la acción
consiste en ofrecer el soporte mínimo del edificio del delito.
Tan importante como estudiar la categoría en sí, es estudiar las causas que
confluyen.
15.4 Causas de exclusión de la acción.- 15.5.- Especial referencia a la fuerza
irresistible
Causas de ausencia de acción
Las causas de ausencia de acción que estudia la doctrina se refieren
fundamentalmente a supuestos de hechos del hombre no guiados por una voluntad (no
finales). Hacen referencia a supuestos en lo que fundamentalmente va a estar ausente el
elemento de la voluntariedad, a través de tres vías diferentes:
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1. Fuerza irresistible.
2. Movimientos Reflejos. (actos reflejos).
3. Estado de inconsciencia.
Análisis particulares de las causas de exclusión de la acción en Derecho Español
Fuerza irresistible.- Quien obra materialmente violentado por una fuerza física
irresistible, no decide su actuación por medio de su voluntad. Si es forzado por una
persona, no es más que un instrumento de la voluntad de ésta. En ella se produce una
ausencia de acción por la anulación total y absoluta de la voluntad del sujeto.
Requisitos o características: a) Carácter físico o material de la fuerza.
b) y además, ser absoluta (total y anulante).
Si no tiene estas características no estamos ante Fuerza Irresistible.
Todo lo más podemos ir por la vía del miedo insuperable. Además, según la
Jurisprudencia se viene insistiendo que esta fuerza irresistible proceda de un tercero,
aunque no obstante pudieran existir supuestos de determinados fallos mecánicos o
técnicos, que producen el mismo resultado. Se admite que el sujeto que recibe la fuerza
no es más que un mero instrumento en sus manos.
Ej.- Alguien que es empujado en el borde de una piscina, y al caer le da a un niño
y lo mata. El sujeto que es empujado es un mero instrumento de la fuerza irresistible (no
existe voluntariedad). La fuerza irresistible excluye la acción, porque supone ausencia
de voluntad en el forzado.
Especial referencia a la Fuerza irresistible.-
- La Cantidad de Fuerza
Para que excluya el comportamiento necesario en todo delito, la fuerza debe suprimir
por completo la voluntariedad. Pero no es preciso, según Córdoba, que el forzado
intente efectivamente contrarrestar la fuerza.
¿Qué ocurre con la Fuerza resistible?: puesto que la fuerza resistible no excluye la
acción y ésta no es susceptible de graduación, sólo será relevante en cuanto se traduzca
en influencia moral y provoque miedo en el forzado, el cual, si es insuperable, eximirá
(art. 20,6º CP), y si no lo es, podrá motivar la eximente incompleta de miedo (21,1º en
relación con el art. 20,6º) o, de no bastar para ello, alguna otra atenuante del art. 21CP.
-La Cualidad de la Fuerza
Este segundo aspecto se refiere a las clases de conductas susceptibles de constituir
fuerza, no a la cantidad que ésta debe encerrar.
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Suele considerarse a la Fuerza irresistible Fuerza Física, que se contrapone a la


fuerza moral (miedo insuperable) del art. 20,6º. Pero la doctrina alemana incluye
supuestos de medios que no actúan físicamente como los narcóticos o el hipnotismo; en
estos casos no se vicia la voluntad, sino que se sustituye y se pasa por encima de ella.
No podrían incluirse en los supuestos del miedo insuperable del art. 20,6º; puesto que
resultaría inadmisible dejar de eximir entonces al sujeto violentado, la única solución es
entender que originan fuerza irresistible excluyente del comportamiento humano.
Incluso, algunos de estos casos (como el hipnotismo) pueden incluirse en otro apartado
de ausencia de acción = la inconsciencia; por ello habrá que distinguir entre el
hipnotismo provocado por otro para hacer delinquir (que constituirá fuerza irresistible e
inconsciencia) e hipnotismo que origina un delito espontáneamente (que dará lugar
solamente a inconsciencia). Por otra parte el TS ha venido exigiendo que la fuerza
irresistible sea personal. Así, se requiere que la fuerza proceda de un tercero.
Emparejado con lo anterior se halla el caso de fuerza indirecta, generalmente no
aplicada a personas, sino a cosas. En la práctica se han dado supuestos de fallos
eléctricos o mecánicos imprevisibles, que pueden llegar al caso de fallos irresistibles,
pero el Tribunal en estos casos son muy reacios (porque en estos casos siempre hubo
otra forma de actuar, o de reaccionar). x.j. Alguien avería los frenos del coche de otro,
que atropella a un peatón por esta causa. También ha de reputarse modalidad idónea de
fuerza.
-La Actio liberi in causa y la fuerza irresistible
Concurrirá una modalidad de actio liberi in causa cuando, pese a haberse realizado
bajo fuerza irresistible, el acto era “libre” en su origen por haber sido provocado por el
agente en un momento anterior a la presencia de la fuerza. Si la actuación forzada fue
buscada o querida anteriormente por el forzado, la fuerza no excluirá la conducta
voluntaria anterior, que podrá, en su caso, realizar un tipo doloso si el sujeto aceptó la
lesión última.
Téngase en cuenta que querer la fuerza puede no significar en el caso concreto
querer la lesión que acaba ocasionándose, supuesto en que también puede existir
solamente un delito imprudente.
También existirá comportamiento imputable aunque la violencia no haya sido
querida, si era previsible y evitable. Sin embargo, entonces sólo podrá, en su caso,
concurrir un tipo imprudente.
-La fuerza irresistible en los delitos de omisión
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Si también los delitos de omisión requieren un comportamiento positivo (uno


incompatible con el indicado), éste puede faltar por fuerza irresistible, ya sea procedente
de una persona (alguien impide por la fuerza que A socorra a B), ya sea de carácter no
humano (viento, fuerza de la inercia).
En los delitos de omisión, si se afirma que puede ser típica cualquier conducta
incompatible con la indicada, tampoco pueden considerarse relevantes para el tipo las
conductas que el forzado pueda realizar si son irrelevantes en orden a impedir la acción
indicada.
Movimientos Reflejos.-Otra de las causas de ausencia de acción son los
movimientos reflejos que tienen lugar sin la participación de la voluntad, y que se
caracterizan por ser un impulso de procedencia exterior, que actúa por vía subcortical
periférica (sin intervención de la conciencia), pasando directamente de los centros
sensores a los centros motores. Todo ello sin intervención primaria de la conciencia, y
causan un comportamiento lesivo sobre algún bien jurídico. Si se produce una lesión, no
existe acción porque no existe voluntariedad.
-Dentro de este apartado, cabe destacar los supuestos de paralización momentánea
por obra de una impresión física (Ej. el deslumbramiento), o psíquica. Pero deberá
limitarse en aquellos casos en que al sujeto no le sería posible reaccionar, porque de lo
contrario estaríamos ante un caso de imprudente retraso de la acción.
Si lo relacionamos con la Actio libera in causa: todo movimiento reflejo que causa
un delito sólo conducirá a la impunidad cuando no hubiese sido buscado para delinquir
(de lo contrario deberá estimarse un delito doloso), ni fuese producto imprudente de una
conducta anterior (de otro modo concurriría un delito culposo, si la ley lo prevé
expresamente).
No son movimientos reflejos las “reacciones primitivas” (Ej. violencia cuando van
en grupo al fútbol, porque aquí existe una conciencia mediatizada, pero existe por lo
tanto responsabilidad penal), en las que el estímulo externo no recorre totalmente la
interpolación de una personalidad desarrollada (Kretschmer). Dentro de ellas se
distinguen los “actos en corto circuito” y las “reacciones explosivas”. Todos estos casos,
que integran la llamada “zona intermedia”, han de considerarse formas de conducta en
las que de algún modo interviene la voluntad. No excluye el comportamiento humano,
sino la imputabilidad. En el Derecho Español podrían incluirse en el trastorno mental
transitorio (art. 20,1º CP), que excluye la imputabilidad.
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-No existe en el art. 20 CP ninguna eximente que prevea los movimientos reflejos.
Pero esto no significa que no se excluyan del concepto de delito: el art. 10 CP se refiere
a las acciones y omisiones, por lo que si falta la acción no puede haber delito ni falta (lo
que sucede cuando está ausente la posibilidad de control por la voluntad).
Estado de inconsciencia.- Supuestos más importantes son los de Hipnosis,
Sonambulismo (sueño) y la denominada Embriaguez letárgica. Todos estos supuestos de
ausencia de acción no están o no tienen encuadre en el Código Penal (salvo la
embriaguez letárgica del artículo 20.1º CP) en ningún artículo concreto. Pero el CP
cuando define el delito, lo concibe como las acciones u omisiones dolosas o
imprudentes, penadas por la Ley; y en esa definición está claro en el artículo 10 CP, el
elemento básico es la voluntariedad del sujeto. Por eso los Jueces a través del artículo
10 CP, argumentarán la ausencia de voluntad, que vemos que no existen en todas estas
acciones vistas. Y al no existir voluntariedad, no existe acción.
Hipnotismo.- En Alemania se considera modalidad de Fuerza irresistible.
En cualquier caso es previo el problema de la posibilidad misma de la comisión de
delitos por hipnosis. Dos opiniones extremas se han pronunciado sobre el tema:
a) Escuela de Nancy.- afirma la posibilidad de sugestión de delitos en estado de
hipnotismo.
b) Escuela de París.- Niega la posibilidad.
c) Posición intermedia.- que hace depender de la personalidad del sujeto la
posibilidad de sugestión de delitos por hipnosis.
Un sector doctrinal entiende que la hipnosis sólo puede llegar a excluir la
imputabilidad y no la acción misma.
En cualquier caso, deben recordarse las reglas de la actio libera in causa, que
podrían conducir a responsabilidad del hipnotizado a título de dolo, si buscó la hipnosis
para delinquir, o de imprudencia, si no lo hizo, pero pudo preverlo.
Sueño.- Jescheck propone como ejemplo el del sonámbulo que destruye un valioso
objeto.
Faltará la acción en el momento de producirse el resultado lesivo. Sólo cabrá
afirmar la impunidad en base al art. 10 CP, si no se oponen a ello los principios de la
actio libera in causa.
Embriaguez letárgica.- Puede considerarse tanto como causa de exclusión de la
acción requerida por el art. 10 CP, como incluirse actualmente en la eximente de
intoxicación plena por el consumo de bebidas alcohólicas u otras drogas (art. 20,1º CP).
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Pero en todo caso debe advertirse que constituye una modalidad que a diferencia de
otras formas de embriaguez plena que no llegan a producir inconsciencia, no sólo
excluye la imputabilidad y, por tanto, el último elemento de la definición de delito (la
imputación personal), sino ya el primero, el propio comportamiento humano.
La doctrina de la Actio liberi in causa.-
Que esté ausente un comportamiento humano en el momento decisivo para la
lesión del bien jurídico de que se trate, no significa necesariamente que dicha lesión no
pueda imputarse jurídico-penalmente a un comportamiento humano anterior. Es lo que
sucede cuando la producción de la lesión sin acción tiene lugar por virtud de una
conducta precedente que el sujeto realizó queriendo provocar aquella lesión sin acción o
debiendo preverla y evitarla.
La doctrina de la actio libera in causa conduce en estos casos a imputar la lesión a
la conducta humana precedente.
Ej. el conductor del camión se duerme durante la marcha y hallándose en estado
de inconsciencia el vehículo arrolla a un ciclista. Sin embargo, se comprueba que el
conductor advirtió con antelación señales de sueño que hacía previsible que cayera en
él, por lo que el accidente es achacable a haber proseguido la conducción cuando debió
detenerse el camión en un momento en que éste era aún controlado por una conducta
voluntaria.
Aplicando la construcción de la doctrina de la actio libera in causa en este
ejemplo, hallamos un hecho que, si bien no obedece de forma inmediata a un
comportamiento humano, es “libre” en su causa o, más precisamente, ha sido causado
por una conducta humana anterior a la cual puede atribuirse jurídico-penalmente.
Es decir, que cuando falta la acción debe buscarse la conducta humana en un momento
anterior. Una vez localizado el comportamiento precedente habrá que preguntar si
realiza algún tipo penal, cosa que sólo podrá ocurrir cuando la conducta sea dolosa o
imprudente respecto a la lesión.
-Debe señalarse, por otra parte, que la doctrina de la actio libera in causa se aplica
también a los casos en que el sujeto realiza el hecho típico en situación de
inimputabilidad (no faltando la acción, sino sólo la imputación personal); el supuesto
más frecuente es el de la ejecución del hecho en estado de embriaguez provocada con
ánimo de delinquir (dolo) o debiendo prever que daría lugar a la lesión (imprudencia).
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ACTIO LIBERA IN CAUSA Significa la existencia de un comportamiento que


aparentemente en un determinado momento aparece como carente de voluntariedad o de
conciencia, pero que sin embargo en un momento anterior estuvo libre de esa causa.
Beber abundantemente  Actividad  Resultando lesivo. O tomar pastillas...
Si seguimos al pie de la letra todo lo visto anteriormente, resulta que una persona
que bebe y tiene una actividad que al hacerla mal produce lesión, estaría libre de acción,
porque estaría en un estado de inconsciencia. Pero la actio liberi in causa lo que hace es
retrotraer la acción en un momento anterior al de beber o tomar pastillas, momento en
que la acción fue libre en su causa y el se colocó en ese estado voluntariamente, dolosa
e imprudentemente.
Por lo tanto la Actio Liberi in causa es la excepción a todo lo visto anteriormente.
En resumen, las causas de ausencia de acción son los estados de inconsciencia (que
excluyen de responsabilidad penal) a excepción de la Actio liberi in causa.
15.6 La Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas
Es un tema controvertido, provoca discusiones entre los juristas.
El Dolo y la Imprudencia son manifestaciones de la conciencia de una persona. Las
personas jurídicas no tienen voluntad. Además las personas jurídicas no son motivables
por la ley, no recibe la amenaza de la Ley para que no lesione o ponga en peligro
determinados bienes jurídicos.
En otras ramas del Ordenamiento jurídico se ataca el patrimonio de las Personas
jurídicas.
Sin embargo el Derecho Penal está pensado para las personas físicas y no para las
personas jurídicas. El problema es adaptar algo que es para una persona física a una
persona jurídica.
El Derecho penal nuclear no sirve para las personas jurídicas. Sin embargo las
personas jurídicas si pueden cometer delitos, a través de su administrador. Por ejemplo,
el Derecho penal moderno recoge figuras delictivas que normalmente cometen personas
jurídicas (Contaminar el medio ambiente).
El origen de la responsabilidad penal de las personas jurídicas lo encontramos en
el derecho anglosajón o “Common Law”.
Código Penal tipo (Iberoamérica).
Corpus iuris (Código penal Europeo).
Ambos son movimientos de unificación del Derecho Penal, y se ha empezado por
la parte general y se está creando un movimiento a favor de la responsabilidad penal de
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las personas jurídicas. El primer problema es, que la pena privativa de libertad es de
imposible aplicación a una persona jurídica.
Además, porque olvidaríamos el principio de culpabilidad, que establece que nadie
puede ser castigado si no ha habido dolo e imprudencia en su actuación. El dolo y la
imprudencia son manifestaciones de la conciencia humana.
El tercer problema es, que a través de esta vía se pueda dar lugar a la alusión de la
responsabilidad de las personas físicas, el propio ordenamiento jurídico estaría creando
una especie de fraude de Ley.
Fruto de nuestra tradición jurídica y de la presión del derecho anglosajón en
nuestro actual artículo 31 del reformado Código Penal, que queda redactado de la
siguiente forma:
1.- El que actúe como administrador de hecho o de Derecho de una persona
jurídica, o en nombre o representación legal o voluntaria de otro, responderá
personalmente, aunque no concurran en él las condiciones, cualidades o relaciones que
la correspondiente figura del delito o falta requiera para poder ser sujeto activo del
mismo, si tales circunstancias se dan en la entidad o persona en cuyo nombre o
representación obre.
2.- En estos supuestos, si se impusiese en sentencia una pena de multa al autor del
delito, será responsable del pago de la misma de manera directa y solidaria la persona
jurídica en cuyo nombre o por cuya cuenta actuó.
El primer párrafo es el clásico español, exclusividad de la responsabilidad penal de las
personas físicas.
La LO 15/2003 ha introducido el párrafo 2º, en el que se establece la
corresponsabilidad penal de la persona jurídica con la persona física.
Directa.- quiere decir que en puridad de principio se puede ir contra la persona
física o contra la jurídica, sin subsidiariedad.
Solidaria.- quiere decir que puedo ir a uno o a otro.
El Administrador de Derecho es el que está en la escritura pública de la persona
jurídica.
El Administrador de Hecho, es aquel que sin ser administrador de derecho,
administra el dinero. Por ejemplo, el Presidente de una Asociación de Vecinos.

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