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Educación

Domingo 26 de febrero de 2006

La crisis, objeto de estudio

Nuevas cátedras universitarias abordan los sucesos de diciembre de 2001 y fenómenos


como la protesta social y el piqueterismo

Pasaron más de cuatro años del lamentable estallido de diciembre de 2001. Sin
embargo, aquellos sucesos continúan siendo fuente de estudio y reflexión para
politicólogos y sociólogos. La universidad, natural caja de resonancia de todo aquello
que conmueve al mundo intelectual, se suma a este proceso con mayor efervescencia
que la habitual, aunque, al decir de algunos teóricos, la falta de investigación en ciencias
sociales estaría obstaculizando abordajes más profundos.

La sucesión de debates en la Argentina poscacerolazo tuvo consecuencias en la oferta


curricular de las universidades. Por ejemplo, en la carrera de Sociología de la UBA
existe, desde el año último, la cátedra Sociología de la argentinidad, que estudia las
bases históricas y teóricas sobre las que se construye el ser argentino. Su titular, Luis
García Fanlo, asegura que el resurgimiento de ideas que apelaban al ser nacional luego
de la crisis fue el disparador que propició su nacimiento. En la Universidad Nacional de
Quilmes, en tanto, dentro de la diplomatura en Ciencias Sociales, la materia Teoría e
historia de los movimientos sociales y la acción colectiva propone no sólo un abordaje
histórico, sino también una mirada analítica sobre el fenómeno de la protesta.

Pero aunque el surgimiento de cátedras inspiradas en nuestro pasado más reciente


podría hacernos pensar en una alentadora vitalidad de la investigación social, algunos
especialistas creen que las ciencias sociales no cuentan con las herramientas necesarias
para abordarlo en profundidad. "La crisis de 2001 significó la toma de conciencia del fin
de una sociedad y el comienzo de otra. Pero las ciencias sociales están en deuda con los
ciudadanos. En el ámbito académico se percibe un claro déficit de conocimiento acerca
de la sociedad en la que vivimos. Se piensa en categorías que ya no existen", opina
Emilio Tenti Fanfani, profesor titular de Sociología de la educación, en la UBA.

Para el especialista, buena parte de los avances en materia de investigación social se


lleva adelante con métodos artesanales, sin el apoyo de instituciones que, en los últimos
años, han visto decrecer sensiblemente sus recursos como efecto de la propia crisis. "No
hay estudios serios que evalúen, por ejemplo, los efectos del achicamiento de la clase
obrera. Ya no se trata de la huelga o el paro, sino de los piquetes. Pero necesitamos
investigación empírica, falta la figura del profesor full time".

En sintonía con ese parecer, en la Universidad Nacional de General Sarmiento, el


profesor Eduardo Rinesi está desarrollando un proyecto de investigación sobre los
desafíos que suponen para la teoría las recientes transformaciones políticas que se
dieron en nuestro país. Los primeros resultados del trabajo estarán disponibles hacia
fines de año. En la página web de la mencionada universidad, Rinesi sostiene que "la
ciencia política argentina ha tenido una pobre performance en el análisis de las
transformaciones recientes del mundo político nacional, al que se obstina en pensar con
categorías forjadas en los años de su propia consolidación disciplinaria, que fueron los
años de la posdictadura. Entre tanto, sin embargo, muchas cosas cambiaron".

Pero, ¿qué aspectos de la sociedad se modificaron en las últimas dos décadas?

Isidoro Cheresky, profesor de Teoría política contemporánea de la UBA, cree que la


relación de los individuos con la vida pública ha registrado cambios notorios. "La época
de las masas movilizadas tal como se conoció en el siglo veinte pertenece al pasado.
Ahora se pueden ganar elecciones sin un partido político."

Aunque prefiere no sumarse al desencanto expresado por algunos de sus colegas,


Cheresky reconoce que en la vida académica no hay una vía de debate demasiado
intensa. "Yo tengo mi equipo de investigación; publico, y el que me lee, me lee. Sin
embargo, cada vez que hablo de estos temas, hay colegas que piensan que ser
democrático es apresurarse a socorrer las instituciones que conocimos hasta ahora. Y es
real que en estos tiempos, algunos de ellos todavía se contentan con analizar a Kirchner
como un caso más de peronismo".

Por Lorena Oliva

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