IDENTIDAD:
concepto lógico, muy empleado en filosofía, que designa el carácter de
todo aquello que permanece único e idéntico a sí mismo, pese a que
tenga diferentes apariencias o pueda ser percibido de distinta forma. La
identidad se contrapone, en cierto modo, a la variedad, y siempre supone
un rasgo de permanencia e invariabilidad. En la historia de la filosofía,
la afirmación de la identidad como uno de los rasgos del verdadero ser ha
sido muy utilizada desde Parménides, que ya afirmó el carácter idéntico del
ser. Por el contrario, otras posturas filosóficas han afirmado que es
precisamente la posibilidad de variación y modificación (es decir, la ausencia
de identidad) la que caracteriza el verdadero ser (tal es el caso de Heráclito
y de las filosofías que admiten el cambio y el devenir como rasgos
esenciales de la realidad).
¿QUIENES SOMOS?
Familia Nativa
Los orígenes de la familia nativa, del actual territorio colombiano, se
vislumbran en el mito y se afianzan en la historia. De Bachué se originan los
hombres y de Bochica la protección y la organización social; ellos dictaban
las leyes y formas de vivir. (Arango, 1976; Triana, 1984). De allí surge la
gran sujeción del súbdito al cacique; las ordenes eran emanadas por él,
quien, entre otras cosas, aceptaba el incesto de padres e hijas, lo mismo la
poligamia (Rodríguez, 1985, p. 63). Según Hernández (1978), era un tipo
de incesto particular a su mismo sistema, pues éste prohibía casarse con
miembros de un mismo clan, quedando ciertas formas de incesto
salvaguardadas; de hecho los demás tipos de incesto eran cruelmente
castigados por la leyes de Nemequene, en términos de clan, porque en
términos de medios hermanos y de tíos a sobrinos consanguíneos el sistema
lo permitía, pues no había manera de restringirlos (pp. 129-130). Este
autor aclara que, la poliginia en los chibchas, se presentaba como un
privilegio aristocrático, los más pudientes podían tener un mayor número de
mujeres y los más pobres eran reducidos a la monogamia, cuando no, por
su estado total de pobreza a ser solteros forzados (p. 135). En cambio la
infidelidad de la mujer chibcha era castigada con su propia muerte; o en su
debido caso, a petición del ofendido y posibilidades del ofensor, podía ser
resarcida la falta por medio del pago de una multa al marido cornudo (pp.
135-137).
De las mujeres chibchas dice Triana que, ofrendaban sus cabellos a los
dioses, acendraban su cuerpo a partir de un baño en agua, refiriendo que
este elemento jugó siempre un papel importante como método de
purificación; por ejemplo, tenían sus hijos a la orilla del río sin ayuda de
nadie (pp. 60-62). Refiere Fernández Piedrahíta que la mujer chibcha
estaba obligada a querer en primer lugar a su dios, en segundo lugar a su
esposo, en tercer lugar a sus hijos y por último a ella misma; además debía
tal sumisión a su esposo que si él no la llamaba a compartir su cama ella no
podía hacerlo por voluntad propia (Citado por Hernández, p. 129).
Familia Negra
La historia del negro en nuestro territorio, tradicionalmente se empieza a
contar con los primeros barcos negreros llegados al puerto de Cartagena;
ellos -los negros- venían contra su voluntad para cumplir labores duras y
necesarias pero despreciadas por el blanco; las cuales habían acabado con
el nativo que no estaba acostumbrado a esfuerzos tan grandes. El ingreso
de esclavos negros a territorios colombianos se da con la autorización
monárquica de 1516 (Rodríguez, 1973, p.27).
La situación del negro en estos territorios empezó y por mucho tiempo
fue lastimera, la gente de raza negra no tenía libertad de locomoción; el
negro que se atreviera a circular en las noches por las rancherías o se
fugara era azotado, mutilado o muerto; por ser negros se les negaba el uso
de joyas, ropa fina, armas, mucho menos podían montar a cabello, a no ser
como parte de su oficio obligado; si un hombre y una mujer querían
contraer matrimonio, sólo lo podían hacer con la autorización de su dueño,
so pena de pagar su ignominia con la cercenación de sus testículos. Aún en
calidad de cimarrón, -negro que asumía su libertad mediante la fuga-, no se
podía ser libre y mostrar su cultura, pues siempre encontró quien le
impusiera criterios en contra de su propia voluntad (Citada por Umaña,
1997, pp. 46-47). Nos recuerda De Roux, que el europeo siempre adujo su
vocación civilizadora cuando esclavizó al negro; de ello, fácilmente, se
entiende que el ¨negro llegó a ser sinónimo de inferior y de inteligencia
reducida¨.
Señala Jaramillo (1990) que en 30 años (1789-1821), -nótese que ya
éramos libres de la corona española- la población esclava en Colombia se
duplicó, pasando de 45.000 a 90.000 (pp. 23, 29); en 1850 aún quedaban
20.000 esclavos (p. 40). Según González (1984) para el siglo XVIII,
Popayán, Antioquia, Cartagena y Chocó, eran las provincias con mayor
población esclava de nuestra actual república (p. 263).
Es José Antonio Galán, en su ímpetu revolucionario, el 18 de junio de
1781 quien tras ocupar las propiedades de un acaudalado terrateniente de
la zona de Mariquita, libera por primera vez a un grupo de esclavos negros,
esto sucede en las Minas de Malpaso (Rodríguez, 1973, p. 70).
El desprecio y utilización del negro en las gestas revolucionarias y
contrarrevolucionarias de la independencia quedan patentados en la
tristemente celebre Noche de los Negros, referida al 22 de julio de 1810; el
pueblo enardecido y temeroso, asume que 300 negros venían en su contra
a libertar a la destituida administración monárquica. La realidad les
demuestra que no eran negros, pero queda el referente de la percepción de
los emancipados de que el negro estaba en contra de la independencia.
(Tomado del relato histórico del Sabio Caldas en Academia de Historia,
1960). Por su parte Bolívar, en 1819, en su cruzada independentista,
manifestaba la necesidad de una igualdad de razas en Colombia y
Venezuela, donde los odios raciales y las diferencias sociales eran muy
profundas en la sociedad (González, p. 197). Dice González que fue sólo
mediante el proyecto de ley, aprobado en 1821 que se dan los primeros
pasos para abolir la esclavitud. Con todo y sus fallas, pues se sigue
aceptando de forma abierta y soterrada, se logra que los hijos de los
esclavos no sean separados de sus padres hasta tanto no sean púberes y
adquieran su libertad alcanzado los 18 años de edad (pp. 132-135). Pero
aún en ese mismo año, en recompensa a los propietarios de las esclavas,
que daban los alimentos a los hijos que nacieran libres, éstos últimos
debían permanecer sirviéndoles hasta los 16 años (p. 224). Como quien
dice, la esclavitud seguía pero ahora era a término.
Sigue comentando González que con la ley del 22 de julio de 1843, aún
se permite la venta de esclavos hacia fuera de la Nueva Granada con tal
que la venta de esclavos casados se hiciera sin dividir los matrimonios y
bajo la condición de que los hijos de tales esclavos, nacidos libres, no se
extrajeran contra la voluntad de sus padres (p. 242). “Más bien lo que se
permitía con esta estipulación, era la separación de hijos y padres” (p.
224). Es sólo hasta la ley emanada en 1848, que se propicia la unión de la
familia del esclavo negro (pp. 279-283).
Para González, en 1851, se declara definitivamente la abolición de la
esclavitud en Colombia. No obstante señala lacónicamente: “Por lo que se
refiere al esclavo y al liberto colombianos, estos hallaron su redención más
que con la ley con el producto de su propio trabajo” (pp. 282-296). Lo
cierto es que la esclavitud del negro fue abolida definitivamente, sólo hasta
bien entrada la época de la república en 1852 (Jaramillo, p. 41); siendo un
proceso lento en la práctica debido, en parte, a las marrullerías de los amos
y hacendados blancos criollos
El negro no vino a nuestro territorio por voluntad propia como sí lo hizo
el español; el negro traído contra su voluntad, a la fuerza y sin ningún
consentimiento tuvo negado el derecho a formar una familia hasta bien
entrada la independencia (1848); la autoridad de los negros, fueran hijos,
padres o hermanos, fueron siempre los dueños o amos, acostumbrados a
tratarlos como semovientes más, existentes en sus haciendas.
Familia Española
Por información que brinda Camilo Torres se sabe que los nativos
venidos de España eran una mezcla de cartagineses, romanos, godos,
vándalos, suevos, alanos y mauritanos (Academia de Historia, 1960). Esta
mezcla de razas fue la que llegó a América y posteriormente fue
denominada casta de blancos, o sencillamente blancos. Refiere Aguilera en
el prefacio y biografía, en la obra el Carnero, que Rodríguez Freyle señala la
existencia de una cédula monárquica, según la cual a las Indias sólo
pasaban cristianos viejos, y si eran casados debían traer a sus esposas; no
obstante, en su negro humor completa, que todo el mundo pasaba (p. 11).
Recordemos que cristiano viejo se le llamaba a todo aquel que pudiese
demostrar una larga tradición familiar de acatamiento a los mandatos de la
iglesia católica.
De igual manera se expresa Umaña (1997): Convencidos de la
omnipotencia de su raza, de la superioridad de inteligencia,
inferiorizando y subvalorando a los indígenas, desconociendo las
dificultades de su medio, del clima, del abastecimiento, el europeo se
lanzaba por los mares desconocidos con irresponsable sentido de
aventura (p. 35).
Dice Rodríguez (1973) que la España cristiana, no solamente trajo al
Nuevo Mundo sus instituciones políticas y económicas, sino que transportó
también el espíritu feudal, traducido en un desprecio hacia el trabajo
manual o de otro tipo. Los conquistadores, de extracción popular en su
mayoría, labriegos, vagos, mendigos, vasallos, etc., utilizaban la
envestidura de emisarios monárquicos en estas tierras americanas para
materializar el anhelo, que por su condición de inferioridad económica, no
pudieron satisfacer en su vieja España: ¨imitar el ¨modus vivendi¨ de la
vieja nobleza española¨. Su objetivo, centrado en acumular grandes
cantidades de tierra, los hacía sentir como señores feudales habitando
nuevas comarcas con todo y los honores merecidos (p. 27). Recordemos
algunos conceptos propios del mandato cristiano, sacados de la Encíclica
Rerum Novarum (1891): el hombre es la cabeza y poder de la familia quien
debe defender y cuidar a los hijos que lo perpetuarán; en la sociedad civil
no pueden ser todos iguales, esto se da en todos los aspectos físico,
psicológico y económico; por pecadores los hombres deben soportar los
sufrimientos, las necesidades eternas y los trabajos; no se puede evitar las
clases sociales y, por tal motivo, deben vivir los ricos y los pobres en paz, el
pobre pone su fuerza de trabajo y el rico debe tratarlo con piedad,
adiestrarlo en la fe cristiana y darle lo que es justo (Tomado de la Voz de la
Iglesia, pp. 17-35).
Familia Mestiza
El proceso de mestizaje fue característico y particular en nuestro actual
territorio, dando lugar a la actual familia colombiana. En el presente
colombiano son pocos, o ninguno, quienes pueden tener certeza de su
pureza de sangre o raza. Desde los comienzos de la conquista la mezcla de
razas y culturas es una constante, con diferentes propósitos; pero a la
postre, el principal era el elevamiento del estatus económico y social
(Jaramillo, citado por Umaña, 1997, p. 44). El supuesto blanco, venido de
España, se mezcló con el indio, dando lugar al mestizo; con la llegada de la
raza negra, se mezclan el indio y el negro, y el negro y el blanco, dando
lugar así al zambo y el mulato. Mestizaje significa cruce entre dos razas, sin
embargo, sólo se reconoce como mestizo al producto de la mezcla del
blanco y el indio; mula define el cruce entre caballo y asno, siendo mulato
la definición que se le da al cruce entre la raza blanca y la raza negra; así
también zambo viene del latin strambus que significa vista torcida, y zambo
se le dice a la mezcla de la raza india con la raza negra. No debemos olvidar
que los primeros humanos que pisaron territorio americano fueron
españoles, pues pasaría mucho tiempo y la ayuda de Fray Bartolomé de las
Casas para que se le otorgara la calidad de humanos (cristianos) a los
indios. Tendrán que pasar muchos años más para que se le reconozca el
mismo derecho y estatus al negro.
Otro elemento que ayudó al proceso de mestizaje fue el acercamiento
forzado entre blancos e indios, producto de las relaciones económicas
coloniales. Junto a la mezcla de sangre, también la mezcla de culturas se
fue finiquitando; más que la desaparición de una cultura, se presenció el
sincretismo entre las culturas nativas y las importadas, venidas de España y
África, entre los dominantes y los dominados. La iglesia católica juega un
papel preponderante es este proceso de aculturación y sincretismo. Desde
la conquista, el nativo politeísta es llevado por los evangelizadores a
reconocer un solo dios (Rodríguez, 1973, p. 100); luego son los negros
quienes deben renunciar a sus cultos animistas. No obstante, los nuevos
rituales y creencias tienen el sello de la unión entre las culturas y sus
creencias. Los resultados del buen servicio de la Iglesia a la Corona se
percibieron con todo su rigor en la Independencia. Señala Rodríguez (1973)
cómo la ignorancia y la falta de información en las zonas rurales hacía difícil
la empresa libertadora; allí los indios encomendados, los labriegos libres,
los jornaleros y los negros fueron un obstáculo, que tuvieron que vencer los
criollos, pues la lealtad al Rey y a la Iglesia estaba muy arraigada en ellos
(p. 105).
Nuestros próceres independentistas tenían una visión particular de lo
que iría a ser en adelante la familia; una institución donde los hijos se
podían tener a granel para beneficio y lucro de la nueva república. En su
preludio al grito de independencia de 1810, el Sabio Caldas arenga: ¨Un
peso inmenso se ha quitado de nuestros hombros (...); ya no tememos la
fecundidad de nuestras esposas; los hijos, este dulce lazo conyugal, no será
ya una carga pesada para el padre; será sí una prenda más dada a la
Patria, esta patria los alimentará y satisfecha con este tributo, llenará de
honores y de bienes a los que le han dado ciudadanos¨ (Academia de
Historia). No obstante los padres fueron solícitos en su encargo de traer
nuevos ciudadanos al naciente país, sin embargo la patria se olvidó de su
parte en el compromiso adquirido.
El cambio de gobierno, ocasionado en la independencia, no rompe con
los esquemas del dominante y el dominado, y allí la familia colombiana
sigue su paso.
Así mismo Rodríguez (1973) refiere sucesos, relacionados con la huelga
de las bananeras de 1928, donde la familia de los trabajadores sufren el
rigor del poder gubernamental: ¨decenas de humildes trabajadores, fueron
arbitrariamente encarcelados, la mayor parte de sus líderes reducidos a
prisión y sus familias amenazadas y coaccionadas¨ (...) ¨Ni sus familias se
salvarían: jóvenes violadas, esposas y madres, ultrajadas en su dignidad¨
(pp. 212, 219).
Familia Actual
Una semblanza del hombre colombiano de donde vale la pena rescatar
ciertas características, para así comprender la familia colombiana, a través
de su proceso histórico de mestizaje refiere que el colombiano no tiene el
sentido de conquista del anglosajón, ni el ¨sentido épico de la vida¨, en
cambio sí es pesimista y melancólico. Su filosofía es trágica y escéptica (p.
37). Para el colombiano, la ciencia no ocupa un lugar importante, no es de
gran valor cultural, en cambio sí precia la literatura y, en general, las bellas
artes. Debemos apuntar que también sí fervientemente religioso. El
colombiano es verbalista por antonomasia, centrado en el uso ¨correcto¨
del lenguaje, en la plástica y en la belleza (p. 28). En un estudio, hecho por
el autor a partir del 16PF, la personalidad del hombre y la mujer muestran
ciertas particularidades que los hacen diferentes en algunos rasgos. La
mujer se muestra más estable y segura en sus propósitos de vida, más
sociable y espontánea, dominada por el sentido del deber, responsable y
organizada, propensa a dejarse llevar por los sentimientos, soñadora,
colaboradora, confiada, preocupada por los demás, con mucha confianza en
sí misma, poco ansiosa, trabajadora en grupo y preocupada por la
aceptación social; en cambio el hombre muestra rasgos que lo caracterizan
como inestable, despreocupado, racional, realista y práctico, egocéntrico,
calculador, independiente, estresado y depresivo (Báez, 2001b).
Para que se inquiete saber de donde viene y hacia donde va. El hombre
tiene la facultad de pensar en términos de su propia identidad
Los roles son tan frágiles que nunca nos darán la seguridad de nuestra
identidad.
TENER
Limbania: una mujer que tenía una posición social, casa,
apartamentos y dos carros además una fabrica de camisas, las cuales
exportaba a los EEUU, en los tiempos de la apertura económica se fue a
pique las exportaciones y quedó sin un peso para cubrir los compromisos
que había adquirido, su sueño de tener se fue al piso, toda su vida cayó.
HACER
Todas las obras que una persona realiza no generan paz ni libertad
en su vida, es más no proveen de sentido de vida.
CONOCER
Muchos hombres tienen las posibilidades de viajar y lo hacen pero sus
vidas siguen inermes ante los problemas y el sufrimiento.
PLACER
Cuando nos dedicamos a vivir la plenitud de nuestros deseos llegamos
a hartarnos de las situaciones o aun peor a adquirir costumbres que
atentan contra nuestra integridad física y emocional.
SABIDURIA
Encontramos hombres que solo desean capacitarse y asi escuchar las
voces culturales como “Sea alguien en la vida”
VERDAD POSICIONAL
Conozco intelectualmente la identidad, mas no la vivo, simplemente
de posición me encuentro con solo el conocimiento, mas no de una
vivencia, es tener la herencia, pero no poderla disfrutar; las leyes me
pueden expresar un poco lo que significa, existe una ley que me puede
beneficiar pqro por su desconocimiento no la disfruto para mi vida
VERDAD EXPERIMENTAL
LA ESENCIA DE LA PERSONALIDAD
IDENTIDAD Y SENTIDO
Estructura de la Teoterápia
El hombre es un ser tridimensional espíritu – alma –cuerpo en una
identidad inseparable.
Blass Pascal
formuló la teoría matemática de la probabilidad (estadísticas), cálculos de la
física teórica moderna. ‘principio de Pascal’, que establece que los líquidos
transmiten presiones con la misma intensidad en todas las direcciones
dijo “En el corazón del hombre existe un vació con la figura de Dios que
solo, que no puede ser llenado con ninguna cosa creada, sino por Dios
mismo, el creador revelado en Cristo Jesús”
San Agustín filósofo dijo “Pues nos hiciste para ti Oh Dios y nuestro
corazón andará en desasociego, hasta que descanse en ti”
Albert Einstein