[Louis Jean Calvet, La sociolinguistique, París, P.U.F, 2ª ed. 1996 (capítulos I a III).
Traducción y adaptación de C.R.Luis]
Cap. I
La lucha por una concepción social de la lengua
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Cap. II
Lenguas en contacto
1. Préstamos e interferencias
“La palabra interferencia designa una reacomodación de estructuras que
resulta de la introducción de elementos extranjeros en los dominios más
fuertemente estructurados de la lengua, como el conjunto del sistema
fonológico, una gran parte de la morfología y de la sintaxis y ciertos dominios
del vocabulario (parentesco, color, tiempo, etc.)” (U. Weinrich, Languages in
Contact, 1953). Pero Weinrich sólo utiliza este término (contacto) en referencia
al individuo bilingüe —es decir, cuando son utilizadas alternativamente por la
misma persona—, no al problema de las lenguas en contacto en la sociedad.
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situación en la que se encuentran los trabajadores migrantes. (ejemplo, p. 27,
de española que habla en francés)
Esta situación puede concernir a un grupo, no ya a un individuo,
confrontado a otro grupo que no habla su lengua y sólo habla la propia. Si no
hay tercera lengua disponible y sí la necesidad de comunicarse, los dos grupos
inventarán otra forma de lengua aproximativa. Ejemplo, la lingua franca,
hablada hasta el siglo XIX en los puertos del Mediterráneo: forma lingüística a
base de italiano con un vocabulario tomado en préstamo de otras lenguas de
esa región. (ver texto de Molière en sabir, p. 28).
Se trata de un sistema extremadamente restricto: algunas estructuras
sintácticas y un vocabulario limitado a las necesidades de comunicación
concretas. Pero cuando esas formas cubren situaciones de comunicación más
amplias y su sistema sintáctico es más nutrido, hablamos de pidgins. El primer
ejemplo es el pidgin english, desarrollado en los contactos comerciales entre
ingleses y chinos, en las costas del mar de China (pidgin sería una deformación
de business). Estas formas no están destinadas a desarrollarse hacia una
mejor práctica de la lengua; son simples auxiliares, y se las utiliza en una
situación de contacto.
Para algunos, una lengua criolla es un pidgin que se tornó vernacular (es decir,
la lengua primera de una comunidad y que tiene así un léxico extendido, una
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sintaxis elaborada y variados dominios de uso). Se caracterizaría por un
vocabulario tomado en préstamo de la lengua dominante, la de los dueños de
las plantaciones, y una sintaxis basada en la de las lenguas africanas. Otros
piensan que no se pueden probar los vínculos entre la gramática de las l.c. y la
de las lenguas africanas y se inclinan, entonces, por una aproximación de
aproximación. Así, Robert Chaudenson, basándose en la l.c. de La Reunión,
sostiene que en un primer tiempo los esclavos, reducidos en número y viviendo
cerca de sus amos adquirieron un francés sumario (“aproximación al francés”);
en un segundo momento, al multiplicarse el número de esclavos, los recién
venidos aprendieron el “francés” de los esclavos más viejos, adquiriendo así
una aproximación de aquella aproximación. Esto se habría realizado en tres
fases. En la primera, los esclavos realizaron la aproximación al francés pero
usando al mismo tiempo su lengua de origen. La segunda, con el desarrollo de
cultivos coloniales se importa nueva mano de obra esclava, lo que disminuye la
proporción de blancos respecto de la población total. Lo esclavos nuevos
tienen ahora menor contacto con los blancos. Los más antiguos, domésticos o
capataces, les trasmiten su conocimiento de francés. En una tercera fase, la l.c.
se establece definitivamente como un código separado del francés, en el seno
de una relación de diglosia.
[otra explicación: Derek Bickerton propone la existencia de un “bioprograma”
innato en cada individuo que se activa y da origen a una lengua criolla en las
situaciones sociales como las descriptas, y cuando la lengua dominante es
transmitida imperfectamente]
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Es interesante estudiar los vínculos entre forma y función que nos revela
el fenómeno vehicular. Se ha observado que las lenguas se “simplifican”
cuando cumplen la función de lenguas vehiculares. La noción de simplificación,
entiéndase bien, no es muy científica; la utilizamos aquí para designar el hecho
de que el sistema gramatical de la lengua vehicular se reduce, se regulariza.
Así, una lengua puede tener un sistema más complejo en el ambiente donde es
primera lengua que en el ambiente plurilingüe donde funciona como vehículo
de comunicación. El hecho de que la función de una lengua pueda influir en su
forma es uno de los descubrimientos fundamentales de la sociolingüística.
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4. ni diglosia ni bilingüismo: hay una sola lengua; esta situación
sólo es imaginable en una comunidad muy pequeña.
Cap. III
Comportamientos y actitudes
1. Los prejuicios
La historia está llena de proverbios y anécdotas que expresan los
prejuicios de las diferentes épocas respecto de las lenguas. Se cuenta que
Carlos V hablaba en francés a los hombres, en alemán a sus caballos, en
italiano a las damas y en español a Dios. Otro proverbio: “la lengua alemana
gruñe, la inglesa llora, la francesa canta, la italiana histrioniza y la española
habla”. Sobre esto comenta un lingüista: “estamos aquí en la frontera donde los
estereotipos lingüísticos y nacionalistas se confunden.” Vemos también que los
juicios sobre las lenguas apuntan a otro blanco: sus hablantes.
Estos prejuicios no conciernen sólo a las lenguas, sino igualmente a sus
variedades geográficas, que el sentido común suele clasificar según una escala
de valores. Así, la división de las formas lingüísticas en lenguas, dialectos y
patois es ella misma considerada, de modo peyorativo, como equivalente de
las divisiones sociales, fundadas también en una visión peyorativa: a la lengua
le corresponde una comunidad “civilizada”, a los dialectos y patois
comunidades de “inferiores”.
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Otros estereotipos se refieren al “hablar bien”. En todos los países se dice
que hay un lugar en el que la lengua nacional es pura (Toledo, para los
españoles; Anjou, para los franceses); que existen acentos desagradables y
otros harmoniosos, etc. Y por detrás de estos estereotipos se perfila la noción
de buen uso, la idea de que hay maneras de hablar bien la lengua y otras que,
por comparación, son condenables. Así, en todos los hablantes se encuentra
una especie de norma espontánea que les hace decidir que tal forma debe ser
proscripta, tal otra, admirada: no se dice así, se dice de este modo. La norma
espontánea varía, como la lengua geográfica, social e históricamente de la
misma manera: no son las mismas las actitudes lingüísticas de la burguesía y
de la clase “baja”, las de Londres o las de Escocia, las de hoy y las de hace un
siglo.
Lo que interesa a la sociolingüística es el comportamiento social que la
norma espontánea puede entrañar. Puede tener dos tipos de influencia en los
comportamientos lingüísticos; uno concierne a la manera como los hablantes
consideran su propia manera de hablar, el otro concierne a las reacciones de
los hablantes respecto del habla del otro. En un caso se valoriza la práctica
lingüística propia o, al contrario se intenta modificarla para adecuarse a un
modelo prestigioso; en el otro, se juzga a la gente por su manera de hablar.
2. Seguridad/inseguridad
Comencemos por un ejemplo simple, el de la relación que los hablantes
pueden tener con determinadas pronunciaciones de su lengua.
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ese respecto, que los hombres no sienten la necesidad de poner en cuestión su
forma de hablar, al que estiman legítimo. Y estas dos interpretaciones
complementarias nos llevan a la oposición seguridad/inseguridad lingüísticas.
Hablamos de seguridad lingüística cuando, por razones sociales varias, los
locutores no se sienten cuestionados por su modo de hablar, cuando
consideran su norma como la norma. Y hay inseguridad lingüística cuando los
locutores consideran su manera de hablar como poco valorizante y tienen en
mente otro modelo, más prestigioso, pero que no practican.
3. Hipercorrección / hipocorrección
Creer que hay una manera prestigiosa de hablar su lengua implica, si no
se posee esa forma de hablar, que se intenta adquirirla. Un buen ejemplo se
encuentra la obra Pigmalión de Bernard Shaw (adaptada al cine como “Mi bella
dama”). Dice la protagonista: “Quiero ser una dama y trabajar en una florería
elegante, en lugar de vender flores en el mercado”. Y Shaw describe, de paso,
los sentimientos lingüísticos de los británicos ante una pronunciación
fuertemente desvalorizada, el cockney.
Ese movimiento tendencial hacia la norma puede engendrar una
restitución exagerada de formas prestigiosas: la hipercorrección. Esta se
manifiesta, sobre todo, en la voluntad de ciertos hablantes de imitar la forma
prestigiosa y, al hacerlo, suelen “cargar las tintas”. Esta práctica puede
corresponder a estrategias diferentes: hacer creer que se domina la lengua
legítima o bien hacer olvidar el propio origen social.
La hipercorrección puede ser testimonio de inseguridad lingüística: por
considerar poco prestigiosa la propia forma de hablar se intenta imitar de
manera exagerada las formas prestigiosas. Su contraparte es la hipocorrección
controlada, que asocia el relajamiento y la ignorancia soberana de las reglas
puntillosas con la soltura en los terrenos más riesgosos. Ambas, hiper- e hipo-,
son estrategias que dejan sus huellas en el habla, pero que tienen otra función,
una función social. El jugarse por la adquisición de tal o cual forma lingüística,
por el control de tal o cual pronunciación, son actitudes lingüísticas sólo en
apariencia. Detrás de ese dominio lingüístico hay una apuesta social, una
apuesta a las ventajas que ella puede dar. Vemos, entonces, que es imposible
distinguir, en el plano teórico, el objetivo lingüístico del objetivo social.
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forma anterior. Por último se completa y llega a la regularidad por eliminación
de las formas rivales.” El mismo autor nos da una presentación más rigurosa
del fenómeno.
1. Un rasgo de lengua utilizado por un grupo A presenta
características en relación a otro dialecto estándar.
2. El grupo A es tomado como referencia por un grupo B, que adopta
dicho rasgo y exagera en su uso como signo de cierta identidad
social, por reacción a presiones exteriores.
3. La hipercorrección así generada, combinada con las fuerzas de
simetría que actúan sobre la estructura, llevan a una
generalización de ese rasgo hacia otras unidades lingüísticas del
grupo B.
4. Una nueva norma se instaura a medida que se instala el proceso
de generalización.
5. Esta nueva norma es adoptada por el grupo contiguo y los
siguientes, para quienes el grupo B sirve de referencia.
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