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PRIMERA CATEDRA DE TOXICOLOGIA – FACULTAD DE MEDICINA - UBA

GENERALIDADES

Se puede definir la Toxicología como la “disciplina que estudia los


efectos nocivos de los agentes químicos y de los agentes físicos (agentes
tóxicos) en los sistemas biológicos y que establece, además, la magnitud del
daño en función de la exposición de los organismos vivos a dichos agentes. Se
ocupa de la naturaleza y de los mecanismos de las lesiones y de la evaluación
de los diversos cambios biológicos producidos por los agentes nocivos”.
(Corey, 1988).
Actualmente, la toxicología ha alcanzado un desarrollo muy importante
debido al impacto social, ambiental y económico que produce la aparición
permanente en el mercado, de nuevos productos cada año. Este impacto se ve
reflejado a diario en el número de personas que son asistidas en los hospitales,
por exposición laboral, por uso indebido de drogas, por efectos adversos de
medicamentos, accidentes, catástrofes o con trastornos por contaminación
ambiental.
Se puede entonces dividir a la toxicología en diferentes áreas o
disciplinas:
Toxicología clínica: Es la disciplina médica que estudia los efectos de las
sustancias químicas que resultan perjudiciales para el hombre, incluyendo las
sustancias naturales. Se ocupa de la prevención, el diagnóstico y el tratamiento
de las intoxicaciones en el hombre1. Puede aquí agregarse otra vertiente, que
es la Toxicología veterinaria.

Toxicología analítica: Conocida también como química toxicológica, provee la


identificación, caracterización y cuantificación de las sustancias tóxicas en
muestras biológicas y no biológicas.

Toxicología alimentaria: Se ocupa de la prevención y diagnóstico precoz de


los efectos nocivos de los aditivos alimentarios, pesticidas naturales y
artificiales, y otras sustancias persistentes en fuentes alimenticias, susceptibles
de generar alteraciones en el hombre, o en las especies animales.

Toxicología laboral: Se ocupa de la “detección temprana, en fase precoz y


reversible, de las alteraciones a la salud provocadas por la exposición a
agentes de riesgo presentes en el ambiente de trabajo para tomar las medidas
técnica y medicas adecuadas para evitar el desarrollo de una enfermedad
profesional con su consecuente incapacidad.”2

Toxicología regulatoria: Coordina a través de normas legales la prevención,


minimización y control de la exposición a los riesgos tóxicos. Interviene
asimismo en la evaluación de las situaciones de exposición de una comunidad
y en su relación con contaminantes ambientales, laborales o domésticos.

1
Resolución 222/99 – Ministerio de Salud de la Nación.
2
Toxicología Laboral criterios para la vigilancia de los trabajadores expuestos a sustancias químicas
peligrosas. Albiano / Epelman. 1999
1 Carlos Damin
Facundo Pelorosso
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Ecotoxicología: Es la disciplina que estudia los potenciales efectos nocivos


que las sustancias tóxicas presentes en el ecosistema generan en los seres
vivos.
Toxicología forense: Conocida también como Toxicología Legal, trabaja en
auxilio de la Justicia para hacer el diagnóstico médico-legal en las
intoxicaciones y arribar a la causa de muerte en las necropsias cuando un
tóxico está involucrado.
Toxicología experimental: Tiene por objeto el estudio de los posibles efectos
perjudiciales de sustancias químicas en los seres vivos, su comportamiento en
el organismo, las causas de esos efectos y la forma en que los mismos pueden
prevenirse o contrarrestarse. Interviene como la principal disciplina para la
obtención de datos primarios en los mecanismos de evaluación y manejo de
riesgos químicos y aporta criterios para la toma de decisiones respecto de
ellos, nutriendo a la toxicología regulatoria de fundamentos para la elaboración
de perfiles normativos.

El médico toxicólogo es un médico con varios años de experiencia en


el tratamiento de pacientes intoxicados y conocimientos de base en áreas tales
como medicina de emergencia, pediatría, salud pública, medicina interna,
cuidados intensivos y medicina forense. Además ha de poseer los
conocimientos toxicocinéticos y bioquímicos necesarios para establecer
estrategias terapéuticas basadas en los mecanismos de toxicidad y debe ser
capaz de interpretar los hallazgos patológicos. Debe, también, conocer las
limitaciones de los métodos analíticos y de los servicios de información
toxicológica. Particular relevancia tiene la experiencia clínica en enfermedades
ocupacionales, enfermedades causadas por contaminantes ambientales, así
como las derivadas del uso indebido de drogas.3

Definiciones

Pero, ¿Qué es un tóxico?


Es una sustancia, elemento o compuesto químico capaz de producir en
un órgano o sistema de órganos, lesiones estructurales o funcionales e incluso
provocar la muerte.
Sin embargo, potencialmente casi todas las sustancias conocidas
pueden provocar daño y/o la muerte si están presentes en el organismo en una
cantidad suficiente. De acuerdo con las enseñanzas de Theophrastus
Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, más conocido como
Paracelso, es la dosis la que determina que una sustancia, compuesto,
pruducto, etc, sea o no un veneno, “Dosis sola facit venenum”.

Así, completaríamos la definición anterior diciendo que es un tóxico o


veneno, cualquier sustancia, elemento o compuesto químico que,
absorbido por el organismo, es capaz de producir un daño, aun a bajas
dosis.

3
Resolución 222/99 – Ministerio de Salud de la Nación.
2 Carlos Damin
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Esto esta asociado al concepto de peligro, que define la capacidad que


tiene un tóxico para ocasionar daños, y que se evalúa y mide estudiando las
características de dicho tóxico sin tener en cuenta las posibilidades de estar
expuesto a él. De acuerdo a ello, para poder establecer distintos grados de
toxicidad aguda (distinta peligrosidad de un tóxico), se utilizan indicadores tales
como la Dosis Tóxica 50 (DT50), Dosis Letal (DL), Dosis Letal 50 (DL50), entre
otros:

Definimos como Dosis a la cantidad de un tóxico que ingresa al


organismo en un tiempo determinado, y dosis umbral aquella por debajo de la
cual un organismo expuesto no sufre daño agudo.
La DT50 o Dosis Tóxica 50, es la dosis necesaria para generar efectos
tóxicos al 50% de los animales en estudio expuestos
Se define como DL, a aquella dosis capaz de causar la muerte y como
DL50: (Dosis Letal 50) a la dosis que causa la muerte al 50% de una población
de animales expuestos en estudio.

Hay muchas clasificaciones de las sustancias tóxicas. Entre ellas se


destacan la clasificación según sus características fisicoquímicas (sólidos,
líquidos, gases, polvos, vapores, nieblas, humos) según su mecanismo de
acción (genotóxicos, metabólico celulares, de la estructura celular o sistémica),
según su acción (selectiva, no selectiva), según el principal órgano-blanco
(hepatotóxicos, nefrotóxicos, neurotóxicos, etc.) entre otras muchas.

Las formas y la gravedad que adquieran las intoxicaciones dependen no


solo del peligro, representado por las características del veneno, sino de las
formas que asuma la exposición. Definimos exposición como las diferentes
maneras en que un ser vivo entra en contacto con un tóxico que puede
ingresar, por distintas vías, al interior del organismo. Este concepto esta
relacionado con el de Riesgo, definido como la posibilidad de ocurrencia de
un daño. El riesgo se evalúa estudiando no ya las características de la
sustancia peligrosa, sino las vías de exposición y los organismos expuestos.
Así, el efecto de la exposición dependerá de la duración del contacto, del
mecanismo por el cual el tóxico ingresa en el organismo, y también de la
cantidad de sustancia tóxica que el organismo puede absorber y eliminar
durante ese tiempo. La exposición puede ser única o múltiple, en corto plazo o
repetidamente a lo largo de mucho tiempo.

Contaminación: Es la presencia de un tóxico en un organismo (sin que ello


represente necesariamente la presencia de síntomas propios de una
enfermedad) o en un medio físico o en un ecosistema en el cual dicho tóxico no
debería estar.

Intoxicación: es el conjunto de signos y síntomas (enfermedad) desarrollados


por la presencia de un tóxico en el interior de un organismo una vez superada
la dosis umbral.

Las intoxicaciones se pueden agrupar según su etiología en:


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- Intoxicaciones Intencionales
- Intoxicaciones Accidentales
- Intoxicaciones Ambientales
- Intoxicaciones Alimentarias
- Intoxicaciones Laborales
- Intoxicaciones por Plantas Tóxicas
- Ponzoñas y Venenos de animales
- Uso Indebido de Drogas
- Intoxicaciones Iatrogénicas

Atendiendo a su evolución (cronología), a los modos de exposición y a


la rapidez con que se instala el proceso mórbido, las intoxicaciones se pueden
clasificar como: sobreagudas, agudas, subagudas y crónicas.

Las intoxicaciones sobreagudas son aquellas en las cuales después del


antecedente de estar expuesto a importantes dosis durante un periodo corto de
tiempo, el daño se produce con gran rapidez ocasionando con frecuencia la
muerte en pocos minutos u horas.

Las intoxicaciones agudas van a dar lugar a síntomas visibles y


generalmente graves, - en algún caso mortales - por exposición en tiempos
cortos a dosis importantes, pudiendo eventualmente producir la muerte en
pocos días.

Se denomina subaguda a la intoxicación que siendo menos grave que


la anterior, cursa con periodos más prolongados: en el transcurso de varios
días o semanas.

Las crónicas son debidas a la exposición repetida a pequeñas


cantidades de una sustancia tóxica (siempre dosis por debajo de la dosis
umbral) durante largo tiempo. Los efectos se relacionan con una lenta
acumulación de tóxico en el organismo, porque la cantidad eliminada es menor
que la absorbida; o bien, porque los efectos producidos por las exposiciones
repetidas se suman. Los cuadros tóxicos asociados a exposiciones de larga
data a químicos adoptan diversas formas de expresión, no siempre claramente
vinculadas con el antecedente de la exposición y muchas veces vinculados a
fenómenos multicausa que dificultan el establecimiento de relaciones de
carácter lineal (causa / efecto). Entre las manifestaciones crónicas vinculadas a
riesgos químicos se cuentan alteraciones de la conducta, problemas de
aprendizaje, neuropatías periféricas, alteraciones genéticas, Linfomas no
Hodkin, cáncer, fenómenos de disrupción endocrina, alteraciones de la
fertilidad masculina y femenina, disminución de la agudeza visual, alteración de
la capacidad de respuesta inmunológica y muchas otras.

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TOXICOCINETICA

La toxicocinética, es el estudio de los procesos que experimenta un


tóxico o sustancia en el organismo en función del tiempo. En forma práctica,
estos procesos se denominan LADME, acrónimo de las etapas bien definidas y
secuenciales que intervienen:

- Liberación
- Absorción
- Distribución
- Metabolismo (Biotransformación)
- Eliminación

El principal mecanismo involucrado en los procesos LADME es el


transporte a través de membranas biológicas. Las formas de transporte más
importante son:

1. Difusión pasiva: Es el mecanismo más importante de transporte de


sustancias tóxicas, no consume energía y se hace a favor de un gradiente
de concentración en virtud de su liposolubilidad.
Debe recordarse que la membrana celular es tanto más permeable cuanto
más liposoluble sea la sustancia y que el grado de ionización es un factor
determinante en este mecanismo. Un elevado porcentaje de tóxicos son
ácidos o bases débiles, que pueden ionizarse en el rango de pH fisiológico.
Las moléculas no ionizadas son generalmente liposolubles y pueden
difundirse, en cambio, la fracción ionizada es incapaz de atravesar la
membrana de lípidos.

2. Filtración: De esta forma se permite el paso de moléculas no liposolubles y


de los iones en general, a través de los poros de las membranas, sin
consumo de energía y a favor de gradientes de concentración. Como la
barrera hematoencefálica carece de poros, el paso de sustancias por
filtración en este punto es nulo.

3. Transporte activo: Este mecanismo es muy importante en toxicología. Se


produce en contra de gradientes químicos o físicos, es selectivo, saturable y
consume energía. Disponen de este tipo de transporte las membranas
neuronales, los plexos coroideos, las células tubulorrenales e intestinales y
los hepatocitos.

4. Difusión facilitada: es un proceso selectivo de transporte mediado por


portadores que no requiere consumo de energía, por lo cual el movimiento
de la sustancia en cuestión no puede producirse en contra de un gradiente
electroquímico.

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Compartimento. Orden de los Procesos.

Se define como compartimento al conjunto de tejidos y biofluidos en los


que el comportamiento cinético de una determinada sustancia es homogéneo.

El orden de los procesos es una expresión matemática que describe la


velocidad de cambio de un determinado parámetro cinético, referido a la
concentración del tóxico en un compartimento. Así encontramos que hay 3
órdenes:

1. Procesos de Orden Cero: Se caracterizan porque la velocidad de cambio es


constante y no depende de otros factores. Estos procesos son frecuentes
en toxicología. Un claro ejemplo es la biotransformación del etanol, luego de
la saturación enzimática.

2. Procesos de Orden Uno: Se caracterizan porque la velocidad de cambio


varía con la concentración del tóxico. Son los procesos más comunes en
nuestra fisiología. Todos los fenómenos cinéticos que exigen el paso de la
membrana y se realizan por mecanismos de difusión pasiva o filtración,
siguen este orden.

3. Procesos de Orden Dos: Se caracterizan porque la velocidad de cambio con


relación a la concentración del tóxico varía notablemente más que en el
proceso de orden uno. Son infrecuentes.

Liberación
Es el conjunto de modificaciones de estado que experimenta un tóxico
para posibilitar su absorción. En la mayoría de los compuestos, la liberación
consiste en una solubilización. Así, por ejemplo, una ingesta intencional de
varios comprimidos de aspirina o fenotiazinas, que tienden a formar
conglomerados en el estómago, sigue un patrón de absorción errático,
dependiendo de la irregular disolución del fármaco en el líquido gástrico.

Absorción

La absorción es el paso del tóxico desde el sitio de administración a la


sangre y el grado o la medida en que lo hace. Con la excepción de la
administración parenteral (intravenosa, intramuscular, etc.) en la que no se
puede hablar de absorción, sólo un determinado porcentaje de la dosis
administrada llega a absorberse.

El concepto de Biodisponibilidad se refiere a la fracción o porcentaje de


fármaco que alcanza inalterado la circulación sistémica y la velocidad a la que
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ocurre el proceso. Esta biodisponibilidad está influenciada por varios factores


entre los que se encuentra un proceso conocido como “Efecto de primer paso”.
Por ejemplo, una droga absorbida en el estómago e intestino debe pasar por el
hígado antes de llegar a la circulación general. Si la droga se metaboliza en el
hígado o se excreta en la bilis, una parte de la droga activa quedará inactivada
antes de poder llegar a la circulación general y distribuirse a sus sitios de
acción. Si la capacidad metabólica o excretora del hígado para el agente en
cuestión es grande, la biodisponibilidad disminuye sustancialmente.

Factores que modifican la absorción

Son muchos los factores que influyen en la absorción. Entre ellos se


puede mencionar:

- La solubilidad del tóxico: Las drogas en solución acuosa se absorben más


rápidamente que las que están presentes en soluciones oleosas,
suspensiones o formas sólidas.

- La velocidad de disolución: la disolución de comprimidos puede ser un


factor limitante en su absorción.

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- La concentración: Las sustancias ingeridas o inyectadas en solución de


gran concentración, se absorben más rápidamente.

- La circulación en el sitio de absorción: El mayor flujo sanguíneo debido a


masaje o aplicación local de calor, aumenta la absorción de una droga.

- El área de la superficie absorbente: Grandes superficies como el epitelio


alveolar pulmonar o la mucosa intestinal, facilitan la absorción.

- La vía de administración y/o exposición.

Absorción digestiva

Es una importante vía de ingreso de sustancias tóxicas, especialmente


en las tentativas de suicidio y en las ingestas accidentales e infantiles.
Depende de una serie de factores ya mencionados, como la disolución del
tóxico y su concentración.
Dado que casi toda la absorción en esta vía se produce por procesos
pasivos, será mayor cuando la sustancia se encuentre en la forma no ionizada
y más lipófila. Así, puede esperarse que la absorción de ácidos débiles sea
óptima en el medio ácido del estómago y la de bases en el intestino delgado.
Pero si se tiene en cuenta la superficie del intestino (aumentada por sus
microvellosidades), su función (absorción de nutrientes), los movimientos
peristálticos, la vascularización intestinal y la función del estómago (digestión),
se puede concluir que siempre será mayor la absorción en el primero que en el
segundo.

En situación de intoxicación la velocidad de absorción puede estar muy


disminuida. Entre las causas de la disminución de la absorción digestiva se
encuentran las siguientes:

- Ingesta de grandes cantidades de comprimidos o tabletas


- Formas farmacéuticas con cubierta entérica
- Formas de liberación sostenida
- Baja hidrosolubilidad (difenilhidantoína, carbamacepina)
- Acción anticolinérgica (antidepresivos tricíclicos, antihistamínicos,
fenotiazinas, biperideno, etc.)
- Hipotensión o hipotermia (antagonistas de los canales de calcio,
narcóticos)
- Insuficiencia cardíaca congestiva

Absorción pulmonar

El tracto respiratorio ofrece algunas barreras que sirven como filtro del
aire inspirado. Así, las partículas de diámetro entre 10 y 30 µ quedan retenidas
en el espacio nasofaríngeo, las de 5 a 1 µ lo hacen en la región
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traqueobronguial, siendo las de menos de 1 µ las que alcanzan el saco alveolar


y se absorben por difusión a través de la barrera alveolocapilar, o son
fagocitadas por los macrófagos.

La superficie de absorción alveolar es de 50 a 100 m2, apareciendo el


tóxico en sangre en forma casi instantánea por lo que resulta una ruta
sumamente eficaz.

Absorción dérmica y mucosa

La piel permite la absorción de moléculas liposolubles y de pequeño


tamaño molecular, siendo las mucosas mucho más permeables a la
penetración de tóxicos, ya que la capa de queratina actúa como barrera
efectiva. También se facilita la absorción cuando la piel está abrasionada,
quemada o inflamada (por aumento de la circulación sanguínea).

Entre los factores que influyen sobre la absorción se encuentra la


presencia o no de la capa córnea y su espesor, el grosor de la propia piel y el
grado de vascularización de la misma. Por ello, en algunas zonas como escroto
o labios mayores de la vulva, flexura de los codos o rodillas, axilas y fosa
supraclavicular, la piel es mucho más permeable que el resto.

La capacidad de predecir la magnitud y velocidad del proceso de


absorción, permitirá seleccionar de manera más eficiente las medidas de
decontaminación gastrointestinal:

- Cuando la absorción digestiva esta retardada, la emesis, el lavado


gástrico, la irrigación intestinal o la catarsis están indicados durante un
tiempo más prolongado. También la administración de carbón activado
puede ser efectiva por algunas horas más, después de la ingesta (Ej.
fármacos con acción anticolinérgica).

Distribución

La distribución es el proceso mediante el cual el tóxico pasa desde la


sangre a los tejidos. El mecanismo más importante en este proceso es la
difusión pasiva, siendo importantes la liposolubilidad de la sustancia y su peso
molecular.

La distribución en el organismo de muchas sustancias tóxicas puede


explicarse considerando que éste se divide en dos compartimentos (modelo
bicompartimental).

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En este modelo hay un compartimento central, compuesto por la sangre


y los órganos muy perfundidos como corazón, riñón, hígado, pulmones y
cerebro, donde la distribución de la sustancia es inmediata, y un
compartimento periférico, compuesto por músculo, piel, tejido adiposo y hueso,
donde el acceso del tóxico es lento.
Entre ambos compartimentos se establece, transcurrido un tiempo desde
la absorción, una situación de equilibrio.

Si se analizan los procesos de distribución de una sustancia midiendo


los niveles plasmáticos, se evidencian dos fases: una primera fase α, en la que
la sustancia difunde velozmente a los tejidos, disminuyendo en forma paralela
la concentración plasmática, y otra de disminución lenta, o fase β, producida
cuando se alcanza una situación próxima de equilibrio entre los
compartimentos central y periférico (fase de eliminación).

Volumen de distribución (VD)

Es un parámetro muy útil para comprender los procesos de disposición


de las sustancias. Es un concepto ficticio que relaciona la cantidad de droga en
el organismo con la concentración de droga en la sangre o plasma.
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Este volumen no indica necesariamente un volumen fisiológico


identificable, sino simplemente el volumen de líquido que sería necesario para
contener la dosis de tóxico absorbido, si la concentración del mismo fuera igual
a la plasmática.

VD= Cantidad de droga en el organismo


Concentración plasmática

El VD, se considera una constante para cada tóxico aunque puede variar
con ciertas enfermedades que modifiquen los niveles de proteínas
plasmáticas.
Aquellas sustancias que difunden bien en los tejidos, tienen volúmenes
de distribución altos, de 2 – 3 L/Kg, mientras que aquellos que permanecen en
plasma, tienen valores muy bajos.

Tener un bajo volumen de distribución es una de las condiciones que


debe cumplir una sustancia tóxica para que la hemodiálisis sea útil.

Vida media

La vida media (t½) de una sustancia es el tiempo que tarda la


concentración plasmática o la cantidad de droga en el cuerpo en reducirse a la
mitad. Depende de dos factores cuya alteración producen significativos
cambios en ella: el clearance (Cl) y el volumen de distribución (VD).

t ½ = 0,693 . VD/Cl

Conocer la vida media de una sustancia tóxica resulta muy útil para
calcular el tiempo que demandará su desaparición del organismo en un cuadro
de intoxicación, ya que se requieren cuatro vidas medias para eliminar
alrededor del 94% de ella.

Reservorios de sustancias

Las sustancias pueden acumularse en algunos tejidos en


concentraciones significativas y ser cedidas al torrente sanguíneo lentamente.
Si el tóxico almacenado se halla en equilibrio con el presente en el plasma y se
libera cuando la concentración plasmática declina, la concentración de la droga
en este sitio y en su lugar de acción resulta sostenida y se prolongan sus
efectos.

11 Carlos Damin
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Algunos compuestos organoclorados, muy estables en el organismo, se


acumulan en el tejido adiposo durante la fase de absorción, siendo tan lenta su
liberación, que su t ½ en ese tejido es de varios años.
El plomo es otro ejemplo, cuyo reservorio, el hueso, acumula más del
90% del metal contenido en el organismo y la vida media para ese tejido es de
entre 10 y 30 años.

Muchas drogas se ligan a proteínas plasmáticas, principalmente a la


albúmina (las drogas ácidas) y a la alfa-1 glucoproteína (las drogas básicas),
siendo una unión reversible. Esto limita la concentración de la sustancia en los
tejidos, puesto que únicamente la droga no ligada está en equilibrio a través de
las membranas.

La fracción del tóxico en plasma que se intercambia con los tejidos es


la que aparece disuelta en el líquido plasmático, por lo que esta fracción libre
plasmática es la que indica la concentración efectiva de la sustancia.

S: sustancia libre S-P: sustancia unida a proteínas plasmáticas


S-T: sustancia en los tejidos S-R: sustancia unida al receptor

Metabolismo (Biotransformación)

El término metabolismo, cuando se trata de sustancias tóxicas no es


adecuado si se tiene en cuenta que éste es un proceso que involucra las
sustancias endógenas (carbohidratos, proteínas, ácidos nucleicos, etc.) y que
por lo tanto, los sistemas enzimáticos responsables están diseñados para ellas.
Los tóxicos son sustancias exógenas, ajenas al organismo (xenobióticos) que
usan estos sistemas para su transformación.

12 Carlos Damin
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La biotransformación es entonces el proceso mediante el cual los


xenobióticos son alterados químicamente por los sistemas enzimáticos del
organismo para producir moléculas más hidrosolubles y así eliminarse
eficientemente. Si el tóxico no es hidrosoluble, la biotransformación lo hará,
pero si esto no ocurre, se acumula en tejido graso, lo que aumenta su tiempo
de vida media. Es erróneo pensar que la biotransformación solo origina
sustancias inactivas farmacológicamente; por el contrario, en algunas
ocasiones el metabolito es una sustancia mucho más activa que el fármaco
original.

Las reacciones químicas que participan en el mecanismo de la


biotransformación de los xenobióticos se clasifican en reacciones de fase I y de
fase II.
Las reacciones de fase I (o de activación) generalmente convierten la
sustancia en un metabolito más polar por oxidación, reducción o hidrólisis. El
metabolito resultante puede ser más activo, menos activo o inactivo.

Las reacciones de fase II (o de conjugación) producen el acoplamiento


de la sustancia o su metabolito y un sustrato endógeno como ácido
glucurónico, glicina o el anión sulfato, para aumentar su hidrosolubilidad.

El proceso biotransformador se desarrolla fundamentalmente en el


hígado y en menor proporción en plasma, riñón, pulmón e intestino, pudiendo
dividirse en dos grandes grupos. El primero y más importante, lo constituyen
los sistemas microsomales, ubicados en el retículo endoplasmático liso
hepático. Las enzimas microsomales catalizan las conjugaciones de
glucurónidos y casi todas las oxidaciones y reducciones de drogas. Las
reacciones de reducción e hidrólisis son catalizadas por enzimas microsomales
y no microsomales.
El segundo de los grupos es el formado por las enzimas solubles, que
pueden encontrarse en el interior de la célula o disueltas en el plasma
(Biotransformación no microsomal).

La actividad de las enzimas microsomales puede ser aumentada o


inhibida con la administración de ciertas drogas y con la exposición a diversas
sustancias químicas ambientales; estos inductores no necesitan ser sustratos
de las enzimas afectadas. Entre los inductores enzimáticos se encuentra la
carbamacepina, el etanol, el fenobarbital y el metronidazol. Entre los
inhibidores, se pueden mencionar el alopurinol, la clorpromazina, la imipramina
y la warfarina.

Eliminación

Las sustancias tóxicas se excretan del organismo sin modificaciones o


como metabolitos, siendo el riñón el órgano más importante en la eliminación
de ellos. Las sustancias eliminadas por heces son principalmente drogas
ingeridas, no absorbidas o metabolitos excretados en la bilis y no reabsorbidos
en el tracto intestinal. Por la vía pulmonar se excretan fundamentalmente gases
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tóxicos y anestésicos y con la leche materna pueden excretarse sustancias que


son potencialmente tóxicas para el lactante.

Excreción renal

La eliminación de drogas y metabolitos en la orina implica tres procesos:


filtración glomerular, secreción tubular y reabsorción tubular, dependiendo a su
vez, de ciertas características propias de cada sustancia tales como porcentaje
de unión a proteínas, tasa de filtración glomerular e hidro o liposolubilidad.

La velocidad de filtración de una sustancia depende del volumen de


líquido filtrado por el glomérulo y de la concentración no ligada a proteínas,
pues la droga ligada a proteínas no se filtra.

En el túbulo renal proximal, ciertos aniones y cationes orgánicos se


añaden al filtrado glomerular por secreción tubular activa mediada por
transportadores.

Un factor importante que debe tenerse en cuenta siempre es el pH de la


orina, que en el supuesto de sustancias ionizables, impide la reabsorción
tubular y por lo tanto, facilita la eliminación de los compuestos básicos con pH
urinarios ácidos y viceversa.

Excreción biliar y fecal

Muchos metabolitos de drogas formados en el hígado luego de la


biotransformación son excretados con la bilis, pero la mayoría de ellos sigue un
circuito enterohepático, eliminándose luego por orina. En este tipo de drogas,
es posible aumentar la eliminación por heces, administrando carbón activado
seriado, que impide la reabsorción intestinal.

Excreción pulmonar

Algunos compuestos volátiles que son absorbidos por vía digestiva, son
eliminados por pulmón, llegando incluso a producir lesiones difusas en ambos
campos. Tal es el caso de la ingestión de hidrocarburos volátiles.

Excreción salival

La cantidad total de droga excretada por esta vía es elevada si se tiene


en cuenta que la producción diaria de saliva es de 3 a 10 litros, pero como
vuelve a tragarse, su destino posterior es el mismo que las sustancias
ingresadas por vía digestiva.

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Excreción láctea

Por la elevada fracción lipídica de la leche materna y por tener un pH de


6.5, se ve favorecida la eliminación por esta vía de compuestos básicos y en
general, todos los liposolubles.

TOXICODINAMIA

El estudio de la toxicología abarca múltiples áreas de ciencia básica y


aplicada. Entre ellas, la toxicodinamia constituye la identificación y comprensión
de los mecanismos celulares, bioquímicos y moleculares a través de los cuales
diversos agentes ejercen sus efectos tóxicos sobre organismos vivientes. Su
conocimiento es altamente relevante para diversas áreas de la toxicología.
Entre las más importantes, aquellas dedicadas a la determinación de
mecanismos de toxicidad en modelos animales y su extrapolación a modelos
humanos. Y, a partir de ese punto, la utilización de estos hallazgos para el
desarrollo racional de mejores tratamientos en intoxicaciones. De esta manera,
si sabemos cómo actúa íntimamente un tóxico, estaremos en mejores
condiciones de generar un tratamiento efectivo. Asimismo, otros aportes de
estudios toxicodinámicos son el conocimiento y caracterización de mecanismos
fisiológicos y fisiopatológicos (muchas patologías pueden ser estudiadas
gracias a modelos animales generados por la acción de un tóxico: la
enfermedad de Parkinson gracias al MPTP; la Diabetes Mellitus gracias a la
pentazocina) y, en la última década, diversos aportes que han facilitado la
expansión de la toxicogenética como disciplina.

¿Cómo se estudia la acción de un tóxico?

La toxicología, así como la farmacología, recurre al concepto de


correlación dosis - respuesta. Desde un punto de vista práctico, en la
toxicología, se manejan dos tipos de relaciones dosis respuesta. La primera,
llamada relación dosis respuesta individual o graduada, constituye la expresión
de un efecto para un tóxico dado en un rango de concentraciones crecientes en
un mismo individuo (Figura 1). La segunda, llamada poblacional o cuantal,
constituye la distribución de una misma respuesta (fenómeno todo o nada,
existe o no existe) a diferentes dosis dentro de una población de organismos
individuales (Figura 2). El ejemplo clásico de este caso lo constituye la
caracterización de la dosis letal para un tóxico determinado.

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2
0 1

-10.0 -9.5 -9.0 -8.5 -8.0 0


0-20 20-40 40-60 60-80 80-100
log [ X ]
(molar) [X] mg/kg

Figura 1 Figura 2

Cuando se utiliza una correlación dosis respuesta graduada para


estudiar la relación de un tóxico con un efecto determinado se recurre a una
serie de presunciones. La primera es que existe un sitio molecular con el cual
el tóxico interactúa, a pesar de que este no sea conocido. Luego, que la
concentración del agente en el sitio de acción esta relacionada con el grado de
efecto. Y por último, que la concentración en biofase está relacionada con la
dosis de exposición. Si alguna de estas presunciones no fuera legítima el
modelo de correlación dosis respuesta no es, en términos generales, válido.

Molécula blanco

Para que un tóxico actúe como tal debe reaccionar, en la mayoría de los
casos, con uno o más blancos específicos dentro del sistema analizado.
Entonces, en primer lugar, la molécula blanco debe ser reactiva frente a la
presencia del tóxico. En segundo lugar deben llegar suficientes moléculas del
tóxico al sitio de acción. Pese a que este elemento se encuentra dominado por
fenómenos toxicocinéticos no debe dejar de tenerse en cuenta cuando se
piense en la acción de un tóxico. Y en último lugar, la reacción debe afectar
alguna función celular elemental.
No todos los blancos de sustancias tóxicas contribuyen a sus efectos
dañinos. Por ejemplo, el CO además de unirse al grupo hemo de la
hemoglobina se une al mismo grupo prostético presente en el citocromo P 450.
Mientras que puede producir la muerte por el primer mecanismo, no tiene
consecuencias apreciables por el segundo.

Activación metabólica

Dentro de los mecanismos de acción de numerosos tóxicos encontramos


la necesidad de una transformación a partir de un protóxico en el agente tóxico
propiamente dicho. Aunque este tipo de activaciones metabólicas corresponden
formalmente a la toxicocinética, vale hacer una breve referencia a esos
procesos nuevamente aquí.
16 Carlos Damin
Facundo Pelorosso
PRIMERA CATEDRA DE TOXICOLOGIA – FACULTAD DE MEDICINA - UBA

Mientras que algunos tóxicos se transforman a sustancias con


características físico-químicas que afectan negativamente determinados
procesos biológicos (por ejemplo, el ácido oxálico que se genera a partir del
etilenglicol es capaz de precipitar en los túbulos renales y producir así necrosis
tubular aguda), otros cobran mayor reactividad y/o especificidad hacia
determinadas moléculas efectoras. En algunos casos este aumento de
reactividad es específico como cuando, debido a su biotransformación, un
tóxico aumenta su afinidad por una enzima blanco. En otros suele ser más o
menos inespecífico, como cuando se generan sustancias electrofílicas,
radicales libres, o sustancias nucleofílicas.
Electrofílica es aquella especie que contiene un átomo deficiente en
electrones, con carga positiva parcial o total, que le permite reaccionar con
especies nucleofílicas compartiendo pares de electrones. A través de la
generación de moléculas electrofílicas, numerosas sustancias tales como
etanol, paracetamol, parathion y halotano median al menos parte de sus
efectos tóxicos. Otras especies tóxicas altamente reactivas son como ya
mencionamos, los radicales libres.
Uno de los mecanismos para la generación de radicales libres es la
aceptación de electrones por parte del tóxico. Comúnmente algunos
xenobióticos aceptan un electrón a partir de reductasas y a su vez transfieren el
electrón extra a una molécula de O2, generándose anión superóxido. La
relevancia de este proceso reside en que a partir del anión superóxido se
generan por un lado radical hidroxilo y por otro peroxinitritos que resultan en
dióxido de nitrógeno y el radical anión carbonato. Otros mecanismos para la
formación de radicales libres implican la perdida de electrones por parte de
sustancias nucleofílicas a través de reacciones catalizadas por peroxidasas y la
ruptura homolítica de uniones covalentes. Este último mecanismo esta
involucrado en la generación de Cl3C• a partir de Cl4C mediada por citocromo
P450 y en la generación de OH• a partir de H2O por el efecto de radiaciones
ionizantes.

Tipo de reacción

Unión no covalente. Este tipo de reacción es generalmente reversible e


involucra la unión de ligandos y moléculas receptoras como receptores de
membrana, receptores intracelulares, canales iónicos o enzimas.

Unión covalente. La formación de uniones covalentes involucra


fundamentalmente moléculas electrofílicas y radicales libres. Estas especies
reaccionan fundamentalmente con moléculas de ADN y con proteínas
celulares.

Sustracción de hidrógeno. Este tipo de reacción consiste en la sustracción de


un átomo de hidrógeno por parte de un radical libre neutro, convirtiendo a la
molécula blanco en un nuevo radical libre. Cuando este tipo de reacciones se
dan sobre moléculas de ADN o sobre proteínas contribuyen a la formación de

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entrecruzamientos entre bases nitrogenadas del ADN entre sí o entre bases


nitrogenadas y proteínas.

Reacciones enzimáticas. Algunos tóxicos como la ricina producen la


degradación hidrolítica de los ribosomas, produciendo la detención de la
síntesis proteica. Otros tóxicos como ciertas toxinas bacterianas actúan a
través de la ADP-ribosilación de enzimas celulares produciendo activación o
inhibición de las mismas.

Mecanismos de toxicidad

Alteración en la función de la molécula blanco.


Determinados agentes son capaces de modificar en más o en menos la
función de su blanco toxicológico. Esto se produce gracias a que estas
moléculas simulan en su estructura terciaria y en su reactividad a ligandos
endógenos de receptores, enzimas, canales y otras macromoléculas relevantes
a la fisiología celular. Ejemplos de esta clase de tóxicos son la atropina, los
inhibidores de colinesterasa, la mayoría de los psicofármacos y drogas de
abuso. Este tipo de efectos podría ser encuadrado dentro de un modelo
farmacológico clásico de interacción droga-receptor. Sin embargo, existen otros
mecanismos para la alteración de la funcionalidad de diversas moléculas. Uno
de ellos es la modificación de la estructura o conformación de las mismas.
Esto es factible en particular en aquellas moléculas que dependen del estado
de oxidación de sus grupos tiol para conservar su estructura terciaria y su
función. Frente a la exposición a sustancias que modifican grupos tiol, enzimas
tales como piruvato deshidrogenasa o fosfatasas de tirosina pierden
funcionalidad.

Destrucción de la molécula blanco.


Este mecanismo se ha documentado fundamentalmente para el ataque
de radicales libres sobre moléculas de ADN. Sin embargo también es
importante en la acción tóxica de radicales libres sobre lípidos de membrana.

Formación de neoantígenos.
Mientras que algunas sustancias, tales como la penicilina, pueden actuar
como inmunógenos por si mismos, otras requieren de su unión a moléculas
portadoras para generar una repuesta inmune. Uno de estos haptenos es uno
de los metabolitos del halotano, el cloruro de trifluoroacetilo. Este metabolito
generado por el citocromo P450 se une a varias proteínas microsomales y
citosólicas hepáticas desencadenando la producción de anticuerpos que
producen el síndrome símil hepatitis por halotano.

Mecanismos de acción inespecíficos.


Dentro de este grupo se encuentran aquellos tóxicos que median sus
efectos modificando el pH, ocupando espacio o disolviendo membranas por su
acción detergente.

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Facundo Pelorosso
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Toxicidad celular resultante

Entre los efectos tóxicos más importantes a nivel celular se encuentran


la alteración en la regulación de la expresión génica, la alteración de la función
de células excitables y finalmente la alteración de la viabilidad celular. Las
modificaciones de la funcionalidad celular en alguno de los sentidos
mencionados constituyen los mecanismos de acción finales fundamentales de
la mayoría de los tóxicos conocidos.
Dentro de la alteración de la expresión génica pueden verse modificados
numerosos mecanismos tales como la transcripción génica y/o la producción y
mecanismos de transducción de señales mitogénicas.
La alteración de la función de células excitables tiene alta relevancia
entre los tóxicos con acción a nivel del sistema nervioso central y periférico,
aparato musculoesquelético y cardiovascular. Entre los mecanismos más
relevantes se encuentran la modificación de la concentración de
neurotransmisores en biofase, modificación de la función receptorial (ya sea a
través de agonistas o antagonistas), alteración de la transducción intracelular
de señales y por último la disregulación de los mecanismos de terminación del
fenómeno de neurotransmisión química.

En cuanto a la alteración de la viabilidad celular debemos tener en


cuenta tres procesos relevantes: la depleción de ATP, la acumulación
intracelular de calcio y la generación de especies reactivas de oxígeno y de
nitrógeno. La combinación de estos fenómenos lleva a un final común, la
muerte celular.
La síntesis normal de ATP depende de una serie de procesos finamente
coordinados. En primer lugar la cadena de electrones debe tener una adecuado
suministro de NADH. De esta forma, aquellas sustancias que interfieren con los
procesos generadores de NADH, como el ciclo de Krebs (fluoroacetato,
peroxinitritos), inhiben la fosforilación oxidativa. En segundo lugar debe haber
un adecuado suministro de O2. Todos los tóxicos que producen hipoxia celular
(CO, nitratos) actúan en este nivel. En tercer lugar, el transporte de electrones
a través de la cadena respiratoria debe encontrarse indemne. De esta manera,
aquellos tóxicos que interfieren con este proceso (cianuro) también depletarán
el nivel de ATP celular. Finalmente, la inhibición de la ATP sintasa (en forma
secundaria a la disipación del gradiente electroquímico de hidrogeniones
mitocondrial) es responsable de la disminución de ATP celular provocada por
dinitrofenol o salicilatos.
La acumulación de calcio intracelular produce importantes alteraciones
de la fisiología celular debido a varios procesos. En primer lugar la elevación
de la concentración citoplasmática de calcio produce el ingreso del mismo a las
mitocondrias. Una vez en la matriz mitocondrial, el calcio es devuelto al
citoplasma a través de un transportador que utiliza la diferencia de potencial a
los lados de la membrana mitocondrial interna (fuerza protón - motriz). De esta
manera al disiparse este potencial disminuye, como ya hemos visto, la
actividad de la ATP sintasa. En segundo lugar, la disociación de la interacción
de microfilamentos citoplasmáticos predispone a la ruptura de la membrana
celular. En tercer lugar, el aumento de calcio intracelular produce la activación
de numerosas enzimas hidrolíticas dependientes de cationes divalentes. La
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activación de enzimas denominadas calpaínas tiene como resultado la


degradación de numerosas proteínas de membrana mientras la activación de
fosfolipasas dependientes del calcio lleva a la degradación de fosfolípidos de
membrana. Finalmente, el aumento del calcio citosólico conduce a la
activación de enzimas que producen especies reactivas de O y de N.

Diferentes tóxicos pueden provocar un aumento de los niveles


intracelulares de calcio a través de varios mecanismos. Por un lado algunas
sustancias pueden aumentar el pasaje de calcio a través de la membrana
plasmática, ya sea a través de canales preformados (activación de canales de
calcio), por ionóforos o por alteración estructural de la misma membrana
plasmática (detergentes, enzimas hidrolíticas, peroxidantes lipídicos, toxinas
que afectan el citoesqueleto asociado a la membrana). Por otro lado, algunos
tóxicos pueden elevar los niveles de calcio por permeación a partir de
mitocondrias y retículo endoplásmico.

Aunque en forma muy sintética, los anteriormente mencionados


constituyen los mecanismos de toxicidad más comunes producidos por
xenobióticos. Una compleja correlación entre fenómenos toxicocinéticos y
toxicodinámicos provocará lesiones más o menos específicas en los diversos
sistemas y aparatos del organismo humano. Y, a medida que progresemos en
el estudio de la toxicología clínica, el conocimiento de los mecanismos de
acción toxicológica probará ser una herramienta muy útil para su comprensión
y análisis.

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Facundo Pelorosso

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