Aprendizaje
________________________________________
Pero la cuestión puede plantearse en otra forma que encierra un importante problema:
aprendemos porque a ello nos fuerza el ambiente, como indicaba Locke, el recién
nacido es como una tabula rasa, como una página en blanco sobre la que la vida
escribe sus jeroglíficos. Esta idea ha determinado, hasta nuestros días, el amplio
concepto de aprendizaje. El aprendizaje se logra con experiencia, se perfecciona con
la práctica y las cosas aprendidas dejan huellas que se relacionan entre sí. Sin
embargo, lo que se aprende no sólo procede del exterior sino que el proceso de
aprendizaje aparece en toda criatura desde la más inferior hasta el hombre; podría
incluso decirse que hasta las células aprenden.
Maduración.
Document1/0
Existen actividades que no se aprenden, que existen ya al nacer. El niño recién nacido
puede agarrar un dedo o un lápiz con tanta fuerza como para soportar su propio peso.
También puede, al nacer, mover la cabeza, los brazos y las piernas, así como
succionar, deglutir y otras actividades que no ha aprendido. El proceso de maduración
y aprendizaje aparece ya en el embrión. Un aparato registrado colocado sobre el
abdomen de la madre indica que el feto puede reaccionar a un sonido fuerte y brusco
con enérgicos movimientos que parecen de miedo o de retracción. Si le estímulo
sonoro se repite durante cierto tiempo la reacción se va debilitando hasta desaparecer.
El embrión, acostumbrado al sonido, "aprende" a no reaccionar.
Condicionamiento.
Document1/0 Página 2
Si una persona desea aprender algo trata de reforzar la impresión mediante alguna
experiencia; si ha de aprender sílabas sin sentido usará el ritmo, la semejanza de
sonido o ambos. Cuando yo supe que los conos de la retina reaccionaban al color y los
bastones a la luz trate de recordarlos mediante un recurso mnemotécnico: conos =
color, luego bastones = luz.
Document1/0 Página 3
2. Si vemos un paquete de cigarrillos los asociados con el acto de fumar, pero si
acabamos de fumarnos uno, tal asociación no aparece. Esta cadena de asociación está,
en este caso, determinada por la "intención".
5. Si el fumar nos produce náuseas, la vista del cigarrillo puede provocarnos una
respuesta emocional de disgusto.
Práctica.
Ensayo y error. La segunda cuestión que planteamos es: ¿Cómo aprendemos? Cuando
el concepto de máquina se aplica a las funciones humanas, los procesos mentales se
aplican a base de afirmar que a tal estímulo corresponde determinada respuesta, sin
tener en cuenta la intención. El aprendizaje es, así considerado, como un mecanismo
que, al recibir un estímulo en la mente, devuelve la respuesta, igual que una máquina
automática que arroja goma de mascar, chocolate o caramelos, según la ranura en que
depositemos una moneda, así se supone que funciona la mente, en forma más
complicada pero con las mismas normas rígidas. Ya expusimos una teoría para
explicar porque aprendemos. Sin embargo, el organismo humano no es estático como
una máquina automática, sino que es dirigido por ciertas fuerzas, del mismo modo que
la máquina se mueve mediante un dínamo. Debemos exponer una teoría dinámica que
relacione la respuestas condicionadas de la máquina traga monedas con el movimiento
de la dínamo. Esta teoría es la de ensayo y error. La dínamo impele al organismo a
moverse por explosiones sucesivas. ¿Cómo se determinan estos movimientos?
(McGeoch, 1942).
Si colocamos un animal en una caja provista de una puerta que, al abrirla, lo dejase en
libertad, y si el animal descubren la clave para abrirla, tal descubrimiento debe
considerarse como resultado de su raciocinio. Pero, ¿ha de ser así necesariamente?
¿No haría lo mismo una máquina ciega? puesta en marcha. una dínamo, una de sus
palancas acertaría por casualidad a tirar de una cuerda que abriría la puerta y la
dínamo girando saldría de la caja. Thorndike (1906) construyó una especie de prisión
de este género, una caja en la que la puerta se abre mediante un resorte que salta
Document1/0 Página 4
cuando se coloca una cuerda o a se oprimió un botón disimulado. Un gato colocado en
esta jaula trata de alcanzar un pescados situado fuera de su alcance más allá de los
barrotes de la jaula; el animal muerde los barrotes, intenta pasar la cabeza entre ellos y
efectúa otra serie de movimientos, uno de los cuales, por casualidad, aprieta el botón
que abre la puerta y alcanza así el pescado. El movimiento correcto ha sido hecho
después de "ensayos y errores". A la vez siguiente, el movimiento adecuado aparece
más pronto, y así, en cada ensayo, el gato hace cada vez menos movimientos
inadecuados hasta qué, por último, acaba por oprimir el botón directamente. El
aprendizaje se consiguió por eliminación sucesiva de respuestas infructuosas.
Análogos experimentos se hicieron con ratas a las que se les colocaba en un laberinto
a la salida del cual había una cajita con alimento. la rata efectuaba movimientos
totalmente inadecuados hacia adelante y atrás, a derecha e izquierda, al azar por
completo. Todas estas ideas y venidas frustraron los movimientos de ensayo y error y
sólo un movimiento correcto habría de conducir a la salida, no sólo hacia la libertad
sino también al alimento, es decir, a un objeto satisfactorio. Mediante repeticiones el
movimiento acertado llegó a fijarse y la reacciones inadecuadas fueron eliminadas
gradualmente. Así, el proceso de aprendizaje de la rata podría ser explicado
mecánicamente, por azar y fijación. Los laberintos se han utilizado para estudiar
diversos aspectos del aprendizaje.
Watson (1928) distingue en los animales tres formas básicas de aprender: 1) Hábitos
motores. El animal aprende, en esta forma, normas explícitas de conducta. 2) Hábitos
sensoriales, que consisten en acciones diferenciales a diversos estímulos externos. 3)
Hábitos de reacción retardada, que abarcan reacciones complejas retrasadas durante
cierto periodo de tiempo.
Placer y dolor. Otra teoría semejante a la del ensayo y el error que es la del placer y el
dolor. La consecución de un fin procura placer o satisfacción y todos los movimientos
que lo estorban son rechazados por la insatisfacción que producen. Pero este concepto
tan simple no explica cómo puede ser capaz el animal de modificar sus movimientos
al azar y llegar a aprender. Debemos llegar a la conclusión de que la rata no solo
conecta los pasadizos del laberinto que no son convenientes, sino que recuerda estas
conexiones. Además, se deduce también que cada movimiento que evoca a una
insatisfacción es eliminado, en tanto que se retiene en los satisfactorios. Sin embargo,
no es éste el caso, la experiencia ha demostrado que tanto los hechos satisfactorios
como los insatisfactorios pueden ser retenidos u olvidados. Nos enfrentamos, de
nuevo, con dos problemas básicos: ¿Cómo se retiene y como se eliminan ciertos
actos?
Document1/0 Página 5
directos sino también cuando son los inhibidores. De nuevo nos encontramos con que
no sabemos porqué se eliminan las respuestas erróneas.
Se han hecho insistentes intento para determinar la naturaleza del aprendizaje. Watson
destruyó el órgano de la visión de una rata, después el del olfato, luego el sentido del
oído, posteriormente el del tacto, excluyendo la sensación de contacto mediante
anestesia del hocico y de la planta de las patas. A pesar de eliminar todos estos
órganos que pueden ayudar al aprendizaje, la rata encontró el camino en el laberinto
también como antes.
Discernimiento.
Todas estas teorías que tratan de explicar el aprendizaje por medio de una cadena de
reflejos no consideran la verdadera manera de actuar de la rata. Si los movimientos
son inmutables y encadenados, no deberían aparecer si cambiasen las circunstancias.
Cuando el animal ha aprendido el camino andado también lo encontrará, aunque
inundemos el laberinto y tenga que salir nadando. Cuando un laberinto contiene varios
caminos de igual longitud que llevan a la salida, el animal procede en distintos
ensayos por distintos caminos. Esto indica que lo decisivo es la meta y no los caminos
fijos, supongamos que el animal aprende un complicado camino serpenteante hacia la
salida y que entonces quitamos una pared a causa de la cual había que dar un largo
rodeo. ¿Seguiría la rata el antiguo camino o se lanzaría por el nuevo e inexplorado?
La experiencia demuestra que la rata sigue muy pronto el camino más corto. Se
emplearon toda clase de medios que impidiesen al animal ciertos movimientos. A
pesar de todo, ciertos animales, especialmente los perros, no perdieron la orientación.
Un animal sólo reacciona mediante reflejos condicionados si dicha reacción es
favorable al organismo. Si una araña en su tela oye el sonido de un diapasón, se deja
caer colgada de un hilo utilizando su virtual respuesta defensiva. Esta reacción
aparece después de muchas repeticiones, pero la araña acaba por dejarse caer menos
regularmente hasta que dejar de hacerlo del todo pasando algunos días.
Document1/0 Página 6
condiciones distintas no se basa en reacciones mecánicas aisladas, sino en la
formación de un concepto.
Motivación.
Hay un factor que ninguna teoría del aprendizaje puede excluir, y es la motivación.
Enciérrese a un animal en una jaula y sus actos están motivados por el impulso a la
libertad; para aprender una labor ya sea sencilla o difícil el motivo pueden ser
alcanzar el placer que proporciona el alimento o evitar el dolor que ha acarrea el
castigo. Las motivaciones humanas son distintas de los animales y en los seres
humanos varían con la edad. A las generalizaciones sobre el ser humano a distintas
edades -primera y segunda infancia, edad adulta- hay que agregar las que resultan de
los factores sexuales, los raciales, las determinantes culturales, la situación social, los
factores económicos y el estado de salud, sin mencionar los elementos hereditarios.
Además, en cada caso, la motivación depende de los rasgos de la personalidad
individual. Así, siendo la motivación un importante factor del aprendizaje, dependen
de condiciones que al relacionarse entre sí dan lugar a innumerables tipos.
Los experimentos con animales han hecho comprensibles ciertos mecanismos del
aprendizaje, pero no han revelado su proceso más íntimo. Constituye una falacia
utilizar las relaciones de los animales para explicar las funciones humanas,
especialmente en la suposición de que los actos de los irracionales son básicamente de
la misma clase que los humanos. Lloyd Morgan llamó la atención sobre el peligro de
caer en el antropomorfismo, esto es, de querer explicar las reacciones de los animales
comparándolas con las más altas funciones humanas. Pero quizá un peligro mayor es
Document1/0 Página 7
el del animalismo, el decir, el querer explicar los actos humanos comparándolos con
los de los animales por medio de simples principios mecánicos. Los procesos
simbólicos del hombre, su capacidad para expresarse verbal y gráficamente crean un
abismo infranqueable entre los seres racionales y los irracionales. Además, las
diferencias entre el cerebro del hombre y el de los animales y otras muchas
diferencias orgánica los hacen en alto grado incomparables.
Document1/0 Página 8
observación semejante se hizo con estudiantes que aprendían a escribir a máquina.
Todos los investigadores han confirmado que el proceso de estructuración continúa
cuando se interrumpe la práctica. Después de un intervalo la capacidad parece ser más
fuerte y precisa mientras el hábito innecesario la hace decaer. Así, en el proceso del
aprendizaje el material se organiza más y más, las interrelaciones se desarrollan y la
percepción interna es similar a la externa, determinando unidades integradas y no
partes aisladas.
Según las ideas organicistas, el aprendizaje es una parte integral del organismo.
Habiendo usado un cubo para simbolizar la teoría mecanicista del aprendizaje,
podemos usar una esfera como símbolo de la idea organicista, pues en dicha figura
geométrica cada punto de su superficie está a igual distancia del centro. El punto de
vista organicista, caracterizado por los conceptos de equipotencialidad, simultaneidad
en indivisibilidad, necesita del concepto de unidad del organismo dirigido por un
centro. De este centro depende el aprendizaje que entrelaza las asociaciones en un
modelo mental.
Document1/0 Página 9