"De los Balcanes al Medio Oriente, nos damos cuenta que la religión
puede estallar en la crueldad, en el fanatismo incontrolado. Es otra
cara del triunfo del dogmatismo seguro de sí, sordo a las exigencias
de los otros. Pero existe también otra forma de razón que emana del
diálogo, que está abierta al reconocimiento de los derechos de los
demás, de las diferencias. La filosofía entendida como arte,
cultura, diálogo, es la forma en la cual la racionalidad reconoce el
propio límite, las propias pretensiones, y se pone en escucha del
otro. Sin cultura, sin religión en sentido amplio no hay salvación
para la humanidad".
"El hombre está todavía muy lejano de haber tomado conciencia que
está en juego el destino mismo de nuestro planeta. Quizás la
humanidad no ha aprendido todavía a observar el pasado para evitar
errores trágicos. Si es así, nos espera un futuro lleno de crisis.
El optimismo científico busca cancelar la angustia, el dolor, pero
como sabía Heidegger, la angustia es una situación en la cual el
hombre siente la imposibilidad posible de su existencia. Si la
filosofía no es suficiente, se necesita una grande catástrofe
natural, una epidemia gigantesca para garantizar la salvación de
nuestro planeta. Bajo el estimulo de la necesidad, podrá renacer la
solidaridad, la humildad, la piedad, la autodisciplina".