budismo en Japón
En el siglo VI de nuestra era el obsequio de una imagen marca el inicio del budismo en
Japón.
Todo inició con el regalo de la imagen de un Buda, que el rey de Paekche, Corea, envió
al soberano del reino de Yamato.
Esto fue suficiente para que el budismo se extendiera entre las clases superiores del
Japón del siglo VI d. C.
La imagen era una escultura realizada en bronce, en la técnica de cera perdida, que se
prestaba para ser portátil, lo que facilitó su traslado y la propagación de esa religión,
surgida en la India más de mil años antes, en el siglo VI a. C.
Amaury García Rodríguez, doctor en historia de Japón, explicó que el budismo tuvo su
origen en Nepal, India, y se estableció, 12 siglos más tarde, en Japón, después de viajar
por toda Asia, a través de las rutas comerciales, principalmente la Ruta de la Seda.
El experto explicó que el budismo japonés, cuyo concepto central gira en torno a evitar
el sufrimiento humano, posee la característica muy particular de no rechazar otras
variantes religiosas o sistemas de pensamiento.
Esto, dijo, tiene que ver con el contexto en el cual surge, y, a medida que va avanzado,
el budismo incorpora elementos locales, como una estrategia de supervivencia.
El budismo, especialmente el Budismo de Mahayana, se difundió en Japón en diversas
oleadas, gracias a la labor de monjes de ese país formados en monasterios chinos.
Las formas de budismo más conocidas que llegaron a Japón son: Tendai, Shingoni y
otras variedades tántricas, la escuela de la Tierra Pura y tres versiones del Zen: Rinzai,
Soto y Obaku.
El catedrático del Centro de Estudios de Asia y África, de El Colegio de México, explicó
que actualmente, en el sentimiento religioso de la mayor parte de los japoneses,
coexisten el shintoísmo y el budismo. Es por ello que la filiación religiosa de los nipones
no se traduce en el culto o asistencia regular.
La mayoría de las personas visita los santuarios, cuando se refiere al culto shintoista y
los templos budistas como parte de las celebraciones anuales y de los rituales
especiales que marcan el paso de un ciclo de vida a otro.
García Rodríguez dijo que el budismo no es una religión que se caracteriza por ser
proselitista, pero que a través de la historia el budismo japonés ha recibido muchas
influencias de diversas tradiciones religiosas, lo que facilitó su adaptación a la sociedad
y cultura japonesas.
El ejemplo más evidente de esta interacción es la Teoría Honji suijaku, en la cual los
Shinto kami eran vistos como encarnaciones de las deidades budistas.
ICONOGRAFÍA BUDISTA
Dentro del panteón iconográfico japonés destaca la presencia del Buda Avalokitesvara,
que es el equivalente chino de Guanyin o buda de la compasión.
Sin embargo, el arte y la cultura japonesa se nutren de una extensa muestra de
templos, esculturas funerarias, escultura religiosa búdica, de variadas iconografías, con
representaciones de Budas, Bodhisattvas y otros personajes del panteón budista
japonés, diseminados por todo el país nipón.
Dentro de la cultura japonesa destacan los libros ilustrados que muestran una amplia
gama de deidades y grabados o xilografías, y esculturas de madera, cerámica y
porcelana que muestran los dioses que más comúnmente veneran los japoneses en
parques y templos budistas diseminados por todo Japón.
Los objetos artísticos y relicarios son comunes en diversos materiales como madera,
bronce, piedra que muestran figuras como Guanyin con sus múltiples ojos y manos y
diversos objetos de carácter ritual, como campanillas, vajra, ganthar y armas rituales.
La sociedad japonesa incluyente facilitó la aceptación del budismo en distintas culturas
y ha permitido su longevidad por más de dos mil 500 años, donde destacó el papel de
la corte imperial en el fortalecimiento del budismo y el florecimiento de las artes.