Las finalidades de una vacuna son prevenir o modificar una enfermedad a nivel individual y evitar o
disminuir la circulación de virus patógenos en una población.
Se debe tener en cuenta que la gran mayoría de las vacunas previene el cuadro de enfermedad sin
evitar la infección. Además, si bien las vacunas se administran previamente a la infección, tenemos
casos excepcionales en los cuales se pueden administrar después de la infección como en el de la
viruela, en que se sabía que administrada 4 días después de la infección era efectiva; o bien el de la
rabia, que por su prolongado período de incubación permite el desarrollo de una respuesta inmune
efectiva.
La importancia de la vacuna contra la rubéola consiste en evitar la transmisión trasplacentaria del
virus, pero además es importante el desarrollo de una inmunidad en la comunidad (“herd”
inmmunity en inglés) porque esto evita la circulación del virus y la probabilidad de la transmisión
en una mujer no vacunada.
El uso apropiado de una vacuna puede ayudar a erradicar una enfermedad cuando el único
hospedero del agente infeccioso es el hombre. Durante los años 1970 esto fue logrado a través de la
vacuna antivariólica, habiendo sido uno de los principales éxitos de la salud pública. Los siguientes
blancos de la Organización Mundial de la Salud para la erradicación son el virus polio y el
sarampión.
Se deben tener en cuenta fenómenos negativos como el de la vacuna inactivada para el virus
sarampión. Esta vacuna se inactivó con formol, lo que provocó la destrucción de proteína de fusión.
Se observó que inducía un título bajo y fugaz de anticuerpos neutralizantes. Por esto se empezó a
administrar a la población y se observó que si bien los primeros años inducía protección ante un
contacto posterior con el virus se inducía una respuesta Th2 que daba como resultado
manifestaciones exacerbadas de la enfermedad.
Un caso similar se produjo en 1960 con la vacuna inactivada con formol para RSV. Esta vacuna
inducía Ac neutralizantes pero sin protección. Ante un contacto posterior se producía un disbalance
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Th1-Th2, una deficiencia de CD8 específicos y lo que es peor aún, una disminución de la IgA
específica, que es sumamente importante para la defensa en infecciones localizadas. Esto traía
aparejado también manifestaciones exacerbadas de la enfermedad debidas a la administración
previa de la vacuna.
Se debe tener en cuenta para la vacunación de niños menores de 1 año la presencia de IgG
maternas: estas pueden inhibir la respuesta a una vacuna inactivada así como inhibir el crecimiento
de una vacuna atenuada. Es por esto que la vacuna de sarampión se da a los 12 meses, mientras que
la vacuna Sabin, por no ser inhibida por las IgG maternas, se puede dar antes de esta edad.
Con el conocimiento acabado que se tiene actualmente sobre la genética viral y las funciones de
distintas proteínas las posibilidades de producir artificialmente vacunas atenuadas se acrecientan.
Las posibilidades que se están probando se basan en la producción de:
VECTORES VIRALES:
Ventajas:
• Infecta células humanas pero NO replica
• Mejor presentación antigénica, con inducción de Respuesta de CTL
Desventajas: El uso del mismo vector para otra vacuna puede dar una respuesta débil o ausente, o
una respuesta inmunopatológica.
VACUNAS JENNERIANAS
Vacunas atenuadas derivadas de cepas virales de hospederos animales similares a virus humanos.
Por esto serían naturalmente atenuadas para humanos. Ej: rotavirus simiano, parainfluenza bovino
tipo 3.
VACUNAS A DNA:
Ventajas:
• La preparación de plásmidos en grandes cantidad es sencilla.
• El DNA es muy estable, resiste altas variaciones de temperatura, por lo tanto facilita su
conservación y transporte.
• Se puede realizar una mezcla de plásmidos que codifiquen para distintas proteínas del mismo o
distintos virus produciendo una vacuna de amplio espectro.
• El plásmido no replica y produce sólo la/s proteína/s de interés.
• El plásmido no tiene contenido proteico entonces no desencadena una rta inmune contra si
mismo.
• Desencadena una rta inmune celular y humoral, rta de CTL de largo duración.
Problemas potenciales:
• Posibilidad de integración del plásmido dentro del genoma del huesped, llevando a la
mutagénesis insercional.
• Inducción de rta autoinmune (por ej: Ac patogénicos anti-DNA).
• Inducción de tolerancia inmunológica