Ddesde
Dmemoria
la
1
ED
EditorialDECIRES
Fortino Domínguez Rueda
(Chapultenango, Chiapas; 1981)
es estudiante de la Licenciatura en
Historia en la Universidad de
Guadalajara y miembro de
Editorial Decires.
Decires Históricos 1
Ddesde
Dmemoria
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Volumen 1
ED
EditorialDECIRES
Guadalajara, 2003
DOMÍNGUEZ RUEDA, Fortino y otros (coords.),
Desde la memoria, vol. 1, Guadalajara: Editorial Decires (Colección
Decires Históricos, núm. 1), 2003.
Presentación
(8)
Mitología prehispánica
Cristóbal Durán Moncada
(10)
Situación de la esclavitud
en la Guadalajara de final del siglo XVIII
Adrien Charlois Allende
(53)
La hacienda y su impacto económico en la vida política
y social de la Guadalajara del siglo XVIII
José David Calderón García
(63)
8
pasante; José David Calderón García, de octavo semestre; Rafael Sánchez
Villegas, de noveno semestre; Fernando López Martínez, de séptimo
semestre; y Verónica Vallejo Flores de noveno semestre.
Las investigaciones giran alrededor de diversos temas y abarcan
varias temporalidades, lo que refleja la multiplicidad que ofrece el campo
histórico. De la misma manera, cada una contiene el sello personal de su
autor. Desde la mitología prehispánica, hasta teoría de la historia, el
primer volumen de Desde la memoria congrega múltiples puntos de vista,
inquietudes, conceptos y pasiones en torno al pasado.
No queremos terminar esta presentación sin antes expresar
nuestro agradecimiento a todos aquellos que nos brindaron su apoyo para
la realización de esta obra: a los doce estudiantes que atendieron la
convocatoria para la realización de esta selección; a la maestra Ana María
de la O Castellanos, jefa del Departamento de Historia de la Universidad
de Guadalajara, por su apoyo no sólo seguro sino constante; a Juan Felipe
Cobián por permitirnos contar con una segunda mirada sobre los textos;
y, finalmente, a Susana Gutiérrez y Juan Pablo Ortega, coordinadores del
II Encuentro Interno de Estudiantes de Historia, por ponerse sobre la
espalda la difícil y no siempre reconocida labor de abrir espacios para la
discusión y la exposición del conocimiento histórico. A todos ellos,
gracias.
Los coordinadores
Guadalajara, Jalisco, México
Octubre, 2003
9
MITOLOGÍA PREHISPÁNICA
Cristóbal Durán Moncada(*)
Introducción
10
Desde la memoria, volumen 1
Hipótesis................................................................................................................
11
Cristóbal Durán Moncada: Mitología prehispánica
La mitología y su problemática
12
Desde la memoria, volumen 1
13
Cristóbal Durán Moncada: Mitología prehispánica
Todos estos elementos nos van presentando tal estructura del mito,
que nos obliga a preguntarnos: ¿era el mito el resultado de una “reflexión”
sobre el mundo y el universo, o era sólo la actividad ingenua,
(10) Véase Eliade, El mito del eterno retorno, Ciudad de México: Origen / Planeta, 1985, pp. 37-
39.
(11) Alfredo López Austin, Cuerpo humano e ideología. Las concepciones de los antiguos
nahuas, tomo I, Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1980, pp. 68-70.
Véase también una nota bastante interesante de Eliade, El mito..., cap. II: “Historia y tiempo
cósmico”, pp. 63-74. También a Cassirer, op.cit. cap. IV: “El mundo humano del espacio y del
tiempo” , pp. 71-89.
(12) En Ángel María Garibay (ed.), Teogonía e historia de los mexicanos, Ciudad de México:
Porrúa, 1996, pp. 23-90.
(13) Arturo Meza Gutiérrez, Mosaico de turquesas, cap. XI: “Tloquenahuaque. Orden, tiempo y
espacio”, Ciudad de México: s. e., 1999, pp. 97-106. p. 190.............................................................
14
Desde la memoria, volumen 1
Mitología prehispánica
15
Cristóbal Durán Moncada: Mitología prehispánica
16
Desde la memoria, volumen 1
nuestra hipótesis.
Para plantear la estructura de ese pensamiento mítico que venimos
defendiendo, citaremos un mito de cada uno de los temas mencionados en
la clasificación anterior, y destacaremos cómo el concepto Quetzalcoatl
interviene en los mitos citados, manteniendo en cada uno de ellos, de
manera constante, las características que le son propias, que distinguen a
Quetzalcoatl, aún cuando se trate de mitos aparentemente diferentes y sin
ninguna relación entre sí. Tales características expresan: condiciones
aptas para la vida, bondad, conocimiento, luz, virtud, moral, en fin, todo
lo que encierra el concepto Quetzalcoatl.
Mitos cosmogónicos
Sobre el origen del cosmos y de la vida, la Historia de los mexicanos por sus
pinturas nos da elementos importantes para descubrir cómo el concepto
Quetzalcoatl se va perfilando como una constante de orden, movimiento,
vida, progreso y conocimiento. El mito consigna que Tonacatecuhtli y
Tonacacihuatl (que en realidad son Ometecuhtli y Omecihuatl), tuvieron
cuatro hijos, los cuales corresponden a cuatro etapas sucesivas de un
hipotético origen del cosmos. Los cuatro hijos son los siguientes:
1) Yayauhqui Tezcatlipoca (negro). Esto nos remite a una primer
etapa del origen, en la que al hombre ni siquiera le tocó
vivir, es una etapa oscura que debió haber existido para dar
origen a algo posterior. Es lo oscuro, lo misterioso, así lo
describen las fuentes, aunque estas se refieran a un dios
maligno que posee el poder de manejar todo a su antojo [ver
imagen 1].
2) Tlatlauhqui Tezcatlipoca (rojo). Es el ordenador de las cosas
que se van creando. La materia que se crea en el tezcatlipoca
negro va ocupando su espacio correspondiente.
3) Texouhqui Tezcatlipoca (azul). En los códices Borgia y
Vaticano, aparece siempre acompañado del símbolo “ollin”
(movimiento). Esto, en el nivel cósmico, se refiere al
17
Cristóbal Durán Moncada: Mitología prehispánica
18
Desde la memoria, volumen 1
(21) Códice Chimalpopoca, Anales de Cuauhtitlán y Leyenda de los Soles, Ciudad de México:
Universidad Nacional Autónoma de México, 1992, pp. 120-121.
(22) León-Portilla, op. cit., pp. 169-170; también López Austin, Los mitos…, pp. 306-307.
19
Cristóbal Durán Moncada: Mitología prehispánica
Mitos astronómicos
Son muchos los mitos que se podrían citar en este rubro, lo importante
aquí sería destacar que así como Quetzalcoatl representa el momento de
la vida en los mitos cosmogónicos, del mismo modo en los mitos
astronómicos, representando al planeta Venus [ver imagen 2], está
relacionado con elementos que dan vida al hombre. Veamos de qué
forma.
Quetzalcoatl representa al planeta Venus como estrella matutina,
(Tlahuizcalpantecuhtli), la cual aún se puede ver en el orto matutino
antes de que el sol aparezca. De esta manera, era considerado como “el
que traía a la superficie de la tierra la luz que da los colores a las cosas
antes de la aparición del Sol en el oriente (...). Quetzalcoatl extraía la luz
de la región de los muertos...”.(23) Esa luz que hace posible que las cosas
estén iluminadas, aún cuando el sol no ha salido sobre el horizonte, es
emanada de Venus (Tlahuizcalpantecuhtli-Quetzalcoalt); y es
precisamente la luz que Venus ha robado a la noche, adelantando así el
nuevo día. Después de 243 días como estrella matutina [ver imagen 3]
desaparece por 77 días,(24) que es cuando baja al “mundo de los muertos”
para robarle de nuevo la luz y la vida y darla a los hombres. Vuelve a
aparecer Venus ahora como estrella vespertina (Xolotl-Quetzalcoalt),
bajo la misma caracterización mítica que tenía como estrella matutina:
“Robar” algo de luz al sol para dársela a los hombres, aún cuando el sol ya
haya desaparecido en el poniente. Es pues, Quetzalcoatl-Venus (Xolotl)
como estrella vespertina, esa primera luz de vida que aparece en el
firmamento antes del anochecer, cuando ya ha muerto el sol.(25)
20
Desde la memoria, volumen 1
21
Cristóbal Durán Moncada: Mitología prehispánica
Mitos humanos
(26) Algunos creen que ese pueblo fue Tula, en Hidalgo, otros Teotihuacan en el Estado de México.
Cfr. Florescano, Memoria indígena, Ciudad de México: Taurus, 1999, pp. 58-59.
(27) Alfonso Caso, op. cit., pp. 39-40. Respecto a lo de los “sacrificios”, muchos autores ya han
aceptado que fue Quetzalcoatl, precisamente, quien los abolió (además de enseñar el
monoteísmo), y que los aztecas fueron quienes traicionaron este legado espiritual transformándolo
en “arma de dominación”, véase Laurette Sejourné, Pensamiento y religión en el México Antiguo,
Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 1987, pp. 36.
(28) “...en Tula, Hidalgo, hubo cuando menos otro sacerdote llamado Quetzalcoatl, que llevó a
una confusión todavía mayor”, Véase Román Piña Chan, Quetzalcoatl. Serpiente emplumada,
Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 1985, pp. 55.
(29) Códice Chimalpopoca…, p. 8.
(30) Es sorprendente descubrir cómo la muerte de este personaje pudo haber coincidido con la
aparición de Venus después del periodo de invisibilidad -ocho días, que es lo que tarda en su paso
de estrella vespertina a matutina-, por lo que inmediatamente se le relacionó con dicho astro (Piña
Chan, op. cit., p. 55). El Códice Chimalpopoca, explica que al morir Quetzalcoatl “se convirtió en
la estrella que al alba sale (...) a quien por eso nombraban el Señor del alba
(tlahuizcalpantecuhtli)... y que... a los ocho días apareció la gran estrella (el lucero) que llamaban
Quetzalcoatl. Y añadían que entonces se entronizó como señor...” (p. 11).
22
Desde la memoria, volumen 1
23
Cristóbal Durán Moncada: Mitología prehispánica
24
Desde la memoria, volumen 1
Fuentes
ACEVEDO M., Cristóbal. Mito y conocimiento, Ciudad de México:
Universidad Iberoamericana, 1993.
ALVARADO TEZOZOMOC, Fernando. Crónica Mexicayotl, Ciudad de
México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1992.
AVENI, Anthony F. Observadores del cielo en el México Antiguo, Ciudad de
México: Fondo de Cultura Económica, 1993.
BRODA, Johanna. “Arqueoastronomía y desarrollo de las ciencias en el
México prehispánico”, en Marco Arturo Moreno Corral (comp.),
Historia de la astronomía en México, Ciudad de México: Fondo de
Cultura Económica, 1998.
CAMPBELL, Joseph. El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito, Ciudad
de México: Fondo de Cultura Económica, 1998.
Giambatista Vico, The New Science, apud, Hayden White, Metahistoria, la imaginación
histórica en la Europa del siglo XIX, Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 2001,
p. 394.
25
Cristóbal Durán Moncada: Mitología prehispánica
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Desde la memoria, volumen 1
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Cristóbal Durán Moncada: Mitología prehispánica
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FUENTES Y PROCESO PARA UNA
INVESTIGACIÓN SOBRE
EL TEATRO DIECIOCHESCO TAPATÍO
Nota introductoria
29
Desde la memoria, volumen 1
El tema
30
Jorge Gómez Naredo: Fuentes y proceso para una investigación...
Los archivos
(6) Marc Bloch, Introducción a la historia, Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica,
1996, pp. 42-64.
31
Desde la memoria, volumen 1
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Jorge Gómez Naredo: Fuentes y proceso para una investigación...
Los asientos
Los asientos del coliseo eran contratos establecidos por dos partes. Por un
lado el otorgante del beneficio: el usufructo del asiento (en este caso la
renta que diera el coliseo), que era encarnado por la Audiencia de
(7) J. M. Ots Capdequí, El Estado español en las Indias, Ciudad de México: Fondo de Cultura
Económica, 1965, pp. 57-59.
(8) J ohn H. Parry habla así sobre la independencia de la Audiencia de Nueva Galicia con respecto
a la Nueva España: “En general los virreyes del siglo XVI, a pesar de lo elevado del título a su
cargo, tenían muy poco control de los asuntos de Nueva Galicia”, John H. Parry, La Audiencia de
Nueva Galicia en el siglo XVI, Zamora: El Colegio de Michoacán, 1993, p. 248.
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Jorge Gómez Naredo: Fuentes y proceso para una investigación...
Inventarios
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Desde la memoria, volumen 1
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Jorge Gómez Naredo: Fuentes y proceso para una investigación...
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Desde la memoria, volumen 1
sus razones, tampoco debemos negar que el punto central del argumento
está allí y que tuvo peso en la confrontación discursiva del documento.
Así pues, el coliseo de comedias otorgaba prestigio a una ciudad como
Guadalajara, que además de ser ciudad era corte. Por tal motivo, no podía
estar detrás de las “otras” ciudades. En sí, el tener una diversión pública
significaba ennoblecimiento, significaba grandeza, significaba poder y
conformaba, junto con algunas otras reformas en lo urbano, una urbe
moderna.
De los remates, pleitos entre autores de comedias y autoridades, y
todo documento que deje entrever lo pensado por los participantes en las
representaciones, extraeré el “ideario” del coliseo.(15) En este punto
resultarán de vital importancia las leyes sobre las representaciones
públicas. Existe un reglamento u ordenanzas de teatros, expedido por el
virrey Conde de Gálvez el 11 de abril de 1786. En treinta y nueve puntos,
se observa lo que la autoridad virreinal (secundada por las audiencias
novohispanas) pensaba sobre cómo debía ser el teatro.(16) Por poner un
ejemplo, la primera ley decía:
La representación de materias sagradas y las comedias de santos que
tienen íntima conexión con ellas, no se permitirán de aquí en adelante,
con ningún pretexto ni motivo, a cuyo fin se recogerán y archivarán las
que entregue el actual asentista del teatro
¿Qué quería decir esta ley? ¿Qué pretendía con ella la autoridad?
Indica muchas variantes que deberían ser analizadas. Es un campo
fructífero de interpretaciones, pero también tendré que contextualizar y
unir estas leyes con los argumentos de los documentos para descubrir las
diferencias entre lo pensado por los autores de comedias, por la
38
Jorge Gómez Naredo: Fuentes y proceso para una investigación...
(17) En este punto seguimos a John Thompson, cuando habla de los pasos a seguir en una
investigación: el análisis contextual, el análisis discursivo o formal, y la interpretación. Véase John
Thompson, Ideología y cultura: teoría crítica social en la era de la comunicación de masas,
Ciudad de México: Universidad Autónoma Metropolitana, 1998, pp. 395-439.
(18) George Peter Murdock, Cultura y sociedad, Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica,
1997, pp. 19-84.
(19) Germán Viveros argumenta, al hablar de las comedias representadas en el siglo XVIII: “la
justificación de todo drama radica en su potencia didáctica, para, así, hacer del teatro una escuela
de costumbres e imitación de la vida, pero rechazando toda afectación, extravagancia, y, en
general, todo exceso.” Germán Viveros, “El teatro como instrumento educativo en el México del
siglo XVIII”, en Estudios de Historia Novohispana (Ciudad de México: Universidad Nacional
Autónoma de México), núm. 12, 1992, p. 175.
39
Desde la memoria, volumen 1
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Jorge Gómez Naredo: Fuentes y proceso para una investigación...
Esto nos indica que a pesar de los males cometidos, a pesar de tanta
injusticia, de los horrores hechos, se debe razonar siempre, tener buenas
costumbres, de poseer talento, inteligencia y tratar de ser una persona con
luces, con cacumen.
Teniendo, así, por una parte el “ideario” del coliseo de comedias de
los participantes en su establecimiento en Guadalajara, se cotejará con el
análisis de las comedias y lo que ellas en realidad enseñaban. Con el
resultado de este parangón se harán las reflexiones finales de la
investigación.
(23) Ese registro léxico se dará por la misma obra, además, se articulará con la descripción de la
trama y, digamos, la enseñanza de la comedia: ¿qué valores se enarbolan? ¿qué ve como “bueno” la
comedia y qué ve como “malo”?, etcétera. Eugenia Revueltas hizo un interesante análisis sobre la
obra alarconiana, y allí señaló algunas directrices temáticas del dramaturgo novohispano. Eugenia
Revueltas, El discurso de Juan Ruiz de Alarcón, Zamora: El Colegio de Michoacán, 1999, pp. 11-
26.
(24) Pedro Calderón de la Barca, La vida es sueño y El alcalde de Zalamea, Barcelona: Salvat,
1971, p. 105.
(25) Ibid., p. 107.
41
Desde la memoria, volumen 1
Fuentes
Archivísticas
Bibliográficas
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Jorge Gómez Naredo: Fuentes y proceso para una investigación...
43
LA LABOR DE LA IGLESIA
ANTE LA BIGAMIA, LA POLIGAMIA
Y EL ADULTERIO DE LAS MUJERES:
G
UADALAJARA, FINALES
DE LA ÉPOCA COLONIAL
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Desde la memoria, volumen 1
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Erika Hernández Barberena: La labor de la Iglesia ante la bigamia...
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Desde la memoria, volumen 1
(14) Dolores Enciso Rojas, Dolores, “Inquisición, bigamia y bígamos en Nueva España”, en
Noemí Quezada y otras (eds.), Inquisición novohispana, Ciudad de México: Universidad
Nacional Autónoma de México / Universidad Autónoma Metropolitana, 2000, pp. 64-65.
(15) AHN, loc. Cit.
47
Erika Hernández Barberena: La labor de la Iglesia ante la bigamia...
Aunque a finales del siglo XVIII y principios del XIX se gestaron cambios
ideológicos, políticos, jurídicos y económicos, en las cuestiones
matrimoniales seguían rigiendo las ideas de la Iglesia católica.(17) Por
ejemplo, en 1819 María Feliciana Martínez y Andrés Ríos, alias el “chino”,
siendo esposos legítimos se acusan entre sí de adulterio. Después de un
año y medio en que ambos se encuentran presos por este delito, ella en la
(16) Copia de la Real Cédula sobre Matrimonios, Biblioteca Pública del Estado de Jalisco (en
adelante BPEJ), Fondos Especiales (en adelante FE), Archivo de la Real Audiencia de la Nueva
Galicia (ARANG), Ramo civil, 1779, 15 fojas.
(17) Martínez Roaro, op. cit., p. 170.
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Desde la memoria, volumen 1
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Erika Hernández Barberena: La labor de la Iglesia ante la bigamia...
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Fuentes
Archivísticas
Bibliográficas
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Erika Hernández Barberena: La labor de la Iglesia ante la bigamia...
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SITUACIÓN DE LA ESCLAVITUD
EN LA GUADALAJARA
DE FINAL DEL SIGLO XVIII
(*) Adrien Charlois Allende (Guadalajara, Jalisco; 1978) es pasante de la Licenciatura en Historia
en la Universidad de Guadalajara.
53
Desde la memoria, volumen 1
(1) Gonzalo Aguirre Beltrán, El negro esclavo en Nueva España. La formación colonial, la
medicina popular y otros ensayos, Ciudad de México: Universidad Veracruzana / Instituto
Nacional Indigenista / Gobierno del Estado de Veracruz / Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social / Fondo de Cultura Económica, 1994, p. 43.
(2) Ibid., p. 43.
54
Adrien Charlois Allende: Situación de la esclavitud...
(3) Ibid., p. 44. A partir de éste, la Real Compañía de África desplazó a los holandeses y franceses
en el comercio de negros para surtir a las Antillas y las colonias españolas del continente, todo en
gran cantidad y a bajos precios.
(4) Thomas Calvo, Poder, religión y sociedad en la Guadalajara del siglo XVII, Ciudad de
México: Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos / Ayuntamiento de Guadalajara,
1992, p. 333.
55
Desde la memoria, volumen 1
pesos; entre los diecinueve y los treinta y cinco el valor va de 200 a 500
pesos; de veinte a veintinueve una media de 406 para negros y 335 para
mulatos; entre treinta y treinta y cuatro una media de 350 pesos y para
finalizar, entre los cuarenta y los cuarenta y nueve una media de 375. Por
el contrario, en el mismo trabajo nos da una valoración para el año de 1769
de entre 40 y 70 pesos para los niños de cero a diez años; de 100 a 200 pesos
entre los quince y los veintisiete y de 125 para los mayores de 27 años.(5)
Estos datos nos muestran claramente que el valor de la mano de obra
esclava iba en descenso. Rodolfo Fernández se atreve a ir más allá y nos
muestra los valores irrisorios que alcanzaron a finales de la colonia, “así
en 1817, según un avalúo de la hacienda de Chichiquila (...) el padrón de
esclavos era el siguiente: Andrés estaba valuado en 30 pesos, María en 35,
Josefa en 35, Gavina en 30, Guadalupe en 20 y Manuel en 20. El promedio
de su valor era de 27.85 pesos”.(6)
En esta última valoración se aprecia la diferencia de precios entre
mujer y varón, la cual podemos subrayar con los promedios que nos
proporciona el mismo autor. Para un periodo entre principios del XVII
hasta mediados del XVIII, el valor de la mujer promedia los 350.6 pesos a
una edad media de 20.9 años; en las mismas condiciones el hombre
promedia los 300.6 pesos.(7)
Para considerar el cambio significativo de los precios habría que
entrar en detalles de condición del esclavo, para apreciar y puntualizar los
verdaderos factores internos que afectan la tasación. Como ya lo hemos
mencionado, afectaban mucho las habilidades particulares para cierta
labor, su condición de ladino, mulato o bozal(8) y, muy particularmente, la
condición física del esclavo.
(5) Águeda Jiménez Pelayo, “Una visión de la esclavitud en la Nueva Galicia a fines del período
colonial”, en Revista de Estudios del Hombre (Guadalajara: Universidad de Guadalajara), Historia
y genealogía del occidente de México, homenaje a Jorge Palomino, núm. 6, 1997, pp. 146-147.
(6) Rodolfo Fernández, “Esclavos de ascendencia negra en Guadalajara en los siglos XVII y
XVIII”, en Estudios de Historia Novohispana (Ciudad de México: Universidad Nacional
Autónoma de México), vol. 11, 1991, p. 80.
(7) Ibid., pp. 79-80.
(8) Estos casos representan diferentes grados de familiarización con la cultura hispánica. De ahí
que aumentara su precio.
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Adrien Charlois Allende: Situación de la esclavitud...
57
Desde la memoria, volumen 1
(12) Jean-Pierre Tardieu, Le destin des Noirs aux Indes de Castille. XVIe XVIIIe siècles, Paris:
L`Harmattan, 1984, p. 239.
(13) Calvo, op. cit., p. 329.
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Adrien Charlois Allende: Situación de la esclavitud...
(14) Biblioteca Pública del Estado de Jalisco (en adelante BPEJ), Fondos Especiales (en adelante
FE), Archivo de la Real Audiencia de Guadalajara (en adelante ARAG), Ramo Civil, sin clasificar.
(15) Ibid., p. 150.
(16) BPEJ, FE, ARAG, Ramo Civil, 202:052501.
(17) Jiménez Pelayo, op. cit., p. 149.
(18) Calvo, op. cit., p. 341.
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Desde la memoria, volumen 1
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Adrien Charlois Allende: Situación de la esclavitud...
Fuentes
AGUIRRE BELTRÁN, Gonzalo. El negro esclavo en Nueva España. La
formación colonial, la medicina popular y otros ensayos, Ciudad de
México: Universidad Veracruzana / Instituto Nacional Indigenista
/ Gobierno del Estado de Veracruz / Centro de Investigaciones y
Estudios Superiores en Antropología Social / Fondo de Cultura
Económica, tomo XVI, 1994, 211 pp.
ARÉVALO VARGAS, Lucía. “El sistema esclavista en la Nueva España”,
en Saúl Gallo Lozano y otros (coords.), Memoria del ciclo de
conferencias organizado por el Archivo Histórico de Jalisco con motivo del
CLXXV aniversario de la abolición de la esclavitud, Guadalajara:
UNED, 1985, pp. 6176.
CALVO, Thomas. Poder, religión y sociedad en la Guadalajara del siglo XVII,
Ciudad de México: Centro de Estudios Mexicanos y
Centroamericanos / Ayuntamiento de Guadalajara, 1992, 423 pp.
61
Desde la memoria, volumen 1
62
LA HACIENDA Y SU IMPACTO
ECONÓMICO EN LA VIDA POLÍTICA Y
SOCIAL DE LA GUADALAJARA
DEL SIGLO XVIII
Introducción
63
Desde la memoria, volumen 1
(1) Eric Van Young utilizó esta voz alemana para referir la región o la zona agrícola que abastecía el
mercado urbano de Guadalajara durante el siglo XVIII.
(2) Eric Van Young, “¿Son las regiones buenas para pensar? Espacio, clase, y Estado en la Historia
Mexicana”, Ciudad de México: s. e., febrero, 1991, p. 5..................................................................
64
José David Calderón García: La hacienda y su impacto económico...
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Desde la memoria, volumen 1
aparente dilema, es necesario atar los posibles cabos sueltos. Es decir, los
factores económicos, políticos y sociales generados por la edad de oro se
entrelazan e interactúan para darle forma a un todo: “la sociedad del
Antiguo Régimen”.
El florecimiento del comercio y la consolidación del mercantilismo
fortalecieron a una reducida oligarquía que era dueña de grandes
posesiones unidas bajo un mismo título (mayorazgo). Además, compraba
títulos nobiliarios y establecía vínculos familiares a través de alianzas
matrimoniales y, por si fuera poco, ocupaba cargos públicos que
previamente había comprado. Esta minoría determinó gran parte de la
suerte de la Guadalajara del siglo XVIII, pero ¿qué relación tuvo con las
haciendas? La respuesta es sencilla, puesto que los hacendados son parte
de esta oligarquía.
Para responder satisfactoriamente a la pregunta ¿qué son las
haciendas?, y complementar la definición del concepto, es necesario
tomar en cuenta lo que dice Eric Van Young al respecto:
66
José David Calderón García: La hacienda y su impacto económico...
67
Desde la memoria, volumen 1
El hinterland de Guadalajara
La región de Guadalajara estaba definida por múltiples relaciones
comerciales entre la ciudad y sus tierras adyacentes. Estas relaciones
comprendían no sólo el lógico movimiento de productos agrícolas, sino
también de capitales, crédito, artículos manufacturados, órdenes, y
decisiones políticas, influencias culturales y el movimiento mismo de
los pobladores.(14) La capital neogallega, por su privilegiada posición
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José David Calderón García: La hacienda y su impacto económico...
el cual comprendía un área de 100 por 200 kilómetros en forma oval que
limitaba al sur con el lago de Chapala, al norte con San Cristóbal de la
Barranca, al este con Tepatitlán y al oeste con Ameca [ver mapa 1] (...)
Las haciendas más importantes del hinterland eran: El Cabezón,
propiedad de los Cañedo; San Clemente, de Ramón Fernández Barrena;
Huejotitlán, de los Portillo; Mazatepéc y Santa Ana Acatlán, de los
Sánchez Leñero; San José de Gracia, de Joaquín Echauri.(16)
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José David Calderón García: La hacienda y su impacto económico...
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José David Calderón García: La hacienda y su impacto económico...
(21) Herbert Nickel, Morfología de la hacienda mexicana, Ciudad de México: Fondo de Cultura
Económica, 1998, p. 20.
(22) Palerm, op. cit., p. 117.
(23) Francisco R. Calderón, Historia Económica de la Nueva España en tiempos de los Austrias,
Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 1995, p. 285.
(24) Ya nos hablaba Chevalier de la “edad de oro” (siglo XVIII).
(25) Van Young, La ciudad y el campo..., p. 237.
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Conclusiones
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José David Calderón García: La hacienda y su impacto económico...
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Fuentes
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José David Calderón García: La hacienda y su impacto económico...
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REVOLUCIONAR Y VARIAR:
LA RUPTURA REVOLUCIONARIA COMO
DIVERSOS CONTINUUM TRASTOCADOS (*)
No podemos entender la ruptura revolucionaria evitando una cita con sus actores
y sus respectivos roles. Sin embargo, además de los papeles que interpretaron
estos actores, nos debe interesar el escenario de sus acciones. Debemos
preocuparnos por preguntar qué fue lo que se revolucionó con la Revolución
Mexicana: ¿la situación política y la dictadura? ¿la economía y las minas? ¿las
cuestiones sociales y el agrarismo? ¿sólo algunas, ninguna o todas las anteriores?
Incluso, es posible que antes de preguntarnos todo esto, lo mejor será asegurarnos
si, en vez de hablar de un escenario y un grupo de actores, no estamos frente a una
variedad de intérpretes que juegan sus respectivos roles en uno o varios escenarios
distintos.
(*) Agradezco los comentarios y sugerencias del doctor Robert Curley. Desde luego, él no puede
considerarse responsable de las limitaciones o errores de este trabajo...............................................
(**) Rafael Sánchez Villegas (Tepic, Nayarit; 1981) es estudiante de noveno semestre de la
Licenciatura en Historia en la Universidad de Guadalajara, miembro de Editorial Decires y parte
del consejo editorial de Takwá. Revista de estudiantes de historia.
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Rafael Sánchez Villegas: Revolucionar y variar...
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Rafael Sánchez Villegas: Revolucionar y variar...
evidenciando la rigidez mecanicista con que muchos han entendido los procesos
de la ruptura revolucionaria. Esta rigidez ha sido muy evidente, al grado de
establecer sobreentendidos engañosos, como, por ejemplo, que el maltrato al
campesinado, casi como ley, provoca rebelión agraria. Para no caer en este error,
debemos mirar la realidad social no a través del lente de estructuras inamovibles
sino teniendo en mente, como ya lo he dicho, especificidades de carácter
relacional que resulten en mayor flexibilidad a la hora de considerar una o algunas
categorías de análisis. Recordemos que los ingredientes son variados y las recetas
que los convierten en “pasteles” otorgan complejidad en alto grado a la realidad
revolucionaria.
Por cuanto no existe un efecto unitario no podemos hablar de causas
concretas, alimentadoras de un proceso bien definido que desemboca en
consecuencias inevitables y lógicas. En realidad, las llamadas causas de la
Revolución Mexicana son el proceso mismo de la ruptura revolucionaria, proceso
que no puede ser entendido rígidamente, partiendo de una génesis de fronteras
bien marcadas, como lo puede ser el inicio de la campaña maderista en 1909 o la
entrevista Díaz-Creelman de 1908, y terminando con la promulgación de la
Constitución de 1917 o, tal vez, con la creación del Partido Nacional
Revolucionario en 1928.(8) Antes bien, debemos entender que estos ingredientes o
causas no tienen una acción definitiva o unívoca sobre los acontecimientos de la
década de 1910 y no representan por sí mismos la razón de una determinada
consecuencia. Por lo tanto, no hay en la ruptura revolucionaria causas absolutas
sino relativas, dependientes de aspectos de carácter relacional.
Ninguna de las causas representa en sí misma el origen de la ruptura. Antes
bien, la combinación de las mismas en infinitas variedades interviene en la caída
o, al menos, en la transformación de ciertos aspectos del orden porfirista, esto es,
en el trastoque de diversos continuum. Los desajustes económicos, por ejemplo,
que afectaron innegablemente a buena parte de la sociedad mexicana,
(8) Por supuesto, en cuanto al proceso revolucionario, la crisis de sucesión hizo el papel de
detonante, que no es lo mismo que causa concreta y unívoca. Verónica Vallejo, “La revolución
mexicana, su ruptura y su carácter regionalizado”, en Takwá. Revista de estudiantes de historia
(Guadalajara: Universidad de Guadalajara), núm. 5, otoño, 2002, p. 10...........................................
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Desde la memoria, volumen 1
especialmente a los “mineros” o a los “serranos”,(9) no son para los zapatistas, más
alejados de los efectos de la dependencia capitalista, factor de peso en su decisión
de tomar las armas. En el caso de estos últimos interviene más fuertemente el
ingrediente particular del despojo de tierras y las diferencias de clase. Con esto no
se entienda que en otras regiones y/u otros actores sociales no existiera este factor.
Existía, pero no en la misma medida. Por lo tanto, es innegable la variación entre
los pesos respectivos de las causas, que se particularizan a partir de las
peculiaridades del contexto histórico-social.
Para John Womack, la participación de los actores sociales populares
(como los zapatistas) en la ruptura revolucionaria sólo es importante en la medida
en que éstos fueron derrotados y subordinados ante el triunfo de facciones
organizadas, generalmente, por élites de poder.(10) Este autor considera que no se
necesita más que el análisis de la política para comprender el verdadero sentido y
motivos de la ruptura revolucionaria. Piensa que aunque las masas,
efectivamente, participaron en estos acontecimientos, lo hicieron, hasta cierto
punto, manipuladas por los intereses de las facciones dominantes, esto es, bajo un
tutelaje ideológico. A la vez, dichos intereses se convirtieron en cuestión de
(9) Términos utilizados por François-Xavier Guerra y Alan Knight, respectivamente, para definir
el grupo social que formó parte de las primeras filas revolucionarias. Ambas definiciones terminan
por enfrentarse. Así, para Guerra “… el grueso de las tropas revolucionarias venía (…) de las
localidades mineras (…) [ya que, una vez que] se cerró de manera repentina y arbitraria el espacio
abierto de un mundo pionero (…) las primeras rebeliones se llevaron a cabo en la zona de contacto
entre la región de los grandes terratenientes y la región de las minas y ranchos, al contacto entre dos
mundos en expansión”. François-Xavier Guerra, “La revolución mexicana: ¿fue en primer lugar
una revolución minera?”, (traducido por María Luisa Moreno del original: “La révolution
mexicaine: d'abord une révolution minière”, en Annales, E. S. C., vol. XXXVI/5, 1981, pp. 785-
814).
Por otro lado, Knight comprende a los serranos como “… lo que Eric Wolf denomina 'un
campesinado situado en una región periférica, más allá del control normal del poder central'. La
explotación minera evidentemente no es una característica necesaria de tales sociedades: estas son
esencialmente agrarias y a menudo pastoriles; tienen en común un apego local intenso (…) y una
aptitud para la resistencia vigorosa y a menudo violenta hacia las intrusiones del Estado”. Knight,
“La revolución mexicana: ¿revolución minera o revolución serrana?”, (traducido por María Luisa
Moreno del original: “La Révolution mexicaine: révolution minière ou révolution serrano?”, en
Annales, E. S. C., vol. XXXVIII/2, 1983, pp. 449-459).....................................................................
(10) John Womack, “La revolución mexicana, 1910-1920”, en Leslie Bethell (comp.), Historia de
América Latina, tomo 9, Barcelona: Crítica / Cambridge University Press, 1992, pp. 80-81.
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Rafael Sánchez Villegas: Revolucionar y variar...
discordia entre las mismas élites, que muchas veces terminaron por enfrentarse,
aliarse y enfrentarse de nuevo, llevando a la acción algunas de las
recomendaciones políticas de Nicolás Maquiavelo.(11) Me parece que Womack, en
este sentido, tiene razón al ver en las intrigas de carácter político un verdadero
motor de la ruptura revolucionaria. Womack tiene razón, pero sólo hasta cierto
punto.
Los límites del argumento de Womack tienen que ver con las mismas
limitaciones de acción revolucionaria de las facciones dominantes. Existe, como
lo nota Jean Meyer, una participación decisiva de dichos sectores en la iniciación
y dirección del movimiento,(12) pero de eso a que todo el mosaico revolucionario
esté definido “desde arriba” hay una gran distancia, pues ya de entrada, como lo he
dicho antes, relega a un segundo plano el segmento más popular de la sociedad,
amputando la comprensión de la ruptura revolucionaria al no contemplarse de
forma íntegra todos los factores participantes.(13)
Debemos considerarlo todo, pero hacerlo dentro de sus propias
limitaciones. Tomemos como ejemplo la cuestión ideológica, la que nos habla de
la presencia de formas modernas de socializar como preámbulo de la ruptura
revolucionaria. Sin duda alguna, los “valores y hábitos democráticos e
igualitarios”(14) llevados a cabo en el seno de las llamadas sociedades de ideas
contienen la esencia de las posturas de los que en su momento serían importantes
frentes revolucionarios, como el Partido Antireeleccionista. Sin embargo, no hay
(11) Nicolás Maquiavelo, El príncipe, Ciudad de México: Tomo, 2002, passim.
(12) Jean Meyer, “México: Revolución y reconstrucción en los años veinte”, en Bethell (comp.),
op. cit., p. 146.
(13) Inclusive, este argumento de Meyer es criticable si se tiene en cuenta la idea del mosaico de
revoluciones, ya que no hay un verdadero iniciador o dirigente de un movimiento revolucionario
unificado. Recordemos que las proclamas zapatistas, de carácter popular, preceden y sobreviven a
la revolución maderista, denotándose así la imposibilidad de generalizar acerca de las cuestiones
de dirección y origen de las distintas revoluciones en el periodo de 1910 a 1920. De la misma
manera, entre los zapatistas existía un liderazgo tradicional, que no abandona su naturaleza ni sus
propósitos locales cuando se alía al liderazgo de Madero, al que podríamos denominar “nacional”.
Véase “Apéndice B: El Plan de Ayala”, en Womack, Zapata y la revolución mexicana, Ciudad de
México: Siglo XXI, 1972, pp. 387-397; así también, Womack, “El Plan de Ayala”, en Nexos
(Ciudad de México), núm. 231, marzo, 1997, pp. 39-41.
(14) Jean-Pierre Bastian, “El paradigma de 1789. Sociedades de ideas y revolución mexicana”, en
Historia Mexicana (Ciudad de México: El Colegio de México), núm. 149, vol. XXXVIII:1, 1988,
p. 80.
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Desde la memoria, volumen 1
(15) Y aquí podemos recordar el papel de los católicos y su sociología que, efectivamente, no
encuentra paralelo en las sociedades de ideas de corte protestante y, sin embargo, mantiene una
indiscutible posición dentro de la ruptura revolucionaria. Véase Robert Curley, “Sociólogos
peregrinos: teoría social católica en el fin-de-régimen porfiriano”, en Manuel Ceballos Ramírez y
Alejandro Garza Rangel (coords.), Catolicismo social en México: teoría fuentes e historiografía,
Monterrey: Academia de Investigación Humanística, A. C., 2000, pp. 195-237.
(16) O, como lo dice Ramón Eduardo Ruiz, “...una transformación de la estructura básica de la
sociedad...”. (Ruiz, 1985:139). 1985. Ramón Eduardo Ruíz, “Comentarios sobre un mito”, en
Historias (Ciudad de México: Instituto Nacional de Antropología e Historia), núm. 8-9, enero-
junio, 1985, p. 139....
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Rafael Sánchez Villegas: Revolucionar y variar...
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Fuentes
(20) Womack, Zapata…, apud, Álvaro Matute, “La modernidad como mito”, en Gladys Lizama
Silva (coord.), Modernidad y modernización en América Latina. México y Chile, siglos XVIII al
XX, Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 2001, p. 101.
(21) Aunque la frase del epígrafe me haya parecido especialmente pertinente para comenzar esta
reflexión, en realidad no comulgo con las ideas más generales de José Ingenieros. Ver José
Ingenieros, El hombre mediocre, Ciudad de México: Editores Mexicanos Unidos, 1992, passim.
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Desde la memoria, volumen 1
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FRANCISCO OROZCO Y JIMÉNEZ
Y EL PROCESO PRECRISTERO:
LA CARTA PASTORAL
DEL 4 DE JUNIO DE 1917
Fernando López Martínez(*)
Introducción
(*) Fernando López Martínez (Guadalajara, Jalisco; 1976) es estudiante de séptimo semestre de la
Licenciatura en Historia en la Universidad de Guadalajara.
(1) Mario Aldana Rendón, Jalisco, documentos de la revolución 1910-1940, Guadalajara:
Gobierno del Estado de Jalisco, 1987, pp. 381-383. Fuente: Archivo Histórico de Jalisco, Ramo
Gobernación, sin clasificar, 1917.
90
Desde la memoria, volumen 1
que ya se esperaba.
Este episodio ha sido considerado por Francisco Barbosa como el
“ensayo general”(2) del conflicto religioso y de la Cristiada (1926-1929), ya
que se suspendió el culto, se decretó un boicot, los sacerdotes no se
registraron, etc. Por lo que ya en la década de 1910 se manifestaban
sucesos que influirían en detrimento de la relación Iglesia-Estado, que
culminará en la siguiente década en un proceso armado.
Los elementos a revisar para acercarnos a la comprensión de este
hecho son, desde el punto de vista contextual, algunos datos con respecto
al Partido Católico Nacional; el contenido de la carta y su relevancia;
algunas informaciones personales referentes a Orozco y Jiménez; el papel
y relación con el constitucionalismo; y las consecuencias inmediatas a
nuestro fenómeno de análisis.
El contenido de la carta
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Fernando López Martínez: Francisco Orozco y Jiménez...
Los hechos
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(5) Vicente Camberos Vizcaíno, Francisco el Grande, vol, I, Ciudad de México: Jus, 1966, pp.
337-345.
(6) Ibid., p. 345.
(7) Francisco Barbosa Guzmán, “La iglesia y el gobierno civil”, en Jalisco desde la revolución,
vol. VI, Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 1988, p. 198.......................................................
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(14) Jean Meyer, La cristiada, vol. 2, Ciudad de México: Siglo XXI, 1973, p. 57.
(15) Eduardo J. Correa, El PCN y sus directores, Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica,
1991, pp.12-13.
(16) Barbosa Guzmán, op. cit., p. 49.
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Intolerancia constitucionalista
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(22) Ignacio Dávila Garibi, “Datos bibliográficos del Ilmo. y Rmo. Sr. Dr. y Mtro. Don Francisco
Orozco y Jiménez”, en El Regional (Guadalajara), 1913, pp. 5-11.
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Conclusión
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Desde la memoria, volumen 1
Fuentes
Archivísticas
Bibliográficas
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DEL TRATADO METODOLÓGICO DE
MARC BLOCH
A LA REFLEXIÓN TEÓRICA DE
MICHEL DE CERTEAU
Verónica Vallejo Flores(*)
Michel de Certeau
El asunto central de este escrito no es nuevo, surgió hace dos años, cuando
apenas cursaba el quinto semestre de la licenciatura. En aquel momento,
se trató de un medio a través del cual buscaba exteriorizar la situación que
percibía de la disciplina histórica en la Universidad de Guadalajara, es
decir, quería dejar claro que las lecturas reflexivas sobre el historiador y su
objeto de estudio habían sido escasas durante los primeros dos años y
medio de la licenciatura y que, entre ellas, una había destacado siempre, a
saber, Apología para la historia o el oficio de historiador,(1) de Marc Bloch.
(*) Verónica Vallejo Flores (Guadalajara, Jalisco; 1980) es estudiante de noveno semestre de la
Licenciatura en Historia en la Universidad de Guadalajara y miembro del consejo editorial de
Takwá. Revista de estudiantes de historia.
(1) Marc Bloch, Apología para la historia o el oficio de historiador, Ciudad de México: Fondo de
Cultura Económica, 1998.
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Desde la memoria, volumen 1
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Verónica Vallejo Flores: Del tratado metodológico de Marc Bloch...
que algunas ideas provienen del prefacio de cada una de las obras. En el
caso de Bloch, se trata del prefacio a la edición francesa escrito por Jacques
Le Goff, y en lo que respecta a Michel de Certeau se trata de la parte
titulada “Escrituras e historias”.
Para comenzar veamos primero la estructura de los capítulos. El de
Bloch se encuentra dividido en tres: “Rasgos generales de la observación
histórica”, “Los testimonios” y “La transmisión de los testimonios”.
Igualmente, Michel de Certeau realiza tres separaciones que a su vez se
subdividen: “Un lugar social”, que abarca “Lo no dicho”, “La institución
histórica”, “Los historiadores en la sociedad” y “El que permite y el que
prohíbe: el lugar”; la segunda parte es “Una práctica”, subdividida en “La
articulación naturaleza-cultura”, “El establecimiento de las fuentes o la
redistribución del espacio”, “Hacer resaltar las diferencias: las
desviaciones del modelo”, “El trabajo sobre el límite” y “Crítica e
historia”; finalmente se encuentra “Una escritura”, integrada por “La
inversión de la escritura”, “La cronología o la ley enmascarada”, “La
construcción desdoblada” y “El lugar del muerto y el lugar del lector”.
Se me ha de disculpar por tan extensa recapitulación, pero ha sido
necesaria para iniciar el análisis con una comparación del contenido de
ambos textos. Ya a primera vista el texto de Michel de Certeau se presenta
mucho más compuesto, y de hecho lo es. Mientras que él nos habla de un
lugar social, una práctica y una escritura, todo lo abarcado por el capítulo
de Bloch correspondería sólo a la cuestión de la “práctica”. Sobre los otros
elementos no se presenta nada. Ante esto, vemos que los puntos de
comparación que se pudieran hacer entre una y otra obra, tomando en
cuenta sólo los capítulos, se reducen de forma drástica. Además, es difícil
confrontar a estos dos autores, pues aunque ambos tienen el objetivo de
reivindicar para la historia el estatuto de ciencia, la obra de Michel de
Certeau está unificada bajo una firme y novedosa idea: la obra
historiográfica es un producto. Por ello, toma en cuenta elementos que en
Bloch están totalmente ausentes, tal es el caso de la escritura.
Para facilitar la exposición de este trabajo, presentaré primero lo
que plantea el capítulo de Bloch, para seguir después con la propuesta de
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Desde la memoria, volumen 1
De Certeau.
Bien hace en llamarse Apología para la historia la obra de Bloch. En
ella, éste hace una decidida defensa de la “observación histórica”; cree que
hay que matizar la afirmación de que todo conocimiento sobre el pasado
es indirecto. Si por indirecto se entiende aquel conocimiento que llega al
historiador a través de diferentes mentes humanas, señala Bloch, entonces
el conocimiento sobre el pasado puede ser directo, en tanto que el
historiador lleva a cabo inducciones, constatando un hecho sin la
intervención de alguien más.
Por otro lado, afirma que el conocimiento de los hechos humanos
en el pasado se lleva a cabo por medio de huellas, aseveración que
también hace De Certeau: “La violencia del cuerpo llega hasta la página
escrita por medio de la ausencia, por medio de los documentos que el
historiador pudo ver en una playa donde ya no está la presencia que los
dejó allí ...”.(3)
Ahora bien, sobre las huellas, sobre los testimonios, Bloch dio un
gran avance respecto a sus antecesores los positivistas; al hablar de
testimonios no se refiere sólo a los documentos, sino a “todo lo que el
hombre dice o escribe, todo lo que fabrica, todo lo que toca”.(4) Los
testimonios no son nada sin la interpretación del historiador; hay que
interrogarlos, hacerlos hablar, y como son tan diversos, para enfrentarlos
tenemos que utilizar igual variedad de técnicas. Aquí, Bloch insertará la
necesidad de las disciplinas auxiliares, de trabajo en equipo, de
interdisciplinariedad.
Si el conocimiento de los hechos humanos en el pasado es un
conocimiento por huellas, entonces nos enfrentamos a un problema: sólo
conoceremos del pasado lo que él mismo nos deje conocer, lo que nos
proporcione, y aunque interroguemos de manera extraordinaria a los
testimonios, lo cierto es que el pasado es el “tirano” del historiador. Por lo
anterior, en ocasiones, hacer historia sobre tal o cual tema no será posible
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Fuentes
117
ED
Desde la memoria, volumen 1, se terminó de
producir en octubre de 2003 en Editorial
Decires, Av. Fray Andrés de Urdaneta núm.
1939, t-20 / d-3, Col. Jardines de la Cruz, C. P.
44950, Zona Cruz del Sur, Sector Juárez,
Guadalajara, Jalisco, México.
Editorial Decires es un proyecto
independiente, realizado
enteramente por estudiantes
universitarios pensando,
precisamente, en estudiantes
universitarios. Hace un año
decidimos utilizar las bondades
de la tecnología digital a favor
de la producción y difusión del
conocimiento social y
humanístico, así como de la
creación artística. Por ello, nos
avocamos a la producción de
libros electrónicos en el sencillo,
pero eficaz, formato PDF
(Portable Document Format). Este
formato, por sus características,
puede ser transmitido a través
de la red o mediante discos
compactos.
El primer proyecto que
planteamos realizar, a manera
de punta de lanza de Editorial
Decires, se titula Desde la
memoria y pertenece a la
Colección Decires Históricos.
Este proyecto está planeado en
varios volúmenes, en los que
publicaremos lo mejor de los
trabajos presentados en los
encuentros de historia internos,
regionales y nacionales.
Desde la memoria, volumen 1
C O N T E N I D O :
Decires Históricos 1
Revolucionar y variar: la ruptura
revolucionaria como diversos continuum
trastocados por Rafael Sánchez Villegas /
Francisco Orozco y Jiménez y el proceso
precristero: la carta pastoral del 4 de junio
de 1917 por Fernando López Martínez / Del
tratado metodológico de Marc Bloch a la
reflexión teórica de Michel de Certeau por
Verónica Vallejo Flores.
ED
EditorialDECIRES COLECCIÓN