Jesús Navarro
Introducción.
Precisar la singularidad de cada momento- lugar, caracterizar sus implicaciones según
diferentes perspectivas y, en su caso, elegir el instante-posición más adecuado para el logro de
una cierta finalidad han sido tareas específicamente ligadas al saber astrológico durante milenios.
Y en modo tan relevante que el propio aben Ragel dedicó uno de los ocho tomos de su
Libro Conplido en los Iudizios de las Estrellas [Rag 97] a las técnicas electivas.
Sin embargo, la práctica de éstas sigue reiterando vicios que ya dicho autor denunciaba allá
por el siglo X del cómputo cristiano.
El más "popular" de ellos es dar por supuesto que un determinado momento, una cierta
configuración astrológica, es "bueno/a" o "malo/a" por sí mismo/a, en abstracto, y que dicha
catalogación es aplicable sin restricciones, en consecuencia, a no importa qué realidad terrestre.
Sin embargo, en el séptimo volumen (o libro, como se decía entonces) de la obra citada se
nos advierte (página 23) que "es útil la elección de los días y horas cuando el momento está bien
ajustado desde su origen. Si es al contrario no será útil, aunque se haya dirigido a un buen
resultado".
Como queda anotado a pie de página, y corroboran los contenidos que el propio texto
recoge a continuación, ese "origen" correcto, esa referencia adecuada, es el tema radical (la
natividad, si se trata de una persona) que en cada caso proceda considerar, convenientemente
ampliado(a) a "las revoluciones de ese año".
Bien mirado, tan seculares advertencias debieran resultar, por obvias, innecesarias, ya que,
cuando se elige "algo", se elige para y en razón de "alguien", y de ahí la necesidad de referir a su
realidad concreta todo lo relativo a la elección en curso, al margen de que, como integrantes del
universo que somos, le pertenecemos a él antes que él a nosotros y, en consecuencia, como muy
bien se subraya en [Fra 02], el tema de un momento no es patrimonio individual en exclusiva,
sino que, siendo un referente válido para nuestros procesos personales, lo es también para los de
muchas otras y variopintas realidades existenciales.
Así pues, parece inmediato concluir que, tener en cuenta al correspondiente "alguien",
exige prestar atención tanto a sus características específicas como a su dinámica existencial
particular durante la época de la elección, lo cual, si ha de hacerse astrológicamente, nos remite
con meridiana claridad al tema radical, así como al empleo de las oportunas técnicas de
prognosis, sean direcciones/progresiones, revoluciones/tránsitos u otras.
Tal planteamiento es, desde luego, absolutamente coherente con el transmitido por la mejor
astrología tradicional: "te aconsejo que no ajustes la elección a alguien de quien ignores el
nacimiento, sino a aquél de quien conozcas su nacimiento y las revoluciones de ese año" ([Rag
97], libro VII, página 23), añadiéndose que: "poca es la utilidad que proviene de una buena
elección (...) cuando las revoluciones existentes son malas o contrarias" ([Rag 97], libro VII,
página 26).
Tomando, en consecuencia, tal perspectiva como referente de trabajo y, por lo mismo,
como criterio estructurador de mi exposición, comenzaré por considerar el qué de la elección
(apartado 1), llevando a cabo una primera aproximación al tema de cómo precisar los
significadores más idóneos para establecerla.
Fundamentar convenientemente dicho conjunto de significadores exige, de acuerdo con lo
recién comentado, remitirnos al correspondiente horóscopo radical, así como (es mi propuesta al
respecto) a las progresiones en marcha y a la revolución solar en curso, lo cual hace posible
también, a través de este último tema, tener presentes los tránsitos activos en el momento de la
elección. El cómo proceder a todo ello quedará oportunamente recogido en el apartado 2 de este
artículo.
Para concluir el proceso eleccional es inexcusable, amén de obvio, apoyarse en las claves
técnicas (al menos las básicas) propias de la astrología electiva, a las que me referiré en el
apartado 3, lo que nos conducirá definitivamente al oportuno tema eleccional (apartado 4), cuyas
implicaciones comentaré y contrastaré oportunamente con lo acontecido hasta el momento
presente.
Un quinto y último apartado hará viable afianzar conceptualmente lo previamente
planteado, tomando a tal fin referencias metodológicas distintas a las citadas en los apartados
precedentes, tras lo cual concluiré mi exposición subrayando los pasos clave del procedimiento
propuesto.
Referencias bibliográficas.
Fra 02.- D. Frank. “Astrology and the New Paradigm”. Revista virtual C.U.R.A., nº 23,
diciembre 2002. (http://www.curafree.fr/xxv/23frank5.html).
Mor 03.- J. B. Morin de Villefranche. “La Doctrina de las Elecciones”. Mercurio-3, nº 41,
3er trimestre 2003, pp. 55-59.
Nav 00a.- J. Navarro. Claves y Significaciones Astrológicas. Autoedición, Zaragoza, 2000.
Nav 00b.- J. Navarro. Las Progresiones Anuales, Lunares y Fraccionales. Autoedición,
Zaragoza, 2000.
Nav 00c.- J. Navarro. "Los Horóscopos Progresados". Mercurio-3, nº 29, 3er trimestre 2000,
pp. 40-52.
Nav 03.- J. Navarro. “Astrology and Science: Two Worldviews searching for a Synthesis ”.
Int´l Conf. on Astrology and the Academy. Sophia Centre, Bath Spa University
College. Bath (UK), junio 2003.
Rag 97.- A. aben Ragel. El Libro Conplido en los Iudizios de las Estrellas. Gracentro,
Valencia, 1997.
Rob 88.- V. E. Robson. Las Estrellas Fijas y las Constela ciones. Sirio, Málaga, 1988.
Wei 73.- A. Weiss. Astrología Racional. Kier, Buenos Aires, 1973.
Zah 85.- Zahel y otros. Textos Astrológicos. Teorema, Barcelona, 1985.
Figura 1.- Tema natal.