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La raza y las cuestiones raciales

Kerby Anderson

La raza humana

La raza ha dividido a las personas de nuestro mundo durante milenios, y el prejuicio del
racismo sigue con nosotros hoy. Así que en este artículo vamos a centrarnos en algunos
aspectos importantes de la raza y las cuestiones raciales.

En primer lugar, debemos reconocer que, si bien usaremos el término "raza" a lo largo de
esta discusión, no es un término demasiado preciso. Primero, la Biblia en realidad sólo
habla de una raza: la raza humana. Las diferencias superficiales del color de la piel, el
color del cabello, la textura del cabello o la forma de los ojos podrán mostrar diferencias
fisiológicas entre grupos de personas. Pero la Biblia no da ninguna justificación para
tratar a las personas de forma diferente simplemente debido a estas diferencias físicas.

La Biblia enseña que Dios "de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres"
(Hechos 17:26). Aquí Pablo está enseñando a los atenienses que ellos provenían del
mismo origen en la creación que todos los demás. Todos venimos de una sangre. En otras
palabras, no hay razas superiores ni inferiores. Todos provenimos de la misma raza: la
raza humana.

El término "raza" es también un término impreciso en gran parte, porque no está basado
en datos científicos. Las personas de cada raza pueden entrecruzarse y producir
descendencia fértil. Resulta que las supuestas diferencias entre las razas no son
demasiado grandes. Un estudio reciente del material genético humano de diferentes razas
concluyó que el ADN de dos personas cualesquiera en el mundo difería en sólo dos
décimas del uno por ciento. {1} Y, de esta variación, sólo el seis por ciento puede
vincularse con categorías raciales. El 94 por ciento restante es una variación "dentro de la
raza".

Pongámoslo de otra forma. Todas las diferencias raciales que han sido tan importantes
para las personas durante generaciones son estadísticamente insignificantes desde un
punto de vista científico. Estas diferencias son triviales cuando consideramos los 3
billones de pares base de ADN humano.

Una tercera razón por la que el término "raza" también carece de precisión es debido a los

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casamientos interraciales. Si bien probablemente sea cierto que las denominadas razas del
mundo nunca se dividieron por completo, indudablemente es cierto que las líneas se están
volviendo bastante borrosas hoy. Tomemos como ejemplo el golfista Tiger Woods. Su
ascendencia es tailandesa, negra, blanca, china y nativo americana.

¿No es irónico que, en un momento en que las líneas raciales se están desdibujando cada
vez más en cada generación, el gobierno siga recogiendo datos que exigen que las
personas marquen un casillero que representa su herencia racial o étnica? A un número
cada vez mayor de personas le está resultando difícil clasificarse marcando un solo
casillero.

La maldición sobre Ham

Lamentablemente, una de las falsas enseñanzas más destructivas, supuestamente basada


en la Biblia, es la supuesta "maldición sobre Ham". Ham fue uno de los tres hijos de Noé
(además de Sem y Jafet).

En el pasado ciertas sectas y aun algunos grupos cristianos ortodoxos han sostenido la
creencia de que el color de la piel de las personas negras se debía a una maldición sobre
Ham y sus descendientes. Lamentablemente, esta falsa enseñanza ha sido usada para
justificar la discriminación racial y aun la esclavitud.

Un grupo dijo: "Conocemos las circunstancias bajo las cuales la posteridad de Caín (y
luego Ham) fue maldita con lo que llamamos características raciales negroides". {2} Otro
grupo argumentó que "la maldición que Noé pronunció sobre Canaán fue el origen de la
raza negra". {3}

Primero, digamos claramente que la Biblia no enseña que las personas con piel de color
negro sean malditas por Dios. Esta maldición no fue el origen de la raza negra ni de las
características raciales negras.

Segundo, no fue Ham quien fue maldito sino su hijo, Canaán (Génesis 9:18-27; 10:6).
Sólo uno de los cuatro hijos de Ham (Cus, Mizraim, Fut y Canaán) fue maldito, entonces
¿cómo pueden ser malditas todas las personas negras?

Pero resulta que la maldición sobre Canaán se ha desarrollado en la historia. Los


descendientes de Canaán fueron probablemente uno de los pueblos más malvados que
vivieron sobre la tierra. Fueron los habitantes, por ejemplo, de Sodoma y Gomorra.

Tercero, aun cuando se hubiera emitido una maldición, la Biblia pone claramente límites
a las maldiciones a tres o cuatro generaciones. En Éxodo 20:5, 6, Dios dice: "No te
inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito
la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me
aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis

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mandamientos".

Note que este pasaje parece enseñar que las maldiciones basadas en la desobediencia se
revocan cuando las personas se arrepienten y vuelven a la obediencia. Así que, no sólo
está limitada una maldición, sino que la obediencia a los principios de Dios la puede
romper.

Cuarto, la Biblia enseña que el cumplimiento de la maldición sobre Canaán tuvo lugar
con la derrota y sojuzgamiento de Canaán por Israel (Josué 9:23; 1 Reyes 9:20, 21). Esto
no tuvo nada que ver con poner a las personas negras bajo una maldición permanente.

Si bien la idea de "la maldición sobre Ham" ha estado muriendo una muerte bien
merecida, sigue siendo importante recordar que no mucho tiempo atrás las personas
estaban interpretando erróneamente un pasaje bíblico para justificar su racismo y
discriminación. Ninguna raza o grupo de personas es inferior a ninguna otra. De hecho, la
Biblia enseña que las preferencias basadas en la raza, la clase o el origen étnico son
pecaminosas y están sujetas al juicio de Dios (Santiago 2:9-13). Todos nosotros somos
creados a la imagen de Dios (Génesis 1:27), y tenemos valor y dignidad.

El racismo

El racismo indudablemente ha sido el flagelo de la humanidad. Suele aparecer a partir de


suposiciones generalizadas hechas acerca de una raza o grupo cultural. Si bien está mal y
es injusto asignar características negativas específicas a todos dentro de un grupo racial,
ocurre constantemente. El resultado amargo de estas actitudes raciales es la intolerancia y
la discriminación.

A menudo, el racismo va más allá de actitudes simplemente individuales. Estas actitudes


raciales pueden convertirse en la mentalidad de un grupo de personas que pueden usar
medios culturales así como legales para suprimir a otra raza. Estas normas y leyes
culturales pueden ser usadas por la raza mayoritaria para explotar y discriminar a la raza
minoritaria.

Si bien el racismo ha existido a lo largo de los siglos, obtuvo un aliado inesperado en el


mundo científico en el siglo XIX. En 1859, Charles Darwin publicó su famosa obra, El
origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas
favorecidas en la lucha por la vida . Fue la última parte de ese título que sin duda
fomentó algunas de las ideas de superioridad racial que florecieron durante ese tiempo.

No está completamente claro que Darwin quisiera aplicar el concepto de las razas
favorecidas en este libro específico a los humanos. De hecho, escribió más sobre este
tema más adelante, pero la naturaleza provocativa del subtítulo fue suficiente para alentar
discusiones acerca de la superioridad e inferioridad raciales. Más tarde, los darwinistas
llevaron el concepto mucho más allá de lo que Charles Darwin se propuso.

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Pero, ¿por qué la gente tiene actitudes racistas? Tres de las razones son: sentimientos de
orgullo, sentimientos de inferioridad, y sentimientos de temor. El orgullo y la arrogancia
alientan el racismo. Cuando estamos orgullosos de quienes somos, fácilmente podemos
menospreciar a quienes son diferentes de nosotros y no manifiestan las mismas
características que nosotros. Podemos comenzar a creer que somos superiores a otra
persona o raza.

Sin embargo, el racismo puede surgir del extremo opuesto del espectro emocional: la
inferioridad. Podemos no sentirnos bien acerca de nosotros. Así que, para sentirnos bien
acerca de nosotros, desacreditamos a otra persona o raza.

El racismo también resulta del temor. Tememos lo que no entendemos. Tememos lo que
es extraño y raro. Las diferencias raciales y culturales hasta pueden parecernos peligrosas.
Las actitudes raciales pueden surgir si no buscamos conocer y entender a quienes son
diferentes de nosotros.

Debemos tomar una fuerte postura contra el racismo y las actitudes racistas cada vez que
las encontremos: en la sociedad, en las personas y aun dentro de la iglesia.

Perspectiva bíblica

Ya hemos notado que la Biblia, en realidad, habla de una sola raza: la raza humana. Las
diferencias superficiales de color de piel, color de cabello, textura del cabello o forma de
los ojos pueden brindar diferencias fisiológicas entre grupos de personas, pero la Biblia
no brinda ninguna justificación para tratar a las personas de modo distinto sólo por estas
diferencias físicas. La Biblia enseña que Dios "de una sangre ha hecho todo el linaje de
los hombres" (Hechos 17:26).

La Biblia también enseña que está mal que un cristiano tenga sentimientos de
superioridad. En Filipenses 2, Pablo amonesta a los cristianos para que vivan en armonía
unos con otros. Deben tener un espíritu amable entre sí, y dejar que este espíritu amable
sea conocido a otros.

También se amonesta a los cristianos para que se abstengan de usar distinciones de clase
dentro de la iglesia. En Santiago 2, se les dice a los creyentes que no hagan distinciones
de clase entre diferentes personas. No deben mostrar parcialidad dentro de la iglesia.
Mostrar favoritismo se denomina pecado, y el que muestra favoritismo es condenado por
la ley. Sin duda estos mandamientos se aplicarían también a quienes sostienen puntos de
vista de superioridad e inferioridad raciales.

Asimismo, Pablo instruye a Timoteo (1 Timoteo 5:21) que siga sus instrucciones sin
parcialidad y que no haga nada por favoritismo. Este mandamiento excluiría también el
hacer distinciones raciales basadas en un punto de vista de superioridad racial.

Finalmente, vemos que Pablo enseña la igualdad espiritual de todas las personas en

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Cristo. Por ejemplo, enseña en Colosenses 3:11 que "En esta nueva naturaleza no hay
griego ni judío, circunciso ni incircunciso, culto ni inculto, esclavo ni libre, sino que
Cristo es todo y está en todos". Este es un pasaje significativo, porque demuestra que
Cristo ha quitado cuatro tipos de distinciones: distinciones nacionales (griegos y judíos),
distinciones religiosas (circuncisos e incircuncisos), distinciones culturales (cultos e
incultos) y distinciones económicas (esclavos y libres).

Un pasaje similar sería Gálatas 3:28: "Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre
ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús". En Cristo, nuestras
distinciones humanas pierden su significado. Nadie es superior a otro. Un judío creyente
no es superior a un griego creyente. Un esclavo creyente no tiene una categoría inferior a
la de una persona libre creyente.

El racismo y las actitudes racistas están mal. Los cristianos deben trabajar para quitar este
tipo de ideas y actitudes de la sociedad.

Volvernos culturalmente sensibles

He aquí algunas sugerencias sobre cómo volvernos más sensibles a las diferencias de raza
y cultura.

Primero, debemos hacer una evaluación precisa de nosotros. A menudo, nuestras


suposiciones y predisposiciones afectan la forma en que percibimos y aun tratamos a
otros. Una persona que dice que no tiene prejuicios probablemente no esté queriendo
reconocerlo. Todos nosotros percibimos al mundo de forma diferente, y nos resulta más
fácil aceptar a las personas que son como nosotros, así como nos cuesta más entender a
personas que son diferentes a nosotros.

Nuestra cosmovisión cultural afecta la forma en que percibimos a otros. Afecta cómo
evaluamos lo que otros piensan y lo que otros hacen. Así que un paso importante en
volvernos más sensibles racialmente y culturalmente es evaluarnos a nosotros mismos.

Segundo, debemos tratar de sentir empatía por otros. Debemos comenzar a aprender a
mirar la vida y nuestras circunstancias desde el punto de vista de otros. En vez de intentar
hacer que otros piensen como nosotros, debemos esforzarnos por comenzar a pensar
como ellos. Eso no significa que tenemos que estar de acuerdo con su punto de vista, pero
sí significa que el sentir empatía por ellos ayudará a salvar las barreras raciales y
culturales.

Tercero, aprenda a retener el juicio. La tolerancia (en el sentido bíblico de la palabra) es


una virtud que debemos cultivar. Debemos estar dispuestos a dejar de lado nuestro
pensamiento y nuestro juicio críticos hasta que conozcamos mejor a una persona.
Tomarse el tiempo para escuchar y entender a la otra persona ayudará a construir puentes
y desmantelar barreras que suelen separar y aislar a las razas y culturas.

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Cuarto, no se considere superior a otra persona. Una de las razones fundamentales del
racismo es una creencia en la superioridad racial. Pablo nos dice, en Romanos 12:3, que
"nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener". Las diferencias de raza y
cultura nunca deben ser usadas para justificar sentimientos de superioridad racial que
pueden llevar a actitudes racistas.

Quinto, desarrolle características transculturales. Un misionero que viaja al exterior debe


aprender a desarrollar rasgos personales que lo harán exitoso en una cultura nueva y
diferente. Nosotros también debemos desarrollar estos rasgos para que podamos cruzar la
brecha racial y cultural. La cordialidad y la comunicación abierta son importantes. La
flexibilidad y la apertura de mente son importantes también. El desarrollo de estos rasgos
mejorará nuestra capacidad de sortear la brecha racial y cultural.

Finalmente, debemos asumir una postura. No debemos contar (ni permitir que otros
cuenten) chistes raciales y étnicos. Estos son humillantes para otras personas y perpetúan
el racismo y las actitudes raciales. En cambio, debemos ser un instrumento de Dios para
lograr la reconciliación racial. Debemos buscar construir puentes y cerrar la brecha racial
y cultural entre grupos de personas y extendernos con el amor de Jesucristo.

Notas

1. J. C. Gutin, "End of the Rainbow," Discover , Nov. 1994, 71-75.


2. Bruce McConkie, "Apostle of the Mormon Council of 12," Mormon Doctrine (Salt Lake:
Bookcraft,1958), 554.
3. "The Golden Age," The Watchtower, 24 July 1929, 702.

© 2004 Probe Ministries. Todos los derechos reservados.

Traducción: Alejandro Field

Acerca del autor

Kerby Anderson es el director nacional de Probe Ministries International. Recibió su B.S. de Oregon State
University, M.F.S. de Yale University, y M.A. de Georgetown University. Es autor de varios libros,
incluyendo Genetic Engineering (Ingeniería genética), Origin Science (La ciencia de los orígenes), Living
Ethically in the 90s (Cómo vivir éticamente en la década del 90), Signs of Warning (Señales de
advertencia), Signs of Hope (Señales de esperanza), y Moral Dilemmas (Dilemas morales). Director
general y colaborador de los libros Marriage, Family and Sexuality y Technology, Spirituality, & Social
Trends, de Kregel Publications.

Es un columnista nacionalmente sindicado cuyas editoriales han aparecido en los periódicos Dallas
Morning News, Miami Herald, San Jose Mercury, y Houston Post.

Es el anfitrión de "Probe," y suele servir como anfitrión invitado en el programa radial "Point of View"
(Punto de vista - USA Radio Network). Si usted tiene algún comentario o pregunta sobre este artículo,
envíelo por favor a espanol@probe.org. Por favor indique a qué artículo se está refiriendo.

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