Teórico N° 10
Secretaría de Publicaciones
Materia: Literatura Latinoamericana I
Cátedra: Colombi
Teórico: N° 10 – 22 de octubre de 2007
Tema: Escenas Norteamericanas, de José Martí
Dictado por las profesoras Ariela Schnirmajer y Beatriz Colombi
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Profesora Ariela Schnirmajer: Buenas tardes, voy a tomar las dos primeras horas de la
clase para efectuar una breve introducción al Modernismo, ya que la idea es concentrarnos
en las “Escenas norteamericanas” de José Martí, una serie de crónicas que publicaba en
diversos diarios de América Latina, pero principalmente nos abocaremos al diario La
Nación de Buenos Aires. Estas crónicas fueron escritas desde su exilio en Nueva York
entre 1882 y 1891.
Martí es una figura iniciadora y fundadora del Modernismo, de muchas de las
innovaciones poéticas que significaron el Modernismo, movimiento que Ángel Rama ubica
entre 1880 y 1916, y que produjo profundos cambios en la literatura hispanoamericana. Se
trata de un momento de gran modernización que nace en los países centrales y tiene una
proyección a los países periféricos y supone una transformación de valores, innovaciones
tecnológicas. Los modernistas acompañan esos cambios y van a adscribir a lo nuevo, pero
también efectuarán fuertes críticas a la modernización “sin espíritu”, o a los cambios que
signifiquen un alto costo humano. En la antología que ustedes tienen, en la crónica titulada
“El Puente de Brooklyn” el cronista celebra, en la construcción del puente que une Nueva
York con Brooklyn, la alianza entre el ingeniero y el obrero, transformando al puente en el
símbolo del buen uso de la tecnología. La crónica es un ejemplo de la valorización de las
ventajas de la modernización. Hay una visión optimista de la tecnología, pero siempre y
cuando vaya acompañada de valores. Todo el sustrato ético es muy fuerte en Martí. Sin
embargo, en otra de las crónicas martianas, (en la página 63 de la antología, “La casa y el
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enumeraciones que adopta el sujeto lírico, se puede notar cierta impronta whitmaniana (por
las enumeraciones y la incorporación de lo cotidiano a la poesía). El detalle menor ingresa
tanto a la poesía como a las crónicas. Eso tiene que ver con una mirada muy moderna.
Martí también establece relaciones con las otras artes, sobre todo con la plástica.
Ustedes tienen una crónica sobre los pintores impresionistas. El cronista asiste a sus
exposiciones y efectúa reflexiones no sólo sobre las pinturas sino también sobre cómo
funcionaba el mercado del arte en los Estados Unidos a fines del siglo XIX. En sus
primeros años en los Estados Unidos escribe críticas de arte en la revista The Tour en
inglés. Piensen que Estados Unidos era el lugar de desarrollo tecnológico por excelencia,
mientras que París era la capital del arte. Martí se encuentra en el epicentro de la
modernización durante esa época y eso le permite trasvasamientos. Yo estoy hablando de
las características del Modernismo y estoy tratando de que vean las peculiaridades de Martí
dentro del movimiento. En la bibliografía pueden consultar el texto de Ángel Rama (“La
modernización literaria latinoamericana. 1870-1910”) que dan un pantallazo general de los
rasgos modernistas.
En este recorrido que estamos haciendo sobre las características del Modernismo,
pero viendo también la peculiar inflexión martiana, podemos nombrar a varios modernistas:
Julián del Casal (cubano), José Asunción Silva (colombiano), Rubén Darío (nicaragüense).
En un principio se consideró a Martí el iniciador del Modernismo, y a Rubén Darío el faro
intelectual y poético del movimiento. Luego la crítica efectuó una reconsideración a partir
de la cual las dos grandes figuras centrales del Modernismo son Rubén Darío y José Martí.
De hecho, cuando Martí deja de publicar en La Nación y, al poco tiempo, empieza a
hacerlo Rubén Darío, muestra un gran conocimiento de las crónicas martianas y de sus
Versos Sencillos, poemario publicado en 1891. El único latinoamericano que Darío incluye
en Los raros, un libro de semblanzas de distintos escritores, es a Martí.
Ahora vamos a centrarnos en el género crónica y en las Escenas norteamericanas
específicamente. Durante mucho tiempo, un poco atendiendo a las afirmaciones de los
propios escritores, la crítica consideró las crónicas como un “modus vivendi”: escribían en
el periódico para sobrevivir. Después, sobre todo por obra Ángel Rama y de Julio Ramos,
se vio al género como un verdadero laboratorio de estilo, donde los escritores produjeron
una revitalización de la lengua. Esto se ve en cómo Martí cuenta las cosas; cómo organiza
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Mitre y Vedia donde le explica por qué le suprimió una parte de esa primera crónica y la
respuesta de Martí. Es interesante leer en ese intercambio epistolar la relación del
intelectual con la empresa y también el propio lugar que se diseña Martí en su respuesta a
Mitre y Vedia. Bartolomé Mitre dice: “Hoy creemos haber hallado en usted a la grata
esperanza de que su primera carta será el punto de partida de relaciones recíprocamente
gratas y recíprocamente convenientes”.
Está hablando de una transacción comercial. El diario se estaba modernizando,
incluía distintos cronistas extranjeros, y Bartolomé Mitre y Vedia le habla del mercado.
Más adelante dice: “Habla usted con un joven que tiene probablemente más que
comprender de usted que usted de él, pero que tratándose de una mercancía, y perdone
usted la brutalidad de la palabra y en obsequio a la exactitud, que vamos a tener una
favorable colocación en el mercado que sirve de base a sus operaciones, trata, como es su
deber y su derecho, de ponerse de acuerdo con sus agentes y corresponsales en el exterior”.
Insiste en la relación comercial entre el cronista y el director de periódico en un mercado
capitalista. También le hace observaciones de tipo ideológico. Le dice Mitre que si hubiera
publicado la crónica tal como él se la ha enviado “Podemos inducir en el error de creer que
se abrió una campaña de denuncia contra los Estados Unidos como cuerpo político”.
La Nación está dirigida a un público formado, urbano, y Mitre y Vedia sabe que a
Martí le interesa ese tipo de lector, difícil de hallar en otras ciudades latinoamericanas –
vimos el caso venezolano - de ahí también que remarque esa cuestión, así como la amplia
circulación del matutino.
Para que vean las diferencias entre los diferentes contextos, cuando Martí publica la
crónica sobre Emerson, Fausto Teodoro Andrey, director de La opinión nacional, le dice
que el público no puede leer crónicas tan largas y sobre todo, que se centren
exclusivamente en literatura. No es un público al que le interesen este tipo de cuestiones.
En Buenos Aires, en cambio, se trataba de un público culto, con más inquietudes, en un
espacio con mayor concentración poblacional, más moderno. La literatura en el diario
extrema sus recursos para diferenciarse de la heterogeneidad discursiva del diario, -estaba
el discurso de la ciencia, el Positivismo. Mediante la estilización, Martí recorta el
discurso literario, extrema sus recursos, para diferenciarse de los otros discursos y tener un
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espacio propio. Para hacer esta operación necesita un público con altos niveles de
alfabetización.
Tanto la Argentina como Estados Unidos habían recibido un gran aporte
inmigratorio. Para la clase dirigente local, Estados Unidos se representa como un país
nuevo con una dirigencia política moderna. Seguramente a Bartolomé Mitre le interesaba
contar con un cronista en Estados Unidos como parte de su proyecto de formar a la
dirigencia argentina.
¿Qué responde Martí? Ustedes tienen la respuesta: “No hay cosa que yo abomine
tanto como la pasión. Cierto que no me parece de buena raíz de pueblo este amor excesivo,
vehemente y desasosegado de la fortuna material que malogra aquí o (...) y le da a la par
aire de colosos y de niños”. Es una crítica al materialismo norteamericano. Dice que “No
hay cosa que abomine tanto como la pasión”, pero en las ”Escenas norteamericanas” lo que
aparecen son las pasiones contenidas. Se plantea como en un punto medio, pero no dice que
está vendiendo una mercancía. Dice que se mueve por el amor: “Por lo cual no escribo con
sosiego ni con mi verdadero modo de escribir sino cuando siento para gente que han de
amarme”. Luego insiste en el amor: “De mí no pongo más que mi amor a la expansión, mi
horror al encarcelamiento del espíritu humano, sobre este eje todo aquello gira. ¿No le
place esta manera de zurcir mis cartas?”. Esta palabra “zurcir” tiene más que ver con lo
artesanal frente al mercado y a lo técnico.
Por otro lado, señala que apuesta a la democracia norteamericana pero no deja de
decirle a Mitre que va a criticar sus desvíos. Se postula como un veedor fiel y es la misma
imagen que postula Martí a la muerte de Karl Marx. Es la idea de un ojo mirando las
amplias posibilidades del desarrollo capitalista, pero también sus fugas, sus puntos oscuros.
Los críticos leyeron este intercambio epistolar como una forma de censura que
ejerció el diario sobre el corresponsal. Si bien sólo contamos con estas dos cartas, dudamos
que se trate de un hecho de censura por varias razones. En sus cartas privadas a su amigo
personal en México, Manuel Mercado, Martí le refirió los episodios de censura que sufrió
en Venezuela y de los cuidados que debía observar para publicar en México, cuando
escribió entre 1886 y 1892 en El partido liberal.
México estaba bajo la dictadura de Porfirio Díaz y Martí tenía que tener mucho
cuidado en los temas que trataban la relación de ese país con Estados Unidos, pero sobre La
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Nación nunca escribió nada. La Nación lo invita a venir a la Argentina para curarse una
antigua dolencia física que sufría Martí. Solamente una crónica que escribió sobre las
elecciones norteamericanas, La Nación le cambia el título por “Narraciones fantásticas”.
Habría que ver qué coyuntura ocurría en Argentina para esa época.
Fina García Marruz, una crítica y poeta cubana dice que las crónicas martianas se
pueden describir como una “prosa poemática”. La función del cronista es informar, desde
los Estados Unidos, sobre los distintos temas candentes que se producían en la sociedad
norteamericana y, al mismo tiempo, se da una estilización de la prosa, una búsqueda de
nuevas formas de lenguaje y por eso habla de prosa poemática. Lo narrativo, lo vamos a ver
en “El asesinato de los italianos” se exacerba en las crónicas.
Esa crónica se refiere a un suceso xenófobo que Martí cuenta varias veces. Cada vez
que lo cuenta focaliza en una u otra escena que quiere remarcar. Es como una cámara
cinematográfica que se acerca y se aleja, adopta distintas perspectivas para relatar. ¿Cuál es
la función de estas focalizaciones?. Las crónicas tienen un fuerte componente
argumentativo. El cronista quería demostrar, convencer al lector. En “El asesinato de los
italianos” habla de un solo suceso, pero en general las crónicas reúnen distintas noticias.
Martí no sólo piensa y relata con imágenes sino que argumenta a partir de ellas. Por
otro lado, eso hay que cruzarlo con el fuerte tono oratorio. Era abogado y conocía estas
técnicas. Cómo arma los párrafos, los paralelismos, las imágenes, el uso del detalle y lo
narrativo que da entrada a lo lírico. El acontecimiento más cotidiano ingresa a las crónicas
y le da un tratamiento poético. En una de sus crónicas señala: “No hay hechos menores,
cada día es un poema”. Él leía los diarios norteamericanos y a partir de esa lectura hacia
transformaciones y esos sucesos ingresaban a la crónica. Los diarios norteamericanos
informaban y el periodismo francés le daba más cabida a la opinión y a la editorial, aunque
esto es relativo porque dentro del periodismo norteamericano había varias líneas. Lo que
toma del periodismo norteamericano es la idea de impactar al lector para que siga leyendo,
lo cual se suma al fuerte componente argumentativo.
Las crónicas martianas tratan una enorme cantidad de temas: la alienación en la
ciudad moderna, el manejo de las elecciones, el fraude, los monopolios, el capital y el
dinero, el ocio y el tiempo libre en la sociedad norteamericana, las diferentes
manifestaciones culturales (comedias que miraba el ciudadano medio norteamericano y los
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espectáculos ligados a un público culto). Por ejemplo, venía Adelaida Ristori, una
actriz.muy conocida, que declamaba Hamlet, y no tenía un amplio público. En cambio, los
espectáculos circenses como los de “Buffalo Bill” eran muy populares. La heterogeneidad
de gustos ingresa a las crónicas. De alguna manera, Martí se pregunta si es posible
compatibilizar esa amplia variedad. Había una gran cantidad de inmigrantes rusos,
alemanes, irlandeses, polacos, chinos, italianos, etc. Martí tiene una mirada doble: observa
a los Estados Unidos pero en función de si esa democracia puede servir para América
Latina y Cuba.
Una de las crónicas se llama titula “Zig-zag neoyorkino”. Podemos señalar la
escritura en zig-zag como un rasgo de las crónicas martianas: incluye una gran cantidad de
temas en una sola correspondencia. Julio Ramos reflexiona sobre el género crónica y dice
que estos textos funcionaban como una vitrina de los bienes simbólicos que exhibía la
modernidad a los lectores. Él se detiene particularmente en Martí, aunque analiza a otros
cronistas, y dice que, por el reverso de esta función decorativa de la crónica, lo que hace
Martí es ver la miseria, la desigualdad social. Hace una crítica a ciertos aspectos de la
modernización pero apuesta a ella.
Vayamos a “El asesinato de los italianos” (1891). Se trata de la última crónica
publicada en La Nación y es un caso de xenofobia. Matan al jefe de policía Hennesy y
dicen que fue la mafia italiana. Se da un juicio donde absuelven a algunos de los italianos
imputados. Todavía estaban en prisión cuando la multitud los va a buscar a la cárcel y los
lincha. Uno de los actores más importantes de las crónicas es la multitud. Le preocupan a
Martí las grandes concentraciones de personas y la manipulación de la que pueden ser
objeto.
En “El asesinato…” mete de lleno al lector en el crimen como si se hubiera acabado
de perpetrar. Dice: “Y desde hoy nadie que sepa de piedad pondrá el pie en New Orleans
sin horror. Por acá y por allá, como últimas bocanadas, asoma y desaparece un grupo de
homicidas con el fusil al hombro. Por allí va otro grupo”. Es como si recién hubiera
terminado el suceso. Desde el comienzo se pone de manifiesto la posición de cronista y
efectúa un resumen de lo sucedido.
En el segundo párrafo, retrocede y cuenta el linchamiento. “Y pocas horas después
de que el jurado norteamericano los absolvió, las juntas de notables nombrada por el (...)
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para ayudar al castigo del asesinato, la junta capitaneada”. Fíjense en la cantidad de verbos;
es un párrafo de quince renglones en donde lo que predomina es la enumeración: “convoca,
reúne, preside, ataca, derriba, se derrama, machaca, asesina”. La sucesión de
acontecimientos es relatada mediante la enumeración en tiempo presente y con
acumulación verbal que le da acción al suceso. No le da respiro al lector; primero presentó
la situación en el primer párrafo, planteó su posición, y después muestra la connivencia
entre el poder político y el poder judicial. Lo que hace es desarticular el discurso
informativo.
Esta crónica se basa en una nota periodística aparecida en el New York Herald,
donde se informa sobre el linchamiento de los italianos y no se toma posición. Lo que hace
Martí es tomar esa nota y, por empezar, tomar partido mostrando la inocencia de los
italianos, y poner en evidencia que fueron usados como chivos expiatorios. Después plantea
el peso de la prosa artística, donde los recursos están en función del afán argumentativo del
cronista. Él habla de un hecho de xenofobia y lo que hace es desarticular los prejuicios en
torno a la raza, a la instintividad de la multitud.
Profesora: Es interesante lo que decís porque, al final, vamos a ver cómo Martí figura a
los espectadores. Hace una apelación y muestra a los espectadores que ven esto como si
fuera una obra teatral.
Cuando Martí se va para proseguir la lucha independentista le escribe a su albacea
literario que es Gonzalo de Quesada y Aróstegui para que publique sus textos, y le indica
cómo organizarlos, ya que estaban desperdigados en los diversos diarios. Se refiere a sus
crónicas como: “Mis escenas, núcleos de drama”. El componente dramático está muy
presente. Las primeras producciones de Martí, en Cuba, son una obra teatral que se llama
Abdalá donde el personaje se despide de su madre porque va a luchar por la independencia
de su patria. Lo dramático era algo que a Martí le interesaba. Por otro lado, hay resortes
dramáticos. Dice con respecto al público que presenció el linchamiento: “Miran con
anteojos de teatro”, en el cierre de la crónica.
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“¿Y ésas son las calles de casas floridas, con las enredaderas … trepando por entre las
persianas blancas y las mulatas de turbante sacando la cesta india de colorines al balcón
calado y la novia criolla que va al lago de almuerzo a almorzar peces de nácar y de oro, con
un capullo al pecho? ¿Es la… Orleans de carnaval alegre, el romance italiano, la beldad
dormida?”. Se detiene en la pregunta retórica y hace la construcción casi eglógica de un
pueblo con un idealismo que poco tienen que ver con lo anterior. Esto destaca mucho más
la violencia anterior.
Primero está lo que a él le interesa remarcar, lo pone en primer plano en los dos
primeros párrafos, la transformación violenta de la ciudad, y retrocede mostrando una
sociedad que, aparentemente había logrado una convivencia pacífica y heterogénea.
“Resuenan las descargas, izan sobre una rama a Bagneto”. Habló de lo general y
ahora va a la escena particular, como un zoom que se acerca al personaje. Sigue: “el
italiano muerto, le picotean a balazos la cara, un policía echa al aire su sombrero, de los
balcones y las azoteas miran la escena con anteojos de teatro”. Ahí está el distanciamiento
del público. En cuanto a las masas, no hay una unidad; por un lado, muestra la desaprensión
de la gente, pero, por otro lado, muestra que las masas actúan porque fueron manipuladas.
Aparece el discurso entrecomillado: “’Al gobernador no se le puede ver, la milicia nadie ha
ido a buscarla, el alcalde no va a aprender a toda la ciudad’”. Él ya mostró la connivencia y
ahora lo que hace es mostrar cómo la justicia mira para otro lado. Es otro modo de mostrar
esa connivencia.
Después desmonta los discursos de la doxa, del poder, los prejuicios raciales y
culturales. Dice: “Los italianos riñen entre sí como los bandos de Kansas que en medio
siglo no ha podido poner en paz ningún gobernador, como los criollos del sur que se
heredan de padres a hijos el odio entre familias”. Los italianos discuten entre sí como
cualquier otro grupo. Está desarticulando el discurso que ve en cada italiano a un mafioso.
Después dice: “once balas le hallaron en el cuerpo. Se declaró que era su muerte la
venganza de la mafia. Se prometieron las pruebas más fehacientes, se nombró por el alcalde
mismo una junta, se escogió, se encarceló a unos cuantos reñidores de oficio y a los dos
hombres de más riqueza e influjo sobre el voto de los italianos”. Hay como una apariencia
de objetividad (se hizo esto, se hizo lo otro) después que él presentó su posición, focalizó
en un personaje determinado, desarticuló este discurso de la doxa y el prejuicio, pero
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también muestra la arbitrariedad del juicio.Martí estaba en contra del discurso de la masa
actuaba por causas psicológicas e irracionales.
Bajtín, en La poética de Dostoievski, desarrolla el tema de la polifonía de voces. Si
bien no podemos señalar un manejo polifónico en estas crónicas ya que hay una voz muy
fuerte, la del cronista, Bajtín habla también de disputas que aparecen entre las voces. Yo
creo que lo que se da en las Escenas, en general, es que la voz del cronista entra en disputa
con distintos discursos; con los discursos del poder, con los discursos de la criminología o
de considerar a las masas como peligrosas. Hay disputas explícitas o implícitas y esto es un
componente fuerte de las crónicas. Esto tiene que ver con el afán argumentativo de los
textos.
Antes del blanco, cuando se da el juicio, decía: “New Orleans recibía con amenazas
e ira el delito. Alegaba New Orleans que hubo fraude en el proceso, que el policía …pagó a
un testigo, hasta que anunció el telégrafo la novedad aterradora que New Orleans se
amotinaba, que rodeaba la cárcel, que ahorcaba a Bagneto, que mataba al Macheca”. Otra
vez vuelve a contar el hecho, pero ya en pasado. Antes, en esa pequeña escena, focalizó en
Bagneto y ahora lo cuenta de nuevo pero focalizando en el público. “de sus covachas y
callejuelas salían, dando gritos, las mujeres que dejaban a las crías en las aceras y se
sentaban a llorar. Se destrenzaban los cabellos y se los mesaban, llamaban a los hombres a
que despertaran”. Fíjense en el detalle: no sólo figura a los italianos, sino también a sus
familias. Esto de incluir a las familias de los obreros, de las víctimas, tiene que ver con un
recurso melodramático al que Martí recurre mucho. Martí quiere hacer pensar al lector y
también llegar a su sensibilidad, a que se apiaden por esta situación. Hace pequeñas
descripciones: “Se lleno de mujeres y hombres la plaza de los periódicos (...) ¡Seamos uno,
italianos, en este dolor! ¡Venganza, italianos, venganza!”. El discurso entrecomillado
aparece en estas pequeñas escenas.
Después tenemos el blanco. Otra vez se muestra que los políticos llaman a la
multitud. Dice: “Cundió el convite impreso firmado por los días de ideas y gente de pro de
la ciudad”. El convite es una fiesta pública o un banquete. Ya vimos que faena tenía este
doble significado, éste es otro caso. Mira cómo se manipula a las masas pero también
aparece el exceso: ver esta matanza como si fuera una festividad. Está mirando la violencia
en la ciudad moderna. Muchas de las crónicas tienen que ver con la violencia, con la
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alienación. Parece que la mirada del cronista está ahí; lo cuenta como si hubiera sucedido
recién, lo cuenta con lujo de detalles. Parece que cumple esta ilusión del cronista “in
praesentia”; si ustedes leyeron “El puente de Brooklyn” dice “Tomamos de la mano al
lector”. Ahí se da un recorrido como si fuera un guía turístico, mientras que acá tenemos a
un cronista que nos lleva a las entrañas de la ciudad violenta.
Finalmente, cierra con esta imagen teatral de la matanza como espectáculo: “A
Bagneto lo sacan en brazos, no se le ve la cara, de la herida le echan al cuello tibio de la
muerte el nudo de cuerda nueva, lo dejan colgado a una rama de árbol. Podarán luego las
ramas vecinas (...) Uno saca el reloj: ‘Hemos andado deprisa, cuarenta y ocho minutos’. De
las azoteas y balcones mira la gente con anteojos de teatro”. También hay un fuerte tono
irónico: muestra a la multitud enardecida y a la matanza como espectáculo. Muestra a los
mismos participantes distanciados de lo que hicieron. También hay un distanciamiento del
lector. Al principio nos metió en el suceso como si estuvieran pasando ante nosotros, nos
metió en los detalles y ahora nos aleja. Apunta a convencer al lector mediante argumentos
pero también mediante la conmoción. Es una voz muy poderosa, tan poderosa que en
Versos sencillos hay un poema donde el poeta puede despertar a los héroes muertos. Yo
quería mostrarles cómo trabaja Martí con las imágenes. Explota al máximo el componente
narrativo y descriptivo. Por eso les decía, volviendo a lo de Fina García Marruz, que él
argumenta con imágenes. En cualquier diario esta noticia podía aparecer en tres líneas.
Vayamos a la crónica titulada “La revolución del trabajo” que se encuentra entre las
páginas 69 a 72. En general, en las Escenas el espacio privilegiado por excelencia es la
calle. El cronista se mezcla con la multitud en distintas actividades: se acerca a los
desplazados, va a una exposición y se mezcla con el público o aparece en un comité de
elecciones espía a los actores en momentos de corrupción, animalizando a los personajes.
“La revolución del trabajo” es de 1886 y ahí trabaja dos espacios. Uno es una
exposición de arte, y el otro una huelga de los conductores de carros donde remarca la
solidaridad existente entre los distintos gremios que apoyan a los huelguistas. La
organización que nucleaba los reclamos de los trabajadores era la “Asociación de los
caballeros del trabajo” que fue muy importante en la década del ’80.
El recurso privilegiado de las crónicas es la antítesis, o sea presentar fuertes
oposiciones. En esta crónica habla de un adentro, de una exposición de objetos artísticos.
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Aparece la figura del poeta, por el peso de las imágenes unida a la del pensador. Se
planta como un intelectual moderno y las crónicas hablan para el futuro: en Argentina los
conflictos en torno al mundo del trabajo aún no se hacían sentir.
Martí es un intelectual moderno por cómo figura a la ciudad, a los nuevos actores
que aparecen en ella. Aparecen los trabajadores, los empresarios, el “self-made man”,
aunque sobre estos últimos hay mucha ironía. En algunos casos los revaloriza y en otros
hay ironía.
Hay una crónica que es sobre un baile de ricos, un baile de disfraces, que parece
como una caricatura. Por un lado, muestra la imitación de lo europeo, van disfrazados como
si fueran una corte europea. En otra crónica hay un festejo al que asisten grandes
empresarios y dirigentes, entre ellos Jay Gould, que era el monopolista por excelencia y el
cronista emplea la caricatura para figurarlo. Habría que ver cómo aparecía en la prensa
norteamericana este personaje porque para ellos mismos era el símbolo del monopolista
inescrupuloso.
El tema de la caricatura en la prensa norteamericana era muy fuerte. Miguel Cané
visita Europa y Estados Unidos y escribe En viaje, entre 1881-1882. Me interesa traerles
este ejemplo para que vean la distinta percepción de Martí y Cané en relación a la libertad
de prensa.
A Cané le cae mal la libertad de prensa norteamericana mientras que a Martí le
atraen sus amplias posibilidades. Cané cuenta que había fallecido una conocida mujer que
efectuaba abortos y la prensa efectúa una caricatura donde mostraba la Quinta Avenida
repleta de bebés, dado que la población ya no contaba con los servicios de esta mujer. Esto
le pareció de muy mal gusto a Cané y vió un avance sobre cuestiones que no había que
hacer públicas.
Martí tiene, en las crónicas, en cambio, una mirada muy positiva sobre la prensa
norteamericana, aunque, de todos modos, privilegia un diario sobre otro. El New York
Herald le gusta mucho y fue muy amigo del editor de The Sun, Charles Dana. Tenía un
buen conocimiento del periodismo norteamericano.
Martí vivió la cultura de masas. Toda la cuestión del tiempo libre en la ciudad
moderna se ve en su crónica “Coney Island”. Podría haber sido un texto costumbrista, sobre
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los sujetos en el verano, pero ya ahí hace fuertes definiciones identitarias: nosotros y ellos.
En sus crónicas también aparecen los gustos de la cultura popular. Aparece Buffalo Bill o
una serie de comedias de Harrigan y Hart que le parecen pasatistas: son escenas típicas de
los inmigrantes donde el cronista se detiene en las tonadas pegadizas de las
representaciones y dice que, luego, todo el público las canta, con impresionante éxito. El
humor tiene un espacio central: cuando el rico se va a Coney Island o a algún otro lugar de
veraneo, el pobre también lo hace, pero se hospeda en los techos de las chimeneas.
Pensamos que Martí se detiene en muchos de los recursos de este tipo de manifestaciones
culturales, pero los transforma en resortes tremendistas o melodramáticos. En muchas de
sus crónicas utiliza metonimias para figurar la fragmentación del cuerpo de los pobres,
cómo los pobres ponen los cuerpos en los techos o en las baldosas para tener menos calor.
Invierte el humor en tremendismo.
Este tipo de transformaciones también se percibe en su lectura de Mark Twain. En
general, la crítica se detuvo en las lecturas que efectuara Martí de Whitman, Emerson,
Longfellow y otros. Sin embargo, se reparó poco en su percepción de Mark Twain. Toma
algunos de sus recursos que tienen que ver con el modo de captar la atención del lector.
Se interesa Martí por la cultura popular pero se trata de un sujeto ilustrado, como lo
señala Angel Rama. Observa qué miran los otros para incorporar algunos de sus resortes a
su escritura y lograr el interés del público, sin resignar la propia peculiaridad de su prosa
artística. En alguna de sus crónicas se detiene en la actuación de Adelaida Ristori, una
famosa actriz que declamaba piezas de Shakespeare. Martí se compadece del poco interés
del público por este tipo de dramatizaciones. En verdad, su gusto es más cercano a la
Ristori que a las comedias de Harrigan y Hart. Sin embargo, ambas ingresan a sus crónicas.
Hagamos un breve receso.
[La primera parte de la clase fue revisada por la docente a cargo de la misma]
Profesora Beatriz Colombi: Seguimos con Martí. Antes de seguir con Martí voy a
comentar lo que vamos a hacer en las próximas clases. El lunes que viene vamos a trabajar
con los Diarios de Martí, estrictamente con uno que es De Cabo Haitiano a Dos Ríos, es el
diario de campaña de Martí. También vamos a aludir a un conjunto de cartas, a veces
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también se llaman diarios, que se titulan De Monte Christi a Cabo Haitiano. Los dos ya
están en CEFyL y les pido que los lean. Son textos muy breves. El diario, Martí lo escribe
en una libreta de dieciséis centímetros por diez, con una letra muy menuda, son diecisiete
páginas. Es muy condensado, de todos modos, y requiere una lectura bastante atenta porque
también tiene su grado de hermetismo, cuestión de la que vamos a hablar en la clase
siguiente. Aparte, en la clase siguiente, vamos a comenzar con Darío. Vamos a empezar
con los cuentos de Azul. Hemos dejado una mínima antología con algunos de los cuentos
de Azul y con cuentos posteriores, incluso el último cuento que escribe que está
ambientado en la revolución mexicana.
Para el lunes siguiente nos vamos a dedicar en Darío como poeta. Vamos a trabajar
con Cantos de vida y esperanza y Prosas profanas; por ahora vamos a ver los primeros
poemas de cada poemario: “Yo soy aquel...” de Cantos de vida y esperanza y “Era un aire
suave” de Prosas profanas. También vamos a aludir a los otros poemas. La última clase va
a ser sobre Los de abajo de Manuel Azuela. Recuerden que las preguntas del parcial,
seguramente, van a estar en la semana del cinco de noviembre y deben estar elaboradas
para la semana del doce que es la última semana de clase. Este parcial también va a ser
domiciliario también y van a tener una semana para hacerlo en sus casas. Va a incluir
Martín Rivas, Memorias póstumas de Brás Cubas y de Martí depende lo que se alcance a
ver en los prácticos. Supongo que los diarios y las escenas que estamos viendo hoy y lo que
vean en los prácticos. Eso se va a definir. El parcial les va a exigir una buena lectura de los
textos y va a estar más centrado que el otro en el análisis textual. La idea no es que sea una
monografía pero que, a su vez, les permita un análisis más personal de los textos.
Ahora seguimos con Martí y daremos algunas características más de las escenas.
Estas crónicas son, en realidad, la parte más extensa de su obra. Este conjunto abarca desde
el tomo IX al XIII de sus obras. Son prácticamente quince años de escritura periodística en
Estados Unidos. La antología reproduce sólo algunos momentos, priorizando el tema de la
representación de los conflictos modernos que es un poco el tema que dio Ariela en la
primera parte de la clase: cómo Martí observa la complejidad de una sociedad que recibe
inmigrantes y que a la vez está abierta a todas las modificaciones sociales de la
modernidad. Además, enfrentado al espectáculo de la democracia que es una de las
situaciones que más le interesan a Martí durante su estadía en Estados Unidos.
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literatura periodística ocupa un lugar muy central para Martí y yo entiendo que es un gran
proyecto narrativo.
Martí no escribe cuentos; escribe unas muy breves viñetas en una revista para niños
que se llama La edad de oro, una de las primeras revistas para niños de América Latina. Un
proyecto extraordinario que fue escrito por él casi en su totalidad. Había traducciones,
cuentos, poesías para niños. Había en él una necesidad de llegar cada vez a más lectores,
además de su preocupación por su hijo y su situación familiar. Fuera de esto no escribe
cuentos; escribe dramas, se mencionó, y escribe una novela que se llama Lucía Jerez. Es
una novela que escribe por encargo. Martí dice que lo hace siguiendo las instrucciones que
le han dado los editores; entonces, la novela tiene que tener dosis de dramatismo, de
situaciones melodramáticas, porque es una exigencia de su editor. En uno de sus textos la
llama una “noveluca”. Se refiere bastante peyorativamente a su obra narrativa. Si uno la
lee hoy, Martí es bastante rígido consigo mismo porque la novela tiene valores; desde
construcción de personajes hasta situaciones dramáticas. Es muy moderna porque es una
“novela de artista”. Casi todos los personajes que circulan en la novela, más allá de las
situaciones amorosas y melodramáticas típicas de los amores despechados, los triángulos,
etc., hay una gran tensión hacia el lugar del arte, del artista y en ese sentido es una novela
muy moderna. Es a fines de siglo cuando ese tema comienza a ser muy importante en la
narrativa, empiezan a aparecer novelas centradas mayormente sobre la figura de los artistas.
Martí sobre esta novela no tiene buena opinión, nosotros la podemos ver desde otra
perspectiva, y, en definitiva, donde se realiza narrativamente es en las “Escenas
norteamericanas” que tienen un grado de ficcionalidad muy alto, un grado de construcción
(drama, diálogos). Hay pasajes en forma de diálogos, pasajes descriptivos y también
focalizaciones narrativas muy audaces como las que hace Martí cambiando de lugar, de
perspectiva. Es, como digo, una obra fragmentaria porque no tiene secuencialidad como en
una novela, pero tiene núcleos y preocupaciones que las recorren con las variaciones que
tienen que ver con las variaciones estéticas e ideológicas de Martí. Él va haciendo su
aprendizaje de lo moderno y sus opciones estéticas, ideológicas y políticas.
Ariela señaló esta idea un poco romántica, idealista, de la respuesta de Martí a la
carta de Bartolomé Miitre y Vedia, donde dice que lo quiere es el amor. Efectivamente, él
establece un lazo de ese orden con su público; una lazo pasional donde está comprometida
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uno compara con otras prosas de la época, de los escritores de los ’80, es muy difícil
encontrar un escritor que recurra tanto a la pausa y al efecto de anunciación que ofrecen los
dos puntos. Vean todos los sentidos que pueden tener los dos puntos. Es muy interesante
cómo trabaja con los dos puntos en la poesía y en la prosa. También, en ese sentido,
recurría a otras fórmulas como dos tipos de guión, un guión largo y un guión corto. Martí le
da un particular valor a esto; el guión largo y el guión corto establecían pausas de distinta
duración. Lo mismo hacía con la coma; usaba una coma mayor y una menor.
Estoy haciendo este señalamiento sobre el sistema de puntuación porque es muy
importante para la construcción de las frases de Martí. Sus frases son extraordinariamente
extensas y tienen una arquitectura muy particular, muy armada y muy densa. Ha trabajado
muchísimo con la acumulación. También introduce, dentro de ese largo párrafo,
modalizaciones, pausas, signos de admiración, de interrogación. El discurso está totalmente
escandido por la puntuación. Atención a este elemento porque tiene que ver mucho con los
efectos estéticos y estilísticos que busca Martí.
Las crónicas son de muy distinta índole en su temática y en su resolución. Está la
crónica que recurre al “fait divers” que es la acumulación de noticias variadas o está la
crónica unitaria que trabaja un solo tema. Un típico ejemplo de crónica unitaria es “El
puente de Brooklyn”, donde de principio a fin trabaja con la cuestión de la inauguración de
este importante puente, toda una revolución en cuanto a la tecnología y a la modernidad que
experimentaba Martí, justamente, en Estados Unidos. Estas crónicas, dentro de su variedad,
recurren a tres modelos de modo general. Uno puede reparar que están operando
procedimientos que provienen de tres ámbitos. Uno, obviamente, es el modelo de la prensa;
otro es el modelo historiográfico y el otro es el modelo literario. Resultaría arbitrario
separar tanto la prensa de la literatura, pero es para hacer un mínimo acorde con respecto a
las líneas que van a alimentar la escritura de las crónicas.
Cuando digo el modelo de la prensa me refiero a que son textos que construyen
acontecimientos, estoy usando este concepto de Barthes que es “la construcción del
acontecimiento”, que es la mecánica de la noticia moderna. La noticia moderna supone un
acontecimiento, una enunciación particular del yo, aquí y ahora. Esto es lo que hace la
enunciación de la crónica: establecer una cantidad de marcas, de deícticos, de
procedimientos con los cuales identificamos esa enunciación producida por un sujeto que
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está en un lugar y en un tiempo preciso. Entonces esta coordinación yo, aquí, ahora,
normalmente, supone tres elementos. Un testigo que, en general, es un cronista, un
observador, un veedor (como dice Martí en su carta a Mitre), un reporter. Por otro lado, una
escena pública, la calle o ámbitos cerrados (como puede ser un tribunal o una exposición
que también tiene carácter de público) y un acontecimiento que está ocurriendo. Éste es el
efecto que muchas veces produce la narrativa de Martí: el suceso ocurre a medida que lo
vamos leyendo. Martí adopta esta perspectiva, por ejemplo, en el caso de “El puente de
Brooklyn”. Es un recorrido en el cual se cuenta a medida que se atraviesa el espacio.
Entonces, la idea del sujeto que se desplaza en el espacio abierto, espacio público, es muy
usual en estas crónicas. Por otra parte, como perteneciente al modelo de la prensa, la cita de
la prensa americana. Van a encontrar muchísimas veces, incluso como detonante de la
crónica, en primer lugar un pasaje extraído de una noticia del The Herald y, a partir de ese
paisaje entrecomillado, va a hacer el desarrollo de su propia crónica.
También hablé de modelo historiográfico. Qué quiero decir con esto. La crónica
normalmente está integrada en una narrativa mayor de sentido. Difícilmente las crónicas de
Martí mueren en sí mismas, en su tema. Generalmente tienen una proyección que las hace
partícipes de un acontecimiento mayor al que nosotros llamamos historia. Por eso digo
“modelo historiográfico”. Continuamente está integrando estos sucesos en una trama
narrativa en la cual se cuenta, por ejemplo, la epopeya equis: la conquista del oeste, la
muerte de un presidente de los Estados Unidos, etc. Es decir, qué incidencias tienen estos
sucesos en la gran trama de la historia de la humanidad. Martí tiene esta perspectiva que es
una perspectiva en la cual el suceso minúsculo tiene una incidencia, un rebote, una
significación en una trama mayor.
Profesora: Por ejemplo, el puente de Brooklyn une dos espacios que están muy separados
como son Brooklyn y Manhattan, el puente va a permitir mayor circulación entre estos dos
espacios. Hay una admiración por la posibilidad de construir puentes de ese tipo, puentes
metafóricos. Paralelamente, en esa crónica, hay una visión muy crítica sobre el costo del
puente: mucha gente tuvo que morir para que se construyera ese puente. Eso lo registra con
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estadísticas. Eso es un ingrediente que nunca faltará en la mirada asombrada de Martí frente
a la modernidad.
Parte de este modelo historiográfico es la construcción de héroes. Hay en Martí un
procedimiento figurativo que tiene que ver con la representación de figuras que responden a
los patrones de la conducta heroica. Aparecen las grandes personalidades e introduce
personajes de las ciencias, las artes. Nosotros no incluimos en la antología, por ejemplo, la
crónica sobre Darwin, otro ejemplo es la crónica de Marx que es muy breve. En Martí está
la necesidad de hacer de cada protagonista de lo moderno la construcción de una gran
figura, de un hombre representativo. Esto tiene que ver, obviamente, con la historiografía
romántica. Esta historiografía hizo este tipo de representación de los sucesos de la historia
en torno a las grandes personalidades. La historia se movía gracias a estos protagonistas
privilegiados para los cuales los demás eran un simple coro. En Martí prevalece esta idea,
aunque no la idea del anonimato de los sujetos que no son los héroes. Eso sería la diferencia
que uno puede marcar con respecto a la mirada martiana. Es una mirada que recorta héroes
pero no sólo en el nivel de los grandes personajes, sino también en el de los personajes
comunes, menores, anónimos que nadie ve y registra excepto Martí.
Por un tipo, esto no pretende ser un esquema ni mucho menos, el modelo literario
donde podríamos incluir lo oratorio y retórico, pensando que entre la retórica y la literatura
hay muchos puentes. Efectivamente hay una cantidad de procedimiento que vienen de su
conocimiento de la literatura; construcción de personajes, de la construcción de clímax y
anticlímax que se manejan en ciertas crónicas como las de violencia, donde son tan
importantes los núcleos en donde se comentan situaciones de peligro, violencia, estallido
social que luego amainan o tienen otro rumbo en la historia. Entonces, la idea de una trama.
Lo que maneja Martí muy bien en las crónicas es la idea de una trama con todos sus
ingredientes; con personajes, situaciones, tensiones e incluso con inspiraciones literarias
como es evidente. Martí escribe crónicas muy interesantes sobre la conquista del oeste.
Para la época en que escribe Martí esta conquista ya ha sido realizada, pero hay
celebraciones y situaciones de rememoración de esas circunstancias y se nota mucho la
presencia de las lecturas norteamericanas de Martí. Por ejemplo, en las crónicas del oeste se
nota la lectura de los cuentos de Bret Harte, por mencionar un autor.
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Martí tiene amplias lecturas. Éstas tienen que ver en primer lugar con su residencia
española, lo cual fue definitorio para Martí. En España vivió varios años, hizo su carrera
universitaria en Zaragoza (estudio leyes y literatura). Tuvo una formación que lo puso en
contacto con la alta literatura española, sobre todo con el Barroco que es una marca
importante. Cuando ustedes vean estos largos párrafos con acumulaciones y extrema
abundancia, uno puede pensar en procedimientos barrocos. Aparece el “miedo al vacío”
barroco que llena su espacio de escritura con acumulaciones. La cultura española es
importante para Martí: tanto a lo que hace a la cultura clásica como a la lectura de Bécquer
y, a través de él, de alemanes como Heine. Hay un amplio mundo de relaciones que
aparecen en la elaboración de su escritura periodística.
En relación con esto, quisiera hablar un poco del interés de Martí por los textos y
autores que conoce en su exilio en Estadios Unidos. Ballón, en el artículo que ustedes
tienen, trabajan con el impacto que significó para Martí la lectura de Emerson. Ballón, en el
comienzo de su artículo, plantea que se dio un gran cambio en Martí a partir de 1880. Ésta
es una fecha fundamental porque en ese momento Martí se establece en Estados Unidos y
comienza su contacto más activo con esa realidad y esas lecturas. Ballón marca como fecha
fundamental 1882, porque en esta fecha publica Ismaelillo, su primer libro de poemas, el
cual se lo dedica a su hijo. Es un libro que trabaja con el tema de la niñez y de la literatura
infantil. En este mismo año publica la crónica sobre Emerson, escrita por la muerte de este
autor. Es una crónica absolutamente consubstanciada con la filosofía de Emerson. En este
período, quizás antes, Martí ha tenido una alta simbiosis con la propuesta de Emerson, con
la filosofía del Trascendentalismo y con lo que se llamó en Estados Unidos el
“Renacimiento americano”. Las figuras más importantes de este movimiento son Emerson,
Whitman, Thoreau. Su contacto con Whitman y Emerson revierte en la formulación de
categorías propias para Martí y su proyecto. Por otra parte, en esta fecha escribe un poema
que es “Amor de ciudad grande”, el cual vamos a trabajar, que figura en Versos libres.
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que su familia se traslade con él, pero ya venía de una larga errancia durante la que tuvieron
desencuentros. Su mujer viaja a Estados Unidos con él pero no quiere quedarse y Martí no
ve nunca más a su hijo. Estuvo con él muy poco tiempo.
Les dije de la importancia de esta cultura para Martí. Martí trabaja integrando
muchos de los principios que le ofrece esta pujante propuesta de los autores nucleados en
torno al “Renacimiento americano”. Una de estas propuestas importantes es la autonomía
cultural. Estas formulaciones se hacen en Estados Unidos hacia 1830 y tiene como
finalidad conseguir la autonomía del pensamiento norteamericano con respecto a los
patrones europeos. De algún modo, todo esto es paralelo con procesos que se están dando
en América Latina. En Argentina, por esta época, los intelectuales se plantean idénticos
propósitos: lograr la independencia cultural, una literatura propia y un modo de pensar
propio. El encuentro de Martí con Emerson define esto. Ustedes tienen en la antología una
versión anotada del texto de Martí sobre Emerson. Las notas de Ballón son de una gran
riqueza y él se ha encargado, en las notas, de cruzar las palabras de Martí con los textos de
Emerson para demostrar que Martí tiene un conocimiento muy intenso de la obra de
Emerson. Es una lectura que exige cierto cuidado y, de hecho, la crónica le fue censurada
por el director de La opinión nacional de Caracas, quien le dijo que la crónica era muy
extensa y complicada, que no era para un público masivo. Finalmente la crónica aparece.
Cuando hablo de “crónica” lo hago de un modo extensivo, fue publicada en un diario,
porque ésta es una necrológica. No va a tener, entonces, los elementos narrativos que
hemos relevado en los otros textos, donde se cuentan incidentes.
Yo voy a aludir brevemente a dos crónicas, la de Emerson y la de Whitman, y me
interesan particularmente porque trabajan alrededor de la figura del pensador, del artista,
que es una representación muy importante para Martí, para sí mismo y para transmitir como
ejemplo a sus lectores. En este texto hay un conocimiento muy preciso de textos
fundamentales de Emerson como “Naturaleza” y “El humanista americano”. Martí se
aproxima a este pensamiento de Emerson extrayendo determinados principios que voy a
tratar de resumir. En Martí hay la idea de encontrar en Emerson respuestas a una cantidad
de preguntas que el intelectual se plantea. Uno de los elementos que Martí encuentra en
Emerson es la idea de un “Adán americano”, la idea de un nuevo hombre, cuestión que no
aparece en la crónica pero sí en los textos de Emerson. Éste es un principio importante para
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Profesora: Es muy parecida, Rodó tiene mucho de Emerson. ”El intelectual americano” de
Emerson seguramente fue leído por Rodó porque presenta muchos elementos de Emerson.
De hecho, este texto de Emerson es la lección inaugural de un curso. Un elemento presente
en la crónica que van a ver es el tema del heroísmo. Esto está presente en Martí y proviene
de la lectura de Emerson quien, a su vez, leyó a Carlyle. Martí, particularmente, está
pensando en la idea de Hombres representativos, un texto de Emerson, en donde toma a
políticos, escritores, filósofos y va a armando con cada uno figuras predominantes de sus
respectivos momentos (toma a Pascal, Montaigne, etc.). los hombres representativos son
estas figuras que nuclean las grandes preocupaciones de una época.
Una breve bajada al texto. Hay una oposición que no mencioné, es fundamental, y
es la oposición naturaleza-ciudad. Esto es un tema eje de la modernidad. La modernidad
supone sociedades y culturas urbanas. Ése es el espacio de fermentación de todas las ideas
de la modernidad. En el caso de Emerson hay una cierta desconfianza hacia la cultura de las
ciudades. Esto es una tensión que ustedes van a ver en Martí. “Amor de ciudad grande”
plantea la tensión del sujeto entre la atracción por lo moderno y el rechazo. Leo el primer
párrafo de la crónica sobre Emerson, algunas líneas: “Quién sabe si es la pluma, como
sacerdote capaz de pecado que se cree indigno de cumplir su ministerio. El espíritu agitado
vuela a lo alto, quiere que lo encumbren, no pluma que lo taje y moldee como cincel.
Escribir es un dolor, es un rebasamiento, es como un uncir cóndor a un carro y es que
cuando un hombre grandioso desaparece de la tierra deja tras de sí claridad pura,
yacimiento de paz y odio de ruidos, templo semeja el universo, profanación el comercio de
la ciudad”.
Desde luego lo que señala Ballón, lo verán cuando comparen las notas con el texto,
es que la enunciación de Martí se aproxima mucho a la de Emerson. Hay una apropiación
no sólo de las ideas, en el sentido de formular categorías propias para el espacio americano,
sino que también se alimenta de lo que le está brindando este sujeto por el cual Martí tiene
una particular admiración. Fíjense que lo coloca en las alturas, que habla de un hombre
grandioso. Recurre acá a un elemento muy propio de Martí que es la frase breve, frase cuyo
sentido excede largamente a los significantes que la componen; por ejemplo, ”templo
semeja el universo”. Acá está hablando de la cuestión de la armonía universal: el universo
como un gran templo donde hay posibilidades de armonía. Luego “profanación el comercio
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de la ciudad”. Acá aparece la imagen que les decía de un Emerson que rechaza el ajetreo y
las contradicciones de la vida urbana. La crónica es muy extensa, pero me interesa
detenerme en el párrafo donde Martí habla de la escritura de Emerson, un elemento que
Martí también aprovecha. Aparece en la página 76.
Profesora: Efectivamente, pero ahí tiene que ver algo que va a trabajar en otro texto muy
importante que es el “Prólogo al poema del Niágara”, del cual voy a tratar de hablar
también. Es la idea del mundo moderno como un mundo desacralizado. La religión ha
perdido su potencia ordenadora, la iglesia no representa nada, pero persiste la necesidad de
la creencia. Entonces, se daría la aparición de nuevos elementos ordenadores religiosos
como pueden ser la palabra del poeta que toma la función de un sacerdote o un profeta. El
poeta como profeta adquiere el lugar que ha dejado vacante la autoridad de la religión.
Les quiero leer este párrafo que me parece importante por la asimilación que hace
Martí del aprendizaje de Emerson. Dice: “Era veedor sutil, que veía como el aire delicado
se transformaba en palabras melodiosas y cálidas en las gargantas de los hombres y
escribía como veedor y no como meditar. Cuanto escribe es máxima; su pluma no es
mensaje de tules sino cincel que esculpe y tacha. Deja la frase pura como deja un buen
escultor la línea pura. Una palabra innecesaria le parece una arruga en un contorno y al
golpe de su cincel salta la arruga en pedazos y queda nítida la frase, aborrecía lo
innecesario”. Acá describe el estilo de Emerson que es su maestro. Es un modo de escritura
basada en la nitidez de la frase. Dice “aborrecía lo innecesario” con lo cual plantea que
deber haber una economía en la frase, lo demás es puro efecto. Por otro lado, la idea de la
máxima. Esto es importante porque Martí es un gran constructor de sentencias, de
aforismos breves y eficaces. Generalmente son muy breves y espectaculares y uno no puede
saltearlos. Cuando los encontramos se subrayan. Son momentos que condensan lo que
quiere decir, pero además tienen un efecto estético muy alto, son formalmente atractivos.
Esto quería marcar. Habría otras cosas para decir, pero quiero entrar en la crónica
sobre Whitman porque quiero avanzar un poco sobre la posición de Martí en este espacio
intelectual de los Estados Unidos, espacio que le genera muchas contradicciones a Martí.
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Por una parte, uno puede decir que Martí hace en Estados Unidos su aprendizaje político y
elabora su discurso antiimperialista, aunque no se llamase aún así, se llamaba
“anticolonialista”. Pero la permanencia en Estados Unidos es lo que le hace percibir el
orden del mundo, del orden de los imperios y de cómo éstos se reparten las colonias, la
gran preocupación de Martí en “Nuestra América”. Paralelamente le permite insertarse en
un pensamiento nuevo en cuanto a lo intelectual. Es el pensamiento que le provee el
“Renacimiento americano” o, al menos, algunas de sus figuras como Emerson y Whitman.
La crónica de Whitman es muy importante porque es uno de los primeros textos que
se escriben en América Latina sobre Whitman. Whitman era leído; cuando Darío, en 1888,
publica Azul incluye un soneto dedicado a Whitman. No es que no fuera conocido entre los
intelectuales, pero el de Martí es el primer texto que pone en gran circulación la figura de
este gran poeta norteamericano. El texto parte de una noticia periodística, una cita de un
periódico: “’Parecía un dios anoche, sentado en su sillón de terciopelo rojo’. Eso dice un
diario de hoy del poeta Walt Whitman”. Arranca de un intertexto que es la nota del
periódico que es muy propio de la forma en que Martí arranca sus crónicas, y hace una
representación de Whitman que, por una parte, lo reivindica ante sectores de la crítica
norteamericana, en ese momento Hojas de hierba estaba prohibido, haciendo una defensa
muy enérgica de la figura de Whitman como un poeta injustamente silenciado. Me interesa
en esta crónica el modo en que Martí va armando la figura del intelectual en torno al
“hombre natural”. El texto de Whitman es del año ’87 y ya va perfilando esto.
Como dijimos, no todos estos textos son sobre sucesos de la calle, pero debe haber
un motivo que justifique la escritura. En el caso de Emerson es la muerte y en el de
Whitman un viaje del poeta a Nueva York y no queda claro en la crónica, eso está un poco
elidido, si el cronista está presente o no. Aparentemente, no le preocupa demasiado
ficcionalizar su presencia en la crónica. Parece que estuviera glosando lo que ha leído en
los diarios porque, de hecho, lo coloca en el comienzo de la crónica, donde pone la cita del
periódico. Entregar elementos de la ambientación de la presentación de Whitman pero no
dice que necesariamente hubiera estado presente, mientras que en otras crónicas se
preocupa en hacerlo.
El poeta ya anciano se presenta en Manhattan y descripto dentro de este paradigma
de lo natural. En el segundo párrafo califica el libro de Whitman como libro “natural”. El
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tema de lo natural empieza a acompañar a esta figura. Esta crónica es del ’87 y “Nuestra
América”, donde aparece configurada esta categoría de lo natural, es del ’91. Está
elaborando toda una serie de principios que van a ser muy articuladores de su pensamiento.
Presenta, entonces, a Whitman y a su libro como naturales. Inclusive Whitman fue para
hacer un homenaje a Lincoln, al cual Whitman le dedicó un famoso poema cuando Lincoln
murió. En este momento, Whitman hace una nueva lectura de este poema y de otros que
tiene sobre Lincoln. Para Martí, Lincoln también es un hombre natural. Va armando una
familia a partir de la empatía con figuras que le son próximas. Va estableciendo una serie
de padres literarios y políticos. Una de las contradicciones cubanas que más le pesan a
Martí es la esclavitud del negro; en Cuba había sectores independentistas pero antinegros
que o quieren erradicarlos o no quieren integrarlos a la democracia. Él ve en el modelo de
Lincoln la posibilidad de pensar una sociedad múltiple e integradora. Su simpatía pasa por
estas figuras (Lincoln, Emerson, Whitman) que entran en sus necesidades estético-
políticas.
La crónica tiene una característica fundamental que es la incorporación del texto de
Whitman. Esa incorporación tiene distintas posibilidades. Concretamente, hay una
traducción de Whitman, hay glosa, hay interpretación, hay síntesis, hay distintos modos de
aproximar la palabra de Whitman al público hispanohablante. Es fascinante ver qué
incorpora de Whitman y qué no, porque ahí se encuentra la propia formación de Martí; una
formación evidentemente moralista e hispana. Por ejemplo, diluye la cuestión de la
homosexualidad, como si fuera una falsa acusación. Mantiene una cierta distancia o algo
que le impide, por su propia formación más tradicional en ese punto, en otros puntos Martí
es muy moderno. Incluso cuando mira a la mujer suele ser muy tradicional. No toma,
entonces, la cuestión del erotismo y la homosexualidad en Whitman. Al respecto, Martí es
muy contenido. En su poesía aparece más lo erótico, pero siempre dentro de ciertos límites.
Destaca de Whitman que es una poesía del cuerpo, mientras que la poesía de Martí tiene
mucho más cuidado con respecto a estos temas.
Entonces, de qué modo incorpora la palabra de Whitman. Un modo es la traducción.
En el primer párrafo de la página 133 hay un entrecomillado de “Calamus”. Está haciendo
dos cosas dentro de la crónica: un homenaje y una traducción, lo cual también es una
operación moderna, un modo de que muchos lectores puedan acceder a estos textos. Hay
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varias traducciones; ésta es de “Ciudad de orgías” pero hay otras. Es muy rico ver las
operaciones que hace Martí con esta textualidad, acomodándola a su propia perspectiva.
Inclusive acomoda el modo de cortar los poemas de Whitman, les da otra vuelta. No intenta
una traducción literal de Whitman; hay una glosa, una apropiarse de esa voz, ser un poco
como Whitman. Es decir, colocarse dentro de la voz de Whitman.
Hay varios poemas de Whitman incorporados; por ejemplo, en la página 136 cita el
poema 20 de la primera parte de Hojas de hierba, cuando dice “El mundo para Walt
Whitman es como es hoy”. En ese párrafo hay varias líneas que remiten al poema 20. Más
adelante, en la página 139 de la numeración original de la antología, hay uno que cita
respetando, prácticamente, la secuencia del poema. Esto alude al poema 12, al poema 10 y
al poema 9. Termina un párrafo de la página anterior y empieza uno nuevo. En la parte final
de ese párrafo glosa el poema 12 y el poema 10 de la primera parte de Hojas de hierba.
Leo: “Es el esclavo, el preso, el que pelea, el que cae, el mendigo. (acá el poema) Cuando
el esclavo llega a su puerta perseguido y sudoroso le llena la bañadera, lo sienta a su mesa,
en el rincón tiene cargada la escopeta para defenderlo, si se lo vienen a atacar matará a su
perseguidor y volverá a sentarse a la mesa como si hubiera matado una víbora”. En el
poema original, se le da refugio a un esclavo que escapa y le sirve comida, trayéndole un
fuentón para que se lave. Ha hecho una adaptación de la situación que es muy interesante
porque no sólo está discutiendo a Whitman, sino que también trata de crear situaciones que
pueden ser cotejables con las de la sociedad americana. En particular le interesa la mirada
de Whitman sobre los sectores populares; una mirada inédita, novedosa, porque tiene esta
capacidad erótica de representar a sujetos que no habían accedido de este modo a la poesía.
Esto es importante porque Martí tiene este gesto; tanto en las crónicas donde arma héroes
con personajes menores que pasan a ser protagonistas como en sus poesías, donde alude a
esos sectores desatendidos por la modernidad.
Para aludir a algo más. Tenemos una proximidad muy alta del programa de
Whitman al de Martí y algo que me interesa particularmente que es el tema de la forma.
Martí destaca en Whitman esta mirada democrática. Martí sostiene que una literatura tiene
que ver con su sociedad; en este caso, la literatura de Whitman tiene que ver con el proceso
de esa sociedad. La parte final de la crónica se centra en los procedimientos de Whitman y
marca algunos puntos innovadores como el verso libre (esto figura sobre todo en la página
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141 y hasta el final). Acá hay un cruce porque Martí no llega a escribir en verso libre, pero
el endecasílabo que usa en Versos libres casi tiene características de verso libre. No tiene
patrones y las cesuras están colocadas en cualquier lugar del verso. En la próxima clase
vamos a trabajar algunos elementos de la poética martiana en “Amor de ciudad grande”
para luego centrarnos en los diarios. Por hoy dejamos acá.
Hasta la próxima.
Versión CEFyL
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