Anda di halaman 1dari 144

Las opiniones planteadas en los artículos son responsabilidad de sus autores

y no necesariamente coinciden con la política institucional.

Se autoriza a citar sus contenidos con la condición de que se mencione la fuente.

Diseño y diagramación: versión/producciones gráficas


teléfono (2) 2698489 / e-mail: version@entelchile.net

Impresión: Salesianos S.A.

Edición de 2.500 ejemplares.


La Revista de Estudios Criminológicos y Penitenciarios es una publicación de Gendarmería
de Chile que tiene por propósito la difusión e intercambio de aportes al desarrollo
del conocimiento conceptual y práctico en torno a la criminología, el penitenciarismo
y otras disciplinas afines.
Su publicación se realiza semestralmente, en mayo y noviembre de cada año, y se distribuye
en forma gratuita a funcionarios de Gendarmería de Chile, autoridades de los poderes del
Estado y del sector público, instituciones académicas, colegios profesionales e instituciones
criminológicas y penitenciarias chilenas y extranjeras.
Personas o instituciones que deseen recibir la Revista pueden solicitarla ofreciendo
intercambio mediante el envío de otras publicaciones o colaboraciones.

Bases de Publicación
Se aceptan artículos inéditos de autores chilenos o extranjeros, escritos en castellano, con una extensión
no superior a las 25 páginas tamaño carta a espacio simple. En la estructura del texto deberá distinguirse
claramente: título, nombre del autor o autores (opcionalmente se puede incluir profesión, cargo y lugar de
trabajo), un resumen de hasta 120 palabras que contenga las ideas principales, contenido propiamente tal con
sus partes adecuadamente subtituladas, y referencias bibliográficas u otras notas en pie de página.
Cada artículo se puede enviar por correo postal o entregar personalmente, requiriéndose tres ejemplares
impresos y un diskette con su archivo en un procesador de textos de uso corriente. No se reciben
trabajos por correo electrónico.
Junto a esto se requiere además una carta del o los autores que exprese sus intenciones de que el
artículo sea publicado en la Revista de Estudios Criminológicos y Penitenciarios y además afirmando
el carácter inédito de éste. Para tomar contacto durante el proceso, en la carta se deberá anotar una
dirección electrónica o teléfono.
El cierre de la recepción se efectúa el 30 de marzo para la edición de mayo, y el 30 de agosto para el número de
noviembre. Si las fechas mencionadas coinciden con feriados, se trasladan al siguiente día hábil.
El consejo editorial evalúa la calidad de cada trabajo y decide su publicación sobre la base de criterios temáticos,
de relevancia y de rigurosidad. Si la cantidad de artículos que cumplen tales criterios supera la extensión
máxima de la Revista, el consejo seleccionará los mejores.
Terminada esta etapa, se notifica a cada autor la resolución. Para el caso de los artículos no seleccionados, se
garantiza que el documento no será utilizado con fines distintos a los que motivaron su participación, dando
además la posibilidad de que los autores retiren el material entregado.

Dirección postal Oficinas


(para envío de artículos, ejemplares de intercambio Rosas 1264 - 2° Piso
o correspondencia en general) Santiago - Chile
Rosas 1264 Fonofax: (56-2) 685 12 96
Santiago - Chile Casilla electrónica: revista@gendarmeria.cl
Revista de Estudios Criminológicos y Penitenciarios
Número 6 Mayo 2003
ISSN 0717 - 5744

Director Nacional y Representante Legal Juan Carlo Pérez Contreras


Director de la Revista Santiago Rebolledo Pizarro
Subdirector Técnico - GENCHI

Editora Responsable Patricia Arias Barriga


Jefa UNICRIM - GENCHI
Criminóloga, U.C. de Lovaina

Consejo Editorial Juan Carlo Pérez Contreras


Director Nacional de GENCHI
Ingeniero en Informática
Santiago Rebolledo Pizarro
Sociólogo, U. de Chile
Gaspar Marín Bustamante
Psicólogo, U. de Chile
Raúl Saldivia Garcés
Sociólogo, U. de Chile

Secretaria de Redacción Nora Pantoja Gutiérrez


Psicóloga, U. de Chile

Coordinador Juan Goldberg Villalón


Bibliotecario, UTEM

Ministerio de Justicia
Gendarmería de Chile
UNICRIM
Índice

Derechos de los pueblos indígenas en el contexto


internacional, especialmente en lo relativo
a los aspectos penales.
Mylene Valenzuela Reyes 9

La cosmovisión y la filosofía Mapuche: Un enfoque


del Az-Mapu y del Derecho Consuetudinario
en la cultura Mapuche.
Juan Ñanculef Huaiquinao 37

Complejos Penitenciarios. Alcance de la relación


entre arquitectura y régimen penitenciario.
Carlos Alejo García Basalo 59

Lo femenino y lo masculino
en los lesbianismos intrapenitenciarios.
Paula Andrea Silva Jara 93

Las cuatro paredes fuera del hogar. Cuando se buscan


las cuatro paredes fuera del hogar: ¿Cómo intervenir
con jóvenes adultos desde el ámbito penitenciario?
Alejandra Paleari, Felipe I. Saccone 123
Revista de Estudios Criminológicos y Penitenciarios
N° 6 - Mayo 2003 - Santiago de Chile
9 - 36

Derechos de los pueblos indígenas


en el contexto internacional, especialmente
en lo relativo a los aspectos penales

Mylene Valenzuela Reyes*


Abogado Universidad de Chile

Resumen
El reconocimiento de los derechos indígenas ha sido un proceso lento, resultado de las constantes
demandas de los Pueblos Indígenas en las principales plataformas de discusión internacional. Estos
avances han permitido cuestionar la base monolítica de los Estados y obtener de manera creciente que
estos reconozcan, a través de Instrumentos Jurídicos de Derechos Humanos, el carácter pluriétnico,
pluricultural y multilingüe de sus sociedades.
A partir de estos principios se han comenzado a formular políticas estatales destinadas a los pueblos
indígenas, que han permitido reformular las políticas criminales admitiendo la necesidad, al menos, de
reflexionar sobre la interculturalidad del derecho penal así como generar políticas penitenciarias que
tengan presente las diferencias culturales.
El presente artículo pretende entregar al menos una parte de esta interesante discusión, así como algunos
elementos a tener en vista al momento de elaborar políticas y acciones en el ámbito penitenciario
para los Pueblos Indígenas de nuestro país.
Abstract
The recognition of native rights has been a hard process, resulting of the constant demands of Native
peoples into the principal fora of international discussion. These advancements have led to pay attention
to the monolithic basis of the States, thus increasingly leading them to recognize, throug Human Rigth’s
Juridic tools, the pluriethnic, pluricultural and plurilingual character of their societies.
From these principles have State’s policies recently been designed, specially devoted to native
peoples, thus permitting to reorient criminal policies when admitting at least the necessity of a
reflection about the intercultural character of penal law and generating penitentiary policies being
conscious of cultural differences, as well.
The present article is an attempt to deliver at least a part of this interesting discussion, as well
as some elements to keep in mind in the planning of penitentiary’s policies and actions for the
native peoples of our country.

* Abogada Departamento Menores, Ministerio de Justicia de Chile. Master en DD.HH.


10

PRESENTACIÓN
La diversidad e integridad cultural1 constituyen derechos ejes de los cuales dependen la
supervivencia e identidad de los pueblos indígenas.
Los Estados tienen la obligación de respetar los sistemas culturales y normativos de estos
pueblos, en especial, deben reconocer el derecho de estas colectividades a su propio
derecho, a sus idiomas, filosofías y concepciones lógicas “como componentes de la
cultura nacional y universal”2. En este marco los gobiernos deben establecer mecanismos
y desarrollar acciones sistemáticas destinadas a recoger y respetar los derechos de los
indígenas garantizando el respeto de su integridad, y asegurando que gocen en pie
de igualdad, de los derechos y oportunidades que la legislación nacional otorga a los
demás miembros de la población, promoviendo la plena efectividad de sus derechos
económicos, sociales y culturales3.

SITUACIÓN DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS


EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL
Los indígenas4 del mundo constituyen aproximadamente 350 millones de personas que
habitan extensas zonas del planeta en una superficie que va desde el Ártico hasta el Pacífico
Sur y que comprende más de 70 países y representa más de 5.000 lenguas y culturas. De
esta cifra 40 millones corresponden a la población Indígena de América. No obstante
las diferencias culturales existentes entre cada uno de estos pueblos, las condiciones
generales de discriminación, exclusión y pobreza en que se encuentran son similares5.

1
La Unesco ha adoptado la siguiente definición de cultura: “cultura debe ser considerada como el conjunto
de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad
o a un grupo social y que abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir
juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”. Definición conforme a las conclusiones de la
Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales (MONDIACULT, México, 1982), de la Comisión Mundial
de Cultura y Desarrollo (Nuestra Diversidad Creativa, 1995) y de la Conferencia Intergubernamental
sobre Políticas Culturales para el Desarrollo (Estocolmo, 1998). Declaración Universal de la UNESCO
sobre la Diversidad Cultural.
2
Proyecto de Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Organización de los
Estados Americanos. Artículos VII y VIII.
3
Convenio N° 169 de la OIT. Art. 2.
4
Se denomina pueblos indígenas o aborígenes porque estaban viviendo en sus tierras antes de que vinieran
los colonizadores de otros lugares; según una definición, son los descendientes de las personas que
habitaban un país o una región geográfica en el momento en que llegaron poblaciones de culturas u
orígenes étnicos diferentes. Los recién llegados se convirtieron más tarde en el grupo dominante mediante
la conquista, la ocupación, la colonización o por otros medios. (Naciones Unidas).
5
Se entenderá por Pueblo Indígena lo señalado por el Art. 1 letra (b) del Convenio 169 de la OIT, vale
decir: “los pueblos en países independientes, considerados indígenas por el hecho de descender de
poblaciones que habitaban en el país o en una región geográfica a la que pertenece el país en la
época de la conquista o la colonización o del establecimiento de las actuales fronteras estatales y que,
cualquiera que sea su situación jurídica, conservan todas sus propias instituciones sociales, económicas,
culturales y políticas, o parte de ellas”.
11

Esta situación ha sido reconocida por las Naciones Unidas, que en este ámbito ha
distinguido las siguientes “esferas de interés en materias de derechos humanos para
las poblaciones indígenas”6:
• Derecho a las tierras. Los derechos territoriales constituyen una de las principales
reivindicaciones de los pueblos indígenas. “Esos derechos son el sustrato físico que les
permite sobrevivir como pueblos, reproducir sus culturas, mantener y desarrollar sus
organizaciones y sistemas productivos”7.
• Derecho al reconocimiento de los tratados entre poblaciones indígenas y gobiernos
nacionales.
• Desplazamiento forzado y genocidio cultural.
• Marginación económica y social, incluida la falta de representación política a nivel
nacional. Frente a esta marginación y exclusión los indígenas han creado grupos de
presión destinados a poner de manifiesto sus derechos e intereses en las instancias
de poder internacional, lo que ha permitido que en los documentos finales de las
últimas conferencias celebradas por las Naciones Unidas quede de manifiesto la
situación de los pueblos indígenas.
• Incidencia desproporcionada en el desempleo y la pobreza en las comunidades
indígenas.
• Falta de estructuras básicas de atención de la salud y nivel de educación inadecuado,
con poca consideración a la cultura indígena tradicional en los programas de
educación nacional.
• Falta de protección de la propiedad intelectual y cultural de las poblaciones indígenas.
A este conjunto de condiciones se puede agregar las siguientes:
• Políticas y prácticas discriminatorias y racistas contra personas, comunidades y
pueblos indígenas8.

6
Entre ellas: Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Río de Janeiro,
Brasil), 1° a 12 de junio de 1992), la Conferencia Mundial de Derechos Humanos (Viena, Austria), 14 a
25 de junio de 1993), la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (El Cairo, Egipto),
5 a 13 de septiembre de 1994), la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social (Copenhague, Dinamarca), 6 a
12 de marzo de 1995 y la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, China), 4 a 15 de septiembre
de 1995). Documento: Poblaciones Indígenas un Desafío para la comunidad internacional. ONU, y “Los
Derechos Humanos Hoy. Documento de Información de Naciones Unidas”. 1998.
7
Informe del Relator Osvaldo Kreimer. Sesión del Grupo de Trabajo sobre la Sección Quinta del Proyecto
de Declaración con especial énfasis en las “Formas tradicionales de propiedad y supervivencia cultural.
Derecho a tierras y territorios”. (Washington, D.C. 7 y 8 de noviembre de 2002).
8
Consulta Mundial, Ginebra 1988 y Comité para la eliminación de todas las formas de discriminación racial.
Recomendación General XXIII (51) citado por el Informe de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1998. En este mismo orden, se ha abordado este tema en las dos Conferencias Mundiales
12

• Problemática sobre etnodesarrollo9, medio ambiente/derechos humanos y derechos


de los pueblos indígenas10.
• Déficit democrático en el orden internacional: ausencia de una legislación internacional
específica y de jurisdicciones internacionales permanentes y vinculantes, ausencia
de pluralismo en la información y de contrapoderes o no-separación de poderes,
escasa representatividad o falta de eficacia de los organismos internacionales, en
particular de las Naciones Unidas11.
De esta enumeración de problemas relevantes podemos distinguir tres grandes temas
ejes de la discusión internacional que se vinculan con el sistema penal de juzgamiento,
con la determinación de las medidas o sanciones y con el sistema penitenciario.
Estos se refieren al:
• Reconocimiento de los derechos colectivos de los pueblos indígenas de naturaleza
diferente a los derechos individuales y la existencia de un nuevo sujeto jurídico:
Los pueblos indígenas. Esto implica a su vez, la necesidad de dar legitimación procesal
a estos nuevos sujetos que les permitan impetrar ante las autoridades competentes el
reconocimiento de sus derechos, a la vez que requiere de la creación de acciones procesales
especiales destinadas al ejercicio efectivo de sus derechos como colectivos.
• Reconocimiento legal del derecho indígena. Implica reconocer los sistemas normativos
indígenas12 destinados a resolver conflictos, prevención de crímenes y mantenimiento de
la paz y armonía. Lo anterior conlleva a dar validez jurídica a las decisiones indígenas,
a veces de carácter comunitario y estatus de derecho público. Exige a las jurisdicciones
estatales establecer los mecanismos legales más eficaces para proveer a los indígenas de
plena representación con dignidad e igualdad ante la ley13.

para combatir el Racismo y la Discriminación Racial celebradas en Ginebra en 1978 y 1983 y en


los seminarios de Ginebra de 1979 y Managua 1981 realizados en el marco del decenio de la lucha
contra el racismo y la discriminación racial.
9
Durante la Conferencia Técnica preparatoria a la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, Santiago de
Chile, 1992, se discutió la relación desarrollo sostenible y ecológicamente sustentable y Pueblos Indígenas.
Se advierte la necesidad de que los Pueblos Indígenas ejerzan una jurisdicción más amplia sobre sus
propios asuntos y tengan el derecho a determinar su propio desarrollo, controlar sus propias instituciones
y utilizar sus recursos como lo consideren más conveniente.
10
Informe de la Comisión de Asuntos Exteriores y de Seguridad sobre las medidas internacionales necesarias
para una protección efectiva del medio ambiente y de los Pueblos Indígenas. Parlamento Europeo.
Documento de sesión 3 de febrero de 1994.
11
Op. Cit. Pág:8
12
En algunos casos se ha podido sostener que los indígenas tienen verdaderos sistemas normativos
ya que poseen órganos jurisdiccionales específicos de tipo colegiado para juzgar, procesos orales
con garantías para los implicados, sistemas de sanciones y verificación de cumplimiento así como
normas de control social.
13
El Proyecto de Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Art. XVI.
13

• Reconocimiento de sus territorios14. El territorio es un término clave en la delimitación


y reconocimiento de los derechos indígenas, ya que es el lugar donde se ejercen los
conocimientos ancestrales, se organiza la vida social, económica, política y jurisdiccional
de los pueblos indígenas. El concepto “territorio indígena” tiene diferentes definiciones
jurídicas en diferentes regiones de las Américas, las cuales no incluyen y deberán
distinguirse del significado tradicional vinculado con la soberanía nacional 15. En
Latinoamérica incluiría los derechos de propiedad y jurisdicción así como el ejercicio
de otros derechos de propiedad16.

REGULACIÓN INTERNACIONAL
Los indígenas como sujetos de derecho internacional tienen derecho al goce pleno y
efectivo de los derechos humanos y libertades fundamentales establecidas en el Sistema de
Protección Universal y Regional de Derechos Humanos17. No obstante los significativos
avances que representan los tratados de derechos humanos éstos no se condicen
plenamente con la especificidad cultural de los indígenas ni con el carácter colectivo de
los derechos más fundamentales de estos pueblos, los que no han sido recepcionados
en estos instrumentos.

14
El Proyecto de Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas señala en su
Art. XVIII que los pueblos indígenas tienen derecho al reconocimiento de su propiedad y de los
derechos de dominio respecto a las tierras, territorios y recursos que han ocupado históricamente,
así como al uso de aquéllos a los cuales hayan tenido igualmente acceso para realizar sus actividades
tradicionales y sustento.
15
La definición jurídica del término “territorio” tiene diferentes definiciones jurídicas en Canadá, Estados
Unidos y en América Latina. En Canadá la tierra indígena es el área donde un pueblo indígena ejerce su
derecho de propiedad y jurisdicción, mientras que los territorios “son aquellas áreas que no forman parte
de la tierra indígena, donde los pueblos indígenas ejercen otros derechos (uso de tránsito, caza y reunión,
ceremonias sagradas), pero que no son de su propiedad y en las que no puede ejercerse la jurisdicción
indígena”. Informe del Relator. Sesión del Grupo de Trabajo sobre la Sección Quinta del Proyecto de
Declaración con especial énfasis en las “Formas tradicionales de propiedad y supervivencia cultural.
Derecho a tierras y territorios”. (Washington, D.C. 7 y 8 de noviembre de 2002).
16
Existen diferentes concepciones sobre los derechos que comprenden las tierras y los territorios indígenas.
En el sistema norteamericano los territorios son aquellas áreas que no forman parte de la tierra indígena,
donde los pueblos indígenas ejercen otros derechos (uso de tránsito, caza y reunión, ceremonias
sagradas), pero que no son de su propiedad y en las que no puede ejercerse la jurisdicción indígena.
“En América Latina, el significado imperante de “territorio indígena” parece ser un concepto
inclusivo tanto para las tierras como para las otras áreas donde los pueblos indígenas tienen otros
derechos de propiedad”.
17
Es así como les son aplicables especialmente la Carta de la OEA, la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, la Convención de los Derechos del Niño, Declaración y Convención Americana, Protocolo
Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en Materias de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales Declaración sobre los Derechos de las Personas pertenecientes a Minorías Nacionales
o Étnicas, Religiosas y Lingüísticas.
14

La lógica positivista y liberal de los Estados sólo ha permitido establecer, en el orden


internacional, algunos principios como el de igualdad (Declaración Americana. Artículo
2 y Convención Americana artículos 1.1 y 24 y Protocolo Adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en materias de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales); no discriminación18 (Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación en la esfera de la enseñanza, Declaración y Convención de las Naciones
Unidas sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, Declaración
Conjunta contra el Racismo y la Xenofobia o Declaración Evrigenis, Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer o
Belém do Pará); y el derecho a la propia cultura de los niños (Art. 30 Convención
sobre los Derechos del Niño).
En el orden jurídico internacional se puede encontrar únicamente dos instrumentos
específicos en materias indígenas. El Convenio 169 de la Organización Internacional del
Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales y el Convenio 107 de la OIT (1957). Frente
a esta situación se ha aplicado la normativa sobre minorías, en especial el artículo 27 del
Pacto de Derechos Civiles y Políticos de 1966 que reconoce a “los grupos étnicos el
derecho a una protección especial para el uso del idioma, el ejercicio de su religión,
y en general, de todas aquellas características necesarias para la preservación de
su identidad cultural”19.
En lo tocante al reconocimiento del Derecho Consuetudinario Indígena es el Convenio 169
de la OIT quien exhorta a los Estados a tener presente la necesidad de tomar debidamente
en consideración sus costumbres o su derecho consuetudinario al aplicar la legislación
nacional a los pueblos indígenas (Art. 8.1), respetar el derecho de conservar sus costumbres
e instituciones propias de estos pueblos, siempre que éstas no sean incompatibles con
los derechos fundamentales definidos por el sistema jurídico nacional ni con los derechos
humanos internacionalmente (Art. 8.2), respetar los métodos tradicionales de represión de
los delitos cometidos por los indígenas (Art. 9.1), considerar por parte de las autoridades y
tribunales las costumbres indígenas al momento de pronunciarse sobre cuestiones penales

18
Oros instrumentos que se refieren a este tema son: Artículo 2.1 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos: 20.2, 24, 26 y 27. Artículo 4 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos;
Párrafo 13 del preámbulo de la Declaración sobre el Progreso y el Desarrollo en lo Social, aprobada por
la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 2542 (XXIV) de 11 de Diciembre de
1969; Artículo 2.2 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Artículo 2
de la Declaración sobre el Progreso y el Desarrollo en lo Social, proclamada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas en su resolución 2542 (XXIV) de 11 de Diciembre de 1969, Artículo 1.1
de la Convención Americana sobre los Derechos Humanos: Los Estados Partes en esta Convención
se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y
pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos
de raza, color, etcétera.
19
Caso Tribu Guahibo, N°1690 Colombia, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, citado por
Ariel Dulitzky. Los Pueblos Indígenas: jurisprudencia del sistema interamericano de protección de los
derechos humanos. Revista IIDH, vol. 26 junio-dic. 1997.
15

(Art. 9.2) así como sus características económicas, sociales y culturales (Art. 10.1) y dar
preferencia a otros tipos de sanción distintas del encarcelamiento. (Art. 10.2)20.
Por otro lado es necesario destacar el trabajo realizado por la Comisión y Corte
Interamericana de Derechos Humanos en el reconocimiento y protección de los derechos
indígenas. Es así como la Corte (CIDH), interpretando el artículo 29 de la Convención
Americana, ha emitido la opinión consultiva OC-5/85, a través de la cual ha ampliado
el régimen de protección de los derechos humanos, la cual no se restringiría a la sola
Convención sino que al resto de instrumentos internacionales sobre derechos humanos,
prevaleciendo la norma más favorable a la persona humana21. Esta interpretación
constituye un importante precedente en la doctrina cuasijurisprudencial, ya que a través de
ella se abre un “paraguas para el tratamiento de instrumentos específicos de los derechos
indígenas como son los convenios números 107 y 169 de la Organización Internacional
del Trabajo”22. Cabe también destacar la decisión emitida en agosto del año 2001 por
la Corte Interamericana en el caso Awas Tingi, de la comunidad indígena Mayagna
(Sumu), a través de la cual reconoce el derecho del Pueblo Mayagna en Awas Tingi a la
demarcación y titularidad de sus tierras, la decisión de proteger plenamente la Convención
Interamericana sobre Derechos Humanos, en relación con las particulares formas
colectivas de propiedad que las comunidades indígenas mantienen, y la relación especial
que los pueblos indígenas tienen con su hábitat y la importancia de esa relación para
su supervivencia23.

INTERCULTURALIDAD EN EL DERECHO PENAL.


BREVE ANÁLISIS DEL CASO MEXICANO Y COLOMBIANO
El reconocimiento del pluralismo jurídico en el ámbito penal constituye uno de los puntos
de mayor inflexión en este interesante debate. Es en el ámbito penal donde la política
criminal de los Estados ha desconocido el poder normativo que aún mantienen
algunos Pueblos indígenas, estableciendo el monopolio en la definición de los procesos
criminales y por tanto en la dirección y organización del sistema social en relación
a la cuestión criminal24.

20
Convenio 169 de la OIT. Artículos 8, 9 y 10.
21
Opinión consultiva OC-5/85. Corte IDH. La colegiación obligatoria de periodistas, 13 de noviembre
de 1985, Serie A, N° 5, párrafo 52.
22
Guía Legal sobre utilización del Sistema Interamericano para la defensa de los derechos Indígenas. Gabriela
Olguín. Organización Internacional del Trabajo. Año 2002.
23
Informe del Relator Osvaldo Kreimer. Sesión del Grupo de Trabajo sobre la Sección Quinta del Proyecto
de Declaración con especial énfasis en las “Formas tradicionales de propiedad y supervivencia cultural.
Derecho a tierras y territorios”. (Washington, D.C. 7 y 8 de noviembre de 2002).
24
Política criminal y Estado. Juan Bustos Ramírez. Revista de Ciencias Penales de Costa Rica, diciembre
de 1996, año 8 N° 12.
16

Los Estados Democráticos tienen hoy más que nunca el desafío de generar una Política
Criminal que verdaderamente haga efectiva una política multicultural25, estableciendo una
nueva relación que supere la desigual distribución de la criminalización y el poder de definir
“lo criminal”, lo que en definitiva ha implicado –al desconocer otros sistemas jurídicos–, el
sometimiento de las “otras” culturas, lenguas y formas jurídicas, siendo el caso más claro la
forma cómo el poder penal se ha relacionado con la culturas indígenas26.
Frente a este poder monolítico han surgido nuevas posturas y enfoques que buscan construir
una política criminal coherente con el carácter multilingüe, pluricultural y multiétnico
de los Estados latinoamericanos, discusión que se ha centrado fundamentalmente en
tres cuestiones básicas a resolver:
• Reconocimiento de la jurisdicción y derecho penal indígena.
• Existencia de una justicia penal especial para indígenas.
• Imputabilidad o inimputabilidad del indígena frente a la sanción27.

Avances en la discusión
Estos últimos cincuenta años ha existido un progresivo avance en el reconocimiento de los
derechos de los Pueblos Indígenas en Latinoamérica. Es así como las Constituciones de
Panamá (1971), Nicaragua (1986), Brasil (1988), Colombia (1991), El Salvador (1992),
Guatemala (1992), México (1991), Paraguay (1992), Perú (1993), Argentina (1994),
Bolivia (1994) y Ecuador (1994) han establecido un reconocimiento a los derechos
indígenas a nivel constitucional.
De estos países reconocen algún grado de autonomía Nicaragua, Colombia y México,
que además dan validez al derecho consuetudinario indígena. Este derecho es reconocido
también por Ecuador y Perú.
A partir de la ratificación del Convenio 169 de la OIT en el año 1990, se han introducido
significativos cambios a la legislación mexicana. Uno de las más importantes dice relación
con la reforma constitucional del año 1992.
La Constitución Mexicana en su artículo 2 reconoce y garantiza el derecho de los pueblos
y comunidades indígenas a la libredeterminación y en consecuencia a la autonomía para
decidir, entre otras materias, sus formas internas de convivencia y organización social,
política y cultural; aplicar sus propios sistemas normativos en sus conflictos internos
sujetándose a la Constitución, respeto a garantías individuales, derechos humanos y la

25
Es así como en 1988 el Gobierno de Canadá estableció la Ley de Multiculturalismo para preservar y
realzar el carácter multicultural de ese país.
26
Op. Cit.
27
Stavenhagen Rodolfo, Derecho indígena y derechos humanos en Latinoamérica, México, Colmes,
III, 1988.
17

dignidad e integridad de las mujeres así como acceder plenamente a la jurisdicción del
Estado28. En este último caso la constitución dispone que, para garantizar este derecho
en todos los juicios y procedimientos en que sean parte –individual o colectivamente– los
indígenas, se deberán tomar en cuenta sus costumbres y especificidad cultural respetando
los preceptos de la Constitución. En todo tiempo los indígenas podrán ser asistidos por
intérpretes y defensores que tengan conocimiento de su lengua y cultura.
Por otro lado, es relevante tener presente el pronunciamiento de la Corte Suprema de
la Nación Mexicana, que señaló que los tratados internacionales son jerárquicamente
superiores a las leyes federales “y en un segundo plano respecto de la Constitución Federal”.
El gobierno mexicano, al suscribir el Convenio (169), está obligado a promover la plena
efectividad de los derechos sociales, económicos y culturales contenidos en éste29.
En cuanto a la legislación penal, el año 1991 se realizaron modificaciones a la normativa
penal destinada a incorporar el derecho de los indígenas a contar con un traductor en
todos los juicios y establecer los peritajes culturales. Los traductores deben concurrir en
todos los procedimientos en los que sean parte los indígenas “con la finalidad de que las
autoridades encargadas de administrar o impartir justicia se entiendan con las personas a
juzgar, y los juzgados con las autoridades que los juzgan”30.
En tanto, los peritajes culturales permiten al juez tener en cuenta los usos y costumbres de
los indígenas sometidos a proceso antes de dictar sentencias, y aplicar de esta manera la
pena que estime justa habida cuenta de los elementos culturales aportados en la causa,
En otras palabras, los peritos culturales explican a las autoridades las expresiones y
significados de la diferencia cultural y su influencia en la comisión de conductas delictivas
sancionadas por las leyes penales”31, posibilitando de esta manera la aplicación del Art.
57 del Código Penal Mexicano32.

28
La situación de Quinta Roo, localidad situada en la Península de Yucatán constituye un ejemplo de la
aplicación legal de la normativa establecida en el Convenio 169 de la OIT y Constitución Méxicana. Es así
como la ley de agosto de 1997 reconoce la jurisdicción indígena, entregando al Consejo de la Judicatura
Indígena la facultad de nombrar a los jueces tradicionales. Está presidido por un magistrado en asuntos
indígenas y cinco representantes de los centros ceremoniales mayas. Su competencia es civil, familiar
y penal. En este último ámbito conocen entre otras materias de abigeato en ganado menor, abusos de
confianza, abandono de personas, daños así como todos los delitos perseguibles por querella; infracciones
cometidas por menores cuya sanción sea de carácter tutelar. Se exceptúan todos los delitos considerados
como “graves”. La resolución dictada se homologa a una sentencia ejecutoriada que tiene el efecto de cosa
juzgada. La apelación se efectúa ante un Tribunal de Asuntos Indígenas.
29
Exposición del Sr. Rodolfo Lara Ponte. Cuarto Visitador General de la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos en México. Universidad Central de Chile. 19 de octubre de 2002.
30
Programa Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas 2001-2006. Instituto Nacional
Indigenista. México.
31
Op. Cit.
32
Este artículo dispone: “El órgano jurisdiccional, al dictar sentencia, fijará la pena que estime justa, dentro
de los límites establecidos en el código para cada delito, considerando la gravedad del delito y el
grado de culpabilidad del sentenciado, teniendo en cuenta: la edad, la educación, la ilustración, las
costumbres, las condiciones sociales, económicas del sujeto, así como los motivos que lo impulsaron o
18

A pesar de los avances logrados por México, el Instituto Nacional Indigenista advierte que
no existe todavía una práctica institucional que brinde estos servicios a los inculpados y que
garantice la salvaguarda de estos derechos. “Lo común es que los indígenas involucrados
en procesos penales desconozcan sus derechos, carezcan de defensa jurídica adecuada
y queden en estado de indefensión debido a las condiciones de pobreza en que viven,
pobreza que se erige como un obstáculo insalvable para quienes sufren prisión, ya que
la mayoría de los casos se ven imposibilitados para alcanzar la libertad al no contar con
recursos para el pago de fianzas, cauciones sustitutorias penales, multas, reparaciones
de daños. La falta de conocimiento de quienes imparten justicia, la escasa capacitación
en esta materia y las actitudes discriminatorias también inciden sobre los derechos
de los indígenas”33.
A juicio de Salomón Nahmad34, la legislación penal mexicana se hace en agravio a la
población indígena. Esto se funda en la “amplia evidencia que los indígenas son víctimas
persistentes de la ley impuesta por las autoridades mestizas”, así como en la inexistencia
de “mecanismos que permitan asegurar que una causa instruida a un reo indígena no sea
en su propia lengua, lo cual se presta a un sin número de abusos e injusticias... El indígena
es víctima de ser analfabeto... también por ser monolingües35.
A todo ello, se suma la mantención de criterios peligrosistas ya rebasados. Así, el
desconocimiento correlativo de la relevancia de las culturas autóctonas sería una gravísima
violación al principio de culpabilidad36.
Todo lo anterior ha llevado, en el caso Mexicano, a debatir en torno al Ministerio Público
y su intervención en el proceso penal que ha sido sometido a críticas serias “al igual que
los sistemas de recepción y valoración de las pruebas, en especial a la prueba confesional,
advirtiendo que dichas prácticas son violatorias a los derechos humanos”37.

determinaron a delinquir. Cuando el procesado perteneciere a un grupo étnico, indígena se tomarán


en cuenta, además sus usos y costumbres...”.
Otra norma de este Código relativa a los pueblos indígenas es el Art. 220 que dispone: “Al que para
obtener un beneficio o lucro, obligue o induzca a la práctica reiterada de la mendicidad, a un menor de
edad, a un mayor de setenta años, a un discapacitado o a un indígena, se le impondrán de uno a tres años
de prisión y de treinta a cien días de multa”.
33
Programa nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas 2001-2006. Op. Cit.
34
En obra Reclamos jurídicos de los Pueblos Indios. Universidad Nacional Autónoma de México,
México, 1993.
35
Stavenhagen, Op. Cit. pág: 311. A lo anterior se debe agregar la insuficiencia, la falta de capacitación
de procuradores indígenas del Instituto Indigenista de México; el abuso de poder a cargo de los sistemas
policiales, el ejército, los caciques, abogados y sectas religiosas; la violación de los derechos humanos
del Ministerio Público y órganos jurisdiccionales, la imparcialidad de los jueces, situación agravada por
la visión colonial de los operadores del derecho, empleados judiciales, antropólogos, médicos forenses,
traductores verdaderos colonizadores internos
36
Al respecto el autor cita como fuente a Zaffaroni. En busca de las penas perdidas. Argentina.
Edit. Ediar, 1989.
37
José Emio Ordóñez, En obra Reclamos jurídicos de los Pueblos Indios. Universidad Nacional Autónoma
de México, México, 1993; pág. 61.
19

En lo relativo a la situación penitenciaria de los indígenas, el Instituto Nacional Indigenista


señala que al año 2000 existían 7.431 indígenas privados de libertad, concentrados
mayoritariamente en localidades de Oxaca, Chiapas, Chihuahua y Quinta Roo. Los presos
enfrentaban dificultades en sus procesos penales ya que ellos carecían de una adecuada
defensa y de traductores, no se habían considerado sus diferencias culturales y situación
económica. En tanto, en febrero del año 2002 la Comisión de Asuntos de Ejecución
de Sentencias, traslados y prevención del Delito para Indígenas38 informa que 1.270
indígenas estaban recluidos por delitos del fuero federal en todas las cárceles del
país. El 80% estaba privado de libertad por delitos contra la salud, es decir siembra
o traslado de estupefacientes39.

Colombia
La Constitución de Colombia reconoce en su artículo 7 la diversidad étnica y cultural de
la nación colombiana. En tanto el artículo 246 contempla el derecho a la jurisdicción
especial indígena al disponer que “las autoridades de los pueblos indígenas podrán ejercer
funciones jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial, de conformidad con sus propias
normas y procedimientos, siempre que no sean contradictorias a la Constitución y a las
leyes de la República. La ley establecerá la forma de coordinación de esta jurisdicción
especial con el sistema jurídico nacional”. Este derecho se encuentra garantizado además
por la ratificación que hiciera el Estado Colombiano del Convenio 169 de la OIT en el
año 1991 (art. 8 inc. 2 y 9 inc. 1)40.
Los límites al ejercicio de la función jurisdiccional especial indígena han sido configurados
por los fallos del Tribunal Constitucional que ha suplido con su jurisprudencia la ley de
coordinación que menciona el art. 246. En este sentido, la Sentencia de Tutela N° 349
de 1996 señala claramente que los límites que se fijan para el ejercicio de la función
jurisdiccional –conferida de manera potestativa a las autoridades de las comunidades
indígenas– deben interpretarse a la luz del principio de la diversidad cultural, “pues si bien
la Constitución se refiere de manera general a la “Constitución y la ley” como parámetros
de restricción resulta claro que no puede tratarse de todas las normas constitucionales
y legales; de lo contrario, el reconocimiento a la diversidad cultural no tendría más
que un significado retórico”.
Por otro lado, esta Corte ha señalado que en la acción típica se deben considerar dos
elementos, el personal: la pertenencia a una comunidad, y el territorial: la conducta debe
desarrollarse y ocurrir al interior del territorio indígena. Los límites se deben fijar según
cada circunstancia especial, determinándose previamente si la conducta se encuentra o

38
Este órgano está conformado por 5 dependencias del Gobierno Federal Mexicano encabezada por el
Organo administrativo desconcentrado Prevención y Readaptación Social de la Secretaría de Seguridad
Pública. Fuente: Secretaría de Seguridad Pública. Marzo del 2003.
39
Secretaría de Seguridad Pública de México. Marzo año 2003.
40
Aprobado por ley 21 del 4 de marzo de 1991.
20

no sancionada por ambos ordenamientos. En el caso que la conducta esté sancionada


únicamente por el ordenamiento nacional, se debe determinar si el indígena entendía
que su conducta era negativa. Si el individuo, por su cosmovisión no conocía el carácter
perjudicial de su conducta, el intérprete debe considerar devolver al individuo a su entorno
natural41. Si la conducta se sanciona en ambos ordenamientos, se debe considerar la
conciencia étnica del sujeto y el grado de aislamiento de la cultura a la que pertenece. De
esta forma se puede determinar la conveniencia de ser juzgado por uno u otro sistema, “a
mayor conservación de usos y costumbres mayor es la autonomía”42.
Los indígenas que sean juzgados ante la jurisdicción ordinaria deben gozar de todos los
derechos humanos y libertades fundamentales establecidos en la legislación internacional
e interna. En especial de aquellos derechos contemplados en la Constitución, el
Convenio 169 de la OIT, Convención Americana, Pacto de Derechos Civiles y Políticos,
Reglas Mínimas para el Tratamiento de Reclusos, Códigos Penal y Procesal Penal y
Código Penitenciario.
Los Códigos Penal y Procesal Penal contienen normas específicas para indígenas referidas
a la jurisdicción indígena43, inimputabilidad, medidas de reintegración y de seguridad.
Las normas sobre inimputabilidad se encuentran contempladas en el art. 378 del Código
Penal que contempla la “inimputabilidad por diversidad socio-cultural”. En este caso se
dispone como medida de protección, si el perito u oficial lo aconsejare, la reintegración
provisional a su medio social.
Respecto a la norma contenida en el Art. 378, se ha considerado que ésta “puede generar
confusiones” por la asociación entre diversidad socio-cultural e inimputabilidad (concepto
ya superado), que parece reproducir una vieja concepción de la diferencia cultural como
incapacidad (inferioridad, minoría de edad, sujeto de tutela)44.
En tanto, la Ley N° 65 Art. 29 del Código Penitenciario y Carcelario dispone en su
artículo 29 la reclusión en casos especiales, contemplándose entre ellos a los indígenas.

41
Acción de Tutela contra jueces penal y de familia del Guamo Tolima, año 1999.
42
Sentencia T-254 de 1994 (fundamentos jurídicos 7.1-7.4) que señala esta regla de interpretación
normativa que permite superar los conflictos de aplicación entre ordenamientos jurídicos “diversos”. A esta
se suman las siguientes 3 tales reglas que son, a) “los derechos fundamentales constitucionales constituyen
el mínimo obligatorio de convivencia para todos los particulares”, b) las normas legales imperativas
(de orden público de la República priman sobre los usos y costumbres de las comunidades indígenas,
siempre y cuando protejan directamente un valor constitucional superior al principio de la diversidad
étnica y cultural”, c) “los usos y costumbres de una comunidad indígena priman sobre las normas legales
dispositivas”. Extraído de “Jurisdicción especial indígena y derechos fundamentales a través de una muestra
jurisprudencial: una reseña del caso colombiano”. Carlos Alberto Torres Ruiz. Abril, año 2000. Trabajo
presentado en Doctorado de Derechos Humanos. Universidad Carlos III.
43
Es así como el Art. 11 del Código Procesal Penal dispone que “nadie podrá ser juzgado sino por un
juez o tribunal competente preexistente al acto que se imputa. La jurisdicción indígena se sujetará
a la ley que regule la materia”.
44
Informe centros de Reclusión en Colombia. Alto Comisionado de Naciones Unidas, oficina de
Colombia. Octubre 2001.
21

Legalmente los indígenas condenados a una pena de encarcelamiento deben permanecer


en establecimientos penitenciarios especiales, disposición que se encuentra ratificada por el
Director General del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) en el sentido que
los indígenas no pueden estar detenidos en los centros penitenciarios comunes45.
De acuerdo a las cifras de INPEC a principios del año 2001 las personas privadas de libertad
de origen indígena ascendían a 494 personas, lo que representaba aproximadamente el
1% de la población penitenciaria total de 52.004 personas46. Para la Misión de Naciones
Unidas, la cifra señalada por el INPEC indica un infra-registro de los indígenas privados de
libertad pues no se incluye a todos los indígenas presos.

LA SITUACIÓN DE LOS INDÍGENAS PRIVADOS DE LIBERTAD


En octubre del año 2001 el Alto Comisionado para los Derechos Humanos, oficina
en Colombia, emitió un Informe sobre la situación de los indígenas en los Centros
de Reclusión en Colombia. Las conclusiones de este Informe permiten reconocer
los estándares mínimos de derechos exigidos por este organismo, y los aspectos que
resulta necesario verificar al momento de evaluar el cumplimiento de los derechos
humanos de la población penitenciaria 47. Es así como el Alto Comisionado observa
las siguientes situaciones48:

Derecho a la propia jurisdicción


Los indígenas siguen siendo juzgados por la jurisdicción ordinaria cuando deberían serlo por
la especial, lo que revela la existencia de fiscales y funcionarios judiciales que desconocen
la jurisdicción especial. Se constató problemas de coordinación entre ambas jurisdicciones.
Las autoridades de la jurisdicción especial encontraron difícil asumir los casos de
indígenas que han estado presos en cárceles estatales y que se han vuelto muy
conflictivos y violentos.

45
Art. 14 del Decreto 1397 de 1996. Es interesante revisar la sentencia del Tribunal Constitucional
Colombiano, Sentencia T-239. Expediente T-559452. Acción de Tutela instaurada por Carlos Arturo
Niaza Panchi contra el Consejo de Conciliación y Justicia Indígena y el director de la Cárcel de Andes,
Antioquía. En esta acción de tutela el demandante considera que el Consejo de Conciliación y Justicia
Indígena ha violado sus derechos fundamentales al debido proceso al estar recluido en la Cárcel del Circuito
Judicial de Andes, Antioquia y no en un centro especial para indígenas.
46
Esta población sería significativa teniendo en cuenta que los indígenas representan un 2% del total
nacional y que cuentan con una justicia especial. Informe: Centros de Reclusión en Colombia: un
estado de cosas inconstitucional y de flagrante violación de derechos humanos”. Alto Comisionado
de Derechos Humanos, octubre 2001.
47
Informe: Centros de Reclusión en Colombia: un estado de cosas inconstitucional y de flagrante
violación de derechos humanos”. Alto Comisionado de Derechos Humanos, oficina en Colombia.
Bogotá, 31 de octubre de 2001.
48
Lo transcrito corresponde a un resumen de lo Informado por este Organismo.
22

Derecho a la consulta previa de toda medida legislativa o administrativa


susceptible de afectar a los pueblos indígenas49
No obstante que este Convenio es obligatorio para Colombia se dictó un nuevo Código
Penal (Ley 599 de julio de 2000) y Procesal Penal que contiene normas referidas a los
indígenas y que pueden afectarlos, sin haber pasado por una consulta previa, Art. 11
CPP referido al juez natural y Art. 378 del C.P sobre “inimputabilidad por diversidad
socio-cultural” y Art. 246 sobre la reintegración provisional al medio social del indígena.
No obstante que esta norma puede generar confusiones, puede ser utilizada (mientras
se genere una norma consultada) para que en casos de indígenas cuyo juzgamiento
corresponda a la jurisdicción estatal, se tenga en cuenta la diversidad socio-cultural, se cuente
con peritaje cultural y se propenda a la reinserción de los indígenas a su medio.

Derecho al uso del propio idioma indígena en los procedimientos legales


y juzgamiento
Los indígenas juzgados no han contado con intérprete aun cuando tenían como lengua
materna la indígena. Ni los operadores de justicia ni el personal de tratamiento consideran
necesaria la presencia de intérpretes, es decir el uso del propio idioma indígena no se
considera como un derecho constitucional que dé lugar a su inmediata protección. Sólo se
tiene en cuenta cuando constituye un problema serio de incomunicación. Los operadores
de justicia, personal penitenciario e incluso los abogados defensores desconocen en general
el derecho al uso del propio idioma indígena.

Derecho a una defensa profesional idónea y a la consideración de la cultura


La mayor parte de los indígenas presos son personas carentes de recursos económicos,
por lo que carecen de abogados de confianza para su defensa en juicio y para la aplicación
de derechos penitenciarios. Algunos tienen penas muy altas por hechos que habrían
ameritado una exculpación o pena menor si hubiesen contado con defensa idónea. La
Defensa de Oficio se muestra inoperante y la Defensa Pública resulta insuficiente. Muchos
abogados defensores, operadores de la justicia y funcionarios judiciales, así como los
propios indígenas presos, desconocen el Convenio 169 de la OIT y normas especiales que
protegen los derechos indígenas y mecanismos para hacerlos valer, por lo que no apelan
a tales derechos durante el juzgamiento ni encarcelación. No todos los defensores alegan
la consideración a la cultura y condición indígena de los enjuiciados presos ni exigen la
realización de pericias antropológicas.

Aplicación de penas distintas al encarcelamiento


La obligación contenida en el Inc. 2 del Art. 10 del Convenio 169 de la OIT sobre
la imposición de sanciones distintas al encarcelamiento no es respetada. Los fiscales

49
Este derecho está contenido en los artículos 6 y 7 del Convenio 169 de la OIT.
23

desconocen o incumplen tal normativa al establecer medidas de aseguramiento, que se


constituyen en penas efectivas de prisión. Los jueces que juzgan indígenas sólo se rigen por
la legislación secundaria sin tener en cuenta la legislación internacional, por lo que dictan
autos de detención sólo teniendo en cuenta el delito y no la condición de indígenas. En
caso de condenar no aplican penas alternativas a la prisión. Al momento de la ejecución de
la pena, ni los jueces de ejecución de penas ni la autoridad penitenciaria tienen en cuenta
esta obligación internacional, para efectos de aplicar beneficios administrativos o judiciales
que permitan a los indígenas gozar de sanciones distintas al encarcelamiento50.

Lugar de encarcelamiento
A pesar de lo dispuesto por el inc. 2 del Art. 10 del Convenio 169 de la OIT, la ley
65 de 1993, art. 29 dispone la existencia de lugares especiales de encarcelamiento
para indígenas. La Corte Constitucional justifica esta situación para que no se amenace,
mediante la reclusión en establecimientos ordinarios, los valores y la cultura indígena que
tienen protección constitucional. No obstante estas normas, la autoridad penitenciaria no se
ha preocupado de hacer efectivos estos derechos, argumentando la falta de reglamentación
y de recursos. La carencia de un espacio común convierte a los indígenas en blanco de
discriminación y abusos “por ser indios” y les dificulta el desarrollo de actividades comunes,
su desenvolvimiento en el marco de su cultura y la protección de sus derechos.

Respeto a la diversidad aún bajo el régimen carcelario


En virtud de la protección constitucional de la diversidad cultural, los indígenas tienen
derecho a ejercer todos sus derechos en el marco de su propia identidad y cultura aún bajo
las condiciones carcelarias. La administración penitenciaria no ha respetado el derecho a
la diversidad cultural y a la práctica de la cultura, creencias religiosas/espirituales, asistencia
de chamanes o guisas espirituales, acceso y uso a productos especiales que hacen parte
de su alimentación, acceso a productos de la medicina tradicional, cercanía a su familia
y grupo étnico. Las autoridades penitenciarias no consideran posible la existencia de
formas de organización propiamente indígenas dentro de los penales vulnerando la
propia vida cultural51. Hay muchos presos alejados de su familia y grupo cultural dando
lugar a su desarraigo y deterioro.

Derechos de educación, trabajo y salud


Se constata que, a pesar que los indígenas suelen recibir condenas largas y a que muchos
carecen de instrucción suficiente, la administración penitenciaria hace poco por facilitar

50
Este Informe constata además: “De las entrevistas sostenidas se desprende el desconocimiento de esta
obligación en los operadores de justicia, funcionarios de la administración penitenciaria, jueces de
ejecución de penas e incluso abogados defensores”.
51
Se señala como caso paradigmático el caso de los indígenas presos en la cárcel de Amazonas a quienes la
autoridad penitenciaria les ha negado reiteradamente la práctica de dichos derechos.
24

medios de educación y trabajo para los indígenas. La mayoría carece de trabajo o


educación como fuente de redención, ingreso y formación. Muchos de ellos presentan
afecciones de salud que no son atendidas y la autoridad administrativa es reticente a
permitir el uso de su medicina tradicional.

BREVE DESCRIPCIÓN DE LA SITUACIÓN CHILENA


En Chile se reconoce la existencia legal de 8 pueblos indígenas, los que de acuerdo
al último censo de población (año 2002) ascienden a 692.192 personas, es decir, el
4,6% de la población total del país (14.424.243). Los Mapuches conforman el pueblo
más numeroso con 604.349 personas (87,3% de la población indígena total), el cual se
encuentra preferentemente concentrado en las regiones IX, X y Metropolitana. Con una
cifra inferior, se sitúan los Aymaras con 48.501 personas (7,0% de la población indígena
del país), los Atacameños, con 21.015 integrantes (3,0% del total indígena), Quechuas
con 6.175 personas (0,9% del total indígena), Rapa Nui con 4.647 habitantes (0,7% de
la población indígena total) y por último, el pueblo Yámana con 1.685 personas (0,2%
de la población indígena total país).
A diferencia de México y Colombia, Chile no ha ratificado el Convenio 169 de la OIT,
no cuenta con normas constitucionales ni penales relativas a sus Pueblos Indígenas.
Recordemos que en el año 1991 el Gobierno de don Patricio Aylwin envía al Congreso
Nacional tres iniciativas legales: Una nueva Ley Indígena, un Proyecto de Reforma
Constitucional y el Convenio 16952. De ellas sólo se aprobará la que es hoy la ley
19.253 que establece “Normas sobre protección, fomento y desarrollo de los indígenas
y crea la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena” (publicada en el Diario Oficial
el día 5 de octubre de 1993). Esta Ley contiene 8 títulos53 con un total de 80 artículos
permanentes y 16 transitorios.
En lo tocante al Derecho Consuetudinario Indígena este se encuentra contenido en
el Título VII referido a las “Normas especiales de los Procedimientos Judiciales” Art.
54, que dispone lo siguiente:
“La costumbre hecha valer en juicio entre indígenas pertenecientes a una misma etnia,
constituirá derecho, siempre que no sea incompatible con la Constitución Política de la
República. En lo penal se la considerará cuando ello pudiere servir como antecedente
para la aplicación de una eximente o atenuante de responsabilidad.

52
Convenio 169 OIT: Paralizado entre junio 1991 y marzo 1994. Existe un pronunciamiento del Tribunal
Constitucional, de 7 de julio de 2000.
53
Estos se refieren a: Título I: De los Indígenas, sus Culturas y sus Comunidades; Título II: Del Reconocimiento,
Protección y Desarrollo de las Tierras Indígenas; Título III: Del Desarrollo Indígena; Título IV: De la Cultura
y la Educación Indígena; Título V: Sobre la Participación; Título VI: De la Corporación de Desarrollo
Indígena; Título VII: Normas especiales de los Procedimientos Judiciales; Título VIII: Disposiciones
Particulares y por último las Disposiciones Transitorias.
25

Cuando la costumbre deba ser acreditada en juicio podrá probarse por todos los
medios que franquea la ley y, especialmente, por un informe pericial que deberá
evacuar la Corporación a requerimiento del Tribunal.
El Juez encargado del conocimiento de una causa indígena, a solicitud de parte
interesada y en actuaciones o diligencias en que se requiera la presencia personal
del indígena, deberá aceptar el uso de la lengua materna debiendo al efecto hacerse
asesorar por traductor idóneo, el que será proporcionado por la Corporación”.
Antes de abordar el tratamiento del derecho consuetudinario en juicio, es necesario
puntualizar que la ley 19.253 ha reconocido el valor que representa para las etnias indígenas
de Chile sus costumbres. Es así como los Arts. 1 y 7 de esta ley disponen que:
• El Estado chileno reconoce la existencia de los indígenas desde tiempos precolombinos,
que conservan manifestaciones étnicas y culturales propias, que son parte esencial
de las raíces de la Nación chilena, su integridad y desarrollo de acuerdo a sus
costumbres y valores.
• Es deber de la sociedad y del Estado respetar, proteger y promover el desarrollo de los
indígenas, culturas, familias y comunidades, protegiendo las tierras indígenas, velando
por su adecuada explotación, equilibrio ecológico y ampliación.
• El Estado reconoce el derecho de los indígenas a mantener y desarrollar sus propias
manifestaciones culturales, en todo lo que no se oponga a la moral, buenas costumbres
y orden público.
También podemos encontrar reconocimiento y aplicación de las costumbres indígenas
en las siguientes normas:
• La sucesión de las tierras indígenas individuales se sujeta a las normas del derecho
común, con las limitaciones establecidas en esta ley, y la de las tierras indígenas
comunitarias a la costumbre que cada etnia tenga en materia de herencia, y en subsidio
por la ley común (Artículo 16).
• Reconocimiento a los Mapuches Huilliches de su sistema tradicional de Cacicados
y su ámbito territorial (Artículo 61).
• Reconocimiento a la comunidad Rapa Nui de la posesión de sistemas de vida y
organización histórica y manifestaciones culturales autóctonas (Artículo 66).
En lo relativo a la aplicación de las costumbres indígenas en juicio, la ley indígena ha
distinguido dos ámbitos de aplicación: el civil y el penal.
En lo Civil la costumbre hecha valer en juicio entre indígenas pertenecientes a una
misma etnia, constituirá derecho, siempre que no sea incompatible con la Constitución
Política de la República.
26

En lo penal se la considerará cuando ello pudiere servir como antecedente para la


aplicación de una eximente o atenuante de responsabilidad. Esta norma establece una
responsabilidad atenuada para casos especiales.
Cuando la costumbre deba ser acreditada en juicio podrá probarse por todos los
medios que franquea la ley54 y, especialmente, por un informe pericial que deberá
evacuar la Corporación a requerimiento del Tribunal. La convicción legal se funda
en medios de prueba55.
De las normas descritas surgen algunas cuestiones importantes. La primera de ellas se
refiere al ámbito personal de aplicación. La costumbre indígena sólo puede ser aplicada
entre indígenas, y aún más, ambas partes deben pertenecer a una misma etnia. Es
así como, tratándose de un conflicto o materia suscitada entre un indígena y un no
indígena, el derecho aplicable será el derecho del no indígena, es decir el derecho común.
Derecho que también será aplicado en juicios seguidos entre indígenas pertenecientes
a distintas etnias.
En lo referido al ámbito penal, nuestro país no cuenta con disposiciones especiales que
regulen los derechos de los integrantes de los Pueblos Indígenas, únicamente la legislación
indígena considera una responsabilidad penal atenuada para los indígenas en virtud de
la aplicación de su derecho consuetudinario. La Reforma Procesal Penal recientemente
introducida en nuestro país56 no consideró la especial situación de la población indígena, lo
que ha implicado en la práctica enfrentar situaciones para las cuales el sistema no estaba
preparado. De acuerdo a las estadísticas de la Defensoría Penal Pública de la IX Región57,
entidad que cuenta con una Defensoría especializada para indígenas58, el mayor número
de delitos de los cuales son imputados los mapuches se concentran en delitos contra la
propiedad (hurtos y robos), seguidos de lesiones y en menor medida delitos contenidos
en la Ley de Alcoholes. En cuanto a los delitos que han tenido una mayor connotación
pública, que se situarían en el cuadro estadístico bajo el título “delitos de leyes especiales”,
estos alcanzarían al 1% de los casos (ver Anexo N° 5).

54
En el ámbito penal los medios por los cuales se acreditan los hechos en un juicio criminal, son:
Los testigos; el informe de peritos; la inspección personal del juez; los instrumentos públicos o privados;
la confesión; y las presunciones o indicios.
55
Art. 456 bis (484) Código de Procedimiento Penal: “Nadie puede ser condenado por delito sino cuando
el tribunal que lo juzgue haya adquirido, por los medios de prueba legal, la convicción de que realmente
se ha cometido un hecho punible y que en él ha correspondido al procesado una participación culpable y
penada por la ley”. Artículo 295 CPP. Libertad de prueba. Todos los hechos y circunstancias pertinentes
para la adecuada solución del caso sometido a enjuiciamiento podrán ser probados por cualquier medio
producido e incorporado en conformidad a la ley.
56
Esta Reforma fue introducida a través de la Ley 19.696, publicada en el Diario Oficial de 12 octubre de
2000. En la IX Región de la Araucanía entra en vigencia el 16 de diciembre de 2000.
57
Esta Defensoría entra en funcionamiento el 10 de marzo de 2001, fecha en que se publicó en el Diario
Oficial la Ley Orgánica de la Defensoría Penal Pública N° 19.718.
58
Esta Defensoría especializada es creada el 21 de agosto del año 2001.
27

Peritajes culturales y los traductores indígenas


Los peritajes culturales y la institución de los traductores indígenas constituyen dos factores
esenciales en el ejercicio de los derechos de los indígenas en el sistema administrativo,
legal y judicial. En ambos casos de lo que se trata es de traducir una cultura. Por ello,
los peritajes culturales deben provenir de las autoridades tradicionales y personas con
reconocido conocimiento de la costumbre indígena. Como lo ha señalado la Misión de
Verificación de Naciones Unidas en Guatemala (año 2002), este mecanismo permite
a los operadores de justicia contar con valiosas asesorías sobre diversas realidades
culturales y su influencia sobre normas de convivencia, y por ende sobre la aplicación
del derecho.
En Chile la utilización de los peritajes culturales se ha circunscrito a informes emanados
de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, por lo cual los jueces siguen –en
términos generales– juzgando sin hacer referencia a los usos y costumbres, los cuales
son desconocidos por los operadores de la administración de justicia, sumado ésto a la
inexistencia de estudios e investigaciones que den cuenta de este derecho.
Otra cuestión de relevancia para la administración de justicia es la existencia de los
“traductores indígenas”. Este derecho dice relación directa con el respeto de los derechos
lingüísticos, la diversidad cultural y el debido proceso. En términos generales y como
ha quedado en evidencia en el caso Colombiano, los operadores de justicia no están
capacitados para comprender la lógica, cosmovisión y patrones de comportamiento de
las personas que no pertenecen a su cultura. Por ello y como lo ha constatado la Misión
de Naciones Unidas en Guatemala, la barrera lingüística suele ser uno de los obstáculos
en el acceso a la justicia estatal.
En la legislación chilena este derecho se encuentra consagrado en el ya mencionado Art.
54 de la Ley Indígena, que dispone:
“El Juez encargado del conocimiento de una causa indígena, a solicitud de parte
interesada y en actuaciones o diligencias en que se requiera la presencia personal
del indígena, deberá aceptar el uso de la lengua materna debiendo al efecto hacerse
asesorar por traductor idóneo, el que será proporcionado por la Corporación”.
En tanto, la nueva legislación penal59 contiene disposiciones que establecen el derecho
de las víctimas e imputados a ejercer, durante todo el transcurso del procedimiento, en su

59
Código de Procedimiento Penal Chileno: El Ministerio Público está obligado a velar por la protección
y garantía de los derechos de la víctima del delito, en todas las etapas del proceso penal. Es deber de
los fiscales durante todo el procedimiento adoptar medidas, o solicitarlas, para proteger a las víctimas,
facilitar su intervención en el mismo y evitar cualquier perturbación que hubiera de soportar con ocasión
de trámites en que tuviera que intervenir (Art. 6 y 78). El Juez de garantía podrá adoptar de oficio o a
petición de parte, las medidas necesarias para permitir que el imputado ejerza las garantías judiciales
consagradas en la Constitución Política, en las leyes y en los Tratados Internacionales ratificados por
28

forma activa y pasiva, sus derechos lingüísticos, gozando de todas las garantías y derechos
establecidos en el orden internacional. Por disponerlo el Art. 5 de la Constitución Política
de la República60 serian aplicables en estas materias las disposiciones contenidas en el
Derecho Internacional, especialmente61 en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos. Art. 9, 1462 y 27, Convenio 169 de la OIT (1989), Declaración Universal de
los Derechos Lingüísticos (Barcelona, junio 1966) y Declaración de 1992 de la Asamblea
General de Naciones Unidas sobre derechos de las personas pertenecientes a las minorías
lingüísticas, nacionales, étnicas, religiosas.

DESAFÍOS: POLÍTICAS CON PERTINENCIA CULTURAL


El reconocimiento de los derechos indígenas ha sido un proceso lento, centrado
fundamentalmente en el Sistema de Derecho Internacional de los Derechos Humanos. No
obstante, este sistema está integrado por normas que no se condicen con la naturaleza

Chile y que se encuentren vigentes (Art. 10). Todo imputado puede hacer valer hasta la terminación del
proceso, los derechos y garantías que les confieren las leyes. En especial “que se le informe de manera
específica y clara acerca de los hechos que se le imputaren y los derechos que le otorgan la constitución
y las leyes (Art. 93a). El imputado privado de libertad tendrá derecho a “que se exprese específica y
claramente el motivo de su privación de libertad...” (Art. 94a). Derecho del imputado durante todo el
procedimiento y en cualquiera de sus etapas a prestar declaración como medio para defenderse de la
imputación que se le dirigiere. Si el imputado no supiere la lengua castellana, se procederá a tomarle
declaración a través de un medio escrito o a través de intérpretes (Art. 98). Quienes no pudieren hablar
o no lo supieran hacer en el idioma castellano, intervendrán por escrito o por medio de intérpretes;
en la audiencia del juicio oral el acusado será asistido por intérprete que le comunicará el contenido
de los actos del juicio (Art. 291).
60
El Art. 5 de la Constitución Política de la República que señala como un limite a la soberanía el respeto
a los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana y un deber para los órganos del Estado
respetar y promover los derechos garantizados en la Constitución, así como por los tratados internacionales
ratificados por Chile y que se encuentren vigentes.
61
Estos instrumentos tienen relevancia en la delimitación de los alcances y contenidos de los derechos
lingüísticos: Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966), Pacto Internacional para
eliminación de todas las formas de discriminación racial (1965), Convenio sobre los Derechos del Niño
(1989), Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (1978),
Convenio N° 111 de la OIT sobre discriminación en el empleo (1958), Convenio de la UNESCO
contra la discriminación en la educación (1960), Declaración sobre la eliminación de todas las formas
de intolerancia y discriminación basadas en la religión o en otros motivos (1981), Declaración y Plan
de Acción de la conferencia mundial de Derechos Humanos de Viena (1993), Declaración sobre los
principios de la tolerancia (Unesco 1995).
62
Art. 9.2. “Toda persona detenida será informada, en el momento de su detención, de las razones de la
misma, y notificada, sin demora, de la acusación formulada contra ella”. Art. 14.3 “Durante el proceso,
toda persona acusada de un delito tendrá derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:
“A ser informada sin demora, en un idioma que comprenda y en forma detallada, de la naturaleza y causas
de la acusación formulada contra ella. A ser asistida gratuitamente por un intérprete, si no comprende o
no habla el idioma empleado en el tribunal. y especialmente el derecho a la defensa, en su forma activa:
actuando por sí en su lengua materna, y en su forma pasiva: utilizando un intermediario (interprete)
que facilite la comunicación entre los operadores, permitiendo el conocimiento de las imputaciones,
actuaciones y demás trámites en su lengua materna.
29

eminentemente colectiva que tienen los derechos indígenas. En el mejor de los casos
estos derechos han encontrado una consagración constitucional. No obstante este
reconocimiento, los países han introducido una serie de límites basados en el fuero
personal y territorial, y la compatibilidad que deben tener con la Constitución Política y los
Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos63.
El ejercicio efectivo de sus derechos por parte de los indígenas se ve obstaculizado por
una serie de factores de carácter interno y externo. Entre ellos, se puede mencionar las
precarias condiciones económicas en que viven aún millones de indígenas, las constantes
violaciones a sus derechos humanos de que son víctimas las comunidades e integrantes
de estos pueblos64, la discriminación de que son objeto sus comunidades y miembros65, el
desconocimiento generalizado de sus derechos y de los mecanismos de ejercicio y
defensa, las debilidades que presentan las organizaciones indígenas para lograr espacios
efectivos de ciudadanía 66 y ejercer aquellas competencias jurisdiccionales que les
entrega el marco normativo oficial, y la incapacidad de conservar o generar sus propios
modelos de justicia indígena.
En el caso de Chile resta aún alcanzar los estándares internacionales mínimos relativos al
reconocimiento de los Derechos Humanos y Derechos Propios de los Pueblos Indígenas.
En el ámbito penal nuestro país debe iniciar una discusión profunda sobre sus políticas

63
Es así por ejemplo que el Convenio 169 de la OIT dispone que:
“1. Al aplicar la legislación nacional a los pueblos interesados deberán tomarse debidamente en
consideración sus costumbres o su derecho consuetudinario.
2. Dichos pueblos deberán tener el derecho de conservar sus costumbres e instituciones propias,
siempre que éstas no sean incompatibles con los derechos fundamentales definidos por el sistema
jurídico nacional ni con los derechos humanos internacionalmente reconocidos. Siempre que sea
necesario, deberán establecerse procedimientos para solucionar los conflictos que puedan surgir en
la aplicación de este principio.
64
Amnistía Internacional ha puesto de manifiesto que estas violaciones siguen ocurriendo alrededor del
mundo, señalando que pese a su diversidad cultural y étnica existen sorprendentes similitudes en la
discriminación y en los constantes abusos que han y siguen sufriendo. A vía de ejemplo esta entidad
señala, el caso de Brasil y los violentos ataques sufridos en el año 2000 a los grupos Macuxi y Wapixana,
del Estado de Roraima, por parte de los terratenientes que contarían con la complicidad de las autoridades
locales. En: Brasil, Temor por la seguridad (Indice AI:AMR 19/09/00/s).
65
El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial recomendó en el año 2000, al gobierno
Australiano la introducción de cambios en los sistemas de condenas obligatorias que “parecen estar
dirigidas contra la desproporcionada comisión de delitos por aborígenes australianos, especialmente
menores, lo que hace resaltar la discriminación racial en sus tasas de encarcelamiento”. Cita contenida
en documento: CERD/C/304/Add.101.
66
Tal es el caso de Chile. Aún cuando existen espacios de participación reconocidos en la Ley 19.253, ley
indígena, cuestionables o no, estos no han operado en la práctica. Tal es el caso del Art. 34 que señala:
“Los servicios de la administración del Estado y las organizaciones de carácter territorial cuando traten
materias que tengan injerencia o relación con cuestiones indígenas, deberán escuchar y considerar la
opinión de las organizaciones indígenas que reconoce esta ley. Sin perjuicio de lo anterior, en aquellas
regiones y comunas de alta densidad de población indígena, éstos a través de sus organizaciones y cuando
así lo permita la legislación vigente, deberán estar representados en las instancias de participación que
se reconozca a otros grupos intermedios”.
30

criminales y penitenciarias, y la necesaria incidencia que deben tener los pueblos


indígenas en la elaboración de estas políticas. Esto exigirá, en una primera etapa, la
adecuación de los tipos penales y técnicas del derecho procesal a las diferentes lógicas
y cosmovisiones indígenas67.
La existencia de un país como Chile, de naturaleza pluricultural, multiétnica y
multilingue, hace necesario poner en práctica la recomendación efectuada por
Naciones Unidas en orden a que la justicia penal se considere en el contexto del
desarrollo económico de los sistemas políticos, sociales y culturales, de los valores
y los cambios sociales”68.

CONSIDERACIONES FINALES Y PROPUESTAS


NECESARIAS A TENER PRESENTE
De la revisión realizada en este texto se puede extraer algunos elementos que podrían
ser considerados al momento de formular una política y elaborar o ejecutar un programa
específico en el ámbito penitenciario. Estos dicen relación con:
a. Registro y caracterización de la población indígena existente en el sistema
penitenciario. La identificación de los usuarios indígenas es una exigencia básica para
la delimitación del universo existente en el circuito de administración de justicia.
Esta identificación debe quedar consignada en los registros y bases de datos de
manera tal de visibilizar a una población que hoy día permanece indiferenciada.
La identificación y registro permitirá elaborar adecuadamente políticas y acciones
pertinentes culturalmente.
b. Conocimiento y caracterización de la población indígena. En Chile no se
cuenta con investigaciones sobre la población usuaria del sistema penitenciario. Por
ello se hace imprescindible realizar un estudio que permita conocer, por ejemplo, las
características económicas, sociales y culturales de los indígenas, sus percepciones
sobre el sistema administrativo y judicial, los grados de conocimiento y manejo de la
legislación, la persistencia de sus propias manifestaciones y patrones culturales, y su
especial forma de relación con la institucionalidad occidental y la vinculación con sus
familias. Estos antecedentes constituyen exigencias mínimas para la formulación de una
política criminal y penitenciaria en Chile.
c. Respeto a la diversidad cultural. Este derecho-principio debe informar a todo el
sistema legal, admnistrativo y judicial en sus diversos niveles, desde la formulación de
políticas y leyes, interpretación de las normas, elaboración de programas, confección de
informes y peritajes, aplicación de beneficios penitenciarios. Implica el respeto a su “vida
cultural” contenido en el Art. 27 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos, consagrado

67
Op. Cit. Pág. 282.
68
Resolución de Naciones Unidas N°36/21.
31

en el Convenio 169 de la OIT y recepcionado en los Proyectos de Declaraciones de


Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos.
d. Igualdad en la diversidad. El derecho a la igualdad ante la ley debe ser respetado en
todo momento. Esto supone la consideración que todas las personas son iguales ante
la ley y tienen derecho sin discriminación a igual protección (Art. 26 y 2 del Pacto de
Derechos Civiles; Art. 2 del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales). No
obstante esta igualdad debe garantizar “la diversidad cultural “. La defensa de este derecho
supone el compromiso de respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales
de las personas que pertenecen a minorías y pueblos indígenas69.
e. Adecuación de la normativa penal y reglamentación interna penitenciaria
a lo establecido en el Derecho Internacional. En este ámbito es necesario tener
presente lo establecido en las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas: sobre Medidas no
privativas de Libertad (Tokio) y Principios Básicos para el Tratamiento de los Reclusos,
que señala que: “es necesario respetar las creencias religiosas y los preceptos culturales
del grupo a que pertenezcan los reclusos...”.
f. Acceso a la justicia. El Diagnóstico Internacional da cuenta del difícil o nulo acceso
a la Justicia que tienen hoy en términos generales los integrantes y comunidades
indígenas. De allí que se hayan establecido órganos especializados para la defensa
y promoción de sus Derechos Humanos, mecanismos de conciliación indígenas con
abogados dependientes de órganos administrativos del Estado, Clínicas Jurídicas de
Derecho, entre otras. Incluye además el respeto y garantía a los derechos lingüísticos,
en su forma activa y pasiva lo que implica la existencia y preparación de intérpretes o
traductores indígenas y la participación de las autoridades o personas que tengan un
conocimiento acabado de las tradiciones en los procesos administrativos o judiciales
en calidad de peritos.
g. Conocimiento de sus derechos. Existe una evidente necesidad de los indígenas
de conocer los derechos que les asisten, especialmente al momento de ser juzgados
en los procedimientos judiciales y una vez ingresados a los centros penitenciarios,
la normativa que rige la vida interna de los penales y las normas que los pueden
beneficiar para gozar de libertad.
h. Garantía al ejercicio de los derechos no conculcados. Continuamente se pone
de manifiesto el hecho que la reclusión no debe afectar más derechos de los que la

69
Es así como el Artículo 4 de la Declaración Universal de la UNESCO sobre la diversidad cultural dispone:
“Los derechos humanos, garantes de la diversidad cultural: La defensa de la diversidad cultural es un
imperativo ético, inseparable del respeto de la dignidad de la persona humana. Ella supone el compromiso
de respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales, en particular los derechos de
las personas que pertenecen a minorías y los de los pueblos autóctonos. Nadie puede invocar la
diversidad cultural para vulnerar los derechos humanos garantizados por el derecho internacional,
ni para limitar su alcance.
32

propia medida de prisión lleva consigo. De allí que las personas recluidas deben gozar
del resto de sus derechos. En este tema es necesario tener presente el Derecho que
tienen los indígenas a la protección contra la violación de sus derechos, y a iniciar
procedimientos legales para asegurar el respeto efectivo de sus derechos. De especial
significación para el mundo indígena es el respeto de sus derechos culturales (Artículo
27 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y los Artículos 13 y 15 del Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales)70. Entre estos derechos
se encuentran aquellos que dicen relación con el derecho a su identidad y pertenencia a
su comunidad de origen, ejercicio de sus prácticas culturales, religiosidad, espiritualidad,
ejercicio de su medicina tradicional, a sus formas de vida y a la educación y trabajo.
Estos derechos conllevan a su vez, la conveniencia de establecer programas laborales
y educacionales que resguarden la pertinencia cultural, el acceso a guías espirituales,
celebración de ceremonias tradicionales, adecuación del sistema alimenticio, diseño y
adecuación de la infraestructura de recintos para asegurar el ejercicio de estos derechos,
fortalecimiento de los vínculos comunitarios y familiares, entre otros.
i. Programas específicos de atención a presos y presas indígenas destinados a
garantizar el debido proceso a todo indígena sometido a un procedimiento
penal y agilizar los beneficios a que tengan derecho. En otros países como
México se han establecido programas especiales de apoyo post-penitenciario en
actividades laborales y de reintegración a su comunidad de origen así como programas
destinados a que los indígenas gocen de medidas alternativas a la prisión o destinados
a la revisión de sus causas ante los tribunales de justicia.
j. Programas de reintegración a su medio comunitario y familiar. Estos
programas resultan fundamentales para evitar el desarraigo y deterioro de los indígenas.
Estas relaciones siguen constituyendo los pilares de las culturas indígenas, dada la
especial relación y significación de la pertenencia a su comunidad como un factor
de identidad y control social.

70
Los derechos culturales son parte integrante de los derechos humanos, que son universales, indisociables
e interdependientes. El desarrollo de una diversidad creativa exige la plena realización de los derechos
culturales. “Toda persona debe, así, poder expresarse, crear y difundir sus obras en la lengua que desee
y en particular en su lengua materna; toda persona tiene derecho a una educación y una formación
de calidad que respete plenamente su identidad cultural; toda persona debe poder participar en la
vida cultural que elija y ejercer sus propias prácticas culturales, dentro de los límites que impone el
respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales”. Declaración Universal de la
UNESCO sobre la diversidad cultural.
33

ANEXO 1
Poblacion indígena de Chile por region según pueblo / Censo año 2002

I REGIÓN DE TARAPACÁ II REGIÓN DE ANTOFAGASTA


Alacalufe: 66 / Atacameño: 1.061 Alacalufe: 48 / Atacameño: 13.855
Aymara: 40.700 / Colla: 275 Aymara: 2.468 / Colla: 182
Mapuche: 5.372 / Quechua: 1.025 Mapuche: 4.117 / Quechua: 2.038
Rapa Nui: 86 / Yamana: 80 Rapa Nui: 42 / Yamana: 58

III REGIÓN DE ATACAMA IV REGIÓN DE COQUIMBO


Alacalufe: 32 / Atacameño: 3.074 Alacalufe: 37 / Atacameño: 668
Aymara: 380 / Colla: 1.738 Aymara: 467 / Colla: 324
Mapuche: 2.057 / Quechua: 50 Mapuche: 3.514 / Quechua: 56
Rapa Nui: 58 / Yamana: 18 Rapa Nui: 63 / Yamana: 48

V REGIÓN DE VALPARAÍSO
Alacalufe: 128 / Atacameño: 419
Aymara: 567 / Colla: 72
Mapuche: 14.594 / Quechua: 144 REGIÓN METROPOLITANA DE SANTIAGO
Rapa Nui: 2.671 / Yamana: 13 Alacalufe: 669 / Atacameño: 1.379
Aymara: 2.743 / Colla: 292
Mapuche: 182.963 / Quechua: 1.599
VII REGIÓN DEL MAULE Rapa Nui: 1.169 / Yamana: 548
Alacalufe: 56 / Atacameño: 55
Aymara: 107 / Colla: 15
Mapuche: 7.756 / Quechua: 48
Rapa Nui: 47 / Yamana: 73
VI REGIÓN DEL LIBERTADOR
BERNARDO O’HIGGINS
VIII REGIÓN DEL BÍO BÍO Alacalufe: 58 / Atacameño: 97
Alacalufe: 120 / Atacameño: 141 Aymara: 105 / Colla: 47
Aymara: 211 / Colla: 44 Mapuche: 9.485 / Quechua: 57
Mapuche: 53.104 / Quechua: 159 Rapa Nui: 54 / Yamana: 55
Rapa Nui: 125 / Yamana: 173

IX REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
X REGIÓN DE LOS LAGOS Alacalufe: 111 / Atacameño: 61
Alacalufe: 434 / Atacameño: 86 Aymara: 94 / Colla: 88
Aymara: 178 / Colla: 62 Mapuche: 203.221 / Quechua: 456
Mapuche: 100.327 / Quechua: 308 Rapa Nui: 102 / Yamana: 62
Rapa Nui: 158 / Yamana: 150

XII REGIÓN DE MAGALLANES XI REGIÓN DE AYSÉN DEL GENERAL


Y DE LA ANTÁRTICA CHILENA CARLOS IBÁÑEZ DEL CAMPO
Alacalufe: 563 / Atacameño: 25 Alacalufe: 281 / Atacameño: 36
Aymara: 52 / Colla: 24 Aymara: 44 / Colla: 1
Mapuche: 8.621 / Quechua: 45 Mapuche: 7.546 / Quechua: 56
Rapa Nui: 25 / Yamana: 189 Rapa Nui: 27 / Yamana: 72

Poblacion indígena total: 692.192


(4,6% población total nacional)

Mapa extraído de Guía Para la Acción de la Justicia. Tomo V: Pueblos Indígenas:Temas y


Legislación. FORJA - Ministerio de Justicia de Chile. Autoría profesional: Mylène Valenzuela R.
34

ANEXO 2
Población indígena total en relación a población total de Chile

Población chilena N° Habitantes %


Población no indígena de Chile 14.424.243 95,4
Población que se autoidentifica como indígena 692.192 4,6
Total 15.116.435 100,0
Fuente: Censo año 2002.

ANEXO 3
Población indígena según grupo étnico / Total país

Pueblo indígena N° %
Total que se identifica pertenecer a un grupo étnico 692.192 100,0
Alacalufe 2.622 0,4
Atacameño 21.015 3,0
Aymara 48.501 7,0
Colla 3.198 0,5
Mapuche 604.349 87,3
Quechua 6.175 0,9
Rapa Nui 4.647 0,7
Yámana 1.685 0,2
Fuente: Censo año 2002.

ANEXO 4
Población indígena según etnia y sexo

Pertenencia grupo étnico Ambos sexos Mujeres Hombres


N° % N° % N° %
Total País 15.116.435 100,0 7.668.740 50,7 7.447.695 49,3
Pertenece a un grupo étnico 692.192 100,0 343.286 49,6 348.906 50,4
Ninguno de las anteriores 14.424.243 100,0 7.325.454 50,8 7.098.789 49,2
Fuente: Censo año 2002.
35

ANEXO 5
Delitos o faltas asociados a imputados mapuches IX Región

Otros delitos contra la propiedad 251 15%


Otros delitos 240 15%
Hurtos 199 12%
Lesiones 197 12%
Robos no violentos 192 12%
Delitos Ley de Alcoholes 161 10%
Robos 92 6%
Delitos contra la libertad y la intimidad de las personas 65 4%
Delitos económicos 53 3%
Homicidios 40 2%
Delitos sexuales 38 2%
Faltas Ley de Alcoholes 35 2%
Cuasidelitos 33 2%
Delitos Ley de Drogas 24 1%
Delitos de Leyes Especiales 12 1%
Delitos contra la fe pública 5 0%
Delitos funcionarios 1 0%
Total 1.638 100%
Fuente: Defensoría Penal Pública. Abril 2003.

REFERENCIAS
Lara R. Exposición del Cuarto Visitador General de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en
México. Universidad Central de Chile, octubre de 2002.
Instituto Nacional Indigenista de México. Programa Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas
2001-2006.
Ordóñez JE. Reclamos jurídicos de los Pueblos Indios. México: Universidad Nacional Autónoma de
México, 1993.
Satavenhagen R. Derecho indígena y Derechos Humanos en Latinoamérica. México: Colmes III, 1988.
Bustos J. “Política Criminal y Estado”. En: Revista de Ciencias Penales de Costa Rica, Año 8, N° 12.
Diciembre, 1996.
Torres C. Jurisdicción especial indígena y derechos fundamentales a través de una muestra jurisprudencial:
una reseña del caso colombiano. Trabajo presentado en Doctorado de Derechos Humanos. España:
Universidad Carlos III, 2000.
Alto Comisionado de Derechos Humanos, Oficina en Colombia. Bogotá. Informe: Centros de Reclusión
en Colombia: Un estado de cosas inconstitucional y de flagrante violación de derechos humanos.
Colombia, octubre 2001.
Documento de Información de Naciones Unidas. Los Derechos Humanos Hoy. 1998.
36

Parlamento Europeo. Informe de la Comisión de Asuntos Exteriores y de Seguridad sobre las medidas
internacionales necesarias para una protección efectiva del medio ambiente y de los Pueblos Indígenas.
Documento de sesión 3 de febrero de 1994.
Dulitzky A. “Los Pueblos Indígenas: jurisprudencia del sistema interamericano de protección de los derechos
humanos”. En: Revista IIDH, Vol. 26, junio-diciembre 1997.
Olguín G. Guía Legal sobre utilización del Sistema Interamericano para la defensa de los derechos Indígenas.
Organización Internacional del Trabajo, 2002.
Consulta Mundial, Ginebra 1988 y Comité para la eliminación de todas las formas de discriminación racial.
Recomendación General Sentencias Tribunal Constitucional de Colombia: Sentencias de Tutela N°349 de
1996, T-239/02. Colombia: Tribunal Constitucional, 2002.
37

Revista de Estudios Criminológicos y Penitenciarios


N° 6 - Mayo 2003 - Santiago de Chile
37 - 58

La cosmovisión y la filosofía Mapuche:


Un enfoque del Az-Mapu y del Derecho
Consuetudinario en la cultura Mapuche

Juan Ñanculef Huaiquinao*


Historiador e Investigador de la Cultura Mapuche

Resumen
El presente artículo intenta exponer algunos de los aspectos fundamentales de la cultura y la filosofía
mapuche, todo aquello que constituye su cosmovisión y que permite comprender la forma práctica de
relacionarse con el mundo y con los aspectos concretos de la vida.
Dentro de estos se encuentra su ordenamiento social y jurídico, donde se manifiesta la relación
con su cosmovisión, tanto frente a la génesis y clasificación de los delitos como en el análisis y
aplicación de las sanciones.
Abstract
The present article is an attempt to explain some of the basic aspects of the mapuche’s culture
and philosophy, their cosmovision, that explain the different ways of conforming a relationship
with the whole world and the concrete aspects of life, and the juridical and social structures, which
concern their cosmovision in the genesis and classification of offenses and in the analysis and
application of sanctions as well.

INTRODUCCIÓN
Entre los aspectos culturales más importantes del Pueblo Mapuche están su cosmovisión y
su filosofía. Es como la unión de lo pragmático, lo lógico y lo mágico. En el pensamiento
Mapuche hay una tri-dimensión muy especial para analizar el todo y la existencia de la
vida, la existencia humana, la réplica permanente de ese conocimiento de que, “tal como
es arriba es abajo”, chumley ta wenu mapu ka feley ta nag mapu. La dualidad como
principio permanente, dos padres viejos, dos padres jóvenes, la idea del tiempo y el
espacio aquí, allí, allá, donde el espacio es circular y el tiempo es cúbico y siempre así,
el análisis de las cuatro energías acotadas a la idea de Dios, tierra, agua, aire y fuego,
el pragmatismo permanente y la simplicidad para analizar las cosas que normalmente

* Profesional de la Unidad de Educación de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI).


38

denominamos divinas y que muchas veces nos complicamos en entender y en explicar. El


Mapuche no, lo explica de la forma más simple.
En el presente trabajo esbozaremos algunos de estos aspectos que conforman la cultura
y la filosofía Mapuche, aspectos de los elementos que conforman la forma práctica de
entender y concebir el mundo, pensamiento que se traduce en aspectos concretos
de la vida, en aspectos del sentido que se le da a la vida, el verdadero sentido de lo
holístico, (circular), y la idea permanente de lo cíclico, de la globalidad e integralidad.
En esta filosofía, lo fundamental del hombre es el pensamiento, que en mapuzugun
denominamos Kimün.
Es pues el Kimün, la ciencia del conocimiento Mapuche, la base de todo. De la existencia,
del ser, de la vida, de la muerte, de la vida más allá de la vida, de la clasificación
biológica, botánica, química, matemática, física, cosmológica y filosófica de las cosas.
Por ejemplo, un elemento que llama mucho la atención en la filosofía Mapuche, es
que la idea de fin no existe.
La vida no tiene fin en el Pueblo Mapuche, sólo se transforma, y es cíclica permanentemente.
No hay lecturas del fin del mundo, ni trágica ni gloriosa. Nada se termina, todo se
transforma y algún día vuelve a ser lo que fue.
Esta ciencia del conocimiento o compendio que ordena y explica esto, se llama
KIMÜN. La metodología del kimün es el Inarrumen, aquella capacidad de observación
permanente de la naturaleza que el Pueblo Mapuche logró desarrollar al máximo
por miles de años.
“Para poder avanzar en la reestructuración de la cultura de nuestro pueblo, que
está tan dañada, tan tergiversada y colonizada ideológicamente, debemos pasar por
replantear nuestra propia filosofía y concepción de medir el tiempo y el espacio, de
tener conciencia real del por qué son tales o cuales elementos que constituyen nuestro
mundo, nuestro saber, nuestro pensamiento, nuestra cultura”.

NUESTROS FUNDAMENTOS TEÓRICOS


Para poder explicar y entender las bases del pensamiento Mapuche, las bases del Kimün,
se han propuesto 2 teorías, que planteamos como Hipótesis para poder fundamentar lo
que desde el punto de vista occidental no podemos fundamentar.
La primera teoría la denominamos del mito al rito, mediante la cual decimos que en los
Epeu, en el Pueblo Mapuche, está la base del pensamiento, está la lectura del pasado,
y en los ritos o rituales propios Mapuche se explicita ese pensamiento; El Guillatun por
ejemplo, como lectura de un saber muy antiguo, milenario, se hace realidad, y a través de
metáforas se explica ese pasado. Esa es nuestra primera teoría.
La segunda teoría la hemos denominado como el valor del verbo, o el valor de
la palabra, mediante la cual planteamos que lo que está en la lengua vernácula, en
39

el sustantivo del lenguaje, es porque de ello nuestro Pueblo Mapuche tuvo y tiene
aun un amplio, y muy desarrollado conocimiento. Por el contrario, si no está, de
ello nada se sabe.
Pues bien, estas dos hipótesis constituyen nuestra base bibliográfica, nuestra declaración
de principios Mapuche. Lo que hemos venido afirmando a partir de estos principios
propios de nuestra cultura, serán el desafío para el futuro, especialmente para que las
Universidades y Académicos comprendan nuestro enfoque, como parte esencial de la
diversidad del conocimiento universal.
Primero debemos aclarar que hoy la palabra Epeu, es traducida como mito o cuento al
castellano. ¡Tremendo error! En mapuzugun se dice Epeu, y los Mapuche entendemos
inmediatamente que es una lectura del pasado. El Epeu, en el Pueblo Mapuche,
comparativamente traducido como mito ha sido un error histórico, que rebaja, que
pierde trascendencia al sentido real de la lengua, de la palabra, tergiversa y daña. El Epeu
es un hecho real –a diferencia del concepto propiamente tal del mito en el concepto
occidental– que es una idea abstracta, no posible, se concibe como algo irreal, “se
dice es un cuento, es un mito”.
En el Pueblo Mapuche el Epeu es una verdad, es un hecho, un suceso real, que narrado
en el tiempo de generación en generación, termina siendo una leyenda, es cierto, pero
es un hecho real. El Epeu de Txeng-Txeng y Kai-Kai por ejemplo, es la lucha universal en
el tiempo de los tiempos, del Agua y la Tierra, y nos preguntamos cuándo se detendrá la
lucha de por vida de preeminencia del agua y la tierra. Hoy sabemos que los glaciares
son formados cada 8.500 a 12.000 años. Hoy gracias a la ciencia occidental se ha
descubierto que hace unos 9 mil a 10 mil años se produjo el último glaciar. Esta lucha
es tan real, que hoy, en pleno siglo 21 aún esta vigente. Sabemos que el mar avanza
hacia los continentes, y estos ceden a la presión de las olas todos los días, quienes en
representación de Kai-kai carcomen cada día las riberas. También y gracias a la ciencia
occidental sabemos que los grandes témpanos de los polos Sur y Norte se están derritiendo
en magnitudes aún impredecibles, y que en el caso de la Antártida, son el producto
de la rotura de la capa de ozono.
Esa lucha, Agua/Tierra, es milenaria, y es el verdadero sentido que tiene el Epeu de
Txen-txen y Kaikai. Los Epeu constituyen una metodología que tuvo y tiene el Pueblo
Mapuche para no olvidar la historia, para dejar la constancia de hechos reales milenarios,
como que sabemos y también lo tienen los hermanos Aymarás, que el desierto de Atacama,
hace unos 12 mil años era parte del Océano Pacífico.
La segunda teoría, para fundamentar nuestra Hipótesis, es el valor de la palabra en el
Pueblo Mapuche, es decir lo que está en la palabra, lo que está en el Mapuzugun, el
verbo del mapuzugun, es porque de él, de esa palabra, de ese verbo, nuestro pueblo tuvo
conocimiento. Por ejemplo: Los porotos existieron en el Pueblo Mapuche y están en la
lengua. En Mapuzugun se dice Següll, esta palabra está en la lengua, y siempre fueron
un producto del Pueblo Mapuche y que además tuvo muchas variedades, lo mismo
40

que las papas, Ponü. Por el contrario lo que no estaba en la lengua, el Mapuche
tomó la palabra del Español y la mapuchizó, como es el caso del caballo, Kawellu,
y la vaca, Waka.
Uno de los grandes problemas que tenemos hoy quienes escribimos sobre nuestra cultura,
es que tenemos que darnos a entender para la cultura occidental, y para ello tenemos que
esforzarnos y recurrir a conceptos occidentales por analogía, de tal forma que muchas
veces caemos en comparaciones no necesariamente reales, de ahí el riesgo de perdernos
en el intento. Si tuviéramos que explicar esto sólo en Mapuzugun, en un mundo propio
para los Mapuche, el resultado desde luego sería diferente.

EL CONOCIMIENTO DE LA REDONDEZ DE LA TIERRA


Tanto es el conocimiento de la redondez de la tierra que tuvo el pueblo Mapuche, que
desarrolló un calendario perfecto y que se ha venido reivindicando desde hace unos 20
años, las fiestas del We Txipantu (El año Nuevo de los Mapuche). Hemos dicho que
el Pueblo Mapuche tenía conocimiento de que la tierra es redonda desde hace unos
3.500/5.000 años, pues tal conocimiento ha estado siempre planteado en los Epeu. No
hay en ningún Epeu, en ninguno, pero ni el mas mínimo atisbo, que los Mapuche pensaran
o hubieran pensado alguna vez que la tierra era plana. Si así hubieran pensado, no le quepa
duda al lector que habría unos cuantos Epeu, o leyendas de la tierra plana.
Por el contrario, que la tierra es redonda, está escrito en el Kimün, en la conciencia del
conocimiento, está en la palabra, como Wallontu, como Chenküz, como Tüway; está
en la base misma del razonamiento de nuestro pueblo Mapuche, en el pragmatismo
de construir la ruka (casa), en el pragmatismo de realizar los Guillatun, y todos los
rituales, especialmente de los bailes.
En el Pueblo Mapuche todo es holístico, todo es circular, todo gira alrededor de algo,
la idea es el Chünküz Mapu, es decir la tierra redonda, el sol es redondo, la luna es
redonda, las estrellas, todo es circular. Kom Mapu, Kom Wagülen, Kom Mogen
Chünküz Kiyawi Pikey Tayin Futakeche. De allí la importancia de lo Holístico. Todo
gira. Gira la tierra alrededor del sol, la luna alrededor de la tierra, y el hombre alrededor
del cosmos. Giran los átomos en las células, como el aire (kürrüf) en torno al planeta.
Nosotros los seres humanos en la cultura Mapuche nos concebimos circular, por ello la
forma de saludar de derecha a izquierda, la forma de organizar la vivienda, la entrada a la
vivienda, la forma de organizar el Guillatún principal ritual Mapuche, los actos y eventos
dentro de los rituales son circular, el Awün o Trilla en los guillatunes es construir la
idea de lo circular, los Choikes que bailan el choike purrun durante el Guillatun, todas
las vueltas que se dan alrededor del Rewe, o Chünkol Purrun, etc., es como recorrer el
cosmos en el espacio, pasando por todas sus constelaciones, siempre girando, desde el
Wenu-Mapu, ingresar al Nag-Mapu, y también descender al Minche-Mapu.
Ese pragmatismo nos indica el pleno conocimiento Mapuche de la redondez de la tierra,
de la rotación y de la traslación, de tal forma que a partir de ello, y del analisis del
41

Meliwitxan-Mapu, determinó su propio calendario de 13 meses, y de 28 días cada uno,


con un ciclo anual de 364 días perfectos y con 4 estaciones cada año. El ciclo básico lo
guiaba la luna, o Küyen, y el ciclo grande lo guía el sol, o Antu.
Este es un conocimiento profundo que tenemos los Mapuche desde miles de años atrás,
conocimiento este y muchos otros que nos indican y nos hablan de un pueblo sabio,
sabiduría que desgraciadamente está a punto de desaparecer producto del embate por el
que hemos pasado en estos casi 500 años de colonización cultural. Tenemos que afirmarlo
a los cuatro vientos, nuestro pueblo fue un pueblo sabio, tuvimos tantos conocimientos
que hoy es casi imposible recuperarlo. Conocimientos de las ciencias naturales, sociales,
matemáticas, filosóficas, biológicas, químicas, etcétera.

LOS PRINCIPIOS EN NUESTRA FILOSOFÍA


El concepto Chegen
Esta palabra –dentro del Mapuzugun– significa ser gente: Che = gente, Gen = propiedad,
propia del ser. La primera idea del pensamiento Mapuche en su filosofía, implica saber
la tremenda diferencia que hay entre ser gente, y no serlo. Ser gente implica tener
razonamiento, razonamiento de la lógica del mundo, y conciencia de un ser, un ente
universal. Este análisis nos indica las ideas filosóficas del pensar, (Rakizuam). Es el ser
gente, Tayiñ Chegen, lo que nos da la cualidad y la capacidad de pensar: Los animales
no son gente, no tienen la capacidad de pensar, de razonar. Esa diferencia es muy
importante, lo que hace del ser humano un ente consciente.
Parte del supuesto es que la superioridad humana respecto del animal está dada en el
pensar, y en el saber de la existencia de un Universo, y la supremacía humana sobre
ese universo es el mismo hombre. Inchin Tayiñ Mapuchegen, Tüfa Chi Txoy Zugu
Rumeñma Lonkontuku Niefiyiñ. Nosotros en el Pueblo Mapuche filosóficamente
valoramos mucho este concepto, de tal forma que siempre estamos diciendo, Inchin Tayi
Chegen, o Chegenmeu. Y cuando no nos toman en cuenta los demás, decimos Che
Txokigelayiñ, no nos consideran gente. Dentro de este principio nos encontramos con
una serie de términos que nos indican la capacidad de análisis de la razón. Estos son:
a. El Zuam. Es la sinergia del pensamiento, es el pensamiento global, total, es la
conciencia universal, es la esencia misma de pensamiento. Es saberse parte de un total.
Implica un total de códigos acumulados que están ordenados a cierta lógica natural en el
cerebro, Müllo, en Mapuzugun. Puede ser por las necesidades humanas o espirituales,
como el hambre, la necesidad de Dios, de vivir, de darse cuenta de la naturaleza, de
ver, de sentir. Zuam, se traduce habitualmente también como una necesidad. Pero no se
puede tener una necesidad X, si no tenemos grabado cierto pensamiento lógico Y. Esa
es la diferencia con el instinto y con quienes padecen desviaciones en su pensar como
el que presenta síndrome de Down, por ejemplo, el Zuam nos coloca en la esencia
del mundo sobrenatural, en la esencia de una concepción de algo superior necesario y
complementario. Así nace por comparación, la idea de Dios.
42

b. El Rakizuam. Es la capacidad de analizar el pensamiento. Viene del término Raki,


que es el verbo contar (de números). Es como contar el Zuam. El Rakizuam es el
necesario ordenamiento interno en el cerebro del Zuam. Estos se ordenan de acuerdo
a una prioridad innata, de necesidades, de afectividad, de divinidades, en fin de cada
individualidad del pensamiento. Dicen los mapuche, dime lo que piensas y te diré quien
eres. Chumiechi Tami Rakizuamken, Femichi Che Geaymi 1.
c. El Günen. Es la habilidad individual para administrar rápidamente y hábilmente el
pensamiento. Günen es aquella capacidad instintiva de reaccionar rápido. Es como lo
astuto, lo audaz. El Günen es posible administrarlo positivamente, para el bien,
como también ciertas personas tienen capacidad para administrarlo negativamente.
El Weza Günen es esa capacidad rápida de obrar mal. En los Epeu, se considera
al Zorro el animal con mayor Günen, por lo astuto, por lo audaz, por lo rápido
para salir de problemas.
d. El Guyü. Es la intromisión de vacíos en la administración del Zuam. Es el olvido. Es
una célula que interviene el archivo del cerebro, y le crea vacíos. Eso se llama Guyü
(guyüy = se olvidó). Interviene el Zuam y lo desordena, creando progresivamente
una confusión, lo que con la edad conduce al Guyüche, enfermedad mental del
olvido, el Alzhaimer. Es una enzima, que interviene más, o que interviene menos,
para producir el olvido2.
e. El Mawang. Es el proceso contrario del Zuam. Es la dificultad de ordenar lógicamente
el pensamiento. Es la alteración del Zuam por influencia externa a la voluntad del
Yo. Es el desorden en el autocontrol, comparativamente el Mawang es como el
mongolismo, situación que en el Pueblo Mapuche fue muy escaso, prácticamente
no existió mongolismo.
f. El Welu-Zuam. Es el Zuam que funciona al revés. Es la conciencia alterada, que
conduce al Chegelan, a la idea de no ser gente, ser irracional, que no tiene conciencia
de su existencia, que no tiene capacidad de darse cuenta que es humano, que es Che, y
como tal no puede razonar. Es la esquizofrenia total, la que se debe remediar colocando
al individuo en relación armónica con la naturaleza.

El concepto Choyün
Los Mapuche concebimos a nuestros hijos como Choyün. Generalmente un padre al
hablar en Mapuzugun cuando se refiere a sus hijos dice Tañi Choyün (mi hijo). Choyün
literalmente en Mapuzugun es brote, de tal forma que nosotros somos concebidos como
brote de la tierra. De ella brotamos, en ella vivimos un tiempo, y luego volvemos a la

1
Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge de nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos
hacemos el mundo. BUDA.
2
Hallan la enzima que nos ayuda a olvidar. Suiza, Zurich: Un equipo de científicos descubrió la proteína
denominada PP1 (Phosphatasel 1). Diario Austral de Temuco, Enero 2002.
43

tierra, el cuerpo, el Kalül, la materia química del cuerpo vuelve a la tierra, y el Püllü y el
Am forman el cuerpo etéreo que trasciende al Wenu-Mapu, a la tierra en una dimensión
superior. Cuando un Mapuche muere al sepultarlo se le dice Feula Mapugetuymi:
Ahora ya eres tierra de nuevo, su Kalül (su cuerpo), su química. Esto nos demuestra
dos cosas muy importantes a analizar:
• Primero: que está implícito el concepto cíclico, que como humano se gira en torno a
la tierra, nacemos de ella, algo así como un brote, y al morir volvemos a la tierra, con
la trascendencia del Püllü y el Am espíritu y alma como cuerpo etéreo. Por eso nadie
se da verdadera cuenta que muere, uno sigue vivo, ve, observa su propio funeral, y
comienza a trascender lentamente a la otra dimensión.
• Segundo: que nos entrega un antecedente muy importante dentro de nuestra filosofía,
cuál es nuestro origen. Si la afirmación permanente de nuestra gente, Inchin Tayiñ
Mapuche Gen, nos indica que no venimos ni del Norte ni del Sur, ni del Este ni del
Oeste, somos Mapuche, gente de aquí, fuimos creados y dejados aquí, somos de aquí
porque brotamos de la tierra, porque nos dejó Dios aquí, es muy importante para
plantear nuestra propia teoría de nuestro origen, y no aceptamos ni la de Menghin, ni
la de Latcham, que tanto daño nos ha hecho como Pueblo.

El concepto Mapu
Mapu se conoce literalmente como la traducción de tierra. Sin embargo en un análisis
filosófico más profundo nos podemos dar cuenta que Mapu, es un efecto Causal. Por lo
que para nosotros los Mapuche constituye el Eje de nuestra Filosofía y de ahí la importancia
de llamarnos Mapu-Che (gente del Mapu), porque Mapu unido al concepto real de Che,
nos indica la grandeza de la filosofía Mapuche, del conocimiento del cosmos, de la realidad
de su cosmovisión, de lo que se imaginan es arriba, se practica tal cual abajo. Del Mapu
deducimos el concepto de materia. El concepto materia propiamente tal en Mapuzugun
no existe, por lo que la esencia de la palabra es Mapu. Mapu implica Materia. En la
Cosmovisión Mapuche como lo veremos más adelante se habla de Wenu Mapu, que
literalmente significa la tierra de arriba, pero como ya lo hemos dicho Wenu Mapu es otra
tierra especial en cuarta dimensión. Esto implica que los Mapuche sabían que arriba hay un
Mapu, es decir una tierra en una dimensión diferente, pero aunque es diferente es materia.
Ese es el punto. La inmaterialidad no existe en el Pueblo Mapuche.
Tenemos narraciones de Machi, que nos han contado que ellas(os) fueron, ascendieron,
estuvieron, fueron llevadas, en fin como sea, conocieron el Wenu-Mapu. Y al
preguntársele cómo es: Afirmaron que es igual a la tierra de acá, pero están todos
nuestros antepasados.

El Concepto Newen
Newen en Mapuzugun significa fuerza. Se dice que toda la naturaleza es Newen. Newen
es la energía. Tienen Newen los ríos, las plantas, las montañas, el Volcán, los animales, las
44

aves, las serpientes, etc., toda la naturaleza es fuerza, es Newen. Existen Newen que son
negativos, y por cierto muchos Newen que son muy positivos. Las fuerzas Newen están
en permanente contienda, en disputa del privilegio de la vida el Küme Newen, disputa la
vida con el Weza Newen. Por tanto Newen es esencia de la vida, es la energía vital, es la
tierra misma, es el Mapu, Tierra, es el Agua, Ko, es el Aire, Kürrüf, es el Fuego,
Kütxal, el principal Newen proviene de la Tierra, de ahí la idea de Nuke Mapu, Madre
Tierra. Meli Newen Müley Wallontu Mapu meu. Sólo cuatro energías existen en el
Universo: Tierra, Agua, Aire y Fuego. La convergencia de las cuatro energías, genera
la vida humana.

LA ESTRUCTURA DE LA COSMOVISIÓN
La idea tridimensional
1. Wenu Mapu. Es el plano superior y es un concepto tan simple que no admite mayor
discusión. Wenu es arriba, y Mapu como ya lo describimos es tierra, es energía, es
materia, es el eje de la filosofía, de la razón de Ser del Mapuche. Por tanto Wenu
Mapu, es la tierra de arriba, y se acabó. Simple, pragmático, sencillo. Tierra de
Arriba. Es igual a la de acá, el planeta donde vive la dimensión humana del hombre.
Desgraciadamente ha sido traducido literalmente como el cielo y muchos estudiosos
del tema así lo han definido, para la cual los cristianos se valieron para evangelizarnos.
Pero Wenu Mapu es una concepción muy diferente y distinta. Para nosotros Wenu
Mapu es más real y más material, es otra tierra, es muy similar a esta tierra que
habitamos, allá hay vida igual.
Por ello para nosotros el Wenu Mapu es el dual de la tierra, es como la copia de la
tierra, exactamente igual a ésta, donde están todos los que se murieron primero, los
parientes, amigos, todos, y están allí cumpliendo una misión especial, al igual que lo
hicieron en la Tierra natural, trabajando en la agricultura, produciendo, sembrando,
cuidando los animales, jugando, haciendo ceremonias, etc. Pero todo en una dimensión
y perfección superior. Las Machis dicen que allí están los Antikus, los Kuifiches,
los antepasados, los entes tutelares, las deidades superiores. Por eso cuando a una
persona le queda poca vida, comienza a soñar que sus antepasados los vienen a buscar.
Generalmente a caballo, o en carreta, y se lo llevan. Se lo llevan a esa tierra de una
dimensión especial, que nos justifica nuestra idea de lo cíclico.
En el Wenu Mapu están las personas que conforman una familia divina, cuatro personas
que conforman la idea de un solo Dios, desde donde proviene la energía positiva:
• Kuze: Diosa Mujer Anciana.
• Fütxa: Dios Hombre Anciano.
• Ülcha: Diosa Mujer Joven.
• Weche: Dios Hombre Joven.
45

Todos ellos conforman un solo Dios, con facultades separadas, pero federadas en un
solo pensamiento cósmico, el Newen (Kiñe Futxa Newen). La gran fuerza creadora. El
Fütxa Püllü, el gran espíritu como le denomina el peñi Armando Marileo, en su análisis
del Mundo Mapuche. En nuestro caso hemos profundizado el análisis y podemos agregar
lo siguiente, relacionando las cuatro energías ya comentadas:
• Kuze: Diosa mujer Anciana. Potestad Elchen. Facultad: Da la vida a la gente.
Representa la tierra = Mapu.
• Fucha: Dios hombre Anciano. Potestad Gunechen. Facultad: Administrador de
la gente. Controlador de la vida de la gente, es como la fuerza del Aura de cada
entidad humana. Representa el agua = Ko.
• Ulcha: Diosa mujer Joven. Potestad Mapun. Facultad: Da la vida a la tierra y a toda
la naturaleza y todo su entorno. Representa el aire = Kürrüf.
• Weche: Dios hombre Joven. Potestad Gunemapun. Facultad: Administrador de la
tierra, controlador de todas las fuerzas naturales de la tierra y de toda la existencia en
el universo, incluido todo el espacio. Representa el fuego = Kütxal.
En el Wenu Mapu entonces está la fuerza positiva, que alimenta de energía a la tierra y
a toda la naturaleza. Allí vive la familia divina, y todas las deidades conjuntamente con
los denominados Kuifiches, antepasados, que lograron traspasar la muerte, y que su
Püllü y su Am conformaron el cuerpo etéreo, para seguir viviendo, inmediatamente
después de la muerte terrenal, cumpliendo misiones de trascendencia en el cosmos,
trabajando y luchando por mantener el equilibrio de la totalidad. Es a estas personas
que se dirigen nuestras Machis en sus oraciones previas a sus rituales de sanación de los
enfermos, hablan de Antikus, de los Kuifiches, los antiguos, los antepasados.
Por eso es que también antiguamente no se lloraba en los funerales, no se sentía la
misma pena de hoy cuando se muere un familiar, por cierto se siente la separación
con ellos, lo extrañan, pero se sabe que ellos ingresan a la dimensión cósmica,
el Malleu Mapu. Los funerales antiguos Mapuche eran de fiesta, de Amul Püllü,
hacer trascender el espíritu para que ese cuerpo etéreo pudiera irse a la cuarta
dimensión o Wenu Mapu.
2. Nag-Mapu. Es la dimensión intermedia, y corresponde a la tierra propiamente
tal, diríamos al planeta en su conjunto, su entorno, la naturaleza, la vida terrícola,
animal, vegetal, mineral, etc.
En el Nag-Mapu habita el hombre, y como ser humano es Che, es gente, concepción
muy importante para diferenciar la vida humana de la vida animal, y de la importancia
que tendrá después la ley de la vida respecto de los animales y de las plantas y de
toda vida en la tierra, como ya lo comentábamos. El Chegen, ser gente, es también
el concepto ordenador del derecho consuetudinario Mapuche. Se hace realidad y se
lleva a la práctica en el Nag Mapu. He aquí el valor del Verbo, y su código de ética y
46

comportamiento en la vida terrenal se debe dar de acuerdo a las normas que le entrega
el Az-Mapu, como lo veremos más adelante. En el Nag-Mapu se cumple un ciclo, el
más importante de la filosofía, desde donde haremos méritos para continuar en otra
dimensión, y a la cuarta generación volveremos de nuevo. Desde el punto de vista
etimológico tiene la siguiente acepción: Nag = abajo / Mapu = tierra.
Por lo tanto el Nag-Mapu es la tierra de abajo. La tierra de la dimensión que conocemos.
Aquí donde nacemos, donde vivimos y donde nos corresponde conocer la Ley. La Ley
está dada, y en la medida de cómo la conocemos, la explicitamos, la hacemos realidad,
la interpretamos, entonces nace la religión.
Y que importante resulta acotar que antes de la religión en el pueblo Mapuche nace
la ley, luego la religión, que interpreta esa ley, que analiza esa ley, dicta normas
particulares respecto de la gran ley dada, se compara hoy como la religiosidad Mapuche.
La religión viene a ser como el reglamento de la gran Ley. La ley es la Naturaleza,
la Religión, la Sanción, la Tierra, el Agua, el Aire y el Fuego, las cuatros fuerzas de
la naturaleza, por las cuales el Mapuche jamás estará en contra, constituyen el eje
ordenador de las sanciones de la ética y la moral, que se explicita y analiza en el
Az-Mapu, como norma. El compendio de esta ley, analizada y explicitada para cada
vida, para cada acción y que conlleva al final al nacimiento de los Ritos, estructurados
en los mitos (del Mito al Rito decíamos), se denomina Az-Mapu: Az = imagen,
esencia de ser. Literalmente es el rostro. / Mapu = tierra, la esencia de la filosofía
Mapuche, la materia.
3. Minche Mapu. Es literalmente las tierras del subterráneo, lo que no se ve. Es
una dimensión especial.
Minche: debajo, subsumido. / Mapu: tierra. / Minche Mapu: las tierras subterráneas.
En el Minche-Mapu están las fuerzas negativas, el signo menos (-), y es exactamente lo
contrario del Wenu Mapu. Aquí cohabitan cuatro fuerzas negativas, con la existencia
de un ente negativo, comparativamente parecido al demonio. Esta fuerza negativa,
se denomina Wekufu. Esta esencia negativa, es la causante de todos los males,
las enfermedades, los desastres naturales, etc. Aquí coexisten cuatro deidades, que
conforman un solo ser que es este denominado Wekufu. Estos son:
• Weza Pullu. Esencia del espíritu malo. Potestad global del mal.
• Weza Kimun. Esencia del conocimiento negativo. Potestad que causa los pensamientos
negativos, envidias, odios, etc.
• Weza Kurruf. Esencia negativa del Aire. Potestad personalizada en el Meulen, viento
que suele pasar al medio día y que suele enfermar a los niños. Agente de la fiebre
súbita, Txafentun en Mapuzugun.
47

• Weza Neyen. Esencia negativa de las vidas ocultas. Es como ciertos respiros
sobrenaturales. Potestad: Afecta a la esencia de la vida. Se cree que cualquier persona
poseída por el espíritu negativo Wekufu, tiene el aliento fuerte.
Estas son pues las tres dimensiones cósmicas de la filosofía y pensamiento Mapuche.
Sobre estas tres fases del conocimiento se debe empezar la educación intercultural
bilingüe, y todo lo que tenga que ver con educación, pues es la esencia de la filosofía
Mapuche, la ideología ordenadora de su propia orientación y pensamiento.

La entidad negativa:
Signo complementario del bien (–) · (+) = (–)
(+) · (–) = (+)
La entidad negativa, materializada, es decir que tiene materia y que representa el mal, se
denomina Wekufü, entidad que se supone es la causante de todos los problemas y dificultades
de la vida. Esta entidad se materializa en diferentes animales, aves o figuras.
1. Witranalwe: Es el más conocido y el que causa más miedo. Es un esqueleto humano
andando, que nunca se le ve la cara. Generalmente anda a caballo, usa espuelas,
manta grande y sombrero. Los mapuche lo tenían para cuidar los animales. Para
los winka es un Zombi.
2. Anchimallen: Es una guaguita que es resucitada cuando muere, y mediante cierta
magia, se transforma en una especie de luz, como una lámpara, que deambula por la
noche, y generalmente cuida el hogar de quienes son sus dueños. La gente al ver volar y
pasear esa luz, causa temor y sabe inmediatamente que es el Anchimallen.
3. Cherrufe: Es una piedra voladora con forma de pescado, que tienen ciertos Ulmenes
o Lonkos Mapuche, y que suele volar por la tarde en el crepúsculo, y anuncia la
muerte de algún líder Mapuche, generalmente otro Lonko de otra comunidad. Es muy
parecido al vuelo de un asteroide o meteorito, por la forma en que cae, con una gran
llamarada de fuego, y luego desaparece.
4. Piuchen Filu: Es una serpiente emplumada, muy parecida en su idea al Ketzatkoatl
Mexicano. En los Mapuche se cree que es una serpiente que causa el mal, porque está
dominada por el Wekufü. El Piuchen Filu suele tener cachos y es generalmente de
color roja o castellana. La gente puede ver una gallina en las orillas de los ríos, pero
cuando quiere tomarla, al momento mismo de tomarla, se vuelve serpiente. Entonces
a todos los niños le aconsejan no perseguir gallina alguna que uno llegare a encontrar
a orillas de los ríos o montes.
5. Renü: Los Renüs, son túneles existentes donde estudian la magia blanca los grandes
iniciados Mapuche. Existieron Renüs famosos, en la Cordillera de los Andes. Literalmente
la palabra significa sólo tomado, pero en la realidad, la persona es tomada y llevada
a esos lugares de una dimensión especial, donde puede encontrarse con ciertos
48

antepasados. Quienes entran a los Renüs, le dan algo así como una varita de la
suerte y será muy afortunado en los negocios, pero la riqueza eventual que adquiera
producto de visitar los Renüs, será retirada toda antes de morir y la persona deberá
morir pobre.
Todos estos entes son el mismo Wekufü, con nombres distintos y tienen por misión
ciertas facultades negativas, para lograr los equilibrios con el bien.
6. Welu Witxau Filu: Serpiente de dos cabezas, que se utiliza siempre como ente
negativo, que causan males a las personas cuando son colocadas en los hogares
para llamar conflictos3.
7. Wüf-Wüf Filu: Es una serpiente voladora, de forma chata, que siempre suele
encontrarse en las orillas de los ríos, son entidades reales que conforman la concepción
de Gen, los dueños por excelencia de las cosas naturales y a las cuales se les debe
mucho respeto4.

EL AZ-MAPU Y EL DERECHO CONSUETUDINARIO MAPUCHE


El Az-Mapu es la esencia de la tierra, el rostro, la imagen de toda la naturaleza, su lectura,
su ser, su vida, eso es Az-Mapu. Es por tanto el código de ética y comportamiento del
hombre Mapuche, respecto de la naturaleza y toda su esencia de ser. Esto harás. Esto
no harás. De esta forma lo harás. Si hierras tienes esta posibilidad de enmendar. El
procedimiento, la metodología, los pasos de los rituales, las condiciones de los rituales, los
elementos integrantes que deben participar, todo, todo está descrito.
Miles de normas y procedimientos están escritos en el Az-mapu. Cientos de Códigos
podemos extraer de ello. El Código de comportamiento respecto del Agua, el Código de
la Tierra, el Código del Aire y los vientos, el Código del Fuego, las plantas, los animales,
las piedras, los insectos, las serpientes, el código de los ritos y sus formas, las condiciones
de la vida, las posibilidades de errar y las mismas de enmendar, etc. Por cierto todo
ello deriva en la religión, en la causa de los rituales, y en todas las normas que rigen
la estructura de la religión Mapuche.
Con esto se puede confirmar una vez más nuestra teoría que en el mito está el pensamiento
básico, y en el rito se explícita ese pensamiento. Teoría del mito al rito (Juan Ñanculef
Huaiquinao, texto Tayiñ Mapuche Kimün). He aquí donde se comprueba, que esa
esencia del pensamiento lo adscribe el Az-Mapu, y conduce a las formas y condiciones de
los ritos, de tal forma que cada sector territorial Mapuche, ó cada Lof, intrínsecamente
contiene las normas generales de cada rito, contiene y tiene la norma general, pero
son a su vez independiente de las variables políticas y sociales propias de los linajes
que conforman otros Lof (El Lof es la Base Social dentro de la estructura del Territorio

3
Lecturas de sanciones graves a quienes atenten contra la naturaleza, que afecta la vida, en verdad.
4
Ibídem.
49

Mapuche), permitiendo la gran pluralidad, no dogmática de la religión Mapuche. De


esta manera se dice, cada Lof, tiene su propio Az-Mapu, por decir cada Lof, tiene
su propia costumbre, su propia forma de ver las cosas y por cierto su propia forma
de realizar los ritos.
El guillatún por ejemplo, que es el ritual por excelencia de la religión Mapuche, nada falla
en su estructuración general en cada Lof, es similar la esencia del fondo y del producto de
ella en todo el territorio Nacional Mapuche. Sin embargo cada guillatún en cada Lof, tiene
sus particularidades y no se puede pretender uniformizar. Por ejemplo: Será obligatorio y
está escrito en la norma general, que cada Guillatun debe tener banderas. De la misma
forma es fundamental que en cada Guillatun, se baile en Chike Purrun. Sin embargo
la norma está dada en forma implícita, todos así lo saben, pero cada Lof, cada sector
del territorio Mapuche es libre de usar, cuatro, cinco, seis, ocho, doce banderas, las que
quiera, con estrellas, sin estrellas de un color, de otro, en fin, eso queda libre para cada
Lof-Che. De la misma manera, no puede haber Guillatun, sin Choyke Purrun, que
es el baile del avestruz, lo que no se indica es cuántos choikes deben bailar, pudiendo
ser mínimo cuatro hasta doce.

La norma general de cada ritual GUILLATUN y sus variables,


permite la diversidad y la pluralidad del az-mapu en la cultura mapuche
El Az-Mapu indica qué no puede faltar, pero puede variar (según la localidad):
1. Un campo de oración, Guillatuwe: Es el campo donde se realiza un Guillatun.
Grandes, medianos, chicos. Es elemental que exista un campo de oración, lugar
denominado como sagrado en cada comunidad o Lof. No puede faltar obviamente,
aunque su tamaño o su ubicación es libre de cada Lof. Los Guillatuwes han sido
afectados totalmente desde la colonización y conquista. Primero porque en muchos
casos se extrajo el Che Mamül, o Mamüll Che, de los Guillatuwes, colocando
a cambio la cruz Católica. Los Guillatuwe siempre deben estar orientados hacia
el Este y tienen la forma de una gran “U”. Profundizando sobre el tema hemos
dicho que un Guillatun es la reconstitución que el Mapuche realiza sobre la idea
del Universo que tiene.
2. Rewe o Che Mamüll: Imagen antropomórfica, la pareja de Dios vieja y viejo, Kuze
y Fücha, que representan en forma idealista una imagen corporativa de la dimensión
de Dios traído a la tierra desde el mundo del Wenu-Mapu. Es una especie de Altar de
comunicación con el gran espíritu o Fütxa Püllü, que conforman la familia divina,
(Kuze, Fücha, ülcha, y Weche), la cual ha variado mucho en los últimos 400 años,
debido a la intromisión de las religiones occidentales. Estas imágenes pueden variar
en sus formas y estilos, pero siempre debe haber una pareja en cada Guillatuwe. Por otra
parte en muchos Lof, nos encontramos con la cruz católica, y en otros ambos, Rewe y
Cruz conforman un sincretismo cultural, entre Rewe y Cruz, comulgan allí conjuntamente
sin que la gente de esta generación se pueda explicar el por qué.
50

3. La oración o Guillatu: La cual puede ser diferente en cuanto a su estructuración. Es


decir nunca puede faltar la oración, porque guillatun es literalmente oración, pudiendo
en algunos lugares ser oración realizada por los Genpines, en otros por los machis,
en otros por los lonkos, sin machi, en algunos lugares oran las mujeres apartes de los
hombres, en otras solamente los hombres, etc. La oración no debe faltar, está en la
esencia de la norma, pero cómo se ora, qué se dice, cómo se dice, qué es primero, qué
después es atribución de cada Lof. Eso lo permite cada Az-Mapu, de cada sector. La
norma general es obligatoria, la particular es libre.
4. El Choike o Choike Purrun: Esto ya fue puesto en el ejemplo. Es la presencia del
baile avestruz, imitando en todo lo que suele hacer un avestruz al aparearse, y la forma
que tiene el macho al cortejar a las hembras, se representa siempre en cada Guillatun,
porque representa la necesidad lógica de la procreación, y se instala allí en medio del
principal ritual dentro de la religiosidad Mapuche.
Esto estará siempre en cada ritual guillatun. La variable libre de cada Lof tiene que
ver con la cantidad de Choikes que participen, de tal forma que en algunos sectores
son cuatro el mínimo, lugares como Chol-Chol, Imperial, Carahue; en otros son cinco,
Victoria y Traiguién; en otros seis, Lumaco, Traiguién, Purén y sector de la Costa; en
otros siete, Panguipulli, Melipeuco y sector Sur; y en el sector Pewenche de Lonquimay
y del Alto Bío-Bío, es de hasta 12 Choikes.
5. El Awün o trilla: Son las vueltas que se dan en forma circular en torno al total del
GUILLATUWE. Mediante el Awün se aplica una fórmula matemática, que calcula el
cuadrado de la circunferencia, y mediante esta fórmula geométrica se determinaba
sin querer el valor de Pi (3,141666). Ver libro “Génesis de la Cultura Andina” de
Carlos Milla, Peruano Quechua.
Es importante acotar, que antes de la llegada del caballo al pueblo Mapuche el Awün,
como parte importante del ritual guillatun, se debe haber hecho igual. Porque el Awün
o trilla (como se conoce vulgarmente), es la reconstrucción de la idea de la totalidad del
Universo, o Wallontu-Mapu = Universo.
El Awün, consiste básicamente en 16 vueltas alrededor del Guillatuwe, o campo de
oración, dentro de la cual cada 4 vueltas, viene una detención para ponerse en fila
mirando hacia el Puel-Mapu (Este), y se hace para generar allí la denominada oración
libre de los participantes. Allí inclinados hacia el Este cada Mapuche en su caballo,
antiguamente en su Luan, ora en silencio, ofrece muday, semillas, productos de
la tierra, y grita cuatro veces el mantran más conocido del Mapuche denominado
Kefafan, que consiste en la tres vocales universales de la vida. La I la A y la O =
IiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiAaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaOoooooooooooooooo.
Con el Awün acudimos al Wenu-Mapu cuando iniciamos desde el Puel (Este) la carrera
lenta, trote de los caballos; descendimos al Nag-Mapu (tierra donde vivimos) cuando
51

llegamos a la altura del Rewe o Che Mamüll del mismo Guillatuwe, y bajamos a
las profundidades del Minche-Mapu cuando pasamos por detrás de las remadas o
Künis, del mismo Guillatuwe.
Así, suponemos que en el siglo XV, XVI, no podía faltar el Awün, en tan importante
ritual, y nos aventuramos en decir y teorizar, que según indagaciones hechas a
algunos Kimches, sabios ancianos de Vilcún, de Chol-Chol, nos dejan entrever
que este acto ritual, se hacía con los Luan. El Luan es el Wemul, que era utilizado
muy preferentemente en eventos rituales, y su sangre utilizada en forma especial
para ello. La pregunta es: ¿con qué se hacía el Awün en el siglo XIV por ejemplo,
si no teníamos caballo?
El Awün debe estar en cada ritual, lo obliga el Az-Mapu, pero cómo se haga,
qué variables tenga, es una decisión de cada Lof; Con caballos rayados, pintados,
con ramas en el cuello, sin ramas, eso es libre de cada localidad. Esas son pues
las variables de nuestros códigos de comportamientos y normas dadas en esta
dimensión de la vida Mapuche.
6. El Wurwuntun: Son las ofrendas de todos los alimentos que más tarde se compartirán
entre todos los asistentes al guillatun. Hay cientos de formas de generar esta bendición
de alimentos, que nunca falta en cada guillatun, pero sus estilos son libres de cada
Lof. Hay sectores como los de Victoria por ejemplo, donde el Würwürtun se hace
colocando todas las ollas con cazuelas hirviendo, el vapor saliendo hacia las dimensiones
cósmicas, y entonces vienen los Choikes, avestruces, que en forma “pícara”, pasan
y prueban cada olla de comida, y van gritando, tallas, chistes Mapuche, buena onda,
en fin, dicen: Tüfa chi Korrü kümelay, Tüfa kochilay, Túfa soy pichi Kümey, etc. (Esta
comida no sirve, esta no vale, esta no tiene sabor, esta está amarga, esta no tiene sal, la
cocinera no vale... etc.). De esta forma el Nag-Mapu, siendo la tierra en que vivimos,
está íntegramente ligada a la Ley. La Ley está dada. Su sistematización y práctica,
y su estructuración es el Az-Mapu, mediante la cual se da razón y se fundamenta
la sanción, la ética, la moral.
Así todo queda regido, ligado, obligado, en la mente y el corazón, establecido en cada
norma de la localidad, de respetar la esencia de la vida, la naturaleza plena, las plantas,
árboles, flores, semillas, raíces, animales, aves, insectos, bichos, etc., todo debe ser
respetado en las normas del Az-Mapu.
Para analizar estas normas las debemos dividir en dos ramas, a saber: Los Yam
y los Gen. Kimaymi, Lonkontukuaymi, ka Pinkentukuaymi, aprender, saber, y
poner en el corazón; la práctica de la norma era la Ley, y se le decía a los niños y
jóvenes en todo su proceso educativo, y en los consejos prácticos que se le entregaba
a través del Gülamtun.
52

Análisis de los principios de Yam como “derecho”


1. Yam: En mapuzugun significa respeto. Es el compendio del derecho de todo ente
con vida. El hombre, las plantas, los animales, la tierra, el agua, los cerros, las piedras,
todo. Es el derecho de todo ente, el respeto que se le debe tener a todo tipo de vida. El
Az-Mapu indica: “Contra nada tú puedes atentar”, si lo haces atentas sobre ti mismo, y
tarde o temprano te cobrará. Los principales Yam a considerar son:
• Yam Mapu = Normas que establece el derecho de la Tierra.
• Yam Ko = Normas que establece el derecho del Agua.
• Yam Kütxal = Normas que establece el derecho del Fuego.
• Yam Kúrrüf = Normas que establece el derecho de Aire.
• Yam Kullin = Normas que establece el derecho de los Animales.
• Yam Üñüm = Normas que establece el derecho de las Aves.
• Yam Filu = Normas que estable el derecho de las Serpientes.
• Yam Mawiza = Normas que establece el derecho de las Montañas.
• Etcétera.

Análisis de los principios de Gen, como las obligaciones/sanciones


Gen: Son las entidades superiores y los dueños por excelencia de toda entidad, toda
especie toda vida. A través de los Gen se establece las sanciones desde la ética y la
moral, de toda falta, de todo tipo de transgresión. A través de los Gen, sabemos la
fuerza y la dureza de la naturaleza, de tal forma que podemos decir, que Dios perdona,
pero la naturaleza no perdona.
Generalmente y como metodología de aprendizaje, se dice que una planta tiene un dueño,
y que ese dueño o Gen, puede ser una culebra, un ave deformada, que comúnmente
se le denomina Waillipen, que el dueño puede ser una mujer muy linda, generalmente
dueña de los cerros, las montañas y los ríos. Esta entidad se denomina Zumpall, que
literalmente es la Sirena. En localidades como Malleco Arauco, a esta entidad dueña de
ríos y montañas se le denomina Duiñ Malen, que es la misma Sirena.
Lectura sobre las deidades dueñas por excelencia de las cosas de la naturaleza, y de
nosotros mismos abundan en el Pueblo Mapuche. Los animales grandes como caballos,
toros, vacas, ovejas, carneros, cabríos, perros, cerdos, etc., son los dueños de los pantanos
y vegas, generalmente ecosistemas y biodiversidad de plantas, con árboles que nacen en
abundante humedad, arrayán, pitras, temos, sauces, etc. En mapuzugun a estos contextos
se les denomina Menoko, Walme, Mallin, pitxantus, temuntus, kilantus, etc. En materia
53

de plantas grandes como robles, coigues, laureles, casi siempre los Gen son serpientes y
aves, Piuchen Filu. Los pastos tienen también Gen, y suelen ser insectos raros, venenosos,
como arañas, palotes, cuncunas, sapos, ranas, lagartijas, etc. Las flores tienen Gen también
de serpientes, de aves, y de insectos. Los principales Gen son:
• Gen Mapu, el dueño por excelencia de la tierra, y sanciona todo tipo de transgresiones
que se le haga a la tierra. Son entidades espirituales, representadas por cualquier
tipo de animales.
• Gen Ko, el dueño por excelencia de las aguas, y sanciona todo tipo de transgresión
a las aguas. Son entidades espirituales representadas por sirenas, peces, culebras,
animales de agua, como los Pononos, los Ngakiñ, los Cueros vivos, denominados
Txülke Wekufü.
• Gen Kütxal, el dueño por excelencia de los fuegos, y sanciona todo tipo de
transgresiones que se hace al fuego. Entidades que cohabitan los volcanes por
excelencia, son denominados los Pillan.
• Gen Kürrüf, el dueño por excelencia del aire y sanciona las transgresiones al Aire,
al viento, a los truenos, a las tempestades, y tiene sus normas para detenerlos,
para hablar con ellos.
• Gen Kullin, dueño por excelencia de los animales, y sanciona esas transgresiones.
• Gen Mawiza, dueño de las montañas, y sanciona esas transgresiones. Se manifiestan
generalmente con sendos ruidos de los árboles que conversan entre ellos, que se envían
mensajes a ciertas horas, y que los Mapuche saben y no acudían a esas horas a las
montañas. En ella tú te puedes perder, te mareas y no te das cuenta donde estás, al
final puedes morir sin poder regresar.
• Gen Lafken, dueño de los mares, y sanciona sus transgresiones. Aquí los Gen
son todo tipo de monstruos peces, de sirenas Sumpall, de animales adecuados
al agua, no siempre bien definidos, que sancionan a los que no piden permiso
para meterse a sacar mariscos en el mar, a pescar sin rogarle primero a las aguas
que les dé peces, etc.
• Gen Üñüm, dueño de los pájaros y aves, y sanciona las transgresiones a las aves
y pájaros, etc.
• Gen Kurra, dueño de las piedras.
• Gen Rayen, dueño de las flores.
• Gen Pirru, dueño de los bichos, insectos, abejas, moscas, tábanos, mosca azul,
zancudos, colihuachos, moscardones, etc., todos tienen nombres en mapuzugun, y
tienen sus normas establecidas en el Az-Mapu.
54

• Gen Che, por cierto los dueños de nosotros, nadie vive sin un dueño, hay un dual que
nos acompaña siempre y muchas veces nos puede salvar de grandes accidentes, es
una entidad espiritual que nos acompaña, que está aprobando o desaprobando nuestro
accionar, es como nuestra conciencia, nos habla a cada rato, y si sabemos escucharlo,
podríamos hacer tremendas obras y evitar muchas cosas negativas.

SISTEMA DE ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA


El Pueblo Mapuche tenía todo debidamente clasificado para ejercer justicia, pues su filosofía
está basada en el fundamento del bien del grupo social y de todo el entorno ecológico y de
la biodiversidad. Si el grupo social está bien, sí la naturaleza está bien, lo estará la persona
individualmente, dice la metáfora filosófica Mapuche. El sistema de Administración de
Justicia en el Pueblo Mapuche es integral, afecta a la totalidad, al individuo, al grupo
social, al entorno, al país Mapuche. Al efecto las normas del Az-Mapu van desde
lo general hasta lo más simple, con el criterio de que todos los delitos igualmente
constituyen una transgresión, al grupo social, a la persona afectada, o al entorno y a
la Ñuke Mapu, madre tierra.
De acuerdo a lo anterior el Az-Mapu, entrega los lineamientos generales y las ideas
globales de los sistemas a aplicar, de los tipos de delitos, las que decodifica en general
en muy grave, menos graves, leves y menos leves. Los mecanismos de justicia existentes
operaban en forma independiente en todo el territorio Mapuche, en cada Lof, en los
Rewes-Mapu, y en los Ailla-Rewes. En cada uno de estos espacios territoriales, los
criterios de gravedad sobre los mismos delitos variaban bastante, pudiendo el mismo
delito en un Lof, a veces no ser sancionado, y en los Rewes o Aillarewes, podía ser con
aplicación de hasta la muerte. Los delitos políticos como el de traición a la patria, el
traspaso de información, generalmente se aplicaban a nivel de Rewe y de Aillarewe. En
el nivel de Lof, este delito no se determinaba.
A partir de los Rewes se establecían los principales tipos de delitos y sus sanciones, pero
igualmente se mantiene el criterio de que cada Lof, y especialmente cada alianza de los
linajes patrilineales en los Rewe-Mapu, eran independientes de aplicar los criterios de
justicia que mejor le parezca del momento, y las sanciones que ellos determinen. Rara vez,
se buscaba apoyo en otros Rewes, salvo cuando las transgresiones implicaban a familias
completas, las que a veces terminaban en Malones, que eran asaltos armados, de un
Lof con otro, o de un Rewe con otros.
De acuerdo a lo anterior y en forma general podemos enumerar algunos de los siguientes
sistemas, que se aplicaban independientemente tanto en los Lof como en los Rewes.
En los Aillarewes, la decodificación y el nivel de gravedad era mucho mayor, por lo
que los criterios variaban bastante.
55

La Justicia Pública
• Los Sistemas de Wichan Mapu: Estos sistemas consistían en la aplicación de justicia
desde la comunidad, desde el Lof o desde los Rewes. La investigación de los delitos
se realizaba a través de un complejo sistema de información de la totalidad del Lof o
Rewes, donde cada integrante estaba obligado a informar cualquier cosa rara que veía.
Si por esas cosas ocultaba alguna información, hecho o acontecimiento observado, la
sanción del delito no descubierto le recaía a él o ella. Generalmente una vez investigado,
y determinada la culpabilidad mediante diferentes pruebas, se hacían los cargos. Los
Mapuche no dudaban mucho en confesar, bastaba una prueba que le mostraran y
entraban inmediatamente a confesar el delito.
Estos sistemas consistían en juicios públicos en que se ajusticiaba a un imputado de
delito y se aplicaban las sanciones, y se buscaba la forma de reparar las transgresiones
y los delitos establecidos. Generalmente estos eran de un Lof a otro Lof o de un Rewe
a otro Rewe. Los Lof o comunidades eran corresponsables del delito que cometía uno
de sus integrantes, y por ello cuando se descubría al culpable la comunidad entera debía
ayudar a reparar el daño, pagar lo acordado con plazo y tiempo y costo dado. En caso
de robo por ejemplo, se debía pagar el equivalente a lo robado más un 50% de su valor,
y se tenía que disponer –a nivel de la comunidad– de un animal, vaquilla, caballo, para
sacrificarlo y realizar una convivencia, (Misawün), donde se festejaba la reparación del
delito, y se agasajaba a la comunidad o Rewe dañado.
• Los Sistemas de los Norche: Estos eran verdaderos Jueces. Eran gente muy
correcta a la cual por sus años de experiencia se les solicitaba aconsejar una sanción,
generalmente eran ancianos, los que estaban autorizados para ejercer justicia. El
ejercicio de sus sanciones lo aplicaban en forma pública, en las comunidades una vez ya
imputado el delito. De esta forma, muchos transgresores solicitaban que se les diera la
oportunidad de que no fuera la comunidad la que aplicara la sanción, sino los Norche,
en tanto estos podían ser más condescendientes en la sanción dada, y eran aceptados
por el resto de la sociedad Mapuche.
• Sistema de los Lonkos y Ulmenes: Estas eran autoridades políticas que administraban
el territorio Mapuche. El Lonko era el líder de un Lof, y el Ülmen era el líder de un
Rewe. Ambos podían ejercer justicia y eventualmente aplicar sanciones. Especialmente
cuando correspondía aplicar justicia relacionada con la administración territorial y sus
transgresiones. Aquellas transgresiones al protocolo familiar, no respeto de los antiguos
linajes, los delitos de transgresiones éticas a las personas, las insolencias, la falta de
respeto, la falta de ayuda en los trabajos comunitarios, las transgresiones a la naturaleza,
el no respeto a los Gen, que podían traer sanciones espirituales a todo el Lof. Todo
este tipo de transgresiones, relacionadas con las entidades tutelares, las divinidades,
la no-participación en los rituales, no actuar de acuerdo a las normas del Az-Mapu
en los eventos sociales, y rituales, etc., eran sanciones que debía aplicar el Lonko
y los Ulmenes.
56

Los Sistemas Procesales


• El Txaftun Lonkon: Este era un sistema mediante el cual los acusados eran puestos
frente a sus testigos, y se les probaba en réplicas de hechos, lo que habían cometido.
Eran como las conocidas “reconstitución de hechos”. Eran comparendos de prueba,
con testimonio de manifestación de la naturaleza, donde los Gen y los Yam entraban
como criterios, los que mitigaban ciertas durezas del hechor, y mediante todo un sistema
psicológico, una amonestación del espíritu, los culpables, no dudaban en confesar y
mostrar su arrepentimiento. Los delitos que se solucionaban por esta vía, tenían que
ver con robos, falsos testimonios, hurtos, transgresiones a la naturaleza, como gritar
dentro de las montañas, o hablar insolencias en los cerros, donde están los espíritus
tutelares, o tirar piedras en contra del Mar, etc.
• Traf Zugun: Sistema mediante el cual, y a través de sendos discursos acusadores, eran
escuchados ciertos testigos, muchos de los cuales servían para desvirtuar testimonios
falsos. Se recurría generalmente a los Gen, y se indicaba que en tales condiciones del
delito, la transgresión recaería espiritualmente sobre el imputado, quien se atemorizaba
y terminaba por confesar. En este nivel de sistema procesal, participaban las Machis y
Genpines, como autoridades religiosas máximas, quienes sólo por su presencia, aducían
que el imputado estaba ante un delito moral grave, que debía confesar en forma pública,
so-pena de sanción de su Püllü y Am (Espíritu y Alma).
• El Witxatu: Sistema similar al Traf-Zugun pero de menor rango, utilizado en falsos
testimonios levantados entre parientes, entre familiares y amigos. En este nivel procesal
actuaban generalmente los Lonkos, quienes sólo amonestaban y luego aconsejaban a
los implicados. Eran verdaderos avenimientos de paz, donde a partir de esa ocasión
se generaban lazos de amistad, con mutuos agasajos donde se comprometían a no
transgredirse nunca más. Al final estos delitos éticos quedaban clasificados algo así
como en simples cuentos y no se les concedía mucha importancia a nivel comunitario.
Generalmente se terminaba en un acuerdo de mutuo amigo, aunque a veces los
falsos testimonios, o Feypirken Nga, traía serios coletazos y debía aplicarse
sanciones más graves, como por ejemplo, cuando se culpaba a alguien de brujería
y estos resultaban falsos.
• Los Inarrumen: Sistema mediante el cual se indagaba, se investigaban los hechos
a través de terceras personas, quienes eran considerados especialistas para tales
situaciones, y tenían antecedentes de sus prácticas y experiencias anteriores. Estos
podían ser Machis, adivinos simples, sorteadores, en fín, gente que tenía ciertos dones
de clarividencia o clariaudiencia. También se recurría a las Machis en general, para
que a través de una prenda y mediante el trance, pudiese indicar ciertos rasgos de
personas que estaban involucradas.
Estos diagnósticos podían errar, por lo que a veces traía otras complicaciones. Había
varias formas de clarividencia para saber si lo obrado estaba o no en el sector. También se
57

utilizaba una serie de pócimas, mediante las cuales las personas entraban en una dimensión
extraña, quienes emborrachados podían diagnosticar dónde estaba el animal robado por
ejemplo, si estaba vivo, o si había sido sacrificado, en el caso de robo de animales. El
chamico era considerado la droga de la verdad, y se daba una dosis determinada a un
adolescente, quien lograba llegar exactamente donde estaba el animal robado, incluso
decir quiénes eran los autores del robo.

La Aplicación de Sanciones
Generalmente las sanciones eran aplicadas en forma pública, y ante la presencia de todo
el Lof, si el delito era de esa dimensión territorial, y a nivel de todo el Rewe, si el delito
era cometido en ese nivel jurisdiccional. Así los imputados sabían que la primera gran
sanción era la de toda la comunidad, Lof o Rewe, que sabían quién era quién, que
estaba el compromiso de toda la familia por lo ocurrido, y que el Lof y Rewes, eran
corresponsables de lo sucedido, y de la forma de repararlo, como el extrañamiento por
ejemplo, que se sacaba a la persona de su Lof y se le dejaba en otro Lof, o en otro
Rewe, donde nada le faltaba, ni comida ni dónde vivir, pero todos sabían que estaba
pagando un delito y cada día se lo recordaban, hasta que sentían que su arrepentimiento
era integral. El imputado pagaba con una carga moral extrema, y en un alto porcentaje
lograba reinsertarse a la sociedad, con imagen limpia en el futuro.

Quiénes Aplicaban las Sanciones


Como ya se ha dicho, la aplicación recaía en diferentes niveles según el delito, y según la
jurisdicción territorial que correspondía:
• La Comunidad como Tribunal Público, a nivel del Lof y de Rewe.
• Los Norche. Grupos sabios de personas con alta moral y ética.
• El Ulmün. En el caso de transgresiones éticas y morales en los Rewe.
• El Lonko o un conjunto de Lonkos Vecinos en los Lof.
• Wichan Che. Tribunales de grupo especialistas en algún delito comunitario o de los
espacios del territorio Rewe y Aillarewe.
• Las Machis y Genpines. En caso de transgresiones a la naturaleza, a los Gen,
donde las sanciones eran de carácter ético y moral, y la reparación consistía en
rituales especiales.

Tipos de Delitos
• Lagümchelu: El asesinato o intento de asesinato.
Lagünchefe: Asesino.
58

Delito de tipo muy grave, su condena es la muerte. Condena de carácter grave,


antiguamente se aplicaba la condena a muerte, según sea los casos, con agravantes, con
alevosía, o con meditación. La condena a muerte se ejecutaba en forma pública, muy
antiguamente bajo el tortón, también el ahorcamiento colgado.
Otra sanción era el extrañamiento de por vida, donde la persona no se recibía en
ningún Lof, y el imputado debía vagar prácticamente por todo el país Mapuche
y por toda la vida.
• Nüntuzomon: La violación.
Condena grave, castración del imputado. Menos grave, lo obligaban a casarse
con la ofendida si ella aceptaba o era forzada por los padres a que se casase si
era soltero.
• Wenefe: El robo o hurto.
Sanción grave, enajenación de la comunidad, lo expulsaban. Aquí aparece el concepto
Arrimatu, allegado, que no tiene Lof, y que es menospreciado por todas las
comunidades. Menos grave, lo obligaban a reponer lo robado, y reparar la transgresión
pagando el doble de lo robado, y la comunidad debía poner un animal para agasajar
a la familia afectada.
• Otros delitos:
– El incesto.
– La calumnia.
– La traición a la patria: Este delito merecía la pena de la muerte, para lo cual podía o
ser quemado, o ser ahorcado, o morir con el golpe de la maza.
59

Revista de Estudios Criminológicos y Penitenciarios


N° 6 - Mayo 2003 - Santiago de Chile
59 - 91

Complejos Penitenciarios.
Alcance de la relación entre arquitectura y régimen penitenciario

Carlos Alejo García Basalo*


Arquitecto Universidad Argentina John F. Kennedy

Resumen
Uno de los principales desafíos que presenta la planificación y construcción de nuevos establecimientos
penitenciarios es la creación de unidades de mayor capacidad, motivada por el progresivo aumento de
la población penal, la creciente diversificación y especialización en los programas de tratamiento y la
escasez de predios aptos para nuevas construcciones.
Los complejos penitenciarios pueden ser diseñados para dar respuesta a estas necesidades, manteniendo
las exigencias penológicas orientadas a proporcionar condiciones que faciliten la reinserción de los
internos, generando mejores condiciones laborales para el personal y cumpliendo con las expectativas
depositadas por la comunidad en el sistema penitenciario.
Con estos criterios fueron planificados los Complejos Penitenciarios Federales de reciente construcción
en la República Argentina, a fin de reemplazar las unidades de antiguo diseño existentes en la ciudad
de Buenos Aires. Entre ellos, el Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza surge como una nueva
propuesta, en el camino hacia una arquitectura penitenciaria más humana.
Abstract
One of the outstanding challenges in the plannification and construction of new penitentiaries is
the creation of greater unities due to progressive improvement of penal population, the increasing
diversification and specialization of treatment programmes and the lack of lands up to fit new
constructions.
The penitentiaries may be designed to fulfill these necessities although maintaining the penological
requirements to guarantee the prisoners’s reinsertion, generating better labor conditions for the guard
and also carrying out the expectations of community over the penitentiary system.
Under these criteria have the recently constructed Federal Penitentiary Complexes at Argentine
been designed, thus replacing the ancient-design unities sited at Buenos Aires. Among these, the
Federal Penitentiary Complex I of Ezeiza emerges as a new proposal, on the road towards a more
human penitentiary architecture.

* El arquitecto Carlos Alejo García Basalo es Alcaide Mayor (R) del Servicio Penitenciario Federal, fue
Asesor en Arquitectura Penitenciaria de la Secretaría de Política Penitenciaria y Readaptación Social
de la Nación (1994-1999). Es profesor de “Arquitectura Penitenciaria e Institucional” en la Universidad
Argentina John F. Kennedy, Secretario del Subcomité de Seguridad Penitenciaria del IRAM y miembro
de la American Correctional Association, de la American Jail Association y de la International
Corrections and Prison Association.
60

INTRODUCCIÓN
Los Complejos Penitenciarios tienen su origen en la conjunción de todos o algunos de
los siguientes factores: la creciente necesidad de contar con una mayor capacidad de
alojamiento, proporcionar una más amplia variedad de institutos para el cumplimiento
de la pena, la dificultad para obtener predios donde establecer unidades penitenciarias
y la conveniencia de agrupar distintos establecimientos a fin de obtener beneficios
debido a la economía de escala.
El Complejo Penitenciario surge entonces como una alternativa para resolver los problemas
enunciados evitando caer en la construcción de una “súper unidad”, cuya eficiencia y
eficacia no ha sido posible verificar hasta la fecha.
Norman Johnston1, en un reciente trabajo que hasta el presente es el estudio más completo
sobre la historia de la arquitectura penitenciaria, señala a modo de conclusión los aportes
que la arquitectura puede realizar a la penología. Refiriéndose a la capacidad de los
establecimientos penitenciarios apunta: “Las prisiones deben ser moderadas en su tamaño.
La gran capacidad de las instituciones puede no ser la razón principal de su fracaso. Sin
embargo, es posible asegurar que mientras una prisión pequeña no tiene la certeza del
éxito, una muy grande inevitablemente será un fracaso”.

LAS REGLAS MÍNIMAS DE LAS NACIONES UNIDAS


Por otra parte las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos de las Naciones
Unidas establecen que, luego de determinar los fines de la clasificación, “se deberá
disponer de establecimientos separados o de secciones separadas dentro de los
establecimientos para los distintos tipos de reclusos 2, donde cada grupo pueda recibir
el tratamiento necesario”.
Respecto de las medidas de seguridad las mismas Reglas Mínimas prescriben que “no
se deben adoptar las mismas disposiciones de seguridad respecto de todos los grupos,
sino que se establecerán diversos grados conforme a lo que sea necesario para cada
grupo”. Esta norma además de sus consideraciones penológicas tiene innegables
consecuencias económicas.
También indican que se debe evitar que “en los establecimientos cerrados el número de
internos sea tan elevado que llegue a constituir un obstáculo para la individualización
del tratamiento”.

1
El Dr. Johnston ha realizado numerosos trabajos referidos al diseño de establecimientos penitenciarios
y es autoridad mundialmente reconocida en historia de la arquitectura penitenciaria. La afirmación
que citamos pertenece a su reciente trabajo “Forms of Constraint - A History of Prison Architecture”.
University of Illinois Press. Urbana, 2000.
2
Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos de las Naciones Unidas, Regla 68. Naciones
Unidas. Nueva York, 1958.
61

Respecto del gerenciamiento disponen que en el caso de que un establecimiento albergue a


más de una categoría de internos, existirá un encargado para cada uno de ellos.
En algunos países a mediados del siglo XX se consideraba como máximo un número de
500 internos3 en establecimientos cerrados, algunos foros y legislaciones han reducido
notablemente ese total 4. Sin embargo la creciente complejidad de las poblaciones
penales hace que el número máximo de internos varíe según el tipo de población
penal a alojar, el programa que ha de implementarse, el régimen a adoptar y el nivel
de capacitación del personal.

¿QUÉ ES UN COMPLEJO PENITENCIARIO?


Un Complejo Penitenciario es un “conjunto de establecimientos y servicios diferenciados,
interrelacionado y coordinado para hacer efectiva una mejor individualización del
tratamiento y una efectiva aplicación de las distintas fases de la progresividad del
régimen penitenciario”5.
En la práctica el concepto Complejo Penitenciario refiere a dos o más establecimientos
ubicados convenientemente en un mismo predio a fin de obtener ciertas ventajas en
lo que respecta a economía de recursos, compartiendo algunos servicios generales y
administrativos y optimizando la infraestructura, tal es el caso del recientemente inaugurado
Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza.
Sin embargo esta interpretación no resulta excluyente de otras. En la República
Argentina en 1968 ciertas unidades federales fueron regionalizadas conformando
Complejos Penitenciarios, en el sentido de actuar coordinadamente a fin de proveer
en una determinada zona de una amplia gama de establecimientos específicos en
orden a su finalidad.
También puede entenderse por “complejo carcelario” un conjunto de edificios con
diferentes funciones. Por ejemplo una cárcel puede estar combinada con un edificio
judicial donde tenga su asiento la corte penal, conformando un conjunto con una finalidad
operativa específica, situación que suele darse en las zonas céntricas de las ciudades a
fin de maximizar el aprovechamiento del suelo y evitar el siempre riesgoso traslado de
detenidos a los tribunales por la vía pública.

3
Op.Cit. Regla 63,3.
4
El Art. 12, 2 de la Ley Orgánica General Penitenciaria de España fija en 350 el número máximo de
internos por unidad. “Legislación Penitenciaria” Dirección General de Instituciones Penitenciarias,
Ministerio del Interior. Madrid 1996
5
Paiva, Miguel A. “Programa de Ordenamiento y Transformación en la Dirección Nacional de Institutos
Penales, año 1967”. Revista Penal y Penitenciaria, Tomo XXVII. Buenos Aires, 1966. pp, 5.
62

VENTAJAS E INCONVENIENTES
Entre las ventajas de los Complejos Penitenciarios pueden citarse principalmente las
de orden práctico y económico:
• Disminuye la necesidad de obtener nuevos predios para la implantación de futuros
establecimientos. La ubicación de nuevos establecimientos es un proceso conflictivo
debido principalmente a la resistencia de las comunidades a aceptarlos y a la dificultad
en hallar predios de las superficies y características necesarias para este tipo de
emprendimientos.
• Se reducen las distancias de traslados entre los distintos establecimientos que lo
componen.
• Permiten la concentración y participación de servicios tales como alimentación,
lavandería, especialidades médicas y mantenimiento.
• Proveen oportunidades para que el personal pueda desempeñarse en establecimientos
distintos y específicos dentro de la misma localidad.
• Facilitan compartir recursos en caso de emergencias y crear mayores oportunidades de
promoción y capacitación del personal.
• Se amplía la oferta penológica al contar con mayor diversidad de regímenes en
una misma área.
Entre sus desventajas se pueden mencionar el requerimiento de una mayor planificación
y coordinación para un funcionamiento correcto, una mayor presión sobre el personal
debido a la escala de la agrupación y algunas dificultades que pueden surgir en orden
al gerenciamento del conjunto.

DIFERENCIAS CON LAS UNIDADES CLÁSICAS


Los mayores componentes de una unidad penitenciaria típica son los siguientes: Dirección
(funciones ejecutivas), Servicios Administrativos (contables y de recursos humanos),
Servicios de Apoyo (cocina, lavadero y mantenimiento), Servicios y Programas de
Tratamiento (Judicial, Asistencia Médica, Espiritual, Social, Visitas, Educación, Deportes
y Recreación, Trabajo y Formación Profesional, etc.), Seguridad Interior (custodia de
internos) y Seguridad Exterior (guardia armada).
En una Unidad clásica todas estas funciones coinciden y operan sobre un grupo de internos
homogéneos por selección y definido por su régimen. La Unidad como tal es una unidad
administrativa, funcional, operativa y de tratamiento a todos sus efectos, cuyas funciones
pueden ser ordenadas dentro de un mismo continente físico.
Esta configuración puede mantenerse razonablemente hasta una determinada capacidad
óptima, a partir de la cual adquiere mayor importancia para el personal la resolución de
63

los problemas que plantea la gran escala del establecimiento más que el seguimiento y la
evolución del tratamiento de los internos.
Esta capacidad óptima varía según el perfil de la población penal alojada, donde la exigencia
de una mayor supervisión o la necesidad de implantar tratamientos de mayor intensidad
requiere de grupos más reducidos, por ejemplo 150 internos para el caso de jóvenes
adultos, hasta 300 o 400 internos para una unidad de condenados.
La gestión de un Complejo Penitenciario necesita una organización particular y distinta de
una unidad clásica, adaptada a sus múltiples funciones y objetivos. Es así que las funciones
directivas del Complejo sólo pueden concentrarse en lo que atañe a coordinación y
dependencia de los servicios comunes.
A nivel de la gestión de los programas de tratamiento y de supervisión de los internos
la autonomía debe ser completa, de la misma forma en lo que respecta al resto de las
funciones que las componen, y de las cuales depende la implementación del régimen
interno de cada uno de los establecimientos y éste aspecto debe verse reflejado en
la solución arquitectónica.
De esta condición depende que se pueda alcanzar el objetivo de individualización del
tratamiento requerido por la legislación y las Reglas Mínimas. Si no existiera separación
en los locales que frecuentan los internos, ni independencia administrativa respecto
de la gestión de la población penal, si se unificara la supervisión y los servicios de
custodia que los controlan, no sería posible instalar un régimen diferenciado o al menos
mantenerlo en el tiempo.
En estos aspectos el concepto de Complejo Penitenciario no coincide con el de Unidad
clásica. Coexisten unidades centralizadas (v.gr.: Coordinación General, Seguridad Externa,
Servicios Generales, los servicios administrativos no vinculados a la aplicación del
régimen) con unidades que necesariamente deben ser descentralizadas (v.gr.: Seguridad
Interna, Programas de Tratamiento y los servicios administrativos vinculados a la gestión
de Internos). Esta particular configuración requiere de un diseño edilicio diferente del
propuesto para las clásicas cárceles y prisiones.

SERVICIOS COMPARTIBLES
Los servicios frecuentemente compartidos en los complejos son los de alimentación,
asistencia médica especializada, mantenimiento y capacitación de personal6.
El almacenaje, la preparación y la distribución de la comida pueden presentar diversas
variantes en su centralización. Del mismo modo pueden compartirse los servicios
de lavandería.

6
“Prison Complexes: An Overview”. National Institute of Corrections. Boulder, 1992.
64

La guardia armada, bomberos y otros servicios de seguridad exterior pueden ser


optimizados mediante su centralización, reduciendo los costos operativos y mejorando
su flexibilidad y eficacia.
Desde el punto de vista productivo los talleres pueden organizarse en forma más eficiente.
Por ejemplo: si en un establecimiento se realiza la primera fase de fabricación de
un determinado producto, en otro puede terminarse o embalarse, especializando la
capacitación que se le brinda a los internos.
Los depósitos de insumos y materia prima para los talleres y sus productos terminados
son factibles de ser centralizados, racionalizando los flujos de mercaderías y facilitando
los controles de ingreso y egreso.
Algunos servicios administrativos (principalmente los contables, de recursos humanos
y de coordinación general) también pueden ser agrupados a fin de obtener beneficios
económicos.
Asimismo el servicio de mantenimiento, al menos en algunas de sus especialidades, puede
ser un recurso compartido entre varias unidades.

RÉGIMEN PENITENCIARIO
Las condiciones físicas y funcionales para que, en el caso que nos ocupa, un establecimiento
logre independencia funcional de otro comprende al menos las siguientes características:
1. El alojamiento separado de los internos por grupos homogéneos.
2. La independencia del conjunto de locales frecuentado por cada grupo de internos.
3. El personal de custodia y gestión vinculado al tratamiento de los internos asignado
especialmente a dicho grupo humano.
4. La especificidad de la organización funcional y reglamentaria que determine las
actividades de dicho grupo.
Estas condiciones son las que determinan el régimen penitenciario. Cuando no se verifique
algunas de ellas estaremos en presencia de un “establecimiento mixto”. El establecimiento
mixto, como tal, está condenado al fracaso, por resultar altamente dificultoso, si no
imposible, la implementación de distintos regímenes penitenciarios bajo un mismo
reglamento, por el mismo personal o en un mismo espacio físico.

CASOS INTERNACIONALES
Lo que podríamos llamar complejos de primera generación lo constituyen un conjunto de
establecimientos que comparten la ubicación y un limitado número de servicios.
65

Ya a fines del siglo XIX la prisión departamental de Fresnes-lès-Rungis7 comprendía un


conjunto de establecimientos ubicados en forma adyacente: una prisión celular destinada a
reemplazar a las de Mázas, Saint Pélagie y la Grand Roquette, un depósito de condenados
a ser trasladados y un hospital regional. En forma compartida se diseñaban una cantina y
una escuela de formación para el personal.
En este plano puede encuadrarse el complejo carcelario de Rickers Island, en Nueva York,
que con sus más de 24 establecimientos y 30.000 internos es quizás la ciudad penitenciaria
con mayor población penal, al menos del hemisferio occidental.
En los Países Bajos el Complejo Penitenciario de Scheveningen, en La Haya, comprende
una cárcel y una prisión con un total de cinco unidades que incluyen una sección para
jóvenes adultos, un hospital, un sector para internos condenados a penas largas, otro para
toxicómanos y uno para internos con problemas de salud mental.
La Maison d’Arrêt de Fleury-Mérogis, en las afueras de París, habilitada en 1968, es el
mayor complejo carcelario de Europa Occidental. Se compone de un conjunto de tres
establecimientos autónomos para procesados: uno para varones de gran capacidad,
otro de mujeres y un tercero para jóvenes adultos. Sin embargo, años más tarde el
establecimiento central de 3.100 plazas demostró no resultar más económico que si se
hubieran construido establecimientos pequeños. La escala monumental de la construcción
no aportó reducciones significativas en los costos de personal y de operación8. Incluso un
reciente estudio realizado por el parlamento francés determinó que el costo por reparación
de celda y renovación del establecimiento, para ponerlo en orden a los estándares aceptados
hoy en ese país, es superior a la construcción de un nuevo establecimiento9.
En los Estados Unidos, país donde ha sido mayor su aplicación, 16 jurisdicciones habían
construido complejos penitenciarios en el año 1992, la mayoría de ellos de segunda
generación. Estos conjuntos tienen un mayor grado de integración, compartiendo recursos
tales como el servicio de alimentación, la capacitación del personal y los servicios de
mantenimiento e infraestructura.

7
La prisión de Fresnes, ubicada entonces en las afueras de París, fue proyectada en 1898 por el arquitecto
Henri Poussin y su diseño impuso el sistema llamado “paralelo” o “poste de teléfono”, de amplia aplicación
durante el siglo XX. Cfr.: Poussin, Henri (1900). “Notice avec plans et dessins sur les nouvelles prisons
départementales de Fresnes-lès-Rungis” Libraire de la Construction Moderne, Paris.
8
“Architecture et Justice. Deux siécles d’evolution”. Ministére de la Justice. Paris, 1988.
9
La Maison d’arrêt de Fleury-Mérogis fue proyectada por Guillaume Guillet sobre un predio de 180
hectáreas a 30 kilómetros de París. El proyecto, con un total de 133.500 metros cuadrados, incluyó
una “maison d’arrêt” para 3.112 hombres, un establecimiento para jóvenes adultos de 560 plazas
y una cárcel correccional de mujeres de 430 plazas. El informe de la Asamblea Nacional adjudica
el estado que presenta el establecimiento a la falta de presupuesto suficiente y a la escasez de
personal técnico encargado del mantenimiento, situación ésta que resulta crónica tanto en ése país
como en muchos otros.
66

MAISON D’ARRÊT DE FLEURY-MÉROGIS


Resulta clara la independencia de las unidades que lo componen.

COMPLEJO FEDERAL DE ALLENWOOD, USA


Esta configuración es típica de los Complejos Federales Norteamericanos.
67

COMPLEJO FEDERAL DE BUTTNER, USA


En este caso un psiquiátrico, un hospital de alta complejidad y un instituto correccional
comparten servicios comunes.

COMPLEJO PENITENCIARIO DE CONDENADOS, CÓRDOBA


Complejo provincial con unidades independientes.

En los últimos siete años el Federal Bureau of Prisons, debido al crecimiento experimentado
por la población penal federal, ha venido construyendo complejos penitenciarios del
tipo que puede apreciarse en la figura.
Estos complejos, como puede observarse en los planos y croquis adjuntos, conforman
establecimientos independientes en todo lo que se refiere al tratamiento y nivel de seguridad
requerido para cada categoría de internos, conservando una separación física y funcional
acorde con los fines penológicos perseguidos.
68

Consultado el listado de los establecimientos federales norteamericanos, no figura


como “complejo” ninguno de ellos. Se listan como unidades independientes las que los
componen. Esto denota el grado de independencia que mantienen los establecimientos
integrantes de cada complejo, donde cada Director reporta a la administración regional. La
gestión del complejo se realiza con las siguientes variantes: o bien uno de los Directores
de los establecimientos asume también la coordinación de los servicios comunes del
complejo (esto es así especialmente en los conformados por una unidad mayor y otras
menores) o bien existe un cuerpo colegiado integrado por todos los Directores que se
turnan periódicamente en las tareas de coordinación, como es el caso del Compejo Federal
de Coleman en el Estado de Florida.
En los casos presentados puede advertirse el grado de independencia física de los
establecimientos, tendencia que también se verifica en Argentina. El recientemente
construido Complejo de Condenados, en la localidad de Bouwer, provincia de Córdoba10,
reúne a cuatro institutos independientes entre sí, cada uno con su propio y único cerco
perimetral y su propio personal directivo.

ANTECEDENTES EN LA REPÚBLICA ARGENTINA


En Argentina existen varios antecedentes de lo que hoy podríamos llamar complejos
penitenciarios. Juan José O’Connor, primer Director General de Institutos Penales
de la Nación (1933-1939), ideó uno de los primeros modelos, si no el primero, que
merece esta calificación.
En su “Plan de Construcciones Carcelarias y Organización de los Establecimientos”11
presentado en diciembre de 1937 propuso una “Colonia Industrial para Urbanos”. Este
instituto estaba destinado a condenados de la Capital Federal y se proyectaba con una
capacidad total de 1.000 internos.
Constaba de dos cuerpos, uno para primarios y ocasionales y otro para reincidentes
y habituales, “separados por una distancia que impida, en todo momento de la vida
penal, la mezcla de ambos grupos”.
O’Connor sugería: “Cada una de las secciones –primarios y reincidentes– tendrá un
subdirector, quien ejercerá la superintendencia dentro de cada categoría”, con lo cual a
la separación física de los locales frecuentados por los internos agregaba la separación
de las funciones ejecutivas.

10
El Complejo Penitenciario de Córdoba consta de cuatro unidades para condenados, dos de máxima
seguridad y dos de seguridad media, una de las cuales incluye una sección independiente para
jóvenes adultos. Fue proyectado en 1997 por el estudio GGMPU arquitectos con una capacidad
total de 1.427 plazas.
11
O’Connor, Juan J. “Plan de Construcciones Carcelarias y organización de los establecimientos”. Revista
Penal y Penitenciaria, Tomo I. Buenos Aires, 1936. pp. 276 y sgtes.
69

Y continuaba “Equidistante de los edificios de esas secciones, se levantará la Dirección


Central, a cargo del Director de la Colonia, y que concentrará todas aquellas oficinas y
dependencias que puedan ser comunes12, tales como secretaría, contabilidad, tesorería,
mesa de entradas, compras, guardia externa, etc.”, asignándole de esta forma a la
máxima autoridad las funciones comunes y la coordinación, pero no las relativas a
la gestión de los internos.
En 1943 el Dr. Jorge Frías, siendo vocal del Consejo Asesor de la Dirección General
de Institutos Penales, presentó su proyecto sobre “Unificación del Régimen de la Pena
y Construcciones Carcelarias en la República”13 donde incluyó una propuesta para un
“Campo Penitenciario” con establecimientos autónomos para 500 reclusos, totalizando
2.000 plazas y compartiendo instalaciones (usina y bombeo), un Hospital Penitenciario de
180 camas y un Neuropsiquiátrico para 200 alienados, una escuela y un cuartel de Guardia
Cárceles, un frigorífico central y las viviendas del personal.
Para la conducción del “Campo Penitenciario” repetía la organización de O’Connor, con un
director para el “Campo” y subdirectores en cada uno de los establecimientos.
El experto de las Naciones Unidas Jean Dupréel elaboró en 1963, a pedido de la
Comisión Nacional de Construcciones Penitenciarias, un informe sobre Construcciones
Penitenciarias en la Argentina 14 que incluyó sugerencias para la realización de un
Complejo Penitenciario, término que fue empleado a partir de ese momento para definir
este tipo de establecimientos.
Luego de un estudio de dos meses de duración que comprendió visitas a distintos
establecimientos de la Dirección Nacional de Institutos Penales, el experto presentó un
plan para un Complejo Penitenciario en Ezeiza, con capacidad para 1.000 condenados
con secciones de máxima, mediana y mínima seguridad.
Al reseñar los principios penitenciarios aplicables mencionaba:
“La prisión moderna no es más sistemáticamente intimidante: se ha convertido
en una escuela de rehabilitación social. Esto supone un tratamiento de los casos
individuales en establecimientos especializados según las categorías de reclusos
(Regla 63 N.U.). La arquitectura debe facilitar ese tratamiento. Para ello es necesario
evitar los establecimientos demasiado grandes. Las diversas secciones deben
beneficiarse con una suficiente autonomía 15. La vida del interno debe ser tan
normal como sea posible...”.

12
El subrayado es nuestro.
13
Frías, Jorge H. “Proyecto sobre unificación de la pena y construcciones carcelarias en la República” Revista
Penal y Penitenciaria, Tomo VIII,. Buenos Aires, 1943. pp.107 y sgtes.
14
Dupréel, Jean. “Construcciones Penitenciarias en la Argentina”. Revista Penal y Penitenciaria, Tomo
XXVI,. Buenos Aires, 1964. El señor Jean Dupréel fue Director de Establecimientos Penitenciarios
de Bélgica.
15
El subrayado es nuestro.
70

“Las altas murallas, costosas y deprimentes, serán reemplazadas por otros dispositivos
arquitectónicos. La seguridad será procurada, tanto como sea posible, por el mismo
régimen (disciplina aceptada, conocimiento de los hombres por el personal), de
preferencia a las medidas puramente materiales y exteriores”.
Las plazas del Complejo Penitenciario se distribuían en un 20% de máxima seguridad,
un 50% de mediana seguridad y un 30% de mínima seguridad, más una pequeña
sección de 20 plazas de semilibertad. Además proponía un futuro establecimiento
para jóvenes adultos.
El esquema organizacional propuesto presentaba un Director Principal “encargado de la
coordinación de los diversos servicios y de la administración de los servicios comunes a los
establecimientos”, dos Directores Adjuntos, uno para la sección de máxima seguridad y
otro para la de mediana seguridad, un Subdirector a las órdenes del Adjunto de la sección
de mediana seguridad, un Jefe de Seguridad Interna para cada uno de los establecimientos
y un Jefe de Seguridad Externa dependiendo del Director Principal.
Los Directores Adjuntos “dirigirán sus secciones como si se trataran de establecimientos
independientes, bajo la supervisión del Director Principal, quien sólo asumirá directamente
la administración de los servicios comunes. La finalidad buscada es la de asegurar, desde el
punto de vista penitenciario, la autonomía suficiente de cada una de las secciones”.
Al mismo tiempo adelantaba la necesidad de adaptar los cuadros de funcionarios a las
nuevas modalidades de gestión penitenciaria, debido al desafío que implicaban los cambios
en la naturaleza de las funciones y en la calificación del personal.
En sus conclusiones Dupréel resumía las pautas rectoras del proyecto:
“Asegurar a los reclusos condiciones de vida que, salvo la privación de la libertad, se
aproximen cuanto sea posible a una experiencia normal, con ocasiones de actividad
social y de momentos de calma y soledad. No deshumanizar al recluso es la mejor
manera de preparar su rehabilitación. En esta perspectiva, la arquitectura penitenciaria
juega un importante papel”.
“El fraccionamiento interior de las diversas secciones permitirá, además, individualizar
los regímenes en una muy extensa medida”.

CÁRCELES Y PRISIONES
El Inspector General J. Carlos García Basalo16, al abordar el tema de la organización
penitenciaria sostiene que con “lamentable frecuencia se confunden dos instituciones,
la cárcel y la prisión, totalmente diferentes por su origen, por su misión y por su

16
Ver “Cinco cuestiones de política penitenciaria” y “¿A dónde va la prisión?” en Doctrina y Acción
Postpenitenciaria, Buenos Aires, 1991 y 1993.
71

régimen. Adviértense con más facilidad sus parciales semejanzas externas que sus
íntimas diferencias esenciales”.
Es así que las soluciones arquitectónicas empleadas en un complejo carcelario, destinado
a procesados, no son siempre adecuadas para complejos de condenados, por lo que su
adopción debe ir precedida de un amplio y cuidadoso análisis.
Como se ha señalado el origen, la misión, el régimen y la dinámica de ambas instituciones
son completamente diferentes, por lo que requieren respuestas arquitectónicas y operativas
ajustadas al régimen de cada una de ellas.
Michael O’Toole, especialista en cárceles del National Institute of Corrections de
Norteamérica, destaca que existe la falsa creencia en la comunidad de que cárceles y
prisiones no son demasiado diferentes entre sí y señala que las cárceles son vistas por
el público como un elemento menos sofisticado que las prisiones dentro del sistema de
ejecución penal. A esto ayuda la semejanza física que existe en muchos elementos que
conforman el diseño edilicio de ambas instituciones. De todas formas lo importante,
sostiene, está en sus diferencias y no en sus semejanzas. O’Toole menciona la alta rotación
de la población carcelaria, en contraste con el escaso recambio de internos que existe en las
prisiones, como la más significativa diferencia entre ambas instituciones17.
Un caso particular que no debe confundirse con lo que hemos denominado “establecimientos
mixtos” son los establecimientos multiniveles. En el Servicio Correccional de Canadá,
que posee edificios penitenciarios con los mejores diseños que hemos visto al presente,
han propuesto la creación de institutos multiniveles para resolver las particularidades que
presenta el sistema correccional de ese país, caracterizado por una relativamente baja
población penal y un extenso territorio.
Las características de estos establecimientos son las siguientes: capacidad máxima no
superior a 500 internos; unidades semi-autónomas de hasta 100 internos integradas por
grupos habitacionales identificables de 10 plazas; población objetivo compuesta por no
más de 20% de alojamientos de máxima seguridad y 20% de mínima seguridad, siendo
el resto del establecimiento de seguridad media; preparación y distribución de alimentos
bajo responsabilidad gradual de los internos conforme al nivel de clasificación; programas,
recreación, deportes y visitas organizados en cada unidad semi-autónoma; control de las
llaves de las habitaciones individuales por parte de los internos en media y baja seguridad y
configuración de un perímetro seguro en orden a proteger a la comunidad18.

17
O’Toole, Michael. “Jails and Prisons: The Numbers Say They Are More Different Than Generally
Assumed”. American Jails. Hagerstown, May-June 1997.
18
“Report of the Task Force on Security” Correctional Service of Canada. Disponible en www.csc-
scc.gov.ca.
72

EL ORDENAMIENTO DE LA POBLACIÓN PENAL


Respecto a la distribución de la capacidad de los establecimientos que componen los
complejos penitenciarios, expertos de diversos países coinciden en las ventajas de
la adecuada clasificación de los internos, algunos de cuyos ejemplos mencionamos
a continuación.
El arquitecto norteamericano Alfred Hopkins, impulsor a comienzos del siglo XX del
partido paralelo y de gran influencia en la arquitectura penitenciaria norteamericana en
buena parte de esa centuria, sostenía que la clasificación de los internos permitía construir
varios tipos de instituciones, adecuadas a los riesgos y características de cada categoría, en
lugar de edificar un solo tipo, usualmente el más caro de ellos. Ejemplificaba el caso con la
siguiente pregunta: ¿Se justifica gastar un millón de dólares en la construcción de un muro
de seis metros de altura en un penal para 2.000 internos, cuando 1.800 de ellos podrían
permanecer en una prisión sin muralla?19
En el Sistema Federal de Prisiones de los Estados Unidos el alojamiento de condenados,
agrupados por el nivel de seguridad de los institutos, arroja los siguientes números
y porcentajes:
• Mínima seguridad : 28.377 internos 23%
• Baja Seguridad : 44.295 internos 35%
• Mediana Seguridad : 31.462 internos 25%
• Alta Seguridad : 12.814 internos 10%20
En 1998 en el Reino de España, la Dirección General de Instituciones Penitenciarias21
clasificaba los penados del siguiente modo:
• Internos en 1° Grado : 633 2%
• Internos en 2° Grado : 19.440 70.9%
• Internos de 3° Grado : 3.234 11.8%
• Sin Clasificar22 : 4.126 15%

19
Hopkins, Alfred. “Prison and Prison Building”. New York, 1930. El arquitecto Hopkins diseñó varios
penales en donde introdujo algunos cambios por entonces revolucionarios y que serían adoptados
posteriormente. El reemplazo de la clásica muralla por el doble cerco de alambre, distintos tipos de celdas
para diferenciar los alojamientos y los comedores comunitarios figuran entre ellos.
20
Datos del Federal Bureau of Prisons correspondientes a agosto de 2000.
21
Dirección General de Instituciones Penitenciarias, Informe General. Madrid, 1998.
22
El Art. 74 de la Ley Orgánica General Penitenciaria define como “Régimen Abierto” el aplicable a los
clasificados en tercer grado, Régimen Ordinario al correspondiente a los internos de 2° grado y sin
clasificar y “Régimen Cerrado” al aplicable a internos de 1° grado.
73

Hemos visto que para la República Argentina, el Experto de las Naciones Unidas Jean
Dupréel propuso para el proyecto del Complejo de Condenados de Ezeiza las siguientes
proporciones sobre un total de 1.000 internos:
• Máxima Seguridad : 200 plazas 20%
• Mediana Seguridad : 500 plazas 50%
• Mínima Seguridad : 300 plazas 30%
Estas cifras parecen estar en coincidencia con la clasificación de los condenados
según la progresividad de régimen, relevadas por el Servicio Penitenciario Federal
(ver Cuadro 1).
Del análisis de las cifras y considerando su alojamiento en los distintos establecimientos
que respondan a la atenuación de las restricciones inherentes a la pena, surge que 19%
corresponde a Alta y Máxima Seguridad, 71% a Mediana y Baja Seguridad y 9% a
Institutos Abiertos, mientras que, por su régimen, 56% califican para régimen cerrado,
34% para semiabierto y 9% para régimen abierto.
En el caso del proyectado Complejo Federal de Condenados de Agote (Provincia de
Buenos Aires), donde sólo se ubicarán establecimientos cerrados y semiabiertos, resulta
para una población de 800 penados varones la siguiente cantidad de plazas, según el
régimen y el nivel de seguridad:
• Cerrado de Máxima y Alta : 180 plazas (22%)
• Cerrado de Mediana : 320 plazas (40%)
• Semiabierto de Mediana : 150 plazas (19%)
• Semiabierto de Baja : 150 plazas (19%)
Las cifras presentadas parecen estar en línea con los siguientes conceptos: “La criminología,
mediante la investigación de la clínica criminológica demuestra que, por ejemplo, desde
el punto de vista de la seguridad, que suele ser una de las preocupaciones de la opinión

CUADRO 1

Progresividad Conducta Porcentaje de la Régimen Nivel de seguridad


Período/Fase población penal requerido
Socialización Pésima 6% Cerrado Máxima
Socialización Mala y regular 13% Cerrado Alta
Socialización Buena y muy buena 37% Cerrado Mediana
Consolidación Todas 17% Semiabierto Mediana
Confianza Todas 17% Semiabierto Baja
Prueba Todas 9% Abierto Mínima
74

pública y por ende de la administración penitenciaria, no todos los condenados requieren


su envío a un establecimiento de máxima seguridad y que, aún cuando inicialmente
algunos lo necesiten, una cuidadosa reclasificación posterior o el resultado favorable de
su tratamiento, permitirá su ulterior transferencia a una institución de otro tipo. Esta
constatación tiene también sus implicaciones económicas, pues es bien sabido que
tanto el costo de construcción y equipamiento como el de operación siempre resulta
mucho más elevado e improductivo en establecimientos de máxima seguridad que en
instituciones de otro tipo”23.

LOS NUEVOS COMPLEJOS PENITENCIARIOS FEDERALES


La necesidad de reemplazar los institutos de detención de la ciudad de Buenos Aires24,
por razones de habitabilidad, obsolescencia y de implantación urbana, determinaron la
relocalización de los institutos penales hacia la periferia urbana.
Para ello se dispusieron tres ubicaciones principales: una en la localidad de Ezeiza, en
un predio de 200 hectáreas lindante con el aeropuerto, antiguamente asignado para
la construcción del complejo de condenados, otro de 400 hectáreas en la localidad de
Marcos Paz, 60 km al oeste de Buenos Aires y un tercero de 400 hectáreas en la ciudad de
Mercedes 100 km al oeste, destinado al Complejo Federal de Condenados25.
El criterio seguido para la planificación de los Complejos de Ezeiza y Marcos Paz, ambos
destinados al alojamiento de procesados, fue descentralizar las dos grandes cárceles de la
Capital Federal en pequeños establecimientos de no más de 300 plazas.

23
García Basalo, op.cit.
24
Para ese entonces la ciudad de Buenos Aires contaba tres establecimientos para procesados: la cárcel de
Encausados de la Capital Federal, la Prisión de la Capital Federal y el Instituto de Detención de la Capital
Federal, más conocido como cárcel de Villa Devoto. La Cárcel de Encausados es una torre de 80 metros
de altura y 22 pisos diseñada a comienzos de los ’60 y habilitada en 1979, de una capacidad de 1860
celdas individuales y 85.000 metros cuadrados. A su fracaso como unidad penal contribuyeron la falta de
completamiento del diseño original, nunca se edificó la sede contigua para los tribunales del crimen, la
excesiva duración de los procesos judiciales y la escasa manutención de sus instalaciones, agravadas por
sucesivos motines y disturbios originados en un desvío de las condiciones operativas originales, todo lo cual
había convertido al edificio en inhabitable. La Prisión de la Capital Federal, en realidad un establecimiento
mixto con mayoría de jóvenes adultos, es un antiguo edificio con más de 100 años de servicio, diseñado
para Casa de Corrección de Menores, compuesto por alojamientos colectivos y con una disposición del
tipo “self-enclosed”; y el Instituto de Detención de la Capital Federal, un establecimiento proyectado en
1927 siguiendo los lineamientos de la prisión francesa de Fresnes que funcionó hasta fines de la década
del ’50 como depósito de contraventores de la Policía Federal. Los dos primeros fueron desafectados
mientras que el tercero aún se encuentra en servicio.
25
El Complejo Federal de Condenados originariamente se iba a construir en las afueras de la ciudad
de Campana, al norte de Buenos Aires, pero debido a la resistencia opuesta por los vecinos debió
modificarse su implantación, lo cual habla de la dificultad para obtener predios con este destino y
de la importancia del fenómeno social que en los países sajones se conoce como NIMBY (Not in my
back yard - No en mi patio trasero).
75

De esta forma el Complejo de Ezeiza quedó conformado por seis cárceles y un hospital
penitenciario y el Complejo de Marcos Paz por cinco cárceles.
Para el Complejo Federal de Condenados las pautas fueron diferentes: aquí se trató de
agrupar en una única implantación cuatro prisiones con diversos regímenes para los internos
que, a falta de establecimientos para condenados en el área metropolitana de Buenos Aires,
eran destinados a prisiones en sitios alejados de sus comunidades de origen26.
El Plan Director de la Política Penitenciaria Nacional generó una profunda renovación
del sistema federal de prisiones argentino. Dicho documento, elaborado por la entonces
Secretaría de Política Penitenciaria y de Readaptación Social del Ministerio de Justicia,
partió de un diagnóstico que abarcó todo el arco de la problemática penitenciaria y uno de
cuyos puntos comprendió el área de la infraestructura física.
El cuadro que los edificios penitenciarios administrados por el gobierno nacional
presentaban a ese momento era delicado. Esta situación estaba motivada por décadas
de desinversión, agravada por las destrucciones causadas por los violentos motines
de la década del ’80.
Esta condición afectaba particularmente al área de la Capital Federal cuyos edificios
carcelarios se encontraban al borde del colapso. La Prisión de la Capital Federal, conocida
como la cárcel vieja de la Avenida Caseros, un edificio de más de 100 años de existencia,
estaba superpoblada, con una planta obsoleta y con su infraestructura seriamente dañada.
Su vecina, la Cárcel de Encausados, a sólo 15 años de habilitada, se hallaba interiormente
destruida y con su capacidad reducida en un 50%27.
El Instituto de Detención de Villa Devoto posee un diseño inadecuado para las actuales
exigencias penitenciarias, juntamente con severas deficiencias de funcionamiento. Todos
estos edificios compartían además una inconveniente ubicación en zonas densamente
pobladas del ejido capitalino.
Por otra parte la región metropolitana de Buenos Aires carece de establecimientos para
condenados que permitieran atender las necesidades que genera la ejecución de las penas
privativas de libertad, con institutos que abarcaran todas las etapas de la progresividad del
régimen penitenciario, esto es institutos cerrados, semiabiertos y abiertos28.

26
Desde la demolición de la Penitenciaría Nacional en 1961 la ciudad de Buenos Aires carece de
establecimientos para condenados, sólo existen pequeñas unidades abiertas para internos que transitan
las últimas etapas de sus condenas.
27
A la fecha ambos edificios se hallan en proceso de demolición y la zona fue incluida en un proyecto
de renovación urbana.
28
El Capítulo XV de la Ley 24.660 está dedicado a los Establecimientos Penitenciarios. Allí se requiere los
siguientes tipos de establecimientos: cárceles o alcaidías para procesados, centros de observación para
el estudio criminológico del condenado, instituciones diferenciadas por su régimen para la ejecución
de la pena, establecimientos de carácter asistencial y centros de atención para condenados en el
medio libre. El artículo 182 especifica que el régimen de los establecimientos para condenados será
abierto, semiabierto y cerrado.
76

Sólo la Colonia Penal de Ezeiza, un establecimiento semiabierto, estaba en condiciones


de recibir una reducida cantidad de condenados, debiendo trasladar la mayor parte de los
internos a prisiones alejadas de la metrópolis, en algunos casos a más de mil kilómetros, o
recurrir al nefasto e ilegal alojamiento de condenados en unidades de procesados.

EL SISTEMA DE COMPLEJOS PENITENCIARIOS FEDERALES


Para resolver la situación planteada se planificó la construcción de un sistema de Complejos
Penitenciarios Federales que abarcara el alojamiento de procesados y condenados del
área metropolitana. Esta disposición permite ajustar las condiciones de alojamiento a la
actual legislación en la materia, la cual fue revisada y actualizada como parte del Plan
Director29, tanto en sus aspectos ambientales como de la clasificación de los internos y de
los programas destinados a atender sus necesidades.
Como fuera dicho, los complejos penitenciarios constituyen una configuración edilicia que
agrupa diversos servicios e institutos, a los efectos de mejorar la gestión operativa mediante
el aprovechamiento de recursos comunes y reducir el impacto que genera la construcción
de múltiples establecimientos carcelarios. Estos objetivos se logran juntamente con
aquellos que son propios de la administración penitenciaria, mediante la adopción de
unidades autónomas que mantienen el agrupamiento de internos dentro de los estándares
aceptados por la práctica penitenciaria.
El sistema comprende el Complejo Penitenciario Federal I, para procesados de régimen
cerrado, con instalaciones de máxima y alta seguridad, ubicado en la localidad de Ezeiza;
el Complejo Penitenciario Federal II, para procesados de régimen cerrado de seguridad
media en Marcos Paz; el Complejo Penitenciario Federal III, para condenados de régimen
cerrado, semicerrado, semiabierto y abierto a edificarse en la localidad de Agote, Partido
de Mercedes y el Complejo Federal de Jóvenes Adultos en Marcos Paz, todos en los
alrededores de Buenos Aires.
Cada uno de estos complejos penitenciarios posee una función específica, complementaria
de las que lleva adelante el resto y su diseño contempla las disposiciones de las
Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos de las Naciones Unidas y de
la recientemente sancionada Ley de Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad
24.660 y sus reglamentos.
El Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza es el punto de ingreso de los internos al
sistema, entre sus unidades cuenta con el Centro de Ingreso, Selección y Tránsito cuya

29
La Ley de Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad n° 24.660, sancionada el 8 de julio de 1996,
reemplazó a la Ley Penitenciaria Nacional de 1958. También se promulgaron el Reglamento General
de Procesados (Decreto 303/96), el Reglamento de Disciplina para los Internos (Decreto 18/97), el
Reglamento de Comunicaciones para los Internos (Decreto 1.136/97) y el Reglamento de las modalidades
básicas de la ejecución (Decreto 396/99) junto a otros cuerpos normativos.
77

función es la de recibir a las personas a disposición de la Justicia. En él, mediante un


proceso de estudio que comprende el trabajo de médicos, psicólogos, criminólogos,
asistentes sociales y otros auxiliares, se determina el lugar de alojamiento del interno
durante la etapa procesal y luego de la sentencia se le asigna el instituto más adecuado
para el cumplimiento de la condena. Los internos, luego de pasar por el proceso
de recepción, serán alojados en pequeños grupos de no más de 30 personas por un
período de hasta 15 días.
Tanto el Complejo Penitenciario Federal I como el Complejo Penitenciario Federal II están
compuestos por institutos para procesados destinados a recibir a las personas privadas de
su libertad preventivamente. Ambos tienen una capacidad conjunta que supera las 2.500
plazas, y comprenden nueve unidades independientes entre sí que posibilitan alojar hasta
54 tipos diferentes de personalidades en grupos de no más de 50 personas. Esta cantidad
y diversidad de opciones hace posible que la separación entre los distintos patrones
personalísticos se pueda realizar efectivamente, lo cual redunda en una mejor convivencia
y calidad de vida dentro de las unidades.
A las nueve unidades para procesados y al Centro de Ingreso, Selección y Tránsito se
agregan dos unidades terapéuticas: el Hospital Penitenciario Central y el Centro de
Tratamiento de Personalidades Anormales.
El Complejo Penitenciario Federal III, en la localidad de Agote, estará destinado al
cumplimiento de las condenas, tanto de hombres como de mujeres. Comprenderá
seis unidades completamente independientes con una capacidad total que será de
1.420 plazas30.
Sus establecimientos incluyen edificios que serán especialmente diseñados según los
requerimientos arquitectónicos y funcionales particulares de cada uno de los distintos
regímenes previstos por la legislación, ya sean cerrados, semicerrados, semiabiertos
o abiertos.
Las diferentes configuraciones espaciales y edilicias tienen como finalidad acompañar a los
internos durante el tránsito por los diferentes institutos y lograr que de esta forma perciban
su progreso en las fases del tratamiento penitenciario.
El nuevo planteo permitirá materializar, a partir de la infraestructura edilicia, la
reorganización y diversificación de las instituciones y de los métodos de tratamiento
penitenciario.

30
El Complejo Federal de Condenados fue licitado en 1999, presentándose tres proyectos de destacadas
firmas argentinas e internacionales, sin embargo los trabajos no fueron ejecutados.
78

MODELOS Y TENDENCIAS ARQUITECTÓNICAS ADOPTADOS


EN LOS NUEVOS COMPLEJOS
La arquitectura penitenciaria ha generado en las últimas décadas nuevos diseños que se
encuentran orientados a lograr espacios más humanos que favorezcan y colaboren con los
modernos paradigmas del tratamiento penitenciario31.
La aplicación de nuevas disciplinas al campo del diseño de cárceles y prisiones,
especialmente la psicología ambiental, ha permitido un mayor conocimiento de la influencia
que el entorno ejerce sobre el comportamiento de las personas que lo habitan.
Por otra parte la práctica penitenciaria, incorporando nuevos programas y métodos
de tratamiento y supervisión, ha demandado la creación de edificios específicamente
adaptados a esos usos.
Diversos países han elaborado interesantes proyectos de cárceles y prisiones que permiten
verificar la aplicación de concepciones renovadoras y novedosos materiales y tecnologías
hasta ahora desconocidos en el ámbito penitenciario.
Entre ellos el diseño “podular” norteamericano, el “módulo residencial” español y la “unité
de vie” francesa comparten similitudes a la hora de proporcionar condiciones ambientales
más normales de vida para los internos y de trabajo para el personal. Otros conceptos
impactan sobre la operación de los establecimientos como son la supervisión directa
o la gestión mixta, generados en Estados Unidos y en Francia respectivamente y hoy
trasladados a otros países.
La diversificación del tratamiento, que incorpora la formación profesional, el trabajo
productivo, las actividades deportivas y una amplia gama de terapias profesionales,
determinan que las prisiones no sean un simple conjunto de celdas. Esta situación
hace más complejo el movimiento y la clasificación de los internos bajo condiciones
razonables de supervisión, lo cual se traduce en el empleo de establecimientos más
especializados.
Otra novedad ha sido la introducción de técnicas de diseño orientadas a la prevención del
delito, conocidas por su acrónimo en inglés “CPTED”32. Además del control de accesos
se ha empleado extensivamente el concepto de vigilancia casual. Esta técnica consiste

31
Para una descripción más completa de las recientes tendencias arquitectónicas y sus orígenes véase
García Basalo, Carlos Alejo. “La arquitectura penitenciaria de nueva generación” en Revista Chilena de
Criminología y Estudios Penitenciarios N° 4. Santiago de Chile, Mayo de 2002.
32
Siglas de “Crime Prevention Through Environmental Design”, término acuñado por el criminólogo
norteamericano Ray Jeffery en la década del ’70, que define un conjunto de técnicas para reducir mediante
el diseño arquitectónico el crimen urbano. Estas se basan en el control de accesos, la vigilancia casual y el
reforzamiento territorial. En América del Sur estos conceptos están siendo aplicados en varias comunas
de Santiago de Chile. Cfr.: Rau Vargas, M. y Stephen, R. “La Granja y Peñalolén. Informe final de
vulnerabilidad espacial delictiva 2000”, Fundación Paz Ciudadana. Santiago de Chile, 2001.
79

en disponer los aventanamientos y las circulaciones, generando visuales cruzadas de


tal forma que todos los agentes participen de la vigilancia de los distintos sectores,
independientemente de las funciones que tengan asignadas. De esta forma se maximiza
la capacidad de observación del personal, mejorando la vigilancia con alta economía de
recursos, al tiempo de disuadir a los internos de involucrarse en inconductas. También
se empleó el reforzamiento territorial, en especial en las áreas de alojamiento, a fin de
demarcar claramente los usos asignados y evitar de esta forma potenciales conflictos
por el empleo del espacio.

CRITERIOS DE DISEÑO
Paulatinamente la arquitectura penitenciaria va evolucionando hacia modelos cada
vez más mimetizados con la arquitectura civil, abandonando aquellas características
que resultan típicas de los edificios institucionales, originados en la concepción clásica
de las prisiones.
Christian Demonchy33 señala que la prisión clásica ha mantenido a lo largo del tiempo las
siguientes características arquitectónicas:
• Un edificio único, de planta más o menos tentacular, compuesto por las áreas accesibles
a los internos, donde todas las vinculaciones son interiores.
• Cada espacio destinado a los reclusos está concebido como una prisión dentro de la
prisión: celdas, talleres, aulas y patios.
• Todas estas micro-prisiones se encuentran ligadas entre sí por una trama circulatoria
cubierta donde trabaja el personal de vigilancia.
De estas características, concluye, se desprenden las siguientes consecuencias: los internos
y el personal no conviven en el mismo espacio, lo cual refuerza una relación antagónica,
antes que de cooperación. En segundo lugar no existe urbanismo: para los guardias
la prisión es un lugar de trabajo. Para los detenidos, que viven 24 horas los 365 días
del año, la posición relativa de los distintos locales les es indiferente, ya que han sido
planificados para la comodidad del personal.
Entre los criterios que son aplicados al diseño de las nuevas cárceles y prisiones, y que
tienen incidencia en la calidad de vida tanto de los internos como del personal, están
los que se mencionan a continuación.
La celda va perdiendo el carácter de lugar de reclusión y aislamiento que le asignaba
la penología del siglo XIX. Hoy en día constituye el espacio personal del interno a
partir del cual construye su identidad. La celda se transforma así en refugio de su

33
Christian Demonchy es arquitecto y ha diseñado, junto a Noële Janet, la prisión francesa de Mauzac para
240 detenidos utilizando el partido “campus plan”, proyecto obtenido por concurso en 1984.
80

privacidad y de sus pertenencias y le permite al interno graduar su nivel de relación


social con el resto de las personas.
La accesibilidad espacial constituye otro de los aspectos interesantes de los nuevos
edificios. Dado que la interposición de barreras físicas representa una restricción a los
desplazamientos dentro del penal, la creación de diferentes espacios, tanto abiertos como
cerrados dentro de un mismo perímetro seguro facilitará el acceso a cada uno de
ellos sin requerir asistencia por parte del personal. La posibilidad de que los internos
puedan acceder y dispongan de espacios variados en su conformación y aspecto
arquitectónico permite reducir los niveles de stress y aumenta la calidad de vida dentro
de los institutos cerrados.
Los espacios para programas y actividades ocupan un lugar destacado en las asignaciones
de las superficies de los proyectos. La flexibilidad es una condición a la cual deben
ajustarse, puesto que el tratamiento penitenciario es dinámico y se encuentra en constante
evolución, a fin de adaptarse al cambiante perfil que presentan las personas puestas
a disposición de la justicia.
En la actualidad los dispositivos de seguridad se basan en la eficacia mas que en la
intimidación. Por otra parte existe una mayor claridad en la formulación de los perímetros
de seguridad, lo cual favorece el libre desplazamiento en su interior, facilitando a su
vez un mayor grado de supervisión.
El desarrollo que se ha experimentado en el campo tecnológico ha irrumpido también en
las cárceles y prisiones. Se emplean sistemas constructivos modernos que resultan de mayor
eficiencia y menor costo, al tiempo que incrementan la vida útil de los edificios.
La inclusión de equipos basados en la electrónica contribuye asimismo a mejorar los
aspectos operativos penitenciarios, aunque no debe dejar de tenerse en cuenta que dichos
equipos deben ser empleados para aumentar la capacidad de los agentes y no para que
éstos sean reemplazados por aquellos.

EL COMPLEJO PENITENCIARIO FEDERAL DE EZEIZA


El Complejo Penitenciario Federal I se halla emplazado en el Partido de Ezeiza, Provincia
de Buenos Aires sobre los terrenos que fueran destinados a ese fin mediante la Ley
15.909. Se trata de un predio con una superficie total superior a las 386 hectáreas, de
las cuales 120 fueron asignadas a la construcción del Complejo Penitenciario Federal
I. Su acceso se encuentra sobre la Autopista Ezeiza-Cañuelas, a unos 30 minutos del
centro de la Ciudad de Buenos Aires.

Integración
El Complejo Penitenciario Federal I posee una composición modular, integrada por
unidades semi-autónomas que incluyen cuatro Módulos Residenciales de 300 plazas cada
81

COMPLEJO PENITENCIARIO FEDERAL DE EZEIZA


Plano de conjunto.

uno cuyas características responden a máxima y alta seguridad, un Módulo de Ingreso,


Selección y Tránsito de 300 plazas y dos Módulos asistenciales: el Hospital Penitenciario
Central con 150 camas y el Módulo de Residencia Especial para 120 internos34.
El Complejo Penitenciario Federal I comprende además una serie de edificios e instalaciones
destinadas a las áreas de apoyo y servicios que incluyen el edificio de administración
e ingreso, una planta central de preparación de alimentos, talleres de mantenimiento,
servicio de seguridad y un conjunto de áreas para el personal, totalizando una superficie
cubierta superior a los 78.000 metros cuadrados.
El conjunto se encuentra rodeado por una doble cerca perimetral de seguridad que deja
en su interior una superficie de 52 hectáreas. Se halla estructurado a lo largo de un eje
principal el cual toma la forma de una amplia avenida central de 120 metros de ancho
que nace en el Edificio de Acceso y lo recorre en toda su extensión, interconectando los
diversos módulos y servicios que se ubican a ambos lados.
Esta disposición permite generosas perspectivas y visuales hacia los espacios abiertos
y parquizados, que se apartan de los tradicionales entornos carcelarios caracterizados

34
Posteriormente fue adicionado, en el remate de la avenida central, un quinto módulo de residencia con
una capacidad de 120 plazas, no previsto en el plan original de la obra.
82

COMPLEJO PENITENCIARIO FEDERAL DE EZEIZA


Punto de entrada al sistema penitenciario.

por la gran concentración edilicia, los espacios reducidos y las dificultades para
orientarse en su interior.
Los cercos perimetrales de los Módulos se encuentran convenientemente separados
unos de otros por distancias que en ningún caso son inferiores a 30 metros. A su vez
los edificios interiores conservan una distancia de 20 metros respecto del perímetro
del Módulo.
Esto hace que la separación efectiva entre celdas de distintos módulos supere los
70 metros, mientras que la celda más próxima a la vía pública se encuentra a más
de 140 metros.

El Módulo Tipo
El Módulo Tipo35 se desarrolla a partir de un gran espacio central abierto de forma
triangular en torno al cual se han ubicado los volúmenes edilicios, respondiendo

35
El Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza fue proyectado por los arquitectos Spillis, Candela &
Partners y el partido arquitectónico del Módulo Tipo se encuentra inspirado en el Federal Correctional
Complex de Coleman, Florida.
83

al partido arquitectónico de “campus” modificado. Sobre los catetos se hallan los


correspondientes a las seis unidades habitacionales y sobre la hipotenusa el edificio
de apoyo y programas.
Cada Módulo tiene una capacidad de 300 plazas en celdas individuales, las cuales
de distribuyen en seis unidades habitacionales o pabellones de 50 celdas cada una.
Operativamente es independiente del resto de los Módulos lo cual permite desarrollar
programas y actividades específicamente orientadas a las particulares necesidades de
la población penal allí alojada.
El campo central, cuya superficie supera la hectárea, está destinado a la práctica de
deportes al aire libre y en su perímetro se encuentra el anillo de circulación que vincula
todos los edificios del Módulo. Este anillo circulatorio se halla materializado por una galería
semicubierta que permite las visuales hacia el campo central.
Todo el Módulo se encuentra rodeado de un doble cerco de seguridad perimetral, equipado
con sensores de alerta temprana y por un camino de ronda por donde circula la patrulla
de vigilancia. A su vez, los edificios que componen el Módulo forman un anillo que genera
una envolvente de seguridad adicional.
Sobre el único punto de acceso se encuentra el edificio de Puesto de Control, que
supervisa los ingresos de personas y vehículos al Módulo. Este edificio comprende un
hall de recepción, esclusas de ingreso, oficinas, locales auxiliares y el puesto de control
del módulo. Aquí convergen los sistemas de reportes de seguridad y se controla el
ingreso y egreso del Módulo.

El Edificio de Programas y Apoyo


El edificio de programas y apoyo consiste en un volumen de 180 metros de largo por 18
de ancho que comprende un gimnasio y sala de prácticas deportivas, capilla, escuela, salas
de entrevistas y reuniones, locales para el encuentro con las visitas, oficinas administrativas,
asistencia médica primaria, locales auxiliares y de servicio, proveeduría para los internos,
talleres de capacitación laboral y de producción industrial.
El gimnasio cubierto es de 360 metros cuadrados y permite la práctica de deportes y
su utilización como salón de usos múltiples. Periféricamente se conecta con la oficina
del profesor, un sector para gimnasia de aparatos, servicios sanitarios y depósito de
elementos deportivos y sillas.
La capilla tiene capacidad para 50 personas, atrio, sacristía y oficina para el capellán. La
escuela posee seis aulas para 20 alumnos cada una, oficinas para el personal docente y
una biblioteca de 90 metros cuadrados.
Los espacios para las relaciones sociales de los internos contemplan las distintas
formalidades que prevé la reglamentación. Un amplio salón de 250 metros cuadrados junto
a un patio abierto posibilita las visitas de contacto con familiares y allegados. Locutorios
84

COMPLEJO PENITENCIARIO FEDERAL DE EZEIZA


Plano del Módulo de Residencia típico.

individuales y salas para letrados permitirán entrevistas personales. Asimismo se han


dispuesto diez habitaciones para la realización de visitas conyugales.
Sobre el acceso al área penal se encuentran las oficinas administrativas, de supervisión y
archivos. El edificio de programas se encuentra diseñado para que todos los internos del
Módulo participen en las distintas actividades durante ocho horas diarias.

Unidades Residenciales
Cada Módulo cuenta con seis unidades habitacionales (pabellones) completamente
separadas entre sí. Cada una de ellas posee 50 celdas en dos niveles, las cuales rodean
un amplio espacio central destinado a salón de estar, de doble altura y 200 metros
cuadrados de superficie. Desde aquí es posible acceder en forma directa a un patio
abierto de 160 metros cuadrados.
El puesto del agente conforma un local seguro que concentra las líneas visuales a todos los
sectores del salón de día y del patio. Desde aquí también puede observarse la totalidad de
los accesos a las celdas y a los locales sanitarios. Esta disposición permite que cada
unidad sea operada bajo la modalidad de vigilancia remota, con un agente dentro
del puesto de control, o de supervisión directa con vigilancia adicional, mediante la
asignación de un agente en el interior de la unidad para que interactúe durante las
horas diurnas con los internos.
85

COMPLEJO PENITENCIARIO FEDERAL DE EZEIZA


Plano de uno de los sectores residenciales.

La unidad habitacional cuenta también con ocho duchas ubicadas en boxes individuales,
un lavadero para prendas personales y locales de servicio destinados a la conservación
de la higiene. Los internos también cuentan con un grifo de provisión de agua caliente
para preparar infusiones.
En materia de seguridad estructural todos los locales se hallan rodeados por una envolvente
segura, la cual conforma una sub-zona dentro del Módulo. El ingreso, desde el corredor
anular del Módulo, se realiza a través de una esclusa con doble puerta de apertura
alternativa y remota. Posee también una puerta de emergencia ubicada en el extremo
opuesto del salón que permite una rápida evacuación.
También cuenta con dispositivos que hacen a la seguridad instrumental. Todas las
puertas de las celdas poseen comando de apertura a distancia con sensores de posición.
Asimismo son remotos los accionamientos de los equipos de iluminación, calefacción y
comunicaciones. La carpintería fue fabricada bajo normas de seguridad penitenciaria,
lo cual motivó que el IRAM (Instituto Argentino de Normalización) desarrollara normas
técnicas36 para determinar el grado de prestación y resistencia de puertas, ventanas,
cerraduras, vidriados y otros sistemas de seguridad carcelaria.

36
Las normas técnicas penitenciarias homologadas por IRAM son las siguientes: 3861, 3863 y 3868 sobre
aberturas de visión, puertas y vidriados de seguridad; 3864 de artefactos sanitarios antivandálicos; 3865
sobre cerraduras penitenciarias y 3867 y 3869 sobre planchuelas y barrotes de alta resistencia.
86

Las celdas individuales poseen una superficie de ocho metros cuadrados y se hallan
equipadas con cama, escritorio, banco y armario. Un artefacto combinado de acero
inoxidable presta los servicios sanitarios. Todas tienen una ventana de seguridad abierta
hacia los espacios exteriores cuyas visuales resultan mejoradas mediante el empleo de
alambrados perimetrales que permiten una perspectiva más amplia del entorno rural. Un
sistema de comunicación lo vincula con el puesto del agente. Una celda por pabellón es
apta para ser ocupada por personas con movilidad reducida.

Módulo de Ingreso, Selección y Tránsito


El módulo de Ingreso, Selección y Tránsito es un componente polifuncional del Complejo
Penitenciario Federal I. Consta de un sector para alojar a los procesados por la justicia a
los efectos de realizar el proceso de selección dispuesto por el Título II del Reglamento de
Procesados, otro para condenados a fin de dar cumplimiento al artículo 13 de la Ley
de Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad 24.660 (Período de Observación),
un área para la realización de los estudios profesionales dispuestos por los cuerpos
normativos mencionados y un sector destinado a la transferencia desde y hacia el Complejo
Penitenciario Federal I de los internos.
Es el instituto de ingreso de los detenidos al sistema penitenciario, para lo cual acceden a
través del área de admisión de detenidos. Allí son ubicados en una sala de espera donde
el personal los irá requiriendo para la realización de los sucesivos procedimientos de

COMPLEJO PENITENCIARIO FEDERAL DE EZEIZA


Módulo de Ingreso - Hall de entrevistas profesionales.
87

admisión. Aquellas personas que por su comportamiento no puedan permanecer en la sala


de espera serán alojadas en las celdas dispuestas a esos efectos.
Una vez realizados los trámites y procedimientos de admisión que incluyen la revisión
médica, la identificación y entrevistas con el personal de recepción, son trasladados a la
unidad habitacional asignada mientras dure el período de evaluación, el cual no será mayor
a 15 días. Aquellos que posean una orden judicial de incomunicación serán conducidos a un
sector especial donde no podrán interactuar con otros detenidos.
Existen cinco unidades habitacionales disponibles, cada una con 30 celdas individuales que
permiten una primera separación de los internos. De esta forma será posible evitar que
aquellas personas que ingresan por primera vez al sistema o que se encuentren acusadas
por delitos excarcelables no sean alojadas con reincidentes o acusados de delitos violentos,
siguiendo la máxima expresada por Francesco Carrara “antes de lograr que la punición
corrija sería conveniente evitar que la prevención corrompa”.
Estas unidades habitacionales reproducen, en escala reducida, las condiciones ambientales
y espaciales que los internos hallarán en los Módulos. Es decir que, al tiempo que el
personal de evaluación realiza los estudios personalísticos de los detenidos, éstos son
capacitados para la vida y la organización que enfrentarán al ser asignados a alguno
de los Módulos Residenciales.
Durante la estadía los internos serán entrevistados por el personal interdisciplinario.
Estas entrevistas tendrán lugar en un sector acondicionado para tal fin en el área
central del Instituto. En torno a un amplio salón de espera se dispuso una gran variedad
de salas de entrevistas para los distintos profesionales, junto a salas de reuniones,
oficinas y locales auxiliares.
El área central se completa con un sector para visitantes, otro preparado para
videoconferencias judiciales, un área para transferencia desde y hacia el exterior del
Complejo y los locales de servicio.
Dentro de este Instituto aquellos internos que hayan sido recibidos iniciarán el tratamiento
penitenciario correspondiente al Período de Observación. Para ello serán alojados en
unidades habitacionales similares a las arriba descriptas donde permanecerán por un lapso
de hasta 30 días mientras se efectúan los procesos de evaluación profesional a fin de
determinar el establecimiento de destino para el cumplimiento de la pena.

Módulo de Residencia Especial


El Módulo de Residencia Especial está diseñado para internos con diversos trastornos
de la personalidad. Su capacidad es de 120 plazas distribuidas en cuatro pabellones
de 15 plazas y dos de 30 plazas.
Las celdas son individuales, exteriores, con servicios sanitarios en su interior y seis de ellas
son revestidas y con particulares condiciones de vigilancia, especialmente proyectadas
88

para internos que deban estar bajo vigilancia permanente debido al riesgo que presentan
de autoagresión y suicidio.
Los pabellones presentan características y envolventes de máxima y alta seguridad a
los efectos de permitir el alojamiento de los internos seleccionados según los riesgos
y necesidades que presenten. Cada pabellón posee salón de día y un patio abierto
directamente accesible, los cuales –junto con el resto de los locales– se encuentran
dispuestos de forma tal que resultan visibles desde el puesto de control. Adicionalmente
en la esclusa de seguridad de acceso al pabellón se ubicaron salas de entrevistas y
reuniones para el trabajo de los profesionales con los internos y para conducir las
sesiones de terapia grupal.
El edificio de Programas y Servicios se estructura sobre un eje materializado por una
circulación semicubierta que se abre a un espacio ajardinado interior, permitiendo que
tanto internos como personal accedan visualmente a ellos.
Los programas de tratamiento, que cubren tanto actividades pasivas como activas,
se llevan a cabo en espacios para grupos pequeños y manejables de internos. En su
diseño se contemplaron las necesidades de los internos, las actividades que desarrollan
y la flexibilidad de uso.

Seguridad perimetral
La seguridad estructural del Complejo Penitenciario Federal I comprende una serie de
perímetros concéntricos que van desde el doble cerco perimetral del conjunto hasta la
envolvente de seguridad de la celda, pasando por sucesivas circunvalaciones intermedias.
Este tipo de envolventes se conoce como “cáscara de cebolla”, donde los distintos
perímetros resultan concéntricos unos de otros.
El sistema de seguridad perimetral es del tipo dinámico, que prescinde en su casi
totalidad del empleo de los tradicionales puestos fijos elevados que han caracterizado
a las cárceles hasta el presente.
En su lugar se emplean dobles alambrados de seguridad junto con sensores de alerta
temprana cuya función es detectar, obstaculizar y demorar los intentos de fuga. En forma
complementaria y exterior existen caminos de ronda por donde circulan patrullas móviles,
equipadas para recibir señales de alerta y con dispositivos aptos para controlar eficazmente
las diversas situaciones que se pudieran producir.
El empleo de patrullas móviles contribuye también a mejorar los costos operativos
del complejo y a generar una mayor profesionalización de los cuadros destinados a
la vigilancia exterior.
89

Modelo operativo y sistemas de supervisión


El diseño del Complejo Penitenciario Federal I fue concebido para ser operado de acuerdo
a los más avanzados conceptos en gestión penitenciaria. La subdivisión de la población
penal en grupos seleccionados de hasta 50 internos, que son supervisados en forma
directa por los agentes, constituye la esencia del sistema.
El proceso de selección que se verifica en el Módulo de Ingreso, Selección y Tránsito, punto
de ingreso al Complejo, permite que los internos sean distribuidos conforme al riesgo y a
las necesidades particulares que presentan. De esta forma el Complejo es capaz de albergar
a 30 grupos homogéneos en alojamientos independientes entre sí.
La supervisión de los internos se efectúa mediante el régimen de Supervisión Directa37 con
vigilancia secundaria. Este régimen, surgido hace poco más de una década, se fundamenta
en el contacto permanente y proactivo de los agentes con los internos. Operativamente
consiste en disponer a un agente debidamente capacitado en el empleo de técnicas de
intercomunicación personal, liderazgo y resolución de conflictos dentro del salón de día
del pabellón a fin de que interactúe con los internos y, mediante su accionar, contribuya a
prevenir la generación de conflictos.
A éste agente, que permanece con los internos mientras éstos se encuentran fuera de sus
celdas, se le agrega otro ubicado en un puesto de control seguro, desde donde efectúa una
observación remota de la actividad y controla el accionamiento de los dispositivos instalados
dentro del pabellón. Este control permanece ocupado en forma permanente.
Esta combinación de supervisión directa y vigilancia secundaria resulta especialmente apta
para la gestión de un establecimiento de procesados debido al alto grado de seguridad y
protección que ofrece tanto a los agentes como a los internos.

CONCLUSIÓN
El estado del conocimiento coincide en afirmar que los establecimientos cerrados de escala
reducida tienen mayores posibilidades de resultar exitosos en lograr una mejor reinserción
de los internos y por lo tanto una disminución de la reincidencia criminal, cuestión que
resulta improbable, sino imposible, en los grandes establecimientos clásicos.
Si bien los complejos penitenciarios difieren de los conceptos ideales presentados, resultan
una alternativa en el presente para las grandes aglomeraciones urbanas, donde las
restricciones existentes conspiran para la instalación de pequeñas unidades independientes
con un diseño que reproduzca, de la mejor forma, las condiciones de la vida libre.

37
Para una descripción de los Principios y Dinámicas de la Supervisión Directa véase García Basalo,
Carlos Alejo op.cit.
90

No obstante, los planificadores y diseñadores deben sortear las dificultades funcionales y


arquitectónicas al plantear complejos penitenciarios, para asegurar que la independencia de
los sectores que lo componen pueda mantenerse operativamente en el tiempo.
Dentro de la evolución de los edificios penitenciarios los complejos representan un
acercamiento hacia instituciones de escala más humana, que posibilitan el empleo de
soluciones arquitectónicas que acerquen condiciones de vida más normales tanto para
los internos como para el personal y que respondan a las expectativas que la comunidad
ha depositado sobre ellos.

REFERENCIAS
Correctional Service of Canada (s/f). “Report of the Task Force on Security”. Disponible en www.csc-
scc.gov.ca.
Demonchy C. Généalogie de la prison moderne. Paris: L’interdit, Août, 2001.
Dirección General de Instituciones Penitenciarias. Informe General. Madrid, 1998.
Direction de l’Administration Pénitentiaire. Centre Pénitentiaire de Fleury-Mérogis. Ministère de la
Justice, Melun, 1967.
Dupréel J. “Construcciones Penitenciarias en la Argentina”. En: Revista Penal y Penitenciaria, Tomo
XXVI. Buenos Aires, 1964.
Federal Bureau of Prisons (s/f). “Federal Correctional Complex. Allenwood, Pennsylvannia”. Washington,
D.C.
Federal Bureau of Prisons (s/f). “Federal Correctional Complex. Buttner, N.C”. Washington, D.C.
Frías JH. “Proyecto sobre unificación de la pena y construcciones carcelarias en la República”. En: Revista
Penal y Penitenciaria, Tomo VIII. Buenos Aires, 1943.
García C. Nuevos conceptos en materia de Arquitectura Penitenciaria. Buenos Aires: Ministerio de
Justicia de la Nación, 1997.
García C. Arquitectura, urbanismo y seguridad pública. Documenta Laboris N° 4. Buenos Aires: Universidad
Argentina John F. Kennedy, 2001.
García C. “La arquitectura penitenciaria de nueva generación”. En: Revista Chilena de Criminología y Estudios
Penitenciarios N° 4. Santiago: Gendarmería de Chile, 2002.
García J. ¿A dónde va la prisión?. Doctrina y Acción Postpenitenciaria, N° 7. Buenos Aires, 1991.
García J. Cinco cuestiones de política penitenciaria. Doctrina y Acción Postpenitenciaria, N° 8 y 9.
Buenos Aires, 1993.
Hopkins A. Prison and Prison Building. New York: Architectural Book Publishing, 1930.
Johnston N. Forms of Constraint: A History of Prison Architecture. Urbana: University of Illinois
Press, 2000.
Mermaz L. Rapport fait au nom de la commission d’enquête sur la situation dans les prisons françaises.
Paris: Assamblée Nationale, 2000.
Naciones Unidas. Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos de las Naciones Unidas. Nueva
York, 1958.
National Institute of Corrections. Prison Complexes: An Overview. Boulder, 1992
O’Connor JJ. “Plan de Construcciones Carcelarias y organización de los establecimientos”. En: Revista Penal
y Penitenciaria, Tomo I. Buenos Aires, 1936.
O’Toole M. Jails and Prisons: The Numbers Say They Are More Different Than Generally Assumed.
Hagerstown: American Jails, 1997.
Poussin H. Notice avec plans et dessins sur les nouvelles prisons départementales de Fresnes-lès-Rungis. Paris:
Libraire de la Construction Moderne, 1900.
91

Rau Vargas M, Stephen R. La Granja y Peñalolén. Informe final de vulnerabilidad espacial delictiva 2000.
Chile: Fundación Paz Ciudadana, 2001.
Secretaría de Política Penitenciaria y de Readaptación Social. Plan Director de la Política Penitenciaria
Nacional. Buenos Aires: Ministerio de Justicia de la Nación, 1995.
Secretaría de Política Penitenciaria, Criminal y de Readaptación Social. Complejo Penitenciario Federal I.
Buenos Aires: Ministerio de Justicia de la Nación, 1999.
Sous Direction de l’Equipement (DAGE). Architecture et Justice. Deux siécles d’evolution. Paris: Ministére
de la Justice, 1988.
Revista de Estudios Criminológicos y Penitenciarios
N° 6 - Mayo 2003 - Santiago de Chile
93 - 122

Lo femenino y lo masculino
en los lesbianismos intrapenitenciarios*

Paula Andrea Silva Jara


Socióloga Universidad de Chile

Resumen
El presente estudio exploratorio tuvo como objetivo conocer y comprender, a partir de una perspectiva
de género, el comportamiento lésbico intrapenitenciario. Principalmente se indagó en la articulación de
las relaciones de género al interior de un sistema penitenciario, el vínculo existente entre el lesbianismo
y las relaciones de poder y dominación, la adopción de roles de género en sus relaciones socio-sexuales,
la manera en que asumen las mujeres recluidas su sexualidad, cómo influye el contexto sociocultural de
la subcultura carcelaria y de la cultura del hampa en la articulación y rearticulación de la conformación
identitaria, la articulación del tipo de acto delictual con el comportamiento lésbico intramuros y,
finalmente, la resolución a nivel identitario de tensiones y conflictos subjetivos e intersubjetivos que
generan las experiencias lésbicas, contrastándolas con la feminidad hegemónica.
Abstract
The objective of the present exploratory study was knowing and understanding –from a genre
perspective– the intrapenitentiary lesbian behavior, specially the articulation of genre relations within the
penitentiary system, the entailment existing between lesbianism and the power/domination continuum,
the adoption of genre roles in their social and sexual relations and how women assume their sexuality,
the influence of the particular social context of prison’s culture over their identity’s re-structuration
process, the relation between the differents types of offense and prison’s lesbian behavior and, finally,
the identity’s resolution of tensions and conflicts –subjective and intersubjectives as well– generated by
the lesbian experience in contrast with hegemonic feminity.

INTRODUCCIÓN: TEMATIZACIÓN
La sexualidad es un ámbito de significación que varía según las culturas. A lo largo de
la historia de Occidente se han elaborado concepciones y teorizaciones respecto
a su naturaleza, principalmente porque se ha pretendido controlar este ámbito de
relaciones instintivas y sociales ya sea desde el espacio religioso, político y/o científico,
controlando las acciones de los sujetos y otorgando así al mundo social un carácter
ordenado y predecible.

* Tesis para optar al título de socióloga. Dirigida por Sonia Montecino, antropóloga Universidad de Chile.
94

El carácter normativo, desviado o delictual de los sujetos respecto a las normas y valores
varía significativamente de una cultura a otra. Cada contexto social mantiene su propio
sistema de valores respecto a la moral, por lo cual comportamientos considerados
inadecuados para un yo social pueden ser absolutamente aceptados en otro contexto.
Dependiendo del contexto sociocultural y asociado a los valores y normas de su comunidad,
emergen diferentes maneras de situarse frente a la realidad y constituir la identidad
social de los individuos. Uno de estos posicionamientos, que aparece típicamente
como opuesto a las normas y valores dominantes, es lo que se rotula como “subcultura
homosexual”, área temática-teórica que surge junto al desarrollo de la ciencia como
legitimación del conocimiento.
La conducta sexual y las respectivas diferencias de género son definidas social y
culturalmente por una sociedad situada en un espacio y tiempo determinados. El rótulo
de los y las homosexuales constituyen construcciones de las ciencias en su intento de
clasificar, categorizar y controlar el cuerpo humano. Foucault afirma que no hay duda de
que la aparición, en el siglo diecinueve, en la psiquiatría, la jurisprudencia y la literatura, de
toda una serie de discursos sobre las distintas especies y subespecies de homosexualidad,
inversión, “hermafroditismo psíquico”, etc., hicieron posible un fuerte avance de los
controles sociales en el área de las “perversiones”; pero también hizo posible la formación
del discurso inverso: la homosexualidad empezó a hablar por sí misma y a demandar
que es legítimo ser conocido (Foucault, M. 1998). Por primera vez en la historia surge la
posibilidad de identificarse con una serie de espacios sociales que cuestionan la cultura
dominante, que conforman subculturas al interior de una comunidad y que, si bien
pertenecen a dicha comunidad, son capaces de originar una propia identidad al tiempo
de influir en la cultura dominante.
La conformación de una subcultura implica la existencia de ciertas estructuras valóricas
que, integrando otro sistema más amplio y central, ha cristalizado aparte. En este sentido,
“surgen valores compartidos que los miembros de la subcultura aprenden, adoptan e
inclusive exhiben, y que difieren en cantidad y calidad de los de la cultura dominante”
(Wolfgang, M.E. y Ferracuti, F. 1971).
En nuestra cultura occidental, los comportamientos humanos se encuentran bajo la
presión de lo dicotómico, siendo clasificados según sean evaluados como buenos o malos,
permitidos/prohibidos, públicos/privados, hombres/mujeres; pasivos/activos, arriba/abajo,
etc., internalizando en los sujetos tal visión de mundo. Sin embargo, los comportamientos
humanos no se ajustan a las expectativas socialmente esperadas, alejándose en muchas
ocasiones de las normas y valores establecidos, siendo rotulados socialmente de “desviados”,
y sometiéndolos a sanciones ya sean formales o informales. Actualmente, los sujetos
que no cumplen las reglas establecidas son formalmente castigados, clasificándolos de
delincuentes y/o criminales y luego encarcelándolos y privándolos/as de libertad. Así
también se castiga formalmente a toda persona que no cumple las reglas implícitas
y/o explícitas de comportamientos sexuales “normales”, rotulándolos de homosexuales
95

y sometiéndolos a la discriminación y rechazo. Es en este contexto social que esta


investigación pretende aportar con una referencia empírico-teórica fundada en datos
primarios disponibles.
La investigación con respecto a la subcultura lésbica al interior de las cárceles presenta
una doble complejidad. Por un lado, este objeto de estudio se sitúa en el ámbito de las
relaciones interpersonales entre mujeres, lo que no es fácil de abarcar, principalmente
por el carácter privado que adquiere la sexualidad humana, siendo aún más marginal y
restrictivo aquel tipo de sexualidad que se aleja de los cánones normalmente establecidos,
como son las orientaciones sexuales de personas hacia su mismo sexo. La sexualidad
de las mujeres ha sido un área temática tabú, ya que ellas son las que deben jugar roles
socio-culturales femeninos en un contexto de un alto control social masculino. Es así como
estas conductas sexuales básicas tenderán a mantenerse más bien ocultas, ya sea porque la
sociedad lo impone o porque ellas internalizan en sus cuerpos y mentes aquello que dicta
la cultura machista y dominante; estos dos ámbitos se constituyen en una dificultad para el
investigador aunque accesible con un adecuado manejo científico, humano y empático de
la situación. Simultáneamente el área temática adquiere una segunda complejidad, porque
la subcultura lésbica que se desea descubrir está delimitada en un espacio de coacción
de naturaleza punitiva, como es la cárcel, es decir se trata de mujeres “delincuentes”
recluidas en un centro penitenciario.
El que se trate de mujeres “delincuentes” es lo que permite caracterizar distintivamente
al lesbianismo vivido al interior de una institución total –como lo es la cárcel de mujeres–
de otras relaciones lésbicas desarrolladas en otros contextos del mundo libre. La compleja
cultura delictual que envuelve a estas mujeres, permite que su mundo de la vida cotidiana
sea diferente y particular en sus interacciones sociales, comparado con mujeres que no
participan de esta cultura, contexto de vivencias que luego son probablemente mantenidas
al interior de la cárcel. La subcultura carcelaria posibilita la aparente particularidad
que presentan las relaciones lésbicas en este espacio y tiempo social, siendo estos
comportamientos propios del mundo intracarcelario. Este ámbito de influencia debe
ser siempre considerado cuando se analiza la sexualidad vivida por estas mujeres
en estos recintos.

REFERENCIA TEÓRICA
La investigación empírica sobre el comportamiento femenino lésbico intrapenitenciario
implicó revisar y discutir esta área temática a partir de un conjunto de paradigmas, teorías
y conceptos teórico-analíticos que permitieron su comprensión y aprehensión. Con tal
finalidad se abordó la problemática en estudio desde las teorías de Género y la
categoría de género, lo que permitió comprender y aprehender las construcciones
socio-simbólicas que dan forma a los comportamientos lésbicos y conformaciones
identitarias intrapenitenciarias, para luego acercarnos al universo carcelario que contiene
y estructura la cultura lésbica.
96

Las Teorías de Género en la comprensión de la cultura lésbica


intrapenitenciaria
La categoría de género como “construcción social y cultural de las diferencias sexuales” nos
permite cuestionar el determinismo biológico que subyace a explicaciones reduccionistas
sobre la diferencia entre hombres y mujeres, situando el foco de atención en las diferencias
socio-culturales que se construyen a partir de una diferencia externa y anatómica,
denominada sexo. Es decir, nos permite diferenciar las construcciones culturales de los
aspectos biológicos de hombres y mujeres, desplazando la discusión de la diferencia entre
los sexos del terreno biológico al cultural y simbólico. A su vez, posibilita la explicación
de lo que significan las construcciones sociales respecto a la feminidad y masculinidad
y sus conexiones con otros ámbitos de la vida social, ampliando el espectro de
significaciones y explicaciones de las diferencias entre hombres y mujeres, hacia los
universos simbólicos y sociales.
Lamas M. señala que se debe establecer una diferencia entre el concepto de género
y de sexo. Para ella, el género es la simbolización cultural de la diferencia sexual, que
nos estructura psíquica y culturalmente. Tal diferencia debe ser entendida como “...una
realidad corpórea, objetiva y subjetiva, presente en todas las razas, etnias, clases,
culturas y épocas históricas, que nos afecta psíquica, biológica y culturalmente” (Lamas,
M. 1993). El género “...toma forma en un conjunto de prácticas, ideas, discursos y
representaciones sociales que dan atribuciones a la conducta objetiva y subjetiva de
las personas en función de su sexo. Así, mediante el proceso de constitución del
género, la sociedad fabrica las ideas de lo que deben ser hombres y mujeres, de
lo que es “propio” de cada sexo” (Lamas, M. 1995). En nuestra cultura occidental-
capitalista, se han articulado dos grandes polos de configuraciones de género: el
masculino y el femenino.
Scott, J. define el género como un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas
en las diferencias que distinguen los sexos, y como una forma primaria de relaciones
significativas de poder. Por lo tanto, las relaciones de género se constituyen en el
campo primario a través del cual se articula el poder en cada sociedad, es decir,
estructuran la organización económica y simbólica de toda la vida social, estableciéndose
un control diferencial sobre los recursos materiales y simbólicos (Scott, J. 1990 en
Lamas, M. 1993).
Teresita de Barbieri nos recuerda que la perspectiva que considera los sistemas de género
como sistemas de poder, nos permite comprender las relaciones socioculturales a partir
de la resolución de un conflicto social, fuertemente enraizado en la reproducción humana,
desfavorable para las mujeres. La autora, siguiendo la reflexión de Rubin que refiere cómo
los hombres y la sociedad en su conjunto intentan asegurar su perduración controlando la
capacidad reproductiva de las mujeres, nos sugiere una estrecha relación entre el control de
estas capacidades y el control sobre su sexualidad y su trabajo. Resolución que situaría en
una mejor posición a los hombres en desmedro de ellas (De Barbieri, T. 1992).
97

Para Moore, H. existen dos formas de conceptuar el género, aquella que lo define como
una construcción cultural o simbólica y la que lo considera como construcción social. La
primera remite a un análisis simbólico, que nos indica acerca del comportamiento ideal
de hombres y mujeres en sus respectivos papeles sociales y de las representaciones de lo
femenino y masculino (Moore, H. 1991).
En el marco de lo simbólico se sitúa Sherry Ortner quien, utilizando el modelo
naturaleza/cultura, sostiene que la asociación en el ámbito simbólico de la mujer con la
naturaleza y del hombre con la cultura, coloca a la mujer en una posición subordinada. Esta
proximidad de las mujeres con la naturaleza estaría dada por su capacidad reproductiva
(Ortner, S. 1979). Sin embargo, luego de una serie de críticas que apuntan a considerar
su postura como etnocéntrica, tendiente a generalizar dicha oposición y su reproducción
estructuralista al estilo de Levi-Strauss, la autora da respuesta a dichas críticas señalando
que el prestigio es el elemento clave para entender el orden social como diferencias de
género, pues las relaciones de género son en sí relaciones de prestigio. Por lo tanto se
debe atender a las estructuras de prestigio presentes en las culturas, las que son resultado
de una evaluación social concreta, constituyéndose en la condición necesaria para la
reproducción de los sistemas de status en una determinada sociedad. Las estructuras de
prestigio estarían acentuadas en determinadas fuentes de prestigio que se plasman en un
sistema de oposiciones significativas.
Así también en el análisis simbólico está el trabajo de Rosaldo. La autora, utilizando el
modelo teórico doméstico/público, vincula la identificación denigrante de la mujer con
lo doméstico, el que se encuentra subvalorado en relación con la esfera pública, que está
dominada por el hombre. La mujer estaría asociada a lo privado por su función reproductora,
su rol de madre responsable de la crianza de los hijos. (Rosaldo M. 1974).
En el ámbito nacional y desde una perspectiva simbólica de género se sitúa el trabajo de
Sonia Montecino, quien señala que nuestro ser latinoamericano se arraiga en nuestro
origen mestizo fruto de una relación entre una madre india y un padre español, ausente
y desconocido. Este núcleo modélico familiar, de una madre sola y sus hijos, díada
madre/hijo, permite a la cultura mestiza construir lo femenino desde el modelo de la madre
presente y lo masculino a partir del modelo de hijo o padre ausente, creando en nuestro
imaginario un orden de géneros. Esta matriz de significado generará para el “huacho” un
campo de tensiones con las mujeres/madres, en su intento de superar su estadio de hijo y
acceder al de hombre. Globalmente, la madre se constituye en el único referente del origen
y socialización de nuestro modo cultural latinoamericano (Montecino, S. 1991).
Ahora bien, la orientación teórica que considera el género como construcción social se
sitúa en las relaciones sociales, en lo que “hacen” los individuos, en la división sexual del
trabajo y en el control y acceso diferencial de los sexos a los medios de producción. Se
sostiene que el acceso igualitario a los medios de producción conllevaría a la igualdad entre
los sexos. En este ámbito encontramos el trabajo teórico de Sacks.
98

Sacks K. analiza la posición de la mujer respecto a los medios de producción en sociedades


pre-capitalistas y estatales, señalando la existencia de distintas formas en que las mujeres
se relacionan con los medios de producción, clasificando a las mujeres en dos categorías,
“hermanas” y “esposas”. Las primeras tendrían acceso igualitario a los medios de
producción y por lo tanto una posición igualitaria, mientras las esposas dependerían del
marido, perdiendo su capacidad para acceder de manera igualitaria (Sacks, K. 1979).
Se considera que para lograr analizar el lesbianismo intrapenitenciario desde una
perspectiva de género, no necesariamente se debe apelar a la utilización de sólo uno
de estos marcos teóricos, sino más bien la complejidad del fenómeno social en estudio
requiere complementar la riqueza teórica de diversos autores/as que han contribuido
al conocimiento. La consideración de ambas formas de conceptualizar el género,
simbólicas o sociales, aportan elementos fundamentales pues el género es una forma
de ordenamiento de la práctica social (Connell, R. 1997).
Nuestra sociedad a lo largo del tiempo, ha ido otorgando a la construcción de las relaciones
de género un carácter natural, eterno y dado. Por medio de las instituciones sociales
y ciertos agentes de control social se asegura la permanencia de la estructura de las
relaciones de dominación, basadas en las diferencias entre los sexos, generando “un
fundamento natural” a la construcción social o división arbitraria de la realidad. Bourdieu
nos señala que la división entre los sexos parece ser “...normal y natural, hasta el punto
de ser inevitable: se presenta a un tiempo, en su estado objetivo, tanto en las cosas (en
la casa por ejemplo, con todas sus partes sexuadas), como en el mundo social
y, en el estado incorporado en los cuerpos y en los hábitos de sus agentes, que
funcionan como sistemas de esquemas de percepciones, tanto de pensamiento como
de acción” (Bourdieu P. 1999). Es la construcción arbitraria de lo biológico (cuerpo),
lo que proporciona un fundamento aparentemente natural a la visión androcéntrica y
heterosexual de la división de la actividad sexual y de la división del trabajo, y a partir
de ahí de todo el orden social.
En este contexto, a través de un trabajo colectivo de socialización difusa y continua, las
identidades distintas que instituye el arbitrio cultural se encarnan en unos hábitos distintos
de acuerdo con el principio de división dominante, siendo los sujetos capaces de percibir
el mundo de acuerdo a esos principios. La socialización construye todo un ser y deber
ser, tanto en hombres como mujeres, que es internalizado tanto en los cuerpos como
en las mentes de los sujetos.
La construcción social y simbólica sustentada en las diferencias de sexo, el género, moldea
y desarrolla la percepción de la vida. Semejantes esquemas objetivamente acordados
funcionan como matrices de las percepciones, que al ser socialmente compartidas se
imponen a los agentes como trascendentales.
Nuestra sociedad occidental ha instaurado “naturalizando” tanto las relaciones entre los
sexos, que se ha configurado en función de la jerarquía y la desigualdad, la heterosexualidad.
99

Su estrategia fundamental es dividir para dominar y perpetuarse, es decir dividir por


géneros, por grupos étnicos, por culturas, por clases, estructurando en virtud de ello la
fuerte jerarquización entre los diversos grupos sociales y sujetos sociales, enfrentando
inclusive a unos con otros.
En la sociedad occidental y capitalista, la división social de la realidad en género, que se
traduce en la dicotomía masculina/femenina, ha impregnado toda la vida social. Ya no
sólo se atribuye macho-masculino y hembra-femenina, sino más bien la división social de
la realidad en género se ha constituido en el prisma a través del cual se observa, se juzga
y normativiza toda la vida social. La distinción categórica entre sexo y género permite
comprender este fenómeno, pues si aún hoy es importante la atribución del género
masculino al macho y el género femenino a la hembra, no es menos cierto que la
distinción jerárquica y desigual entre lo construido socialmente como masculino y
femenino, sobrepasa tanto social como simbólicamente la atribución exclusiva a la
realidad hembra-macho.
El género y su valoración no presentan un carácter universal. Lo que en una sociedad es
considerado masculino y femenino varía significativamente de cultura en cultura, a la vez de
ser atravesada por una serie de otras variables, como son la clase, el grupo etario, la religión,
etc., fenómeno cultural, simbólico y social que adquiere real complejidad.
Nuestra sociedad androcéntrica otorga a lo masculino una posición privilegiada dentro
del entramado social, es el espacio del poder, el privilegio, la actividad. A través de
esta posición se domina y maneja el mundo social, y se manifiesta como necesario y
trascendente. En cambio, lo femenino culturalmente está asociado con la carencia, la
pasividad, la posición desventajosa, innecesaria y subordinada a lo masculino.
Las diferencias de género, jerárquicas y desiguales, situando lo masculino como lugar
privilegiado de dominación y lo femenino de subordinación, han impregnado todas las
relaciones y espacios sociales. La sexualidad lésbica intrapenitenciaria se constituye en uno
de aquellos espacios sociales impregnado por relaciones de género. La sexualidad humana
no se remite solamente a un intercambio físico ni a la reproducción de la especie. Según
De Barbieri, T. “la sexualidad es el conjunto de las maneras muy diversas en que
las personas se relacionan como seres sexuados con otros seres también sexuados,
en intercambios que, como todo lo humano, son acciones y prácticas cargadas de
sentido” (De Barbieri, T, 1992).
Quizás en una primera instancia, muchas veces inconsciente, dentro del imaginario de
las mujeres que practican el lesbianismo intrapenitenciario se encuentra la posibilidad
de romper con el dominio histórico sobre el cuerpo y su producción, en la medida que
sus relaciones socio-sexuales con personas del mismo sexo no estarían orientadas a la
reproducción de la especie. Sin embargo, esta hipótesis, en muchos casos, no explica ni
rompe con la reproducción del modelo dicotómico y dominante de la cultura matriz como
ordenador del mundo social e intracarcelario.
100

Pues bien, en el terreno de la sexualidad lésbica intrapenitenciaria se establecen discursos


que organizan y regulan la sexualidad y los comportamientos sexuales y sociales. En la
búsqueda de una explicación, nuevamente recurrimos a la distinción analítica sexo/género.
La mujer encarcelada que practica el lesbianismo se ve inserta en un entramado social y
simbólico, que construye las diferenciaciones entre lo que debe ser y hacer cada sujeto en
función del espacio social de género que ocupe.
Al interior de la cárcel de mujeres se estarían reproduciendo las desigualdades de
género, pues existen espacios netamente masculinos de poder y dominación y netamente
femeninos de subordinación y sumisión, independientemente de que todos estos espacios
sean ocupados por sujetos sociales de sexo femenino. Frente a esta situación social, surge
la siguiente pregunta ¿Por qué y cómo dentro de un contexto cultural como la cárcel y la
cultura lésbica se reproducen las relaciones desiguales de género?

Internalización de la dualidad masculino/femenina


en los lesbianismos intrapenitenciarios
Cuando se intenta comprender el tipo de relaciones sociales que se conforman al interior
de las cárceles entre mujeres lesbianas, el primer cuestionamiento teórico es ¿Por qué
principalmente se asimilan esquemas de relación dicotómicas en algunas de las relaciones
sociales entre mujeres lesbianas? ¿Por qué estas mujeres, en considerables relaciones de
parejas, asumen una el rol masculino y la otra el rol femenino pasivo, pese a ser ambas
socializadas de acuerdo al rol femenino?
Se debe recurrir al constructo género para comprender este tipo de relaciones sociales
entre mujeres lesbianas. A partir de la valoración distinta de lo masculino y lo femenino se
construye una jerarquía de géneros. Esta jerarquía conduce al establecimiento de relaciones
de dominación/sumisión entre el género masculino y femenino, que en el ámbito de la
cultura lésbica carcelaria se re-traduce –independientemente de cual sea el sexo de las
personas que ocupan los espacios sociales de género– en las relaciones de género.
Las investigaciones realizadas nos están indicando que dentro de la cárcel existen luchas
por adquirir y mantener jerarquías, probablemente las luchas sociales que se manifiestan
al interior de los recintos penales son por poder, el que se traduce en reconocimiento y
legitimidad dentro de este campo, es decir, prestigio. Poder y prestigio que se encuentran
estrechamente relacionados, en la normatividad cultural y social en la que vivimos, con
lo masculino. La obtención de poder está relacionada con la masculinización de los
comportamientos, se debe ser fuerte, agresivo para controlar y mantener la posición
de privilegio que se tiene.
Posiblemente las mujeres internas se relacionan entre ellas de acuerdo a estos esquemas
mentales. Existe lucha por mantener el espacio privilegiado, y éste se relaciona con lo
masculino, por lo cual se tiende a masculinizar estas posiciones. La reproducción de
la dualidad femenino/masculino se manifiesta al interior de ciertas relaciones lésbicas,
así como también en quienes ingresan a esta subcultura lésbica y que deseen obtener
101

algún lugar o posición privilegiada, las que tenderán a asumir el rol masculino como
forma de reconocimiento social.
Pero, ¿por qué en ciertas relaciones sociales dentro de la cárcel entre mujeres lesbianas,
donde algunas mujeres asumen un rol femenino y otras un rol masculino, se estarían
reproduciendo los esquemas de percepción dominantes y dicotómicos femenino/masculino?
Probablemente estas mujeres están aplicando a su realidad carcelaria y a las relaciones
que establecen sexual y socialmente con otras mujeres, los mismos esquemas mentales
dominantes en las relaciones de poder establecidos en la sociedad mayor y que se explican
en las oposiciones fundadoras del orden simbólico, principalmente porque no conocen y no
configuran, en consecuencia, otra posible relación de pareja. Estos esquemas dicotómicos
se encuentran internalizados, apreciándose la realidad a partir de ellos.
Aun cuando quebrantan la hegemonía de la heterosexualidad, en cuanto orientación del
deseo y como posibilidad de encontrar amor y satisfacción sexual, reproducen las relaciones
de dominación y poder a las que están expuestas fuera del sistema carcelario, “cuando
los dominados aplican a lo que les domina unos esquemas que son el producto de la
dominación, o, en otras palabras, cuando sus pensamientos y sus percepciones están
estructurados de acuerdo con las propias estructuras de la relación de dominación
que se les ha impuesto, sus actos de conocimiento son, inevitablemente, unos actos
de reconocimiento, de sumisión...” (Bourdieu, P. 1998).
Probablemente, re-producir el rol masculino en el contexto de la subcultura lésbica
intrapenitenciaria les permite a estas mujeres mantener una posición dentro del sistema de
distribución de prestigio y status carcelario, pues sus esquemas de percepción atribuyen la
dominación y el poder al ámbito masculino, reproduciendo las relaciones que se establecen
en el ámbito societal. A su vez, las mujeres lesbianas que asumen el rol femenino, siendo
parejas de mujeres cuyo rol es el masculino, también reproducen la distribución de roles y
status “dominadores” dentro del sistema penitenciario, simplemente por estar expresando
en sus relaciones la dicotomía masculina/femenina imperante en la sociedad.
Ahora bien, interesante es la comprensión de las relaciones sociales y de pareja que se
establecen entre mujeres lesbianas que se identifican con el género femenino. En este tipo
de situación sociocultural ¿Cómo se establecen las relaciones sexuales y sociales entre
ellas? ¿Asumen comportamientos dicotómicos o construyen otro tipo de relación? Este
tipo de relación que construyen ¿Internaliza patrones de dominación y poder?, ¿Cómo
se estructura y posiciona dentro de la subcultura lésbica y carcelaria? Es probable que
hipotéticamente, a través de este tipo de relaciones entre lesbianas se esté intentando
re-definir el campo simbólico de relaciones sociales entre mujeres que practican el
lesbianismo intrapenitenciario, y entre éste campo social y la cultura carcelaria. Sin
embargo, sobre los lesbianismos intrapenitenciarios bien poco se conoce, para lo cual y
por lo cual se requiere un trabajo minucioso de naturaleza empírica para lograr descifrar
el tipo de relación social que se establece entre estas mujeres y su dinámica al interior
del mundo sociocultural carcelario.
102

Género e identidades de las mujeres lesbianas intracarcelarias


Dado que las personas no están configuradas sólo por lo cultural o social, y por el
género –aun cuando al momento de nacer, y en función de la apariencia externa de los
genitales, se le atribuyen características femeninas o masculinas impregnando en ello
todo el entramado social–, la persona debe a su vez identificarse o des-identificarse con
este sistema, es decir debe posicionarse respecto de ese sistema social construido sobre
la diferencia sexual de los sujetos. Sobre la base de estos planteamientos teóricos, se
denominará como identidad genérica o de género “...al sentimiento de pertenencia al
sexo femenino o masculino...” (Lamas, M.1995). La identidad de género refiere a los
procesos de identidad involucrados en la construcción de un yo, el cual muchas veces es un
compendio de contenidos simbólicos tanto femeninos como masculinos.
Aun cuando la identidad del sujeto opera en diferentes niveles, ésta en el ámbito de
la realidad psíquica es fundante, pues aquí es donde se elabora la diferencia sexual de
manera inconsciente. Lamas M. entiende la identidad sexual como “...al posicionamiento
del deseo de una persona: homosexual o heterosexual” (Lamas, M. 1995). La autora
afirma que frente a la existencia de dos cuerpos, existirían dos posibilidades en el
posicionamiento de nuestro deseo, en relación con un cuerpo igual o uno diferente;
la libido tiene que elegir entre un número de personas. Desde el psicoanálisis, la
complejidad del posicionamiento del deseo y la elección heterosexual no se distinguiría
de la homosexual.
Sin embargo ¿Por qué mayormente el posicionamiento del deseo está relacionado con
una elección heterosexual? Principalmente por efecto de la cultura, que establece como
válida sólo la elección heterosexual. En la identidad del sujeto se articulan subjetividad y
cultura, sin embargo, Lamas M., nos señala que “...Aunque el sujeto está en un proceso
constante de construcción, y los procesos por los que se crea su identidad varían, la
diferencia sexual, como estructurante psíquico, es fundante. Por eso es tan importante
distinguir el estatuto de lo psíquico del de lo social” (Lamas, M. 1995).
De este modo se deben distinguir las instancias psíquicas de las sociales, especificando los
procesos constitutivos de la subjetividad, sin tender a asociarlos inmediatamente a lo social,
haciendo de éste un ámbito de preponderancia lógica y temporal, pues las relaciones
posibles entre género y subjetividad son complejas y variadas. Al analizar cuestiones
relativas a la subjetividad, el psicoanálisis nos indica cómo opera la diferencia sexual
en cuanto estructurante psíquico.
El psicoanálisis permite comprender cómo la estructuración psíquica se realiza
inconscientemente, alejada de la racionalidad de las personas. Para esta corriente los
sujetos están impregnados de deseos y procesos inconscientes, y sus comportamientos
sexuales son de carácter instintivo. La líbido es esta energía instintiva, o pulsión sexual,
que presiona constantemente a su satisfacción, indiferentemente del sexo anatómico. La
estructuración psíquica se realiza en función de cómo el sujeto vivencia el Complejo Edípico
103

o de Electra, en el caso de las mujeres, y la castración imaginaria, hecho que puede derivar
tanto hacia la heterosexualidad como hacia la homosexualidad.
Dado que Freud plantea que todo sujeto es básicamente bisexual, éste considera la
homosexualidad como una peculiar elección del objeto sexual, tan válida como la
heterosexualidad, es decir, ambas son el resultado de un proceso psíquico y no “natural”.
La homosexualidad es un proceso inconsciente de elección de objeto y no un instinto
constitucional pervertido, la patología aparece cuando el sujeto cobra conciencia de que
su orientación sexual se sitúa fuera de la normatividad, siendo socialmente inaceptado.
La homosexualidad es vivida como “anormal”, tratando de establecer relaciones
heterosexuales, en un intento de ser socialmente aceptado.
Específicamente la identidad de género se establece más afianzadamente alrededor de los
dos o tres años, mediante el proceso de atribución e identificación genérica, posteriormente
se produciría el proceso de orientación del deseo y la pulsión sexual que devendría en
la elección de un objeto sexual. De tal elección resulta una orientación sexual hétero
u homosexual, determinando posteriormente los desarrollos de la sexualidad en el
ámbito psíquico y social.
Lamas nos recuerda los procesos culturales que naturalizan la heterosexualidad, haciéndola
coincidir con la identidad de género. Sin embargo “...La relación entre lo psíquico y lo
social, o sea, entre construcción mental y exigencias culturales, es conflictiva porque los
mandatos culturales nunca satisfarán las demandas psíquicas y la vida psíquica nunca
encajará fácilmente en las exigencias culturales” (Lamas, M. 1995).
Aun cuando es importante indagar en los procesos psíquicos de adquisición de la identidad
de género, esta investigación profundiza en los procesos sociales y culturales. Dado el
hecho de la existencia de muchas personas que no se identifican con el papel en el que
se las ha socializado, se ha ido demostrando que la identidad no depende únicamente
del género que se asigne, por ende, se sostiene la existencia de múltiples identidades
entre lo femenino y lo masculino.
Por cierto, el lesbianismo problematiza las identidades genéricas que relacionan a las
mujeres con ser femeninas y a los varones como masculinos. El lesbianismo probablemente
puede ser una identificación diferente de los sujetos ante el género masculino y el femenino,
pues si bien algunas externalizan un rol masculino o femenino en sus relaciones sociales
y de pareja, muchas no han renunciado a su socialización femenina para ser lesbianas.
Por ésto se tiende a pensar que la manera en que estas mujeres viven su lesbianismo y
su identificación genérica varía significativamente entre las distintas mujeres, a la vez de
identificarse en un continuo de género masculino-femenino. Por lo cual, existen múltiples
formas de actualizar el lesbianismo, siendo más apropiado hablar de lesbianismos o
diversos tipos de lesbianismos.
Los lesbianismos intrapenitenciarios serían construcciones identitarias de género.
Identidades de naturaleza dinámica en la medida en que se conforman gradualmente
104

respecto de los universos femeninos y masculinos; y en relación directa con el/los


contexto/s sociocultural/es de desarrollo, el ciclo de vida de cada persona, la clase social,
grupo etario, religión, etc. Factores que se deben considerar a la hora de aprehender y
comprender las diversas y dinámicas construcciones identitarias de mujeres lesbianas en
un recinto penal, identidades que se construyen, re-estructuran y cambian dependiendo
de cada variable interviniente. Por tanto, estamos frente a un proceso en formación,
un proyecto sujeto al cambio.
En relación con las posibles construcciones identitarias de las mujeres lesbianas dentro de
la cárcel, importante es distinguir la diferenciación entre homoerotismo y homosexualidad.
El primero refiere a las relaciones eróticas y/o sexuales entre sujetos/as del mismo sexo,
no implicando la construcción de una particular identidad a partir de estas interacciones
sociales. En cambio, la homosexualidad implica construcción de identidad individual,
social y cultural a partir de las particulares interacciones sociosexuales con personas
del mismo sexo. Por tanto, comportamientos homosexuales implican homoerotismo,
pero comportamientos homoeróticos no conllevan necesariamente a la homosexualidad
(Gausch, 1991).
Con relación a lo anterior, en el contexto carcelario nos encontramos a lo menos frente
a tres posibles situaciones sociales. Por un lado encontramos a aquellas mujeres que
reconocen una identificación lésbica aun antes de ingresar al sistema penitenciario; por
otro lado, aquellas que una vez ingresadas a este recinto, circunstancialmente construyen
su identidad lesbiana (independientemente de si la mantienen una vez en su medio
libre), y en un tercer ámbito estarían quizás aquellas mujeres que aun cuando mantienen
un comportamiento lésbico no logran construir una identidad de género basada en su
orientación sexual. Importante es considerar, en las diversas construcciones identitarias, la
sociabilidad que presenta el sistema carcelario y lésbico intrapenitenciario, en la medida
que ejerce una suerte de molde social sobre el cual se constituyen y desarrollan las mujeres
lesbianas recluidas. Los lesbianismos como experiencia social, se vivencian en relación
con unos “otros” significativos que conformarían una estructura de sentido que otorgan
inteligibilidad a las vivencias subjetivas de las identidades sexuales y sociales de las
mujeres lesbianas (Berger, P. 1993).

El contexto del universo carcelario


Comprender las prácticas socioculturales de mujeres encarceladas que ejercen el
lesbianismo, requiere necesariamente situarnos en la estructura y dinámica social que
permite el surgimiento y contención de los comportamientos lésbicos intrapenitenciarios.
Abordar la cárcel como Institución total implica definirla como “un lugar de residencia
y trabajo, donde un gran número de individuos en igual situación, aislados de la
sociedad por un período apreciable de tiempo, comparten en su encierro una rutina
diaria, administrada formalmente” (Goffman, 1992). El mundo socio-cultural de las
mujeres que practican el lesbianismo intracarcelario debe ser comprendido de acuerdo a
su específica situación de reclusión obligatoria en una estructura cerrada, en la cual viven
105

y se desarrollan como personas. La cárcel las priva de libertad, las encierra y segrega
de la sociedad, todo bajo pena de coacción física. Este lugar de residencia obligatoria
no es internamente estático en la medida que allí se gestionan, confluyen y articulan
una diversidad de interacciones sociales de acuerdo al mundo social que cada mujer trae
consigo y del cual participaba en su medio libre, a la vez de conformarse una particular
cultura carcelaria con sus consiguientes mundos subculturales.
Básicamente en la sociedad moderna existe un ordenamiento social en que “el individuo
tiende a dormir, jugar y trabajar en distintos lugares, con diferentes co-participantes,
bajo autoridades diferentes, y sin un plan racional amplio” (Goffman, 1992). La
Institución Total, esencialmente, rompe las barreras de estos tres ámbitos (descanso,
recreación y trabajo) de la vida social común.
Dentro de ciertas características genéricas de la Institución Total, se puede señalar que en
ella todos los aspectos de la vida se desarrollan en el mismo lugar, bajo la misma autoridad
única, y en compañía inmediata de un gran número de otros a quienes se da el mismo
trato. A su vez, todas las etapas de las actividades diarias están estrictamente programadas
mediante un sistema de normas formales y un cuerpo de funcionarios (organización
burocrática), integrándose las diversas actividades obligatorias en un solo plan racional,
deliberadamente concebido para el logro de los objetivos propios de la institución.
Por tanto, la Institución Total es un híbrido social, en parte comunidad residencial y en
parte organización formal; de ahí su particular interés sociológico. En nuestra sociedad,
“son los invernaderos donde se transforma a las personas; cada una es un experimento
natural sobre lo que puede hacérsele al yo” (Goffman, E. 1992).
Es característico que las mujeres lleguen al establecimiento con una “cultura de presentación”
derivada de un mundo habitual, un estilo de vida y una rutina de actividades que se
daban por supuesto en la sociedad civil. Las Instituciones Totales, para el logro de sus
objetivos, “crean y sostienen un tipo particular de tensión entre el mundo habitual y el
institucional, y usan esta tensión persistente como palanca estratégica para el manejo
de los hombres” (Goffman, 1992). Por lo tanto, se puede sostener que la Institución Total
en el caso de las cárceles es un lugar de enfrentamiento entre mundos culturales, por un
lado entre el mundo de la mujer en el medio libre y el mundo de la cultura carcelaria, con
la diversidad de construcciones subculturales, y por otro, entre el mundo de la mujer en la
cárcel y el mundo del personal encargado de vigilarlas.
Específicamente, al ser privadas de libertad y sometidas a la normativa intrapenitenciaria
y en la medida que ingresan en la cultura carcelaria, estas mujeres se ven despojadas
de sus disposiciones sociales estables, presentando como consecuencia una serie de
efectos en el ámbito psicológico y físico, tales como depresiones, stress y angustia, e
incluso degradaciones, humillaciones y profanaciones del Yo, sobre todo si pertenecen
a contraculturas delictuales, subculturas y/o políticas contestatarias. Este es el proceso
conocido como “mortificación general del yo”, que a continuación se expone en sus
diferentes fases:
106

• La primera mutilación del yo, se produce cuando al ingresar a la Institución total se


rompe con el exterior y con el pasado de las mujeres, situación que deben enfrentar
en un período relativamente corto.
• Una segunda etapa ocurre durante los procesos de admisión a la Institución, que
podrían llamarse mejor “de preparación” o “de programación”, los que implican un
“test de obediencia” de la nueva mujer-interna, que presenta siempre para Goffman el
carácter de “rito de iniciación” en la Institución Total, en la medida que es un ceremonial
institucional en donde se quiere dejar en claro el status inferior de la recién llegada, con
respecto al personal y a las mujeres-recluidas con anterioridad. En este sentido, resulta
innegable la importancia del “cartel” (entre las pertenecientes al hampa) que posea la
recién llegada, es decir, el status o prestigio que ésta posea, lo que le significará mayor
o menor respeto dentro del mundo carcelario.
• Luego de la separación con el exterior-pasado y del proceso de admisión, la mujer
sufre un proceso sistemático y programado de mortificación del yo, el que queda
de manifiesto en el concepto de “muerte civil”, que presenta dos aspectos: en lo
jurídico, implica que las mujeres tienen una pérdida temporal de sus derechos y
deberes civiles; y en el aspecto subjetivo, las mujeres pueden sufrir una anulación
casi permanente de su yo.
La mortificación del yo, se presenta constantemente y en diversas manifestaciones:
a. Constantes humillaciones y masificaciones de las posiciones y respuestas físicas, dentro
de un marco normativo que permite controlar el cuerpo y la forma de hablar;
b. Violación constante de la intimidad e identidad personal;
c. Observación, vigilancia y control forzado de todas las actividades de las mujeres
por parte del personal;
d. Prohibición generalizada de la relación de la mujer con los otros significativos, censura
de correspondencia y visitas;
e. Los castigos físicos como espectáculos, cuya función es el escarmiento para el
resto de las mujeres.
De esta forma, se puede decir que el proceso general de mortificación del yo tiene por
objeto “varias formas de desfiguración y contaminación a través de las cuales el
significado simbólico de los hechos que ocurren en la presencia inmediata del interno,
refuta drásticamente su autoconcepción anterior” (Goffman, E. 1992). Esto trae
efectos cuya significación para la mujer no es tan fácil de determinar: una ruptura de la
relación habitual entre la sujeto y sus actos, producto de los procesos de regimentación
y tiranización de sus vidas.
En la Institución Total las mujeres reciben instrucción formal e informal sobre el “sistema
de privilegios”, éste les proporciona un amplio marco de referencia para la reorganización
107

personal. Otra estrategia que tienen las mujeres para la reconstrucción personal en la
Institución Total es la solidaridad del grupo interno, sentimiento producto de los procesos
de ajustes secundarios. Los procesos de “ajustes secundarios”, permiten a estas mujeres
obtener satisfacciones prohibidas, o bien alcanzar satisfacciones lícitas por medios
prohibidos. Para que ocurran estos procesos secundarios, se necesita solidaridad en
el mundo de la mujer-recluida.
De acuerdo a lo anterior y en relación directa a la situación social de las mujeres que
practican el lesbianismo intrapenitenciario, las agencias de control social o grupos sociales
pueden llegar a cambiar la autoidentidad, el autoconcepto y la autopercepción que
una persona tiene de sí misma y provocar un vuelco progresivo hacia esa conducta,
produciéndose una “reorganización simbólica del yo”. Por diversos medios rotulan a
estas mujeres de desviadas, asociando a estas personas con una serie de características
negativas propias del estereotipo de desviada, tales como “despreciable”, “odiosa” o
“siniestra”, llegando incluso a cambiar la percepción que una individua tiene de sí misma,
reemplazando al otro generalizado, que empieza a adquirir las consignas de quienes están
en el poder de discriminar y controlar.
Pero, ¿qué sucede a nivel del yo sujeto, ese que está encargado de seleccionar, revisar,
reagrupar, suspender y transformar los significados que el mi acepta como dados?
¿Es que acaso las mujeres lesbianas sólo se autoperciben negativamente incorporando
pasivamente las definiciones de quienes las rotulan como desviadas? Si nos guiamos
por las proposiciones teóricas centrales del Interaccionismo Simbólico la respuesta es
negativa. ¿De qué manera, entonces reacciona el yo sujeto de la mujer lesbiana frente a las
reacciones de reprobación, rotulación y marginación de la sociedad?
Sostenemos que la respuesta aparece junto con el concepto de subcultura lésbica
intrapenitenciaria, entendida como propia de un subgrupo dentro de la cárcel, compuesta
por aquellas personas que se autoperciben como lesbianas, donde las normas, los roles y
las relaciones de que disponen al interior del grupo, sirven de apoyo en la conformación
de una identidad positiva, siendo posible, incluso, la generación de nuevos valores,
motivaciones y normas, alternativas y paralelas al sistema.
Principalmente la construcción del sí mismo, si bien es social y es definida a partir del
otro generalizado, no es, por así decirlo “pasiva”, sino por el contrario, la habituación es
solamente una organización primaria del sujeto, que no resiste la aparición de divergencias
que van en contra de lo habitual y que obliga a la conformación de un nuevo sí mismo. No
debemos olvidar, entonces, que el sí mismo no está sólo constituido por el mí, sino también
por el yo que es capaz de jugar un rol activo frente al otro generalizado, y llegar incluso, si
fuese necesario, a crear una nueva conformación del sí mismo.
Desde este punto de vista no es difícil afirmar que lo que sucede en el caso de la
conformación de la subcultura lésbica intrapenitenciaria, desde la perspectiva de la
construcción del sí mismo, es que el yo reacciona frente a la exclusión y la estigmatización
de la que es objeto por parte de las agencias de control social y de la sociedad entera.
108

Esto ocurre, en general, buscando apoyo en aquellas individuos que también presentan
la condición rotulada, generándose un nuevo otro generalizado, donde la concepción
del sí mismo como desviado y del ambiente en el que se desenvuelven los individuos
marginalizados adquiere un carácter más positivo, e incluso de resistencia, en relación
a las percepciones que la sociedad mantiene respecto a dichos comportamientos y su
mundo, llegándose incluso, a la conformación de nuevos roles, normas, motivaciones y
autopercepciones alternativas o paralelas a la cultura matriz.
Para terminar, me gustaría señalar que si bien estas reflexiones son de carácter general
frente a las diversas identidades y relaciones de género que se articulan en la particularidad
carcelaria, sólo la investigación empírica nos permitió conjugar teoría y práctica en
una suerte de universo descriptivo-explicativo, ampliándose nuestros conocimientos
sobre las diversas articulaciones socioculturales en la construcción social del lesbianismo
intrapenitenciario.

INSERCIÓN DE LA INVESTIGADORA EN EL MUNDO CARCELARIO


La investigación en terreno se realizó por etapas. En primer lugar se produjo el encuentro
con las personas que serían mis guías al interior de la Unidad Penal CPF (Centro
Penitenciario Femenino) de Santiago. Llegué a la oficina de clasificación, pasando por el
patio de visitas que en esos momentos albergaba a algunas mujeres de una determinada
sección con sus familias. Ver a mujeres con niños en sus brazos o revoloteando a sus
alrededores, pasando un rato familiar con alimentos y bebidas para comer y tomar –a
modo de pic-nic– y pensar que luego dejarían todo eso para volver a sus celdas, me produjo
un recogimiento y empatia ante ellas y su vida en reclusión. Sentimiento que perduró y
se incrementó a medida que se fue desarrollando esta investigación, pues no podía dejar
de pensar que también yo soy mujer y que por eventualidades de la vida podría ocupar
algún espacio en ese patio de visita.
Durante las dos primeras semanas, el trabajo estuvo orientado a identificar, gracias al
apoyo de los profesionales de la oficina de clasificación y de una mujer gendarme, a todas
aquellas mujeres que a criterio de las informantes claves, mantenían comportamientos
lésbicos intrapenitenciarios, registrando a su vez todos aquellos datos que aportaran al
proceso investigativo, como es la edad, tipo de delito cometido, reincidencia, lugar de
residencia, tenencia de hijos, etc. Conjuntamente a esto, se realizó la primera visita a las
dependencias de reclusión, a fin de conocer los lugares donde se desarrollan sus vidas. A
medida que caminaba por estos lugares, las vidas de estas mujeres mantenían su curso,
algunas con un vestir muy masculino (blue-jeans anchos –modelo de hombre– polerón o
polera deportiva y grandes zapatillas, con un pelo muy corto y rapado en los costados),
cargaban en carretillas basura o cosas pesadas, otras caminaban hacia la escuela con
cuadernos en sus manos o hacia los talleres de trabajo, mientras otras mujeres barrían
los exteriores de las secciones.
109

A medida que nos acercábamos a las secciones, al ritmo de una cumbia se realizaban los
aseos generales de éstas, de sus habitaciones o los lavados de sus ropas, otras mujeres en
pijamas conversaban al calor de los primeros rayos de sol, y ya unas vestidas con ropa
de calle demandaban a las gendarmes por una visita con la asistente social o señalaban
alguna excusa para salir de sus recintos. Mi visita causaba extrañeza pues a través de las
rejas me preguntaban si era asistente social, si les convidaba un cigarrito o les hacia algún
favor. Esta primera visita permitió un acercamiento al mundo carcelario, observando cómo
transcurre una mañana en las dependencias, al tiempo de generar en mí una serie de
cuestionamientos frente a este mundo.
Luego de esta visita y ya obtenida toda la información cuantitativa sobre las mujeres
recluidas con comportamientos lésbicos intrapenitenciarios, el trabajo estuvo orientado
a entrecruzar variables para identificar tendencias, para luego seleccionar a un grupo
a entrevistar, el que fue subseleccionado conjuntamente con la gendarme informante.
Posteriormente vino la etapa más difícil: lograr que las mujeres seleccionadas desearan
participar de la entrevista.
El acercamiento a ellas se realizó durante una mañana. Fui recorriendo sección por
sección, contactando a mujer por mujer. El primer lugar visitado y a la primera mujer que
intenté contar mis intenciones, me rechazó sin siquiera escuchar, esto significó una gran
desilusión pues pensé que esta experiencia sería el patrón de esta etapa. Sin embargo,
a medida que fui conversando con otras mujeres, éstas mostraron mejor receptividad y
voluntad de participación, incluso en uno de los lugares donde estuve realizando contactos
(que era a la salida de tres secciones), se encontraban unas jóvenes que estaban haciendo
aseo y por curiosidad se acercaron y me preguntaron mi intención. Les conté y se
ofrecieron para la entrevista, poniéndonos de acuerdo sobre el día y la hora de ésta,
al igual que con las demás mujeres ya concertadas, las que aún no sumaban el total de
mujeres que deseaba entrevistar.
Durante la semana siguiente se fueron realizando las entrevistas, generalmente una en
la mañana y otra en la tarde. El lugar para su realización fue una oficina situada en la
escuela, espacio que permitió la privacidad suficiente para generar un clima adecuado
para conversar con las entrevistadas. Luego de hacer las entrevistas me quedaba un
rato en el patio de la escuela donde conversaba con otras mujeres recluidas, las que no
necesariamente mantenían comportamientos lésbicos. Sin embargo, en uno de los tantos
días que fui hacia el lugar de las entrevistas, se acercó una de las ya entrevistadas mujeres
–”Chananá”–, nos pusimos a conversar informalmente y se acercaron unas amigas de
ella, Margarita y su pareja Catalina, las cuales ya sabían de mi existencia e intención y
me preguntaron que cuándo las iba a entrevistar, yo les pregunté si no les molestaba
hablar de su sexualidad y me dijeron que no. Así, dejamos acordado el día y la hora
para la realización de éstas.
Cuando llegó el día para entrevistarlas, me encontré con Margarita en la escuela quien me
pidió que la acompañara a su sección para avisar a Catalina de la entrevista. Me invitó a su
110

habitación para que conociera donde dormía. Llegamos al dormitorio y éste se encontraba
subdividido con mantas a modo de murallas en varias habitaciones pequeñas.
Ella dormía junto a tres compañeras más en una habitación con dos camarotes (todas
Machos). Luego visitamos el dormitorio de su pareja, quien dormía junto a las mujeres
que tenían salida dominical, pero iba a su cama todas las noches. Ahí tuve la oportunidad
de compartir con ellas en su propio espacio, lo que permitió sentirme impregnada, a lo
menos por un rato, de la cultura carcelaria.
Otra experiencia sumamente enriquecedora que se vivió dentro de este recinto, fue durante
la semana previa al 18 de septiembre (y en la cual casi se dejó de lado las entrevistas pues
las actividades no permitían contactarlas en las tardes), en la que se realizaron varios tipos
de actividades, tanto dentro de algunas secciones como en todo el penal. Se competía por
alianzas que correspondían a las secciones, se elegía a reina y rey feo (los reyes realmente
eran estereotipadamente varones), se obtenía puntaje por la mantención de secciones
limpias y ordenadas, gymkhana, actividades de fútbol, etc. Las actividades eran para todas
las mujeres recluidas; era un momento de esparcimiento y una oportunidad para que
compartieran casi todas las mujeres de las secciones. Esa semana estuvo impregnada de
entusiasmo y alegría, siendo yo una observadora pasiva de ese momento. Era bastante
interesante observar cómo se conjugaban las relaciones entre las mujeres, cómo se
mostraban y escondían las distinciones, los roles y estereotipos de género, en la forma
de bailar, en la forma de moverse y vestirse se delineaban las particulares relaciones
e interacciones sociales.
Una vez finalizada la semana de actividades, se retomaron las entrevistas, llegando al
fin de esta primera etapa, experiencia que deja un universo aún por aprehender y/o
comprender. Cada mujer entrevistada se constituyó en un mundo, cada palabra era un
abismo interminable, cada conversación marcó mi vida.

LAS MUJERES EN ESTUDIO


El grupo entrevistado fue el siguiente:
• Amparo: 19 años, soltera sin hijos/as, procesada1 por robo con homicidio, va a
cumplir 15 meses de reclusión en prisión preventiva. Primeriza judicial pero reincidente
criminológica. Desde los 12 años de edad sale a robar para consumir drogas. Vivía
con sus padres. Tiene 8° año Básico.
• María: 19 años, soltera sin hijos/as, condenada a tres años y un día por robo con
intimidación, va a cumplir 2 años en reclusión. Reincidente judicial (reclusión en

1
Se comprenderá por Procesada a la persona recluida bajo la custodia de Gendarmería de Chile, a la
cual el Tribunal correspondiente ha abierto proceso y sometido a prisión preventiva por un determinado
delito; y como Condenada a la persona recluida bajo la custodia de Gendarmería de Chile, la cual cumple
la condena que ha dispuesto el Tribunal.
111

centro de menores) y criminológica. Vivía con su madre. El padre también está


preso. Tiene 5° año Básico.
• Elisa: 21 años, soltera con un hijo, condenada por robo con intimidación a 5 años
y un día, va a cumplir 6 meses de reclusión. Reincidente judicial (tercera vez que es
condenada, cumpliendo también reclusión en centro de menores) y criminológica.
Desde los 14 años roba para sobrevivir en la calle; y su familia también se dedicaba al
robo. Su madre le cuida a su hijo. Tiene 6° año Básico.
• Margarita: 21 años, soltera con pareja (condenado por el mismo delito), quien es
el padre de su hija de 5 años. Condenada por robo con intimidación a 5 años y un
día. Lleva 2 años de reclusión. Primeriza judicial pero reincidente criminológica.
Su madre la deja junto a sus hermanos, y es Internada. Vivía con su pareja e hijo.
Tiene 8° año Básico.
• María Luz: 23 años, soltera sin hijos. Condenada por robo con intimidación y
por robo con fuerza a 6 años y medio. Lleva 4 años de reclusión. Reincidente
judicial y criminológica. Vivía con su madre (su padre falleció). Terminó la Enseñanza
Básica en reclusión.
• Catalina: 24 años, soltera con un hijo de 8 años. Condenada a 5 años y un día por
robo con intimidación. Lleva 2 años y medio en reclusión. Actualmente tiene salida
dominical. Roba desde los 18 años para consumir drogas. Primeriza judicial pero
reincidente criminológica. Vivía con su madre e hijo (su padre falleció). Se encuentra
cursando 2° año Medio en reclusión.
• Jessica M.: 24 años, soltera con un hijo de 4 años. Llegó embarazada a cumplir
condena por dos robos con intimidación. Tiene una pena de 10 años y un día. Lleva
5 años en reclusión. Primeriza judicial pero reincidente criminológica. Terminó la
Enseñanza Básica en reclusión. Vivía con su padre.
• Erika: 27 años, soltera con 3 hijos. Condenada por robo con intimidación a 5 años
y un día, lleva 3 años en reclusión. Primeriza judicial pero reincidente criminológica.
Vivía con su padre e hijos. Es analfabeta.
• Paola: 28 años, casada con 2 hijos. Condenada por robo con violencia e intimidación
a 5 años y un día. Lleva 4 años en reclusión. Primeriza judicial pero reincidente
criminológica. Vivía junto a sus hijos. Tiene 2° año Medio.
• Jessica R.: 39 años, soltera sin hijos. Condenada a 21 años y medio por robo con
homicidio, tráfico y abusos deshonestos. Lleva 17 años en reclusión y 1 año y medio
en el CPF de Santiago. Reincidente judicial y criminológica. Vivía sola. Terminó la
Enseñanza Básica en reclusión.
• Margarita P.: 46 años, soltera sin hijos. Procesada por tráfico de estupefacientes (según
ella incriminada). Lleva un año y medio en reclusión. Primeriza criminológica y aún no
está condenada. Vivía junto a su pareja mujer (ex pareja). Tiene 4° año Medio.
112

• Mirna: 48 años, casada, con 5 hijas. Procesada por tráfico de estupefacientes. Lleva
un año en reclusión. Reincidente judicial y criminológica. Vivía en San Miguel junto a
sus hijas. Se encuentra cursando 8° año Básico en reclusión.
• Juana: 53 años, casada pero separada de hecho, con 3 hijos. Condenada a 5
años y un día por tráfico de estupefacientes. Lleva 4 años en reclusión. Reincidente
judicial y criminológica. Vivía en la comuna de Santiago junto a sus hijos. Tiene
4° año Básico.
De acuerdo a lo anteriormente expuesto se puede señalar que, del total de 13 mujeres
entrevistadas con lesbianismo intracarcelario2 (por medio de la técnica de “entrevista
semi-estructurada”), 9 de ellas son mujeres entre 18 y 35 años de edad, solteras con hijos
(5 casos), solteras sin hijos (3 casos) y casada con hijo (1 caso), condenadas y/o procesadas
por delitos contra la propiedad, específicamente en robos con intimidación y/o violencia.
A su vez del total de mujeres entrevistadas, 3 de ellas son mujeres entre los 40 y 55 años
de edad, casadas con hijos (2 casos) y soltera sin hijos (1 caso) condenadas y/o procesadas
por tráfico de drogas, existiendo sólo una mujer de 39 años, soltera sin hijos, quien se
encuentra condenada tanto por el primero como por el segundo delito nombrado3. Es
decir, en su mayoría se entrevistó a mujeres entre los 18 y 35 años de edad condenadas
por el delito de robo con intimidación y/o violencia. Casi en su totalidad se trata de
mujeres reincidentes criminológicas (a excepción de Margarita P. quien es primeriza
judicial y criminológica) y en casi igual proporción nos encontramos con mujeres
reincidentes judiciales.

2
Al referirnos al lesbianismo intrapenitenciario, estamos haciendo alusión a todas aquellas mujeres recluidas
en la Unidad penal CPF de Santiago con comportamientos lésbicos, incluyendo tanto a mujeres con
lesbianismo circunstancial como a mujeres que conforman una identidad como lesbianas.
Se estima que el lesbianismo intrapenitenciario en el CPF de Santiago, el cual abarca mujeres con
lesbianismo circunstancial y definitivo, corresponde a un 26% de la población femenina, incluidas mujeres
condenadas y mujeres procesadas. Dado que el presente estudio no tiene por finalidad cuantificar a la
población con comportamientos lésbicos intrapenitenciarios, sino más bien comprender cualitativamente
las relaciones socio-culturales que subyacen a este comportamiento, a partir de un pequeño grupo, esta
cifra carece de la rigurosidad estadística necesaria. Sin embargo, sirve como referente empírico a la
visibilidad del lesbianismo dentro de las unidades penales. Las fuentes para la conformación de esta
cifra estimativa se sustentan en el criterio de las mujeres gendarmes que trabajan con la población
penal femenina, las cuales poseen un alto conocimiento empírico de la realidad que subyace a los
muros de la unidad penal del CPF de Santiago, obviamente esta cifra puede ser mayor, dado que no
se ha rastreado a todas las mujeres con comportamientos lésbicos intrapenitenciarios, pues muchas
escapan a la mirada de las gendarmes.
3
La población femenina recluida en el CPF de Santiago, según el departamento de clasificación, asciende
a un 56,4% en el delito de tráfico de drogas, y a un 30% por delitos contra la propiedad, de los cuales
el 61,3% corresponde a robos con intimidación y/o violencia. Sin embargo de la población total (26%)
identificada con comportamientos lésbicos intrapenitenciarios, el 63,4% está condenada por delitos
contra la propiedad, de los cuales un 73,7% son delitos de robo con intimidación y/o violencia, y
un 27,7% por delitos de tráfico de drogas. Es decir, de la población global identificada que presenta
comportamientos lésbicos intrapenitenciarios, la mayoría son mujeres condenadas por delitos contra la
propiedad, mayoritariamente en delitos de robo con intimidación y/o violencia (lo que nos hizo pensar en
una posible relación entre el tipo de delito y el lesbianismo penitenciario).
113

En su totalidad se trata de mujeres que han vivido en comunas urbanas de la Región


Metropolitana, y gran parte de su niñez y adolescencia con ambos progenitores, con la
madre y/o el padre o en la calle. En los casos en que viven con uno de los dos progenitores,
es porque el padre murió o porque la madre o el padre las abandonó cuando eran niñas,
asumiendo uno de ellos la crianza, y/o internándolas en hogares para menores (en su
mayoría son familias monoparentales). Además se observa que varias de estas mujeres
dejan sus hogares pues sufren de maltrato, violencia intrafamiliar y/o violación por parte
de personas de la familia o cercanas a ella, por lo cual salen de sus casas a muy temprana
edad, para vivir en casa de familiares o simplemente en la calle.
En su mayoría, son mujeres con escaso nivel educacional, con enseñanza básica incompleta
y/o básica completa y media incompleta, incluyendo un caso de analfabetismo. Sólo
encontramos una mujer con 4° Medio completo, Margarita P., la cual a su vez señala no
tener ninguna relación con el mundo delictual pues a ella la habrían incriminado en un
asunto de tráfico de drogas. Algunas de estas mujeres continúan sus estudios dentro de
la cárcel o desean continuarlos en el medio libre, pero en su mayoría no les interesa
seguir estudiando pues señalan que no les gusta, o simplemente apelan a que no
tienen “cabeza” para ello.

HIPÓTESIS EXPLORATORIAS
La presente investigación se ha desarrollado de acuerdo a un marco teórico que nos ha
permitido comprender las conductas lésbicas intrapenitenciarias y en relación con
ciertos objetivos e hipótesis exploratorias, dispuestas a guiar la construcción de la
información y no como relación supuesta entre variables estáticas. A la luz de éstas es
que se desarrolla el siguiente acápite.

“Las mujeres recluidas que han cometido delitos contra la propiedad


tienden a desarrollar comportamientos lésbicos genéricamente masculinos”
De acuerdo a las características delictuales de las mujeres entrevistadas con comportamientos
lésbicos intrapenitenciarios, se observa una estrecha relación entre el tipo de delito
cometido y su inserción en la cultura lésbica. En su mayoría (en referencia, a su vez, al total
de mujeres identificadas con lesbianismo penitenciario) son mujeres que se encuentran
recluidas por cometer delitos con alto grado de violencia, como robo con intimidación, robo
con homicidio o robo con fuerza (clasificados como delitos contra la propiedad), lo que viene
a romper con los estereotipos comúnmente asociados a la mujer sobre los tipos de delitos
imputados a ellas, como son el infanticidio, aborto y delitos pasionales.
La mujer gradualmente ha ido insertándose en la cultura delictual (como modo de solvencia
económica y actualmente influenciado por y para el consumo de drogas y/o alcohol),
la cual históricamente ha estado dominada por el varón, perpetrando delitos asociados
al universo masculino, lo que le ha permitido posicionarse de mejor manera, con un
mayor prestigio y cuota de poder. Sus actos delictuales a lo largo del tiempo se han ido
114

masculinizando, rompiendo con la relación entre lo público y lo privado, a través de


su inserción en la cultura del hampa.
Esta tendencia se ratifica con la menor participación de mujeres condenadas por tráfico
de drogas en conductas lésbicas, aun cuando la proporción de mujeres condenadas por
este delito es mayor en la población penal. Ésto debido principalmente a que éstos delitos
generalmente no rompen completamente con la ideología de género dominante, la cual
atribuye ciertos roles como propiamente femeninos. En el caso de este estudio, el delito
de tráfico de drogas se realiza comúnmente por mujeres dueñas de casa que se insertan en
este tipo de actos desde y en sus hogares, es decir, en el ámbito de lo privado propiamente
femenino. Las mujeres que tienden a comportamientos lésbicos intrapenitenciarios
son mujeres que han incurrido en acciones delictuales que rompen con la relación
público/privado y con los roles asociados a su género.
La paulatina tendencia a la masculinización de las acciones delictivas por parte de las
mujeres entrevistadas, se constituiría en el motor que llevaría a muchas de ellas a conductas
lésbicas circunstanciales intrapenitenciarias, pues ya rotos los patrones hegemónicos
dominantes, es más fácil romper con aquellos que restringen y coartan su sexualidad; sobre
todo si se encuentran en un contexto donde este tipo de actos son permitidos y habituales,
y en donde apremia la carencia de cariño y de sexo heterosexual.
La masculinización de los comportamientos delictuales de las mujeres en la cultura delictual
y el mejor posicionamiento de ellas en términos de poder y prestigio social, tiende a
re-producirse en el ámbito del lesbianismo intrapenitenciario, sobre todo entre aquellas
mujeres que presentan mayor arraigo a dicha cultura, las cuales asumen tendencialmente
conductas lésbicas genéricamente masculinas. La asunción de tales prácticas al interior de la
cultura lésbica tiene estrecha relación con la posibilidad de mantener el espacio del poder y
prestigio adquirido y re-producido en términos culturales carcelarios, los que en la ideología
de género imperante se encuentran asociados a lo masculino.

“Las mujeres recluidas en el sistema penitenciario con comportamientos


lésbicos, tienden a conformar una subcultura carcelaria”
La cárcel como Institución Total, posibilita el surgimiento de solidaridades entre las
mujeres de acuerdo a la realidad penitenciaria que les toca o eligen vivir. El lesbianismo
circunstancial o definitivo es aceptado y comprendido dentro de la cárcel, es parte
de la cultura carcelaria y como tal se rige por sus códigos y normativas implícitas y
explícitas. Si bien tiene ciertas particularidades que permiten distinguirlo como “el mundo
de los lesbianismos”, al cual generalmente (en términos circunstanciales), se ingresa
voluntariamente, y presenta ciertos cánones conductuales a seguir, esta diferencia no
alcanza a constituirse en términos excluyentes. Más bien lo diferente se constituye dentro y
como parte de la cultura carcelaria que la posibilita y contiene.
115

Las mujeres con lesbianismo circunstancial y/o definitivo adhieren a los patrones culturales
carcelarios. No obstante, la búsqueda de un marco de pertenencia e identificación impulsa
la construcción de un universo social y simbólico que otorga significación a las experiencias
sociales y sexuales con personas de su mismo sexo. La cultura lésbica intrapenitenciaria
se constituye en aquel referente que permite significar la experiencia como mujer
lesbiana dentro del sistema penal.
Aun cuando se construye un referente común, la cultura lésbica está lejos de conformar
experiencias homogéneas y estáticas, más bien estamos en presencia de un universo
en construcción y en constante cambio, el cual alberga una diversidad de experiencias
identitarias que se construyen y re-construyen constantemente de acuerdo a cada mujer y
a los espacios de género que en ella se articulan.
La cultura lésbica intramuros se constituye en un espacio social impregnado de relaciones
de género. En ella se reproducen las desigualdades, existiendo espacios netamente
masculinos de poder y dominación y otros netamente femeninos de subordinación y
sumisión, independientemente de que todos estos espacios sean ocupados por personas
del mismo sexo. Las mujeres encarceladas que practican el lesbianismo se ven insertas en
un entramado social y simbólico, que construye las diferenciaciones entre lo que debe ser y
hacer cada mujer en función del espacio social de género que ocupe.

“Las mujeres con lesbianismo circunstancial, tienden mayoritariamente


a comportamientos lésbicos intrapenitenciarios genéricamente femeninos,
en contraposición a aquellas mujeres que se identifican como lesbianas”
Como ya se señaló, la existencia de comportamientos lésbicos circunstanciales y definitivos
son posibles por efecto del encierro y aislamiento propio de la cárcel. Sin embargo, no
todas las mujeres lesbianas se identifican con sus otras pares que manifiestan las mismas
conductas. Dentro del lesbianismo intrapenitenciario se diferencia entre aquellas mujeres
lesbianas que “nacen” y las que se “hacen”; y transversalmente por la conformación
o no de parejas lésbicas dicotómicas y la asunción de determinados roles de género
por parte de las mujeres lesbianas.
La primera diferenciación entre aquellas mujeres que “nacen” y se “hacen”, esconde
una ideología de género que guarda en sí relaciones de poder y prestigio, pues el
“nacer” lesbiana otorga mayor status que “construirse” penitenciariamente, se apela a un
determinismo biológico en desconocimiento de las implicancias culturales que están detrás
de la mayoría de sus prácticas y del “ser” lesbiana.
El alto grado de prestigio social que contiene esta ideología de género, lleva a que muchas
mujeres en un intento por posicionarme de mejor modo dentro de esta cultura, reordenen
su pasado en función de su presente, es decir, re-estructuren sus vidas, negando incluso
algunas su pasado heterosexual a lo menos durante su tiempo de estadía en la cárcel y
116

mientras participan de este espacio carcelario. Si bien existen mujeres que tanto en el
mundo libre como intracarcelariamente han sido lesbianas, conformando su identidad
sobre la base de su orientación sexual, la gran mayoría presenta un lesbianismo
circunstancial, y dependiendo del peso individual y social de la ideología lésbica imperante,
re-construyen su identidad en función de esta nueva realidad; pero su mantención
identitaria post-carcelaria es incierta.
Sin lugar a dudas, la hipótesis planteada nos explica sólo el lesbianismo circunstancial,
pues aquella mujer que manifiesta un lesbianismo abiertamente situacional tiende a
comportamientos lésbicos genéricamente femeninos, en contraposición a las mujeres que
en un intento de posicionarse de mejor modo en la cultura lésbica carcelaria esconden
la circunstancialidad de su lesbianismo, re-articulando su pasado e identidad al asumir
un rol genéricamente masculino y una identidad de género como lesbiana, a lo menos
intracarcelariamente. La diferencia entre ambos casos se explica principalmente porque
las primeras mujeres no requieren demostrar y re-afirmar su identidad en términos de su
orientación sexual hacia personas del mismo sexo; e incluso, muchas prefieren mantener
un comportamiento genéricamente femenino en la medida que les permite conservar su
identidad, rol y estereotipo de género propio de su vida en el mundo libre y no dificultar
su retorno heterosexual una vez fuera de la cárcel.

“Las mujeres con comportamientos lésbicos genéricamente masculinos


tenderán a reproducir los sistemas de poder y dominación imperantes
en la cultura hegemónica, ocupando los espacios de poder y dominación
dentro de la cultura y subcultura carcelaria”
El peso de la ideología de género reinante en el lesbianismo penitenciario tiene estrecha
relación con la ideología hegemónica de la sociedad mayor respecto a la conformación
de espacios masculinos y femeninos desiguales y jerárquicos, y la asunción de roles de
género dicotómicos. La mujer que asume tanto un rol estereotipadamente masculino como
la que desempeña el rol femenino en relación con el primero, re-produce consciente o
inconscientemente un “deber ser” que es acorde a la relación de dominación/subordinación
regente en la cultura matriz, y a las oposiciones fundacionales de nuestra sociedad
occidental, que articulan lo masculino como el espacio del dominio, la actividad, el
poder y el prestigio social, y lo femenino como lo subordinado, pasivo, carente de
poder y prestigio social.
El peso ideológico de género en las mujeres con lesbianismo circunstancial y/o definitivo
es influyente a la hora de asumir un determinado comportamiento y estereotipo de género.
Las mujeres que se insertan en el lesbianismo carcelario y que “eligen” y asumen
una conducta genéricamente masculina, tienden a remarcar y exagerar los rasgos
masculinos clásicos, probablemente como modo de hacer evidente el rol de género
que desempeñan, el que se encontraría mejor posicionado en cuanto poder y prestigio
social en la cultura lésbica carcelaria.
117

La segunda gran distinción, y que atraviesa transversalmente a la primera, refiere a la


conformación o no-conformación de patrones dicotómicos masculino/femenino en las
relaciones de pareja, con la consiguiente asunción de roles de género diferenciados e
independientemente de la conformación identitaria. En este punto nos encontramos
con tres niveles interrelacionados necesarios de aclarar: el primero se articula a nivel
identitario de género; el segundo se refiere a la asunción de roles de género; y un
tercero que se enuncia en la conformación del tipo de parejas entre las mujeres con
prácticas lésbicas intrapenitenciarias.
Respecto a la conformación de parejas entre las mujeres y la externalización de roles de
género, se observa a lo menos dos tipos generales de relaciones: entre una mujer que
asume un rol masculino y la otra uno femenino; y entre dos mujeres, donde ambas
asumen un rol femenino. Sin embargo, este masculino y femenino adquiere diferentes
matices dependiendo de la identidad de género de cada persona y de cada relación que se
constituya en el continuo femenino-masculino carcelario.

“Las identidades de las mujeres lesbianas se sitúan en un continuo


que va desde lo genéricamente femenino a lo genéricamente masculino”
Si bien existen mujeres que asumen una identidad, estereotipo y rol de género
marcadamente masculino o femenino, concordante con la ideología hegemónica societal,
no todas las mujeres adhieren a estos patrones, sino que más bien se producen diferentes
modos de actualización de ellos, en respuesta a la variabilidad en la autoconcepción y
autoidentidad circunstancial o definitiva de las mujeres con comportamientos lésbicos
intrapenitenciarios y la asunción de un rol activo o pasivo en la sexualidad.
Lo determinante a la hora de comprender la diversidad de posicionamientos identitarios,
respecto al continuo femenino-masculino de las mujeres con comportamientos lésbicos
intrapenitenciarios y las relaciones que se conjugan entre ellas, tiene estrecha relación con
su vida sexual. Pues el modo en que se ejerce el poder y la dominación al interior de la
conformación de parejas de mujeres lesbianas, se relaciona con la actividad o pasividad que
se manifieste en su sexualidad, y de acuerdo a esto se establecen relaciones jerárquicas,
complementarias e igualitarias entre sus participantes.

“Las relaciones sociales y sexuales entre mujeres con comportamientos


lésbicos genéricamente femeninos tenderán a ser de complementariedad
y/o igualdad”
Las relaciones sociales y sexuales entre mujeres con comportamientos lésbicos
intrapenitenciarios se constituyen a lo menos en tres tipos de parejas: jerárquicas,
complementarias e igualitarias. La conformación de uno u otro tipo de relación entre las
mujeres que practican el lesbianismo intracarcelario, tiene estrecha relación con el grado
de internalización de las relaciones de género imperantes en la cultura hegemónica, que
construye relaciones desiguales y jerárquicas entre los universos masculino/femenino,
118

adquiriendo cada polo de la dualidad características diferenciadas en cuanto a poder y


prestigio social. El vínculo de dominación que adquiere la relación entre los universos
masculino y femenino, se re-produce diferencialmente en las conductas sexuales de las
mujeres con comportamientos lésbicos intrapenitenciarios, es aquí donde se ejerce el poder
y la dominación, y donde se estructuran nuevas relaciones entre los géneros.
En la conformación de la pareja jerárquica, una de las partes ejerce el poder y la
dominación sobre la otra, respondiendo a la valoración desigual entre lo masculino y lo
femenino, actividad y pasividad, propio de las relaciones desiguales y jerárquicas de género
imperantes en la sociedad mayor. Las mujeres que adhieren a este patrón relacional,
re-producen en su sexualidad estos cánones; una de las mujeres asume el rol activo y la
otra el pasivo, el polo activo controla todos los ámbitos en que se desarrolla la relación
sexual. Generalmente, la mujer que asume el polo activo externaliza su dominio a través
de la asunción de estereotipos y roles de género marcadamente masculinos, vistiéndose
y comportándose como varones. En tanto que la mujer que asume un rol pasivo en su
sexualidad, externaliza su subordinación en los estereotipos asociados a lo femenino.
Sin embargo, no en todas las relaciones jerárquicas el ejercicio del poder se externaliza
en un estereotipo marcadamente masculino, de ahí las variadas formas de actualización
de los roles e identidades de género.
En la conformación de una relación de pareja complementaria, se establecen diferenciaciones
que responden muchas veces a estereotipos de género, no obstante, el modo en que se
ejerce esta diferencia en la sexualidad es fundante. Si bien una de las partes puede asumir
un estereotipo marcadamente masculino e incluso una identidad masculina –aunque no
necesariamente–, la relación sexual entre ellas se desarrolla alejada de la relación desigual
y jerárquica activo-pasivo. Aun cuando se ejerza este dominio en consonancia con el rol
masculino que puede asumir una de las partes, la sexualidad habitualmente es vivida en
términos de complementariedad. Es decir, se establecen diferencias pero éstas carecen de
la relación unidireccional entre activo y pasivo, más bien se produce en la sexualidad una
relación entre activos, lo que viene a quebrar a lo menos en éste ámbito los parámetros
fijos en términos de dominación/subordinación.
La conformación de una pareja en términos igualitarios, se constituye entre mujeres
identitariamente femeninas, las cuales revierten la socialización de género que las sitúa
en el polo pasivo tanto en su vida sexual como en la vida cotidiana. Así, transforman la
pasividad propia de su género en actividad, re-organizando el universo femenino. Las
mujeres con lesbianismo intracarcelario que asumen una actitud igualitaria en su relación de
pareja, aun cuando no son conscientes de los cambios que están provocando respecto a la
conformación de parejas entre mujeres lesbianas, están construyendo inconcientemente un
modo de relación entre los géneros que rompe con el modelo dominante. La emergencia
de un nuevo modelo de relación entre los géneros está en un proceso de construcción
que, si bien no ha roto con todos los dominios societales, constituye el primer paso
119

para quizás levantar un modelo propiamente lésbico que escape a la re-producción


del modelo imperante.

“Las mujeres con comportamientos lésbicos genéricamente femeninos,


que mantienen relaciones de pareja con mujeres lesbianas genéricamente
femeninas, tenderán a romper con la jerarquía de géneros imperante
en la cultura matriz”
De acuerdo a lo anterior, las mujeres con comportamientos lésbicos genéricamente
femeninos que conforman relaciones de pareja con mujeres genéricamente femeninas, no
sólo rompen con la jerarquía de género imperante en la cultura matriz, sino que también
y por sobre todo están reconstruyendo el universo femenino. Al volcar la pasividad en
actividad están, social y simbólicamente, construyendo un nuevo orden de significaciones
que abre el camino hacia nuevas relaciones entre los géneros.
El avance en este aspecto choca aún con factores societales altamente internalizados
e influyentes, como lo es la familia, la maternidad, la religión, etc.; lo que actualmente
imposibilita el surgimiento total de un orden alternativo a la cultura matriz. Sin embargo,
pensamos que se está en presencia de un proyecto en construcción.
Lo interesante a rescatar en la conformación de relaciones jerárquicas, complementarias e
igualitarias, es que existe una diversidad de posicionamientos de las mujeres en la cultura
lésbica intrapenitenciaria que responde al modo en que han sido internalizados o no
los patrones dicotómicos dominantes en el ámbito de la sexualidad y su actualización o
carencia de ésta en los roles de genero externalizados. Los roles externalizados vienen
a representar visualmente la justificación y auto-justificación, y/o explicación de una
relación lésbica, en la medida que generalmente no se reconoce otro modelo que
ordene las relaciones socio-culturales generadas y posibilitadas en el ámbito sexual
lésbico intrapenitenciario.
La re-producción del modelo hegemónico de género, se ratifica también en que las mujeres
con comportamientos lésbicos intrapenitenciarios genéricamente masculinos y sus parejas
femeninas, tienden a re-producir el matrimonio y la familia hegemónica dominante. Las
mujeres que practican el lesbianismo y que desempeñan un rol masculino, comúnmente
se casan y conforman una familia carcelaria que responde a una ideología dominante que
viene a justificar y autojustificar la conformación de parejas lésbicas, por sobre todo
en aquellas relaciones dicotómicas jerárquicas y complementarias, y a revertir muchas
veces la des-estructuración familiar vivida en el medio libre. La familia carcelaria es
casi inexistente entre aquellas parejas donde ambas asumen un rol femenino o parejas
igualitarias, principalmente porque no requieren justificar su relación de pareja lésbica en
términos del modelo de género imperante en la sociedad mayor.
120

“Las mujeres con comportamientos lésbicos genéricamente masculinos


presentan una autoidentidad, autoconcepto y autovaloración más positiva
dentro del mundo carcelario que las mujeres lesbianas con comportamientos
genéricamente femeninos”
La posición de género masculina no se traduce necesariamente en una autoidentidad,
autoconcepto y autovaloración más positiva en contraposición a las mujeres con
comportamientos genéricamente femeninos y las cuales ocupan los espacios de menos
valor social.
Si bien es necesario el re-conocimiento del “otro” significativo o del grupo de pares en
la conformación de una identidad positiva, muchas de estas mujeres asumen prácticas
lésbicas sólo por el tiempo de reclusión, sufriendo constantes tensiones identitarias entre
su vida heterosexual y su vida como mujer lesbiana. Situación que se incrementa aún
más dependiendo del peso que presenten factores societales tales como la maternidad,
la religión y la sociedad.
Sin lugar a dudas, esta tensión identitaria es fuertemente experimentada por aquellas
mujeres que asumen una conducta circunstancial genéricamente masculina, las cuales
deben re-organizar sus vidas constantemente en función de su presente y su pasado.
En cambio las mujeres que presentan un comportamiento circunstancial genéricamente
femenino, si bien sufren las mismas tensiones anteriormente señaladas producto de su
relación lésbica, no requieren re-construir, re-organizar ni ni re-afirmar constantemente
su identidad de género.
En vista de lo anterior, la autoidentidad, auto-concepto y auto-valoración positiva dependen
mucho de los procesos internos que vive cada mujer respecto a su vida en el lesbianismo
circunstancial o definitivo. Particularmente, dependiendo si ha mantenido una vida
heterosexual previa, si tiene familia e hijos, etc., cuya re-solución muchas veces no
tiene estrecha relación con el lugar privilegiado o no en que se posicione dentro de la
cultura lésbica intrapenitenciaria.

NOTAS FINALES
La presente investigación empírica de naturaleza cualitativa nos ha permitido acercarnos al
“mundo de la vida” de mujeres con comportamientos lésbicos, las cuales han pasado largo
tiempo recluidas en el Centro Penitenciario Femenino de Santiago. Lo interesante de este
trabajo investigativo es que a partir de la buena voluntad de las mujeres protagonistas y
por medio de sus propios discursos nos ha sido posible aprehender el particular modo en
que experimentan su vida y simbolizan el mundo, recorriendo su vida tanto en el medio
libre como al interior de un recinto penal.
El recorrido por su vida pre-carcelaria nos permitió la conformación de un diálogo
impregnado de humanidad y empatía que posibilitó conformar una instancia acogedora y
121

de confianza a la hora de abordar la temática respecto al modo en que viven su sexualidad


lésbica al interior de la cárcel de mujeres. Pues no cabe duda que la temática planteada en
este estudio requería sumergirnos en la intimidad sexual de las mujeres entrevistadas, la
cual por efectos sociales y culturales represores, muchas veces es ocultada e incluso negada
por ellas. Sin embargo, la capacidad tanto de las protagonistas como de la investigadora
de vencer los prejuicios negativos permitió generar un clima adecuado para un diálogo
cara a cara impregnado de significaciones.
La cárcel como Institución Total se nos presenta como un mundo cultural y social
empapado de relaciones de género, donde se estructuran y re-estructuran las relaciones
sociales entre sus integrantes, y las particulares identidades lésbicas pasajeras o definitivas
de las mujeres que en este lugar pasan gran cantidad de años. En este espacio y tiempo
social se desarrolla un distintivo universo carcelario, que si bien puede parecer homogéneo,
lejos está de serlo, pues la cultura carcelaria se caracteriza por contener dentro de sus
fronteras una diversidad de mundos culturales que, en un constante choque y re-choque
entre ellos, van generando un lugar posible de habitar. Es decir, el espacio carcelario se
caracteriza por la constante dinámica de interacciones socio-culturales en que, si bien
posibilitan un orden cultural, está latente la emergencia de nuevos órdenes hegemónicos
que arraiguen multiplicidad de instancias e interacciones sociales entre sus miembras. Por
tanto es un mundo tendiente al cambio y –por ende– sus integrantes manifiestan esta
movilidad en sus apreciaciones y configuraciones identitarias.
La frontera carcelaria y la cultura que en ella se desarrolla estaría posibilitando, habilitando
y legitimando acciones, interacciones y comportamientos socio-culturales que se definen
en la medida que se desarrollan en este mundo.
El modo en que se vive la sexualidad lésbica intra-muros por parte de las mujeres
entrevistadas, se constituye en uno de aquellos ámbitos que se particulariza y gatilla en la
medida en que se vive un prolongado tiempo en encierro penitenciario, con el consiguiente
aislamiento de la sociedad y de los seres queridos y donde el desarrollo de una vida sexual
heterosexual adecuada se ve imposibilitada. Por tanto, la cultura carcelaria posibilita la
expresión de las variadas maneras de actualizar y vivir el lesbianismo, no siendo posible
referirse a este hecho social en términos homogéneos, sino más bien de entenderlo a partir
de la heterogeneidad de experiencias de las mujeres que lo vivencian y de las relaciones que
sobre la base de la heterogeneidad se conjugan, pues estamos frente a una pluralidad que
sólo en términos analíticos resiste una nominación, división y clasificación.
La investigación sobre los lesbianismos intrapenitenciarios no termina aquí. Por
un lado queda aún mucho que aprehender y comprender, y por otro, este universo
lésbico carcelario está en un constante cambio, constituyéndose en un mundo lleno de
riquezas en cuanto a relaciones sociales, configuraciones simbólicas y representaciones
sociales y culturales que nos alientan a continuar en esta labor investigativa.
122

REFERENCIAS
Berger P, Luckmann T. La Construcción Social de la Realidad. Barcelona: Editorial Amorrortu, 1993.
Blumer H. The Methodological Position of Symbolic Interactionism. Berkeley: University of California
Press, 1969.
Bourdieu P. La Dominación Masculina. Barcelona: Editorial Anagrama, 1998.
Connell WR. “La organización social de la Masculinidad”. En: Valdés T, Olavaria J. Masculinidad/es. Poder y
Crisis. Santiago: ISIS Internacional, 1997.
De Barbieri T. Sobre la Categoría de Género: Una Introducción Teórico-Metodológica. ISIS Internacional
N° 17, 1992.
Foucault M. “Historia de la Sexualidad”. Vol I. La Voluntad de Saber. Madrid: Editorial Siglo XXI, 1998.
Freud S. Obras Completas. Vol XIII. México: Editorial Iztaccihuatl, 1983.
Freud S. Obras Completas. Vol VII. Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1992.
Goffman E. Internados. Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1992.
Lamas M. “La Antropología Feminista y la Categoría de Género”. En: Lamas M. El Género: La Construcción
de la Diferencia Sexual. México: UNAM/Programa de Estudios de Género, 1996.
Arango L, León M, Viveros M. “Cuerpo e Identidad”. En: Género e Identidad. Ensayos sobre lo femenino y
lo Masculino. Bogotá: Tercer Mundo Editores/Uniandes, 1995.
Mead G. Espíritu, Persona y Sociedad. Desde el punto de vista del Conductismo social. España: Editorial
Paidos, 1982.
Ministerio de Justicia, SERNAM y UNICRIM. “Mujeres en Conflicto con el Sistema Penal”. Santiago:
Emege Comunicaciones Limitada, 1997.
Ministerio de Justicia, UNICRIM. “Compendio Estadístico de la Población Atendida por Gendarmería
de Chile, Año 2000”.
Ministerio de Justicia, UNICRIM. “Compendio Estadístico de la Población Atendida por Gendarmería
de Chile, Año 2001”.
Montecino S. Madres y Huachos. Santiago: Editorial Cuarto Propio, Cedem, 1991.
Moore H. Antropología y Feminismo. España: Editorial Cátedra, Universitat de Valencia, Instituto de
la Mujer, 1991.
Ortner S. “¿Es la Mujer con respecto al Hombre lo que la Naturaleza con respecto a la Cultura?”. En: Harris O,
Young K. Antropología y Feminismo. España: Editorial Anagrama, 1972.
Recasens A. Entorno a lo Subcultural. Santiago: Universidad de Chile, 1991.
Rosaldo M. Woman, Culture and Society: a Theorical Overview. Stanford University Press, 1974.
Sacks K. Engels Revisitado: las Mujeres, la Organización de la Reproducción y la Propiedad Privada. En:
Harris O. Barcelona: Anagrama, 1979.
Scott J. “El Género: Una categoría útil para el Análisis Histórico”. En: Amely J, Nash M. Historia y Género: las
Mujeres en la Europa Moderna y Contemporánea. Editorial Alfons el Magnanim, 1990.
123

Revista de Estudios Criminológicos y Penitenciarios


N° 6 - Mayo 2003 - Santiago de Chile
123 - 143

Las cuatro paredes fuera del hogar*.


Cuando se buscan las cuatro paredes fuera del hogar:
¿Cómo intervenir con jóvenes adultos desde el ámbito penitenciario?

Alejandra Paleari Felipe I. Saccone


Psicóloga Jefa / Centro de Diagnóstico Intramuros Jefe de Módulo / Centro de Diagnóstico Intramuros
del Complejo Penitenciario Federal I del Servicio del Complejo Penitenciario Federal I del Servicio
Penitenciario Federal Argentino Penitenciario Federal Argentino

Resumen
El presente artículo está referido al ámbito de la intervención y tratamiento de población penal
compuesta específicamente por Jóvenes Adultos de 18 a 21 años, procesados y condenados, del
Complejo Penitenciario Federal I del Servicio Penitenciario Federal Argentino, en que la autora ejerce
la labor de Jefa del Centro de Diagnóstico.
El artículo examina las características de los jóvenes adultos en general, y de este segmento
de la población en sus características particulares de reclusión, lo que conforma, a juicio de la
autora, una orientación en cuanto a los diferentes programas propuestos durante la reclusión
–los que son expuestos de manera clara y concisa– y a las expectativas de reinserción para el
momento de su egreso.
Abstract
The present article is refered to the intervention and treatment programmes with young prisoners, aged
18 to 21, who were processed and condemned at the Federal Penitentiary Complex I of the Argentine
Federal Penitentiary Service: the author’s work at the Diagnosis Centre, sited in the Complex.
The article examines the youth’s characteristics in relation with the reclusion condition, for that,
according to the authors, must guide the application of programmes –which are described here in
a concise and clear manner– during the reclusion period as well as the reinsertion’s expectations
for the time they’ll leave.

INTRODUCCIÓN
Situándome en la propuesta temática del Tercer Seminario Institucional de Gendarmería
de Chile, realizado en Noviembre de 2002, centrado en poblaciones especiales, y su

* Para un exhaustivo seguimiento de la evolución del modelo en el ámbito Federal se puede consultar
en la Revista Penal y Penitenciaria: “Metodología Pedagógica Socializadora en el año 2001, Alcaide
Mayor Ernesto Barrios, talleres gráficos del Complejo Penitenciario Federal 1, Ezeiza, octubre de
2001- pp.27/58.
124

relación específica con la población con la que trabajo actualmente (jóvenes adultos, de
18 a 21 años, procesados y condenados, alojados en el Módulo para Jóvenes Adultos
(J.A.) del Complejo Penitenciario Federal I del Servicio Penitenciario Federal Argentino),
se me plantearon algunas interrogantes:
1. ¿Cuáles son aquellas particularidades que distinguen a los J.A. del resto de la población
(mayores) y que por lo tanto los incluye en el grupo de “especiales”?
2. ¿Cómo adecuar el tratamiento penitenciario?
3. ¿Cuál puede ser el nivel de eficacia de este abordaje? ¿Cómo contrarrestar desde las
intervenciones en su constitución subjetiva, la influencia determinante del entorno
hogar-calle, durante los primeros años de vida? ¿Cómo contrarrestar el armado de
los primeros códigos? ¿Cómo revertir el peso de las revinculaciones patogénicas (u
orfandades) una vez dejada la institución carcelaria?

PARTICULARIDADES DE LOS JÓVENES ADULTOS


• Se trata de adolescentes, y en muchos casos adolescentes “falsamente adultizados”,
es decir que han asumido roles adultos sin haber alcanzado esa etapa por un proceso
de maduración paulatino y oportuno, sino por la fuerza de la necesidad, por tener
que llenar un lugar vacante.
• Personalidad aún en formación. Presentan un desarrollo mental y psicológico aun
incompleto, su personalidad no está cristalizada. Hay disfunciones, inadecuaciones
expresadas a través de comportamientos sintomáticos, pero muchas veces estas
disfunciones no están todavía integradas a la personalidad, no reflejan un “modo
de ser”, “una manera de vivir”.
• En estrecha relación con el punto anterior (y estando a medio camino entre la niñez
y la adultez), necesitan todavía de protección y seguridad. Y si su actuación parece
no demostrarlo, estamos asistiendo a la puesta en juego del arsenal defensivo con que
mantienen esta dolorosa ausencia controlada y a un lado.
• Necesitan aún de sus padres o de alguna figura de autoridad que ponga contención a sus
actuaciones, que conforme un dique a sus impulsos, a su antipática omnipotencia.
• A pesar de su inmadurez, muchos de ellos deben asumir roles anticipadamente para
los cuales aun no están preparados: a) ser la fuente de ingreso económico familiar;
b) ocuparse de hermanos más pequeños; c) forman relaciones concubinarias (muchas
veces frágiles, livianas, casi azarosas); d) padres de niños que muchas veces repetirán
su historia (de ausencia y abandono paterno).
• Su historia familiar, en la gran mayoría plagada de uniones confusas, abandonos,
roles borrosos, ausencias, límites precarios o inexistentes, no es muy diferente a la de
los mayores (de hecho es la misma, relatada antes). En qué reside la diferencia? La
125

diferencia radica en que en el caso de los mayores, se trata de su pasado (con el que
ya “se las han arreglado de alguna manera”). En cambio, en el caso de estos jóvenes,
la historia es su presente, la están transitando, está vívida, es actual, reciente, está
“caliente”, los está atravesando, disparando efectos y exigiendo mecanismos defensivos
primitivos, rápidos, “poco pulidos”.
• Rasgos característicos de la etapa: El signo distintivo por excelencia es el desafío a
la autoridad, la caída de sus figuras parentales, agregamos la decepción, la pérdida
de identificaciones e intensa búsqueda de otras nuevas, el cuestionamiento, el
oposicionismo, la rebelión, el rebrote pulsional en toda su fuerza, la falta de anclaje,
la ausencia de referencias (por el cuestionamiento y la pérdida de las anteriores), la
búsqueda desesperada de lugares de reconocimiento para suturar lo que se ha caído,
perdido, la necesidad de romper sujeciones, de cortar amarras. Es necesario que el
adolescente se desilusione de sus padres, que vea a sus figuras antes idealizadas, como
imperfectas, falibles e incompletas, para pasar a ser un adulto, para que una sociedad
progrese. De otra manera siempre habría niños, dependientes, incapaces de tomar
decisiones, inseguros, supeditados a alguna otra autoridad.
• Necesitan (más que necesitar exigen) confrontar, y para ello deben tener con qué
confrontar, lo buscan, lo exigen y lo provocan. Para este punto voy a remitirme
brevemente a un trabajo –de mi autoría– recientemente publicado por la Revista de
Estudios Criminológicos y Penitenciarios de UNICRIM (“Confrontacion y Desafio,
una necesidad que exige rival” 2002-N°4), en el que tomo una idea de D. Winnicott
en que expresa la necesidad de que los adolescentes asesinen (simbólicamente) a sus
padres para poder ocupar el lugar de adultos, a través de un proceso de confrontación
paulatino con ellos, para el cual sus progenitores deben prestarse al combate y ofrecer
batalla sin retacear armas. Pero muchas veces ellos se corren, abdican antes de tiempo,
regalando su trono sin mérito (es decir, dando las facultades de decisión, de autogestión,
prematuramente). Y la madurez no es la mera personificación del adulto por la ausencia
del mismo. Es muy habitual escuchar en el discurso de los jóvenes delincuentes este
tipo de interacción con sus figuras parentales, que los dejan en un lugar de desamparo,
de desprotección. Se les deja optar, no tiene sentido su rebelión. No pueden asesinar al
padre pues no hay batalla donde hacerlo ni motivo. Deben encarnar el lugar de adulto
antes de tiempo y asumirlo sin estar preparado. Allí donde existe el desafío del joven
en crecimiento, que haya un adulto para encararlo.
• Dice Winnicott: “El niño cuyo hogar no logra darle un sentimiento de seguridad,
busca las cuatro paredes fuera del hogar (...) busca a su madre, y al mismo tiempo la
autoridad paterna que ponga un límite al efecto concreto de su conducta impulsiva, y a la
actuación de las ideas que surgen en su mente cuando está excitado..”.
• Se aprecia un hueco, un agujero en la función paterna, el que no ha podido aun ser
suplantado, obturado por algún mecanismo integrado a su personalidad. En la gran
mayoría de los casos se encuentra en los discursos de los jóvenes, padres ausentes
126

débiles, invisibles, impotentizados, desautorizados. Y en este momento evolutivo,


esta falta aún está caliente y duele.
• La deprivación es reciente, no se han establecidos mecanismos reparatorios
definitivos. Según Winnicott, la deprivación ocurre cuando se ha tenido algo y luego
de conocerlo nos lo han arrebatado. El adolescente busca reencontrar aquello que
se le ha sacado y que se ha convertido en una carencia dolorosa. La busca en el
entorno, la roba, la actúa. Lo vive como una deuda social con él. Demanda esta
reparación con gritos y querellas.
• Tendencia al acting. Marca la necesidad de introducir la palabra que ordene, que
nombre, que marque límites.
• Significado de la ley. Cuál es la Ley que ha podido construir este joven en el
transcurso de su vida? Cuál es el eje ordenador aprendido, la solidez de la norma,
la coherencia de lo que se dice, se hace, se exige y el correlato entre estos y
las conductas posteriores que refuerzan (tranquilizando) o confunden (generando
inseguridad y arbitrariedad)?
En su artículo “Algunas cuestiones acerca de la causalidad subjetiva de la delincuencia”,
la psicóloga Alejandra Gibilisco, refiere: “La ley que rige estas constelaciones familiares,
no es una ley coherente, permanente, previsible. Obedece a la lógica del humor
parental, a las necesidades del Otro. Es una obediencia que entrampa y que desintegra,
es una ley que no permite organizar, que no permite cohesionar, porque depende del
humor del día, no permite anticiparse ni prevenir. Un mundo que no se puede predecir
es amenazante, y mortífero. Es una ley que no facilita la postergación inmediata de una
satisfacción mortífera, por otra más duradera e integradora, empuja cada día a algo
diferente, finalmente el sujeto no sabe qué hacer con el Otro que demanda, no sabe
cómo responder sino con actuaciones... Para un mundo que no es previsible, que está
cargado de impulsiones y ausencia de proyectos, un mundo donde nada tiene valor,
ni siquiera la propia vida, de qué sirve la provisión material”. Es por esto último que
nunca se agota la sed de nuevas adquisiciones vía delito, pues la provisión material
no lo tapona. La necesidad es sintomática, es sacarle a otro más rico lo que a él
le han arrebatado o negado (y se repite pues no se agota con la adquisición del
auto, el reloj, de la casa).
• No han sido respetados sus derechos durante su niñez. Por su experiencia, tampoco ha
aprendido a respetar los derechos de los otros. No valora los derechos del entorno,
los desprecia, no los registra. Aprendió que el otro no puede aportar nada, no se puede
contar con él. Frente a un límite (extraño, desconocido), es vivido como artificioso,
externo, de afuera, es una norma que no lo atraviesa (como en las personalidades
psicopáticas). De allí la anestesia que presenta.
Intenté mencionar con cierta brevedad aquello que caracteriza a los jóvenes adultos y los
distingue de otras poblaciones penales. Lejos estoy de rozar una actitud enciclopedista en
127

la que se enumeren características por mero conocimiento. Estas disquisiciones de


nada sirven si no las encaminamos a adecuar y ajustar, por lo menos en lo que a
nosotros, profesionales penitenciarios nos atañe, las intervenciones intracarcelarias
de manera de propugnar y favorecer un proceso de subjetivación y compromiso,
de reflexión y armado.
Cabe destacar respecto al término “Intervenciones” que lo diferencio de “Tratamiento”,
utilizando el primero de manera mucho más abarcativa, pues incluye un despliegue
constante, permanente, consciente e intencional de actitudes del personal, tendientes al
objetivo propuesto, en cada encuentro con el interno, sea espontáneo o provocado, a través
del cual se destila inevitablemente una ideología y encuadre. El segundo término alude a un
recorte de maniobras formales y programadas, explicitadas en los Reglamentos.
La Ejecución de la Pena coloca al sujeto privado de la libertad en una posición infantilizada
y pasiva: debe realizar tareas estipuladas en horarios prefijados, acatar todas las normas
impuestas desde afuera, no cuestionar y cumplir. No queda lugar ni tiempo para la
elaboración personal, para la reflexión, para un armado propio. Tratándose de una
institución penitenciaria no podríamos esperar autogestión ni libre elección, pero si
intentamos formar individuos que respondan a una moral autónoma y no heterónoma
(dependiente de un superior que controla), como forma de vida en un medio libre, producto
de su propia elección y su propia conciencia, y no del miedo a la represalia si un otro “lo
pesca”, es imprescindible que los distintos puntos del Tratamiento Penitenciario observable
y objetivo, tengan un correlato interno y subjetivo, el que debe ser trabajado a través
de intervenciones, apelando permanentemente a su conciencia de responsabilidad y
participación en los resultados y consecuencias. Es decir, que se apropie de la experiencia,
que se sienta protagonista de aquello que provoca, y no pasivo receptor de pautas externas
que perderán sin duda su eficacia en cuanto no se ejerza más control sobre él. De esta
manera, que aprenda a ajustar su accionar a sus metas.
Consideramos que la cárcel, más allá de sus funciones punitivas, retributivas,
ejemplificadoras, disuasivas, protectoras de la sociedad, etc., sostenidas a través de
las diferentes teorías criminológicas que se han ido sucediendo, y muy especialmente
en el caso de los jóvenes, debe significar: a) una función normativa; b) un espacio de
construcción, de subjetivación; c) un tiempo de armado; y d) un aprendizaje nuevo:
lo previsible, lo anticipable.
a. Una función normativa. Los jóvenes adultos delincuentes suelen carecer de las
cuatro paredes dentro de su hogar. Y no es que falte la vivienda, falta la contención,
la solidez, la protección, dentro de su casa por la ineficacia de los roles parentales. Falta
la norma, coherente y sostenida, falta la ley que marque lo permitido y lo prohibido
y lo sostenga con mecanismos de refuerzo. Faltan las figuras garantes de la seguridad,
que no “cambien de color de camiseta” frente a las primeras embestidas adolescentes.
Muchas veces, el sentimiento de orfandad y falta de referencias que esto provoca,
obliga a buscar el límite, la ley, la contención en otro lado, fuera de la casa. El abismo
128

de la libertad es angustiante y provoca conductas actuadoras y decisiones irreflexivas


como forma de taponarla. Hace falta un tope, un límite, un contorno, una marca, una
norma para cumplir o para poder transgredir, pues sin ella ni siquiera tiene sentido
la transgresión. Si no existen estas cuatro paredes que conforman simbólicamente
un límite que instaura lo permitido y lo prohibido, se desdibuja el espacio subjetivo,
todo es válido, todo está a disposición. Sus elecciones obedecen a su propia ley,
arbitraria, cambiante conforme a la lógica de su humor. En ese lugar vacante y borroso,
la institución penal viene a imponer la norma, el reglamento, el concepto de bien
común, restituyendo un orden, una función normativa, para la cual no siempre están
preparados en función de la exterioridad de la misma y el desencuentro con su historia
personal de prematura (y falsa) adultez.
b. Un espacio de construcción. La privación de la libertad tiene lugar en un medio
en que por definición instala relaciones asimétricas, en el que uno detenta el poder
y otro no tiene otra opción que obedecer. Sin embargo esta modalidad vincular
complementaria, en la medida en que las normativas sean externas, ajenas a sus
posibilidades de comprensión, infantiliza, mantiene en un lugar de obediencia en tanto
hay un control presente, crea una moral heterónoma en la que se responde a una
norma artificiosa creada por otro e impuesta. Es estéril, no apta para la elaboración, por
lo que no conlleva aprendizaje. La efectividad es sólo inmediata.
Es común escuchar de los internos en tiempos previos a las calificaciones “¿Cuándo
me viene la conducta?”. Esto de que la conducta “le venga”, implica que le viene de
afuera, que es externa e independiente de él, que se le impone como arbitrariamente,
y de lo cual él después se entera.
Pues bien, el sujeto privado de su libertad no es una tabla rasa sobre la que se inscriben
resultados, normas, preceptos en forma unidireccional. El es el principal protagonista
de la calificación, el principal autor. Me pregunté cómo revertir esta concepción de
que la conducta les viene, favoreciendo un trabajo de elaboración interna que posibilite
el compromiso. Instauramos una nueva modalidad: el joven adulto condenado tiene
establecido para él un Programa de Tratamiento Individual, que consta de objetivos
cuyo cumplimiento es necesario para lograr avances en la Progresividad del Régimen
Penitenciario. Este programa y objetivos surgen de la confección de los estudios que
componen la Historia Criminológica y lógicamente de las posibilidades que puede
brindar la Unidad que lo aloja y por lo tanto se lo notifica a él de los mismos, para
que conozca qué conductas se esperan de él en las distintas áreas para avanzar
en el tratamiento.
El día de la calificación se lo convoca frente al Consejo Correccional (Organismo
colegiado formado por los Jefes de los distintos servicios y áreas) y se coteja con él el
rendimiento que tuvo en el trimestre, tanto en la comisión de faltas disciplinarias como
en el desempeño de los objetivos, si los cumplió, cómo los cumplió, por qué no los
cumplió, qué manifiesta frente a las sanciones, qué grado de resonancia muestra.
129

Se reflexiona acerca de todos estos datos con él, de manera que se sienta principal
responsable por los guarismos merecidos. Se intenta que comprenda que las
calificaciones que obtiene, así como los dictámenes sobre beneficios solicitados, están
estrechamente relacionados con cada una de sus elecciones en su modo de conducirse,
se efectúan señalamientos sobre la repetición de patrones así como los esfuerzos
por intentar mejores posiciones, quedan al descubierto discursos falaces y a la vez
encuentran la oportunidad para hablar abiertamente de sus dificultades o sus necesidades
de modificar algunos puntos del tratamiento.
Los internos procesados también tienen la oportunidad de ser protagonistas en la
búsqueda de mejoras en su tratamiento, por ejemplo solicitando su traslado al Complejo
para Jóvenes Adultos de Marcos Paz, a fin de integrarse a la Metodología Pedagógica
Socializadora o incluirse en el Régimen de Ejecución Anticipada Voluntaria.
c. Un tiempo de armado. La detención debe significar un tiempo de armado frente al
caos de su historia, roles borrosos, relaciones vinculares familiares desjerarquizadas,
confusas, con figuras intercambiables que salen y entran en escena según el capricho de
sus padres quienes irresponsablemente forman nuevas parejas, confiriendo un estatuto
de estabilidad prematura, propiciando vínculos que luego rápidamente deben disolver
como por arte de magia; límites arbitrarios, cambiantes o inexistentes, demasiada
“desprolijidad” para su estructuración como sujeto. Ellos suelen utilizar la frase (de la
jerga carcelaria) “Subirse a un bondi” (“colectivo” en lunfardo argentino), refiriéndose
con esto a “meterse en problemas”, “involucrarse en conflictos”. Al reflexionar sobre
la expresión, entiendo que el bondi (colectivo) es el movimiento, es dejar de pisar tierra
firme, es el tiempo muerto de un viaje, en que no se puede hacer otra cosa que viajar, es
la mente en blanco, es el recreo hasta nuevo puerto, es subirse arriba de algo que no sé
demasiado bien a qué puerto me lleva, pero me lleva, y me dejo llevar, sin participación
propia, sin poder bajar. Quedarse abajo del “bondi”, no subir, implicaría entonces,
tranquilidad, paz, una pausa, no participar en problemas, poner los pies en la tierra,
ir para el lado que uno decide y no donde decide el colectivo, que lleva la masa,
atentando así contra su individuación.
Habría que intentar entonces, desde nuestra labor profesional, inducir a permanecer
abajo del “bondi” y favorecer que este tiempo de pérdida de libertad, no sea un tiempo
perdido, sino un tiempo de armado en que se articule su historia desmembrada, que
se dé un orden distinto que coloque al sujeto frente a otras posibilidades de elección.
Se pierde la libertad de caminar de las rejas para afuera, pero nunca la libertad de
accionar sobre el armado de la propia historia.
El rol del psicólogo es un rol privilegiado para trabajar este tema desde su disciplina. El
área educativa también puede ayudar a la construcción y al armado desde la utilización
de los saberes previos, la valoración y el reconocimiento de los mismos, la cronología de
los nuevos conocimientos, la construcción paulatina y progresiva.
130

El área laboral puede contribuir, indagando quién es ese sujeto, qué sabe hacer, qué
puede aprender a hacer, qué quiere hacer. Cuál es su historia laboral extramuros, cuáles
fueron sus incentivos, sus obstáculos, sus modelos.
d. Un aprendizaje nuevo: lo previsible, lo anticipable. Decíamos más arriba que
la ley que rige a las familias es “la lógica del humor parental”, cambiante, imprevisible,
que no permite ordenar, anticipar, estructurar.
En ese aquelarre de contradicciones y límites autodesautorizados, el joven encuentra
campo propicio para tomar sus propias decisiones, andar caminos y desandarlos, sin
que los rija un proyecto coherente y sólido. Se busca la satisfacción inmediata, pues
mañana no se sabe cuál será la política a seguir, el humor es otro, la premisa es
otra; nada nos permite anticiparla. Cuál es el camino que da frutos mas rápido y
tapona la necesidad?: El delito, una forma de imponer la lógica propia, arbitraria,
tirana, asimétrica al entorno.
¿Cuál es su contrapartida?: La pérdida de libertad. Un lugar donde impera la norma,
las reglas, lo impuesto. Si se quebranta la norma habrá una sanción, una consecuencia
anticipable, inevitable. En lugar de la angustiante imprevisibilidad de las reglas paternas
(transgredibles, sin costo), nos encontramos con un Reglamento que establece con
objetividad qué se puede, qué no y cuáles son las consecuencias de la transgresión, de
modo de poder evaluar sus efectos.
El sujeto sabe cómo manejarse y cómo accionar sobre un medio cuyas leyes conoce.
Muchas veces se busca romper este equilibrio para repetir el caos ya conocido.
Un mundo donde la ley es la falta de ley, donde no se sostiene la norma, es un mundo
arbitrario, por lo tanto violento e injusto.
Refiere el criminólogo Osvaldo Tieghi, que el proceso de socialización familiar incluye
la enseñanza, práctica y refuerzo de valores, significaciones y normas. Las reglas de
modelamiento operan por señales verbales (consejos), así como por el ejemplo de
los padres (modelo conductual) y finalmente, por la concordancia entre éstos y el
reforzamiento de aprobación o desaprobación, lo que será puesto a prueba,
luego fuera del hogar. Hay un modelamiento social de la conducta criminal. En su
aprendizaje familiar, individual y sociocultural, el niño va analizando (por las leyes
llamadas de refuerzo), todas las relaciones causales significativas, y al mismo tiempo, las
consecuencias o el impacto de su propia conducta, es decir: cuál es elogiada y premiada
(refuerzo positivo), cuál es desaprobada o castigada (refuerzo negativo); cuándo cesa
de ser desaprobada o aprobada (lo cual también se constituye en refuerzo por el
retiro del contrario). “En un punto crítico, cuando las normas, los valores y las
significaciones sociales, la conducta emitida por los demás y los efectos de nuestra
propia conducta pierden su correspondencia, el aprendizaje criminal halla su
campo más propicio”.
131

Hasta aquí hemos descripto los ejes que nos parecen de fundamental importancia en las
intervenciones con jóvenes adultos desde un marco general y desde una postura psicológica
e ideológica. Ahora veamos cómo aplicar los cuatro puntos mencionados en la estadía
del interno intramuros para favorecer su tratamiento. Se complica en demasía deslindar
ejemplos para cada uno de ellos con exclusividad, puesto que están los cuatro íntimamente
relacionados y entrecruzados; sólo nos es fácil separarlos con fines didácticos, pero
no así en las situaciones prácticas.
Por tal motivo el siguiente recorrido sobre el tratamiento con jóvenes adultos alude, en
forma superpuesta, a los cuatro ejes o a algunos de ellos.

LA PROGRESIVIDAD INTERNA CON JÓVENES ADULTOS


El sistema para jóvenes adultos masculinos en el ámbito penitenciario federal está integrado
por tres institutos que alojan en total a más de 530 jóvenes: El Instituto de Menores Dr.
Julio Alfonsín de La Pampa, el Complejo Federal de Jóvenes Adultos de Marcos Paz y el
Módulo para Jóvenes Adultos que se encuentra dentro del Complejo Penitenciario Federal
1 de Ezeiza, los últimos en la Provincia de Buenos Aires.
Las jóvenes adultas componen al 30 de julio del corriente a un minoritario del 7% del total
de la población penal femenina, distribuidas en las unidades 3, 27 y 31.
El Módulo de Ezeiza es el lugar de admisión, donde se efectúa el encuentro del joven
con la Institución. Allí funciona el Centro de Diagnóstico Integral de Jóvenes Adultos.
Es el lugar adecuado para formar los primeros grupos de jóvenes que se agrupan de
acuerdo a variados factores: estilo de delito, pertenencia barrial, experiencia institucional,
compromiso con el delito como actividad corriente, perspectivas de evolución de su trámite
judicial, condena, grado de apego o rechazo a las normas.
Como en tantas actividades que hacen al aprendizaje social, en el sistema de jóvenes
adultos se traza un camino de progreso. Como en la escuela graduada en años, las
jerarquías y los grados de responsabilidad, en los distintos lugares de trabajo, contamos
con un sistema progresivo que nos permite fijar, convenir y reconvenir pautas en
vistas a la próxima posición.
De esta manera el joven adquiere una sensación de movilidad en tratamiento, consideración
que será muy tenida en cuenta a la hora de evaluar trimestralmente su comportamiento
al atraer su atención sobre su desempeño intracarcelario. Los jóvenes se “apropian” del
concepto de que estar en los sectores de buena conducta puede abreviar la permanencia,
asegurar los beneficios de una buena convivencia y lograr buenos informes.
El trayecto que se inicia en un pabellón de ingresos, continúa en progresión con cinco
pabellones. El primero está integrado por quienes se sienten conformes con su apego a la
actividad delictual, conforman pandillas relativamente estables a las que sólo un pequeño
grupo puede acceder. En el otro extremo se encuentran los jóvenes más permeables a
132

las normas, que participan en mayor cantidad de tareas laborales y educativas. También
se trata de un grupo estable que ya conformó su hábito de trabajo, estudio, contactos
familiares, con perspectivas de pronto egreso en muchos casos.
Existe una gama de jóvenes que también son objeto de abordaje pero que tienen la
posibilidad, de acuerdo a su perfil y voluntad manifiesta, de emprender un camino más
comprometido con el tratamiento.
Para ellos se ofrece la posibilidad de acceder voluntariamente a programas de tratamiento
especializados como el diseñado para drogadependientes y el de Metodología Pedagógica
Socializadora, ambos en práctica en el Complejo de Jóvenes Adultos de Marcos Paz.
Para trabajar en la conformación de estos grupos es necesario previamente lograr una
aproximación individual, para tratar de precisar cuál es el posible grado de aceptación
a los diseños de convivencia que cada uno está dispuesto a recorrer, cómo percibe
al entorno desde su propia historia, teniendo en cuenta también cuál es el grado de
permeabilidad del grupo de destino.
En este sentido es multiplicador el aporte del equipo interdisciplinario pues el enfoque
se enriquece cuanto mayor sea el grado de intervención de los profesionales. Al correcto
uso de recursos (por ejemplo un equipo entrenado de operadores terapéuticos es mejor
aprovechado en un módulo integrado por internos que manifiestan voluntariamente
su acceso a tratamiento y no en un grupo de refractarios profesionales a la norma)
se le suma la combinación de abordajes individuales y grupales para hacer dinámica
esta progresividad.
A su vez la riqueza en las dinámicas grupales será apreciada cuanto mayor sea el grado de
entrenamiento de los celadores y operadores y cuanto mejor sea el flujo de intercambio
con el resto del equipo interdisciplinario.

TÉCNICAS Y RECURSOS PARA LA INTERVENCIÓN


1. El contacto con la Administración / Entrevistas y plan de trabajo
El recibimiento del joven en la Institución es la llave para formular un pronóstico
acerca de su futuro recorrido de tratamiento. Es conveniente que, además del personal
experimentado del turno, sea entrevistado en segunda instancia por el Jefe del área
de tratamiento.
Los formularios preelaborados son una buena herramienta para lograr un perfil de
evolución de acuerdo a los datos básicos de escolaridad, constitución de grupo familiar,
situación económica, destreza laboral, práctica delictiva, barrio, ciudad de origen, lugar
de parada, profesionalidad delictiva, experiencia institucional en correccionales juveniles,
experiencia con la droga, salud en general (a veces retacean información por miedo
o vergüenza), contactos de pandilla, expectativas de acuerdo a la situación procesal,
133

etc. Todo ello singulariza al sujeto que tenemos frente a nosotros, a los fines de su
abordaje específico.
Durante la entrevista es de fundamental importancia brindar explicación acerca del
contenido del tratamiento, del recorrido progresivo interno, las formas de acceso a
información necesaria (visita, requisa, educación, trabajo, actividad religiosa). Es útil
garantizar que los requerimientos esenciales serán satisfechos, pero también advertir del
esfuerzo conveniente para que el joven logre insertarse en un esquema de convivencia
acordando aquellas actitudes positivas, señalando las negativas. Por ejemplo acordar
lo que implica hacer “conducta” (respondiendo a diferentes expectativas en los
distintos pabellones) y acordar pautas que logren atravesar los códigos carcelarios o
delincuenciales. La información debe ser veraz, suficiente y capaz de crear un valor
adicional de confianza.
En el caso de los jóvenes es fundamental lograr un buen “rapport” buscando un
equilibrio entre el mantenimiento de la distancia (para lograr respeto y disciplina) y el
desacartonamiento utilizando los términos apropiados del medio, cuidando de no herir
susceptibilidades ni discriminar (para lograr confianza y seguridad).
Generalmente los diálogos son lo suficientemente abiertos tanto con aquellos que admiten
voluntariamente su vinculación con el delito como con aquellos que sólo tienen “calle”
o reproducen mecanismos verbales de “evasión” (“lo hice por la viejita o los pibes”;
“yo no tengo maldad”, etc.).
No es útil tampoco pactar minuciosamente todos los aspectos relacionales entre
administración-administrado, en virtud que hay que observar cuál es el grado de compromiso
del joven con la propuesta de convivencia dejando para sucesivas entrevistas los ajustes
del plan de trabajo. En este sentido es adecuado hacer coincidir las pautas de conducta
esperadas y especificadas con el sector de alojados. La mecánica debe ser tan comprendida
por los jóvenes como por el personal de tratamiento y para esto se ha demostrado el
valor del cuidado en los cambios de alojamientos teniendo en cuenta las motivaciones
(la posibilidad de obtener trabajo, mejor concepto, familiaridad con otros integrantes,
mejor imagen del espacio, etc.) utilizando siempre mecanismos para el logro de
consensos y compromiso de mejoramiento. Esto es válido aun para el primer escalón
de la progresión.
El progreso hacia los distintos sectores requiere asiduas “charlas de preparación” donde se le
pueden proponer nuevos objetivos, teniendo en cuenta el tipo de conformación intergrupal
y la mayor intervención del personal de tratamiento en las actividades cotidianas.
De la misma manera, el no cumplimiento de las pautas comprometidas puede dar lugar al
retroceso en los sectores siempre que no involucre ningún agravamiento en las condiciones
de detención; es decir que tendrá en su nuevo alojamiento la misma comida, recreos,
comunicación y actividades. Se explicitan las fallas observadas, actitudes negativas de
134

poca colaboración, falta de aseo, intolerancia inter-grupal, etc. que no siempre alcanzan a
configurar faltas; las que se manejan a través de sanciones formales.

2. El uso de los elementos provistos


La carencia de recursos en muchos casos se observa tanto en la administración como
en la mayoría de los propios internos. Por esto resulta de gran importancia resaltar el
cuidado de los elementos provistos por la administración. Algunos jóvenes que provienen
de un medio socioeconómico carente y pertenecen a comunidades delictivas sienten como
realmente ajeno todo tipo de bien provisto por el Estado porque lo provee la “policía”
y en consecuencia es común el mal uso, cuando no el desecho del bien. La comida y la
ropa de abrigo son recibidas por necesidad pero no evita a veces el mal uso. Por ejemplo,
la rotura de la ropa de cama para fabricar cuerdas para “palomear” (transportar
distintos elementos entre celdas o pabellones). En estos casos se impone utilizar las
sanciones pertinentes y prohibir la permanencia en el sector de alojamiento de elementos
provistos que no se utilicen.
Se reciben donaciones por parte de Organismos sin fines de lucro o voluntarios que
acercan los bienes provenientes de fábricas o comercios. En estos casos la distribución de
ropas y alimentos conviene hacerse en base a las encuestas previas teniendo en cuenta la
recepción de paquetes o visitas de los internos.

3. La arquitectura de seguridad y el reconocimiento del espacio


de micropoder
La arquitectura carcelaria ha vuelto a tomar como paradigma el uso del sistema celular,
con sus defectos y virtudes. La celda asegura un espacio de intimidad, permite al interno
ponerse al resguardo del robo de pertenencias, tener un lugar para su propia reflexión,
preservar un espacio de individualidad, de higiene y aun de dignidad. El sistema de
pabellones obliga a una “socialización” forzosa de espacios y tiempos. En este esquema
las pandillas o “ranchos” toman posesión del lugar y regulan la circulación de bienes
e influencias que determinarán la posesión del poder necesario, para poner en manos
de un líder el “don” de ser el interlocutor válido para tratar con la administración. Se
manejan los espacios y tiempos de manera vertical, generándose un micropoder que trata
de acomodarse a la estructura que le ofrece la administración.
La nueva arquitectura fragmenta el espacio en tantas celdas como habitantes haya,
permite emparejar algunas formas, por ejemplo el cumplimiento del diagrama de cierres
y desencierros que es para todo el grupo.
En el sistema federal los edificios que alojan jóvenes cuentan en su mayoría con diseño
podular (para el 80%), mientras que se implementan programas especiales que incluyen
supervisión directa para un 18% de la población penal.
135

Las formas pandillezcas se asimilan y disimulan en la nueva construcción pero la supervisión


directa introduce el testimonio inequívoco del agente quien participa de la observación de
los grupos para los casos de los más violentos y contestatarios y permite intervenir a los
operadores en los grupos más dóciles.
Del adecuado manejo de la información interna en cuanto a la composición, conducción,
acatamiento, influencias y perfiles de los grupos que integran el pabellón dependerá tener
más posibilidades de operar sobre ellos y condicionar el ingreso o egreso de componentes.
Se puede compensar grupos refractarios con individuos “facilitadores” de gestión grupal.
En el acceso a los pabellones se privilegian generalmente lazos de parentesco, pertenencia
a barrios, compañeros de causa o simplemente intereses particulares.
Estas situaciones son útiles en tanto exista un sistema progresivo que sea atractivo para
recorrer. De no ser así no podrían existir compromisos ni pautas para acordar. Además
un sector elegido como de “conducta” favorable solamente definido por la administración
es insuficiente, pues las pautas de alojamiento deben ser un compromiso de los jóvenes,
es decir que asuman que el vector de progreso les es favorable y que ellos ayudarán a
mantener el perfil del lugar que añoran.
Los espacios en los pabellones no deben ser abandonados a la iniciativa del grupo. Las
pautas de orden y limpieza, el uso de los horarios de apertura y cierre, la distribución
de alimentos, el uso de los recursos provistos deben ser temas de supervisión constante.
El operador normalmente facilita el control y el intercambio pero es imprescindible la
presencia de personal jerárquico en el sector de alojamiento, pues su omisión habitúa a los
internos a sentirlos ajenos y a sospechar de su participación.

4. Las actividades grupales y el rol de los líderes


En los modelos de tratamiento especializados, explicitados en la bibliografía reglamentaria
obran las técnicas que tienden a colocar al personal penitenciario en un rol cada
vez más exigente.
El trabajo en equipo implica una interrelación entre sus miembros y sus roles consecuentes
en la búsqueda de algún tipo de productividad.
Esto nos permite a priori hacer una distinción entre el equipo integrado por el personal
interviniente y el grupo (los jóvenes sujetos de tratamiento). En toda congregación
encontramos que las personas asumen distintos roles en la construcción de los lazos de
comunicación. Existen en los Institutos penales grupos que alinean a sus integrantes
de acuerdo a posiciones personales basadas en prestigio, poder, fortaleza, osadía,
simpatía, y otras cualidades.
En los grupos menos permeables al tratamiento se acepta generalmente el liderazgo
natural propio de los jóvenes. No olvidemos que el comportamiento rebelde, la tendencia
a tomar la iniciativa y el rechazo a la autoridad caracterizan a los individuos durante
la adolescencia.
136

Es importante detectar la búsqueda de este protagonismo, pues gran parte de su “labor”


intramuros justamente persigue esta individualización despegándose de la horizontalidad
de las formas. Es la búsqueda de la nominación y del reconocimiento de los opuestos e
iguales. El agrupamiento de los internos en subgrupos o ranchadas es a veces aparentes, hay
una suerte de alianzas parciales entre sectores que se pueden alinear en situación de crisis:
disputas internas o resistencia a la intervención de la autoridad penitenciaria.
Entre los objetivos de la práctica del Operador figura el uso de herramientas que hacen a la
dinámica grupal y por lo tanto se requiere capacidad de liderazgo, pero este liderazgo está
concebido desde una óptica del conductor. Conviene diferenciarlo del liderazgo natural
de los jóvenes, pues no se trata de un par. En la mayoría de los casos existe una
brecha generacional y oposición de intereses. En este sentido la “directividad” del
operador es inevitable pues aun cuando los operadores se esfuercen en participar de
las reuniones, el resultado es consecuente con una situación de base creada en un
especial sentimiento de alteridad.
Pero lejos de aparecer únicamente como referente normativo, el operador debe permitir
el mayor intercambio, compromiso y expresión posible, utilizando la base normativa que
será asumida lentamente como propia por el joven. Esta apropiación funciona en algunos
casos con la práctica de los rituales del grupo.
La correcta lectura de la situación grupal por parte del Celador es información vital para
la toma de ciertas decisiones relacionadas con la observancia de las reglamentaciones
y también con el reconocimiento de cuál es el efecto que van a producir en el grupo
y en sus líderes naturales.

5. El uso de las reglamentaciones y diagramas


Las reglamentaciones internas y los diagramas están para ser cumplidos. Esto que parece
una obviedad apunta a destacar que existen muchas ocasiones en que por distintas razones
se permiten excepciones, sin que ellas conspiren contra la legalidad, pero que de alguna
manera permiten desvalorizar las normas. Por lo tanto, se impone en estos casos pensar
en la posibilidad de reformarlas ya que no podemos exigir ni cumplir con pautas que no
son creíbles y si no son creíbles no son susceptibles de ser acordadas ni luego invocadas.
Tal es el ejemplo de las normas cardinales en una Comunidad Terapéutica o en un módulo
de Metodología Pedagógica Socializadora.
Las reglas y los diagramas deben ser publicados y respetados. Esto permite un
ambiente previsible y a su vez seguro. La organización de las tareas se basa en ellas y evita
el desvío en actitudes excesivamente discrecionales que enfrenta al grupo con los humores
diferenciados de los operadores, celadores, jefes y supervisores.
137

LOS MÓDULOS DE TRATAMIENTO ESPECIALIZADO


En el Complejo Federal para Jóvenes Adultos de Marcos Paz existen dos módulos
para tratamiento especializado:
1. Módulo Malvinas Argentinas. Es para tratamiento de internos con serias adicciones
y para dar cumplimiento a las medidas curativas previstas por la Ley 23.737. Funciona
desde abril de 1996, tiene una capacidad máxima de 44 vacantes distribuidas en cuatro
sectores, con talleres, sectores de visitas, gimnasio y dependencias administrativas
especiales para este grupo.
El programa de tratamiento plantea una duración estimada de dos años que se integran
en fases progresivas: Preadmisión, admisión residencial, integración, integración plena
y pre-egreso. La incorporación a la fase de preadmisión es voluntaria y también se
trabaja sobre el continente familiar ya que se considera que el residente proviene de
un sistema familiar al que probablemente regrese, por lo que debe abordarse para
que se produzcan modificaciones que ayuden a sostener proyectos de vida diferente.
En caso de residentes que carecen de un grupo familiar propio, son motivados a
encontrar dentro de su sistema de redes familiares un vínculo con quien trabajar y
constituir referentes al egreso.
Al momento de ser alojado en el Módulo el residente, su familia y un representante
del equipo terapéutico proceden a la firma de un compromiso de adhesión donde
se explican las características del tratamiento, se pautean derechos y obligaciones
del residente y su familia buscando a lo largo del tratamiento la cooperación activa
de los sujetos de intervención.
El abordaje terapéutico tiene una finalidad educativo-terapéutica con un equipo de
profesionales de diferentes especialidades: Psiquiatría, psicología, educación, terapia
ocupacional, servicio social, clínica médica y el personal penitenciario capacitado como
operador auxiliar psicoterapeuta. Ellos deben abordar la tarea en forma coordinada y
solidaria para el logro de los objetivos propuestos. Los niveles de intervención en que
operan los profesionales de las distintas áreas son individual, grupal y grupal-familiar. Un
diagrama de actividades integra un sistema con normas rígidas que permiten crear una
atmósfera controlada de seguridad grupal y hace la vida predecible.
A su egreso el residente podrá integrarse al medio libre si agotó la condena y adquiere el
alta o podrá articular el tratamiento con una comunidad terapéutica. En caso de poseer
una condena más prolongada la Dirección del complejo tiene facultades para alojar al
joven hasta los 25 años en un área especial a fin de preservarlo de la incompatibilidad
con los internos de institutos no especializados.
2. Área de Metodología Pedagógica Socializadora. Fue fundada con el objeto de
posibilitar la internalización de normas básicas de convivencia, así como contrarrestar la
subculturación y el deterioro productos del encierro (prisionización). Pretende encarar las
138

características predominantes de la población penitenciaria: la tendencia a la actuación,


la escasa capacidad de reflexión, la impulsividad y la baja tolerancia a la espera y a la
frustración, así como reconocer las consecuencias de las propias acciones.
El tratamiento también responde al principio de voluntariedad. Para el residente
el tratamiento debería ser vivido como un auxilio en el marco de una variedad de
líneas de acción genéricas.

Pautas y objetivos básicos


• Clara especificación e información de las reglas que gobiernan la convivencia en la
prisión mediante una adecuada explicitación.
• Adecuada, oportuna e integral satisfacción de las necesidades básicas.
• Reconstrucción y revalorización de la autoestima.
• Fortalecimiento de la voluntad.
• Desarrollo de las capacidades de tolerancia a la espera y a la frustración.
• Preponderancia de lo verbal sobre lo actitudinal.
• Aprendizaje de y en la convivencia grupal.
• Aceptación y cumplimiento de responsabilidades.
• Asunción de roles.
• Desarrollo de la capacidad de reflexión, a fin de mediatizar la actuación con el
pensamiento.
• Adecuado registro de los límites internos y externos.
• Comprensión de las consecuencias sociales de los propios actos.
Nos limitaremos a hacer mención y un breve comentario de algunas herramientas de este
modelo que plantea un sistema normativo de base rígida pero que permite incorporar
“normas compartidas” semejantes a un ordenamiento social, permitiendo vivenciar
el mundo externo como algo estable y predecible, un posible lugar de contención.
Este clima permite iniciar la profundización de aspectos psicológicos individuales
encubiertos hasta ese momento.
El efectivo control del operador, ayudado por una arquitectura adecuada posibilita un
trato directo, con una mayor cantidad de recursos ejercidos con autoridad, evitando el
autoritarismo e intentando el desplazamiento de los liderazgos.
139

Algunas de las actividades grupales terapéuticas


1. Reuniones cotidianas: Matinal, de orientación y reflexión y de cierre. En ellas se
organizan las actividades del día a día. Se redistribuyen roles y objetivos, se induce a la
participación, se corrigen las falencias con diálogos. Se da lugar a las “confrontaciones”,
técnica que no implica agresión ni puesta en juego de sentimientos, que serán volcados
en otro grupo que actúa con una frecuencia semanal (para permitir su mediatización).
La confrontación se basa en lograr el aprendizaje desde nuestro lugar, aceptando en
la dinámica la fuerte presencia del otro. Se trata de operar verbalizando tratando de
excluir los sentimientos sin negarlos.
2. Grupo dinámico o de sentimientos: Coordinado por un psicólogo que actúa como
un “yo auxiliar”. Trata de obtener una perspectiva clara de la situación de la comunidad.
Los integrantes de este grupo lo hacen voluntariamente a través de una petición
escrita donde consta la persona, objeto de sentimientos (agradables o desagradables).
Es un grupo cerrado y funciona en la medida que los residentes confían en la
mediación del terapeuta.
3. Grupo estático: Se coordina con una planificación semanal que avanza lentamente
sobre las historias de vida buscando temas, denominadores comunes que a su vez
permiten crear una historia común del grupo. Ayuda a elaborar un nuevo sentido
de pertenencia.
4. Grupo temático: Abordan en general cuestiones sociales, el análisis del afuera permite
abrir el grupo a la actualidad, buscar la participación con el auxilio de lecturas, el
análisis de noticias, atravesar lo carcelario con la realidad social. Esto se complementa
con las distintas actividades complementarias desde la esfera educativa, las charlas, la
proyección de películas, los talleres de teatro, etc.
El sistema normativo que involucra voluntariamente al residente prevé un conjunto de
sanciones prefijadas que no afectan la higiene, la alimentación, el descanso ni la atención a
demandas emocionales. Apuntalan lo pedagógico con imaginación evitando el castigo que,
en exceso, provoca una inmunización al aprendizaje en la convivencia.
Las sanciones previstas son las llamadas de atención y la reprimenda verbal que conllevan
una gran elaboración por parte de los operadores. Las enseñanzas se efectúan en el marco
de una reunión, por cualquiera de los integrantes del grupo o del equipo buscando
el compromiso del “enseñado” para aprender del error. Los seminarios permiten
profundizar en forma verbal y escrita la reflexión sobre las actitudes cuestionadas. Se
cuenta también con la habilitación de tiempo para pensar, y como medida extrema
se contempla la expulsión.
140

NIVEL DE EFICACIA DEL ABORDAJE INTRAMUROS. CONCLUSIONES


El ser humano busca, por estructura, las cuatro paredes que lo contengan, que marquen
los límites, busca siempre la ley (aun para huir de ella). Y si en el hogar no la encuentra o es
muy caótica, llevará adelante acciones que desafíen el límite, como manera de convocarlo,
buscando el freno en algún otro lugar.
La institución penitenciaria con su sistema normativo, tiene la opción de imponer las reglas
de manera ortopédica, es decir compensando artificialmente lo que falta, operando en
forma cosmética (superficial y provisoria) y con el resultado de una efectividad relativa
a su estadía intramuros (cuando no contraproducente a su egreso). O puede también
establecer las reglas con la misma fuerza, pero convocando el compromiso, la reflexión,
la participación del sujeto privado de su libertad, apelando a su análisis sobre las
consecuencias de su accionar, a su armado singular, a la subjetivación, operando así
quirúrgicamente. Todo esto presenta un campo propicio en virtud de la edad de la
población aludida.
Para ello es indispensable la formación del personal, capacitarlo, no sólo en habilidades sino
también en valores y actitudes que obedezcan a un marco ideológico.
La estadía en una unidad penitenciaria conforma apenas un puñado de eslabones en
la cadena que representa la vida del sujeto, una pieza en el rompecabezas, que a la
vez se entrecruza con tantas otras piezas desde distintos niveles: subjetivo, familiar,
social, político, económico.
Es omnipotente y mágico pensar que interviniendo en un eslabón diacrónico, y desde
un solo plano (el penitenciario) podemos garantizar soluciones que reduzcan las tasa
de reincidencia y reiterancia.
Intervienen otros factores de gran peso, que por exceder los alcances de este trabajo
no se desarrollarán, pero sí es indispensable mencionarlos si nos cuestionamos sobre
la eficacia:
• Una historia, una constelación familiar, una educación, vivencias previas, anarquía, que
muchas veces hace a los jóvenes muy resistentes e impermeables a las intervenciones,
pues sienten que traicionan códigos muy enraizados.
• La impregnación de una subculturación marginal, por la que introyectan valores
y códigos diferentes, los que consideran normales. Delincuentes subculturales,
por aprendizaje desviado.
• La conformación de personalidades antisociales (o psicopáticas), como consecuencia de
sus historias infantiles. Reacios al proceso de socialización.
• En estos 3 casos, muchas veces llegamos tarde para las intervenciones y se encuentran
importantes resistencias.
141

• Al egreso, regreso inevitable a la subcultura y sus códigos, así como a las familias
disfuncionales.
• Medios de comunicación masivos, campañas publicitarias que jerarquizan el consumo
extremo, y responden al paradigma “si no tenés, no sos”. Esto marca la contradicción
“te doy las metas, pero no los medios”, con la consecuente frustración y acción
compensatoria (teoría criminológica de Merton).
• Se alienta desde los medios y desde el paradigma de la era tecnológica, el sentirse
mejor con las cosas que con las personas.
• Realidad social y económica creadora de mayores niveles de pobreza. Sentimientos de
impunidad e injusticia respecto de algunos sectores políticos.
• Sociedad individualista y poco solidaria. Sociedad temerosa y desconfiada.
• Déficit en campañas de asistencia familiar, que operen sobre su funcionalidad y sobre
programación familiar (para evitar niños no deseados, descuidados, maltratados...
¿futuros sujetos con trastornos asociales de la personalidad? ¿futuros delincuentes?).
• Políticas criminológicas que ponen el acento en cómo combatir la delincuencia, una
vez que ésta se cristalizó, una vez que el ilícito se cometió, que el sujeto es detenido,
deliberando sobre variaciones en los montos de las penas, en las edades mínimas de
imputabilidad y en la medida del castigo. Si tenemos en cuenta que sólo un pequeño
porcentaje de delincuentes sufre castigo o sanción, encontramos que la mayoría son
premiados o reforzados positivamente: pueden gozar del producto del delito, con lo
que aumenta la fuerza y la frecuencia del impulso, dando lugar a una reproducción
geométrica de la criminalidad.
La eficacia en la intervención con jóvenes adultos no puede ser mensurada con las
herramientas que tradicionalmente se nos ofrecen. Para hablar de efectividad del sistema
en función de la sociedad no sólo se debe tener en cuenta el índice de reincidencia o
reiterancia, sino también las variables arriba mencionadas.
Para estas poblaciones especiales el sistema penitenciario, lejos de constituirse en un muro
infranqueable, aspira a ofrecer una serie de programas que se acomoden a los grupos de
jóvenes permitiendo un sistema de relaciones que sitúe a la persona en un espacio común
en la búsqueda de lograr un lugar en la comunidad.
Desde las herramientas del tratamiento penitenciario, aun a sabiendas de estar interviniendo
sobre una (o unas pocas) de las piezas del rompecabezas de la conducta criminal
multideterminada, haciendo el recorte de un tiempo de su vida y sobre un nivel (el
penitenciario), todo lo cual empobrece notablemente el campo de acción y relativiza
la eficacia, podemos decir que la aplicación de adecuadas técnicas de intervención
permite lograr:
142

• Cierta calidad de vida intramuros (en comparación con el tradicional escenario de


violencia que gustan describir algunos medios), mensurable en el día a día, limitando la
violencia, facilitando la integración grupal.
• El sentimiento de una relación directa y equitativa entre los esfuerzos que realiza por
progresar en su tratamiento y las consecuencias, por lo que se siente protagonista
de los logros obtenidos.
• Un espacio normativo que brinda seguridad y los contiene, suministrando
temporariamente esas 4 paredes estructurales que han fallado, carencia que será muy
difícil de suplir, pero que al menos permitirá instaurar una experiencia diferente y
nutricia en la medida que el interno pueda extraer de la misma una construcción
y elaboración personal.
• Un ambiente previsible, un contexto que obedece a un orden, una regla expresa, no
caprichosa, una norma que ordena, tranquiliza, que permite anticipar, que favorece
la discriminación (entre lo que se puede y lo que no) y que ayuda a visualizar las
consecuencias del accionar (en tanto haya una capitalización). Un ambiente que
ayuda a estructurar.
• Herramientas que favorezcan el armado, la reflexión, el proceso de subjetivacion,
la construcción personal.
• Brindar experiencias de productividad en trabajos, estudio y participación en grupos
operativos, en los que se sienta útil para un otro semejante.
• Desde nuestra labor penitenciaria, no podemos desanudar los hilos que entretejieron
su personalidad y sus rasgos disociales o psicopáticos, ni suministrar un núcleo
familiar protésico. Tampoco podemos unir las piezas del rompecabezas de su vida
y de su entorno socioeconómico, pero tal vez podamos dar algunas claves para
su armado y para el desarmado de un discurso y de una praxis aprendida y
sostenida sintomáticamente.
En definitiva ensayar una perspectiva de progreso humano a través de algunas
herramientas enunciadas.
Mas allá de las intervenciones penitenciarias, tan útiles como limitadas (por efectuarse
cuando ya hay una estructura casi cristalizada), considero que si queremos eficacia en la
reducción de la delincuencia, en vez de poner el acento en qué hacer llegado el momento
de las esposas y las rejas, es indispensable mirar hacia el principio del recorrido y
coordinar acciones dirigidas a la profilaxis predelictual, a través de una política criminal
social preventiva que tenga por objeto la supresión o al menos la restricción de aquellas
causas o factores que favorecen el aprendizaje criminal, atendiendo especialmente
a fallas estructurales de la institución primordial, la familia, desde programas de
prevención y asistencia.
143

REFERENCIAS
Winnicott D. Deprivación y Delincuencia. Editorial Paidós.
Winnicott D. Realidad y Juego. Capítulo 11. Barcelona: Editorial Gedisa, 1971.
Tieghi O. Tratado de Criminología. Parte IV, Capítulo 5; Parte II, Capítulo 2; Parte I, Capítulo 2.
Editorial Universidad, 1996.
García C. “La Arquitectura Penitenciaria de Nueva Generación”. En: Revista de Estudios Criminológicos y
Penitenciarios N° 4. Santiago: Gendarmería de Chile, 2002.
Surdo E. “La Magia de Trabajar en Equipo, S&A, Madrid”. En: Finstein H. El trabajo en equipo en las
organizaciones. Apuntes de Psicología Social. Buenos Aires, 1998.
Kuhlen L. “De la Pedagogía a la Psicoterapia Grupal”. En: Lobrot M. Buenos Aires: Editorial Lumen-
Humanitas, 1998.
Paleari A. “Confrontación y Desafío: Una Necesidad que exige Rival”. En: Revista de Estudios Criminológicos
y Penitenciarios N° 5. Santiago: Gendarmería de Chile, 2002.
Gibilisco A. “Algunas Cuestiones acerca de la Causalidad Subjetiva de la Delincuencia”. En: Revista de Estudios
Criminológicos y Penitenciarios N° 5. Santiago: Gendarmería de Chile, 2002.
Plan Director de la Política Penitenciaria Nacional. Metodología Pedagógica Socializadora. Anexo I de la
Resolución Ministerial N° 95 de 1997; p. 38.

Anda mungkin juga menyukai