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Por: César Fajardo

El estudiar la vida de Judas, aquel discípulo de Jesús que lo entregó, nos


enseña a un hombre que a pesar de andar con Cristo y ver todos los
milagros que realizó, siempre tuvo un argumento en su mente. Jesús no
llenó sus expectativas, no representó un beneficio personal y por ello lo
rechazó y lo entregó. El final de éste fue la horca, y luego cayó al suelo
partiéndose por la mitad. Tuvo la oportunidad de seguir a Jesús pero en
un momento determinado lo rechazó.

Así mismo, cuando evangelizamos encontramos a muchas personas que


también tienen razones por las cuales no quieren seguir a Cristo y
nosotros tenemos que estar preparados para poder vencer esas
objeciones, si no logramos vencer sus argumentos la gente seguirá en
su camino de pecado. Serán condenados y no tendrán la oportunidad de
recibir la salvación.

Si usted ha hecho una presentación correcta del Evangelio (hablar de la


importancia del amor de Dios, mostrar al hombre pecador que necesita
un salvador y que únicamente Cristo lo puede salvar, enseñándole que
es necesario un arrepentimiento y aceptar a Cristo en su vida) llega el
momento de preguntarle a las personas: ¿quieren aceptar a Cristo en su
vida como su Señor y su salvador?. Este momento es crucial, es el
instante donde la persona va a poder decir sí o no a la oración de
entrega.

Usted ha ganado un alma si la respuesta es afirmativa, pero si le dice


que no, entonces hay que investigar cuál es la objeción que tiene,
porqué razón la persona no quiere aceptar a Cristo.
Objeciones más comunes

No estoy preparado: En el fondo esa persona está reflejando temor a


enfrentarse a algo nuevo y lo que está pensando en realidad es: qué es
lo tengo que dejar. En ese momento usted debe hacerle otra pregunta:
¿por qué cree que no está preparado? La respuesta más probable será:
no se, pienso que no es mi tiempo todavía, pienso que al ser cristiano
hay que dejar muchas cosas, no me siento confiado. No se moleste por
lo que esa persona esté sintiendo. Es una persona que en el fondo está
inquieta, y como cristianos no debemos presionar a nadie, evangelizar
no es obligar a la gente a que diga sí.

No tengo tiempo: Normalmente eso indica un corazón que tiene ídolos.


Hay un apego a su trabajo y más que a su trabajo tiene cierta diversión,
cierto pasatiempo. Usted debe mostrarle que en su vida sólo existen
excusas y que mucha gente se va al infierno no porque digan no, sino
porque tienen disculpas que no valen en la eternidad. Entonces uno
debe preguntarle a la persona: ¿usted le podría decir a Dios: Señor, es
que no tengo tiempo para ti. Porque no tener tiempo para ir a las
reuniones es no tener tiempo para Dios. La Biblia dice: no dejando de
congregarnos como algunos tienen por costumbre.

Usted puede preguntarle a esa persona si cree que una hora diaria para
Dios es mucho tiempo con respecto a su trabajo, sabiendo que Dios le
da la vida, la salud y todo lo demás. Confróntelo: ¿se da cuenta que con
eso le está diciendo a Dios que cualquier cosa es más importante que
El?. En ese momento empieza a cuestionarse y es donde la persona
debe darse cuenta que en realidad no tiene una verdadera excusa.

No soy tan malo: La gente piensa que aceptar a Cristo y pedir perdón es
para personas que han hecho cosas terribles. Sin embargo, sabemos
que todos tenemos la necesidad de un salvador, el ser humano necesita
ser perdonado por lo malo que ha hecho, porque de alguna manera
todos hemos pecado. No se trata de quien pecó más que el otro, el
hecho es que todos pecamos y por cuanto todos pecaron todos están
destituidos de la gloria de Dios.
Usted tiene que mostrarle a esa persona qué dice la Biblia. Ese es el
momento en que ella debe comprender que justificarse así mismo no le
va a traer la salvación. Dele el ejemplo de ir a una cárcel y preguntar a
la gente por qué está ahí. Todos le van a decir que están por buenos,
pero las cárceles están llenas de gente que no quiere aceptar su pecado
y el mundo está lleno de perdidos que van al infierno porque no saben
que van para allá. Ellos no quieren aceptar el hecho de que necesitan el
perdón de Jesucristo. En el fondo esa persona tiene orgullo.

El temor: A la gente le da miedo qué va a decir su familia y sus amigos


cuando sepan que se hizo cristiano. Si usted les muestra como los
amigos que se burlan y lo menosprecian no le están aportando nada
bueno se dará cuenta que su supuesto temor no es justificado.
Muestrele cómo su familia podrá ser salva si el toma la decisión por
Cristo, uno tiene que ser el primero para que la bendición llegue a su
casa. Existe gente con temor a que Dios no lo perdone.
1 Juan 1: 9 dice: “Si confesamos nuestro pecado El es fiel y justo para
perdonarnos y limpiarnos”. La clave es mostrarles lo que la Biblia dice
sobre el perdón.

Otros tienen temor de no mantenerse firmes, de volver atrás. La gente a


veces duda de su capacidad para ser cristianos. En ese instante usted le
va a decir: Dios entiende su necesidad y El sabe que usted solo no
puede, por eso debe aceptar a Cristo para que El le dé poder para
mantenerse firme.

Todos los cristianos son unos hipócritas: La gente que dice eso, en el
fondo están utilizando un mecanismo para reflejar en otros su propia
debilidad. Para derribar este argumento usted tiene que decirle; dentro
de la iglesia hay de todo: buenos e hipócritas y no solamente en mi
iglesia, en cualquier lugar van a existir, pero también existe la gente que
sí es buena y por lo tanto usted debe ser consciente que se puede elegir
ser de los hipócritas o ser de quienes realmente son seguidores
genuinos de Cristo. Déjele la elección de escoger de qué bando va a
pertenecer y pregúnteselo, a los hipócritas o a los verdaderos
seguidores de Cristo.

No quiero cambiar de religión: Lo primero que debe decirle es que


ninguna religión salva. Todas las religiones ofrecen salvación pero la
verdad es que la religión para que pueda ofrecer salvación tiene que
presentarla a través de Jesucristo, porque es Cristo quien nos la ofrece.
No importa si usted es católico, protestante, evangélico, bautista o lo
que sea. Si usted no ha recibido a Cristo como su Señor y salvador no
va a entrar en el reino de los cielos, usted tiene que tomar una decisión
por Cristo, de aceptarlo o rechazarlo independientemente de la religión a
la que pertenezca.

No. Todavía no, quiero disfrutar de la vida: Enséñeles a estas personas


que lo que ellos llaman disfrutar la vida no es otra cosa que hacer lo
ilícito, enlodarse y ensuciarse con el pecado. Indíquele la otra parte, se
disfruta más de la vida como cristiano que como pecador, gozar de una
alegría continua que no es ficticia sino real. Un gozo que solo Cristo
puede dar.

Una persona puede tener miles de objeciones y siempre que usted le va


a hablar va a decir no, pero siempre deje sembrada la semillita
diciéndole: Te presente a Cristo y no lo quisiste.

Ore por esa persona, esté pendiente de ella, trate de seguir hablandole
de una manera cordial, porque ésta es una condición indispensable para
poder ser evangelista. Usted va a hacer que sus palabras toquen el
corazón de las personas y que ellas de alguna manera empiecen a sentir
que pierden la paz, la tranquilidad hasta que entiendan que Dios les
ama, que Dios quiere perdonar sus pecados y que deben recibirlo en su
corazón.

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