…encuentro muy difícil poner en práctica esta verdad cuando se trata de alguien que me
ha ofendido seriamente. Resulta que uno de mis mejores amigos me traicionó al contar a
otras (muchas) personas un secreto que le había confiado. Le hablé al respecto y me dijo
que no lo hizo con la intención de ofenderme, simplemente no pensó que fuera algo tan
grave. Para mí, sí lo es; y cuando me dijo que le perdonara, no supe qué responder.
Quiero hacerlo, pero no quiero ser hipócrita de decirlo con mi boca y guardar
resentimiento. Ahora me pregunto si realmente es posible esto.
Un amigo me contó una vez que una de sus frases célebres favoritas era acerca del
perdón: "el perdón es la fragancia que aquella flor deja en el talón que la machuca".
Esta me parece una descripción muy buena acerca de cuán difícil y doloroso puede ser
perdonar a alguien, y por supuesto, también me hace pensar en lo grato que es ser
perdonados. Para Dios, esta disciplina es de mucha estima. Por un lado, él mismo la ha
practicado con nosotros, y por el otro, espera que la ejerzamos cada vez que sea
necesario. Así, en la Biblia, él nos da pautas para saber cómo perdonar y mantener
relaciones saludables con los demás.
Uno de los desafíos más grandes en la vida cristiana es la habilidad de tomar decisiones
fundamentados en nuestro entendimiento de la Palabra de Dios y no en nuestras
emociones. Muchas veces tenemos que escoger cosas que no tenemos ganas de hacer,
pero sabemos que son lo correcto, lo que agrada a Dios. El perdón que regales
gratuitamente a tus amigos cae muy bien en esta categoría de decisiones. Dedica un
tiempo para orar por aquellos que te han ofendido; ora que los sentimientos que tienes
hacia ellos sean sanados por la gracia y que tu actitud esté saturada de santidad.
Recuerda que esta es la voluntad de Dios (Efesios 4:1-3).