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Parashá - 14/07/2006

HAFTARA de Parashat Matot-Masei - Jeremías Cap.1 Vers.1 Cap.2 Vers.3


La olla que hierve en el norte
El sábado próximo se leerán de la Torá dos Parashot juntas: Matot y Masei. Para ese caso, nuestra tradición
ha fijado que como Haftará se lea la de Parashat Masei, que consiste en el segundo capítulo del Libro de
Jeremías. Mientras que el primer capítulo de ese libro -más los tres versículos iniciales del segundo- quedan
reservados para Haftará de Parashat Matot cuando se la lee sola.
Como ese primer capítulo constituye, a la vez, la presentación que la Biblia hace del profeta Jeremías,
queremos dedicarle hoy aquí esta nota a ese texto.

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Jeremías -en hebreo, Yirmeyáhu- hijo de Jilkiyáhu, pertenecía a una familia de sacerdotes (``cohanim´´) que
vivía en Anatot, una localidad al norte de Jerusalem cuyo nombre, según los expertos, sigue perpetuándose
hasta el día de hoy en una localidad árabe situada allí, y que lleva un nombre parecido. Pero Anatot de los
tiempos de Jeremías no pertenecía, como Jerusalem, a la tribu de Judá, sino a la de Benjamín, en su extremo
sur.
Jeremías es uno de los tres ``grandes´´ profetas, porque quedaron de él 52 capítulos de profecías, además
del Libro de las Lamentaciones (``Meguilat Eijá´´, que la tradición también le atribuye a él: las lamentaciones
por la destrucción de Jerusalem y de su Templo en el año 586 a.C.). Le tocó la trágica suerte de ver con sus
propios ojos cómo se cumplían sus profecías acerca de la caída de Jerusalem, desastre que él había
anunciado muchas veces como sanción que D´´s enviaría a Su pueblo como castigo por sus pecados.

***
Jeremías, según los datos que trae este capítulo primero de presentación, comenzó su actuación en tiempos
del rey Josías (Yoshiyáhu, en hebreo), ese monarca de Judá durante cuyo reinado se halló en el Templo el
``séfer Ha-Torá´´, el ``Libro de la Enseñanza´´ que muchos estudiosos hoy consideran que fue el libro de
Devarim o Deuteronomio, el quinto Libro de Moisés (cuya lectura en nuestras sinagogas se iniciará dentro de
dos sábados).
Jeremías profetizó a lo largo de unas cuatro décadas, hasta la destrucción del Templo en el año 586 a.C., de
modo que el presente capítulo inicial de sus discursos dataría aproximadamente del 626 a.C.
Su nombre hebreo Yirmeyáhu se compone de dos partes. La segunda, Yáhu, como en otros nombres
parecidos, denota ``el Eterno´´, de cuyas cuatro letras (Y-H-V-H) ha tomado las tres primeras (con la V
vocalizada como U). Lo que queda, Y-R-M, hay quienes opinan que proviene del verbo ``harem´´, ``elevar´´.
De modo que Yermeyáhu significaría ``Que el Eterno lo eleve, lo haga subir alto´´. Mientras que otros
comentaristas le dan otros orígenes diferentes a la primera mitad del nombre.
Y el padre del profeta, Jilkiyáhu (que significa: ``El Eterno es mi parte, mi herencia´´) hay quienes opinan, con
el comentarista medieval Radak (Rabí David Kimji, 1160-1235) que ese Jilkiyáhu es el Gran Sacerdote que
halló el nuevo rollo de la Torá en el Templo, mientras que otros afirman que no se trata del descubridor del
rollo, sino de un homónimo de éste.
Radak, al mencionar esta opinión, abre con las palabras: ``Katav adoní aví zal´´, ``Escribió mi señor mi padre,
de bendita memoria´´ (que este es el mismo Jilkiyáhu del hallazgo, mencionado en II Reyes Cap.22 Vers.8),
como homenaje a su finado padre. Del mismo modo como Rashí (Rabí Shlomó Yitzjaki, 1040-1105) comenzó
su comentario a la Torá con las palabras ``Amar Rabí Yitzjak´´, ``dijo (mi padre) Rabí Yitzjak´´ (comentario de
Rashí a la palabra ``Bereshit´´ de Bereshit-Génesis Cap.1 Vers.1).
Dos ejemplos de nuestros sabios, cómo cumplen con el Quinto Mandamiento ``Honra a tu padre (y a tu
madre)´´ de Shemot-Exodo Cap.20 Vers.12 y repetido en Devarim-Deuteronomio Cap.5 Vers.18, mencionando
al frente de sus comentarios bíblicos, opiniones que dieron sus respectivos progenitores.

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Acerca de la intervención de Jeremías en la política de los reyes de Judá, ya hemos hablado un poco en
nuestro comentario sobre la Haftará de Parashat Shemot (Aurora del 19.1.06, ``Profeta a la fuerza´´):
Jeremías exhortaba a que mantuvieran el statu quo de sometimiento militar y pago de tributos anuales a los
grandes imperios del norte -Asiria, y después de la batalla de Karkemish en el año 605 a.C., al conquistador
de ésta, Babilonia- y que no hicieran caso a los reyes de Egipto, los faraones, que los instigaban a rebelarse
contra los conquistadores del norte.
- ``¿Qué ves, Jeremías?´´, pregunta D´´s al profeta en nuestra Haftará de hoy (Vers.13). Y él responde: ``Veo
una olla que está hirviendo, y su frente viene del norte´´.
Entonces D´´s también le explica el significado de esa visión profética: ``Desde el norte se abrirá la desgracia
sobre todos los habitantes del país´´ (Vers.14).
En tiempos de Jeremías, quienes ``hervían´´ en el norte y hacían peligrar el país de Judá eran los asirios, los
arameos, los babilonios y, más allá, los medos de Persia.
Hoy día esos países se llaman Siria, Irak e Irán.
Y muchas veces también ``hacen hervir´´ la frontera norte del Estado de Israel.
Por Heriberto Haber z"l

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