SECUIESTRO INDEFENSIÓN
CORRUPCIÓN ARBITRARIEDAD INQISICIÓN
MÁFIA TORTURA
INQISICIÓNANARQUÍA
ABUSOANARQUÍA
DE PODER
ARBITRARIEDAD
HUMILLACIÓN
MARGIANLIZACIÓN EXTORSIÓN
URA MAFIA JUDIC IAL
TORTURA
UTORITARISMO
CORRUPCIÓN ARBITRARIEDAD TORTURA
TORTURA AUTORITARISM
AUTORITARISM
O
EXTORSIÓN
CORRUPCIÓN PREVARICATO
INDEFENS
O
INQISICIÓN EXTORSIÓN
HUMILLACIÓN
SIÓN IÓN
ANARQUÍA
TORTURA CORRUPCIÓN
SECUESTRO SECUIESTRO
SÍDIA DESÍDIA
OLACIÓN SEDAD
INDEFENSIÓN
ARIEDAD TORTURA
TORTURA EXTORSIÓN
ARBITRARIEDAD
AUTORITARISM
ÁFIA O
CORRUPCIÓN PODER
AUTORITARISM MÁFIA
ABSOLUTO
OINDEFENS
IÓN
CORRUPCIÓN TORTURA
HUMILLACIÓN INDEFENSIÓN
TORTURA
ABUSO DE
DICTADURA
VIOLACIÓN DE LEY COACCIÓN
TIRANÍA
ANARQUÍA
AUTORIDAD
ARBITRARIEDAD
EXTORSIÓN
INDEFENS
FALSO TESTIMONIO
FALSIFICACIÓN
INDEFENS IÓNHans Otto Kroeger K.
AUTORITARISM VIOLACIÓN DEL DEBIDO PROCESO
ANARQUÍA IÓN
O ANIQUILACIÓN DE PERSONALIDADEXTORSIÓN
ANARQUÍ
COBARDÍA
TORTURA SECUESTRO A
CORRUPCIÓNOLIGARQUÍA
EXPOSICIÓN AL PELIGRO
INDEFENSIÓN
DESÍDIA HUMILLACIÓN TRÁFICO DE
COMPRAVENTA DE
INFLUENCIA
2 13 Días en las Mazmorras del Paraguay
Hans Otto Kroeger Kaethler 3
13 Días
Introducción
Lastimosamente no puedo relatar todo lo ocurrido, pues
perjudicaría terceros, víctimas de este mismo sistema, y mi
propia defensa.
La condición inhumana a que son sometidas las personas
internadas en nuestras cárceles, es harto conocida. Pero no se
cuenta con relato del punto de vista del recluido. El observador
externo no tiene acceso a todos los detalles, no conoce las
humillaciones a las cuales se somete al prisionero.
Desconoce la desesperación del preso, sea en carácter de
detenido, prevenido o condenado, cuando se percata de que la
Ley no le protege. Una vez internado, no es más que un animal,
sin personalidad propia, que depende absolutamente de de la
arbitrariedad – una vez benevolente, otra vez vengativa – del
Juez. Para estos los derechos legales no existen, no son sino letra
muerta. Se burla de sus víctimas cuando solicitan un mínimo de
respeto a los citados derechos.
La primera vez que una persona es recluida en la cárcel,
se le hace saber inmediatamente que todo se compra, desde el
derecho a habitar un pabellón, derecho a un “colchón”, y por
supuesto, la libertad. Aquí, el derecho a la libertad no es garantía
constitucional, sino un derecho que depende exclusivamente de
la capacidad económica del individuo.
No pretendo culpar de estas circunstancias a cualquier
persona en particular, sino al sistema político absolutamente
corrupto, un gobierno que conoce perfectamente esta situación, y
nada hace para cambiarla, excepto dictar nuevas leyes y
reglamentos, crear nuevas comisiones, solicitar contribuciones a
organismos internacionales, para finalmente no cambiar nada. Al
elaborar las leyes pertinentes, ya se lo hace sabiendo que no
serán cumplidas.
Tenemos leyes procesales, leyes que protegen al
prevenido y al condenado, que regulan el funcionamiento de
cárceles y penitenciarías, que reconocen derechos en el internado
– y que son letra muerta. ¡Y se ponen a estudiar un nuevo
proyecto de ley carcelaria, por supuesto, bajo patrocinio y costeo
de entidades extranjeras. ¿Para qué?
Todo es simulación, y no existe órgano ni institución donde
reclamar su cumplimiento.
6 13 Días en las Mazmorras del Paraguay
2
“Callejones del Terror” es libro escrito por Juan Arrom, donde relata su secuestro y
tortura por la fuerza pública paraguaya, posiblemente bajo órdenes de Hugo Velásquez, y
con protección posterior de este mismo Fiscal Juan Carlos Duarte, según lo denuncia Juan
Arrom.
Hans Otto Kroeger Kaethler 15
verbal del Fiscal Raúl Insaurralde, y que se estaba esperando
algún comunicado a fin de saber la razón de la privación, que
mientras tanto yo me encontraba en calidad de “demorado”, y si
en seis horas no se recibía comunicación del fiscal, sería puesto
en libertad. En este lugar fui tratado con respeto, se me permitió
alguna libertad, o sea, no se me introdujo en calabozo, ni se me
quitó mi celular, se me permitió llamar a mis familiares, se me
cedió el teléfono para llamar a la Inspectoría General en
Asunción. Agradezco de corazón el tereré que me fue ofrecido a
la mañana por uno de los policiales del citado puesto policial,
única “alimentación” concedida por el sistema que me priva de
libertad durante todo este día.
Pero llega medio día, y el Comisario, preocupado con la
situación de prisión ilegal, llama a la fiscalía de turno, justamente
de Raúl Insaurralde, reclamándole el envío de algún documento
que justifique la “demora”. Me fijé en el reloj que había en la
comisaría; más o menos exactamente al mediodía del 6 de Abril,
el comisario recibe fax de la Fiscalía, una nota manuscrita, que
dice que Analía Rodríguez había presentado denuncia verbal por
supuesta coacción contra mi persona, sin referirse a ningún
hecho concreto. Asimismo dice la nota que el Fiscal (no dice cuál
fiscal) había solicitado que yo me retire del lugar, y ante mi
negativa, habría ordenado mi detención, a lo que me habría
opuesto nuevamente. La nota se halla firmada por varias
personas, y hace las veces de acto inicial de la carpeta fiscal. Lo
que no se envía, es una orden de detención. A los efectos de
mejor comprensión, trascribo la nota:
En Ciudad del Este, a los 06 días del mes de abril del año
2005, siendo las 09:00 horas, ante una denuncia verbal
realizada por Analía Rodríguez Palacios, Asistente Fiscal de la
Superintendencia Fiscal de esta ciudad, sobre un supuesto
hecho punible c/ la libertad (Coacción) de que fuera víctima, por
parte del señor Hans Otto Kroeger Kaethler, paraguayo, casado,
mayor de edad, con C. I. Nº 655 072, domiciliado en Av. El
Menzú y/ Parapití de Hernandarias, se constituye en la oficina de
la Superintendencia Fiscal, acompañado de Agentes Policiales,
solicitándole al señor Hans Otto Kroeger que abandone la oficina
de referencia, a fin de que las actividades laborales continúen
normalmente a lo que éste último se negó rotundamente en
reiteradas ocasiones, por lo que el Agente Fiscal dispone en éste
acto la detención preventiva del mismo, oponiéndose
16 13 Días en las Mazmorras del Paraguay
Sr. Fiscal.-
Causa Nº 0001841/2005. S/
SUP. HECHOS PUNIBLES C/ LA
LIBRTAD (COACCIÓN) Y C/ LA
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
(RESISTENCIA).-------
3
“La orden de detención deberá contener los datos personales del imputado que sirvan
para su correcta individualización, la descripción sucinta del hecho que la motiva y la
identificación de la autoridad que dispuso su detención.
Hans Otto Kroeger Kaethler 21
Causa Nº 0001841/2005. S/
SUP. HECHOS PUNIBLES C/ LA
LIBRTAD (COACCIÓN) Y C/ LA
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
(RESISTENCIA).-------------------------------
Señor
JEFE DE LA POLICIA NACIONAL DEPARTAMENTAL
Presente:
Abog. RAUL INSAURRALDE, AGENTE FISCAL DE LA UNIDAD
Nº 13 DE CIUDAD DEL ESTE, quien suscribe, se dirige a usted en
la causa supra mencionada, a fin de comunicarle que esta Unidad
Fiscal ha ordenado la detención preventiva del señor HANS OTTO
KROEGER KAETHLER, sin apodo ni sobrenombre, de nacionalidad
paraguaya, nacido en la localidad de Fernheim, en fecha 22 de
julio de 1959, de 35 años de edad, de estado civil casado, de
profesión carpintero y estudiante, domiciliado sobre la Av. El
Menzú y/ Parapití de la ciudad de Hernandarias; hijo de HERIG
KROEGER y CATARINA DE KROEGER, con Cédula de Identidad
Civil Paraguaya Nº 655 .072, con telf. 0631-20100, quien deberá
guardar reclusión en sede de la Penitenciaría Regional de Ciudad
del Este, en libre comunicación y a disposición de ésta Unidad
Fiscal y del Juzgado Penal de Garantías.
---------------------------------------------------
Jueves 7 de Abril,
Al día siguiente de mi ingreso al sistema penitenciario,
supuestamente destinado a la “readaptación de los condenados”
(C. N., Art. 21), y sin haber podido cerrar ojo durante la noche,
aproximadamente a las 6:30 de la mañana se me lleva al patio
del frente de la institución. Soy apartado por uno de los
guardiacárceles, quien amablemente me pregunta si ya tengo
conocimiento de las “reglas”. En 1996 ya había ingresado al
mismo sistema, cuando fui denunciado por persona inexistente4,
por ello ya tenía idea clara a qué se refería: para tener derecho a
ser internado en el pabellón “manualidades” se exige el pago de
Gs. 800.000. Para ingreso en el pabellón “blanca” se exige pago
de Gs. 400.000. Para ingreso en el pabellón “negra”, se exige
pago de Gs. 200.000. Le dije al Respondí diciendo que ya tenía
conocimiento, y le pregunté si los precios seguían iguales.
Primero se hizo de desentendido, o sea, no quizo dar posición
exacta, pero finalmente admitió que sí los precios seguían
aproximadamente iguales. Le dije que no tenía dinero, y que no
tenía intención de pagar. Agregué irónicamente, que, caso le
parecía por bien echarme de su “hotel” por falta de pago, no me
opondría a ser “puesto en la calle”.
Quien no paga, trabaja. Esto ya lo sabía de antes. Pero no
me preocupaba, pues he trabajado toda mi vida.
Esta mañana, al igual de la noche anterior, me tocó
nuevamente pasar en ayunas, visto que el traslado se produjo
justo a la hora de servirse el “café” de la mañana. Pero
aproximadamente a las nueve de la mañana vino mi esposa y me
trajo algo de comer, y aún no siendo hora de visita, se me
permitió hablar cortamente con ella. En cuanto a la “libre
comunicación” no tengo quejas. Según me consta, siempre que
alguna persona pidió hablar conmigo, la dirección carcelaria dio
4
Me había denunciado “Bruno Balbuena Maciel”, con “C. I.” Nº 692.614. En realidad la
cédula corresponde a Damián Espínola Cardozo, y Bruno Balbuena Maciel no se halla
registrado en el Departamento de Identificaciones de la Policía Nacional. Se trataba no de
una denuncia real, sino de una falsificación producida por un Juez de Paz (Albino Heradio
Rojas García), y un abogado (Hermínio Aranda Cardozo), al sólo efecto de extorsionarme.
Por increíble que parezca, hasta hoy día no se ha dictado resolución definitiva en la causa.
Y el Recurso de Queja por Retardo de Justicia presentado ante la Suprema Corte en
Asunción por mi persona en 2002, no se resuelve.
Hans Otto Kroeger Kaethler 25
oportunidad para ello, o por lo menos la oportunidad de
comunicación por billetes, aún que mediante pago al mensajero.
Dentro del pabellón, por supuesto todos quieren saber cuál
es mi “bronca”, o sea, cuál es el motivo de mi prisión. Les digo,
coacción y resistencia. No conocen el tipo penal de coacción, y
preguntan si es lo mismo que coacción sexual. Ciertamente es la
primera vez que alguien entra en el Penal de Ciudad del Este
acusado de coacción. Les explico que no tiene nada que ver con
coacción sexual. Quieren saber también cual es el hecho de
coacción del cual se me acusa. Respondo que no lo sé, visto que
todavía no había recibido cualquier comunicación sobre el
particular. Asimismo trato de explicarles que se me acusa de
resistencia, por no haber atendido a la solicitud de una persona
de retirarme del local de la fiscalía. Les cuesta un poco creer que
esto sea cierto, pues la mayoría de los recluidos está acusada de
hechos graves. Pero asimismo están acostumbrados a chicanas y
persecuciones sin causa por fiscales y jueces, tales situaciones no
les espantan.
Así la mañana pasó tranquilamente. Querían saber todo de
mí. Les explico que había denunciado a un sinfín de jueces y
fiscales corruptos, y que todo se trataba de una “vendetta”, una
venganza. Cuento que declaré guerra a la corrupción existente en
el Ministerio Público y en el Poder Judicial. Tenía todavía conmigo
mi material de estudios, y el Código Procesal Penal, y les conté
que era estudiante de derecho. Esto aumentó el interés por mi
persona, y varios internos me consultaron sobre sus causas, y la
posibilidad de obtener libertad, ya sea por compurgación de pena
mínima, por medida alternativa, libertad condicional, o por alguna
otra forma. Me parece que entre los cerca de quinientos
internados, era el único que estaba con detención preventiva. La
gran mayoría está con prisión preventiva, y unos pocos, muy
pocos, con condena firme.
Esta misma mañana, mi esposa trajo muda de ropa,
desodorante, sepillo de diente, jabón y otros artículos de primera
necesidad en una bolsa de plástico. Al volver con esta bolsa al
pabellón, uno de los guardas dice que va a encargar al “capataz”
del pabellón a que tenga atención por mis perteneces, a fin de
que no me sean quitados por los demás internos. El capataz suele
ser un recluido antiguo, responsable por el orden interno en cada
pabellón. No sé como es nombrado, pero hace de nexo entre la
guardia carcelaria y el pabellón, y su autoridad es respetada de
alguna manera por los internos, y admitida por los
26 13 Días en las Mazmorras del Paraguay
Viernes 8 de Abril,
A las cuatro de la mañana se me quita de la cama,
después de haber quedado acostado por aproximadamente dos
horas y media. Inmediatamente se me obliga a cepillar el piso del
corredor, escurrir y secar, junto con otras dos personas. Lo mismo
en el baño; quitar basura de las celdas; llevar agua; lavar vajillas.
Ya se trae desayuno (algunas galletas, café de soja y leche de
soja), sin que me toque la oportunidad de comer o guardarme
algo para mí. En todo caso siquiera cuento con algún recipiente
en la cual podría hacer reservarme algún “café”. Las chicanas del
día anterior empiezan otra vez. Me da la sensación de estar con
fiebre. El corazón anda acelerado y siento la piel caliente. Pero no
se me permite descansar, se me amenaza con golpearme.
A la noche anterior yo ya había decidido iniciar una huelga
de hambre, pues el Fiscal de la causa no había dispuesto tomar
mi declaración, pese a insistentes solicitudes en este sentido.
Tampoco me escuchó el juez, lo que debería haber hecho dentro
de las 24 horas de haber sido detenido para decidir sobre
medidas cautelares. Así, mi privación de libertad ya asumió
carácter de absolutamente ilegal, aún sin considerar que no
existe en el expediente ninguna constancia de algún hecho que
aún de lejos pueda ser considerado delictuoso. Me encontraba
conciente, acorde a mi experiencia anterior, que el Fiscal no
respetaría en absoluto mis derechos de imputado, y que lo mismo
ocurriría con el juez.
En los peores momentos de la persecución al ser humano
organizada por la Iglesia Católica, bajo el manto de la “Santa
Inquisición”, o del “auto da fe”, se torturaba a los “sospechosos”
y “sospechosas” de actos de hechicería. El “Santo Papa” autorizó
todo tipo de prácticas para la obtención de confesiones, inclusive
la tortura por agua y fuego. Pero se siguió exigiendo, para la
aplicación de algún castigo, o “purificación del alma por el
fuego”, que antes la víctima haya confesado el pecado.
La “Justicia” paraguaya hoy día ya utiliza métodos más
sencillos: Si el “delincuente” no confiesa, confiesa el fiscal en
nombre del delincuente, como ya me ocurrió en esta causa:
cuando pretendí declarar, el fiscal sencillamente hace constar
que “Manifestando el compareciente que hará uso de su derecho
procesal y constitucional de abstención, ya que no cuenta con
Hans Otto Kroeger Kaethler 31
abogado defensor de su confianza…”, y – ¡ya se tiene una
declaración del afectado! Bajo estas condiciones es evidente que
no tengo la menor posibilidad de esperar ni justicia, ni respeto
por la Ley. Si a estos “honorables señores” les apetece
condenarme, nada podré hacer para evitarlo; no importa si soy
inocente o culpable.
Por lo tanto la única salida me pareció ser la publicidad,
que tiene más efecto si es acompañada de huelga de hambre. Mi
esposa se encargó de hacer saber mi decisión a los medios
públicos.
5
El castigo normalmente es aplicado con el “doce”. Es un listón de madera, de unos
sesenta centímetros de largo, y aproximadamente una por dos pulgadas de grosor. Con este
instrumento se golpea con toda la fuerza la planta del pie, normalmente, para castigos
menores, por tres veces. Otras, tres veces en cada pie, o seis veces. Prácticamente no deja
señales externas visibles, pero lastima bastante a los huesos, siendo que en ciertos casos el
castigado renguea por más de un mes. Tengo conocimiento que los guardiacárceles
también suelen utilizar la técnica.
32 13 Días en las Mazmorras del Paraguay
6
Esta es la expresión utilizada por la Corte Suprema de justicia en el Acuerdo y Sentencia
Nº 72, del diez de Abril de 1996, Sala Penal, fallo contencioso- administrativo, según
publicación en Gaceta Judicial, año 1- 2000, octubre-noviembre, página 219.
34 13 Días en las Mazmorras del Paraguay
Sábado, 9 de Abril
Esta noche pude dormir un poco. Me levanto
aproximadamente las cuatro de la madrugada, y empiezo a
barrer el corredor. Soy el primero a levantarme. Debido a mi
fiebre, y el corazón disparado, me siento mejor con un poco de
movimiento. Por ello estoy me puse a trabajar aún que por el
momento nadie me obliga. Empiezo a llenar botellas con agua y
llevarlas a las celdas, como asimismo, a juntar basura. Por lo visto
me levanté demasiado temprano, por ello, terminado estos
trabajos, me acuesto más un rato. Pero luego se me quita de la
cama, y empieza toda la limpieza de nuevo. Siempre me obligan
a mí a cepillar el piso, que es la parte más pesada del trabajo.
Evidentemente me pretenden torturar hasta que ceda a la
extorsión.
Cuando no aguanto más, me tiro otra vez en el piso,
evitando así que me golpeen. A esta hora ya entra el control, que
se realiza dos veces por día. Los internos me dicen para
levantarme y entrar en la celda para el control. Retardo al
máximo mi entrada en la celda, y apenas adentro, me tiro en el
piso otra vez. Los guardias me ven en mi situación, y me
preguntan lo que pasa. Les digo que nada. Ya conozco el
“manejo” interno, y todavía no tengo intenciones para morir. Poco
tiempo después del control se me llama la guardia, me dicen para
llevar mis cosas, y soy llevado al calabozo, donde ya se
encuentran otos cinco huelguistas.
Normalmente los calabozos están destinados a internos
que provocan algún desorden en los pabellones o en el patio, o
sea, es lugar de castigo. Pero ahora uno de ellos es aprovechado
para “resguardo” de los huelguistas. Me parece, que, aparte del
objeto de resguardo, habrá pesado también en la decisión la
intención de apartarlos de la prensa y de los demás internos, para
que los primeros no den publicidad, y los últimos no se acoplen a
la huelga.
El calabozo en que nos encontramos, tiene
aproximadamente dos metros cuarenta de ancho y tres metros
ochenta de largo. Las medidas las calculo por la cantidad de
colchones que entran: Justo tres colchones en el ancho, y dos
colchones en el largo. Considerando que cada colchón tiene
ochenta centímetros de ancho y un metro noventa de largo, se
Hans Otto Kroeger Kaethler 35
llega exactamente a estas medidas. Cuando hablo de colchones,
me refiero a pedazos de espuma sin cobertura, como ya dicho. De
este espacio de 2,40 por 3,80, se pierde una parte,
aproximadamente de un metro por un metro diez, en una
esquina, ocupado por el “bañero”, demarcado con una pared de
aproximadamente un metro y medio de altura por un lado,
teniendo el otro costado libre, y ocupado por uno de los mismos
vasos sanitarios empotrados en el piso y una canilla
descompuesta, que ya no cierra más, debido a la rosca gastada.
No existe ninguna cama, ninguna mesa, ninguna silla,
ningún estante, ningún mueble en el calabozo. Todo se reduce a
los pedazos de espuma en el piso. Los internos consiguieron
extender algunas cuerdas hechas de tiras de trapo en la pieza,
atadas de una punta a la cañería de la descarga del baño, y de la
otra, a un peine, clavado en agujero que consiguieron abrir no se
cómo en la pared de mampostería. Asimismo se extendió más
otra cuerda, fijada en forma parecida. Sobre esta cuerda, y
debajo de los “colchones”, se guarda los pocos objetos
personales que corresponden a los internos. No hay espacio para
caminar, o moverse. O uno queda acostado, o se sienta en el
piso, o queda de pie. Otras opciones no existen. Es lo que nuestro
Estado llama de institución de “readaptación de condenados”7, y,
condiciones sin “otras limitaciones que las imprescindibles para
evitar la fuga”8
Dentro del calabozo no hay luz, tampoco la posición de las
aperturas, (una ventana enrejada, a aproximadamente tres
metros de altura, y la puerta de reja), no permiten ninguna visión
hacia fuera, puesto que hay una muralla en frente. Uno de los
internos posee un espejo, y si quita el espejo por la reja, puede
ver quien pasa afuera. Este espejo es utilizado para activo
comercio. Se espera que pase una persona conocida, para que en
seguida sea llamada, y se le pide que provea lo que se necesita
en el momento: leche, jabón, yerba mate, azúcar, cigarrillo y
marihuana.
De noche alumbra una luz que se encuentra en el
corredor, de manera que uno puede llegar al baño sin tropezar
por los demás internos.
Uno de los internos se consiguió un ventilador, pero no
había tomada, ni llave de luz, ni cualquier otra conexión eléctrica
donde conectar. Pero de algún lado se consiguen unos pedazos
7
Art. 21, C. N.
8
Art. 254, C. P. P.
36 13 Días en las Mazmorras del Paraguay
Domingo, 10 de Abril
La noche no la paso bien. En el espacio apretado, me tocó
acostarme al lado de una persona muy inquieta. Apenas me
movía un poco, me golpeaba con el codo. Tenía que quedarme de
costado, y completamente extendido contra la pared, visto que,
apenas extendía un poco una rodilla, o apenas me acostaba de
espaldas, ya recibía otro codazo. Como tengo problemas de
espalda, y cuando no aguantaba más, me levanté
aproximadamente a la una de la madrugada, y me senté en el
piso cerca del baño.
Cuando está por amanecer, empiezo a limpiar un poco el
“baño” y el poco espacio libre que sobra frente y al costado del
mismo, a fin de tener alguna actividad.
Quiero explicar de cómo funcionaba el “baño”. Como ya
dije, contenía solamente un vaso sanitario del tipo encastrado en
el piso, y una canilla descompuesta. El Problema de la canilla
estaba en que la rosca ya se encontraba gastada, de manera que
ya no se podía cerrar la misma. Para cerrarla más o menos, se
hizo cordón de trapo, con la cual se trataba de atar el registro,
para evitar que de la canilla chorree agua día y noche. Por
supuesto que era imposible cerrarla bien, y al gotear por el piso,
hay respingos hacia todos los lados.
Para posibilitar una “baño”, fue útil el espíritu inventivo de
los internos: Agarraron un envase plástico de gaseosas, del tipo
de dos litros, le hicieron un agujero en la parte del fondo, que se
ajustó sobre la canilla. Así el agua sale por la boca del envase,
atado por la cañería del desagüe del vaso sanitario, en forma casi
horizontal, de manera que el chorro de agua caía más alejado de
la pared, y era posible acurrucarse debajo del mismo y hacer
correr el agua sobre el cuerpo. Con ello se conseguía también que
el agua, en vez de caer directamente sobre el piso y mojar
prácticamente todo el calabozo, cayese en el vaso sanitario.
Me visita mi esposa con otros amigos, y paso largo rato
charlando con ellos. Asimismo en estas horas de visita tomo
contacto con otros internos, que vienen a contarme sus penurias.
Es un drama que ninguna autoridad se interese por lo que pasan,
por la violación de sus derechos, por el trato inhumano al cual se
encuentran expuestos, una vidas sin sentido, sin esperanzas, sin
dignidad.
Hans Otto Kroeger Kaethler 41
Lunes, 11 de Abril
Después de cinco días de presentado el Recurso de
Hábeas Data, finalmente se me ha convocado para una audiencia
“ante el juez” que deberá decidir el recurso. La convocación es
para las siete y media de la mañana. De acuerdo a la Ley, tendría
que ser la misma persona que me mantiene privada de libertad,
quien me tendría que presentar ante la justicia. Pero si no lo
hubiera hecho un conocido mío, acompañado de mi esposa y de
un funcionario de la cárcel, ciertamente se habría suspendido la
audiencia bajo excusa de “justa causa”. No llego a ver la cara del
juez. La declaración es tomada por una secretaria o dactilógrafa,
no lo sé. Otra violación de la Ley, pero no hace diferencia en este
mar de corrupción. Por supuesto, esta presentación “ante juez”
debería haber ocurrido dentro de las primeras veinticuatro horas
de presentado el recurso. (Art. 20 y 21 de la Ley 1.500), pero esto
a nadie importa.
Con justa razón dice Manuel Ossorio: “Naturalmente que
la acción de hábeas corpus, como la de amparo, es poco grata
para el Poder Ejecutivo y para las autoridades que de él
dependan, por cuanto trata de impedir los atropellos contra la
libertad de las personas a que son proclives los gobiernos
autocráticos que no admiten ninguna clase de oposición a sus
órdenes. Ello explica que hayan tratado siempre de restringir el
ejercicio ciudadano de acciones de amparo.”10 En este caso
específico no se trata de la autoridad ejecutiva sino de autoridad
del Ministerio Público y del Poder Judiciario. El resto se adecua
perfectamente. En todo caso, con el retardo se dio tiempo más
que suficiente a los responsables por mi detención y prisión, a dar
al tema un ropaje formal de aparente “legalidad”.
Apenas termina mi declaración, se me avisa que me
quiere tomar indagatoria el juez de la causa principal. Se trata del
Juez Manuel Trinidad, ya denunciado por mí cuando aún era fiscal,
por hecho de prevaricato, denuncia que nunca fue investigada.
Volví a denunciarle hace poco cuado ya era Juez, por hechos de
producción de documento público de contenido falso, frustración
de la persecución penal, prevaricato y asociación criminal,
denuncia esta, que ciertamente tampoco será investigada. Por
increíble que parezca, después de cinco días, éste se propone a
10
Diccionario de Ciencias Jurídicas Políticas y Sociales – Hábeas Corpus
Hans Otto Kroeger Kaethler 43
cumplir con lo que debería haber hecho, acorde a la Ley, a las 24
horas de mi detención. Y por supuesto, nuevamente sin aviso
previo alguno, en situación absolutamente sorpresiva. Por
supuesto se presenta nuevamente el problema de la falta de
abogado. Para la declaración en el Habeas Data, no existe
exigencia de acompañamiento de abogado. Pero sí la Ley exige
que el afectado tenga oportunidad de ser acompañado de
abogado a la hora de la audiencia ante el Juez. Por lo tanto se
recorre todos los corredores, se busca por el defensor público de
turno, que no se encuentra en ninguna parte, mi esposa busca
por si encuentra algún abogado con tiempo disponible, y ya
estaba por suspenderse la audiencia, cuando consigue traer a
uno de mis profesores de derecho de su casa, que
inmediatamente me asiste en la audiencia.
Todo el tema es un chiste. La Ley exige que para este acto
el afectado se encuentre acompañado de abogado. El hecho de
que el juez de la causa esté ausente, así como el fiscal de la
misma, no calienta a nadie. El hecho de que la declaración sea
tomada por un funcionario no identificado, tampoco calienta a
nadie. No se le informa al imputado de ninguno de sus derechos,
ni se le explica la acusación. Si yo no hubiese solicitado que se
me muestre el expediente, tendría que haber declarado “en
blanco”. Pero si el imputado no está en condiciones de estirar por
los pelos algún abogado que le asista en la sorpresiva audiencia,
todo se cancela. Y si insiste en presencia de un juez, también se
cancela la audiencia. De manera que el afectado está obligado a
participar de la anarquía burocrática ¡Y después el juez siquiera
se da al trabajo de leer las declaraciones del imputado, antes de
imponerle prisión preventiva!
Debería haber decidido inmediatamente después de la
audiencia, pero sólo lo hace al día siguiente, si son verdaderas las
constancias en el expediente, si bien desconfío que lo hizo recién
al segundo día, visto que mi esposa se fue al día siguiente
aproximadamente a las 13:00 hs., a consultar si ya se había
decidido algo, y le dijeron que todavía nada. La falsedad en
documento es cosa común y corriente en este ámbito, como lo
son la falsedad de informaciones dadas a litigantes.
En este evento tengo oportunidad de leer el acta de
imputación y la resolución que dispone la doble detención. Lo que
es más extraño, el fiscal solicita 4 meses, no para “finalizar la
investigación, con la mayor diligencia” (Art. 324, C. P. Penal), sino
“a fin de realizar un análisis más profundo de las cuestiones
44 13 Días en las Mazmorras del Paraguay
17
Opiniones similares han expedido los fiscales y jueces Lulio Vicente Gamarra (Causa
1658, requerimiento del 31 de Julio de 2000); Cantalicio Avalos (Causa 323, resolución de
fecha 04/05/01), Cantalicio Avalos (Causa 324, resolución del 04/05/01), Beatriz Venialgo
(Causa 1658, A. I. Nº 248 de 07/08/00), Carolina Gadea (Causa 2066, requerimiento Nº
96, 14/09/00), Manuel Trinidad Colmán (Causa 2781, requerimiento de 13/11/00), Alfredo
Acosta Hein (Causa 1944, requerimiento de 18/09/00), Fátima Burró (Causa 2782,
requerimiento Nº 243 de 02/11/00), todos del Alto Paraná. Aníbal Cabrera Verón, ex Fiscal
General del Estado (Resolución Nº 274, 28/05/99). Todo en violación directa al Art. 13 de
la Ley de Enjuiciamiento de Magistrados, párrafo ultimo, y Art. 328 del C. P. Penal.
52 13 Días en las Mazmorras del Paraguay
pueda condenar.
En 1997 me querella el juez de la misma causa por difamación injuria y
extorsión. En esta causa hace pocos meses ha quedado firme el sobreseimiento. En 2001 la
Fiscal Haydee Barbosa me denuncia por resistencia. La fiscalía, pese a mi insistencia, se
ha negado a investigar el hecho.
Durante estos años los jueces constantemente han aplicado “medidas
disciplinarias” sin nunca dar la menor chance de defensa. Es más, en algunos casos
siquiera se ha dejado registros de las medidas aplicadas, ni se sabe quién las haya
ordenado, y los recursos de Hábeas Data interpuestos al efecto se ha rechazado en primera
instancia, durmiendo ahora indefinidamente en la segunda instancia.
Hans Otto Kroeger Kaethler 59
La “ayuda” de un juez jamás será justicia, y se
subentiende que no es gratuita, mientras la “justicia” la
“legalidad” es justa y gratuita. No es nada más que esto lo que
reclamo. Y es justamente lo que no interesa a nuestro llamado
Poder Judicial.
60 13 Días en las Mazmorras del Paraguay
Miércoles, 13
Por increíble que parezca, pude dormir un poco.
Apenas clarea el día, la persona a mi lado, que parece ser
el jefe de la banda, se pone de rodillas, frente a la pared del
fondo, y empieza otra larga plegaria, solicitando protección divina
para él, sus compañeros, sus nuevos amigos, y todos los
oprimidos del mundo. Realmente uno se siente reconfortado y
protegido ante tan selecta compañía, protegido contra todos los
males del mundo y del infierno.
Continúa con larga lectura bíblica, para luego participar
del opulento desayuno servido por la cárcel (café con leche de
soja).
Luego se inician las solemnidades de despido, con juras de
amistad y apoyo eterno, saludos a familiares y amigos comunes,
etc., y nuestros ilustres compañeros de la velada son guiados
hacia habitaciones más amplias y lujosas en los pabellones de la
penitenciaría, más adecuados a su ilustre posición.
Lo mismo ocurre con los dos internos que tuvieron el
infeliz incidente con el director de la cárcel. Vuelve asimismo
nuestro compañero que desfrutó esta noche en la privada al lado.
Le felicitamos por su suerte de haber escapado al episodio,
contándole a la vez lo ocurrido.
Le había pedido a mi esposa que me traiga un pedazo de
cable y yerba mate, y así lo hizo temprano a la mañana. Ahora se
puede hacer una conexión eléctrica más definitiva hacia la celda
vecina. Tiene sección suficiente para hacer funcionar
directamente en nuestro calabozo al calentador de agua. No se
dispone de enchufe hembra, por ello, en la punta del cable se
hace dos ganchos, que son atados a cada extremo de un
encendedor descompuesto, para evitar que las puntas se toquen.
El conjunto es colgado por la cañería del agua. Todo un poco
peligroso: Si alguien toca por los cables pelados, llevará un buen
choque. Si hay un corto explotará el encendedor a gas. Pero ante
la necesidad ceden las consideraciones sobre el peligro.
Ahora, cada vez que alguien quiera tomar mate, sólo tiene
que cargar agua en la jarra de plástico industria casera, meter el
calentador hecho de dos cucharas, y enganchar las puntas de los
cables en la “toma” corriente. En aproximadamente quince
minutos se dispone de dos litros de agua hirviente. Mientras el
constructor del instrumento, da instrucciones de uso: Sólo
Hans Otto Kroeger Kaethler 61
enchufar con el instrumento dentro de la jarra de plástico, y con
agua cargada. Nunca utilizar el aparato en recipiente metálico,
que conduce la energía eléctrica. Nunca tocar el agua mientras se
está calentando. Nunca completar el agua con el aparato en
funcionamiento, y si excepcionalmente se lo hace, sólo con un
recipiente aislado. Bueno, mientras estuve ahí, no hubo ningún
accidente a lamentar. Lo cierto es que quedé maravillado ante el
perfecto funcionamiento, sin fallas, del calentador, y de lo que es
capaz el espíritu inventivo ante necesidades absolutas.
Lo cierto es que las cucharas, aún tratándose de acero
inoxidable, se ennegrecían rápidamente, pero el aparato seguía
funcionando. De vez en cuando se desarmaba el aparto, para
utilizar las cucharas para comer, y para limpiarlas. Total no tarda
más de dos minutos para fabricar otra vez el “electrodoméstico”.
También hay constantes problemas con los encendedores.
Es mercadería falsificada, y no hay dinero para comprar
encendedor nuevo a cada rato. Por ello se trata de repararlos, se
quita piezas de un encendedor, y se monta en otro.
Ahora ya hace varios días que me quedé sin comer. Si no
fuera por la fiebre que hace que mi corazón funcione en forma
desagradablemente acelerada, me estaría sintiendo
razonablemente bien. Menos mal que la fiebre ya está pasando.
Me mareo cuando me levanto, pero pasa en seguida. Por
supuesto me encuentro debilitado.
Cerca del medio día, ya pasado un poco, viene mi esposa
con el abogado que suele patrocinar mis escritos de defensa. Ella
ya se ha calmado un poco. Me cuenta que finalmente le hicieron
saber que mi pedido de libertad fue rechazado por Manuel
Trinidad, bajo la argumentación de que había “indicios
suficientes” de la comisión del delito de “coacción”, sin decir en
su resolución, ni cuál es concretamente el hecho del cuál se me
acusa, y sin decir cuáles serían los “indicios suficientes” con los
cuales cuenta. Asimismo alega que no habría “ningún
documentos con las cuales demuestre su arraigo” (errores
gramaticales son del original), Aplica presunción en contra del
encausado, violando el Art. 5º del C. P. Penal, y no presenta
ningún argumento relativo a la gravedad del hecho, presunción
de fuga, u obstrucción, en abierta violación al Art. 240 del Código
Procesal Penal. El fiscal no había solicitado ninguna medida
cautelar concreta, lo que significa que el Estado no tiene interés
en ello. Y el Juez de garantías, que, por el sistema acusatorio no
es parte en el juicio, impone medida no solicitada por las partes,
62 13 Días en las Mazmorras del Paraguay
Jueves, 14 de Abril
Al clarear el día, me levanto y hago nuevamente la
limpieza en la parte libre del calabozo, en frente y al costado del
baño, y en el propio baño.
Desde el miércoles, después de saber que el Juez había
decretado prisión preventiva en abierta violación a la Ley y a toda
lógica del procedimiento acusatorio, había extendido mi huelga
también a líquidos, visto que ni la justicia actuaba con legalidad,
ni lo hacía el Ministerio Público. Parece que me querían dejar
podrir, sin hacer caso a mis peticiones. Todavía no se resuelve
siquiera el Habeas Data, y ninguna resolución o decisión, ya sea
del Ministerio Público, ya sea de la Justicia me es notificada. Para
esta mafia no soy más que un objeto sin personalidad ni voluntad
ni derechos propios, sobre el cual disponen a su antojo.
La sed no me causa mayores problemas, sólo que la boca
queda muy resecada, y siento un gusto muy desagradable. Por
ello lo enjaguo a menudo con agua.
Por suerte pasó el calor, y la noche fue agradablemente
fresca. Me siento debajo del envase de gaseosa atado a la canilla,
y dejo escurrir el agua sobre mis espaldas. Da una sensación muy
agradable. Mientras tanto mis pantalones ya me quedan bastante
grandes. Por suerte no se me quitó el cinto, caso contrario tendría
que estar atajando el pantalón el día todo.
Los demás siguen durmiendo, hasta la hora en que se trae
el “café”. Finalmente se levantan algunos. Yo me acuesto otro
rato, mismo porque ya no había nada que hacer: o quedar
parado, o sentarse en el piso, o, acostarse. Al rato se me trae un
paquete de mi esposa con una toalla y una remera. Asimismo una
esquela, por la cual me dice que esta mañana comparecerían
personas de la prensa y de la televisión. Al rato ya viene gente de
Canal 8, y soy quitado del calabozo para dar entrevista. Por
supuesto no se permite filmar las condiciones en las cuales me
encuentro internado. Se me obliga a poner pantalón y camisa
para la entrevista, no me permiten salir con el Short. Me siento
bastante débil, la boca se halla seca. Camino despacio, para no
caer mareado.
Apenas termina la entrevista, se me dice que se me
llevará para comparecencia, aparentemente en la fiscalía. No me
permiten volver a la celda, sino que me hacen esperar allí mismo,
Hans Otto Kroeger Kaethler 65
frente a la entrada, hasta, que, después de aproximadamente 15
minutos, me alzan al vehículo de la cárcel. No había ninguna
posibilidad de llamar a mi esposa o a un abogado. Todo es
cuidadosamente calculado para frustrar los derechos a defensa
legalmente establecidos. Más tarde, al tener acceso a la Carpeta
Fiscal, me percato que la dirección de la cárcel ya había sido
informada de la citación el día once de abril. Nada dispuso el
fiscal sobre mi notificación, pero el oficio dice que se me “deberá
informar, que para la referida audiencia deberá comparecer
acompañado de su abogado defensor”. No cuento con abogado
defensor, lo sabe el Fiscal, pero no le importa. La dirección de la
cárcel no me hace saber de la orden del fiscal, pero a quien esto
importa. Si no so más que un objeto.
Por muy poco me hicieron volver otra vez a la cárcel, bajo
alegación de falta de abogado. Pero uno de los guardias que me
trajeron, tenía en su poder la tarjeta del profesor que solía
patrocinar mis escritos, y finalmente alguien pone a disposición
un teléfono y se le llama al abogado, que se encontraba en los
tribunales con mi esposa, buscando hacer algo en mi defensa. Y
se espera su llegada. Me siento, mientras, en una silla, en el
corredor de la fiscalía. Finalmente, cuando consigue comparecer
el abogado, se puede iniciar la audiencia.
Antes yo reviso rápidamente el escrito preparado por el
abogado, mediante el cual solicitamos aplicación de medida
sustitutiva a la prisión preventiva, el mismo se remite para
corrección, y luego voy a la audiencia.
Yo tenía miedo que nuevamente se iba restringir mi
derecho a manifestar lo que tenía a decir en mi defensa, o que se
haría constar algo que no dije. Pero, ante presencia de varios
testigos y del abogado, no se animaron a nuevos atropellos. Por
supuesto que nuevamente no le interesó al Fiscal lo que tenía
para decir. Se ausentó apenas se comenzó la audiencia. Me toma
la declaración un funcionario inferior, en una computadora que el
tiempo todo da problemas, la misma en que se me tomó
“declaración” en fecha 06 de abril, y el mismo funcionario. A cada
rato se enfurece con la computadora, y se alarga bastante el
acto. Asimismo parece que el funcionario escucha mal, y aún que
hablo alto, claro, y despacio, tengo que repetir varias veces lo
que digo, a punto que yo mismo empiezo a confundirme. Así me
veo obligado a reducir un poco mi declaración. Se imprime, y se
tiene que corregir varias partes.
66 13 Días en las Mazmorras del Paraguay
Viernes, 15 de Abril
Apenas amanece, me levanto otra vez. Dormí demasiado
bien esta noche. La fiebre pasó, pero tengo dolor de garganta.
Nuevamente limpio el “bañero”, y nuevamente paso un buen rato
bajo el chorro de agua. Luego se levantan más dos. Uno lava las
“vajillas”, y después el otro se “cepilla” los dientes. No tiene
sepillo, así que lo hace con el dedo. Es el detento que fue clavado
con el listón con clavo. No le permitieron llevar nada de su celda.
Se encuentra acá apenas con una remera en la cual dice “ABC
Color”, y un Short. Como las noches son frescas, y no tiene
frazada, pasa un buen frío. Recibe una campera para poder
cubrirse un poco de noche. Yo divido una frazada y un colchón
con mi “secretario”.
Hoy no se sirve café de soja, por lo tanto es de presumir
que se cortó la leche de soja. Todos los días de semana la cárcel
es proveída de cerca de 150 litros de leche de soja. Si se corta, se
tira al desagüe. El cocido que se sirve es excesivamente dulce,
deja un gusto desagradable en la boca.
Hasta ahora tuve la suerte de no haber recibido ningún
castigo ni por parte de la policía, ni por parte de la guardia de la
cárcel. En los pasillos del pabellón se me torturaba, pero ahora ya
ascendí a doctor, y se me está dejando en paz.
Uno de los internos guardó medio cigarrillo de marihuana
anoche, y empieza a fumarlo ahora. Aún lega a invitar inclusive a
otro recluso, pero este recusa.
Mientras tanto escribo mi “diario de cárcel”, al verso de mi
material de estudio que llevé conmigo. Lo escribo en alemán,
para la eventualidad de una requisa. Si alguno de los guardias lee
lo que escribo, se hará desaparecer todo. Este mismo material lo
pongo de noche debajo de mi colchón, para que sirva de
almohada. Cuando lo hago, a menudo encuentro debajo del
colchón la pipa de crack. Entonces busco otro lugar para guardar
mi material. Si en una requisa se encuentra junto ambos objetos,
sin duda yo sería responsabilizado y castigado, sin importar lo
que diga en mi defensa.
Algunas veces se desarma la pipa de crack, para proceder
a su limpieza. Aparentemente se entupe fácilmente. Les solicito
que dejen desarmada la pipa cuando no la utilizan, pero me
responden diciendo que no habrá problema, que raramente hay
Hans Otto Kroeger Kaethler 71
requisas, y aún que la encontrasen no pasaría nada, visto que
muchos de los guardias están involucrados, y ganan un buen
dinero con el tráfico. Lo mismo ocurre con la caña y los celulares.
Hay varios celulares en la cárcel, que entran con conocimiento de
los guardias. Si hay una requisa, por supuesto se quita también
los celulares, que luego son devueltos mediante buena paga,
entre Gs. 300.000 y 500.000. Lo mismo ocurre cuando un interno
es castigado con calabozo. Para salir del mismo también se exige
pago de entre 400.000 y 500.000 guaraníes. Si alguien ofrece
buena paga, se salva del calabozo.
No se puede denunciar estas circunstancias, pues quien lo
hace es hombre muerto.
Se dice también que el consumo de drogas es manejado
de manera deliberadamente desidiosa, pues si se llegase a
prohibir efectivamente su consumo, habría un motín de
consecuencias imprevisibles en las cárceles. Según lo dicen
internos con más experiencia, es parte integrante de todas las
cárceles del mundo, remedio indispensable para calmar los
ánimos de los deshechados por la sociedad, aglomerados en
celdas super lotadas, de las personas sin esperanzas, sometidas
a presiones sicológicas insoportables, de anulación absoluta de la
personalidad.
En el calabozo al lado se encuentra internada una única
persona. Dicen que es muy agresiva, imprevisible, por ello ya
pasa meses en el calabozo. El director de la cárcel no se arriesga
a ponerlo junto con otros internos, temiendo peleas y muertes.
Todo indica que se trata de un caso de total y absoluto desplomo
psicológico provocado por las condiciones inhumanas. Se debería
encontrar internado en un hospital siquiátrico. Pero está
encerrado día tras día, semana tras semana en el calabozo, sin
siquiera tener la posibilidad de mirar hacia fuera, ningún
entretenimiento saludable, esperando de esta forma la
“readaptación de los condenados” prometida por el Art. 21 de la
Constitución Nacional.
En general, dentro de las cárceles rige un clima de buena
vecinaza. Se trata de ayudar en lo que se puede a los
necesitados. Esto por supuesto no impide chicanas sobre una
persona determinada para diversión de los demás, extorsiones y
robos. Rápidamente se hacen amistades. Algunos internos,
cuando escuchan que estoy escribiendo mi diario, me piden para
relatar también sus propias penurias. Pero el espacio no permite
redactar todo.
72 13 Días en las Mazmorras del Paraguay
Sábado, 16 de Abril
Ahora creo que ya sé el motivo por el cual huelen tan mal
los “colchones”. Es por el humo de marihuana y cigarrillo. Hoy
amaneció bastante fresco. El camarada sin frazada habrá pasado
bastante frío. Todos siguen durmiendo, menos mi “secretario”. Se
levantó temprano hoy, y limpió él esta vez un poco el piso y el
baño. Nuevamente tuve que esperar la llegada de mi esposa para
poder salir de la celda. Parece que los guardias están esperando
que se pague una buena “coima”, para que se dignen a largarme
más temprano. El dolor de garganta ha aumentado. Pero apenas
estoy afuera, al aire puro, ya siento mejoras. Para el desayuno
había café de soja. Tiene un gusto interesante, que no se puede
describir bien, excepto que, tal como el cocido, es demasiado
dulce.
Hoy comparecen varias personas a visitarme, suizos,
alemanes y paraguayos. Curiosamente ninguno de mis colegas
de la Universidad se presenta, salvo la visita de la primera noche,
siendo que uno, que es vecino mío, que también me visitó en uno
de los días siguientes. Nuevamente mi esposa trajo mandarinas,
de las cuales como una despacito, debido a mi dolor de garganta.
Me comentan que el proceso probablemente pasará de
Hernandarias a Minga Porá, con ello ante el Juez Ismael Vera,
quien también ya fue denunciado por mí.
Después vuelvo a hablar con la gente en la guampería, y
con otros internos que circulan en el patio, favorecidos con el
derecho de poder trabajar. Lo curioso es que todos los internados
se dicen “creyentes”. Supongo que la mayoría, apenas salga en la
calle, tendrá olvidado a Dios.
Cuentan que no reciben ninguna paga por el trabajo
regular (trabajo de cocina, trabajo de limpieza y conservación,
etc.). Realizan por lo tanto trabajo esclavo, prohibido por la
Constitución Nacional. Apenas más uno de los tantos abusos
practicados por el Estado contra el Estado de Derecho.
Veo en un monte de basura una buena cantidad de
tomates y locotes podridos. Pregunto qué pasó de ellos. Me
comentan que de aquello que se trae para alimentación de
internos, una parte es desviada y vendida. Se suele guardar a
estos efectos tomates y locotes en la cámara frigorífica de la
cocina, y si no se consigue vender a tiempo, se pudren. De la
76 13 Días en las Mazmorras del Paraguay
misma forma se procede con los huesos, en las pocas veces que
se adhiere todavía a ellos un pedacito de carne. Lo mismo con
fideos, arroz, poroto. Los internos que trabajan aquí no tienen
sueldo, pero de alguna manera consiguen hacerse de un poco de
dinero, prestando servicios a los internos más adinerados.
No le culpo a los internados, tampoco a ninguna persona
en especial, sino al sistema, que no permite ni reconoce ninguna
dignidad a los internados.
A la tarde, cuando termina el horario de visitas, se permite
a los internos de los pabellones que salgan al patio a jugar fútbol.
Esto sigue hasta aproximadamente las 4:30, cuando vuelven a
ser encerrados. Ahora les toca a los internos “trabajadores” a
ocupar el campo de fútbol.
Me comentan que al medio día no alcanzó la comida
preparada. Por lo tanto se les dio a los internos que quedaron sin
comer un poco de harina y un poco de aceite, para que puedan
preparar “reviro”. La harina se mete en una olla, junto con un
poco d aceite, y se frita sobre la “cocina eléctrica”, hasta que se
quede tostada. Para cualquier nutricionista un horror, pero para
los internos es un cierto lujo.
La “cocina eléctrica” también es de “fabricación interna”.
Para ello se necesita de un ladrillo refractario, al cual se incrustan
una serie de canales, donde luego se coloca una resistencia
eléctrica en espiral, se improvisa unos contactos, y se empalma
un pedazo de cable eléctrico. Al igual que en nuestro calabozo, en
todas las celdas se improvisó alguna conexión eléctrica, donde el
aparato es “enchufado”. Y ya se tiene posibilidad para cocinar.
Las veces que el cable disponible es poco para ello, se hace la
conexión en la red sólo por el cable “fase”, mientras el negativo,
o neutro, es conectado a la reja de las puertas de las celdas.
Hoy quedé afuera hasta bien tarde. Cuando vuelvo a la
celda, observo que se metió en un envase plástico de gaseosa las
cáscaras de mandarina de ayer, junto con pedazos de banana y
manzana que uno de los internos había recibido de sus familiares.
Es completado con agua, y sacudido vigorosamente. A cada rato
vuelve a sacudirse el contenido. Es para hacer “chipcha”, o sea,
se busca que fermente, que se trasforme en bebida alcohólica, lo
que se consigue después de aproximadamente una semana. Se
me pide para tratar de conseguir un poco de arroz, para mejorar
el proceso de fermentación.
Nuevamente uno de los guardias trae marihuana. Trata de
entregarlo a escondidas de mi, pero me percato perfectamente
Hans Otto Kroeger Kaethler 77
de lo que pasa. Comentase que hoy uno de los guardias ingresó
con 8 “petacas” de caña atados a las piernas, debajo del
pantalón.
78 13 Días en las Mazmorras del Paraguay
Domingo, 17 de Abril
Anoche se fumó menos que de costumbre. Uno de los
colegas del calabozo, también huelguista, pero que no lleva muy
a serio su huelga, suele atarse para dormir un trozo de frazada
por la barriga, en la esperanza de que la misma disminuya de
tamaño.
Me levanté más tarde a la mañana, a la hora que se trajo
el “cocido”. La docena de galletas que se sirve junto con el
cocido, desparecen rápidamente. Esto significa que pocos llevan
muy a serio su huelga. Pero a uno de los internos se percibe de
manera asustadora su enmagrecimiento. Yo por mi parte, suelo
tomar un poco del caldo en que viene la comida, y de vez en
cuando como una mandarina.
Ayer mi esposa trajo papel higiénico y pasta dentífrica.
Cuando uno se adecua a las circunstancias que reinan aquí, y
considerando mis regalías especiales, el derecho de salir al patio,
la cosa no está mala; mucho más sufren los que se encuentran en
los corredores de los pabellones, y los que no reciben visita de
familiares. Son víctimas a cualquier momento de las malas
jugadas de los demás internos. Y más sufren los brasileños, que
son víctimas preferidas de los ataques.
Nuevamente no se me deja salir temprano. Supongo que
se sigue esperando paga.
Hace algún tiempo ya no veo la pipa de crack. Espero que
la hayan hecho desaparecer, o sea, desarmado. Mi “secretario”
ya no fuma desde algunos días, siquiera cigarrillo. O sea, por lo
menos mientras lo estoy controlando, lo que hago siempre que
pueda. Están preparando papel para cigarrillo de marihuana. Uno
quita de entre los colchones una bolsita con una masa marrón
verdosa. Pensé que ya iban empezar a fumar otra vez, pero ahora
se trata de “remedio” para el mate. La hierba se halla bastante
machacada, y por esto se encuentra con el color y apariencia
sospechosa.
Finalmente se me deja salir al patio, aún en horas
tempranas. Después mi esposa me cuenta que compareció a la
mañanita, e insistió que se me largue. Paso a la cocina, y veo que
efectivamente hoy se ha recibido algunos pocos huesos con algún
trozo de carne. Estos fueron apartados para hacer fritar en una
olla a parte.
Hans Otto Kroeger Kaethler 79
Con el crédito que tengo junto a un interno, y mediante su
intermediación junto a otros internos, consigo comprar una
frazada para el compañero de celda que pasó ya varios días sin
tener frazada para cubrirse. Se me la vende por Gs. 2.000. Se
encuentra bastante vieja y gastada, tiene un agujero enorme en
el medio, pero al compañero se lo ve bastante agradecido, visto
que las noches pasadas hizo un fresco considerable. Espero que
no haya sido robada de algún infeliz. Aprovecho la oportunidad
para hacerme cortar el cabello, otra vez bajo crédito. El corte
debería haber costado Gs. 2.000, pero se acaba cobrándome Gs.
5.000. El crédito es dado por un brasilero, quien recibe
inmediatamente lo gastado de mi esposa, así que ella
comparece. Ya no me arriesgo a tener plata en mano.
Lunes, 18 de Abril
Esta noche volvieron otra vez mis dolores de garganta. Me
levanto temprano y limpio el baño y derredores. Las paredes
internas del baño empiezan a quedar más “blancas”.
Tengo la impresión de que uno de los compañeros de celda
tiene vermes, pues anda rechinando los dientes en sueño.
Indudablemente el ambiente es ideal para propagación de
parásitos.
Todavía duermen todos los compañeros, si bien ya está
amaneciendo. No se puede ver si salió el sol. Ahora justamente
un brasilero está barriendo frente a nuestro calabozo. Dice
llamarse André de Sousa. Por lo menos este trabajador esclavo
posee un buen par de botas de goma.
Cuando uno da la vuelta por la cárcel y habla con los
internos, se percata que abundan los “delincuentes” ocasionales.
Por ejemplo gente que fue asaltada, y hirió o mató en defensa
propia. Otros que tuvieron problemas en el seno de la familia.
Asimismo se percibe claramente que los delincuentes
profesionales, cuando presos, generalmente salen con asombrosa
facilidad. Para ellos la prisión no es, sino cuestión de dinero, salvo
cuando el hecho punible dio lugar a un escándalo público.
A la pared de nuestra celda se observa montón de
agujeros puestos lado a lado, en otras partes hay trazos. Me
pregunto cómo pudieron hacer estas marcas, que en su mayoría
son bastante profundas. Es evidente que se estaba registrando
los días, pues de otra manera se pierde completamente la noción
de tiempo. En una parte cuento 105 agujeros.
Acaban de traer el “cocido”. Tomo despacito un poco,
mezclado con agua, a ver si no baja mi dolor de garganta.
Nuevamente salgo tarde de la celda. Mis compañeros
tuvieron que interceder por mí, a fin de que alguno de los
guardias se dignase a abrirme el portón. Soy el proveedor de la
celda, el único que puede hacer de nexo con el exterior de la
misma.
Apenas estoy afuera algunos minutos, aparece una
camioneta Volkswagen, que trae una carga de tomates podridos.
Se los ha cargado en cima de una lona de plástico, directamente
a la carrocería. Llegada la camioneta frente a la cocina, se tira
82 13 Días en las Mazmorras del Paraguay
Martes, 19 de Abril
La situación absurda a que me someten los órganos
encargados de “hacer justicia”, la impotencia ante la absoluta
indefensión en que me han colocado, me dejaron sin dormir. Más
una vez la “Justicia” ha puesto mensaje claro e inequívoco: Quien
no se sujeta a la corrupción, se niega a pagar “coima”, sufrirá las
consecuencias.
Ahora existe la posibilidad de que el abogado retire su
fianza personal, y que en consecuencia se vuelva a imponer
prisión penitenciaria, en castigo por no haber cedido a la
extorsión. Sería actitud típica de este sistema. Pero dudo que lo
hagan, pues quedaría notoria la tentativa de extorsión. Pero, por
otro lado, a quién le calienta esto, visto que la práctica de la
extorsión es actividad común y principal en este medio. No sólo
se le extorsiona a los litigantes, sino que son igualmente
estafados y robados. Y no sólo los litigantes, sino también a sus
familiares se exprime hasta la última gota de sangre. Lo único
que piden es una oportunidad.
Aproximadamente a las ocho de la mañana se me llama, y
se empiezan los trámites para mi liberación de la cárcel. A los
efectos comparece un amigo mío, que hace todos los traslados
necesarios en su vehículo. Volvemos a la Comisaría de
Hernandarias, acompañados por un policial, quien también
debería haberme acompañado a mi domicilio, a comprobar el
cumplimiento de la prisión, Pero ya no lo hace. Soy
suficientemente conocido como persona honesta, y se sabe que
todo no se trata sino de acto de venganza de la “justicia”
paraguaya.
Aquél mi amigo, mejor conocedor de las circunstancias
legales en el Paraguay, (he vuelto a instalarme en el País hace
recién unos nueve años y medio), insiste en que yo pague lo que
se exige; que no existe la menor posibilidad de obtener ni lo que
lejanamente puede llamarse justicia, que no tengo sino que
cuidar de mi propia vida, y de mis familiares. Que uno sólo nada
hace contra esta poderosa máquina corrupta. Esta es en realidad
la opinión generalizada. No existe otra defensa en el Poder
Judicial, sino aquella que se “compra”, o obtiene mediante
“intervención” de políticos poderosos.
Por fin tengo nuevamente la posibilidad de dormir en una
cama. De tener a mi disposición computadora, libros para
Hans Otto Kroeger Kaethler 89
consultar, alimentación adecuada, teléfono. Pero no tengo acceso
al expediente. No me puedo retirar de casa, sino para asistir a
clases en la Universidad. Este derecho se había concedido, pues
resultaría raro negarlo, visto que supuestamente me encontraría
“en prisión preventiva al sólo efecto de asegurar su
comparecencia” “que no adquiera las características de una
pena” “ni provoque otras limitaciones que las imprescindibles”
(Art. 254, C. P. P.). “Las penas privativas de libertad tendrán por
objeto la readaptación del condenado”. (Art. 21, C. N.).
90 13 Días en las Mazmorras del Paraguay
Mi Situación Actual
Índice
Introducción........................................................................................5
Los antecedentes del caso...................................................................7
En el año 1996 me denuncia una persona que hizo llamarse Bruno
Balbuena Maciel, supuestamente presentando determinada Cédula de
Identidad. Como consecuencia de la denuncia el entonces Juez de
Paz de Hernandarias trata de extorsionarme. Cuando le digo que no
pagaré coima, me hace ingresar, bajo título de “detención”, en la
penitenciaría de C. del Este, donde paso cuatro días, cuando la
detención no podía tardar más de 24 horas, según el antiguo
procedimiento penal. A la salida de la cárcel trato de averiguar quien
sería el denunciante, y el Departamento de Investigación de la
Policía Nacional informa que la persona de Bruno Balbuena Maciel
no se halla registrada en la institución, y que el número de la cédula
corresponde a otra persona..................................................................7
Miércoles 6 de Abril 2005...................................................................9
............................................................................................................9
Ingreso al Sistema Penitenciario.......................................................21
Jueves 7 de Abril, .............................................................................24
Viernes 8 de Abril, ...........................................................................30
Sábado, 9 de Abril.............................................................................34
Domingo, 10 de Abril.......................................................................40
Lunes, 11 de Abril.............................................................................42
Martes, 12 de Abril...........................................................................46
Miércoles, 13.....................................................................................60
Jueves, 14 de Abril............................................................................64
Viernes, 15 de Abril..........................................................................70
Sábado, 16 de Abril...........................................................................75
Domingo, 17 de Abril.......................................................................78
96 13 Días en las Mazmorras del Paraguay
Lunes, 18 de Abril.............................................................................81
Martes, 19 de Abril...........................................................................88
Mi Situación Actual..........................................................................90
Índice.......................................................................................95
Pequeño relato de lo que ocurre con
nuestro sistema penal, y el uso arbitrario que
hace de él nuestro Poder “Judicial”: Lo que
debería servir para la readaptación del
condenado, sirve como medio de extorsión y de
coacción. Nuestras autoridades judiciales ya no
respetan ningún plazo, ni derecho de procesado.
Una vez privado de la libertad, son recluidos en
condiciones subhumanas, hasta tanto ceden a
las presiones y pagan por su libertad, en
descarada violación a los Derechos humanos. La
institución, que debería servir para la
readaptación social, no es más que una
universidad del delito. Sobre ello habla el autor,
quien pasó doce días encerrado en la
Penitenciaría de Ciudad del Este.