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MI ENCUENTRO CON MIGO

Bruce Willis personifica a un asesor de imagen de muy buen


vivir pero grosero, egocéntrico, misógino y antipático; todo lo
desagradable que puede ser una persona lo tiene la
personalidad de Russ. La confusión que surge al pensar en lo
poco probable que exista un asesor de imagen con esas
características es un asunto sin importancia.

Russ, a punto de cumplir los cuarenta años, etapa en la que


todo hombre se replantea ciertas cuestiones existenciales,
según la psicología doméstica, se encuentra cara a cara con un
chico regordete que le cambiará la vida. Hollywood todo lo
puede.

Al convivir con el pequeño, Russ se dará cuenta que el visitante


es nada más y nada menos que él mismo cuando tenía ocho
años. Aquello de "viaje en el tiempo" o "el chico que todos
llevamos dentro" son todavía ideas atractivas para desarrollar.
En cierta forma, es la vieja idea de la conciencia molesta que
viene a enderezar el camino pero contada desde una mirada
más actual y propia.

Rusty, es un espejo que le devuelve la imagen exacta de sí


mismo, cuando los traumas, tics, y manías empiezan a
manifestarse y cuando no hay barreras para cambiar el modo de
ser. Lo más interesante es que de pequeño Russ era distinto a
como él creía que era. La gordura, entre otras cosas, no lo había
marcado tanto como él pensaba como para dedicarse de grande
a corregir la imagen de otros. Russ se reencuentra con el lado
positivo de la vida, el del amor, ese es el mensaje.

El juego seduce de entrada, sobretodo cuando nos ponemos en


el caso de darles explicaciones a alguien tan parecido a nosotros
mismos, que nos conoce también y que curiosamente cuando
crezca se convertirá en lo que somos actualmente. La claridad
con la que Jon Turteltaub ("Fenómeno") cuenta la historia ayuda
a que los chicos puedan ver la película sin problemas. Además,
hay un sinnúmero de chistes inocentones adecuados a los más
pequeños que transforma a la película en una comedia
prácticamente perfecta para ver un día domingo por la tarde, en
casa.
Willis tiene nuevamente como contrapartadida a un menor de
10, pero esta vez su pareja no es tan carismática como su
coprotagonista en "Sexto sentido". La aguda Lily Tomlin pone la
cuota ácida que una película dulzona como esta necesita.

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