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prozac

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primera semana dde diciembre 2007


emequis

1. La depresión
se ha profundizado
En 1971, cuando se desarrolló el LY110141 (el componente
que se convirtió en el Prozac), se hablaba poco de la depresión
y los antidepresivos estaban muy restringidos a
la unidad de psiquiatría. La gente llegaba con el médico
general con “ansiedad” y “nerviosismo” y la posible solución
eran los tranquilizantes como el Valium.
Eli Lilly, la empresa que produce el Prozac, vio en
principio un futuro totalmente diferente para su nuevo
medicamento. Primero fue probado como un tratamiento
para la hipertensión, funcionó en algunos animales, pero
no en los humanos. El plan B era usarlo como un agente
contra la obesidad, pero esto tampoco dio resultado.
Cuando se probó en los pacientes psicóticos y los hospitalizados
por depresión, el LY110141, que para entonces
se llamaba Fluoxetina, no provocó ningún beneficio
evidente, e incluso algunos de los pacientes empeoraron.
Finalmente, Eli Lilly lo probó en enfermos con depresión
leve. Lo probaron cinco sujetos, y todos ellos se animaron.
Para 1999, el Prozac proporcionaba a Eli Lilly más de 25%
de sus ingresos totales, que sumaban 10 mil millones de
dólares.
Pasaron la Fluoxetina a Interbrand, la empresa líder
en la construcción de marcas (Sony, Microsoft, Nikon,
Nintendo) para que le diera una identidad. El nombre
Prozac lo tomaron por su impacto: sonaba positivo, profesional,
rápido. Fue comercializado en una fórmula de
fácil prescripción —“una píldora, una dosis para todo”— y
llegó cuando la profesión médica estaba llena de historias
de terror sobre la adicción que provocaba el Valium.
El Prozac llegó a una sociedad que estaba dispuesta
a aceptarlo. Hubo campañas internacionales (patrocinadas
por Eli Lilly) que alertaban a los médicos generales y
a la población sobre los peligros de la depresión. Eli Lilly
financió ocho millones de folletos (“La depresión: lo que
debe saber”) y 200 mil carteles. Los antidepresivos existentes
eran muy tóxicos, letales si se excedía la dosis y con
indeseables efectos secundarios. El Prozac fue “vendido”
como uno totalmente seguro, para ser recetado a cualquiera.
Era el medicamento maravilla, la respuesta sencilla,
un reanimador instantáneo, El Dorado de la neurología.
Cuando se lanzó, los pacientes ya lo pedían por su
nombre.
Después de 20 años, sigue siendo el antidepresivo
más utilizado en la historia, prescrito a 54 millones de
personas en todo el mundo, muchas de los cuales sienten
que le deben la vida. Se receta para la depresión, las perturbaciones
obsesivo-compulsivas, los ataques de pánico,
los trastornos de la alimentación y las complicaciones
premenstruales. Entre 1991 y 2001, las prescripciones de
antidepresivos subieron de nueve a 24 millones al año sólo
en Gran Bretaña.
La depresión ha alcanzado niveles de epidemia. Ni el
éxito ni el dinero la evitan: escritores, la realeza, estrellas
de rock, supermodelos, actores, gerentes, todos la han sufrido.
Los estudios sugieren que entre 1991 y 2001 la depresión
aumentó más del doble en Estados Unidos. Se estima
que una de cada seis personas en Inglaterra la padecen, lo
que tiene un costo de más de nueve mil millones de libras
esterlinas al año en tratamiento, prestaciones e ingresos
perdidos. De acuerdo con la Organización Mundial de la
Salud, la depresión será la segunda causa de discapacidad
en el mundo en 2020, sólo después de las enfermedades
cardiacas.
2. El “bioroll o” reemplazÓ
al “psicoroll o”
Hace 20 años, la serotonina no era bien conocida. Hoy es
distinto. Si le pregunta a la persona que se sienta junto a
usted lo que es, le dirá que está relacionada con la felicidad
y que los niveles bajan en la gente deprimida, que el
Prozac los sube, como el chocolate y los aeróbicos y quizás
el yoga...
Excepto que esto no es estrictamente verdad. O ha
sido repetidamente cuestionado. Y, además, todavía tiene
que ser probado. Según David Healy, catedrático de psiquiatría
en la Universidad de Cardiff y autor de Let them
E
s promovido y vendido como la felicidad empacada; una cura universal
que ha cambiado la forma de pensar acerca del bienestar.
El Prozac llega a su vigésimo cumpleaños y le presentamos 20 cosas que
usted tiene que saber acerca del antidepresivo más usado del planeta.
ice
Eat Prozac (Que coman Prozac), sólo es “rollo” biológico lo
que ha remplazado al “rollo” sicológico de las décadas de
1960 y 1970. Healy pasó una década estudiando la serotonina
–un neurotransmisor– en gente deprimida y encontró
poca evidencia que apoye la teoría del “desequilibrio
químico”.
Healy afirma que “la idea salió en la década de 1970, y
el hombre que la lanzó, el doctor George Ashcroft, la retiró
más tarde. Durante las décadas de 1970 y 1980, se vio como
una idea simplista, ahora parece muy conveniente, parece
tan claro. Usted tiene niveles bajos de algo y tiene que subirlos;
tomar el medicamento lo hace más feliz”. (Brooke
Shields lo describió como “reconfortante” descubrir que
su depresión estaba “directamente relacionada con un
cambio bioquímico”. El escritor Lauren Slater describió al
Prozac como “un medicamento con la precisión de un misil,
lanzado a kilómetros de su objetivo, que aterriza con un
orgulloso destello, justo en el techo del enemigo”.
El Prozac es un inhibidor selectivo de recaptura de
serotonina (SSRI, por sus siglas en inglés). Los anteriores
antidepresivos tricíclicos (TCAs, por sus siglas en inglés)
funcionaban sobre tres neurotransmisores relacionados
con el estado de ánimo (serotonina,
dopamina y noradrenalina),
mientras que Prozac sólo se concentra
en la serotonina.
Malcolm Lader, profesor de
psicofarmacología clínica del Instituto
de Psiquiatría, dice: “La
idea de que ha sido un importante
paso el que Prozac sólo elija a la
serotonina es sólo una hipótesis.
Nada científico la respalda”.
La teoría de que las emociones
están gobernadas por los niveles
de serotonina es muy simplista
y funciona tan bien como en el sentido contrario (es
decir, que nuestras emociones y nuestro nivel de estrés
alteran nuestra química cerebral, así que es una calle de
doble sentido). Otros factores importantes que contribuyen
a la depresión incluyen la experiencia en la vida, la
historia familiar, las hormonas y la dieta. Sin embargo,
la frecuentemente mencionada teoría del “desequilibrio
químico” (la culpa no es de nosotros, sino de los preciados
líquidos corporales) se promueve en los sitios web sobre
depresión que pertenecen a las empresas farmacéuticas,
y en la publicidad.
Y así como los misiles, resultó que el Prozac era menos
preciso de lo que originalmente se pensaba. Las experiencias
con él van de milagrosas a mediocres. La escritora
Zoe Heller se dio cuenta de que a semanas de estarlo
tomando, dejó de llorar y pudo salir de la cama. Otras personas
lo describen como una indiferente benevolencia, o
como un aturdimiento reconfortante. Hace que algunas
personas se sientan ansiosas, agitadas e incapaces de
dormir. Hay quienes dejan de tomarlo porque no sienten
ningún efecto.
Resulta interesante que informes obtenidos mediante
La Ley de Libertad de Información revelan que en la
mitad de las 47 pruebas usadas para probar y concederles
la licencia a los seis antidepresivos líderes en el mercado,
los medicamentos no funcionaron mejor que las comunes
y corrientes pastillas de azúcar. Cuando lo tuvieron, fue
sólo por dos puntos en una escala máxima de 52. ¿Alguien
quiere helado?
3. Nunca se es
demasiado joven
Líquido de Prozac con sabor a menta. Una encuesta de las
farmacéuticas de Estados Unidos encontró que entre 1995
y 1999 el uso de medicamentos similares al Prozac entre
niños de siete a 12 años aumentó 151%, y en los menores de
seis años lo hizo en 580%.
En 2004, los niños de cinco años o menos eran el
mayor segmento de población no adulta que tomaba antidepresivos.
El “mutismo selectivo” (miedo de hablar en
situaciones sociales) es un padecimiento común en preescolares,
y se ha tratado con Prozac.
También en Inglaterra, la tendencia ha sido a la alza.
Entre 1992 y 2001, la prescripción de estos medicamentos
para personas menores de 18 años aumentó 10 veces,
a pesar del hecho de que ninguno tiene licencia para ser
recetado a niños.
En 2003, el Servicio Nacional de Salud (NHS, por
sus siglas en inglés) lanzó una advertencia contra la prescripción
de este tipo de antidepresivos en menores de
18 años, de la que excluyó al Prozac, después de que las
investigaciones demostraron que rara vez funcionaban
mejor que un placebo, pero sí tenían alarmantes efectos
secundarios.
En Estados Unidos, los empaques de los antidepresivos,
incluyendo el Prozac, llevan impresa una “caja negra”
en la que se advierte que este tipo de medicamentos
pueden aumentar la conducta suicida en los niños.
Las experiencias con el Prozac van de milagrosas
a mediocres. Para unos es como un aturdimiento
reconfortante. Otros se sienten ansiosos, incapaces
de dormir. Y hay quien no siente efecto alguno
4. Los animales
también lo toman
Romain Pizzi, especialista en medicina animal del Colegio
Real de Médicos Veterinarios (RCVS, por sus siglas en
inglés), recuerda haber prescrito Prozac a Mercedes, una
osa polar del Zoológico de Edimburgo.
“No podemos decir que tenía depresión, pero sí un
comportamiento anormal, un mecanismo de compensación
de los animales que se encuentran fuera de su hábitat
natural”, afirma. “Los osos polares despiertan de la
hibernación y recorren largas distancias en busca de alimento,
tienen el instinto de vagar. Cada primavera, Mercedes
se despertaba lista para hacer una gran migración,
y empezaba a nadar y a andar en su reducido espacio, desgastando
su pelaje cuando lo frotaba en el mismo lugar.
Los grandes felinos hacen lo mismo, van de un lado a otro
agitando la cabeza. Los antidepresivos disminuyen parte
de esta conducta y, al menos eso esperamos, reducen el
estrés”.
Los pericos domésticos son también consumidores
de antidepresivos porque son aves muy inteligentes que
se automutilan si se aburren, mientras que los perros y los
gatos pueden sufrir de estrés y ansiedad por separación.
“Un perro no puede sentarse en un sillón y hablar de sus
preocupaciones, pero sí puede aullar por la casa o perseguir
su cola, o masticar todo hasta hacerlo pedacitos”,
afirma Mark Johnston, especialista en pequeñas especies
de la RCVS.
Si el adiestramiento y la modificación de conducta no
tienen éxito, uno de cada 10 pacientes animales reciben
antidepresivos. El Reconcile es una versión de Prozac para
perros, recientemente lanzado con sabor a carne. “Puede
parecer drástico dar medicamentos, pero literalmente
podría salvarles la vida”, dice Johnston, “Si usted tiene un
perro que es persistentemente agresivo, no lo soportará
por mucho tiempo. La última opción es la eutanasia”.
5.El dolor es
el nuevo placer
La gran popularidad de Prozac ayudó a que los medicamentos
de su tipo fueran los protagonistas de la década de
los 90, la bolsa farmacéutica de Fendi. Si antes las celebridades
se esforzaban en ocultar su depresión (Marilyn
Monroe, Audrey Hepburn, Vivien Leigh), la era del Prozac
ha ayudado a eliminar ese estigma. Hoy, la depresión es
parte del tipo de trabajo que uno hace. Se espera que las
celebridades sufran de alguna forma de depresión y que,
de preferencia, luego escriban acerca de ello en su autobiografía
o que hablen al respecto (Winona Ryder, Johnny
Depp o Gail Porter, por ejemplo) o que reciban tratamiento
contra la adicción a los antidepresivos en las clínicas de
Arizona (Robbie Williams). Lo más útil es que sus frascos
vacíos de Prozac puedan ser coleccionados como arte pop
(Debbie Harry).
Prozac ha aparecido también en algunos trágicos
titulares de los diarios sobre algunas estrellas del espectáculo.
Se encontró que Michael Hutchence había tomado
Prozac cuando se suicidó. Diego Cogolato asesinó al diseñador
Ossie Clark al entrar en un estado psicótico cuando
mezcló Prozac y anfetaminas. Anna Nicole Smith murió
después de lo que se piensa fue una sobredosis accidental
de medicamentos controlados, que incluían el Prozac.
Cinco meses antes, su hijo Daniel había muerto después
de mezclar dos antidepresivos con metadona. También su
perro, Sugarpie, tomaba Prozac.
6.Prozactamente,
prozactado, prozactivo,
prozacción
Ahora Prozac aparece en el diccionario, no sólo como sustantivo,
sino como adjetivo completo por derecho propio.
Según el Cambridge Advanced Learner’s Dictionary, se
puede describir a alguien con mucho ánimo y emoción
como “un consumidor de Prozac”.
7.Reservado
para el Prozac
El libro Prozac Nation de Elizabeth Wurtzel colocó firmemente
al medicamento en el mapa literario en 1994. En ese
momento, Wurtzel tenía 26 años y todo lo que se supone
que su generación podría desear (piernas largas, cabello
largo, amigos ricos, amigos locuaces y simples, amigos
falsos, “comentarios inteligentes” y un apartamento en
Greenwich Village), pero sufría depresiones desde que
tenía memoria (intentó suicidarse por primera vez en un
campamento de verano cuando tenía 12 años).
Sus recuerdos empiezan con las escenas del infeliz
matrimonio de sus padres, siguen con los de innumerables
crisis nerviosas, el fallido consumo de litio, y sus deprimentes
y fallidas aventuras amorosas. No obstante, al
mismo tiempo, Wurtzel entra a Harvard, gana un premio
de la revista Rolling Stone a periodistas universitarios,
trabaja como reportera de cultura, conduce por toda Inglaterra
en un BMW y vive una vida sumamente alocada
del tipo que sólo pueden proporcionar los alucinógenos.
La historia termina con un episodio en el que a Wurtzel
se le diagnostica “depresión atípica” tratable con un nuevo
medicamento, Prozac. Al final del libro, se siente segura y
con ganas de afrontar el futuro: se ha ido “la ola negra”.
ice
The New York Times calificó a Wurtzel como una
“Sylvia Plath (reconocida escritora estadunidense) con
el ego de Madonna”, mientras que el NME, la revista de
música más importante de Inglaterra, describe su libro
como un “gran éxito” que mostró que ser joven, en onda
y agraciado en la década de los 90 puede dejarte frío; pero
también que no hay de qué preocuparse: ahora hay una
respuesta en forma de cápsula verde y crema.
Por desgracia, la historia no acaba ahí. Siete años
después, Wurtzel seguía tomando Prozac, pero también
era adicta al Ritalin, a la pornografía y a arrancarse el vello
de las piernas. Para cuando se filmó la película Prozac
Nation, con Christina Ricci como Wurtzel y Jessica Lange
como su madre, el amor de Estados Unidos hacia Wurtzel
había terminado y la cinta fue a dar directo al DVD. Ahora
estudia derecho en la Universidad de Yale.
Al de Wurtzel, siguieron más libros testimoniales,
incluyendo el Prozac Diary (1998) de Laura Slater, que
comienza cuando ella toma el medicamento y al fin se libera
de su trastorno obsesivo-compulsivo, que la había
llevado a cometer intentos de suicidio, automutilación y
cinco hospitalizaciones. Después de una década de tomar
Prozac, obtuvo un doctorado de Harvard y se convirtió en
escritora, maestra y esposa.
Un caso más reciente es Down came the rain (La lluvia
cayó) de Brooke Shields, un recuento de su lucha contra la
depresión posparto, de la que fue salvada no por el Prozac,
sino por el Seroxat, otro medicamento que siguió como
pez piloto a la falta de sueño del Prozac.
8.Tom Cruise
vs. Brooke Shields
En mayo de 2005, Tom Cruise promovía La guerra de los
mundos y Shields, por su parte, La lluvia cayó. Los “cienciólogos”
o “dianéticos” se oponen vehementemente a
cualquier forma de psiquiatría. (Según L. Ron Hubbard
—fundador de la dianética—, los psiquiatras son corruptos,
unos barbáros y parte de una conspiración mundial con
tendencia a crear un gobierno de Rusia). En el programa
NBC’s Today, Cruise, prominente seguidor de la dianética,
llevó esta teoría un poco más allá y lanzó un ataque personal
contra Brooke Shields, llamándola “irresponsable” por
alabar a un antidepresivo cuando las vitaminas y el ejercicio
pudieron haberla curado.
En los medios de comunicación, los especialistas debatieron
frente los ansiosos ojos de una parte del mundo. Se
obtuvieron votaciones (“¿La cienciología está terminando
con la carrera de Cruise?” “¿Deben darse un beso Cruise
y Shields y hacer las paces?”), Brooke sugirió a Tom que se
dedicara a salvar al mundo de los alienígenas y dejara a las
mujeres con depresión posparto tranquilas para que ellas
decidieran el tratamiento que desearan.
Paula Fortunato, esposa de Sumner Redstone, presidente
de Viacom, la enorme empresa detrás de los estudios
de cine Paramount, vio esa polémica en la televisión
y le dijo a su esposo que la perorata de Cruise había hecho
que sus admiradoras se volcaran en su contra. Tres meses
después corrieron a Cruise del estudio, tras 14 años de filmar
con ellos. “Paula, como todas las mujeres, había llegado
a odiarlo”, declaró Redstone a la revista Vanity Fair.
“La verdad de las cosas es que la conducta de Tom Cruise
era totalmente inaceptable para Paula y para el resto del
mundo. No perdió el interés de una sola mujer, sino de todas
las mujeres y de muchos hombres”.
9. V anill a Ice está tan
“loco como el Prozac”
“Prozac”, la canción de Vanilla Ice, apareció en 1998, en
su extraño disco Hard to swallow, en el que abandonó su
imagen de rapero para adolescentes y apareció con tatuajes,
perforaciones y azotándose la cabeza. Hubo cierta
confusión sobre la letra (“Enloquecemos como el Prozac/
lo suficientemente hiperactivos como para empezar una
fiesta y enfermos como para tener un ataque cardiaco”),
que parecía referirse a un fuerte estimulante en vez de a
un medicamento que se suponía tranquilizaba. De hecho,
llegó a sugerirse que Vanilla Ice, quien ha recibido tratamientos
tanto para la depresión como para el síndrome de
déficit de atención, confundió los medicamentos.
Un entrevistador intentó aclarar las cosas con el cantante.
“Me confunde un poco, porque ‘Loco como Ritalin’
se apega más a lo que ustedes hacen. Es decir, brincar por
todas partes como si estuvieran bajo el efecto de estimulantes”.
“Sí, eso también funcionaría”, aceptó Vanilla Ice.
El entrevistador persistió: “Para mí, el Prozac lo tranquilizaría,
y definitivamente no está tranquilo en este disco”,
a lo que Vanilla Ice respondió: “Es lo que Prozac hace,
enloqueces y necesitas Prozac. Loco, como la gente que
toma Prozac”. Así es que eso lo aclara.
10.Los enfermos
están vivos…
La influencia musical del Prozac se insinúa también en
Prozac Ruin (considerada como una de las mejores bandas
punk-rock en Inglaterra) y Housewives on Prozac (madres
rocanroleras cuyas obras incluyen consejos sobre alta cocina:
Eat your own damn spaghetti (Cómete tu maldito
espagueti) y la composición ligeramente antisocial I only
wanna pee alone (Sólo quiero ir sola al baño). Hay una gran
oferta de canciones relacionadas con el Prozac: Prozac
smile (The Dead Stars onHollywood), Daddy’s on Prozac
(Joseph Arthur), All my friends are on Prozac (Suffering
and the Hideous Thieves) y Prozac vs. Heroin (The Brian
Jonestown Massacre). Los que tenemos tendencias filosóficas
podemos reflexionar sobre la brevedad de la existencia
humana con Prozac Moment (Mr. T. Experience).
11. El plan dietético
de Prozac
Durante mucho tiempo ha corrido el rumor de que el Prozac
ayuda a perder peso. A Louise, de 44 años, residente
en Kent, se le prescribió para combatir su depresión, pero
lo siguió tomando más tiempo del
estrictamente necesario cuando
se dio cuenta de que le inhibía el
apetito. “Daba una suave sensación,
como la de la cocaína, algo
como un estimulante de anfetaminas”,
dice. “No me daba hambre
y siempre estaba activa. Perdí
casi seis kilos. Mi hermana lo
compró en internet cuando vio lo
que me produjo”.
Las pastillas dietéticas brasileñas,
también muy vendidas por
Internet, contienen fluoxetina, el
ingrediente activo del Prozac. En Estados Unidos, ahora
algunos médicos prescriben Prozac como tratamiento
para combatir la obesidad, aunque no se ha aprobado para
tal fin. Nutrisystem, una empresa que ofrece esquemas
para adelgazar, lanzó un programa dietético, “Phen-Pro”,
que es una combinación de Fentermina y Prozac, a pesar
de la fuerte oposición de Eli Lilly.
De hecho, las pruebas han sugerido que Prozac puede
provocar una pérdida de peso promedio inicial de hasta
tres kilos y medio en pacientes obesos.
Sin embargo, también se ha asociado con el aumento
de peso después de que se esfuma la pérdida inicial del
apetito.
(Ahora Louise tiene el mismo peso que tenía antes de
tomarlo).
En 1989 Joseph Wesbecker entró a una planta de
impresión en Lousville, Kentucky, con un AK47:
mató a ocho personas y se suicidó. Había estado
tomando el recién aprobado Prozac casi un mes
ice
12.
Menos sexo
A pesar de que pueden pasar 10 años antes de que un medicamento
obtenga la licencia para entrar en circulación,
los estudios científicos controlados para probar sus efectos
y eficacia sólo tardan de cuatro a seis semanas. Por lo
tanto, no sorprende que la existencia o la intensidad de la
mayor parte de los efectos secundarios aparezca sólo después
de que millones de personas han tomado y probado
el medicamento.
La disfunción sexual ha resultado ser uno de los efectos
ocultos del Prozac. Sarah, estilista de 36 años, residente
en Londres, que toma Prozac para controlar sus ataques
de pánico, ha tenido una experiencia bastante común.
“Me ha curado y calmado, pero no he tenido un orgasmo
desde el día en que comencé a tomarlo”, afirma. “Sí tengo
ganas de apapachos, pero fuera de eso, no siento ninguna
excitación física. Nada. Es como un trueque. Mi pareja no
puede decidir a cuál de las dos prefiere: a la neurótica chillona
que disfrutaba del sexo algunas veces por semana, o
a la tranquila y serena que es totalmente frígida”.
Las implicaciones van más allá del puro sexo. Según
Helen Fisher, antropóloga y autora de Why we love: The
nature and chemistry of romantic love, los antidepresivos
podrían impedir seriamente nuestra capacidad de enamorarnos
y de seguir enamorados. La felicidad que sentimos
cuando nos enamoramos, la euforia, el júbilo y la leve locura
son el resultado de niveles altos de dopamina. Este tipo
de medicamentos aumentan la serotonina y reducen la dopamina.
El resultado es ese sentimiento contrario al amor,
un “me da igual” de conformidad que no discrimina.
Aunque las pruebas iniciales hablan de que la disfunción
sexual está presente en menos de 30% de los casos,
ahora se acepta más de 60%, y un estudio reciente la
colocó en 98%. Con 54 millones de personas que toman
Prozac en todo el mundo, hay mucha disfunción sexual.
Los síntomas incluyen una libido disminuida o ausente,
orgasmo retardado o ausente, impotencia o reducción en
el volumen del semen, y menor lubricación vaginal.
13.
Más sexo
De manera contraria, se ofrece Prozac a los hombres que
padecen eyaculación precoz.
14.
Vidas perdidas
Se le ha atribuido persistentemente al Prozac que puede
desencadenar suicidios, no sólo en gente depresiva, sino
también en los participantes en las pruebas clínicas que se
encuentran sanos. Algunos usuarios de este tipo de medicamentos
han reportado agitación y una incapacidad
para estar quietos, una recurrencia de fantasías violentas
y autodestructivas, y el sentimiento de que “la muerte
será bienvenida”. En Alemania se negó originalmente la
licencia al Prozac después de que las pruebas arrojaron 16
intentos de suicidio, dos de los cuales tuvieron éxito.
Los antidepresivos tipo Prozac han aparecido en los
tribunales cientos de veces. El primer caso relevante ocurrió
en 1989, cuando Joseph Wesbecker caminó por una planta
de impresión en Lousville, Kentucky, Estados Unidos, con
un AK47, mató a ocho personas y luego se suicidó. Wesbecker
había estado tomando el entonces recién aprobado
Prozac durante menos de un mes y se había puesto cada vez
más agitado. Los familiares de las víctimas demandaron a
Eli Lilly, pero llegaron a un arreglo confidencial.
Y hay más. Después de seis días de tomar Prozac, Patricia
Williamson, de 60 años, se quitó la vida en la bañera
mientras su esposo desayunaba. Eli Lilly llegó a un arreglo
fuera de tribunales. Don Schell había tomado Seroxat (comercializado
como Paxil en Estados Unidos) durante 48
horas cuando disparó contra su esposa, su hija, su nieta de
nueve meses y contra sí mismo en su casa de Wyoming. El
yerno de Schell recibió ocho millones de dólares por parte
de la farmacéutica SmithKline.
En el Reino Unido, Reginald Payne, maestro retirado,
residente en Cornwall, asfixió a su esposa y luego saltó
de un acantilado después de tomar Prozac durante 11
días. Sus hijos levantaron una demanda en contra de Eli
Lilly. En su libro Losing a child, Linda Hurcombe describe
el suicidio de su hija de 19 años, Caitlin, quien le pidió
Prozac a su médico porque se sentía deprimida; también
había oído que podría ayudarle a perder peso. Había marcado
esos días en su diario como “Días PZ”.
David Healy, quien ha sido testigo experto contra Eli
Lilly y SmithKline, calcula que este tipo de medicamentos
puede provocar pensamientos suicidas en uno de cada
500 usuarios.
15.
Vidas salvadas
De acuerdo con la mayoría de los psiquiatras, el riesgo de no
tomar ningún antidepresivo cuando se sufre esta enfermedad
supera por mucho cualquier riesgo de consumirlo. Para
muchos usuarios, el medicamento puede restaurar su vida
y hasta salvarla. Aunque parece que la depresión va en aumento,
en esta era del Prozac la tasa de suicidio en el Reino
Unido (8.5 por cada 100 mil habitantes) está en su nivel más
bajo desde que se lleva un registro. Carmine Pariante, del
Instituto de Psiquiatría de Londres, no cree la afirmación
de que estos medicamentos poseen alguna característica
especial desencadenante del suicidio. “Recuerdo haber tenido
que estar muy alerta en las primeras semanas de prescripción
de los antiguos antidepresivos, sencillamente porque
antes de tomarlos los pacientes podían tener un ánimo
demasiado bajo como para suicidarse. Luego, al darles los
medicamentos, quizás tendrían la energía para poner en
práctica algún plan”. También existe evidencia de que los
antidepresivos de este tipo disminuyen la tasa de muertes
no suicidas en los pacientes deprimidos. En un estudio publicado
en el British Medical Journal, se descubrió que podían
reducir los casos de embolias y ataques cardiacos.
16. Pinceladas
con Prozac
La artista inglesa Stella Vine “bautizó” a su exposición
de 2004, que presentaba personajes atormentados como
Sylvia Plath y Courtney Love. Vine, ex bailarina nudista
y ahora famosa por sus vívidos y embrujados retratos de
la princesa Diana, Kate Moss y la víctima heroína Rachel
Whitear, se ha reanimado con el Prozac y descubrió que le
ha permitido funcionar, pero ha suavizado su pintura.
“Recuerdo cuando trabajaba como anfitriona en un
centro nocturno y una de las chicas me mostró sus escritos:
eran realmente increíbles. Le pregunté por qué lo había
dejado, dijo que empezó a tomar Prozac y ya no pudo escribir”,
cuenta Vine. “Pensé que nunca haría ese trueque”.
Pero en 2001, Vine le pidió a su médico unos antidepresivos.
“Siempre he sido una persona de altas y bajas, pero esta
vez estaba muy, pero muy deprimida; cuando empecé con
el Prozac, hubo una actividad increíble”, recuerda Vine.
“Comía menos, tenía más energía, corría con mi perro en el
parque, eufórica por hablar con los demás dueños de perros.
El Prozac rompe el ciclo de sentarse en el sillón pensando en
el suicidio, pero, de alguna manera, es una pérdida de tiempo.
Nada se soluciona ni se sana”.
Vine se describe cuando toma Prozac: “Soy una versión
confusa de alegría. Puedo pintar el contorno de alguien,
pero no siento ninguna emoción al hacerlo. El trabajo
verdaderamente bueno surge cuando no tomo Prozac. Es
difícil describirlo, pero es más vívido e intenso, es una conciencia
más elevada. A veces, al terminar la base de la pintura,
obtengo un momento de claridad absoluta; de pronto
sé lo que hará que todo funcione, pero eso nunca sucede con
el Prozac”. Se ha debatido sobre su efecto en la creatividad.
Generalmente comienza con la pregunta: “¿Qué hubiera
sucedido si Van Gogh hubiera tomado Prozac?” Quizá habría
abandonado el arte y convertido en un consejero familiar
o algo así, o hubiese hecho más obras.
17.
Diluido al gusto
En 2004, se descubrió Prozac en la red de agua potable de
Inglaterra. La Secretaría del Medio Ambiente dijo que el
medicamento se estaba formando en los ríos británicos y
las fuentes de agua superficiales, tal vez mediante el sistema
de desagüe. Para algunos, esto era una evidencia de
que el Prozac se estaba prescribiendo en exceso. Los demócratas
liberales dijeron que este episodio era “un caso
de medicación oculta a espaldas de la sociedad”. Los inspectores
de agua potable del gobierno respondieron que
las cantidades estaban demasiado diluidas como para
tener efectos (y se sirvieron otro vaso, riendo maniáticamente
a través de sus ojos desorbitados).
18.
Prozac por correo
El artista de Chicago, Michael Hernández de Luna creó una
estampilla falsa del Prozac y la envió con éxito por el sistema
postal estadunidense. Otras estampillas de Hernández
de Luna incluyen una muñeca Barbie obesa por ingerir comida
rápida y el vestido azul de Monica Lewinsky.
19.
Llega el Viagra
Antes del Prozac, los medicamentos tenían nombres científicos
que hacían referencia a sus componentes. La elección
de la marca Prozac y su publicidad directa al consumidor,
que a fin de cuentas ha nublado la “vida común y
corriente” con una “enfermedad tratable”, resultó ser una
valiosa lección en la promoción de medicamentos. Llega el
Viagra, que es en parte un tratamiento médico para la disfunción
sexual y por otra un medicamento que responde
a un estilo de vida que sobreestima el “enganche” sexual.
A dos semanas de que Viagra salió al mercado en EU, los
médicos ya estaban dando 40 mil recetas al día.
20.Hasta luego Prozac,
hola Cymbalta
Todo lo bueno llega a su final y el Prozac perdió en 2001 su
patente. Eli Lilly perdió en un día 35 millones de dólares
de su valor de mercado, y 90% de sus prescripciones de
Prozac en un año. Ahora Eli Lilly ha regresado con Cymbalta,
que espera sea el siguiente Prozac, y ya fue aprobado
por la Oficina de Alimentos y Medicamentos de EU a
pesar de otro comienzo muy incierto. Traci Johnson, estudiante
sana de 19 años, se colgó en el laboratorio de Eli
Lilly mientras probaba el medicamento con dosis altas a
cambio de 150 dólares al día. Cymbalta es una combinación
de analgésico y antidepresivo porque, según su logo,
“la depresión duele”. Lea al respecto, haga una lista de
autoevaluación y vea algunas inspiradoras historias de la
vida real en www.cymbalta.com
El consumo de las grandes celebridades convirtió al
Prozac en el medicamento de los 90, y aunque alguna vez
las celebridades quisieron ocultar su depresión, Prozac
ayudó a acabar con el estigma. ¶

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