Aquí es donde se aplica la analogía a parques y caminos. Los municipios son buenos para
proveer infraestructura básica como son los caminos construidos por el Gobierno, muchas veces
en asociación con el sector privado. Sin embargo, no siempre los servicios pueden volverse
activos físicos de la ciudad como lo es la infraestructura material. Es por esto que muchos
Gobiernos proponen al sector privado el colocar todo lo que se conoce como infraestructura y
hardware alrededor de estas redes, mientras que el sector privado se convierte en el proveedor de
servicios a bajo costo.
No obstante, Wi-Fi sigue siendo una tecnología de corto alcance designada para redes de área
local y sigue utilizando frecuencias sin licencia donde no hay protección legal contra interferencias.
Como resultado, las redes municipales inalámbricas no serán un sustituto directo, ni para
conexiones alámbricas de banda ancha en los domicilios ni para conexiones G3 inalámbricas de
amplia cobertura. La recepción y la cobertura están aún muy lejos de ser perfectas y la velocidad
es relativamente baja.
Sin embargo, las redes municipales inalámbricas pueden promover a la larga la instalación y uso
de otros servicios comerciales inalámbricos, ya que teniendo en cuenta los bajos costos del
equipo, varios negocios pudieran instalar hotspots Wi-Fi, como hoteles, parques y cafés, incluso
con conectividad en protocolo IP de transmisión de voz.
Este servicio es mucho más barato que las alternativas 3G con licencia. Si este escenario se
concretara - y lo hará en pocos años - podrá haber dos formas de conectividad inalámbrica
compitiendo en las grandes ciudades. Una sería mediante la infraestructura 3G, ofreciendo
seguridad pero con precios altos y limitada flexibilidad para los usuarios. La otra sería más
ordinaria pero más barata y serviría como plataforma para aplicaciones más diversas a través de
Wi-Fi o Wi-Max.
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