Apéndice 3
LA ORATORIA
La Oratoria gira entre Ia Estética y la Légica, teniendo més de ésta que de aquélla
cuando el género oratoria se acerca al llamado profesional o académico. Pero en
el género oratorio mas extenso, en el politico y en el sagrado, los valores
estéticos de Ia oratoria son tan marcados que se acerca y se confunde a veces en
la Poesia.
Lo primero fue la Palabra, como dice San Juan, y no la accién, como escribe Goethe.
La palabra de Dios, sobre la nada, fue creando Ia luz y los astros y los seres todos y el
hombre.
Y esa misma palabra, hecha came en Jesucristo, al redimir a la humanidad, en cierto
modo cierto la creacién para hacer surgir de un mundo sumergido en las tinieblas del
Paganismo un mundo nuevo iluminado por la gracia.
De tal modo Ia patabra importa, que el signo diferencial entre la bestia que siente y se
mueve, y el hombre que también goza de movimiento y de sensibilidad, radica en la
palabra, La reaccién inanimada suena; el animal jugando con el instinto, grita; solo el
hombre, articulando la voz, pronuncia y emite fa palabra. Si el hombre fue creado a
imagen y semejanza de Dios, y si Dios se manifiesta al hombre en su palabra, de tal
forma que por ella conocemos a Dios y Dios en ella se nos ha revelado, es evidente, de
igual modo, que por la palabra el hombre da a conocer su semejanza con la divinidad, y
en ella y por ella sorprendemos Ia luz interior y divina que produce dicha semejanza
Pero la palabra es siempre veladura, instrumento y mediacién y, como tal, sirve en el
coloquio y en el lenguaje ordinario. En la medida en que la palabra se torna
instrumento décil del pensamiento y de la pasién que la mueven, transmitiendo y
transparentando su cargo espiritual, en esa medida la palabra se transforma en
vehiculo de la elocuencia y el lenguaje se atipa al orden supremo de la oratoria.
Estiméndolo asi, Plutarco escribe que la palabra es un don de los dioses y que por
medio de ella se esparce el espiritu sobre el mundo; y entre nosotros, Juan Fernandez
‘Amador asegura que el discurso en que la oratoria se refleja se dirige de un modo
absoluto al alma y su fin no es otro que aduefiarse de sus potencias.
Los que abominan de la oratoria debieran saber, antes de excomulgaria, que la oratoria
No es un pasatiempo de aciistica recreativa, ni mucho menos como algunos creen un
ejercicio fonético, falto de jugo mental y desprovisto de ideas, fruto del achaque o
mania de un simple ¢ infeliz perturbado. La oratoria supone y se endereza al comercio
espiritual de muchas almas y supone una encaracién del hombre que las pronuncia
en las palabras que le sirven de instrumento.Sélo en la palabra que se pronuncia puede caber con toda su expresién y su brote
germinal, el estado y el anhelo de un alma. Y cuando las palabras son insuficientes-
conocéis el dicho “no tengo palabras para expresario’, aun queda el gemido, el talante,
el ademén y el gesto que acompafian al discurso y ayudan al orador en el dificil
cometido de su empresa
Vamos, pues para entendemas, a colocar las cosas en su sitio. No hay oratoria en la
verborrea sin sustancia, ni en la charla insipida, ni siquiera en los parrafos tersos y
brillantes. Hay oratoria cuando el alma del que dice se proyecta al exterior y se anuda
a las almas de aquellos que le atienden. El presupuesto indispensable radica en una
pasién pathos 0 etos, vehemente o tranquila, como dice Quintiliano, que la razon
ordena y el arte en el manejo de la palabra convierte en fluida y asequible. San Pablo
intuyd como nadie, para su gran oratoria sagrada, la evidencia palpable de esta
realidad cuando en el capitulo Xlil de la primera de sus Epistolas a los fieles de
Corinto, les dice: “Aunque yo hablara el lenguaje de los Angeles, si no tuviere caridad,
vendria a ser como la campana loca que suena en vuestros oidos, pero que no acierta
a conmover vuestros corazones”.
Si tuvieran razén los que abominan de la oratoria, el ideal seria que, tornandonos
mudos y sordos, nos entendiéramos por escrito; pero, decidme: es que los soldados
del Gran Capitan se habrian embravecido y animado en las duras jomadas de su pelea
en los campos de Italia con una orden escrita en la cual con desgana leyeran: ,es que
las soldados del Gran Capitén se habrian embravecido y animado en las duras
jomadas de pelea en los campos de Italia con una orden escrita en la cual con desgana
leyeran: "No os preocupéis, esos incendios son la luminaria de la victoria’ .O es que
‘acaso hubiera tenido mayor efecto, mas expresién, mas fuerza y més energia dialéctica
un articulo publicado al dia siguiente en un periédico de Madrid como réplica al
diputado Suier y Capdevila, de las Constituyentes de 1869, que pedia a la Cémara una
triple declaracién de guerra contra Dios, el Rey y la tuberculosis, que el gesto del
Cardenal Monescillo, majestuoso y sefiorial, irguiéndose en su escafio, entre el clamor
y el bullicio de los congresistas, y las advertencias de la campanilla presidencial,
diciendo: “Sefior Presidente, cuando oigo negar a mi Dios, me levanto y confieso”.
No, la elocuencia desata la mudez de los pensamientos. Como Vazquez de Mella
escribia, ningtin pueblo muere 0 desaparece sin conceder la palabra a sus propias
ruinas. De aqui que todos los pueblos que han tenido que contar algo a la historia o de
los cuales la historia ha tenido que decir algo, hayan tenido que decir algo, hayan
tenido oradores. El patriarca, el caudillo primitivo, el jefe tribal peroraban ante los
suyos con la palabra, tan ruda como las piedras del periodo chelence, pero peroraban y
pronunciaban discursos paleoliticos,Moisés, a pesar de ser tartamudo, era tan orador que magnetizaba a su auditorio y le
hacia peregrinar pendiente de su voz. Los profetas hebreos, como Ezequiel y
Jeremias, fueron admirables oradores. Jestis se dirigia al pueblo en forma de
discursos, y de tales discursos que, como en retazo para abrir la mejor de las
antologias, atin permanece con todo el saber de la hora tibia en que fue pronunciado,
el mas emotivo de todos, el llamado Sermén de la Montafia.
ZY quién concibe a Grecia sin Sécrates y sin los grandes oradores del Pértico, del
Liceo 0 de la Academia? {Acaso no son los didlogos platénices otra cosa que
certémenes de oradores? Roma, sin Cicerén sus Catilinarias es lo mismo que la Edad
Media sin Pedro el Ermitario convocando a los pueblos a la reconquista de la tierra
sagrada. Y la Revolucién francesa no acaba de entenderse sin traer a la memoria el
recuerdo de Mirabeau y de Robespierre
Sila oratoria, como dice Pemén, es la conciencia viva de un pueblo, se comprende que
el orador, convertido en vocero de esa misma conciencia, se alce sobre la multitud y la
interprete, la electrice y la azuce. El orador se yergue y se levanta sobre todos
pronunciando su arenga. Plinio el Joven, admirando al orador ideal que conduce y
arrebata al pueblo, lo describe asomandose al abismo de las masas, elevandose a las
cumbres del ideal, navegando con el esquife de su palabra entre el horror de las
tempestades, con las cuerdas crujientes, el mastil doblado y el timén retorcido,
triunfando del viento y de las alas como un dios herctileo y valeroso de la tormenta.
La oratoria no puede ser, por fo tanto, menospreciada y ello ni siquiera a pretexto de
que para el ejercicio de la misma sea de uso indispensable la memoria. La memoria no
es, como han dicho algunos con ligereza, el talento de los tontos, porque, como
Quintiliano escribe, la ciencia tiene en la memoria su fundamento y en vano seria la
ensefianza si olvidasemos todo lo que oimos,
Siendo tal la oratoria, cabe preguntamos acerca de su enclave en el mundo artistico y
del lugar que en el orden literario le corresponde.
Atendiendo a su finalidad artistica, en ese orden literario podemos distinguir, siguiendo
la pauta de Emilio Reus, entre la Poesia, que persigue tan solo aquella finalidad
estética; la Didactica, que procura la ensefianza, siendo la belleza un puro accidente de
la forma de expresi6n, y la Oratoria, que persigue con el mismo rango un fin estético y
la defensa o exposicién de una verdad.
Asi catalogada, la Oratoria gira entre la Estética y la Logica, teniendo mas de ésta que
de aquélia cuando el género oratoria se acerca al llamado profesional o académico.
Pero en el género oratorio mas extenso, en el politico y en el sagrado, los valores
estéticos de la oratoria son tan marcados que se acerca al llamado profesional o
académico.