Opinión
Michael A. Galascio Sánchez (*)
De la misma manera, en el caso del ser humano, pero en un nivel más sutil, la
energía psíquica de la creatividad es con frecuencia exprimida por aquellos en
posiciones de poder para que otros resuelvan ecuaciones o problemas
complejos que no dejan a la clase dominante avanzar. En otras palabras, existe
un grupo de personas "una elite creativa" (fuente de energía), que
constantemente está despejando el camino a aquellos que tienen medios
económicos y/o posiciones de poder que utilizan como motivación o coacción,
para que "la elite" venza las fuerzas opositoras (realicen el trabajo) que ellos no
pueden enfrentar. De este modo, ellos siguen en su posición de privilegio,
mientras que los creativos son calmados con algunas migajas en forma de
proyectos, promesas, contratos basura, alguna posición en una institución y un
cargo pomposo que no significa absolutamente nada.
En otras palabras, la lucha del ser humano y por lo tanto de los Estados es la
lucha por la energía en todas sus manifestaciones. Por este motivo, no deben
sorprendernos casos modernos de esclavitud, niños que trabajan 16 horas
diarias en fábricas asiáticas o que países como Suiza, tomen posturas
inusitadas como realizar un acuerdo para comprar petróleo a Irán, saltándose
el embargo de Europa y Estados Unidos hacia ese país. En el caso de este
Estado, quizás prefieran estar en esa situación, antes de depender de una
Rusia que utiliza sus reservas de petróleo (energía) como un arma política con
la intención de doblegar la voluntad de Europa.