Jesús Ovalle de 69 años reside en el barrio de Tepito y es maestro de bailes finos de salón y populares.
Cada sábado imparte clases de danzón, mambo, cha-cha-chá, swing, tango, merengue y salsa en la
Plaza de la Ciudadela con el objetivo de dar a conocer las cualidades de cada uno de estos ritmos y así
fomentar la cultura urbana popular de los bailes de salón, tanto en los adultos como en los jóvenes y
niños.
El baile fino de salón no es una actividad fácil debe ser el resultado de la constancia y la
práctica, por ello para los maestros es importante “tener la calma de un santo para poder enseñar a
tanta gente, pues hay mucha gente buena, pero también existe gente muy arítmica que cree que en
una semana puede aprender a bailar tango, swing, mambo, etc. y además de todo concursar”
menciona.
Aprender cualquier baile fino de salón implica conocer la importancia que éstos tienen en la
sociedad, pues es “a través del baile que las personas agregan a su vida diaria todo tipo de hechos
políticos, culturales y sociales que han estado presentes en la historia de nuestro país” dice.
En la actualidad, “la mayoría de las personas no aceptan las técnicas porque no tienen la
disciplina del aprendizaje, y es así cómo se hace presente el baile lírico que es moverse por gusto y
que además se caracteriza por la invención de pasos propios” indica el profesor de baile.
“El baile del venado, el baile del perrito, el baile del mono, etc. han determinado los pasos
que deben seguirse, cuestión que molesta mucho, pues México tiene en la juventud un gran potencial
para construir un futuro que a través del verdadero baile, cómo lo es el baile fino de salón, puede
crear un lenguaje propio y una identidad cultural real” comenta.
“Los salones de baile en nuestro país se consolidaron como espacios de diversión que
permitieron y permitirán enriquecer el baile fino de salón” comenta. Los salones de baile, casas de
cultura y plazas públicas, como lo es la Ciudadela son lugares en donde se imparten clases para
aprender los diferentes ritmos: danzón, tango, blues, swing, mambo, cha-cha-chá, paso doble,
cumbia, merengue y rock and roll.
A lo largo de los años ha existido una cuestión, en cuanto a una similitud entre los cabarets y
los salones de baile, pues “muchas empresas han disfrazado los cabaret y los mencionan como salón
de baile”. La realidad radica que “el salón de baile tiene mucha pista y pocas mesas y el cabaret tiene
muchas mesas y poca pista”
El baile es y seguirá siendo una expresión artística representativa de cualquier nación, los
ritmos nacen, traspasan fronteras y se quedan enriqueciendo la cultura de cada país, generación tras
generación.
“La mayoría de las personas que asisten son hombres y damas mayores de edad, aunque
también asisten jóvenes, a quienes considero importante enseñarles a bailar, pues es mejor ver que el
caballero le tome la cintura y la mano a la dama, que ver a un grupo moviéndose sin ton ni son”
comenta el profesor.