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ANÁLISIS DE LA CRÍTICA A LA MODERNIDAD Y

LA VISIÓN DE LA HISTORIA EXPUESTAS POR


GIANNI VATTIMO EN LA INTRODUCCIÓN DE SU
LIBRO EL FIN DE LA MODERNIDAD.

Armando González Virto


Introducción.

En este trabajo intentaremos exponer de manera concisa y completa las ideas expuestas por
el filósofo Gianni Vattimo en la introducción a su obra El fin de la modernidad, en donde
se expone buena parte de la filosofía de la historia del autor. Así mismo, intentaremos
analizar y explicar cada una de las tesis propuestas por el filósofo de una manera crítica.

La posmodernidad que es el tema central en torno a la cual gira no sólo la introducción del
libro, sino todo el libro en cuestión. Es un tema ampliamente debatido en la actualidad,
siendo que el filósofo Gianni Vattimo todavía se encuentra con vida desarrollando y
defendiendo sus propuestas filosóficas.

El comprender el pensamiento posmoderno resulta de suma importancia para los filósofos


contemporáneos, dado que es justamente el contexto en el cual nos encontramos
actualmente. El nihilismo que estamos viviendo es una consecuencia directa de las críticas
y postulados desarrollado por varios filósofos a finales del siglo XIX e inicios del XX y,
por tanto, el filósofo contemporáneo tendrá que decidir la postura que tomará ante este
nuevo paradigma.

Nuestro objetivo general será analizar a profundidad la visión de la historia propuesta por la
posmodernidad. Para esto también nos proponemos los siguientes objetivos particulares:
Exponer claramente cada una de las ideas propuestas por Vattimo, analizar de manera
completa y crítica el texto en cuestión, confrontar las tesis de Vattimo con otros filósofos
considerados posmodernos y, criticar el pensamiento posmoderno y sus consecuencias.

Para llevar a cabo estos objetivos intentaremos seguir el siguiente procedimiento: Primero
expondremos la crítica de la modernidad hecha por Vattimo a partir de las ideas de
Nietzsche y Heidegger, después explicaremos el origen de la visión histórica de la
modernidad según Vattimo, posteriormente analizaremos la visión histórica de la
posmodernidad defendida por Gianni, subsecuentemente criticaremos su defensa a la
condición posmoderna y, finalmente analizaremos los problemas que trae su concepción de
la historia para la labor historiográfica.

2
1. La superación de la modernidad: Las críticas de Heidegger y Nietzsche

En la introducción de El fin de la modernidad Vattimo asegura que la intención de su libro


es “aclarar la relación que vincula los resultados de la reflexión de Nietzsche y
Heidegger… reflexión a la que constantemente se remite, con los discursos más recientes
sobre el fin de la época moderna”1. De esta manera, con la cual Vattimo da inicio a su libro,
nos damos cuenta en torno a qué va a girar su reflexión acerca de la historia, puesto que
tanto Nietzsche como Heidegger son considerados los grandes iniciadores de la
posmodernidad, al ellos comenzar la destrucción de la metafísica de la historia.

En este sentido parecería que Vattimo retomará las reflexiones heideggerianas en torno a la
“eventualidad” e “historicidad” del Ser o la idea del “eterno retorno” de Nietzsche2; sin
embargo, Vattimo no va a partir de estas premisas para desarrollar su reflexión en torno a la
historia, pues, como él mismo lo afirma, él pretende exponer su reflexión en un contexto
bastante específico: La posmodernidad. Es por esta razón que Vattimo retoma de Nietzsche
y Heidegger; más que por su crítica a la metafísica de la historia, por sus respectivas
críticas a la modernidad ilustrada y al humanismo3. Sin embargo, la crítica a la modernidad
hecha por estos filósofos, de la cual parte Vattimo, es con la mera finalidad de “una
reconstrucción filosófica, y no tan sólo como síntoma y denuncias de la decadencia.”4

Vattimo intenta establecer una relación entre el “posmodernismo” y Nietzsche y Heidegger.


Para esto Vattimo argumenta que tanto Nietzsche como Heidegger intentaron de algún
modo “superar” la “lógica del desarrollo” impuesta por el pensamiento ilustrado5. A este
respecto Vattimo afirma: “Desde el punto de vista de Nietzche y Heidegger, la modernidad
se puede caracterizar, en efecto, como un fenómeno dominado por la idea de la historia del
pensamiento, entendida como una progresiva „Iluminación‟…”6. En este sentido Vattimo
sigue de cerca las críticas a esta concepción histórica de la Ilustración hechas por los

1
Vattimo, Gianni, El fin de la modernidad. Barcelona, Gedisa, 1987. p. 9.
2
La idea del “Eterno retorno” es retomada y reflexionada por Vattimo con más profundidad en sus ensayos El
nihilismo y el problema de la temporalidad y La visión del mundo de Nietzsche.
3
Cf. Carta sobre el humanismo de Martín Heidegger y Más allá del bien y el mal de Nietzsche.
4
Vattimo, Gianni, op. cit. p. 9
5
Cf. ¿Qué es la Ilustración? e Ideas para una historia universal en clave cosmopolita de Immanuel Kant
6
Vattimo, Gianni, op. cit. p. 10

3
filósofos de la escuela de Frankfurt, especialmente Horkheimer y Theodor W. en su
Dialéctica del iluminismo.

Esta idea de “superación” imperante en la filosofía moderna, dice Vattimo: “concibe el


curso del pensamiento como un desarrollo progresivo con lo cual lo nuevo se identifica con
lo valioso”7. Este será un punto clave en la manera como Vattimo diferenciará la condición
moderna de la condición posmoderna, pues mientras en la modernidad la “novedad” y el
desarrollo científico-tecnológico serán el estandarte propiamente humano; en la
posmodernidad este mismo “progreso” se volverá una mera “rutina” necesaria para seguir
satisfaciendo la necesidad de novedad que exigen los consumidores: “Ahora en la sociedad
de consumo, la renovación continua está fisiológicamente exigida para asegurar la pura y
simple supervivencia del sistema; la novedad nada tiene de „revolucionario‟, ni de
perturbador, sino que es aquello que permite que las cosas marchen de la misma manera”8.

. La obsesiva búsqueda de progreso propia de la modernidad persigue un constante deseo


de “apropiación” del fundamento metafísico que rige la finalidad a la cual tiende la historia.
Sin embargo, dice Vattimo, “precisamente la noción de fundamento… es puesta
radicalmente en tela de juicio por Nietzsche y por Heidegger”9. Es precisamente en este
punto donde Vattimo asegura que ambos pensadores pueden ser considerados “filósfos de
la posmodernidad”, pues precisamente lo que ellos han hecho no es solamente una crítica
del fundamento, sino más bien una superación de este. Heidegger y Nietzsche, al parecer de
Vattimo, iniciaron un proceso de “desprendimiento” de la modernidad para el mundo
occidental; ellos destruyeron la idea de fundamento metafísico fuerte en el desarrollo
histórico y, por ende, la justificación ontológica de un progreso y una finalidad en la
historia.

7
Gianni Vattimo, op. cit. p. 10
8
Ibid. p. 14
9
Idem.

4
2. Origen de la visión histórica moderna: La secularización del pensamiento
judeocristiano.

Para superar del todo a la modernidad y darle fin a su visión histórica es necesario conocer
los orígenes de esta forma de pensar el paso de la humanidad por el mundo. Vattimo
retomando las ideas ya expuestas anteriormente por Lyotard10considera que los filósofos
ilustrados secularizaron la visión judeocristiana de la historia como “historia de la
salvación”. En esta visión de la historia el desarrollo humano tiene un inicio (creación), un
problema histórico que atañe a toda la humanidad y que es necesario resolver (pecado y
caída), un medio por el cual superar dicho problema alcanza su solución y concede sus
beneficios a toda la humanidad (redención) y, además, una finalidad a la cual tiende (juicio
final); por tanto, la modernidad no hace otra cosa más que desarrollar mediante términos
terrenales las especulaciones teológicas ya hechas por los cristianos durante el periodo
patrístico11. La visión moderna de la historia fundada en la concepción cristiana le confiere
una “dimensión ontológica” a la historia y da un significado determinante a la acción
humana en el decurso de los acontecimientos. La Ilustración resulta hacer una “metafísica
de la historia” que promete, de manera “mesiánica”, que el progreso moral y el desarrollo
científico-tecnológico llevará a la humanidad a un periodo de felicidad y plenitud, que es el
fin al que tiende la historia humana12.

3. La Posmodernidad: Experiencia del “fin de la historia”.

Una vez explicados los orígenes tanto de la modernidad como los de la posmodernidad, y
de establecidas las diferencias de la una con la otra, Vattimo da un nuevo paso al afirmar
que la posmodernidad, con respecto a la modernidad, no es solamente una novedad o una
superación, sino más bien una destrucción. Lo anterior se debe a que la posmodernidad será
una experiencia del “fin de la historia”, algo que, como ya dijimos anteriormente, ya había
sido expuesto por Lyotard en su idea de el fin de los “grandes relatos”.13

10
Cf. Lyotard, Jean-François, “Misiva de la historia universal” en La posmodernidad (explicada a los niños).
Barcelona, Gedisa, 1987. p. 33ss.
11
Cf. San Agustín de Hipona, La ciudad de Dios. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1993.
12
Cf. Lyotard, Jean-François, op. cit.
13
Idem.

5
Sin embargo, la novedad de Vattimo es que para él el fin de la historia no significa
solamente el desmantelamiento de los meta-relatos impuestos por la modernidad, sino que
también significa el fin de la “historicidad”, entendiendo por ésta “un determinado modo de
tener consciencia de que formamos parte de este proceso (el histórico)”14, propia del
inconsciente y el imaginario de la mentalidad moderna. Este fin de la consciencia de
historicidad en la mentalidad del individuo surge porque en la actualidad la sociedad y su
desarrollo se perciben más como un estar “estancado” en lugar de un proceso y, por tanto,
pierde su dimensión histórica como un estar “en camino a” y se convierte sólo en un
conjunto de acontecimientos y eventos caóticos sin ningún fin ni ninguna aspiración.

El optimismo ilustrado solo llevó a decepciones y tragedias históricas, como bien lo


expusieron Horkheimer y Theodor15, por tanto el individuo posmoderno ya no vive
esperanzado en la técnica y la ciencia. La idea de progreso se ha esfumado, la novedad se
ha convertido en algo rutinario, en pocas palabras, la actualidad ya no se desarrolla en la
historia; es el fin de la historia porque ya no hay consciencia histórica en el individuo:

Lo que caracteriza en cambio el fin de la historia en la experiencia posmoderna es la


circunstancia de que, mientras en la teoría la noción de historicidad se hace cada vez más
problemática, en la práctica historiográfica y en su autoconciencia metodológica, la idea
de una historia como proceso unitario se disuelve y en la existencia concreta se instauran
16
condiciones efectivas que le dan una especie de inmovilidad realmente no histórica.

Dado lo anterior, la existencia humanidad se desarrollará ahora (si se me permite usar la


expresión) en nuevas condiciones de “no historicidad” o, como dice Vattimo, en condiciones
de “posthistoricidad”. Esto quiere decir, que el hombre posmoderno que ha perdido la
consciencia y la “ilusión” de encontrarse sumergido en un desarrollo y entramado histórico,
ahora vivirá su existencia sin tenerla en cuenta como parte de un desarrollo unitario y
totalizante de toda la humanidad, sino más bien, como una existencia más con una “historia
más” al igual que muchas otras existencias con muchas otras historias individuales. La
historia queda fragmentada y supeditada al individuo, y no a un fin teleológico; pero, en

14
Vattimo, Gianni, op. cit. p. 13.
15
Horkheimer y Theodor W., op. cit.
16
Vattimo Gianni, loc. cit.

6
palabras de Vattimo, ni siquiera a esto queda reducida la historia, simplemente ya no hay
historia. La pluralidad de historias anula la “historia” propiamente dicha, la pluralidad de
historias solo son eventos y acontecimientos fortuitos.

4. La condición posmoderna: El nihilismo consumado.

Como ya dijimos anteriormente en la sociedad actual “el progreso se convierte en rutina” y


la innovación continua de la tecnología solamente obedece a los patrones de consumismo
para satisfacer las exigencias de las pseudo-necesidades las nuevas generaciones y para
mantener el sistema de manera inalterable. Toda experiencia de la realidad quera reducida a
una experiencia de “imágenes”: Las relaciones interpersonales se desarrollan a través de la
pantalla, ya sea laborales, escolares o de amistad; la información se adquiere por medio de
la programación televisiva; y no existe un encuentro personal, “cara a cara”, con la realidad
del mundo si no es a través de estos medios.

“El ideal del progreso es algo vacio”, dice Vattimo y continúa, “y su valor final es el de
realizar condiciones en que siempre sea posible un nuevo progreso”17, esto necesariamente
lleva a un regreso al infinito interminable y, por tanto, a volver constantemente rutina el
progreso; esa es la actual condición posmoderna.

“La historia contemporánea”, dice Vattimo, “es la historia de la época en la cual todo,
mediante el uso de los medios de comunicación, sobre todo la televisión, tiende a achatarse
en el plano de la contemporaneidad y la simultaneidad, lo cual produce así una
deshistorización de la experiencia”18; esto, que ya lo habíamos hecho notar, es una
consecuencia inmediata de la condición posmoderna, pero que se derivó inevitablemente de
los efectos generados por todo el movimiento ilustrado y de la modernidad en cuanto tal,
tema que tendría que ser tratado en otro ensayo particular.

Vattimo considera que en la posmodernidad “se anuncia para el hombre una posibilidad
diferente de existencia”19. En este punto estoy de acuerdo con Vattimo, aunque me parece
que lo enuncia con un tono un tanto “optimista”, cuando, según la descripción hecha por él
del hombre posmoderno, yo no encuentro algún elemento esperanzador para que ésta
17
Vattimo, Gianni, op. cit. p. 15.
18
Ibid. p. 17.
19
Ibid. p. 18.

7
“diferente forma de existencia” sea además de existencia una mejor forma de vida.
Definitivamente diferente lo es, pero la ahistoricidad parece quitarle al hombre un rasgo
esencial de lo que lo constituía propiamente hombre. Mi opinión tal vez pueda parecer tener
una carga un tanto hegeliana o kantiana, pero no es que yo esté apelando a una “antropología
normativa” de cómo es que “debe” ser el hombre, más bien sugiero que la historicidad ha
sido la forma en la que el hombre se ha desarrollado (si se me permite usar la palabra)
durante toda su existencia en el mundo y ahora al negársela, y con ello la noción de
desarrollo y progreso, el hombre se ha convertido en un simple parásito del mundo.

Vattimo, por su parte, insiste en que la condición posmoderna es condición de posibilidad y


chanse positiva para una nueva forma de existencia (¿vida?) humana, la cual parece sugerir
que será mejor que la de la humanidad moderna. Este tipo de promesas ofrecidas por
Vattimo, a mi parecer son un tanto descuidadas, puesto que lo ponen en peligro de caer en lo
mismo que él está enfrentando (o al menos hace creer que está enfrentando), esto es el
optimismo ilustrado y su falsa idea de progreso y esperanza en una finalidad histórica feliz y
plena para el ser humano. Del mismo modo, parece que Vattimo sugiere este “chanse
positivo” basándose en la teoría Nietzscheana de un “nihilismo positivo y activo”; si bien es
cierto que la humanidad posmoderna está hundida en un profundo nihilismo (el último
hombre de Nietzsche), esto no nos debe llevar a suponer que Nietzsche de una manera
“profética” al anunciarnos la venida del “Superhombre” acertó de manera definitiva y, la
condición posmoderna, sea precisamente la condición de posibilidad para el advenimiento
de ese Superhombre20.

La posmodernidad será pues, la edad posmetafísica:

En ella no todo se acepta como camino de promoción de lo humano, sino que la capacidad de
discernir y elegir entre las posibilidades que la condición posmoderna nos ofrece se construye
únicamente sobre la base de un análisis de la posmodernidad que la tome en sus características
propias, que la reconozca como campo de posibilidades y no la conciba como el infierno de la
negación de lo humano.21

20
Cf. Nietzsche, “Del hombre superior” en Así habló Zaratustra. Madrid, Alianza, 1997. p. 389ss.
21
Vattimo, Gianni, op. cit. p. 19.

8
De esta manera Vattimo intenta defender con uñas y dientes a la posmodernidad como
apertura plena de posibilidades para el desarrollo o, al menos, una nueva forma de lo
humano; negando la visión pesimista de la posmodernidad como estancamiento de la
humanidad y de todas sus posibilidades.

5. La muerte de la filosofía de la historia: La disolución de la historia como


ruptura de la unidad.

Según Vattimo en el pensamiento actual ya no podemos hablar de que exista una filosofía de
la historia propiamente dicha, y ésta se encuentra acompañada por la ausencia también de la
historiografía. Por tanto, dice Vattimo, la disolución de la historia se ha dado no solamente
en la práctica actual, es decir, en el modo de vivir del ser humano, sino también en la
consciencia metodológica propia del historiador. La disolución de la historia es una “ruptura
de la unidad” que proponían las metafísicas de la modernidad. El hombre posmoderno se ha
percatado de que la historia es “fragmentaria”; la historia es en realidad una pluralidad de
historias, cada acontecimiento es una historia entre muchas otras, pero no existe una historia
como unidad que englobe todas las historias.

Vattimo sugiere (seguramente retomando a los hermeneutas y, tal vez, a los filósofos
analíticos, a los cuales no cita) que la imagen unitaria de la historia ha surgido a partir de
nuestro propio imaginario, condicionada por las reglas de “un género literario”, es decir, la
historia resulta ser precisamente eso “una historia”, una narración , un relato fantástico que
engloba la totalidad de los relatos o, al menos, los más importantes acontecimientos de los
mismos; esa sería la labor que cumple el historiador.22

Posteriormente Vattimo hace referencia al carácter ideológico de la historia propuesto por


Bejamin en sus Tesis de filosofía de la historia, como un complemento a las ideas ya antes
expuestas por él, y desarrolla la idea de la “historia de los vencedores” como una de las
formas en las que el imaginario humano se crea para sí mismo “un proceso histórico… como
un curso unitario dotado de coherencia y racionalidad”23; esto, dice Vattimo, legitima el

22
Vattimo, Gianni, op. cit. p. 16.
23
Idem.

9
poder de los vencedores sobre los vencidos (lo cual nos hace recordar la idea de Foucault
acerca del discurso histórico como medio de legitimar las estructuras de poder vigentes)24.

La disolución de la historia, concluye Vattimo, ha hecho imposible la realización de una


nueva “historia universal”, lo cual no solamente invalida la idea de un curso unitario
efectivo de los acontecimientos, sino que también imposibilita una historia universal como
historiografía:

Pero si no hay una historia unitaria, portadora de la esencia humana y si sólo existen las
diversas historias, los diversos niveles y modos de reconstrucción del pasado en la
conciencia y en la imaginación colectiva, es difícil ver hasta qué punto la disolución de la
historia como diseminación de las “historias” no es también propiamente un verdadero fin
de la historia como tal, de la historiografía como imagen, por más abigarrada que sea de
un curso unitario de acontecimiento, el cual también pierde toda consistencia
reconocible.25

Ante esto Vattimo nos ofrece una nueva concepción epistémica de la verdad que, por cierto,
ya había sido expuesta anteriormente de un modo bastante similar por Nietzsche26: La
posmodernidad es “abrirse a una concepción no metafísica de la verdad, que la interprete, no
tanto partiendo del modelo positivo del saber científico como, partiendo de la experiencia
del arte y del modelo de la retórica”27. “La verdad es (finalizará Vattimo), probablemente,
una experiencia estética”28.

Son con estas consideraciones con las cuales Vattimo concluye la introducción a su libro El
fin de la modernidad, en las cuales queda plasmada de una manera concisa, sistemática y
resumida su filosofía de la historia que, según parece, no agrega mucho a lo ya antes dicho
por Foucault, Nietzsche, Heidegger, Benjamin y, por supuesto, la escuela de Frankfur.

24
Foucault, Michel, “Nietzsche, la Genealogía, la Historia” en Microfísica del poder. Madrid, La piqueta,
1992.
25
Vattimo, Gianni, op. cit. p. 16.
26
Cf. Nietzsche, Verdad y Mentira en sentido extramoral. Madrid, Alianza, 1997.
27
Vattimo, Gianni, loc. cit.
28
Vattimo, Gianni, op. cit. p. 20

10
Conclusión.

En este trabajo logramos distinguir todas las propuestas expuestas por Vattimo en su
introducción a El fin de la modernidad: Analizamos la idea de superación de la modernidad
a partir de los pensamientos de Heidegger y Nietzsche, después explicamos el por qué del
origen judeocristiano de la visión de la historia de la modernidad, posteriormente analizamos
ya propiamente dicha a la posmodernidad en cuanto disolución de la historia como unidad,
para finalmente comprender las consecuencias que tiene esta ruptura de la historia en el
quehacer historiográfico. Del mismo modo pudimos contrastar las tesis de Vattimo con otros
pensadores posmodernos directamente anteriores a él, logrando de este modo precisar el
origen de muchas de sus ideas.

Ahora bien, acerca de las tesis posmodernas debemos decir que son la consecuencia directa
no solamente de las críticas hechas a la modernidad por parte de los “filósofos del martillo”,
sino más aún, la posmodernidad es una derivación de la propia modernidad y su optimismo
ilustrado. La fe en las ciencias y en la técnica que profesó el pensamiento europeo llevó a la
humanidad entera a un verdadero “eterno retorno” donde el mismo “progreso” tecnológico
ha puesto en peligro la estabilidad del planeta entero, viéndose en la necesidad de crear
nuevas tecnológicas para confrontar los desastres provocados por las anteriores. Antes esto
el hombre posmoderno ha perdido toda esperanza de bienestar provenido por la técnica y se
ha resignado a vivir de manera modesta y cómoda por medio del consumismo y los medios
audiovisuales.

La ruptura histórica propuesta por los posmodernos era inevitable, después de Nietzsche y
Foucault quedó eliminada toda posibilidad de un nuevo fundamento metafísico para
guiarnos en el desarrollo histórico. Sin embargo, los posmodernos no deben intentar vender
la idea de que la posmodernidad es la que nos llevará a la felicidad, cuando en realidad lo
único que impera es el nihilismo, el pesimismo, la sumisión y la resignación ante las
estructuras de poder.

11
Bibliografía.

Foucault, Michel, Microfísica del poder. 3ª ed., Trad. de Julia Varela y Fernando Alvarez-
Uría. Madrid, Piqueta, 1992. 189 pp.

Heidegger, Martín, Carta sobre el humanismo. Trad. de Helena Cortés y Arturo Leyte.
Madrid, Alianza, 2000.

Horkheimer, Max y Adorno, Theodor, Dialéctica del iluminismo. 3ª ed., Trad. y introd. de
Juan José Sánchez. Valladolid, Simancas, 1998. 303pp.

Kant, Immanuel, Filosofía de la historia. [Extraído de copias sin datos específicos de pie de
imprenta].

Lyotard, Jean-François, La pormodernidad (explicada a los niños). 3ª ed. Barcelona,


Gedisa, 1987.

Nietzsche, Friedrich, Así habló Zaratustra. 7ª reimp., Trad. Introd. y notas de Andrés
Sánchez Pascual. Madrid, Alianza, 2004. 498 pp.

Nietzsche, Friedrich, Más allá del bien y el mal. 5ª ed. Madrid, Alianza, 2002.

Nietzsche, Friedrich, Verdad y mentira en sentido extramoral. 2ª ed. Madrid, Alianza,


2001.

San Agustín de Hipona, La ciudad de Dios. 4ª ed. Madrid, Biblioteca de Autores cristianos,
1993.

Vattimo, Gianni, Diálogos con Nietzsche. Trad. de Carmen Rivera, Introd. de Mario
Eskenazi. Barcelona, Paidos, 2002. 305 pp.

Vattimo, Gianni, El fin de la modernidad. 2ª ed., Trad. de Alberto L. Bixio. Barcelona,


Gedisa, 1987. 160 pp.

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