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Los animales reciben y procesan constantemente la información

proveniente del medio externo y del medio interno de su organismo.


La interpretación correcta de esta información es indispensable para
el desarrollo de actividades como la búsqueda de alimento, de pareja
o de protección, y para mantener el correcto funcionamiento del
cuerpo.

Para captar la información, los organismos cuentan con células


especializadas en la recepción de estímulos, llamadas receptores
sensoriales.
Los receptores sensoriales trabajan bajo los mismos principios:

• Excitabilidad: Es la capacidad que tienen los receptores de traducir los


estímulos al lenguaje del sistema nervioso: los potenciales de acción. Este
proceso, es conocido como transducción, implica la apertura de canales
iónicos de la membrana celular de las neuronas sensitivas.

• Selectividad: Hace referencia a que los receptores reaccionan de


diferente forma frente a los estímulos, de manera que cada receptor no
produce impulsos nerviosos ante todos los estímulos.

• Sensibilidad: se refiere a que los receptores tiene la capacidad de


amplificar los estímulos. Pueden recibir estímulos muy leves, con muy
poca energía y, gracias a procesos intracelulares, convertirlos en impulsos
nerviosos con mucha más energía.

• Adaptabilidad: se refiere a la disminución de la cantidad de impulsos


nerviosos que producen los receptores frente a estímulos continuos.
CLASIFICACIÓN SEGÚN SU
UBICACIÓN.

1. EXTERORRECEPTORES.

2. PROPIORRECEPTORES.

3. INTERORRECEPTORES.
EXTERORRECEPTORES
 Entregan información acerca del ambiente
externo.

 Gracias a ellos los seres vivos pueden


orientarse en sus desplazamientos,
reconocer alimento, encontrar pareja,
aprender, conocer el entorno, etc.

 Generalmente las sensaciones


exterorreceptivas provienen de la
superficie del cuerpo.
PROPIORRECEPTORES
 Informan acerca de la orientación del
cuerpo en el espacio y de la posición
de los miembros.
 Se encuentran en el interior de los
músculos, tendones y articulaciones.
 Los canales semicirculares del oído son
los órganos propiorrceptores más
importantes en muchos vertebrados.
INTERORRECEPTORES

 Se localizan en el interior de los


órganos del cuerpo.

 Son afectados por los cambios


fisiológicos de las condiciones
internas como pH, temperatura,
presión osmótica, etc.
Según el tipo de estímulo que detectan, los receptores se
clasifican en:
• Mecanorreceptores. Responden a estímulos mecánicos como el tacto,
la presión, la vibración o la rotación de las partes del cuerpo. Se
relacionan con la postura corporal, la coordinación de los movimientos,
el funcionamiento de órganos internos como la vejiga y el útero, la
identificación y el tamaño de los objetos, y la respuesta ante estímulos
que generan dolor. Se encuentran ampliamente distribuidos por el
cuerpo (la piel) debido a la diversidad de funciones que realizan.

2. Quimiorreceptores. Se especializan en recibir información acerca del


ambiente químico que rodea el organismo. Se relaciona con los
sentidos del gusto y del olfato, y con el control de algunas condiciones
internas del organismo, como los niveles de dióxido de carbono y de
glucosa en la sangre. En la mayoría de los vertebrados se encuentran
localizados en órganos especializados como la nariz y la lengua. Los
insectos poseen quimiorreceptores en toda su superficie corporal.
2. Fotorreceptores. Se especializan en captar estímulos lumínicos.
Los fotopigmentos reaccionan ante la luz, y hacen que los canales
iónicos de los receptores se abran; de esta forma se genera el
potencial de acción.

4. Termorreceptores.
Termorreceptores Estos receptores se encuentran en la piel de
los animales y se especializan en detectar estímulos térmicos, de
modo que producen reacciones frente a variaciones de
temperatura.
Durante el proceso de evolución, desde los organismos más sencillos,
como las hidras y los gusanos planos, hasta los más complejos,
como el ser humano, los receptores sensoriales se han organizado y
agrupado en estructuras conocidas como órganos de los sentidos.

Los órganos de los sentidos son mucho más eficientes y precisos en la


percepción de los estímulos que los receptores sensoriales aislados y
dirigen con gran precisión el estímulo hacia las superficies
receptores. Los cinco órganos responsables de la detección de los
principales tipos de estímulos son: la nariz, la lengua, la piel, el oído y
los ojos.
Los receptores olfativos son neuronas cuyas dendritas terminan en
pelos olfativos protegidos por moco, mientras que sus axones se
prolongan hasta el bulbo olfatorio de la corteza cerebral.
Los quimiorreceptores del olfato se hallan en la pituitaria
amarilla, que ocupa la parte superior de las fosas nasales.
La parte inferior se halla recubierta por la pituitaria roja,
una mucosa con numerosos vasos sanguíneos que
calientan el aire inspirado.
En la pituitaria amarilla o membrana olfatoria se distinguen
tres capas de células: las células de sostén, las células
olfatorias y las células basales. Las olfatorias son células
nerviosas receptoras de los estímulos químicos
provocados por los vapores.

Para estimular las células olfatorias es necesario que las


sustancias sean volátiles, es decir, han de desprender
vapores que puedan penetrar por las fosas nasales, y que
sean solubles en agua para que se disuelvan en el moco y
lleguen a las células olfatorias.
El sentido del gusto se localiza en la lengua gracias a la presencia de
unas estructuras que se encuentran sobre la superficie, conocidas como
papilas gustativas,
gustativas dentro de las cuales se encuentran los botones
gustativos.
gustativos
Las distintas impresiones
de la piel son transmitidas
por los diferentes receptores
a la corteza cerebral, donde
se identifican y se discriminan
para producir una respuesta
adecuada.
CORPUSCULOS TACTILES pueden ser terminaciones nerviosas libres o
terminaciones nerviosas encapsuladas. Son sensibles al contacto porque los
pelos, al rozar con los objetos, estimulan las terminaciones sensitivas. Las
libres también se encargan de percibir las sensaciones de dolor, ya que son
muy abundantes en la piel (170 por cm2).
Corpúsculos de Meissner: sensibles al contacto, son muy abundantes en las
yemas de los dedos y en la punta de la lengua. Nos permiten saber la
superficie y la extensión de los cuerpos.
Corpúsculos de Pacini: están en la parte más profunda de la dermis y son
sensibles alas deformaciones de la piel, es decir, a las fuerzas ejercidas sobre
ella.
Corpúsculos de Krause: están en la superficie de la dermis y son sensibles a
las bajas temperaturas, por lo que a ellos se debe la sensación de frío.

Corpúsculos de Ruffini: se localizan a mayor profundidad que los


corpúsculos de Krause y son sensibles a los aumentos de temperatura, por lo
que se encargan de la sensación de calor.
Al no ser tan numerosos, la sensación de calor se percibe más lentamente que
la sensación de frío. Este es el motivo por el cual puede ser bastante fácil que
te quemes al sol si no actúas con precaución.
Es posible diferenciar en el oído tres sectores: el oído externo, el oído medio y
el oído interno.

• El oído externo está compuesto por la oreja o pabellón auditivo y el canal


auditivo. Estas dos estructuras son responsables de conducir las ondas
sonoras hacia una membrana timpánica.

• El oído medio está compuesto por el tímpano, la trompa de Eustaquio y tres


pequeños huesos: el martillo, el yunque y el estribo. El tímpano es una
membrana delgada que vibra como respuesta a las ondas sonoras que llegan
a través del canal auditivo. El tímpano transmite la vibración a los tres
huesos, los cuales la amplifican y luego lo envían al oído interno a través de
la ventana oval. Transformar las ondas sonoras en vibraciones y transmitirlas
al oído interno.
• El oído interno está formado por la cóclea y el sistema vestibular. En estas
dos estructuras se encuentran las células ciliadas sensitivas (que forman el
órgano de Corti), que son los mecanorreceptores encargados de
transformar las vibraciones y la presión en potenciales de acción. Dentro del
oído interno, las ondas se desplazan en un medio líquido, a diferencia de las
otras partes del oído, donde las ondas se desplazan a través del aire.
 En el oído interno existe una cavidad en forma de espiral, el caracol
auditivo o cóclea, separada del oído medio por la ventana oval. En el
caracol o cóclea se encuentra El órgano de Corti

La audición o sensación sonora se produce a partir de una vibración.


Cuando el pabellón auricular recoge las ondas sonoras, estas se reflejan en
sus pliegues y penetran en el conducto auditivo externo hasta que chocan
con el tímpano. Esta membrana empieza a vibrar con una determinada
frecuencia e intensidad. La cadena de huesecillos del oído medio amplían
este movimiento vibratorio y lo transmiten a la ventana oval, ya en el oído
interno.
Aquí, la energía mecánica de las ondas sonoras se transforma en energía
eléctrica gracias a que las fibras del nervio auditivo estimulan el órgano de
Corti, ubicado en el caracol, y transmiten la sensación auditiva al cerebro.
En el oído interno también se encuentran tres canales semicirculares y
dos cámaras, conocidas como utrículo y sáculo.
sáculo Los canales
semicirculares, que están llenos de líquido, cuentan en sus extremos
con un conjunto de pelos sensitivos embebidos en una masa
gelatinosa conocida como cúpula. Cuando la cabeza se mueve, el
líquido se desplaza y provoca una inclinación de los pelos sensitivos,
lo cual dispara un potencial de acción. Cuando el movimiento se
detiene, el líquido se mueve en sentido contrario. De esta manera,
se informa al cerebro sobre el comienzo y el fin de un
desplazamiento.

En el utrículo y en el sáculo también se encuentra un conjunto de pelos


sensitivos sobre los cuales descansan unas “piedras” llamadas
otolitos, que informan al cerebro sobre la gravedad y posición de la
cabeza.
El ojo se encuentra formado por tres membranas: la esclerótica,
esclerótica que lo
rodea y lo protege; la coroides,
coroides una capa oscura y vascularizada que
nutre la retina y la retina,
retina en esta última es donde se encuentran las
células fotorreceptoras, los conos y los bastones.
La luz penetra al ojo a través de la córnea, luego atraviesa el humor
acuoso y la pupila, que está dilatada o contraída según la intensidad de
luz, para llegar finalmente al cristalino, el cual refracta la luz y la dirige a
la retina,
retina donde se forma una imagen invertida, pero de igual tamaño a
la que se está observando. La imagen es detectada por los
fotorreceptores y convertida en impulsos nerviosos que viajan por el
nervio óptico.

El enfoque de imágenes cercanas o lejanas ocurre por cambios en el


cristalino, proceso llamado acomodación.
acomodación Cuando se enfoca un objeto
lejano, el músculo circular que rodea el cristalino se relaja para que el
cristalino se estire y se aplane y proyecte la imagen justo en la retina.
Por otro lado, cuando se enfoca un objeto cercano, el músculo del
cristalino se contrae y el cristalino toma una forma más redondeada.

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