Francisco Martínez A.
Mayo 2010
Damos inicio con una simple
oración en la cual le
regalamos nuestro corazón:
Oh María, oh dulcísima, oh
dueña mía!. Vengo a
entregarte lo poco que poseo
yo, pues sólo tuyo soy para
que lo pongas en oblación
ante el Trono de nuestro
Señor. Te doy mi voluntad,
para que no exista más y sea
siempre la Voluntad del Padre
Celestial. Amén
Meditad profundamente
la oración que os brindo
Oración al Inmaculado
Corazón de María.
Santa María,
¡Madre de Dios y
Madre mía! Eres
más madre que
todas las madres
juntas: cuídame
como Tú sabes.
Grábame, por favor,
estas tres cosas
que dijiste :
"NO TIENEN VINO":
presenta siempre a tu Hijo
mis necesidades y las de
todos tus hijos.
"HACED LO QUE ÉL OS
DIGA":
dame luz para saber lo que
Jesús me dice, y amor
grande para hacerlo
fielmente.