BOTULISMO
• ANTRAX ESTAFILOCOCICA
• TULAREMIA, DIFTERIA CUTANEA
• PESTE, ESPOROTRICOSIS
• LOXOCELISMO, OFIDISMO
• VASCULITIS
• ULCERA “CHANCROIDE”
Ántrax cutáneo
La enfermedad en la piel es la manifestación más común del ántrax. Entre 1 y 7 días
después de que se inoculan las esporas en la piel, se desarrolla una pápula pequeña.
Durante los siguientes 3 a 4 días, la lesión progresa para convertirse en una vesícula de
1 a 3 cm de diámetro. Con frecuencia un eritema o un edema no erosionado rodea la
vesícula. Inicialmente, el líquido vesicular es seroso y contiene un gran número de
microorganismos.
A pesar del eritema y la inflamación, las lesiones no son dolorosas, pero
pueden ser ligeramente pruríticas. Una linfangitis, linfadenopatía, fiebre y
malestar pueden acompañar la infección de la piel. Después de varias
semanas se seca la lesión en la piel y se forma una cicatriz permanente.
Las lesiones se presentan principalmente en las regiones expuestas del
cuerpo. Los brazos son el sitio más frecuente de infección; la cara y el
cuello también se ven comúnmente afectados.
Sobre la inhalación de ántrax
1. La primera fase se presenta como un síndrome de tipo viral. No hay
faringitis o rinitis, pero se puede describir pesadez en el tórax. El tratamiento
suele evitar la segunda fase letal.
2. La segunda fase se presenta después de un breve período asintomático y
puede incluir:
a) La aparición repentina de insuficiencia respiratoria grave, fiebre,
taquicardia y taquipnea.
b) Hay estertores en el examen torácico. La radiografía torácica muestra un
mediastino expandido con frecuencia con efusiones pleurales.
c) La toracentesis revela líquido hemorrágico que es positivo para Bacillus
anthracis en la tinción de Gram y el cultivo.
d) Confusión en la mitad de los casos y el líquido cefalorraquídeo contiene
leucocitos polimorfonucleares y es positivo para B. anthracis en la tinción
de Gramy el cultivo.
e) En la etapa terminal, los cultivos de sangre son positivos para bacilos de
ántrax. La muerte sigue 24 horas después y puede presentarse ―a mitad de
una frase‖.
Evolución de los signos en las radiografías de tórax en un paciente con
carbunco por inhalación. Los signos evolucionaron desde un sutil refuerzo
hiliar y un infiltrado perihiliar en el lado derecho hasta un creciente
ensanchamiento del mediastino, infiltración perihiliar notable, "manguitos"
peribronquiales y broncogramas aéreos.
P RIMERA FASE
MEDIDAS GENERALES
• Vacuna
– Toxoide tetánico
– Unido a toxoide diftérico y componente Pertussis, se administra en Perú por
Programa en el PAI a los 2, 4, 6, 18 meses y 4 años
– Revacunación sólo con toxoides tetánico y diftérico en 1° año básico
– Idealmente revacunar cada 10 años
ANTIBIÓTICOS
Aunque no se ha demostrado su utilidad se administran antibióticos
para erradicar las células vegetativas, que constituyen la fuente de
la toxina. Se recomienda el empleo de penicilina (10 a 12 millones
de U diarias por vía intravenosa durante 10 días), aunque algunos
expertos prefieren el metronidazol (500 mg cada 6 h o 1 g
cada 12 h) debido a su excelente actividad antimicrobiana, a la
mayor tasa de supervivencia (en comparación con la penicilina)
observada en un ensayo no aleatorizado y a la ausencia de la
actividad antagonista del GABA detectada con la penicilina.
CONTROL DE LOS ESPASMOS MUSCULARES
Se han utilizado múltiples fármacos, solos y combinados, para tratar los
espasmos musculares propios del tétanos, que son dolorosos y ponen en
peligro la respiración al provocar laringoespasmo o contracción prolongada de
los músculos respiratorios.
El tratamiento ideal es aquél que anule la actividad espasmódica sin originar
sedación excesiva ni hipoventilación. Se ha extendido el uso del diazepam, una
benzodiazepina agonista del GABA. La dosis se ajusta en función del paciente y
algunos requieren dosis altas (250 mg/día). Otras opciones son el lorazepam,
de acción más prolongada, y el midazolam, de semivida breve. Los barbitúricos y
la clorpromazina se consideran fármacos de segunda línea.
MEDIDAS ADICIONALES
Al igual que los pacientes que reciben apoyo ventilatorio, los
pacientes con tétanos requieren vigilancia de la hidratación,
nutrición, fisioterapia, anticoagulación profiláctica, función
intestinal, vesical y renal, prevención de las úlceras de decúbito
y tratamiento de las infecciones interrecurrentes.
SYSTEMIC INFECTIONS
The rare but definite association between Bacillus spp. and
deep infection have been recognized for over 4 decades
All the definite infections were caused by B. cereus, whereas
70% of the possible and only 45% of the nonsignificant isolates
were B. cereus. The most common feature in true Bacillus spp.
bacteremia is the presence of an intravascular catheter,
particularly a surgically implanted catheter.
21 The largest number of the bloodstream isolates of Bacillus
are B. cereus, but other species such as B. licheniformis have
also been reported
CENTRAL NERVOUS SYSTEM INFECTIONS
Bacillus spp. usually enters the neuraxis through trauma or
surgery, particularly implantation of a CSF shunt.39 Removal
of the hardware is usually required to achieve a cure. Lumbar
puncture for diagnostic or therapeutic purposes can also lead
to Bacillus spp. meningitis. Brain abscess or encephalitis can
be found alone or in combination with meningitis.
RESPIRATORY INFECTIONS
Bacillus species are rarely the cause of pneumonia,
but there have been sporadic cases of severe
pneumonia associated with B. cereus. Detailed
evaluation of these strains has shown that they differ
from typical B. cereus strains by virtue of capsule
production and close genetic relatedness to B.
anthracis. The phylogenetic similarities within the B.
cereus group make it hard to tell if these should
properly be considered to be downgraded variants of
B. anthracis or are actually members of B. cereus
recently diverged from B. anthracis.
EYE INFECTIONS
Bacillus species, usually B. cereus, can cause a rapidly
destructive endophthalmitis, resulting from ocular trauma,
therapeutic injection or surgery, or hematogenous
dissemination. The latter route is usually in an injection drug
user. In animal models, the presence of toxins accounts for a
significant amount of tissue ocular destruction. A large
case series of Bacillus spp. endophthalmitis from India, mostly
but not entirely the result of trauma, has shown that
aggressive therapy combining vitrectomy, topical and
systemic antibiotics, and occasionally steroids could result in a
surprisingly good outcome.
SOFT TISSUE, SKIN, AND MUSCLE INFECTION
Bacillus spp. soft tissue and bone infection has been associated
with injuries and wounds, notably including those received in
motor vehicle accidents. In one series of Swedish orthopedic
patients with postoperative or post-traumatic wounds, about
one patient per month had Bacillus spp. obtained from
wounds, of which half were considered to represent moderate
to severe infections. Bacillus spp. was isolated from 25% of
patients with wound complications following total hip
arthroplasty, and these patients had a longer hospital stay than
other patients
Treatment
There is no specific treatment for the food poisoning syndromes
other than symptomatic measures. For deep tissue infections,
removal of prosthetic material, including infected intravascular
catheters, is vital to achieve cure.
Most Bacillus spp. isolates are susceptible to vancomycin,
clindamycin, fluoroquinolones, aminoglycosides, carbapenems
and, variably, penicillins and cephalosporins. B. cereus is often
resistant to all β-lactams (other than carbapenems), and serious
infections are best treated with vancomycin or clindamycin, with
or without an aminoglycoside.
Ciprofloxacin was the only drug uniformly active in vitro and
was effective in vivo in a series of children with B. sphaericus
bacteremia. The β-lactamase of B. cereus and several other
species of Bacillus spp. is a zinc-based enzyme that is
evolutionarily different from β-lactamases in other gram-
positive bacteria. Imipenem and some extended-spectrum
β-lactams such as mezlocillin seem to be active against almost
all Bacillus spp., despite the presence of a β-lactamase enzyme
in B. cereus and B. thuringiensis. For strains other than B.
cereus, various β-lactams are active in vitro but clindamycin is
less reliably active. Vancomycin appears to be active in vitro
against most Bacillus strains, but resistance via the VanA gene
cluster has been reported.
For native valve endocarditis, a long course of therapy has
been reported to be successful, and clindamycin has been
surprisingly effective in a few cases, despite its bacteriostatic
activity. For prosthetic valve disease, valve replacement is
usually performed. In some patients with deep infection,
removal of a device can be effective without antimicrobial
therapy and, in a small number of cases, no intervention was
needed to achieve a good outcome. Surgical drainage
and removal of necrotic debris or implanted devices is
important. In endophthalmitis, pars plana vitrectomy and
intravitreal antibiotics have been advocated. Bacillus spp.
keratitis is treated topically—for example, with a
fluoroquinolone. A good visual outcome is most likely
when the lesion is treated early and does not involve the
central part of the cornea
La toxina liberada en la herida se une
a las terminaciones de la neurona
motora periférica, penetra en el axón
y es transportada al soma neuronal
en el tronco encefálico y la médula
espinal mediante conducción
intraneuronal retrógrada. A
continuación, la toxina atraviesa la
sinapsis y se desplaza a las terminales
presinápticas, donde bloquea la
liberación de los neurotransmisores
inhibidores glicina y ácido
aminobutírico gamma (gamma-
aminobutyric acid, GABA) desde las
vesículas
El bloqueo de la liberación de neurotransmisores por parte de la tetanoespasmina,
una metaloproteasa de cinc, se basa en la escisión de sinaptobrevina, una proteína
esencial para lograr un funcionamiento apropiado del aparato de liberación de las
vesículas sinápticas. A medida que disminuye la inhibición, aumenta la frecuencia
de activación en reposo de la neurona motora alfa, lo que origina rigidez.