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A mediados de los años 50 surge un grupo de poetas que, sin

renunciar a la preocupación por los problemas humanos,


vuelve a preocuparse por el carácter artístico de la poesía.
Su obra se consolidará en la década de los 60

La generación del 50: de izquierda a


derecha, Carlos Barral, José Manuel
Caballero Bonald, Luis Marquesán,
Jaime Gil de Biedma, Ángel González y
Juan Ferraté, ante la tumba de Antonio
Machado en Colliure (Francia) en 1959.
 Influencia de los poetas sociales y Antonio Machado.
Conciben la poesía como un medio de conocimiento de la realidad y de
las vivencias personales, que permite alumbrar zonas oscuras del ser
humano y del mundo.
Sus temas se inclinan hacia el intimismo y la recreación de la
experiencia individual: de ahí la denominación de poesía de la
experiencia. Abordan aspectos cotidianos de su vida personal como: la
amistad, el trabajo, la infancia o adolescencia paradisíacas. Aunque en
ocasiones se les da un tratamiento distanciado, escéptico o irónico
Utilizan un estilo individual, en el que el humor, la ironía distanciadora
y los ecos de lecturas y canciones producen la sensación de una
conversación íntima y acogedora con el lector.
Se recupera el cuidado por la forma. Los poetas subrayan el valor de la
forma, del estilo y de la palabra poética, que vuelve a tener la
importancia que le habían dado los escritores de la generación del 27.
 Prefieren mostrar con bastante desnudez su intimidad y relatan sus amores
reales o fingidos sin ningún pudor.
Valoran más la palabra y buscan conseguir efectos de ambigüedad de lectura,
que pueden llegar al simbolismo y al irracionalismo. El lector intuye el poema.
Comenta Bousoño: “Yo diría que se busca la comprensión, pero las de aquellas
personas que sean sensibles al arte (y que no nos engañemos, resultan las
únicas que se acercan a una librería para comprar un libro de versos)”.
Concentración y tensión expresiva. Se busca a través de la naturalidad crear
un poema construido como un todo y que se mantenga una tensión desde el
principio al fin para lo que la rima desaparece y el ritmo del verso se hace más
libre. La estrofa casi se abandona.
Se sirven de la anécdota para que el poeta pueda exponer su subjetividad.
Son frecuentísimos los poemas en que se parte de las anécdotas, la
experiencia de la niñez y de la adolescencia.
 Hacen poesía ética o crítica, que gusta muchas veces de la sátira y la
autoironía.
Ángel González (Tratado de urbanismo, 1967)
Jaime Gil de Biedma (Poemas póstumos, 1968)
Carlos Barral (Diecinueve figuras de mi historia civil (1961)
Claudio Rodríguez (Don de la ebriedad, 1953)
José Agustín Goytisolo (Salmos al viento, 1958)
Jose Ángel Valente (La memoria y los signos, 1966)
Francisco Brines (Las brasas, 1960)
Alfonso Costafreda (Ocho poemas, 1951)
José Manuel Caballero Bonald (Memorias de poco tiempo, 1954)

A varios de ellos les une una estrecha de amistad, el hecho de haber sido niños de
la guerra y haber vivido la etapa más dura de la posguerra.

Todos ellos conciben la poesía como experiencia, es decir, se defiende el carácter


autónomo del poema y la no existencia de un conocimiento previo del material de
la experiencia –de la realidad vivida- hasta que se va componiendo el poema. El
acto poético hace conocer al poeta una experiencia que desconocía.
Su obra está basada en experiencias personales evocadas desde la distancia
que impone el tiempo. Su subjetivismo responde a un yo inmerso en una
época, reflejada también en el poema. “En mi poesía”, según él, “no hay más
que dos temas: el paso del tiempo y yo”. El distanciamiento, la ironía, el
desdoblamiento y su preocupación por el estilo caracteriza sus poemas.
Contra Jaime Gil de Biedma
De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso, y que tu encantadora
dejar atrás un sótano más negro sonrisa de muchacho soñoliento
que mi reputación —y ya es decir—, —seguro de gustar— es un resto penoso,
poner visillos blancos un intento patético. Mientras que tú me miras con tus ojos
y tomar criada, de verdadero huérfano, y me lloras
renunciar a la vida de bohemio, y me prometes ya no hacerlo.
si vienes luego tú, pelmazo, Si no fueses tan puta!
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes, Y si yo supiese, hace ya tiempo,
zángano de colemena, inútil, cacaseno, que tú eres fuerte cuando yo soy débil
con tus manos lavadas, y que eres débil cuando me enfurezco...
a comer en mi plato y a ensuciar la casa? De tus regresos guardo una impresión confusa
Te acompañan las barras de los bares de pánico, de pena y descontento,
últimos de la noche, los chulos, las floristas, y la desesperanza
las calles muertas de la madrugada y la impaciencia y el resentimiento
y los ascensores de luz amarilla de volver a sufrir, otra vez más,
cuando llegas, borracho, la humillación imperdonable
y te paras a verte en el espejo de la excesiva intimidad.
la cara destruida, A duras penas te llevaré a la cama,
con ojos todavía violentos como quien va al infierno
que no quieres cerrar. Y si te increpo, para dormir contigo.
te ríes, me recuerdas el pasado Muriendo a cada paso de impotencia,
y dices que envejezco. tropezando con muebles
Podría recordarte que ya no tienes gracia. a tientas, cruzaremos el piso
Que tu estilo casual y que tu desenfado torpemente abrazados, vacilando
resultan truculentos de alcohol y de sollozos reprimidos.
cuando se tienen más de treinta años, Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!
Nació en Oviedo. Cuenta con una obra poética muy amplia, entre la que
destacan títulos como Áspero mundo (1956), Tratado de urbanismo (1967),
Prosemas o menos (1985), Otoños y otras luces (2001). Buena parte de su obra
está recogida en el volumen titulado Palabra sobre palabra (1977).
Junto al indudable contenido ético de sus poemas hay en ellos una gran carga de
ironía y sarcasmo.
Manifiesta su lamento resignado ante la frustración que el poeta experimenta en
un mundo en el cual el orden desvirtúa lo auténticamente humano.
Su poesía es profundamente meditativa y se expresa mediante un lenguaje
sobrio, eficaz e intensamente poético.
ÁNGEL GONZÁLEZ
Un hombre lleno de febrero, Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
ávido de domingos luminosos, fue necesario un ancho espacio
caminando hacia marzo paso a paso, y un largo tiempo:
hacia el marzo del viento y de los rojos hombres de todo el mar y toda tierra,
horizontes —y la reciente primavera fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
ya en la frontera del abril lluvioso...— en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
Aquí, Madrid, entre tranvías con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
y reflejos, un hombre: un hombre solo. trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
—Más tarde vendrá mayo y luego de su huida hasta el fin, sobreviviendo
junio, naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
y después julio y, al final, agosto—. yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
Un hombre con un año para nada esto que veis aquí,
tan sólo esto:
delante de su hastío para todo. un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento...
Residió fuera de España muchos años, pero pertenece a la llamada
“escuela de Barcelona”, aunque con rasgos muy diferenciales. Su obra es
breve: en cuanto a cantidad, pero una del as de mayor sensibilidad de
nuestra poesía. El gran tema de sus libros es la obsesión por la muerte,
junto a la soledad y el paso del tiempo. Destacan poemarios como:
Nuestra elegía (1949), Ocho poemas (1951), Compañera de hoy (1966) y
la póstuma Suicidios y otras muertes (1974), trágico libro, pues el poeta
se suicidó ese año. Su Poesía completa se publicó en 1990.
Ha muerto mi padre. El terror preventivo
Se repite su ausencia cada día Dieron al fuego virulencia,
en el hogar vacío. calcinaron los bosques y los ríos.
Yo pregunto, En nombre de la Justicia
y además de la ausencia y además injustos testimonios levantaron,
de perder los caminos de esta tierra, y otros y otros crímenes
¿qué es la muerte? que sería prolijo enumerar,
Yo te pregunto, padre, ¿qué es la muerte? y otro delito cometieron
¿Has hallado la paz que merecías? más refinado y atroz.
¿Encontraste cobijo en nueva casa Hincaron en el pecho humano
o vas errante, y sufres bajo el frío el estandarte del terror.
del invierno más grande, del total Que el miedo del abismo fuera
desamor? peor que el propio abismo.
Yo te pregunto, padre, si son algo Sacerdotes de un culto nuevo
los muertos, o si la muerte es sólo -y cuán antiguo-
una inmensa palabra que comprende el terror preventivo reinventaron
todo lo que no existe. principio y cruz de toda sumisión.
Fue premio Adonais en 1955 con A modo de esperanza y premio de la
Crítica con Poemas de Lázaro (1960). En Punto cero (1972) reunió, en
antología con añadios, su obra anterior, donde destaca El inocente (1970).
En los libros siguientes el poeta escribe una poesía de silencio, muy cercana
a San Juan de la Cruz, que tanto le ha interesado siempre, pero en humano,
con una continua discusión personal y dialéctica sobre la función y
constitución de la poesía.
LA POESÍA CONSIENTO
Homenaje a Rosalía de Castro Debo morir. Y sin embargo, nada
Se fue en el viento, muere, porque nada
volvió en el aire. tiene fe suficiente
Le abrí en mi casa para poder morir.
la puerta grande. No muere el día,
Se fue en el viento. pasa;
Quedé anhelante. ni una rosa,
Se fue en el viento, se apaga;
volvió en el aire. resbala el sol, no muere.
Me llevó adonde Sólo yo que he tocado
no había nadie. el sol, la rosa, el día.
Se fue en el viento, y he creído,
quedó en mi sangre. soy capaz de morir.
Volvió en el aire.
Obtuvo en 1953 el premio Adonais por Don de la ebriedad, uno de los libros
poéticos más importantes de la posguerra. Recibió el Premio Nacional de
Poesía en 1963 por Desde mis poemas, recopilación de toda su obra hasta
su momento preparada por él mismo. En 1991 publicó Casi una leyenda y,
en 1996, Elogio de la sombra. Desde 1992 hasta su muerte fue miembro de
la RAE.
.
Concibe la poesía como una contemplación viva, gracias a al cual logra
captar algo de la constitución íntima de las cosas. La originalidad de sus
imágenes se relaciona con las libertades irracionalistas propias de la época
contemporánea. La temática de sus poemas es muy variada: el mundo rural
preindustrial de sus tierras zamoranas, el ámbito familiar visto con cierta
aureola mágica, como contrapeso a la hosquedad del mundo y como
imagen de la solidaridad humana.
Presenta una visión negativa del mundo: en el mundo nunca ha habido
dioses de ninguna clase. El hombre crea una serie de ficciones para hacerse
medio llevadera la existencia en la tierra, pero el hombre es siempre
consciente de la nulidad de esas ficciones. Solo el amor los demás hombres
puede convertir la tierra en un mundo de hombres y hacerla habitable y no
hostil para ellos.
Don de la ebriedad
Siempre la claridad viene del cielo; Oh, claridad sedienta de una forma,
es un don: no se halla entre las cosas de una materia para deslumbrarla
sino muy por encima, y las ocupa quemándose a sí misma al cumplir su
haciendo de ello vida y labor propias. obra.
Así amanece el día; así la noche Como yo, como todo lo que espera.
cierra el gran aposento de sus sombras. Si tú la luz te la has llevado toda,
Y esto es un don. ¿Quién hace menos ¿cómo voy a esperar nada del alba?
creados
cada vez a los seres? ¿Qué alta bóveda Y, sin embargo —esto es un don—, mi
los contiene en su amor? ¡Si ya nos boca
llega espera, y mi alma espera, y tú me
y es pronto aún, ya llega a la redonda esperas,
a la manera de los vuelos tuyos ebria persecución, claridad sola
y se cierne, y se aleja y, aún remota, mortal como el abrazo de las hoces,
nada hay tan claro como sus impulsos! pero abrazo hasta el fin que nunca
afloja.
Nació en Barcelona. Se convirtió en uno de los más importantes editores
del siglo XX. Con su labor permitió dar a conocer a numerosos autores
españoles así como a los grandes escritores de la literatura
hispanoamericana ( Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa).
En sus versos se aparta radicalmente de la lengua habitual. Sus temas más
recurrentes son: la violenta inserción del hombre en la naturaleza humana,
el recuerdo de la Guerra Civil y la pérdida de la propia identidad. Destacan
obras como: Las aguas reiteradas (1952), Metropolitano (1957, Diecinueve
figuras de mi historia civil (1961) y Usuras y figuraciones (1973).
Pájaros para Yvonne Ternura de tigre

Tu cuerpo en qué alegría de revuelo, La lengua sobre todo, afectuosa,


que inmediación de trinos, ¡oh agitada áspera y cortesana en el saludo.
pasión de ti, de tórtola inspirada,
de azul y pluma en claro azul! (Uccello) Las zarpas de abrazar, con qué cuidado,
o de impetrar afecto, o daño, a quien lo
Pájaro. Sal. Escribe por el suelo doma.
el gozo de tu jaula enamorada.
Sea risueña alcándara la espada La caricia con uñas, el pecho boca arriba
de gavilán blandida para el duelo. para mostrar el corazón cautivo.

Yo, tu fronda apartada. Permanente La piel toda entregada, la voz ronca


árbol donde resuena tu destino, retozando en su jaula de colmillos,
leeré tu trayectoria. Se adivina y los ojos enormes, de algas, sonriendo
a la muerte inmediata
tan bien lo que se espera... Del camino a que fue
oblicuo, qué te importa, ¡oh diferente sentenciado
mirlo de luz si vienes a la encina!
Nació en Barcelona. Se licenció en Derecho en Madrid. En sus versos
combinó la ironía, el sarcasmo y un compromiso civil fuertemente crítico
que parte de la propia experiencia y que tiene a ser representante de una
conciencia generacional. Destacan obras suyas como: El retorno (1955),
Almos al viento (1958), Claridad (1961), Palabras para Julia (1979) Final de
un adiós (1984).
Sucede todo igual: LA GUERRA
una mujer que muere, un ser contiguo De pronto, el aire
que maldice y pregunta… se abatió, encendido,
¡Hemos vivido ya nuestra existencia cayó como una espada
tantas y tantas veces! sobre la tierra. ¡Oh, sí,
Sabemos el papel, representamos bien recuerdo los clamores!
la cosa, Entre el humo y la sangre,
entramos y salimos cuando se nos ordena. miré los muros
Alguien debe aplaudir, desde algún sitio. de la patria mía,
como ciego miré
por todas partes,
buscando un pecho,
una palabra, algo,
donde esconder el llanto.
Y encontré sólo muerte, ruina y muerte
bajo el cielo vacío.
Nació en Oliva, Valencia. Su obra es intimista, neorromántica, que rehúye lo
colectivo y busca en el símbolo la clave para adentrarse en un microcosmos
personal profundamente existencialista, cuyas obsesiones son el paso del
tiempo, la muerte y el amor.
Destacan poemarios suyos como: Las brasas (1959), Premio Adonáis; El
santo inocente (1965); Insistencia en Luzbel (1977), El otoño de las rosas
(1986), Premio Nacional de Poesía; La última costa (1995). Desde 2001 es
miembro de la RAE.
SUEÑO PODEROSO ALOCUCIÓN PAGANA
¿Cuál es la gloria de la vida, ahora ¿Es que, acaso, estimáis que por creer
que no hay gloria ninguna, en la inmortalidad,
sino la empobrecida realidad? os tendrá que ser dada?
¿Acaso conocer que el desengaño Es obra de la fe, del egoísmo
no te ha arrancado ese deseo hondo o la desolación.
de vivir más? Y si existe, no importa no haber creído en ella:
respuestas ignorantes son todas las humanas
La gloria de la vida fue creer si a la muerte interroga.
que existía lo eterno; Seguid con vuestros ritos fastuosos, ofrendas a
o, acaso, fue la gloria de la vida los dioses,
aquel poder sencillo o grandes monumentos funerarios,
de crear, con el claro pensamiento, las cálidas plegarias, vuestra esperanza ciega.
la fiel eternidad. O aceptad el vacío que vendrá,
La gloria de la vida, y su fracaso en donde ni siquiera soplará un viento estéril.
Lo que habrá de venir será de todos,
pues no hay merecimiento en el nacer
y nada justifica nuestra muerte.
Nació en Jerez de la Frontera. Durante años fue profesor de Literatura
española e hispanoamericana en la Universidad Nacional de Colombia.
Su poesía ahonda en la memoria y en la fugacidad de las cosas, huye del
coloquialismo, y gusta de alterar las rutinas léxicas y sintácticas al más puro
estilo barroco.
Destacan poemarios como: Las adivinaciones (1952), Memorias de poco
tiempo (1954), Anteo (1956), Las horas muertas (1959)... Su obra poética
completa y reordenada se reunió en el libro Vivir para contarlo (2003)
UN LIBRO, UN VASO, NADA (Una mano olvidada entre las sábanas
Todas las noches dejo rompe papeles, incinera
mi soledad entre los libros, abro los escombros del sueño).
la puerta a los oráculos,
quemo mi alma con el fuego Oh posesión sin nadie, ¿para qué
del salmista. tantas páginas vanas, tantos
Qué contrria himnos vacíos? Mira
voluntad de peligros me desvela, a tu alrededor, ¿qué queda?
quiebra la vigilante Solos
sed de vivir de mi palabra. estamos: toda la ausencia cabe
entre la realidad y el sueño. Aquí
Todas las noches junto inútilmente mi obstinación es mi alegría:
los residuos del día, recupero un libro, un vaso, nada.
las horas muertas de la indefensión,
consisto en lo que he sido.

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