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Este documento discute el fenómeno del voyeurismo y su relación con la sexualidad infantil. Explica que los voyeurs permanecen fijados en el estadio del desarrollo sexual infantil en el que ver y mostrar los genitales es placentero. También explora cómo la curiosidad sexual infantil puede dar forma al carácter y la personalidad. Finalmente, analiza cómo el voyeurismo sirve como mecanismo de defensa para aquellos que buscan evitar la intimidad física y emocional.
Este documento discute el fenómeno del voyeurismo y su relación con la sexualidad infantil. Explica que los voyeurs permanecen fijados en el estadio del desarrollo sexual infantil en el que ver y mostrar los genitales es placentero. También explora cómo la curiosidad sexual infantil puede dar forma al carácter y la personalidad. Finalmente, analiza cómo el voyeurismo sirve como mecanismo de defensa para aquellos que buscan evitar la intimidad física y emocional.
Este documento discute el fenómeno del voyeurismo y su relación con la sexualidad infantil. Explica que los voyeurs permanecen fijados en el estadio del desarrollo sexual infantil en el que ver y mostrar los genitales es placentero. También explora cómo la curiosidad sexual infantil puede dar forma al carácter y la personalidad. Finalmente, analiza cómo el voyeurismo sirve como mecanismo de defensa para aquellos que buscan evitar la intimidad física y emocional.
discretamente escenas sexuales o la desnudez femenina, desempeña más bien un papel activo. En el desarrollo sexual infantil hay un estadio en el que “ver” y “mostrar” los genitales es algo placentero. El voyeur o mirón permanece fijado en este estadio, en ocasiones esto puede ponerles en conflicto con la ley. Freud y sus discípulos resaltaron que en la infancia se abre el camino de la curiosidad sexual infantil, cuyo desenvolvimiento puede ser muy importante para la formación del carácter y desarrollo de la personalidad. Es común que el niño tropiece con un mundo adulto lleno de tabús sexuales, sus preguntas son recibidas con desdén o rechazo. De esto, el niño lo que rastrea es que ha topado un terreno misterioso y por lo mismo, doblemente atractivo, en el que las ansiedades y secretos parentales hacen imposibles un esclarecimiento y discusión abiertas. Podemos encontrar en la infancia los puntos de referencia esencial. El niño tiene un legítimo interés en orientarse sobre la diferencia de los sexos. Con ello adquiere una imagen de su propio cuerpo y también del sexo opuesto. El sentido del mirar libidinoso reside en el carácter del mirón y en su actitud frente al problema de la vida, al que quiere eludir situándose como “observador distante” Todo hombre se complace en contemplar a su compañero erótico pero no sustituye a la unión sexual, sino que la estimula y la enriquece. Tampoco aquí podemos pasar por alto el intento de autoprotegerse tan esencial a todas las personalidades neuróticas. El que únicamente quiere ver, se mantiene a distancia de su objeto sexual, está sobre seguro. La pulsión visual sirve aquí al hombre angustiado e inhibido como instrumento de defensa y protección. El yo neurótico se protege así contra los peligros, tanto imaginarios como reales, de un estrecho contacto psíquico y físico, concentrando su interés en el placer de contemplar. Lo que el mirón quiere evitar a toda costa, es la proximidad del compañero sexual, al que teme por motivos infantiles. Mientras no se haga otra cosa que ver, no hay necesidad de actuar. Se tienen todos los triunfos en la mano, por decirlo así, sin tener que jugarse nada. De alguna manera los mirones quieren recuperar y satisfacer su curiosidad infantil, que no pudieron satisfacer a consecuencia del medio represor. Pero los deseos infantiles permanecen eternamente insatisfechos, porque hincan sus raíces en una estructura caraterológica dañada, a la que contantemente activan. De ahí que la voluptuosa curiosidad del mirón no conoce límites: busca una y otra vez objetos visuales, que sólo parcialmente pueden satisfacerle en cada ocasión. Como todo paciente perverso, también el voyeur vive sus deseos casi enteramente en la fantasía, deseos que en la realidad apenas le ofrecen posibilidad alguna de satisfacción. “ El contacto visual o el mirar libidinoso en la forma descrita, tiene relación con la fantasía. Crea y mantiene la pasividad y los procesos deficientes de adaptación. El contacto visual no es únicamente una retirada, pero tampoco llega a consolidad una vida acorde a la realidad, como sería constituir una auténtica comunidad con los otros hombres, a los que tenemos que escuchar y aprender a tocar, acariciar, satisfacer y alegrar” Edrita Fried (1960)
Valores Culturales y Motivación - Creencias de Auto-Concepto de Singelis, Actitudes de Competición de Triandis, Control Emocional e Individualismo-Colectivismo Vertical-Horizontal