FACULTAD DE DERECHO Y CC.PP.

DERECHO ROMANO
Ms. Ricardo A. Miranda Rivera
DERECHO DE ROMANO: DERECHOS REALES PRETORIANOS

SUPERFICIE

“IUS IN AGRO VECTIGALIS”.

LA ENFITEUSIS.

LA HIPOTECA.
 En el Derecho Romano
SUPERFICIE

Era el derecho tenían sobre Este derecho

que los las se extendía
arrendatarios o edificaciones naturalmente a
colonos de los levantadas en la superficie
predios ellos con el del suelo
rústicos, a consentimiento cubierto por la
perpetuidad o del arrendador edificación, de
a largo plazo ahí el nombre
que recibió.
 En el Derecho Romano
“IUS IN AGRO VECTIGALIS”.

El ius in agro vectigalis

En atención a la
surgió del
perpetuidad de aquella
arrendamiento a
situación jurídica del
perpetuidad, que los
colono, el pretor creó a
municipios solían hacer
favor de este un
de sus tierras, mediante
verdadero derecho real.
un censo o vectigal.
 En el Derecho Romano
LA ENFITEUSIS

La enfiteusis, palabra que procede del griego

(plantar, sembrar), nació del arrendamiento de las
tierras incultas, a largo plazo o a perpetuidad, que
los emperadores solían dar a los particulares, con la
obligación para el colono de cultivarlas y plantarlas.

Esta práctica fue igualmente seguida por los

grandes propietarios y dio origen al derecho real del
colono sobre las tierras, creado por el pretor y
denominado enfiteusis. En la época de Justiniano se
refundieron el ius in agro vectigalis y la enfiteusis
en una misma situación y se sometieron a un
mismo régimen legal.
 En el Derecho Romano
LA HIPOTECA.

La hipoteca era un derecho real accesorio sobre una cosa mueble o inmueble,
destinado a garantizar el pago de su deuda.

La institución de la hipoteca surgió lentamente a la vida jurídica mediante una

evolución progresiva.

Con la finalidad de obtener una garantía para el acreedor, distinta de las seguridades
puramente personales, se acostumbró primeramente lo que se llamó enajenación
fiduciaria. Quien contraía una deuda, enajenaba a favor del acreedor una cosa
determinada, pero conviniendo, por un pacto llamado de fiducia, que al pagarse la
deuda volvería la cosa al patrimonio del deudor.

Luego vino la institución de la prenda (pignus). El deudor entregaba a su acreedor la

posesión de una cosa en garantía de pago. El acreedor conservaba dicha posesión
mientras no se le pagara la deuda: “Decimos prenda propiamente lo que se entrega
al acreedor; hipoteca cuando no se entrega al acreedor”. “Propie pignus dicimus
quod ad creditorem transit, hypothecam cum non transit (…) ad creditorem” (Dig.,
13, 7,9, 2)