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IMPLICITA

• En todo mensaje hay un aspecto “metacomunicativo“ ‘implícito’ que


‘define’, por así decirlo, la índole de la relación que se está
estableciendo; de esta manera, se puede plantear que una cosa es lo
que decimos y otra cosa es “cómo” decimos lo que decimos, ya que lo
“metacomunicativo“ ‘implícito’ de cualquier mensaje es “cómo” lo
decimos. Así, la forma o modo de decir lo que decimos respecto a un
mensaje (ya sea, con firmeza o en forma de ruego; enojados o
alegres; con órdenes o con pedidos; a gritos o amablemente; etc.),
“metacomunica” acerca de la relación y marca las pautas o reglas de
la interacción.
IMPLICITA
• También, nuestros gestos, posturas corporales y aquellos aspectos
no-verbales que no podemos controlar -como ruborizarnos, por
ejemplo-, muestran este aspecto “metacomunicativo“ al que estoy
llamando ‘implícito’ -porque en la mayoría de las veces no tenemos
conciencia, no nos damos cuenta, que estamos “metacomunicando”-.
Aspecto que, muchas veces, entra en contradicción con el mensaje
verbal que lo acompaña (como, por ejemplo, cuando decimos una
mentira y nos sonrojamos); en este caso, es muy probable que
nuestro interlocutor dé cabida a lo que ve y no a lo que escucha y así,
quede al descubierto la mentira.
• Muchas veces creemos que la “metacomunicación” tiene que ver con
‘reclamar’ o ‘quejarnos’ de lo que creemos que el otro dice y piensa
de nosotros, sin embargo, con esta actitud no se logra nada; por el
contrario, suele provocar que nuestro interlocutor nos replique y se
ponga “a la defensiva”, acaso porque se sienta atacado. Opino que lo
que aquí estamos omitiendo es nuestra participación en lo que nos
sucede en la relación, es probable que sólo miremos las conductas del
otro y cómo nos afectan, descuidando por completo el contemplar
cómo nuestras conductas también afectan y, acaso, estén
contribuyendo a generar el malestar.
• Se me ocurre que la “metacomunicación” puede ser usada como un
recurso para obtener la información que necesitamos -provista por
aquél a quien se la solicitamos- para comprender cómo estamos
actuando con esa persona, qué le proponemos con nuestras
conductas, qué efectos generamos en ella con lo que le proponemos
y, a través de esta comprensión, decidir si queremos modificar la
índole de nuestra relación.
• Cuando estamos “metacomunicando“, es muy distinto puntuar desde
uno que hacerlo desde lo que observamos en la conducta del otro.
Quiero decir, que cuando reconocemos que nuestras conductas
causan efectos, es más fácil, a los fines de obtener información sobre
nuestra conducta y la del otro, preguntar: “¿qué dije o hice que
reaccionás de esta manera?” o “¿me podrías ayudar a ver qué es lo
que yo hago o digo para que vos reacciones de esta manera?”, en vez
de recriminar que no nos gusta cómo reacciona el otro y pretender
que él/ella cambie de actitud.
• De esta manera, la “metacomunicación” nos permite colocarnos
‘fuera’ del marco de la interacción -como “contexto”-, para reflexionar
y ‘vernos’ en la relación. Así, la “metacomunicación” se convierte en
un medio al que podemos recurrir cada vez que necesitamos
‘chequear’ cómo nos está ‘yendo’ en el encuentro con alguien,
proponiéndole al otro la posibilidad de que reflexionemos juntos
acerca de nuestra relación.
• "HIJA: Papá, ¿cuánto es lo que sabes?
• PADRE: ¿Yo? Humm ... tengo una libra de conocimiento.
• HIJA: No seas tonto. ¿Es una libra esterlina o una libra de peso? Te
pregunto cuánto sabes realmente.
• PADRE: Bueno. mi cerebro pesa alrededor de dos libras y supongo que
utilizo más o menos una cuarta parte ... o que lo uso con un cuarto de
eficacia más o menos. Digamos, entonces, media libra.
• HIJA: ¿Pero sabes más que el papá de Juanito? ¿Sabes más que yo:
• PADRE: Humm. Una vez conocí a un niñito en Inglaterra que preguntó a su
padre: ¿Los padres saben siempre más que los hijos y el padre dijo: "Sí". La
pregunta siguiente fue: "Papá ¿quién inventó la máquina de vapor?, y el
padre dijo: "James Watt", y entonces el hijo replicó: "Pero ¿por qué no la
inventó el papá de James Watt?"
Mal entendido en la comunicación
• Lo que ocurrió aquí es lo que llamamos un mal entendido o una falsa
metacomunicación, cuando no entiendo el significado de algo debo
preguntar para así aclararlo. Que darnos con las ideas que a lo mejor
no son las que nos quisieron transmitir solo nos lleva al desconcierto
y a los malos entendidos y una manera de evitarlo es evitar el YO
SUPONGO

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