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Universidad Católica de Honduras

“Nuestra Señora Reina de la Paz”


Campus San Pedro - San Pablo

Asignatura: Psicología del Aprendizaje

Catedrática: Doris Canales de Reynaud Ph. D.

El Aprendizaje según el punto de vista de Adam Félix

Karla Yamileth Reina Aguilar

Febrero, 2018.
Félix Gregorio Adam Stevez
Nace en El Toro (Edo. Delta Educador fundador de la Universidad de la Tercera
Amacuro) Venezuela. Nació Edad (UTE, 1986), se doctoró en pedagogía en la
1921 Muere en Caracas en 1991.
Universidad de La Habana (1945). De regreso a
Venezuela, se residenció en Cumaná, donde se
desempeñó como director de la Escuela Normal de esa
ciudad (1945-1946). Paralelamente a sus labores
docentes, Adam se incorporó a las filas del partido
Acción Democrática (AD), en el que alcanzó funciones
de dirigente gremial tanto en la clandestinidad (1948-
1957) como en la legalidad a partir de 1958, llegando a
ocupar la Secretaría Nacional de Educación de Acción
Democrática (1960-1962) (Centro de Cooperación
Regional para la Educación de Adultos en América
Latina y el Caribe, CREFAL 1993).
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Jefe de la División de Adultos del Ministerio de Educación, fue profesor de la Escuela
de Educación de la Universidad Central de Venezuela (1966-1971). Nombrado
director de la Escuela de Educación en esa universidad (1971-1972), resultó electo
decano de la Facultad de Humanidades y Educación (1972-1975), fundando los
estudios universitario a distancia.

En el ámbito académico Adam fue promotor de las conferencias interamericanas de


andragogía celebradas en Fort-de-France (1979), Cali (1982) y Costa Rica (1985).
Como escritor abordó diversos temas educativos, dedicándose con preferencia a la
alfabetización, la educación para adultos y a la andragogía. Entre sus principales
publicaciones se pueden citar: La educación de adultos y los planes de desarrollo
económico y social de Venezuela (1964), Los estudios universitarios supervisados:
una experiencia de educación a distancia (1981) y Andragogía y docencia
universitaria (CREFAL, 1993).

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Volviendo la mirada hacia los grandes aportes significativos del
humanista Félix Adam, el cual creó la Universidad de la Tercera
Edad, aunque con breve duración en la década de los ochenta, así
como el establecimiento de otra idea de este especialista, como
ser la Andragogía, nacida en Panamá y puesta en marcha a través
de la denominada Universidad Interamericana de Educación a
Distancia de Panamá (UNIEDPA), luego esta disciplina se
desarrolla en Venezuela, dando lugar a la educación dirigida al
adulto. Tanto el adulto joven como el mayor, encuentran la
oportunidad de continuar con su formación universitaria no solo
en Venezuela sino en toda América Latina (Revilla & Gil, 2017).

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El adulto, tiene las posibilidades para que puedan tener acceso a continuar sus
estudios, y que la edad no sea una limitante para proseguir con las metas
personales enmarcadas en lo educativo. De acuerdo con lo mencionado por
Adam (1970), citado por Chirino (2017), expresa que es un error definir la
adultez humana partiendo de la edad cronológica. “La adultez en el ser humano
es un proceso acumulativo y variado el ser humano se llega a la plenitud vital en
etapas sucesivas y en diferentes edades” (pp. 51-52).

Por lo que el mismo autor menciona tres dimensiones de la adultez, la biológica;


la psicológica y la sociológica:

La adultez biológica está caracterizada por el total desarrollo anatómico y


fisiológico de los órganos del cuerpo humano y de su capacidad de
funcionamiento; se hace presente entre los 11 y 15 años de edad, junto a su
capacidad reproductiva.
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En lo que se refiere a la adultez psicológica se manifiesta posteriormente y
se caracteriza por la intensificación de funciones intelectuales,
emocionales, lo cual inicia entre los 15 y 18 años de edad. Finalmente, la
adultez social se manifiesta en tres sectores: en el trabajo, en la
participación social (política y cívica) y en la responsabilidad jurídica. En
este período, las aptitudes intelectuales y físicas han madurado
suficientemente para que las personas sean independientes y con
capacidades, además, en el plano ergológico y psicológico muestra
competencias y disposición para afrontar situaciones problemáticas y
brindarles resoluciones. En consecuencia, la andragogía contribuye a la
educación universitaria en cuanto a sus aportes sobre el estudio del adulto
como un ser humano que aprende permanentemente (Chirino, 2017).

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La investigación refiere que al hablar del proceso de
aprendizaje y enseñanza, se debe considerar el factor
experiencia, ya que ésta resulta de vivir, de exponerse a
situaciones y practicar los conocimientos teóricos, siendo
diferente para los niños o adolescentes, quienes pueden
desarrollar habilidades, destrezas, hábitos y capacidades
válidas para la vida adulta (Piña & Rodríguez, 2015).

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Según las teorías propuestas por Adam (1994) citado por Piña y Rodríguez
(2015) señala que:
Los niños requieren para su educación de un maestro que los enseñe,
mientras que los adultos apenas necesitan de quienes faciliten sus
aprendizajes mediante orientaciones claras y definidas. Además, el
modelo pedagógico, caracterizado por la verticalidad, centra toda
actividad en la adquisición de contenidos; en cambio el modelo
andragógico se caracteriza por la horizontalidad, donde el acto de
enseñar no existe, ya que en la vida adulta el que facilita u orienta el
proceso es un participante más en el proceso global del aprendizaje
permanente (p. 13).
Según la posición del autor citado, entre la educación de los niños y la
educación del adulto existe una gran diferencia representada por la verticalidad
en una y la horizontalidad en la otra.
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Al referir el acto de verticalidad, se centra en lo pedagógico,
donde el docente figura de forma importante en el proceso de
enseñanza, donde la actividad de aprendizaje se enfoca en la
adquisición de contenidos, por lo que se requiere de un maestro
que enseñe lo que el estudiante debe aprender, sino el dicente no
aprendería (Agrela & Safar, 2016).

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En contraposición del modelo pedagógico, se reconoce la andragogía
que proviene del griego <<andros>> que significa (adulto) y
<<agogus>> que hace referencia al termino (guía o conducción), es el
conjunto de técnicas de enseñanza orientadas a educar personas
adultas. Esta disciplina científica aborda el tema de la educación para
adultos, promoviendo la libertad, la automotivación y el conocimiento
de la responsabilidad propia durante el proceso de aprender (Agrela &
Safar, 2016).

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Por lo que el énfasis dado según el androgogo antes mencionado, refiere que el
proceso de aprender del adulto, se da en forma de horizontalidad, donde el
docente orienta, anima y alimenta el proceso de aprendizaje, lo que se puede
decir que facilita la labor educativa. Por lo que la experiencia del discente, es
fundamental para el aprendizaje; esto facilita que los métodos de aprendizaje
como son las discusiones y la resolución de problemas, entre otros, ayudan a
extraer el conocimiento que cada estudiante posee, lo cual marca la diferencia
entre el aprendiz adulto del aprendiz infante.

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Es esencial que se realicen adecuaciones, a la manera de enseñar en los
diferentes centros de educación superior, donde se practiqué una relación de
horizontalidad entre estudiante-profesor. Al respecto expresa Adam (1984),
citado por Alonso (2012) lo siguiente:
(…) el docente universitario tiene el dominio cognoscitivo como objetivo
(transmitir conocimientos) mas no es el metodológico de ofrecer su experiencia
profesional a quienes considera sus “alumnos”, dentro de la concepción
pedagógica, ya que la educación universitaria sigue regida en su organización y
administración educativa por los principios de dependencia (…) (p. 22).

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Por lo que plantea Alonso (2012) que las universidades deberán hacer
cambios significativos, a sus estructuras internas, para adoptar la
andragogía, y bajo estos lineamientos darle formación al personal
académico y administrativo, y a la vez incentivar a los estudiantes a la
investigación en esta área.

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Evaluación
Sin embargo no se debe dejar sin mencionar un tópico muy importante, como lo
es la evaluación, para saber si realmente la persona está aprendiendo;
tradicionalmente evaluación es sinónimo de medición, exámenes, control de
lectura, notas entre otras. Independientemente cual sea el modelo andragogico o
pedagógico, el concepto de evaluación está muy empleado en el proceso
educativo, actualmente se considera que la evaluación de los aprendizajes
constituye una parte fundamental e integrante del acto y del hecho educativo. No
es el resultado de un momento, no es un acto, sino un proceso que presenta,
como característica inherente a su función, la integración con los propósitos del
aprendizaje y de los métodos utilizados para el desarrollo del mismo, hasta lograr
la autoformación permanente (Vera, Guerreri, Castro, & Fossi, 2013).

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Este proceso de evaluación va más allá, de simplemente saber un numero o
porcentaje; de acuerdo a lo que Vera et al., (2013) expresa: “orientado a
conducir y a desarrollar la auto - responsabilidad y la conciencia crítica,
estimulando a la vez la capacidad creativa del participante” (p. 95). Por lo
que se considera importante la evaluación, cuando promueve en los
participantes la necesidad de poner en acción el grado de comprensión o
significatividad de los aprendizajes construidos.

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Teniendo en consideración lo anterior, se entiende que los objetivos de la
evaluación van dirigidos a personas adultas, desde el punto de vista
andragógico, están destinados a:

1.- Que el participante adulto desarrolle el sentido de auto – responsabilidad.


2.- Que tanto el participante como el facilitador confronten los objetivos
alcanzados.
3.- Que el participante adulto se prepare para la evaluación que ha de
afrontar en el mercado de trabajo, a través de la evaluación del facilitador y
de la institución (Vera et al., 2013)

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Evaluación

Continuando con lo que refieren los autores antes citados, es


importante planificar la evaluación, teniendo un enfoque directo en
el estudiante, que es la figura principal del proceso educativo. Por
lo que se debe considerar que la evaluación debe lograr cumplir los
objetivos que se han descrito en el párrafo anterior, y se debe
considerar los cinco principios siguientes: permanencia, progresión,
crítica, práctica y flexible.

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Cinco principios de la Andragogía:
1.- Permanente, porque es el propio participante quien continuamente aprecia
los cambios que se operan en su conducta y particularmente en su pensamiento
y actuación. Ya que el facilitador actúa como una especie de testigo de esos
cambios y como orientador de las deficiencias que se presenten.

2.- Progesiva, toma en cuenta los esfuerzos y diferencias individuales para


lograr objetivos y metas del aprendizaje que se traza el participante, aquí se
evalúan los progresos que se van sucediendo continuamente y en forma
prelativa según el grado de dificultad y complejidad de los contenidos.

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3.- Crítica, esta conlleva a la autoevaluación personal, o sea la evaluación de sí
mismo, determinando las potencialidades y limitaciones que tiene y la
capacidad para emitir juicios sobre el rendimiento que se alcanza
progresivamente, determinando las dificultades inherentes a dicho progreso.

4.- Práctica, todo lo que se emprende y comprende en forma teórica, para que
tenga alguna función, exige la aplicabilidad o la práctica, por lo tanto, la
evaluación, así entendida estimula la capacidad creadora en la resolución de
problemas o situaciones educativas, profesionales o del entorno.

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5.- Flexible, la evaluación debe estar libre de todo régimen normativo, el
participante es quien debe decidir responsablemente las condiciones y el
momento de la evaluación.

En lo que se menciona la Democrática, que incluye a los autores, pues


favorece la participación de todos los actores en la construcción del
conocimiento y en la evaluación, a través de la autoevaluación,
coevaluación, la unilateral o unidireccional y la heteroevaluación (Vera et
al., 2013).

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“No puedo renunciar del apostolado de hacer de la
educación el instrumento liberador de nuestros
pueblos, y esto solo puedo lograrlo formando
educadores con una nueva mentalidad y una
actitud abierta a los cambios”. Felix Adam.

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Referencias:
Agrela B. & Safar G. (2016). Aprendizaje andragógico y educación universitaria. Arjé. Revista de Postgrado.
FaCE-UC. Vol. 10 N° 18. Pp.140-148. Recuperado de Http://arje.bc.uc.edu.ve/arj18/art14.pdf

Alonso Chacón, P. (2012). La Andragogía como disciplina propulsora de conocimiento en la educación


superior. Revista Electrónica Educare, vol. 16, núm. 1, pp. 15-26.
Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/1941/194124281003.pdf

Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe, CREFAL
(1993). Crefal.org.

Chirino, D. M. (2017). La Andragogía en la Educación Semipresencial. Caso: Aprendizaje Dialógico


Interactivo UNEFM. Revista Aprendizaje Digital, Vol 1 N°2, pp 49 – 57 Recuperado de
http://erevistas.saber.ula.ve/index.php/aprendizajedigital/article/download/8337/8281

Piña J., Rodríguez B., & Rodríguez Y. (2015). Construcción del aprendizaje del adulto. Arjér revista de
postgrado FaCE-UC., Vol. 10 N° 18. pp. 09-17. Recuperado de http://arje.bc.uc.edu.ve/arj18/art01.pdf

Revilla Herman E. R. & Gil Otaiza R. M. (2017), Aspectos filosófico-legales de la educación Universitaria
para el adulto mayor en Venezuela: Una aproximación reflexiva de cara a la transición demográfica,
Dikaiosyne Nº 32Universidad de Los Andes Mérida – Venezuela, pp. 150-183.
Recuperado de http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/44140/1/art9.pdf

Vera, L. J., Guerreri, W., Castro, L. & Fossi Mendía, L. (2013). La evaluación de los aprendizajes en la
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Recuperado de www.redalyc.org/articulo.oa?id=78228464005
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