El Utilitarismo
El Liberalismo Igualitarista y
El libertarianismo o anarco-capitalismo.
Considera lo justo como aquello que consigue un
mayor beneficio para la sociedad en su
conjunto, con independencia de la distribución
individual de este bienestar.
Es una teoría consecuencialista, teleológica, en la
cual la corrección moral de un acto no depende
de las cualidades intrínsecas de dicha acción,
sino de sus consecuencias.
Bentham y Stuart Mill son los máximos
exponentes de esta corriente, muy arraigada en
el ámbito de la organización de los sistemas
sanitarios.
John Rawls, máximo exponente de esta
corriente, ha tenido una gran influencia en las
teorías surgidas con posterioridad.
Los liberales igualitaristas defienden la
necesidad de las libertades individuales como
forma de alcanzar distribuciones justas.
Las diferencias entre los diferentes autores,
están relacionados con el establecimiento de qué
es lo que debe distribuirse.
Bienes primarios (Rawls), recursos (Dworkin)
o capacidades (Sen)
O anarco-capitalismo: surge a partir de la
teorización de Robert Nozick, que escribe en
respuesta a la teoría de la justicia de Rawls.
Para esta teoría, lo justo es lo libre, de modo
que defiende de forma irrenunciable el
derecho a la vida, el derecho a la libertad y el
derecho a la propiedad.
Los tres principios de Nozick son:
Principio de auto propiedad,
Principio de transferencia justa y
Principio de apropiación originaria.
La probabilidad de enfermar,
La esperanza de vida y
La calidad de vida de las personas dependen
sobre todo de factores sociales y económicos.
La salud es una cuestión de justicia social.
La evidencia sobre determinantes sociales de
la salud ya ha demostrado que la pobreza y la
exclusión social ejercen un gran impacto
sobre la salud, con mayor riesgo de muerte
prematura
El desempleo,
La inseguridad laboral y
Las condiciones de trabajo.
salud mental, enfermedades
cardiacas, diabetes, etc.
El abuso del consumo de alcohol,
Consumo de drogas y
El tabaquismo.
En 2008, la Comisión sobre Determinantes
Sociales de la Salud de la OMS hizo un
llamamiento a todos los gobiernos para
luchar contra las desigualdades sociales en
salud.
Hizo tres grandes recomendaciones:
Mejorar las condiciones de vida,
Luchar contra la distribución desigual del
poder, el dinero y los recursos, y
Medir la magnitud del problema, para evaluar
los efectos de las intervenciones.
El problema de la salud no es un tema del sector
salud; sino del Gobierno en su totalidad.
El abordaje de las desigualdades debe ser un
tema preferencial.
Los esfuerzos deben dirigirse a mejorar el
entorno.
Determinar prioridades en la aplicación de
políticas y presupuestos públicos, para reducir los
impactos negativos sobre la salud pública.
El Perú es uno de los países con mayor
cantidad de trabajadores administrativos
y menos médicos.
Mientras Canadá cuenta con 16 médicos
por cada trabajador administrativo, Costa
Rica 8, Uruguay 5 y Paraguay 3.
En el Perú la realidad se invierte:
tenemos 3 administrativos por cada
médico.
En el país hay muy pocas camas para
hospitalización: 16 por cada 10,000
habitantes.
En Chile existen 21 camas; en Brasil, 24 y en
España, 32.
Hay una mala organización logística que
obliga a los pacientes a esperar dos semanas
por una cita y hasta 2 horas y 15 minutos
para recibir atención. En el mejor de los
casos, solo 11 minutos.
El presupuesto público para este sector ha
mejorado en los últimos años.
El total de inversión pública y privada respecto
al PBI no ha avanzado y representa el 5.5%,
ubicando al país por debajo de Bolivia (6.3%),
Chile (7.8%), Colombia (7.2%) y Ecuador (9.2%).
Del total de la inversión, el 58.7% corresponde
al gasto público, que equivale al 3.1% del PBI,
frente a un 3.9% del promedio
latinoamericano.
El Perú se encuentra entre los países que
destinan menos recursos a la salud de las
personas.
El Estado consigna a la salud de cada peruano
US$656, mientras que Chile reserva US$1,749,
es decir 70% más; otros países, como Brasil,
gastan US$1,300 y Estados Unidos, US$9,000.
El mayor gasto por persona no significa
necesariamente un mejor servicio, pero ambos
factores están relacionados.
Un estudio revela que el 61% de dicho gasto es
de origen público y el 39% privado.
“Los peruanos estamos entre los que más
recursos destinan a gastos de bolsillo por
salud.
Ya sea para la compra de medicamentos que
no tiene el seguro o por exámenes a los que
no pueden acceder por falta de equipos o
insumos.
Gastamos en promedio US$207, mucho más
que Colombia (US$29), Chile (US$62) o
Estados Unidos (US$55), pese a que somos
un país significativamente más pobre. Esto es
un indicador de la ineficiencia del sistema”
En el Perú hay mucho por hacer, la crisis
es grave.
El gasto es solo para recuperar. No hay
inversión en promoción de la salud.
La descentralización también afecta la
rectoría, debido a que es difícil ser
rector en un sistema fragmentado por
subsistemas como el SIS, Es salud, las
Fuerzas Armadas y Policía Nacional,
además de las regiones.
Una buena educación es factor básico para una
buena salud.
Si analizamos lo niveles de salud de la
población se demuestra que las personas con
mayor nivel educativo tienen mejores
indicadores de salud.
No solo está relacionado con el nivel de
ingresos, sino con la capacidad de gestionar tu
propia vida de manera saludable.
Aprovechan mejor los servicios que se ofrecen.
Trabajar con el sector educación es un
elemento que garantiza mejor nivel de salud de
la población.
Inequidad en salud son las diferencias
injustas y evitables en el ejercicio de los
derechos fundamentales a la salud y la
seguridad social.
Principalmente, en el acceso a los
servicios y
prestaciones de salud.
Estas desigualdades son producto de las
condiciones en que la población nace,
crece, vive, envejece y muere.
La mayor contribución de estudios sobre
inequidad en salud ha sido identificar la salud
como un fenómeno multifactorial.
No depende exclusivamente del acceso a los
servicios de atención de salud.
Esto ha permitido importantes avances en el
campo de los análisis de la salud pública.
En virtud de los principios de autonomía y
justicia, la bioética debe integrar los temas de
equidad y justicia en salud como una de sus
áreas importantes.
FIN